Partida Rol por web

Meditar, necesitaba meditar. Pero en ese momento debía orientar sus pensamientos a lo que tenía en mano. Los etas bien podrían estar estableciendo un dominio ilícito en la ciudad y los escorpiones no se dan cuenta... O es posible que fuera un escorpión quien decidió eso, ellos han puesto las órdenes. Aquello empezaba a tomar caminos muy desesperantes, primeramente debían explorar el barrio, luego la búsqueda podría expandirse a la ciudad y por último... Se podría expandir a la corte. No dudaba de los que habían ido allí con ellos, de momento, pero en su mente empezaba a forjarse una idea, algo que no le gustaba. Intentó despejarla en ese momento, se había desviado en su pensamiento. Si fuera un eta... ¿A dón

- ¿A dónde podrían dirigirse esos etas? - dijo pasando de su pensamiento a su voz. Su vista se posó en los guardias de nuevo, en la divagación había 'dejado de ver'.

Aquello podría ser relevante, si era un lugar determinado, podría ser rentable que alguno buscase allí. Incluso si era un lugar de difícil salida, podrían explorarlo más adelante. De nada sirve sospechar de nadie, si no tienes ninguna prueba. Sólo eran meras conjeturas, además, ¿a quién apuntar?

[...]

¿Se estaría obsesionando? Lo mejor era terminar cuanto antes, descansar y pararse para pensar un poco. Eso ayudaría a entender mejor la situación.

-Pues eso depende- Respondí a Kasumi-san, mientras intentaba ver a algún eta con equipaje que se viese sospechoso -quienes están desvalijados deben de estar volviendo al hogar, ya que terminaron su jornada por el día de hoy. En cambio los que llevan carretas o incluso bolsas están realizando encargos, bien podrían dirigirse al muelle o al distrito comercial-.
Me quedé pensando por un segundo *eso suponiendo que sean verdaderamente etas y no impostores*. Me acomodé un poco la máscara, mientras seguía buscando entre las caras de los etas que salían si alguno se veía sospechoso.

Sigue congelado en su sitio, pero al menos detiene las suplicas y gimoteos.

-Pe.. pero.. sama,... solo soy un insignificante sujeto... ¿que podria... que intentaria hacer por vos?+pregunta en tono muy bajo y gimoteante. 

Notas que ña gente que transita da un rodeo para apartarse de vosotros, lo que al menos les garantiza alguna privacidad. Pero las miradas de todo el mundo estan de reojo sobre ustedes, por la curiosisima escena de una bushiko escorpion arrodillada frente a un eta que, si se inclinara mas, estaria dentro de la tierra.

La vigilancia directa es, cuando menos, futil. Los etas no solo vuelven con las manos vacias. Muchos de ellos son basureros, y trasladan los desechos a su distrito para disponer alli de ellos, desde piezas de mobiliario rotas y ropajes viejos, hasta repugnantes barriles llenos con los excrementos de la poblacion decente. Como por ley, esta prohibido disponer de ellos en el río... Debido a esto, hay carritos que entran y salen sin ser revisados. Como ninguno de estos infelices tiene ni para comprar un poni, todos son a traccion humana. Los guardias bushi no desean ni olerlos, menos aun tocarlos para revisar, aunque fuera con el cabo de sus yaris.

Cierta desesperanza ensombrece el animo general. De esta manera no van a lograr absolutamente nada. Tiene que haber una forma mejor de descubrir a los ladrones.

Ahora empezabamos a ir por donde quería. -Pues hubo un problema con una persona muy, muy importante esta mañana.- Le susurré. Luego me acerqué un poco más a su oido. Su olor me daba nauseas y tenía que recordarme que hacía esto por mi wakizashi. -Verás, voy a confiarte algo, como señal de buena fe. Hoy fue robado un objeto de suma importancia para esa persona muy, muy importante. Como esta persona es muy, muy importante, movió algún hilo y aca estoy yo, intentando recuperarlo. Ahora, verás, yo no soy una persona muy, muy importante, a pesar de todo. No, no. No lo contradigas, no hace falta.- Dije al ver que estaba por abrir la boca otra vez. -Una persona muy, muy importante necesita amigos. Amigos que puedan encontrar las cosas que necesitan. Amigos que le ayuden a ser una persona muy, muy importante, pues saben que cuando esa persona sea muy, muy importante, sus amigos, por extensión, también lo serán. ¿Entiendes a dónde voy?- Le pregunté.

