Partida Rol por web

(Amanecía un nuevo día en los campos de trigo del sur, del cual era dueño Bublien, su casa una pequeña residencia medianamente techada y con su hermana en la cama de al lado, hoy tocaba la visita del doctor, el cual seguía ocupado desde que comenzarón las grandes enfermedades de la ciudad de Astaphord, hasta entonces tocaría limpiar las tierras, pues la primera época de recogida del año estaba al llegar y nada podía fallar).

Los primeros rayos del sol atravesaban las cortinas de la ventana, Bublien se desperezó y comenzó su jornada. La primera visita era a su hermana, comprobar que todo seguía igual y cambiar las sabanas por un nuevo juego limpio.

Hoy vendría el doctor así que aseó a su hermana y limpió la habitación. Solo después de haber terminado los cuidados a su hermana es cuando se preparó el desayuno. Mientras desayunaba podía ver a través de la ventana de la cocina tres montículos situados al inicio del campo de trigo, las tumbas de sus padres y su hermano. Un velo de tristeza pasó por sus ojos mientras iba tomando la poca comida que necesitaba.

Ahora estoy sola, sola y perdida en esta tierra.

El trigo estaba maduro. Apenas quedaba algo de dinero en casa, lo que los asaltantes no habían encontrado, unas pocas monedas de cobre, y se hacía necesario tener una buena cosecha para poder aguantar un año más.

No podré hacerlo sola

Las tierras no eran muy amplias, pero eran un esfuerzo considerable para una sola persona. Pero había que hacerlo, no podía contratar a nadie. Dejando los restos del desayuno se levantó y tomó la azada: hay que limpiar las malas hierbas y el trabajo al menos le haría no pensar en su destino. Esperaba terminar con tiempo para asearse ante la visita del doctor.

(Un jóven humano algo bajito, con pelo negro y escasa barba, vestido con ropas blancas y rojas, bastante buenas por cierto, llegó al camino que llevaba a tu finca, este portaba una carta en las manos que entego a la jóven con una sonrisa y despues se marcho, por el caballo que llevaba y la bolsa con varios correos se sabía que se trataba de un mensajero cualificado).

[La carta]

Querida Bublien, se que te hallas dolorida desde la muerte de tus padres, ya fue duro ser expulsados de vuestro hogar, pero más duro que unos rufianes os priven del nuevo, quiero ayudaros, y la verdad es que es dificil, pero existe una persona que estaría interesado en ser tu pretendiente, si quieres puedo tratar de juntaros, estar sola no te ayudará, de momento la vigilancia continua por la zona, pero no se cuanto tiempo podré prescindir de ellos.

        Raynord, señor del sur, mandatario de el desierto celeste,y rey de Astaphord           

Bublien contemplaba el campo tras el trabajo realizado. Había hecho lo que había podido estando sola y no lo veía muy mal, de hecho esperaba una buena cosecha.

Tras recibir al mensajero entró en casa y por primera vez en el día se sentó un rato. Abrió la carta y la tuvo que leer dos veces.

Un pretendiente, ¿pero quién se cree que es el señor de Astapord para manejar así mi vida?

Su mirada se desliza de la carta a la habitación de su hermana y de ella nuevamente a los campos.

Al menos no es un matrimonio a la fuerza. Pretendiente no es marido, creo que podré elegir. Aunque ¿realmente puedo elegir? La cosecha no va a dar para mucho, los libros han quedado destrozados y mi hermana necesita cuidados que no voy a poder darle si la cosa sigue así.

Una vez más las lágrimas se deslizan por su cara.

No, voy a ser fuerte. Tengo que ver esto como una oportunidad para mejorar mi vida. Hasta puede ser que sea un buen hombre, y hasta guapo.

La ensoñación va dibujando un ligera sonrisa sobre su cara. Bublien se levanta de la silla y se sitúa frente a un espejo, observándose.

¿A quien quieres engañar? El sol ha quemado mi cara, mis manos ya no son finas, estoy horrible.

La realidad es que Bublien es hermosa. El porte elegante sigue ahí y tras las marcas del trabajo hay una elfa que solo necesitaría poder volver a sacar partido a su belleza natural. Regresa a la silla y lee por tercera vez la carta.

