Partida Rol por web

Miré a mi alrededor, intentando ver algo más que soo etas sentados en la inmundicia mientras el opio ingresaba en sus cuerpos, atontando sus sentidos y acortando sus vidas, pero nada se desvelaba ante mis ojos.
-aquí no hay nada que nos sirva, realmente lo lamento- dije a mi compañera, a quien ya le había fallado 2 veces.

Hice una mueca con la boca al comprobar que Chumoku tenía razón. Ahí no había nada más que desperdicios de todo tipo. -No importa.- Le dije a mi compañero. -Mañana veremos cómo nos la arreglamos.- Miré al cielo, en dirección a Onnotangu. -Ya es muy tarde. Cuando Amaterasu se alce tendremos que presentarnos ante la Yogo. Deberiamos descansar un poco, ¿no creés?-

-Si...- no podía decir más, no habían podido encontrar nada y esa había sido su última oportunidad de corregir sus errores. Voltee cuando nos alejábamos de La Puerta Ardiente, ya nada era posible, no en esa noche.

Con pesar no queda mas que regresar a vuestros respectivos alojamientos, a pasar una dolorosa noche de "descanso" con la compania del fracaso, tendido a vuestro lado en el futon.

No es con alegria que reciben los primeros rayos de Amaterasu. Hay que ir a ver a Osako-sama...

Los 3 se encuentran luego del desayuno en la sala comun de los Magistrados, frente a la oficina de Osako-sama. Sichi sin duda parece el mas descansado de los 3, y quizas relajado, si esa palabra se aplicara a su persona.

En el despacho de la señora, reina el silencio. Su expresion serena, beatifica, no inspira la menor tranquilidad. Con un leve gesto de sus dedos indica que se aproximen y arrodillen frente a la mesita baja donde verifica los informes. El ambiente es opresivo. No hay una oferta de una taza de te, nada. Solo sus ojos oscuros escrutandoles uno por uno, en especial a la muchacha y al bushi mas corpulento.

-Ohayou gozaimazu...+dice finalmente, en un tono tan suave como la mas fina seda que pueda conseguirse en el mercado+... ¿Descansaron bien anoche?

Amenazaba tormenta. No en forma de lluvia, aire o truenos, sino de palabras y acciones que ahora recibirían las consecuencias de sus actos. Lo sabía desde que había abierto los ojos esa mañana, lo había saboreado mientras desayunaba y ahora lo observaba en la Yogo.

- No sama. Continué dándole vueltas al caso antes de lograr conciliar el sueño.

Respondo profesional, dado que en verdad la pregunta de seguro que no iba por mí y en quién de verdad andaba interesada era en los dos Bayushi.

- Si es posible, me gustaría partir en seguida a la Torre de Guardia de los muelles.

Añado, ansioso por no estar presente cuando la tormenta se desatase.

-Aca vamos.- Pensé mientras entraba a la oficina de la Yogo. Era hora de enfrentar lo que tenga que decirnos.

-Yo tampoco dormí muy bien.- Contesté luego de Sichi. -Chumoku-san y yo estuvimos investigando en el distrito Pescador.- Me pregunté si la Yogo sabía ya eso. Debía tener espías y hombres en todos lados, esa mujer.

Al ver que Sichi pedía que le dejaran ir a la Torre de Guardia, pensé que tendría que ver dónde iba yo. A lo mejor podía ayudar a mi compañero y más tarde, cuando se junten a fumar los etas que me robaron, disfrazarme y usar a los vagabundos para descubrirlos. Pensé también en informar a los Dragón, pero no había necesidad de hacerlo aun.

De todas formas, esperé a que la Yogo conteste a Sichi antes de decir algo.

No estaba preparado para cometer un error, no tan pronto, y eso me ponía nervioso. No ayudaba el saber que Yogo-Sama era exigente con sus órdenes, ni tampoco haber avanzado tan poco sobre la recolección de información sobre la muerte del alquimista.
*¿Cómo sería el castigo? ¿Qué tan bajo habrán caído sus expectativas sobre nosotros o más bien sobre mi? ¿Hasta donde me deshonré?* No dejaba de hacerme preguntas, aprovechando que Hitomi-san había respondido a la pregunta de Yogo-Sama, incluyéndome en la misma.
Pero nuestra verdadera labor, la que Sichi-san había explicitado cuando Yogo-Sama nos dio las órdenes ¿se habría cumplido? En mayor o menor medida ¿se había logrado algo?

El Embajador y su esposa les reciben en el patio posterior, sentados con parsimonia, esperandoles para desayunar en conjunto. Los dos tienen expresiones mas severas de lo usual, o al menos la sonrisa leve ha desaparecido de sus rostros.

Una vez saludan y se acomodan, es Mirumoto-sama quien empieza.

