Partida Rol por web

Mientras kyo rechazaba toda ayuda para no abrir sus heridas llegaba el samurai escorpión de guadia. No dijo palabra alguna pero evidentemente los movimientos de su cabeza y su mirada hacia Kyo inquirían sobre su estado. Buenos días compatriotas. ¿Hay algún problema en que pueda serles de ayuda?, ¿o sólo edsean franquear la puerta?

Muchas gracias, muchacho... Le respondo. Sin duda no creo que sea un lugar adecuado para nosotros. Le observo alejarse antes de hablar con los mios.

Parece ser que los temores eran infundados. A veces es agradable equivocarse. ¿Qué desean hacer? Podemos aprovechar para ir a visitar a Oryo, un barquero que nos indicó Ogura... Los escorpiones se mostraron reticentes a ir a visitarle. Quizás se debe a que es un simple barquero, y lo cierto es que después de Ogura ya no tengo muchas ganas de ver a nadie más de su calaña, pero podría saber algo útil... ¿Qué opinan?

Con un paso al frente y reflejando sincera preocupación, Soshuro dice

Hai, Bayushi sama. Como bien puede ver nuestro compañero Bayushi Kyo-sama está necesita la atencion de un sanador.

Okita hizo una reverencia leve - Sería posible que alguno de los de la guardia le atienda? Realmente fue una desgracia

- Creo que es más sabio esperar a los escorpiones, dejarles dicho donde nos encontramos y quedarnos en algún establecimiento de calidad, no los de mala muerte de los alrededores. Ciertamente ellos se manejan mejor con este tipo de personas que nosotros y no me extraña. Vayamos a descansar tomar  algo y asearnos un poco quizás Kakita-dono- Dando la vuelta a la mirada hacia a Midori quien aún se ve emocionada por todo lo que ha implicado esta travesía - Midori-San que opinas?- 
 

-Mientras más rápido sea mejor- digo agregando a las palabras de mi compañero- pero no tengo problema en esperar de ser necesario-

Tras eso vuelvo a mirar a Okita y Nakato.

-Les agradezco el acompañarme hasta aquí, pero los grullas se van a perder si van solos, al menos alguien debería de echarles un ojo-

Podemos llevarle a un médico, o hacerle venir uno. Lo segundo me parece que sería lomás adecuado, aunque las dependencias de guardia no sean muy cómodas. Esas heridas parecen serias.

Comentó el samurai que rápidamente dio instrucciones para llevar a cabo aquello.

Eso era un tema que entonces ya se quitaba Okita de encima, pero aun quedaban cosas pendientes. Ciertamente la afirmación de Kyo era sensata, no confiaba mucho en la capacidad de los grulla de mantenerse a salvo en la cuidad por mucho tiempo, y aunque Doji Midori tenía a esa especie de jojimbo tampoco confiaba mucho en su valía.

-Ciertamente Kyo-san, no puedo sino pensar en cosas terribles que podría pasarle a los Grullas si se quedasen deambulando mucho tiempo por la ciudad. Nakato-san. Podrías encargarte de ... Supervisarles mientras atiendo unos asuntos urgentes?

Me sentía enferma. El calor, el olor a pescado en diversos estados de descomposición, la gente yendo de un lado a otro como animales, el ruido, todo me tenía mareada. Si no hubiese sido por Chisato-sama jamás hubiese puesto un pie en ese lugar. Pero mi misión es clara, debemos encontrarla a toda costa, temo pensar las consecuencias de no hacerlo. Miro agradecida a a Haku cuando sugiere ir a un lugar de mejor aspecto que lo que nos rodea, pero está claro, debemos buscar todas las pistas posibles, así que me dirijo a mis compañeros: - Ambos tienen razón en lo que sugieren. Deberíamos ir a hablar con el barquero, por si tiene alguna información valiosa, y luego ir a descansar a algún lugar de mejor aspecto que lo que nos rodea. Sinceramente, permanecer aquí me hace sentir enferma. - Y sin esperar respuesta de ninguno, pongo rumbo al puerto.

Decididos os aventurasteis en el distrito buscando el río. La mañana se ecnontraba casi en todo su apogeo y el sol primaveral lucía con fuerza haciendo hormiguear vuestra piel.

Trás un rato el transcurrir de barcazas y barquichuelas en el ríoos abrió paso aun ambiente completamente menos amargo del que proveníais. Cierto era que continuaba siendoun lugar plebeyo, pero los tenderetes, fliotantes o en las márgenes del río daban su particular bienvenida y los olores se elevaban en una disonante pestilencia o fragancia, dependiete del puesto que se visitara.