Bueno, al menos alguien se ha fijado en mi, esperaremos y a ver si tengo suerte.

Fija su vista en el camino a la espera de que llegue el doctor o ese pretendiente misterioso.

(Pasarón unos veinte minutos hasta la llegada del doctor, un hombre bajito de cabellos marrones, tez increiblemente pálida, para ser un humano del sur, sus ojos eran profundos y oscuros, sus ropas eran de lino blanco con una cruz roja en la manga, pues así pedía el Rey que fueran los doctores, tras examinar a tu hermana un rato salió al salón)-Bublien se que estás mal, y estoy dispuesto a dejarte los pagos para semanas y meses adelante, pero tengo una mala noticia, el estado de tu hermana empeora, creo que vivir aquí no le ayuda en nada. Se que para ti esto es un lío enorme y no se que más hacer, más que pedirte que dejes a tu hermana en la zona médica del palacio puedo atenderla a todas horas y estará mejor que aqui, el aire de allí arriba es puro, tienes que pensar en ello, por tu hermana y por ti, si necesitas pensartelo puedo darte sólo un día de plazo, nada más, despué la habitación que tengo pensada para ella puede estar ocupada y no puedo saber cuando estará libre.

Bublien contempla a su hermana en la cama de la habitación de al lado.

- No tengo nada que pensarme, si es lo mejor para mi hermana hay que hacerlo cuanto antes. Solo pido poder ir a verla a menudo, es lo último que me queda ya.

Contempla la casa que de pronto parece muy grande.

- Con ella pierdo al último de mis familiares de mi lado, por favor, cuídela lo mejor que se pueda. Ahora mismo no tengo dinero, pero la cosecha está a punto para recogerla y en unos días podre pagar lo que mi hermana necesite. Es usted muy amable por ser paciente con nosotras.

Bublien toma una silla y se sienta al lado de la cama de su hermana, tomando una de las manos apretándola entre las suyas.

Cada vez más sola

(El doctor se quedo en silencio un instante, dolido por la situación, aunque el sólo cumplía con su durísima tarea por proteger la vida)-No se preocupe por el dinero Bublien, yo puedo esperar, además el Rey me dijo que existe cierto caballero que aceptara de buen grado pagar los gastos para cuidar a su hermana, entiendo que es algo extraño, pero según parece es un hombre que suele ayudar a los necesitados y que según me dijo el Rey, esta interesado en vos de una manera muy particular, no se si me entiende, en cualquier caso, vendré más tarde con mis muchachos para llevarnos a su hermana de la forma más tranquila posible...si lo necesita puede estar las primeras horas allí con ella...

- Muchas gracias, Doctor, es usted muy amable.

Una sonrisa nerviosa cruza por mi cara, como en un tic me toco el pelo y me estiro de uno de los bucles.

- ¿Y vos conocéis a ese caballero? - Pregunto nerviosa - Ahora mismo necesito dinero, pero soy una chica decente. - Me pongo colorada al decir eso - Bueno, vos me entendéis... espero que sea una buena persona y sus intenciones sean honorables.

Me levanto de la silla y salgo de la habitación, nerviosa.

Creo que estoy haciendo el ridículo delante del Doctor

- Pueden venir cuando quiera a por mi hermana. Prepararé su ropa y sus cosas enseguida e iré a verla en cuanto me indiquen que ya está instalada. - Sonrío al Doctor - Muchas gracias por todo.

(Antes de marcharse el doctor le dice una última cosa a la jóven elfa)-Se que quiso decir, pero usted no se está vendiendo a un hombre, tiene suerte de que sea una buena criatura generosa, y además de su misma raza lo cual es algo fantástico, muchas veces ocurren estás situaciones, pero siendo de una raza distinta las cosas van algo forzadas, sino le ama no merece la pena, se como funciona el mundo, pero debe de haber una oportunidad de tener libre albedrio al menos para el amor, adios Bublien, volveré en cuanto me sea posible...(tras esto el doctor se marchó rumbo a la fortaleza y quedabas a la espera de ver su figura retornando para llevar a tu hermana al palacio).