-Deben saber que ayer tuvimos la visita de uno de los Magistrados Escorpion, buscando regatear informacion de la sirvienta de Agasha-san, a cambio de entregarnos a uno de sus niños. Esa familia ha solicitado brindar su lealtad al clan Dragon, por respeto a su antiguo amo, y si bien en principio no deberia ser un problema la colaboracion, los malos modos de aquel hombre hicieron que negaramos la peticion. En todo caso, si desean hablar con ellos, ahora descansan en las barracas de los sirvientes, esperando a que la hija de Agasha-san se haga presente. A todo esto, parece ser que la joven es buscada por los magistrados. Tienen la sospecha de que no abandono la ciudad, como teniamos informado. ¿Que han averiguado de todo esto?

-Ya veo...+responde suavemente+. Espera un poco, Sichi-kun. Quizas seria de interes saber lo que tus colegas averiguaron en el distrito Pescador.

Junta las manos lentamente.

-Porque, eso era lo que estaban haciendo, ¿no es verdad? Informandose de cosas relativas a este caso, un tema muy serio, que pone en cuestionamiento nuestras capacidades. Si, tan serio como una queja que recibí tan pronto llegue, enviada por Yasuki Nobuko-san... sobre que estuvieron presionando y amenazando a uno de sus sirvientes, Sasayaki, tambien conocido como Susurro. Ah, y otra del embajador Mirumoto, sobre cierta persona que estuvo comportandose de forma grosera a las puertas de su residencia.

Humedece sus labios lentamente, apoyando luego el indice sobre el superior de los mismos, como si meditase algo.

-Se me ocurre que debe haber una relacion en todoesto, algo que se me esta escapando. Quizas si me aclaran sus actividades nocturnas, podria tener un panorama mas claro. ¿Hitomi-chan? ¿Chumoku-kun? Les escucho.

Me esforcé por no mirar a Chumoku. ¿Qué era eso sobre el embajador Mirumoto? Era la primera vez que lo escuchaba.

Lo mejor sería hablar sobre lo que sabía. -Yogo-sama.- Empecé. -Comprenderá usted, a través de su experiencia, que los magistrados a veces debemos indagar más alla de lo que nos dicen las personas a las cuales interrogamos. Sasayaki es una de estas.- Miré a mi superior a la cara, para reforzar lo que iba a decir. -No tenemos pruebas todavía. Pero estoy segura de que la tienda Tesoros Sureños está de alguna forma involucrada en la muerte de Agasha Iesada. Lo que me lleva a pensar esto no es lo que Susurro nos dijo, sino lo que nos oculta. Y es que se mostró demasiado poco cooperativo con nosotros.

- No demasiado Mirumoto Eikatsu-sama. - Bajó la cabeza en forma de respeto.

Si bien Aiko estaba desanimada, Kasumi no era la adecuada para comunicar lo ocurrido, pues el cargo había sido acometido a Aiko. Desayunó tranquilamente mientras escuchaba atentamente en silencio. Debería solicitar una pergamino similar a los dragón, podría serles útil para encontrar a los posibles ladrones. Algunas ideas se le venían a la mente.

En la noche había pensado antes de dormir. Se preguntó si a su padre también le habían robado la Wakizashi, ¿era posible que realmente buscaran su Wakizashi para deshonrar a su familia más aún? Ahora dudaba de si su padre simplemente había perdido su wakizashi. Quizás... Dejó de pensar, era demasiada obsesión, no quería perder la compostura.

-La idea no careceria de merito en otras circunstancias, e incluso pediria su cabeza simplemente para acabar con el asunto. Susurro ya tiene fama de ser un mercader poco fiable, y en alguna ocasion ha atraido el interes de Junzo-sama, asi como del la Guardia del Trueno, por sus mercaderias "defectuosas". Pero de eso, a ser participe de un asesinato, hay un gran paso. Más ahora que posee un nuevo patronazgo, uno muy lucrativo. Y esta el tema de los Dragon, ellos no se daran por satisfechos con la entrega de un mero sospechoso

Cruza las manos. Su mirada les recorre lentamente, tanto los ojos y rostros, como luego sus figuras.

-Existe alguna cosa, ademas de su reluctancia a hablar, que se pueda usar en su contra? Algun testimonio de que le vieran cerca de la escena, o que tuviera problemas con Agasha-san?.+dice, mientras  acaricia sus uñas con suavidad.

Empezaba a hacérseme larga la reunión, a pesar de que a penas hubierámos cruzado cuatro frases, pero la impaciencia por llegar a sacar algo en claro me invadía y cuanto más postergara mi visita a la torre, mis posibilidades de salir peor parado por la entrevista iban en aumento.

- Vendía un bo que bien podía haber sido el arma del crimen y su chaleco coincidía con la descripción de los kami a la Kitsuki

Señalo refiriéndome al mercader, cansado por tener que repetirle algo que ya le había dicho y con lo que únicamente pretendía señalarnos más faltas.

- La ausencia total de testigos señala a que algún shugenja también debería estar involucrado... o quizás sea nuevamente obra de los ninjas.

En el peor de los casos siempre se les podía presentar esa opción a los Dragón, pues eran habituales sus "avistamientos", pero a raíz de mi siguiente pregunta era obvio que opción veía más lógica.

