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Las Crónicas del Dios-Máquina - Operación Bell Jar

Operación Bell Jar - Epílogo

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03/04/2015, 04:25
Dios-Máquina

Los días posteriores al fin de la Operación Bell Jar fueron confusos y pasaron a gran velocidad para los tres soldados supervivientes. Apenas firmaron los papeles, el hombre de negro les dio la mano y se marchó sin más. El Comandante Raynold les advirtió de no decir nada acerca de la operación que no se ciñera a la expliación oficial, y mucho menos del acuerdo al que habían llegado, y les dio un permiso indefinido.

Las noticias llegaron rápido, bombardeando todos los medios de comunicación con la versión "oficial" de Raynold: los terroristas, pertenecientes a una célula de extremistas islámicos, tomaron la plataforma y ejecutaron a los empleados. En cuanto el ejército entró en la plataforma, ofrecieron resistencia y en la lucha cayó el Sargento Castlewick. En el último momento y viéndose superados por la fuerza de asalto, decidieron detonar unas cargas explosivas e inmolarse con la plataforma, de la que el equipo escapó por muy poco en compañía de un rehén severamente traumatizado que tuvo que ser internado en un psiquiátrico después del rescate. Se creó un verdadero pánico generalizado en todo Reino Unido y parte de Europa, sucedieron las típicas reacciones de odio racial contra musulmanes y las muestras de apoyo y condolencia internacionales, la prensa sensacionalista y las tertulias se llenaron de demagogos y oportunistas pidiendo un mayor control de la población musulmana y una mayor política de aislacionismo... y al final, nada. Los muertos se enterreraron, física o simbólicamente, el desastre ecológico se limpió con relativa facilidad, y en cuanto los carroñeros de los medios de comunicación tuvieron otra noticia en la que recrearse, la gente se olvidó del asunto a la espera de la próxima alarma sensacionalista con la que mantenerse asustados. El atentado de la West Nautical 36 pasó a convertirse en una noticia de segundo plano que de vez en cuando algún tertuliano o político empuñaría para vender su discurso.

Cuatro días después del fin de la operación, los tres soldados fueron llamados para asistir al funeral del Sargento Castlewick. Fue imposible recuperar su cuerpo de los restos de la plataforma, así que el entierro tuvo que realizarse a ataud vacío, de forma simbólica. Fue un funeral discreto y con muy poca presencia de prensa; Raynold se había encargado personalmente de que nadie ajeno al ejército y la familia acudiera. Muller, Clostermann y Driver, junto a otros tres soldados que habían servido con Castlewick, fueron los encargados de portar el féretro. Tras unas palabras de elogio del Comandante y las clásicas condecoraciones póstumas, el féretro se enterró sin más ceremonia.

 

Después del entierro de Castlewick, los tres soldados no volvieron a tener noticias de Raynold o del extraño hombre de negro durante tres meses. Oficialmente, estaban de permiso indefinido, cobrando su nuevo sueldo, y la única recomendación que recibían de parte del ejército era que no dieran entrevistas a la prensa, que se relajaran y se tomaran unas vacaciones. Hasta que un día, sin previo aviso, el Comadante les hizo llamar para que se presentaran en una base militar en la isla de Scalpay, Escocia. Ahí sería donde empezaría el entrenamiento más intenso y extraño de toda su vida.

¿Que fue de Thawne o de Hunnigan? Nunca lo supieron. "Información clasificada" era la única respuesta que obtuvieron de sus superiores.

 

Notas de juego

FIN DE PARTIDA