Al menos ya voy conociendo algo de mi pretendiente. Sonrío. Me voy haciendo un imagen mental del mismo.

Cuidado! ​Si te haces una imagen mental demasiado buena a lo mejor luego no sabes apreciar lo que tiene de verdaderamente bueno la figura real. Esperemos a conocerle.

Pero me siento feliz. Mi hermana se irá, pero a un sitio donde va a ser bien cuidada, eso es lo importante. La cosecha va bien, si pudiera conseguir un poco de dinero para pagar a un par de jornaleros podría recogerla en poco tiempo y llevarla a la venta. Eso me daría dinero para pagar los jornales, mis deudas y además me liberaría durante meses del cuidado del campo.

Y además tengo un pretendiente. Otra sonrisa. Busco en mi baúl. Hace tiempo que no me pongo alguno de mis vestidos. No están nuevos pero se han conservado bien y me sientan estupendamente. Abro el baúl de mi hermana y separo también algunos de sus vestidos que me vienen bien, ella no los va a necesitar de momento.

Aprovecho para arreglar el resto de cosas de mi hermana y dejo su baúl preparado con las cosas que se tiene que llevar. MI hermana ya está lista por lo que puedo descansar.

Contemplo los vestidos que he desparramado por encima de mi cama. Me aseo, limpio el pelo y me pongo un vestido verde que ni me acordaba que lo tenía. Me vuelvo a mirar en el espejo.

¿De verdad que esa soy yo?

La imagen ha cambiado mucho desde esta mañana. Estoy preciosa y radiante, casi ni me reconozco en el espejo.

Así era yo antes y si puedo superar este bache, así pienso ser. 

Voy afianzando mi espíritu y mi pensamiento. Tengo mucha ilusión con mi pretendiente, pero si por cualquier razón la cosa no llega a más no me desanimaré y continuaré mi camino.

(Tras varias horas, unos jóvenes ayudantes del doctor se lleván a tu hermana, el doctor se despide de forma cortés de ti y salé hacia palacio, una hora aproximadamente después llega en un transporte de caballos el Rey de Astphord, el cual ya conocías desde mucho tiempo atrás un hombre cercano, y desvivido por su pueblo, tras el rey de la humanidad este era reconocido como el mejor)-Bublien, buenas tardes tengas, estas resplandeciente en este día si me lo permites decir...

-Ma...jestad!!! - Me quedo con la boca abierta, pero reacciono y me inclino respetuosamente - Mi Rey!!! Es para mi un honor que os hayáis detenido ante mi humilde morada.

Es EL REY y está en mi casa. 

Hoy la casa parece aún más pequeña, desde luego está muy lejos de las mansiones a las que debe estar acostumbrado el monarca. Por un momento recuerdo... no confío en el rey. Este es el rey que destinó únicamente dos soldados para socorrer a mi familia y que no llegaron a tiempo. Por otro lado, dadas las circunstancias posiblemente ni hubiera podido destinar más soldados y ni aunque hubiera sido posible, éstos habrían podido llegar a tiempo.

Pero es el Rey, lo primero es hospitalidad y lealtad. El pasado no se puede cambiar, miraré al futuro.

- Estoy a vuestro servicio. - Contesto amablemente - Si así lo deseáis pasad y tomad asiento. No tengo mucho que ofreceros pero he hecho hace poco un bizcocho y puedo ofreceros agua fresca e infusiones.

No tengo más que ofrecer y me pongo un poco tensa, hasta este momento no se me ha ocurrido para qué quiere el rey parar en una casa como la mía.

¿Y si quiere que le arregle o confeccione un libro?

- Señor, los ladrones se llevaron las herramientas de mi oficio, pero si lo que deseáis es que os arregle alguno de vuestros libros estaré encantada de hacerlo en conseguir una nuevas.

Se nota que estoy nerviosa en que no paro de hablar mientras el rey me mira.

