Partida Rol por web

Chumoku agiliza sus pasos tras Hitomi, pero la verdad les cuesta mas dado a su armadura. Debe esforzarse entre las sombras, intentando ocultar su marcial presencia..

Lamentablemente los intentos con inutiles, ya que los ronin van alerta y uno de ellos rapidamente detecta a los dos magistrados que les siguen! Murmura algunas palabras. Luego, tanto el como su compañero se detienen y giran, plantando cara a los perseguidores. Los heimin por su parte aceleran su carrera a todo dar.

Una katana es desenfundada rapidamente. El segundo ronin, en cambio, esgrime un masakari ancho y firme.

La gente en la calle se alborota al ver las armas salir de sus vainas y rapidamente se funden con las paredes, sin entender a que viene ese despliegue de improviso, aunque seguro lo hagan cuando ellos tambien perciban a los magistrados.

Tanto Aiko como Shiro interrogan suavemente a los trabajadores. Pero topan con la desconfianza natural de estos a la gente armada, y aunque se muestran serviles, todos lamentan no poder ayudarlos. Incluso la gentileza de la shugenja no basta. Si, el señor Hiroshi es un mercader conocido en la zona, pero ninguno sabe dónde se encuentra.

A veces, la amabilidad es insuficiente.

Sichi toma las riendas con su habitual rudeza. Tras amenazar fríamente a varios de aquellos infelices con una muerte tan brutal como rápida (y sin dejar a dudas que tampoco le importa matarlos si cooperan) consigue la ubicación de uno que ha trabajado para el tal Hiroshi frecuentemente. El sujeto les mira aterrado cuando ve la katana del tosco Shosuro apuntando a su pecho. Este pregunta por donde encontrar a Hiroshi, o en su defecto donde mora.

-Sí, Hiroshi-sama! Buen pagador! Tiene su bote amarrado en el muelle, uno de los que están al final! +Se arrodilla, al ver alzarse la espada del samurái, dispuesto a acabar con el+ No sé dónde vive, sama! Lo juro! Solo soy un trabajador!! Pero atiende los negocios en el bote, si si! Ahora debe estar allí!. Muelle Nordeste, el barco Jizuna kaze!

A pesar del intento, no habíamos pasado desapercibidos, debido a que mi equipo era un estorbo para pasar desapercibido, por lo que no me sorprendió que nos avistaran pronto.

Ya descubiertos, los 2 ronin que escoltaban el carro dan media vuelta para hacernos frente, uno de ellos ya había sido suficiente, pero con dos ya era un gran problema. Mientras los heimin seguían en carrera hacia la salida del muelle *si el contenido del carro salía de tierra habríamos fracasado*.

Lo único que se me ocurría era aguantar a los dos ronin mientras Hitomi seguía persiguiendo el carro, pero no tenía la certeza de que mi habilidad fuese suficiente como para contenerlos. Sin embargo, y si quería detener el carro, no tenía opción.

-Sigue con el carro, yo los contengo- susurre a Hitomi mientras perfilaba mi carrera contra los ronin. Era hora de ver realmente cuanto podía hacer el entrenamiento bushi.

Asiento a Chumoku. Me agradaba que por fin haya vuelto a tener autonomía propia. -A veces parece desconectarse y actuar como un tronco que sigue la corriente río abajo.- Pero no era el momento para pensar en eso.

Decidida, empiezo a buscar un lugar para colarme entre los ronis enemigos, intentando no perder el carro de vista. -Serán rápidos, pero ir con toda esa mercadería los hace pesados y lentos, por lo que no pueden ir muy lejos.- Razono.

No sera facil.

Esta claro. Los dos ronin no tienen cara de que vayan a aceptar que ninguno de los dos pase. Sus duras miradas muestran claramente que no son ningunos niños ni buscan solo hacer tiempo como el del almacen. Estos piensan detenerlos, de forma permanente. Ninguna amenaza o razón funcionara, de plano.

El carro debe tener algo importante, algo que vale mucho para ellos. Algo que vale su sangre, o la de ustedes.

Es una de esas desiciones que definen a un Magistrado, a aquello que aspiran ser. La verdad o la vida.

Hoy la deberán tomar y lidiar con la consecuencia.

Con una tension palpable, los dos hombres apuntan sus armas a ustedes, centrandose y preparandose a recibirlos. 

Los hemin entretanto apuran la marcha en alejarse, en tanto la gente del puerto busca refugio o se aparta.

En el tenso ambiente no hay mas que gemidos y temor, aunados a una sed de sangre inmensa. Los ronin saben que si ustedes viven, sus cabezas corren mas peligro que si mueren.

Son hombres que toda la vida han pensado solo en sobrevivir. Un par de aprendices de magistrado muertos, solo son dos cuerpos mas en el camino. No hay problema.

