Partida Rol por web

No se de donde sacaron los demas que mi intención era discutir o pelear con Shosuro, una mueca parecida a una sonrisa se dibujaba en mi rostro al pensar en ello, si es evidente que el escorpión se desespera solo, ademas es claro que muchos de los secretos de esta ciudad no son solo del clan regente y eso sin duda debe carcomer su propio orgullo, Susurro solo un heimin parecia mas astuto que un propio escorpión...curioso y a lo menos un poco humillante, pero bueno son percepciones de un...simple yojimbo.

Tras separarnos camine dos pasos tras de Aiko, cubriendo su espalda y para tener mejor visión de ella, ademas tambien podia observar al ilustre magistrado, al llegar al siguiente almacen, hay unos heimin sacando mercancia, a mi percepción me parece un movimiento normal, pero...la paranoia de Shosuro es impresionante...me acerco a Aiko-san y le hablo en voz baja, mientras el escorpión apresura el paso para ordenar que habran una caja...Aiko-san, esperad, es mejor observar antes de actuar tan impulsivamente, si os fijais el movimiento parece normal, extraen mercancia a la luz del dia, dejemos que Shosuro y su paranoia obtengan información, observemos los alrededores por si hay terceros que vigilen el cargio...sonrio con tranquilidad, y efectivamente, observo alrededor buscando algo sospechoso...

Los estibadores se detienen al oir el imperativo grito, mirando y reconociendo de inmediato a los bushi. Palidecen, francamente asustados por las repentina intervencion, dejando caer la caja que llevaban como si quemara, la cual aterriza con un sonido seco, pesado.

No obstante, antes de que los hombres tengan tiempo de recuperarse del estupor y obedecer al magistrado, este y sus compañeros observan que adentro del almacen hay mas gente. Entre las penumbras del lugar se vislumbran las figuras de dos hombres, a quienes sus burdas armaduras oscuras y espadas identifican claramente como ronin. De hecho a Sichi le parece reconocer a uno de los de ayer, que viera en la tienda de Susurro.

Estos observan sin decir nada, pero avanzan a la puerta hombro con hombro, bloqueando el acceso al interior del lugar al tiempo que descansando languidamente la siniestra sobre el puño de sus katanas.

De cerca, puede observar que las cajas del carro no parecen gran cosa, pero carecen de marca identificatoria alguna.

Aiko sabía que era mejor observar un poco mas el lugar, buscar a quienes controlaran lo que hacían esos hombres, pero tampoco podían darles la oportunidad de sacar evidencia importante de ese depósito. Por como llevaban la caja con tanto cuidado, le daba la impresión de que sabían que transportaban algo peligroso o frágil, pero antes que pudiera hacer algo mas, esperando también que el magistrado cumpliera con su deber, no se esperó que Shosuro les espetara aquellas palabras de forma tan demandante como intimidante...

Para cuando aquella caja caía al suelo ante la reacción de ese par, Aiko se llevó un de sus manos a su boca para cubrirla por las terribles consecuencias de que se rompiera esa caja, si es que contenían lo mismo que las que encontraron antes y a pesar de eso, no se le pasó por alto como el ruido que hacía al caer, no era el de frascos rompiéndose, debía ser algo diferente... Puede que corrieran con suerte, pero la misma se terminaba cuando aparecían esos dos ronin, iban bien armados y protegidos con sus armaduras, algo que no le gustaba nada  al tiempo que notaba que esas cajas no tenían marca alguna.

Creo que debe explicarles porque estamos aquí... Dudo que quieran desafiar la autoridad de un magistrado...

Comentaba Aiko a Shosuro, la verdad es que esos hombres pudieran estar pensando que quisieran hacer algo ilegal, algo que no deberían pensar al ver quienes eran. Pero si no era así, estaba claro que lo que buscaban proteger era demasiado incriminante como para dejarlos cumplir con su trabajo... Claro que Aiko prefería iniciar aquello con el dialogo, hacerles ver que no pueden interponerse en la investigación que llevaban a cabo, pero por desgracia, tanto Shiro como ella estaban allí para dar su ayuda y observar que se encuentre a un verdadero culpable mas que liderar la investigación.