-Mandé una carta esta mañana, y vengo a por la respuesta, el doctor no la vió conforme...y creame que no soy rey del mundo libre para obligar a alguien, puedo ofrecerte un trabajo, eres una especialista en traducción de diversas razas, sino quieres tener a un elfo como pretendiente te ofrezco esa salida, como todo trabajador de palacio tendrás sueldo y cama en el castillo lo más cercana a tu hermana como se pueda...(tras mirar a los soldados que montaban guardia en la puerta retorno su mirada hacia Bublien)...no quiero ensuciar tu honor, pero sabes mejor que nadie que tienes una hermana a tu cargo y de que desde vuestra llegada tratamos de ayudar a todos, yo trato de ayudar al mundo, o al menos a la pequeña parte del mundo sobre la que gobierno, sino quieres aceptar ninguna de estas opciones, me veo obligado a decirte que tu futuro es muy incierto...

- Majestad, para mi sería un sueño poder trabajar a vuestro servicio como traductora o tenedora de libros en palacio. - Respondo rápidamente. No me lo puedo creer, poder dejar la granja y tener acceso a los mejores libros del reino. Incluso podría tener la oportunidad de leer magia y aprender algo.

- Por otra parte, no quisiera que me malinterpretaseis y me tachaseis de ingrata. Estaré encantada de recibir al caballero que me pretende y os aseguro que pondré todo de mi parte para ser su compañera si es que llegamos a ello.

Sonrío y mis pensamientos, por un instante, se pierden.

- Quizás sea tonta. No, seguramente lo sea. Aún creo en el amor y a mi corazón le cuesta que se le imponga a quién debe amar. He perdido mucho en esta vida, no quiero perder también mis sueños.

Vuelvo a la realidad.

- Si el caballero del que me habéis hablado es tal y como lo habéis descrito, es seguro que hallará un lugar en mi corazón. 

Miro al Rey con ojos suplicantes y me arrodillo ante él.

- Majestad, dadme el trabajo y prometo que no os arrepentiréis. Trabajaré duro y no tendréis queja de mi. Presentadme al caballero y le recibiré de buena gana, no le cerraré mi corazón y prometo que tendrá su oportunidad. - Suspiro - Pero al igual que si no cumplo con mi trabajo vos podéis echarme del mismo, si la chispa del amor no prende con mi pretendiente, dejad entonces que esa unión pase de largo y no se realice.

-No os obligaré a casaros, lo juro por los dioses, todos aquellos desde la cuna hasta la tumba de los tiempos sin excepción...(tras esto te ayuda a recuperar la verticalidad)...esta noche como límite la quiero en palacio, comenzará a trabajar dentro de dos días, tiene mucho más trabajo del que puede imaginar, y toda ayuda es necesaria, sin excepciones, hasta la noche, Bublien...(dijo el jóven rey mientras abandona la casa seguidos de cerca por sus soldados hasta que entra en su transporte y partiendo en la placidez de la luz del sol, el carro se mueve hacía la ciudad, ahora tocaba que Bublien recogiera sus pertenencias para emprender su camino hacoa una nueva vida).

No hay mucho que recoger. En un rato tengo dispuesto el baúl con mis pertenencias que consisten principalmente en ropa y algunos objetos personales. Una vez cerrado el baúl paseo por la que hasta hace poco era mi casa.

El Rey se ha portado generosamente, me ha dado una oportunidad de volver a trabajar en los libros que tanto me gustan. Posiblemente es un buen hombre y si no pudo hacer más por mi hermano y mis padres, realmente es que fue así. Si el pretendiente que me va a presentar es la mitad de caballero de él, mi suerte sera completa.

Salgo al campo y hago un pequeño ramillete de flores que deposito en las tumbas. Quedo un rato en silencio pensando en mi familia y en los momentos felices que habíamos pasado en la casa.

Podríamos haber sido felices aquí... o quizás no. Antes del ataque y antes de que muriera mi familia ya me había arraigado la llama de la inquietud. Yo no aceptaba haber sido rechazada por los otros elfos y tenía intención de volver a mis orígenes y obtener respuesta a algunas preguntas que me atormentaban.

La puesta de sol se acercaba y el aire fresco empieza a ser molesto. Entro de nuevo en la casa y lentamente la alegría y la ilusión van iluminando mi rostro. Contemplo la cosecha a través de la ventana.

