Partida Rol por web

Finalmente la shugenja no se pronuncia ante su propia petición, lo que me termina molestando, escorpiones que se creen superiores...

El camino hacia el Muelle de Hierro se torna silencioso, mi atención sigue en custodiar a Aiko, pero tambien en algun movimiento de los escorpiones, la desconfianza en un grupo mella cualquier intento de acuerdo consentido y tranquilidad, pero la obligación y el deber se ante pone a tal sentimiento...

Llegamos a uno de los almacenes, el aspecto del lugar, la fachada y sus puertas muestran oposición a continuar nuestras investigaciones, pero una vez mas Shosuro es el alma del carnaval...que artimañanas menos adecuadas para un samurai; pero si ya toco a un muerto, no me extraña que oculte mas trucos bajo la manga; mientras entramos al lugar paso cerca de Shosuro y aplaudo tres veces con una sonrisa un tanto ironica en los labios...Sus artes cada vez impresionan mas...finalmente es un escorpión...procure cerrar la puerta para no llamar la atención de algún curioso.

Observo el lugar con atención, lo ordenado y limpio que esta es algo que causa mi mayor curiosidad...¿que guardaran esas cajas? me acerco a una de ellas y sin tocar nada, las miro buscando alguna marca o escrito que nos de algo de información, incluso huelo una de ellas, quizás su contenido desprenda algún olor reconocible.

Miró sin demasiada atención a los caballerosos samurai que tenía delante. Al parecer no se esforzaron en educarlos debidamente, estaba claro que el honor de ninguno de los dos era importante para ellos. Tampoco era algo sumamente importante que se rebajaran si cumplían su deber. Ella no era la persona adecuada para reprimir las acciones innecesarias de un par de bushis, menos cuando uno era un escorpión. Se agachó para recoger el candado, que miró y luego guardó en los pliegues de la ropa para revisarlo más adelante. Es posible que Shiro-san hubiera estropeado cualquier prueba que pudiera haber, pero era mejor que nada. Dirigió su mirada al interior.

- Se ve limpio. - comentó a media voz.

Es obvio que aquí se sigue entrando a pesar de que no están actualizados los recibos. Miró la lámpara y se dirigió a ella. Sin tocarla se dedicó a olerla para comprobar si había sido encendida hace poco tiempo, eso podría dar una idea de la frecuencia con la que visitaban aquello, incluso prever si habían cambiado algo hace poco. Se mostró divertida en su foro interno cuando vio que Shiro estaba haciendo algo muy similar con las cajas. Demasiado precipitado, pero sigue siendo precavido.

No se atrevía a entrar en el pasillo, cuando pudiera ser que alguien hubiera sido advertido de que investigaban sobre los almacenes. Alguien podría haber tenido el detalle de poner una trampa. En su mente se figuró también que alguien hubiera cambiado el aceite de la lámpara por otro combustible menos apropiado o manipularla para que funcionase de manera inadecuada y luego puesto allí. Sería una trampa digna, aunque quizás, ¿demasiado enrevesada? Quizás pensara demasiado.

Una vez más, Sichi sacaba sus dudosas habiliadades a relucir. No es que me queje, obviamente. Por mi podiamos hacer lo que fuese para apurar esta investigación, que hoy parecía ser aún más tensa que ayer entre nosotros y los dragon, si es que eso era posible.

Pasé después de los yojimbo al almacén. Mientras ellos investigaban con su olfato, yo me puse a mirar la habitación sin observar nada en particular. Buscaba algo fuera de lugar. Muchas veces, la organización extrema no hacía más que resaltar lo que había quedado olvidado. Una lista de empleados, una hoja con el recuento del inventario, incluso una mancha reciente de aceite en el piso podía indicar bastante.

De paso también me fijaba en las cajas. ¿Tenían algo escrito? ¿Había alguna roida por las ratas? ¿Algún símbolo o mon que reconociese? A menos que el almacén se encargue de un producto específico (lo cual sería rarísimo), debían de usar algo para identificar el contenido de la mercadería sellada que guardaban.