El eta se queda callado unos instantes.

-ee... entiendo, sama...+murmura finalmente, vacilante+ O eso creo. Deseais que os ayude a ayudar a esa persona, verdad? A encontrar ese objeto? Es asi?

En su voz se adivina que esta dubitativo, luego de las palabras de la joven cortesana, como si estuviera tratando de descifrar lo dicho y resumirlo en su simple expresion, pero a la vez temeroso de errar.

-Así es.- Le dije con una amplia sonrisa. -Sabía que estaba haciendo una buena elección.- Puse una cara seria. -Escucha atentamente, y recuerda, lo que te estoy por decir es totalmente secreto, ¿si? Lo que esta persona perdió es una espada. Pero no cualquier espada.- Me acerqué a su oido y susurré una sola palabra. -Wakizashi.- Dije, antes de volver a alejarme. -Si tu pudieses encontrar información sobre un objeto como ese robado, estaría eternamente agradecida.- Puse énfasis en la palabra "eternamente". -Y además de mi agradecimiento y amistad, te llevarás un premio monetario. ¿Qué me dices?-

-Espero que diga que si, su olor me está matando, y además no creo poder seguir con esta farsa de la "amistad" para siempre. Simplemente no lo resisto.

El hombre tiembla...

-Wa... a... hai, sama... lo... lo intentare... +responde, con las palabras atragantadas+ Co.. como debo empezar? coco..como os contactare? Y... cuanto tiempo... o eso no importa?? +pregunta con voz entrecortada por el miedo.

-Volveré en un par de horas. Espero que para entonces se tenga algo, aunque comprendo que podría llevarte más tiempo del que te doy. En ese caso, volveré mañana.- Las fortunas saben que yo no sería capaz de encontrar información en ese tiempo. Si quiero contar con la predispoción de los vagabundos, más me vale ser comprensiva.

-Sobre cómo empezar, lo dejo por tu cuenta. Estoy segura de que algo se te ocurrirá. Piensa en los lugares donde creés que se podrían juntar un grupo de ladrones, donde el mercado negro lleva sus asuntos, etc.-

-Ha-hai-sama, estare en este mismo lugar!... co-con su permiso...

El hombre tembloroso se arrastra hacia atras, dejando un surco en la sucia calle, para levantarse luego de una distancia prudente y salir, mirando hacia ti frecuentemente. Casi enseguida desaparece en una de las muchas callejuelas laterales.

Te quedas a solas con el Mirumoto otra vez, y con tu esperanza basada en un mendigo. Pero a veces se gana con menos. El gentio poco a poco retorna a su curso normal, pero todavia sentis muchas miradas clavadas en ustedes, una inusual pareja, en este distrito y a esta hora...

Me pregunté que hacer ahora. -Un vagabundo no sería suficiente. Necesitaría toda una red.- Pensé viendo a los demás. -Todavía tengo tiempo. Esa charla no me costó más que un par de minutos.- Si podía convencer a más de que me ayudasen, tendría esa wakizashi localizada dentro de poco tiempo. Sin duda, algunos no sabrían qué hacer, pero otros podrían hacerse una idea de donde buscar.

Con estos pensamiento en mente, me dispuse a hablar con otro mendigo para que me ayude. Y luego de ese iría al menos a 3 más. Pero antes le pregunté algo al Mirumoto, en vos baja. -No ves a nadie armado, ¿no? Vamos a estar aca un rato más, vigila bien los flancos.-

Mendigos en Ryoko Owari. Una presa tan dificil de buscar como mosquitos en un pantano. La otra es que respondan. Sus actitudes no difieren mucho de las de aquel primer candidato, aterrados de que un samurai se fije en ellos. Pero tampoco es como que puedan plantarte un no directamente, aunque sabes que muy bien pueden desaparecer entre las calles, para nunca mas volver a verlos. La promesa de dinero o "agradecimiento", no obstante, obra maravillas. 

Una vez reunidos todos los posibles es hora de volver con los otros. La noche se aproxima y no es cuestion que les soprenda todavia en la barriada... quien sabe que otras desgracias pueda atraer.