Aiko intentaba lograr algo con preguntas amables, buscando a quienes creía que eran mas importantes o pudieran tener conocimiento mas amplio de aquel distrito. Pero sus esfuerzos parecían no servir de nada, ella misma notaba como su presencia junto con la de sus compañeros lograban hacer que las miradas se llenaran con recelo, era como si no confiaran en ellos... Eran samurai, se supone que ellos debían ser las personas en que los Heinin debieran confiar y sin embargo, solo recibía respuestas vacías, aunque confirmaba que al parecer, ese mercader si era conocido.

De todas formas, al final veía como Sichi empezaba a usar su forma tan brusca para conseguir respuestas, rozando el barbarismo cuando amenazaba a uno de esos hombres que, al sentir su vida realmente amenazada, terminaba dándoles lo que buscaban... Era despreciable, atormentar a alguien de esa forma no le gustaba nada a Aiko y sin embargo, les dio resultados aunque ella lo desaprobara.

Sichi-san, es suficiente... Tenemos lo que queríamos, es mejor que busquemos ese barco.

Terminaba diciendo Aiko luego de escuchar esas palabras, alentando a Sichi a retroceder y calmarse antes de que matara a otro inocente, a alguien desarmado y que ella no estaba dispuesta a permitir que eso pasara. Sin mencionar que al tener lo que querían saber, no tenía sentido seguir con aquello cuando lo que debían hacer era buscar ese barco.

Una luz peligrosa brillo en los ojos de bushi. ¿Quien se creia aquella shugenja?

Por un momento se sintió tentado a vengarse ensartando al heimin allí mismo, y de hecho presiono la espada contra el, arrancando un  gemido agónico al pobre obrero cuando el acero pincho sobre la tela su piel, preparándose a atravesarlo

No obstante el momento había pasado. Aquel hombre podía serle útil mas tarde, además, si quería localizar otros trabajadores y testimonios.

-Recordare tu cara y tu nombre. +gruño+ Si sabes lo que te conviene, preséntate en la torre roja de este distrito a declarar…  o volveré a buscarte. Y no te salvara nadie.

Seguidamente lo dejo, volviendo a envainar la espada con un brusco y metálico chirrido. Sin volverse a mirar a nadie, ni a esperar tampoco, enfilo sus pasos hacia el muelle, a buscar una nave llamada Jizuna Kaze…

Los muelles de Ryoko Owari al final del dia son un resumen de la fiesta, un conjunto de imágenes e impresiones en las que se mezclan opulencia y relajación, con la peste y sudor de los trabajadores que sostienen la actividad de aquel lugar.

Gracias a las atinadas instrucciones del pobre marinero, no resulta nada difícil encontrar al Jizuna Kaze donde este dijera, amarrado cerca del final. Es una modesta embarcación de buena factura Varios marineros se ocupan de algunas labores de carga y descarga, pero la figura que les interesa a ustedes resulta estar parada en el mismo muelle, conversando con una jovencita vestida con otro kimono sin identificación, blanquiceleste. Quizás una vasalla de los Grulla.

Hiroshi por su parte es un hombre de porte alto y largo cabello oscuro, que lleva suelto hacia atrás.  Su kimono es retadoramente purpura, de seda de primera. Ambos contemplan las aguas, así que parecen no percatarse de la llegada de los samurái hasta que estos se encuentran bastante cerca como para que sus pasos resuenen en la madera del muelle.

Cada encuentro que tenían con una tercera persona, Aiko se sentía mas segura de que el comportamiento de Sichi no lo hacía apto para aquella investigación... Aquel pobre hombre quedaría con una marca en su cuello, la katana del escorpión fue usada de una forma indigna con un inocente mientras que por otro lado, se notaba que su humor ya no era estable. En Sichi se podía percibir que había demasiados deseos violentos, era imposible no verlo como una posible amenaza porque lo que menos necesitaban era perder los estribos.

De todas formas, ella solo guardó silencio mientras pensaba que puede que él no esté relacionado con todo lo que pasó, pero su accionar estaba resultando mas un obstáculo inminente que parte de la solución. Esas cosas las iba a reportar, no podía callarse y menos luego de lo que pasó en el almacén de alimentos en donde un ronin murió simplemente por nada...

De todas formas y por suerte, luego de caminar por los muelles viendo como los trabajadores cargaban y descargaban mercancías al igual que comerciantes disfrutando de lo que recibían, el barco que buscaban era encontrado en el lugar en donde le indicaron. En esos momentos Aiko no tardó en ver a quien buscaban, su altura y largo cabello hacían de él una persona difícil de ignorar, por lo que en realidad, incluso si no conseguían ayuda de nadie, lo hubiesen encontrado con solo seguir aquel muelle.

Disculpe que interrumpa Hiroshi-san, pero necesito hablar con usted sobre un asunto de suma importancia... Prometo que no será algo que tome mucho tiempo.