Ya fuese por su habilidad o por las fortunas, Sichi había logrado abrir la cerradura, lo cual me había hecho pensar *¿fue suerte, habilidad, o un cerrojo mal colocado? a veces la seguridad refleja el valor que protege*. Había sido el último en entrar, pero con la razón de que lo podrían estar vigilando *en efecto, yo no dejaría algo que quisiese resguardar colo con un candado viejo* lo más seguro podía ser que diesen aviso para cambiar los cerrojos de los otros almacenes, o mudar su contenido a otro lugar, por lo que debían moverse rápido después de revisar el almacén para revisar los otros. Finalmente entrando, comienzo a inspeccionar no solo las cajas, sino también el suelo cercano en el que estaban, pues por mas limpio que estuviese el lugar de haber movido las cajas recientemente o no haberlas tocado en un tiempo cambiaría las marcas que pudiesen estar en el suelo, o en las bases de las cajas

Con el ceño fruncido y sin decir palabra, la joven Dragon se concentra en lo que tiene delante, comenzando a revisar el almacen, aunque manteniendo su reserva de caminar tras Shiro-san, revisando el lado opuesto al que este. Pero su malestar interno ante las actitudes y palabras de Sichi no la dejan concentrarse...

Era extraño. Tal distribuición no coincidía con un registro desactualizado como nos habían dicho. Había que descubrir que guardaban en ellas... Y encontrar el registro de lo que aquí había, era imposible que no existiera.

Las cajas en su mayoria tienen sellos del clan Cangrejo, aunque otras no tienen nada. El olor imperante es a aceite y herrumbre en su mayoria, si bien no muy fuerte... Poco tardan en descubrir inscripciones. Hay cientos de flechas, lingotes de hierro, piezas para armaduras, laca y aceite de mantenimiento, etc. No hallan ninguna identificadas por traer armas concretas, algunas de las cajas sin marcar son bastante grandes para contener arcos, lanzas u objtos de similar indole. En resumen, un arsenal privado bastante grande y completo, demasiado.

Las cajas en su mayoria tienen sellos del clan Cangrejo, aunque otras no tienen nada. El olor imperante es a aceite y herrumbre en su mayoria, si bien no muy fuerte... Poco tardan en descubrir inscripciones. Hay cientos de flechas, lingotes de hierro, piezas para armaduras, laca y aceite de mantenimiento, etc. No hallan ninguna identificadas por traer armas concretas, algunas de las cajas sin marcar son bastante grandes para contener arcos, lanzas u objtos de similar indole. En resumen, un arsenal privado bastante grande y completo, demasiado.

Cerca del fondo, en la parte mas oscura, notas algo adicional. Una de las cajas grandes gotea. Hay un liquido manchando el suelo adjunto, apestoso en demasia, pero no logras identificarlo.

A pesar que la calle esta desocupada, no es lo mismo que desierta. Entre las sombras de los pasillitos que separan los distintos almacenes, divisas algunos mendigos y etas, que miran vigilantes vuestros movimientos. No se les da muy bien la discrecion, o no lo intentan. Pero vuestra intrusion no ha pasado desapercibida. 

La lampara no tiene nada de raro a simple vista, ni al olfato. Solo es eso, una lampara reposando en la mesa de entrada, seguramente necesitaran luz en algun momento. Mientras te entretienes con ella, el resto avanzan por los pasillos, observando las cajas con atencion, buscando señales...

Daba la impresión de que alguien pretendía armar un ejército. Si tan sólo los registros de la torre hubieran estado al día, bien podría haber sido material para la guardia del trueno o algún grupo de ashigarus, pero sumado a los incidentes recientes una extraña sensación empezaba a recorrerme la espalda.

¿Una revolución?

Encajaba hasta con la pérdida del wakizashi de Hitomi y la muerte de Iesada, posiblemente un grupo pretendiera eliminar la cabeza de la ciudad infiltrándose en el distrito licenciado mientras que otro se aseguraba de tomar el control de la ciudad en el caos.