Es curioso cómo acaban las cosas, la sensación de inestabilidad había mermado curiosamente sus fuerzas y dejado su mente apartada del asunto. Debería haber ido con Aiko. 

Irremediablemente volvió al pensamiento de la wakizashi. Sabía que se estaba obsesionando en la posible casualidad, pero también sabía que no podía evitarlo. Poco a poco sus ánimos de querer ayudar a la cortesana a recuperarla iban en aumento, no sólo recuperaría su honor, sino que también aumentaría el suyo. Me gustaría saber qué se esconde detrás de ese hecho, ¿alguien intenta desprestigiar a los samurais de la investigación? ¿O es algo extendido?

Poco a poco la Bayushi se alejaba de ellos dos, dirigió una mirada hacia el otro Bayushi.

- Es curioso cómo corre una cortesana, me pregunto el motivo. - susurró para sí misma de manera que Chumoku apenas lo oyera.

Al despistarse y no concentrarse en la carrera, un dolor por la mala respiración en la carrera le surgió en el costado, aminorando la marcha y quedándose atrás, se sorprendió al ver a Chumoku al lado suya. ¿También está pensando cosas extrañas?

- Vosotros dirigís la marcha, desconozco la zona. - dijo alzando la voz para que la Bayushi escuchase también.

¿Acaso Susurro estaba por aquí?

Pensé extrañado al ver al ronin en el interior del almacén, tanto que me hizo perder la idea que llevaba en la cabeza a raíz de verles vaciar el almacén, por lo menos hasta que la Kitsuki decidió a hablar, obligándome a contestarla antes de continuar.

- Se lo que debo hacer. Gracias.

Le espeté con irá para después dirigirme a los porteadores, mientras vigilaba los movimientos de los ronin.

- ¿No me habéis oído? ¡Abridla!

Los etas se apresuran a mirar atras, pero no parece haber oposicion por parte de los ronin, que solo miran. La calle se va vaciando rapidamente de gente, ante los gritos del magistrado. Sin mucha ayuda ni animos o guias, no les queda otra que obedecer con los hombros encogidos.

Abren la caja y se apartan a un lado, mantenendo las cabezas gachas y sumisas. Todos pueden observar entonces que la misma contiene numerosas bolsitas de aproximadamente un kilogramo de capacidad, algunas de ellas abiertas por el golpe. De esas se derrama un fino polvo blanco, con similar apariencia que la harina.

Aiko esperaba que no tuvieran que  recurrir a la violencia, aunque era de esperarse que ofrecieran resistencia en el caso de estar haciendo algo ilegal y sin embargo, luego de que Shosuro le dijera aquello de forma tan cortante como fría, ella se limitó a observar las reacciones ante su falta de educación. Era en cierta forma sorprendente ver como todo parecía salir bien, aunque los etas dudaron al principio, la falta de hostilidad por parte de los Ronin era algo que relajaba un poco la tensión del momento.

Aunque los eta pronto obedecían abriendo aquella caja, en el fondo Aiko no podía evitar sentir un poco de decepción, estaba mal pensar de esa forma ya que lo mejor era recibir la colaboración, pero lo cierto es que no habría sido malo que Shosuro viera que no siempre su comportamiento le daría lo que buscaba... 

De todas formas, pronto Aiko lograba ver que el contenido de aquella caja parecía ser solo harina y casualmente, recordaba la harina en la casa de Agasha aunque en realidad, tampoco estaba del todo segura de que eso fuera realmente harina debido a lo que encontraron en el otro depósito.

Si me permiten... Quisiera ver de cerca el contenido de esas bolsas. 