Se adelantaba Aiko para evitar que Sichi lo arruinara, incluso se adelantó a él en cuanto vio a Hiroshi en el muele disfrutando de una compañía que seguramente le era agradable. Por lo que cuando se acercaba a ellos, no dudo en disculparse por interrumpirlos con una leve reverencia para mostrarse educada, esperando que el comerciante aceptara a hablar con ella sin demasiadas trabas, sabía que de lo contrario el escorpión podría cometer un error más.

Estábamos demasiado lejos del carro, y solo Hitomi podría alcanzarlo, por lo que era mi papel entretener a los 2 mercenarios que nos cortaban el paso, pero aún no los tenía a la distancia necesaria y era mejor esperar a que ellos dieran el primer ataque.

Con aquello en mente, decidí estar cerca de Hitomi, de tal modo que me pusiera entre ella y los ronin para mejorar mi intersepción con ellos

Intento seguir la idea de Chumoku y corro junto con él, usándolo de una suerte de escudo humano para ponerlo entre los bushis y yo para después poder pasar la barrera que hacían y seguir al carro mientras mi compañero los distraía.

La carga desesperada de los jóvenes recuerda esas acciones tan poco pensadas como legendarias, si alguna vez trasciende. Solo se arrojan en manos del destino.

Las fortunas pueden ser también crueles.

El ronin del hacha recibe a Chumoku con un terrible golpe, justo al centro de la coraza que protege al joven magistrado. Un crujido tan hermoso como fatídico se escucha al partirse esta, y lo mismo va por las costillas del bushi… y sus entrañas. La sangre brota como un manantial de la brutal herida, cuando la letal hoja retrocede…

Hitomi no puede esquivar completamente su destino tampoco. El otro ronin se mueve de lado y la ataca con un largo tajo, menos profundo que el recibido por Chumoku, pero aun asi doloroso… No hay ninguna consideración a su genero o estatus.

No hay piedad.

Se voltea al sentirse llamado, estudiando a Aiko. Es un hombre fornido y apuesto, de aspecto vagamente siniestro e intrigante. Podría ser un Escorpión casi. La muchacha junto a el también se voltea y luce algo sorprendida de verlos, pero no así el mercader.

-Konbanwa.+responde sobriamente, con una pequeña reverencia algo descortés.+ Supongo que puedo hacer tiempo para vosotros… Kitsuki-san. +responde, con una leve vacilación mientras estudia y reconoce los mon de clan que llevan en sus ropas.

Hace un gesto, invitándolos a apartarse de la chica y retroceder al barco. Poco a poco adopta un aire más alegre, como si se pusiera una máscara adecuada a los negocios.

-Les invito a pasar. Allí podremos hablar en privado. ¿Por casualidad, son amigos de Agasha-san?

Aquel tipo no le gustaba nada. Parecía del mismo temple que el miserable Susurro. Los ojos de Sichi escudriñaron rápido el área, pero lo mismo que los demás no percibieron nada inusual. De todos modos, se inclinó hacia el montón de carne que hacía de yojimbo.

-Presta atención. +susurro simplemente. Luego el siguió a Aiko al bote, mientras Shiro solo asentía con un cabeceo, quedándose fuera para mantener un ojo sobre los marineros de la nave

Monta guardia en la cubierta, donde pueda mantener un ojo sobre los marineros, pero cerca de la cabina, donde ayudar a Aiko de ser precisos. El hombre ciertamente no inspira la menor confianza... 

Al principio, el lenguaje corporal como las palabras de Hiroshi mostraban recelo, desconfianza e incluso, a pesar de esa forma de tratarla al principio, para ella no fue difícil darse cuenta que seguramente sea por aquella mujer a la que pronto buscaba alejar... Puede que intentara protegerla o no quería ser visto con ella, la verdad es que era curioso pero no podía decir nada, por el momento ella le dedico al comerciante una leve sonrisa decidiendo ignorar los detalles de su falta de educación con ella, lo que buscaban era mas importante y sabía que no podía dejar que Sichi lo amenazara de primera mano si hablar era la mejor opción.

Era así que cuando los invitaba abordar aquel barco que parecía ser también su oficina de trabajo, Aiko no dudó en seguirlo siendo sorprendida por una pregunta que no esperaba... LA forma en que pregunto aquello relacionándolos por Agasha le hacía preguntarse como supo que estaban por él o mas bien... ¿El sabia que paso con él? o incluso, si Agasha solía enviarle siempre a alguien para buscar algo en especial.

No lo conocí personalmente, pero mis compañeros y yo estamos investigando sobre su muerte... Espero que comprenda lo delicado que es este asunto y nos brinde toda la ayuda posible Hiroshi-san.

Era un hombre apuesto, a pesar de como la miró y trató al principio, Aiko no podía negar de que tenía un atractivo un poco difícil de ignorar y aún así, cuando ya quedaban a solas en ese lugar con Shiro afuera, ella buscaba mostrarse lo mas amable posible para conseguir su colaboración. Claro que en el instante en que le comunicó la muerte de Hiroshi, ella buscaba percibir cualquier detalle en su reacción sabiendo que el escorpión buscaría lo mismo o al menos, eso esperaba.