Partida Rol por web

Mientras estos tensos o burlones comentarios, segun como se vean, se intercalan, llega una tercer persona de la casa, una joven Dragon similar a Aiko,aunque de ojos negros en lugar de verdes. Su otra notable diferencia, es que esta lleva una katana ademas del wakizashi, pero por lo demas viste igualmente con sobriedad. 

Por su parte, Kasumi se encuentra a Shiro, con el que ya se cruzara, y a Aiko con escasas pertenencias, hablando con tres escorpiones. Uno es un bushi, tan armado como Shiro, que porta una extraña mascara que le cubre completamente el rostro. El segundo hombre tiene una mascara parcial que no disimula una fea cicatriz, y por ultimo esta una bella joven de ropajes cortesanos algo más reveladores de lo habitual. Los tres parecen tener mas o menos las mismas edades que los Dragones.

Me giro al recién llegado y hago una leve reverencia

Hice un reverancia ante la recién llegada. -¿Has comido tu arroz hoy?- La saludé.-Ahora que estamos todos, por fin podemos partir, supongo, ¿cierto?-

A estas alturas, incluso yo estaba deseando partir lo más rapido posible, ya que pasamos buen rato con retrasos.

La pequeña Kasumi respondió con media sonrisa a la joven Escorpión después de haber correspondido a las reverencias. Y aunque no le había agradado la actitud de la muchacha, no podía estar más de acuerdo con ella. Sentía como las piernas ardían por salir corriendo en pos de su objetivo.

En verdad no era necesario esperar más, pues al final la última Dragón había hecho su aparición, consiguiendo que el permanecer aquí esperando fuera una completa pérdida de tiempo.

- Vamos. Ya tendréis tiempo de juzgar a los eta cuando los conozcáis

Señalo mientras comienzo a caminar en dirección al Distrito Curtidor, ignorando más presentaciones y únicamente gastando algo más de saliba para indicarle el mismo consejo que ya había dado a mis camaradas.

- Y después mediréis vuestra lengua. Son muy susceptibles.

Dediqué una leve sonrisa a Kasumi. Agradecía tener algún apoyo. No terminaba de sentirme cómoda ante las costumbres de Ryoko Owari, particularmente el modo en el que tanteaban hasta dónde podían provocar. De su actitud parecía evidente que no deseaban nuestra ayuda. Casi se diría que pensaban que teníamos objetivos diferentes. Pero puede que para ellos hubiese otras prioridades distintas. 

Asentí levemente mientras me ponía en camino, preguntándome si se me permitiría usar mis habilidades en la investigación. Lo cierto es que tenía más interés en hablar con los kamis, ya que puede que ellos arrojasen algo de luz sobre este asesinato...

Al ver que ninguno de los Dragón hablaba me preocupé de haber intentado usar maniobras demasiado rápido y procedí a disculparme.

-Kitsuki Aiko-san, Mirumoto Kasumi-san, Mirumoto Shiro-san. Lo siento si mis palabras los ofendieron.- Les dije con una reverencia pronunciada. -No pensé antes de hablar. Fui impulsiva. Y me disculpo.

Esperé una respuesta de los Dragón sin levantar la cabeza. Lo último que necesitabamos era empezar así la investigación.

Reverencié la llegada de Kasumi junto a una sonrisa y di un giro hacia la Escorpión.

La acción más difícil es permanecer sentado Hitomi-san.- Dije sonriente.

Rápidamente me puse en marcha con paso aligerado con tal de mantener muy poca distancia con Aiko. Puse mi mano muy suavemente sobre el hombro de Aiko acompañado de una sincera sonrisa intentando conseguir que se relajara un poco ante la situación, íbamos a necesitar lo mejor de ella de ahora en adelante y sentir presión por parte de los magistrados no la iba a  beneficiar.

Las disculpas de Bayushi Hitomi resultaban... extrañas. Particularmente porque seguían a una reprobación de su magistrado porque hablaba demasiado. O más concretamente, por hacer demasiadas preguntas. Naturalmente, en mi familia las preguntas eran algo habitual, un modo de intentar comprender mejor las cosas. Por supuesto, las investigaciones aquí se harían de un modo distinto que en las montañas dragón. Claro que tampoco habría sido descabellado pensar que, en una ciudad con tanta gente e investigando todas las muertes, tuviesen etas especializados en... identificar los motivos de una muerte. 

Si el magistrado escorpión prefería el silencio, era algo que fácilmente podía darle. Lo cierto era que si no iban a compartir información, prefería ese sistema a conversaciones vacías. Pese a todo, alguien tenía que dar una respuesta. No hablaría por mis compañeros, puesto que no podía saber si les habían ofendido. El ayuno era una práctica habitual en las meditaciones importantes, una forma de fortalecer el espíritu. Aquí, en el bullicio de la ciudad, eso parecía muy lejano. Eran detalles como ese los que me hacían echar de menos las montañas. No creía que la vida en la ciudad llegase a gustarme nunca. 

- No me habéis ofendido - respondí con suavidad. 