Empezaba diciendo acercándose mas aunque con cuidado, ella contaba con el apoyo de Shiro y confiaba en que ante algún problema, él podrá asistirla rápidamente ya que aunque ella este entrenada para poder defenderse, eso era muy diferente a un simple encuentro de práctica.

Por el rabillo del ojo, podía notar como me iba adelantando a los dos bushi. No me detuve a ver por cuánto, pero sabía que iba más rápido que ellos. -Ya me alcanzaran. Necesito llegar al almacén rápidamente.- Lo único que podría pasar sin los optros dos samurais es que los empleados del lugar sean hostiles, pero creía que podía manejar la situación si me mostraba firme.

En el comienzo del trote, no puedo evitar divagar con el pensamiento sobre lo que habían encontrado en el almacén anterior. *Si lo que habían encontrado en el primer almacén ¿qué habría en los otros 2? ¿más armamento o de las sustancia negra? eso daría mas pié a la idea de Sichi sobre la rebelión, pero aun así no tenía sentido, había demasiada gente de importancia en el distrito, si hubiera movimiento sospechoso ya lo habrían notificado, no ¡espera!*
La línea de pensamiento me había llevado a una sospecha que me había paralizado las piernas ¿tanto así? en realidad no, se me había acabado el aire, la poca atención al entrenamiento diario me había pasado factura, pero eso no me alejó de la sospecha *si estoy en lo correcto, casi todos ellos estarían en peligro ¿cómo abordo esto a mis compañeros?*
No terminé de reflexionar, el susurro de la dragón me había sacado de ello. -Supongo que su pérdida la motiva- le respondí, luego me dirigí a Hitomi -¡adelántate, te alcanzaremos pronto!- o, al menos, eso esperaba.

Los dos bushi quedan atras y rapidamente cruzas el puente de los amantes borrachos, para entrar en el distrito pescador. Ya en el mismo cruce, el hedor firme, caracteristico de esta parte de la ciudad, te recibe. 

Apenas estas bajando, tus ojos van hacia adelante. Al Suroeste y no muy lejos esta la puerta ardiente, de la cual parte tambien la otra donde te humillaran al robar tu wakizashi... Una deshonra dificil de olvidar. Pero ahora no hay tiempo... Tambien al pie del puente, pero abriendose hacia el Norte casi en derechura, esta la calle que conecta los distintos muelles del distrito y sus respectivas zonas de almacenaje. El secreto de Susurro aguarda.

Kazumi logra recobrar el aire antes que el Escorpion, pero para entonces ya Hitomi no es visible. A paso lento pero seguro los dos bushi continuan de todas maneras tras ella. Tienen la direccion bastante fresca, y sin duda resultara una persona facilmente distinguible entre los heimin si hay que encontrarla. No es que muchos samurai visiten esa zona. 

A paso lento ambos van cruzando el puente, comenzando a sentir (una vez van algo mas alto) como la brisa cambia, trayendo la peste a pescado, fresco o podrido, que emana del distrito al otro lado de la bahia. Solo es cuestion de llegar al otro lado y tomar la primer calle al Norte, para ir contorneando la zona de muelles y almacenes.

Al ir llegando al almacén de Susurro disminuí la marcha para ir lo más tranquila posible. Estaba agitada, pero en unos segundos se me iría, segundos que aproveché para dar un vistazo a mi alrededor, buscando a los hombres del heimin. Tenía que mntener los ojos abiertos, si los veía ir directamente hacia el almacén sabría que estaban intentando llegar antes de mi y los podría interceptar. O tal vez habían llegado antes de mi y las puertas estaban abiertas.

Si los veía y me estaban intentando emboscar, sería mucho más dificil. Me pregunté si Susurro iría tan lejos como para matar a los magistrados de la ciudad. Si Sichi tenía razón y estaba organizando una rebelión, no parecía imposible que se detuviese ante mi. Después de todo, ya había asesinado a un samurai.