Tendré que contratar a alguien que la recoja y la venda, sería una pena abandonarla sin más.

Sentada al lado de la ventana espero con impaciencia el transporte que me llevará a mi nuevo futuro.

(Los soldados del Rey vinieron en un carro, y recogieron el baúl, al subirte te llevarón a la ciudad, la ciudad era un gran circulo amurallado con hectareas de tierras de cultivo fuera de ellos, el interior se reducia a un anillo exterior y más cercano a la muralla donde habitaba la gente más caracterizada por ser mano de obra, en el centro se alzaba un castillo de básica estructura cuadrada con 6 torres, el soldado te dejo esperando ante unos grandes portalones de hierro junto a dos guardias regulares, armados con escudo y alabarda, entraste por la puerta hacia el edificio principal, al entrar en el castillo se desplego un gran recibidor, una imponente escalera que subía a un piso superior con dos caminos, a ambos lados había cuatro puertas, todas de tamaño normal, de madera normal con adornos de plata, tuviste que subir varias plantas viendo rellanos a los que no accedisteis y finalmente te llevan a una habitación una pequeña ventana rectangular a cada lado, dos estanterías de madera, una mesa y silla, más una cama mullida de sábanas blancas, esa era la habitación).

Durante el viaje contemplo la ciudad, hacía ya tiempo que no venía y la noto algo cambiada.

Antes de que se retiren los soldados les pregunto:

- Hoy el Doctor ha traído a mi hermana a la zona médica del castillo. Por favor, avísenme en cuanto pueda ir a verla.

Una vez en la habitación, deshago el baúl y me instalo. La habitación es confortable y no tiene comparación con mi humilde casa.

Me refresco del viaje y espero. Mi intención es descansar del viaje, ver cómo han instalado a mi hermana e ir a la biblioteca para echar un primer vistazo y, si es posible, seleccionar algún libro para poder traerlo como lectura personal a mi habitación. En principio busco algo de iniciación a la magia (general, no conociendo aun no decido a qué rama dedicar mi estudio)

(Tras dejar tus cosas bajas a la primera planta, el primer pasillo de la derecha, sólo una puerta, majetuosa puerta gobernada por los símbolos de los 13 reinos, en el centro, la magnífica torre del alba, coronada pues allí estaba el Rey de todos los reyes, traspasando sus puertas se llegaba a la biblioteca un lugar lleno de luz, cada pared disponía de 9 pisos de estanterías, hasta llegar al techo, y después una segunda, tercera y cuarta planta, en la cual se intercalaban cristaleras nítidas como el aire y estanterías llenas de más conocimiento, en el techo una boveda de crucercía con el blasón de la casa de Astaphord, finalmente desde la planta baja había dos largas mesas de piedra con bancos a juego, y escaleras en ambos laterales de la planta para subir, incluso una última puerta al fondo, pequeña y cerrada con llave).

Un sueño, la biblioteca es sencillamente un sueño. Y mucho trabajo.

Contemplo la enorme biblioteca. Fascinante. El número de obras aquí expuesto debe ser impresionante.

Todas las bibliotecas se hallan organizadas según determinadas claves, tipo de libro, temática, autores, hilo temporal, independientemente de su tamaño. Voy desfilando por las estanterías leyendo los distintos títulos tratando de encontrar la clave por la cual está organizada esta biblioteca, lo que me permitirá en un futuro ser capaz de localizar al menos de forma aproximada cualquier volumen que necesite.

De todas formas me han dado un par de días antes de ponerme a trabajar y me relajo un poco paseando entre los libros. Me interesa estar disponible cuanto antes para honrar la confianza que el regente ha puesto en mi.

Al tiempo he revisado por encima la mayoría de la biblioteca y tengo más o menos claro la organización de la misma, creo que podría localizar un libro sin excesivo problema.

Al fondo veo la única puerta que está cerrada con llave y me aproximo a ella, buscando algún indicio acerca de cual puede ser el contenido tras dicha puerta.

Todos los sitios tienen sus secretos y sus libros prohibidos, es de suponer que ahí tengan los suyos.