Fuese como fuese, la llegada de Kasumi y el gesto de apoyo de Shiro me hicieron sentir mejor. Giré hacia él y le dediqué una leve sonrisa al tiempo que hacia una ligera inclinación de la cabeza a modo de respuesta. El largo viaje desde tierras dragón permitía ese tipo de complicidad. 

El grupo sale de la embajada, caminando simplemente, hacia el Norte. Por el camino disfrutan de la vista de las lujosas mansiones de diversos nobles, e incluso otras embajadas de la zona, como ser la de el clan Grulla o aquella que pertenece a los Leon. Todas comparten algo en comun, un gran nivel de ostentosidad y confort, que parece el rasgo principal de la zona. Hasta los adoquines de las calles parecen relucir... Todo lo cual tiene un aire de irrealidad considerando su destino tan cercano... Pero primero, deben ir hacia la torre llamada Puerta del Dragon, adyacente a esta misma y al puente que cruza el rio. Afortunadamente, los escorpion no tienen problemas para franquear el paso de todo el grupo, dada su autoridad bajo la Yogo. 

Los representantes del clan Dragon, pueden notar que este sector en particular, hace un enorme hincapie en la sagrada figura que los representa. La puerta en el muro que rodea al barrio, tiene elegantes grabados de cinco dragones gemelos, representando a los cinco elementos. Ademas, la imponente torre adjunta ostenta por fuera un dragon inmenso que se enrosca en torno a ella hacia la sima. Grandes banderas cuelgan de la gran estructura defensiva...

Pero mas llamativo aun, es el puente en si. Dos cabezas de dragon, una apoyada en cada orilla, forman los cabezales. El tunel cubierto que las une tiene un decorado en forma de escamas y lomo de la bestia. Literalmente, deben caminar dentro de la "bestia" para llegar a su destino!.

Sin embargo, la vista que se atisba mas alla es todo lo contrario a lo que acaban de pasar. Una barriada de casas de barro, madera y papel barato. Y el olor... Solo alguna vez han olido algo parecido. Fue cuando los sirvientes, por algun motivo, olvidaron vaciar las letrinas. Aunque alguna traza de flores se capta, o el viento oscilante puede apartarlo en otra direccion momentaneamente, la peste a excrementos es indescriptible. 

Saber que olería mal no era suficiente preparación para aquello. Hasta cierto punto, el río y el magnífico puente protegían el distrito noble de aquella peste que parecía permear todo el distrito eta. La idea de que alguien viviera ahí, aunque fuese un eta, me resultaba horrible. El que un samurai hubiese elegido vivir allí resultaba aún más sorprendente, aún existiendo otros motivos. No podía evitar preguntarme el motivo, más allá de lo que habían dicho, de que el Agasha hiciese tal cosa...

Me esforcé todo lo posible en no demostrar mi desagrado por el olor. El impulso natural era cubrirse el rostro, taparlo con algún pañuelo. Pero dudaba que eso surtiera efecto y, de todos modos, tampoco creía que funcionase. De modo que aguanté estoicamente sin decir una palabra al respecto. 

 Era en momentos como este en el que la máscara me era útil, ya que podía fruncir la nariz todo lo que quería como respuesta ante el nauseabundo hedor.

 Tal peste me recordaba los días de entrenamiento en el templo, cuando quienes no cumplían sus órdenes correctamente se les castigaba de forma humillante, siendo uno de estos castigos limpiar letrinas tapadas. Aunque ya conocía el olor, eso no me ayudaba a apaciguarlo. Reacomodé mi máscara, intentando que hubiera la menor filtración de olor posible hacia mi cara, aunque en vano.

 *Ese alquimista debía tener una gran tolerancia a los fuertes olores como para vivir en un sitio como este pensé al ver los hogares malogrados, aunque claro la peste debía ser la menor de sus preocupaciones, solo el sabría cuantos experimentos con olorosos resultados había creado, sin contar que varios de los ingredientes con los que trabajaba ya debían apestar de por si.

 *Concéntrate, recuerda a que viniste, al igual que el alquimista, esto solo debe serte una molestia menor, que no afecte tu desempeño me recordaba, esto no podía afectar la misión, no debía dejar que eso pase.

La vuelta a las pocilgas nunca era agradable, pero lo menos a las primeras hora del día era soportable, quizás llegaran a comprenderlo cuando Amaterasu alcanzara su cenit en el cielo y empezaran a lamentar no haber sido más ligeros.

Afortunadamente, la Torre Carmesí se encontraba cerca y Yogo Hitsugaki sabría de lo acontecido a sus pies, salvo que hiciera dejación de sus deberes y en ese caso tendríamos que hablar con alguno de los eta del lugar.

Seguro que sabrán donde vivía ese Agasha.

Reconozco para mis adentros, pues la residencia de un samurai luciría como una antorcha en la oscuridad entre éstas gentes.

- Bienvenidos a Hikakumachi. Agradecedle a Kitsuki Rei su empecinamiento por traeros aquí.

Les indico cortes a los Dragón, señalándoles a la claramente a la persona que les había lanzado a este nauseabundo lugar.

- Busquemos a Yogo Hitsugaki - añado esta vez, evidentemente para todos - el sabrá donde vivía el Agasha.