-En cualquier caso, depende de que los vea antes de que lleven a cabo sus acciones.- Pensé mientras caminaba.

Mientras te aproximas puedes notar que el lugar, si bien se encuentra cerrado, esta vigilado por un ronin. Este se relaja mientras juega con una moneda, bloqueando la puerta con su cuerpo de una forma casual e indolente. Pero el daisho en su cinturon no es nada de eso, luce bien. Te recuerda tu propia falta, que hasta ese hombre ola tenga su wakizashi y tu no...

El distrito en esta parte es similar al del otro almacen, pero bastante mas deteriorado y poco mantenido, como era de esperarse. Tambien es mas populoso, puesto que el alimento se necesita a todas horas, y muchos heimin y etas van de aqui para alla con el pescado fresco, arroz y otros productos recien llegados por el rio. Obviamente, estos hombres y mujeres sencillos se cuidan bien de aproximarse al recinto vigilado, manteniendo una prudente distancia. Pero no parecen excesivamente alarmados, solo cuidadosos. En lo demas, continuan con la vida diaria. 

Al mirar atras no ves a los bushi, aunque ellos tambien tienen la direccion. Pero quizas les tome algo de tiempo recobrar el aliento... De momento estas sola. 

Al ver que no había nadie más en las cercanías, me acerco al Ronin. -Debería de poder controlar la situación, a menos que el hombre esté dispuesto a rebanarme la cabeza en medio de la calle sin darme opción a retirarme... espero que no.- Pienso mientras camino. Una vez que estoy lo suficientemente cerca le hablo.

-Ronin-san, soy magistrada de Ryoko Owari. En nombre de mis superiores va a tener que hacerse a un lado y dejarme inspeccionar este almacén.- Mi tono no admitía un "no" como respuesta, pero sabía que aún así me respondería negativamente, al menos al principio. No me gustaba usar mi título para presentarme a él, ya que practicamente le estaba diciendo a Susurro quién estaba investigándolo, pero no tenía otra forma de correrlo del camino. Además, lo más seguro es que se hubiese enterado de todas formas.

El ronin ni se inmuta. Ni tan siquiera deja de jugar, aunque hace el favor de mirarte de pies a cabeza lentamente, con una sonrisa suave.

-Por supuesto, Ojo-sama... si me enseñas un permiso de Susurro para entrar a revisar sus cosas. +contesta con total descaro y aburrimiento+ O podemos ir al callejon tambien... Hazme feliz un rato y quizas te deje espiar dentro.

Acompaña esta ultima frase con un guiño lascivo, indicando al costado del almacen. En todo caso, no se aparta en lo absoluto.

Nadie impide que Aiko se aproxime, y esta puede constatar de cerca que si, tienen toda la apariencia de ser solo bolsas de fina harina, nada mas. Los ronin casi parecen divertidos al verla.

Por otra parte los porteadores eta van retrocediendo, alejandose con las cabezas gachas del carro como si fuera algo peligroso, o mas probablemente sin el menor deseo de verse involucrados. Pero es uno de los mismos hombres del almacen los quien les detiene con un tronido de dedos, indicandoles que paren.

-Nada de esquivar el trabajo. Lleven las cosas a casa de Susurro. +dice en tono grave pero sereno. Al parecer muy convincente, tambien, ya que los dos regresan.

Su compañero encara a los samurai con aplomo, sin por ello perder la postura presta.

-Bien, ¿algo mas o van a seguir molestando? Estamos ocupados, Escorpion-kun... y te agradeceria no le grites a los porteadores. Se asustan facilmente. 

Al no haber resistencia, Aiko no dudó en acercarse a esa caja mas que dispuesta a revisar su contenido de cerca, que incluso visto de cerca parecía ser harina y aún así, a pesar de que pareciera ser algo indefenso, la reacción de los etas no se le escapaba al igual que aquellas miradas de los ronin... Puede que ellos parecieran tranquilos, pero los eta eran mas sinceros con sus reacciones, la manera con la que cargaban la caja, como retrocedían como si fuera peligroso e incluso, esperando no se involucrados en algo ilegal ya que el castigo podía ser mas que severo.