- Sama, ¿sacó algo en claro sobre los Unicornio?

Hace un vago gesto con la mano.

-La sugerencia de los shugenjas es posible, como habiamos comentado, pero no hay forma de estar seguros. En cuanto a proponer a los ninjas como respuesta a este misterio... Solo dire que espero cierta profesionalidad de mis agentes. Respecto a lo otro, un arma y un chaleco que tiene cualquier mercader Unicornio...  Si es por esas dos cosas, deberiamos detener a todos los comerciantes patrocinados por ese clan en la ciudad. No creo que tengamos suficientes calabozos. Pero se puede reducir la lista

Niega con la cabeza, con cierta incredulidad real o fingida. Luego cruza los brazos.

-Con los Unicornio logre poco, pero algo al respecto es llamativo... Nadie que hablara parecia tener trato directo con Agasha-san. Los pocos shugenja que hay son jovenes, y se la pasan mas en el distrito Licenciado que otra cosa, y del resto, pocos habian oido de el.  No obstante, al menos obtuve la impresion de que estos pocos si le conocian, y en luego de presionar un poco supe que en efecto, estaban al tanto de sus tratos con Susurro, como asi tambien otros. Hiroshi el importador, Uma la criadora y  Magda, esa gaijin de la casa de las Historias Exoticas. Eso crea un panorama curioso. Al parecer, todos sus principales negocios de Agasha-san eran con heimin. Y no de su clan, ni de los Escorpion o de otros, sino solo vasallos de los Unicornio. 

-Los unicornios siempre están más abiertos que los demás clanes a ciertas cosas.- Señalé a la Yogo. -A estas alturas, me parece que todos nos figuramos que el Agasha prefería el perfil bajo. Quizá en sus experimentos trataba con ciertas cosas que no serían bien aceptadas por la sociedad.- Hice una pausa. -De hecho, sabemos que usaba el opio frecuentemente. Al menos de forma medicinal con los etas del lugar donde vivía. A lo mejor, esto no le parece tan terrible a un Unicornio como a un Escorpión.

Callé un momento para ver la reacción de la Yogo.

-Eso podia ser antes. Pero hoy dia el opio es una medicina comun.+les recuerda+ Solo es un problema y una desgracia para quienes lo usan en su forma de droga. No es algo como para justificar el usar solo servicios de...

Se lleva un dedo indice a los labios, pensativa, y entrecierra los ojos.

-Mmm aunque quizas si tenga que ver. Hiroshi es uno de los pocos con permiso para transportar grandes cantidades de opio crudo*, dada su gran fortuna. Alli podria haber un punto, si necesitaba un proveedor discreto. Seria interesante ver tambien que clase de relacion tenia entonces con Yegua y Magda. Me pregunto si quizas Agasha-san no estaba buscando algo, en los conocimientos gaijin de ambas...

Iba a sugerir sobre hablar con los Unicornio, pero no creí que pudiese obtener mucho más de lo que la Yogo ya había conseguido. -Si me consede permiso, querría ir a la Embajada Dragón. Tal vez estén dispuestos a decirnos en qué trabajaba el Agasha.- Era improbable, pero el riesgo de intentarlo era bajo. Además, tal vez pudiese hablar con la Kitsuki y decirle que encontramos el lugar donde se reunen los que nos robaron.

En cuanto a lo demás, no tenía muchas opciones, ya que no nos dedicamos a la invetigación tanto como Sichi y Susurro nos llevó a un punto muerto, a menos que nos pongamos a interrogar a los que ayudan a llevar su mercancía. Y prefería dejarlo para después, ya que no sabía si la protección que gozaba el heimin se extendiese a sus ayudantes.
 

Sonrie levemente, suspirando.

-Mirumoto-sama ha pedido que no se vuelvan a acercar hasta que aprendan modales, mas o menos... Tendria que ir yo. No obstante, tengo la sospecha de que ellos tampoco lo sabian. La inclusion de la joven Agasha entre los bushi, y el conocido ostracismo de Iesada-san para con sus compañeros de clan, que no lo respaldaron cuando se le expulso... Si, creo que a ellos tambien les interesa saber en que trabajaba. La respuesta debe estar en sus cosas, o quizas en su hija, que sigue desaparecida.

Guarda silencio unos momentos, antes de volver a hablar.

-Comiencen por la torre del Dragon, pregunten en la guardia si ha habido novedades al respecto. Luego visiten a los heimin, Hiroshi y Uma. Los dos son faciles de encontrar en el distrito Mercader. Averiguen con exactitud que clase de trato tenian con Iesada-san. Yo ire a por los Dragon y les enviare a vuestro encuentro en la puerta que conecta con ese distrito. Luego viajare a la isla de la Lagrima, a ver que puedo sacar de la gaijin... Nos reuniremos en la noche.

Sonrie al decir esto.

-Ah, si, sobre eso... procuren no llegar tarde esta vez. Ni crean, que he olvidado lo de ayer.