Aunque esperaba que no fuera demasiado lejos.

Puse un poco de perfume en uno de mis abanicos y lo acerqué a mi cara, para intentar contrarrestar el desagradable olor.

-Yo propongo que le preguntemos a algún eta por la calle donde está la vivienda del Agasha.- Puse mi sonrisa ya caracteristica. -Estoy segura de que Yogo Hitsugaki-sama comprenderá nuestro apuro por llegar a la escena del crimen lo más rapido posible antes que se contamine.

Cualquier cosa, antes que permanecer demasiado tiempo en el distrito eta. Pensé con disgusto. Si bien la Torre Carmesí estaba a poca distancia, no era lo suficientemente cerca para mi.

Por un segundo dudé si merecía la pena responder al comentario del escorpión. Claramente odiaba el lugar en el que estábamos, lo que era comprensible. Pero su comentario sobre Kitsuki Rei me pareció poco apropiado, como si nuestra presencia allí se debiera a un capricho y no a un deber que cumplir. 

- Le agradeceré a Kitsuki Rei que confiase en nosotros para encomendarnos esta investigación. El deber no siempre tiene porqué ser agradable. - respondí con voz suave. 

Lo cierto era que preguntar a un eta me parecía más rápido. Ellos debían saber de sobra dónde se encontraba la casa de Agasha Iesada. 

- Coincido en que preguntar a un eta sería más rápido, pero aceptaré vuestra decisión si preferís preguntar a Yogo Hitsugaki.

Al parecer, tanto Hitmo como Aiko tenían los pensamientos ofuscados por el hedor, pero las cosas tenían siempre una manera de hacerse por algo y de lo contrario, siempre había consecuencias. Es por ello que opté por explicárselo de la forma más sencilla posible, una que hasta el más obtuso Cangrejo pudiera comprender.

- Una vez, dos heimin se encontraron con el convite imperial, uno de ellos se apartó y postró ante la gran procesión, el otro impaciente como un como niño, decidió evitar la situación e internarse en los lindes del bosque. Al llegar a su altura, los guardias acribillaron a flechas al asesino del bosque y fueron elogiados por el mismo Emperador y el heimin que había permanecido postrado pudo retomar su camino. - termino la historia, pero no por ello acabo de hablar - Hay dos formas de hacer las cosas, la rápida y la correcta, ¿en verdad queréis la primera?

Y tras concluir, les dejo que decidan la opción a escoger.

Hago una mueca con la boca que pasa desapersivida bajo mi abanico. Shosuro se comportaba como si fuera el lider del grupo, a pesar de tener el mismo rango que Chumoku y yo. No parecía dispuesto a aceptar muchas sugerencias, por no decir ninguna, que fuera en contra de lo que el creía correcto. Aún así no dije nada, ya que sabía que no iba a poder persuadir al magistrado a pesar de cuanto insista yo, Chumoku y todos los Dragón juntos.

Le hedor del lugar era desagradable pero soportable, ya sabíamos a qué veníamos.

La mención del Escorpión sobre Kitsuki-sama no me resultó agradable pero mostré indiferencia ante sus palabras a excepción de la breve historia que si bien me pareció curiosa del mismo modo fue cruel. Me reconfortó ver que las palabras de éste no doblegaran la voluntad y el propósito de Aiko-san y ésta se mantuviese erguida ante la situación, podría dejarla sola bajo la protección de Kasumi si fuese necesario.

Está bien, si la celeridad del asunto va a resultar un problema, vayan con Yogo-sama y prosigan con el protocolo, yo me quedaré por el distrito y averiguaré lo que me sea posible, y de esta forma ahorraremos en tiempo y en discusiones absurdas.

Como dijo Shinsei, muchas manos crean mucho trabajo.

Hice una a marcada reverencia al grupo, y me adentré poco a poco en el ruinoso barrio a solas y sin esperar respuesta alguna por parte del magistrado.

Tras este acalorado intercambio de palabras, el grupo comienza a atravesar el puente, con Shiro algo mas adelantado que los demas. La vista a los lados del mismo es hermosa, tanto como la misma estructura. Al Norte, (vuestra derecha) se encuentra otro magnifico puente, justo conectando el limite Oeste del muro con el barrio Mercader al Este. Es de una arquitectura soberbia tambien, aunque muy diferente al puente del Dragon. Y sirve de marco a la Bahia del Honor Ahogado, que se encuentra en el mismo centro de Ryoko owari, dividiendola en dos.

Por otro lado, al Sur se aprecia una gran isla, justo en medio del rio, donde se alzan muchos edificios de gran belleza, aunque curiosamente ningun puente la conecta con tierra. Asimismo, hay mas alla dos poderosas torres, que vigilan el avance de los barcos hacia la ciudad... Nadie les estorba de contemplar, ya que de momento son los unicos transeuntes. Cierto es que los eta deben estar trabajando desde hace horas.

Ya llegando al otro extremo, ven que el puente se abre a un sencillo camino de tierra, el cual se divide en tres ramales, Norte, Oeste y Sur. Los senderos corren irregulares entre las grandes filas de casas de la barriada.