Algo no esta bien aquí... Creo que se debería incautar parte de esta carga para realizar un estudio mas profundo, puede que sea mejor cerrar el depósito y no dejar que nada salga hasta que se haya revisado bien el contenido del mismo... 

Decía ella de pronto con su suave voz, incluso buscando sonar amable en todo momento mientras tomaba una de esas vbolsas con cuidado, buscando mirarla mas de cerca como si buscara ver algo que no fuera normal, algo que justificara el miedo de los eta a la hora de transportar la caja... Si fuera realmente harina, no tendrían porque llevarlo con extremo cuidado, era eso lo que la motivaba pensar que eso no era algo normal y recordando el laboratorio de Agasha y la harina que encontraron en el suelo, ella se sentía con confianza suficiente como para descubrir que era eso que sostenía.

Claro que siempre puedo consultar a los Kami, uno de fuego para conseguir acelerar las respuestas a mis dudas, pero supongo que la última palabra la tiene el Magistrado.

Agregaba de pronto guiada por un presentimiento, no es que sus verdaderas intenciones fuera consultar realmente a los kami, prefería no molestarlos tanto cuando podía hacerlo ella misma y además, ya Shosuro demostró no agradarleesas artes y aunque no le agradara nada, lo que buscaba en realidad era ver la reacción que pudieran tener los eta y esos ronin luego de haber buscado estudiar un poco mas el contenido de esa bolsa.

Hay formas y formas de averiguar las cosas y la poca cautela de Shosuro le juegan malas pasadas como esta, queda en evidencia asi de simple, que paranoico, pero Aiko-san es mas astuta, me mantengo cerca de ella, vigilando que nadie se le acerque, mientras inspecciona el polvo blanco, observo los rostros de los ronin y el de Shosuro.

Detener el carguío era quizás solo facultad de Shosuro, pero dudo que los ronin lo acepten de buena forma, dos teorías, si el cargamento no es harina y mas bien algún resultado de un proceso de refinamiento químico, transportarlo a la luz del día es el mejor camuflaje, si nada malo haces, no tienes nada que ocultar...o pero perfectamente puede ser que sea harina...sin duda la reacción de los etas es curiosa, pero si los ronin actúan con severidad, es comprensible el temor que tengan si cometen errores o son mas lentos.

Me acerco a mi compañera...Aiko-san, que le parece si toma un muestra para analizarla mejor, de ahí ver si continuamos con nuestra investigación o vamos con Susurro a pedir explicaciones, pero estamos atrayendo mas ojos de los que podemos vigilar...me comentaba en voz baja, solo para que sus oídos escucharan y quizás los del paranoico escorpión...

Espero pacientemente la inspección de Aiko, más centrado en vigilar a los ronin que a la shugenja dado que sería más provable que éstos acabaran iniciando una reyerta.

Adelante...

Pensé, queriendo animarlos para que se produjera y tener la excusa perfecta para llevarmelos e interrogarlos.

- De acuerdo, no les gritaré. Pero no irán a ningún lado.

Accedo a parte de sus peticiones bajando el volumen aunque sin modificar un ápice mi postura e intenciones. Mientras que la Kitsuki examina el cargamento y el Mirumoto desempeña fielmente su función.

- Los registros sobre éste almacén no se encuentran debidamente cumplimentados, claramente por dejación de sus dueños. Así que nos hemos visto obligados a analizar todas y cada una de sus mercancias.

Expongo mis intenciones con total sinceridad, entretanto la shugenja hace su dictámen, añadiendo más fuerza a mis palabras, pues si ocultaban algo ahora sólo disponían de una única salida para intentar salirse con la suya.

Vamos...

Pensé queriendo sonreir al ver que mis ansias de sangre parecían estar apunto de cumplirse.