Partida Rol por web

Se giró nada más escuchar las palabras de Holt, maldijo mil veces, no era capaz de ver nada; ni las piedras , ni esas presencias.

—Holt, tendrás que indicarnos dónde están, a menos que puedas hacer algo para que veamos lo mismo que tu —estaban en una tumba; no había nadie vivo, excepto Alexia y su tripulación, pero no habían dado señales de vida. Suponía que esas presencias no tendrían buenas intenciones; le estaba robando las piedras, por lo que no los recibirían con los brazos abiertos.

—Está bien, ¿cómo luchamos contra esto? —en ese momento dejó de presionar su herida para tomar su espada.

Guardo la piedra con mucho cuidado y cierta reverencia. 

- Te entiendo - dijo respondiendo a su compañera - pero buscar demasiado en la disformidad es agotador, no puedo hacerlo tabto como necesitamos. De todos modos si hay muchas hay mas, habrá mayor posibilidades de comoletar la misión, deberíamos avanzar, puede que así encontremos algo... 

Seguísteis avanzando por aquél túnel triangular que parecía más grande de lo que era el propio templo, y no pasó mucho tiempo hasta que tres figuras siniestras se perfilaron al fondo. Eran altas y esbeltas, sus blancos cascos alargados no mostraban aberturas oculares y sus armaduras estaban teñidas del color de la sangre.
En sus manos portaban extrañas armas de su raza, como rifles a vuestro entender y avanzaban en completo silencio hacia vosotros descargando andanada tras andanada.

Astra escuchó atentamente a Holt; aunque ya conocía los problemas que causaba utilizar el tercer ojo.—No sé si decirte que no te preocupes, porque deberías... —no terminó de exponer su opinión cuando vio lo que les caía encima. Miró sus manos; sostenían cada una un arma. No tardo nada en elegir; guardó su espada y empezó a disparar con su bólter, refugiándose detrás de sus compañeros después; ya que sus heridas le hacían ser más vulnerable.

—Lo siento chicos, no os utilizaría de parapeto si no fuera necesario —dijo a Xaratov y a Holt.

ya teniamós lo que iba a ser un problema, había esprectros eldar, lo cual no era bueno, pero al ver que se acercaban, agarro mi pistola pesada con las 2 manos, para evitar el retroceso y disparo una bala sobre uno de los eldas.

El combate nunca era su primera opción, pero en aquel momento, encerrados en una construcción alienígena de a saber cuantos milenios, y en un pasillo sin apenas cobertura, tenía pocas opciones. 

Desenfundó su pistola y disparó contra una de las figuras. 

Era espeluznante. El bolter de Astra atravesó la armadura dejando un buen boquete en el estómago de uno de ellos y la pistola pesada del capitán acertó de pleno en el corazón de la criatura atravesando la armadura, pero ninguno de ellos emitió ni un solo sonido de dolor o rabia. Simplemente seguían caminando hacia vosotros, con sus máscaras sin ojos disparando sus armas.

iba a devolver el fuego sobre el que me había atacado pero parecía que mi arma no funionaba, los cual no era ni bueno ni en el mejor momento.

—¡Mierda! parece que nuestros disparos no le hacen nada a esos seres —grita Astra incrédula, mientras ve a través del agujero del cuerpo del Eldar como se escapan sus opciones de salir de allí.

—¡Apuntad a la cabeza! —sabe que no pueden aguantar mucho más si no empiezan a causar algún daño. —¡Mierda son espíritus!, apuntad donde queráis, pero terminad con ellos.

Aquellos golems milenarios no sentían ni padecían, no podían saber si sul armas estaban siendo eficaces ni siquiera, contemplando el aquila grabado en el lateral de su pistola se encomendó al Emperador, no tenían más opción que luchar. 

El disparo de Xanatov falló su objetivo al impactar contra él un trozo de metal lanzado a ultravelocidad. El shuriken cortó la armadura de protección realizando un corte en la pierna del Rogue Trader.
Holt volvió a disparar su pistola infernal, pero el haz de energía pasó de alrgo creando un agujero negruzco en la piedra de la pared.

Astra por el contrario apuntó con su bólter a un punto vital para comprobar si los espíritus seguían las mismas reglas que los vivos. El proyectil atravesó el casco de parte a parte, mientras el espectro se detenía... tan solo durante un momento antes de continuar con su paso incansable hacia quien había profanado su santuario.

Y la represalia se cobraba su tributo. Los insensibles espectros no cejaban en su avance lanzando andanada tras andanada de aquellos mortales shuriken capaces de atravesar las más duras armaduras.

Había fallado el disparo y encima uno de los malditos xenos estaba acribillando a todo el equipo, tenía que haber traido refuerzos, pero ahora solo estabamos nosotros para luchar, por lo que levanto mi pistola disparo sobre maldito xeno que estaba en frente mía esperando a poder matarlo de una vez.

Maldición! Fallaba disparo tras disparo, y sus compañrros estaban sufriendo los ataques de aquellas critaturas en sus carnes, apuntó de nuevo y disparó, rogando que al menos aquellas grandes figuras mostraran un atisbo de debilidad. 

Soltó una maldición cuando se dio cuenta que no iba a poder esquivar el ataque de aquellos seres. No entendían cómo los espíritus podían seguir adelante, veía el final del pasillo triangular a través de las heridas que habían causado sus armas en ellos y seguían con el mismo ímpetu en sus ataques.

Xanatov sufrió una herida semejante a la anterior. El proyectil cortó armadura y carne. Aunque no era grave de seguir así, acabaría desangrado.
Astra tuvo más suerte, su movimiento hizo que el shuriken impactara de refilón y la armadura detuvo el impacto. 

Holt esta vez se centró en apuntar a dar y acertó, pero el impacto no causó graves daños, al contrario que el disparo de Xanatov, los cuales poco a poco iban desgastando su cuerpo-armadura.

Pero no cedían. Los guardianes espectrales Eldar parecían movidos por una voluntad sin límites. Ningún ataque había mermado su moral, lastimado sus órganos ni trastocado su puntería.

Otro disparo iba dirigido a la maestra del vacío con precisión mortal.

los xenos avanzaban y tenía que intentar eliminarlos antes que nos mataran a todos nosotros, la cosa se estaba poniendo complicada, y tenía que pensar en jubilar su vieja confiable para cuando iba a explorar por una pistola de plasma y solo usarla en puertos y ciudades contra criminales y escoria varia.

Esta vez la suerte estuvo de su parte, y tras esquivar el ataque se concentró en disparar. Deseó con todas sus fuerzas terminar con los Eldar de una vez, pero parecía casi imposible. Aquel lugar estaba desgastando su moral tanto como sus fuerzas.