¿En verdad alguien era capaz de pensar todo eso?

DEfinitivamente si, si yo mismo con mis teorías conspirativas había llegado a esa conclusión, no era extraño que alguien en verdad la hubiera ideado en especial alguien como Yasuki Nobuko. Pero necesitaba más cosas, no únicamente un montón de armas y armaduras que en el peor de los casos podían ser confiscadas y así ganar tiempo, por lo que debía seguir comprobando cajas.

Así que empecé a abrilas, comprobando en primer lugar aquellas que se encontraban sin marcar y siguiendo hacia las del fondo, hasta llegar a una caja goteante y apestosa.

- No encendáis fuego.

Les indico previendo que pudiera tratarse algún material inflamable, colocado allí con el único proposito de destruir todas las pruebas en pocos minutos.

Las cajas estan todas clavadas, por lo que no queda otra que desarmarlas para ver que contienen. En efecto, son armas ciertamente, arcos, tetsubos, onos... Hay muchas armas y armaduras pesadas, al estilo Cangrejo. No parecen nuevas, sino que todas evidencian señas de uso, como puas rotas, manchas o raspones, algunos muy visibles.

Sin mas luz que la modesta filtrada por la puerta, finalmente Sichi llega a la caja que gotea. Con cuidado la abre...

Adentro, solo hay frascos. Apilados y envueltos en paja, llenos de un liquido negro. En la penumbra no se adivina ningun simbolo o identificacion. Un par de los de abajo se han roto, probablemente un mal almacenaje, siendo su contenido lo que se esparce en el suelo. Eso parece ser todo. Lo unico claro es que no se trata de brea o algo incendiario comun. Ni luce ni huele como tal, sino algo intescriptible, entre dulzon, sofocante y acido.

Se asomó para ver la dirección de Sichi y luego se acercó un poco para curiosear lo que había visto.

- Por el olor no parece muy recomendable su consumo. - afirmó pensando en venenos y dejando la posibilidad al escorpión de compartir su posible deshonroso conocimiento. Es posible que fuera un veneno para impregnar las armas y así que las heridas fueran más perjudiciales, aparte de deshonrosas.

- No parece que haya entrado aquí alguien hace poco, la lámpara sólo huele al aceite que contiene. - comentó de pasada.

Podría ser más o menos relevante, pero aquello sugería que por algún motivo los dueños del local estaban despreocupados de los almacenes, lo cuál podría ser un indicio de que aquello resultaría más fácil. Incluso... Podría concluirse que si el resto de almacenes parecen haber sido abiertos recientemente, es porque alguien ha informado de que su investigación había tomado aquel camino.

¿Que será?

Me pregunto cogiendo uno de los frasco intentando averiguar su contenido, lo cual me resulta imposible. Jamás había visto nada similar y la única idea que me venía a la cabeza era que contenían la sustancia que daba lugar a aquel opio fortalecido del que nos habían hablado.

- Hay un cajón lleno de esto, pero me preocupa más tal cantidad de armamento. Da la impresión de que alguien planea una revolución...

No señalo a nadie en concreto, pese a que Yasuki Nobuko es la primera de la lista.

- Y es posible que quieran incriminarte.

Le indico a Hitomi, cuyo wakizashi sería una terrible prueba de encontrarse en el lugar del crimen, o quizás un salvoconducto para entrar en la Isla de la Lágrima sin levantar excesivas sospechas.

- Chumoku-san, no os separéis de ella en ningún momento.

Le indiqué, a pesar de que seguía sin autoridad para ello, al tiempo que me regresaba a la luz.

- Nueva oportunidad Kitsuki-san, ¿sabéis que es esto?

Le pregunté entregándole la botella.

Apretando los labios, con reticencia, la joven toma la botella que le entrega el Escorpion. Poniendola a contraluz, comienza a examinarla... Pronto abre los ojos, sorprendida.

-Esto... esto es como nuestras pocimas de conjuros. +dice, con voz tensa+... pero la magia contenida en ella... no es... no es la magia de los kami. Nunca habia visto una aberracion como esta, mezclando nuestro saber con eso. 