Al ver que no había mucho más por aca, le dije al Mirumoto que ya era hora de irnos. Estaba segura de que él también estaría cansado de estar entre los mendigos. Nunca me había sentido tan agena al lugar en el que me encontraba en mi vida. Pero tenía que recordar por qué lo hacía.

Con un suspiro, me dirigí a la calle principal, cerca de la puerta por la que entramos al distrito. Si mal no recordaba, no habiamos quedado en encontrarnos ahí, pero seguramente sería el lugar al que volverían todos para reunirse.

Hitomi se sorprende un poco cuando, al regresar, encuentra al trio practicamente donde se separaron. Se han quedado vigilando la entrada y salida de etas en aquella puerta, sin duda esperando de alguna forma milagrosa que justo aparecieran el par de ladrones entre el gentio... desde luego, sin exito.

Pero ya no tienen tiempo para continuar intentando algo mas. Los bushi Escorpion deben regresar a reportarse con Osako-sama antes de que esta de por terminada su jornada, si es que ya no lo hizo. Y los Dragon, si bien no tienen esa prisa, tambien deberian con el Embajador... eso, o quedarse a solas, revisando el distrito por su cuenta. Como sea, deben decidirse rapido. 

Al ver que todavía seguían ahí, decidí que no era conveniente preguntar cómo les fue. Podrían tomarlo como una burla. -Buenas noches.- Les dije, dirigiendome especialmente a las dos mujeres. -Ya es muy tarde, sans. Lo mejor será que Chumoku-san y yo tomemos nuestro camino por hoy. Confío en que su compañero Mirumoto les cuente lo que estuvimos haciendo.- Miré al bushi dragón al decir esto. Estaba inusualmente callado desde hace mucho. Esperaba que eso rompa un poco su silencio. -¿Cuándo habló por última vez? ¿En la tienda del sur?- Costaba recordarlo.

-Una vez más gracias por su ayuda.- Le dije a la Kitsuki haciendo una reverencia. -Incluso si lo hace solo por los pergaminos.- -Si conseguimos algo me aseguraré de que ustedes sean los primeros en ser notificados.- Porque, después de todo, ¿a quién más le diría? Y no estaba segura de poder hacer esto yo sola.

Kasumi no podía estar más de acuerdo con la Bayushi. Tenían que volver, adentrarse en este momento sería inútil. Debían coincidir en alguna manera y a ella ya se le había ocurrido algo. Mejor dejarlo para el día siguiente, si lo habían robado con un objetivo, es posible que aquellos rollos no fueran todos o que busquen cualquier cosa adicional. Eso podría ser una oportunidad de atrapar a los ladrones. 

- Vámonos - apremió Kasumi. Aquí no hacemos nada.

Tenía ganas de llegar a la corte y discutir tranquilamente lo hablado.

Me sentía inútil, pero no sabía qué hacer. Revisar los carros o a los etas no sólo no lograría nada, si no que atraería la atención. Los kami eran demasiado vagos en sus respuestas y no conocía lo suficiente la ciudad. Respiré hondo, tendría que admitir mi fracaso ante los embajadores. Cuando regresaramos intentaría revisar los documentos del Agasha para ver si sacaba algo en claro. 

Asentí con la cabeza. 

- Bayushi-san, haremos lo mismo - respondí con voz suave. 

Los bushi retornan al distrito Noble juntos, llevadno la pesada carga del fracaso en sus corazones. 

Una vez alli, los caminos de ambos grupos se separan. Los Escorpion tienen que apresurar la marcha hacia la Magistratura, con la esperanza de alcanzar a Osako-sama antes de que se retire. Los Dragon, por su parte, no tienen tanta prisa por volver a la Embajada,pero la verdad es que tampoco hay mucho mas que puedan hacer...

La Magistratura ya esta a oscuras, y el turno noche en activo. Un mal presagio corre por vuestras espaldas.

Los hombres y mujeres del turno noche les miran levemente al pasar. Nadie dice nada. Basta con ver a oscuras la habitacion de Osako-sama para confirmar la verdad... Llegaron tarde. Ahora deberan esperar a mañana para hablar con vuestra superiora.