Su mano tiembla levemente mientras deja la botella con cuidado sobre una caja, y de inmediato se limpia con el kimono, como si el solo tacto de esa monstruosidad la hubiese ensuciado. Queria un baño. NECESITABA un baño purificador, y pronto.

Tal vez no los podía ver, pero sabía que no tendrían mucho tiempo para inspeccionar los otros 2 almacenes, pues alguien estaría vigilando este y, seguramente, alertaría a quienes custodiasen los otros.
Estaba por advertir a mis compañeros cuando Sichi abrió algunas cajas, las cuales (en su mayoría) contenían armamento usado. Además en una caja en particular se encontraban unos frascos que contenían una sustancia negra y desconocida.
Ante la breve explicación y el nerviosismo que presentaba la dragón, una teoría se me había formado en la cabeza de manera casi fugaz *armas usadas, sello Cangrejo, sustancia negra y posiblemente maligna, creo saber de donde proviene todo esto*. Luego lo sumó con la hipótesis de Sichi *¿una revuelta? ¿donde sería? ¿en el distrito curtidor tal vez? explicaría el asesinato del alquimista, pero no sería suficiente, no ¡espera!* recordé a Chillón, a Cejas, a Susurro, a Kazu-sama. Ellos funcionaban como Iesada-sama, controlando y vigilando el distrito, si hubiesen señales de revueltas, seguramente ellos serían los primeros en enterarse *¿y si por eso murió el alquimista?*
-Lo haré Sichi-san- contesto a mi compañero -pero ahora recomiendo movernos, no hemos pasado precisamente desapercibidos y si queremos llegar a ver algo de lo que contienen los otros 2 almacenes deberíamos apresurarnos a abrirlos, dividiendo el grupo en 2 para optimizar mejor nuestro tiempo-.

Observé el líquido negro con el seño fruncido, preguntándome de qué se trataba. Entonces Sichi mencionó una revolución, y peor, me señaló a mi y dijo que podrían incriminarme. En un principio no supe de qué hablaba, después me di cuenta. -Pero eso no tiene sentido, por lo que averigué, los ladrones se quedaron con mi wakizashi como trofeo.- Aún así, la sola idea de que alguien pueda usar mi arma para inculparme me daba escalofríos.

Después la Kitsuki confirmó que se trataba de magia oscura y me mordí un labio. ¿Podía Yasuki Nobuko conseguir magia de los onis para ayudarla en esto? Si así era, entonces es posible que el asesinato del Agasha encaje en algún lugar en esa dirección. Si el Dragón podía o había descubierto rastros de esa sustancia en la ciudad podría haberse convertido en una amenaza para los planes de la samurai.

Por último, Chumoku mencionó justo lo que yo había dicho antes de entrar a este lugar, que seguramente los demás estaban vigilados. -¿Cómo nos separaremos?- No había tiempo para discutir si lo hariamos o no, teniamos que hacerlo. -Yo diría que Chumoku y yo acompañemos a uno de ustedes, mientras que los otros dos se van con Sichi.- Les propuse a los Dragón. Había muchas razones por las cuales quería que los grupos sean mixtos entre los clanes, y sabía que mi compañero Shosuro se podía manejar con dos de ellos facilmente.

¡Por fin un mínimo de colaboración!

Agradecí para mis adentros al ver que por primera vez no ponían objeciones a mis indicaciones e incluso las seguían. Lástima que dicha euforia resultara tan efímera, básicamente por la respuesta de la Kitsuki y los comentarios de los otros Escorpión, pues sabía sumar aquellos datos con gran facilidad.

- Es lo que dicta el sentido común. Kisuki-san y Mirumoto-san deberíais venir conmigo. - señalo, mirando a Kasumi al mencionar su apellido motivado por la última intervención de Shiro - Démonos prisa... Y estad preparados para un ataque en cualquier momento.

Les advierto mientras recojo la botella, como una prueba fundamental de la nueva investigación. Porque las prácticas heréticas se habían colado en nuestra investigación.