Oryo, os dijeron que había ido a trasladar unas mercancías de un mercader,pero no tardaría en volver si no ganduleaba. Tocaba esperar. Aunque nofue un rato aprticularmente grande, ni desagradable. Una barca plana, aunque sorprendentemente segura transportaba de vuelta varios barriles dónde se aposentaban un par de jaulas con pequeños monos chillones. Manejandola abrca habñia un hombre pequeño y moreno, de piel tostada y barbilla poblada de hisurta pelambre. Sus ojos casi cerrados asemejaban sendas almendras. Os confirmaron que era el barquero Oryo.

El lugar era curioso. No diría desagradable, pero sí curioso. Los olores eran menos intensos al ser un lugar abierto y la mezcla de olores tenía cierta belleza.

Sólo ante la la presencia de sombras se puede apreciar la luz.

Comento, encontrando la belleza oculta en aquel lugar.

Los puestos flotantes, además daban también encanto al lugar. Mientras esperábamos, iba mirando a mi alrededor, atento a cualquier amenaza, e iba pasando el peso de una pierna a la otra, con cierto descuido estudiado.

Finalmente veo llegar la barcaza del tal Oryo. Su aspecto es tan desagradable como había imaginado. Con la piel tostada de los plebeyos y sus manos llenas de callos desagradables. Todo él basto y vulgar.

Espero  a que salte a tierra para dirigirme a él.

Ohayou, Oryo. Deseamos hablar contigo.

Espero unos segundos para que asimile la situación antes de continuar.

Nos han dicho que nos puedes contar ciertas cosas sobre cierta mujer... Una samurai... Neh? Wakarimasu ka?

Le pregunto, interrogándolo. No es que sean maneras muy refinadas, pero ya he visto que estas gentes vulgares no entienden de modales. Es tan inútil como lanzar agua al mar. mejor ser más directos.

El barquero funció el entrecejo preocupado cuando le requeriseis,aunque pronto comprendió quesólo deseábais hablar con él. No suelo llevar a samurais en mi barca, Grulla-sama. Habitualmente sólo me requieren para llevar mercancía.

Te hicieron recostarte en un jergón dentro del cuerpo de guardia. Allí comporbaron que no tuvieras ninguna hemorragia evidente y preocupante, para después esperar al médico.

El eta en cuestión era un hombre joven y en cierta medida apuesto. Joven en sentidos samurais, claro pues debía tener su familia y podía que algún nieto pequeño.

El médico entró servil y tranquilo para a continuación comenzar a limpiar y suturar las heridas, y aplicar cataplasmas dónde veía necesario. Fue un procesolento y delicado pero entre el dolor y el escozor te sentía bastante mejor alfinal -pese a las molestias-

Una vez hubo terminado el médico se inclinó y se marchó, no sin antes dar una advertencia acerca de su trabajo. No dudo de su fortalezsa Bayushi-sama, pero le ruego que no ponga a prueba la solidez de mis vendajes con una actividad extenuante. Estoy convencido que ellos cederán antes que usted.

Trás desembarazarte del herido Ky, te encaminaste a pedir audienccia con Bayushi Momiji.

En un primer instante te informaron que no se hallaba disponible. Pese aldesaliento no tardaron en comunicarte que había dejado dicho que pensaba inspeccionar unos almacenes de herramientas y materiales pertenecientes a lso jardines. Aunque no dijo nada dejóentrever que sospechaba que algún sirviente estaba malgastando dichos materiales, o robándolos con gran descaro.

Con esa información en la mano acudiste hacia el distrito de los jardines buscando a tu superiora. Y efectivamente allí se encontraba, de pie, afuera deuno de las casas que servían de almacén. El rostro serio, casi una máscara de crueldad, mientras examinaba una serie de documentos frente a un heiminde rostro ceniciento.
 

Intervengo antes de que Kakita-san continúe, no sea que sus maneras asusten al barquero. A Kakita-san definitivamente no le va esa conducta, es más apropiada para los Escorpiones que para un respetable Grulla.

- Ohayou gozaimasu, Oryo. Quisiera que intente recordar si le han hecho llevar alguna mercancía con una forma peculiar, ¿un bulto grande, tal vez? O quizá ha llevado en su barca a un grupo de hombres con una mujer aparentemente borracha la noche anterior, o la anterior a esa... ¿Podría decirnos?

Ante el tratamiento me mantuve tranquilo buscando ayudar al doctor en su trabajo, haciendo todo lo que me indicaba y procurando aguantar el dolor mientras el realizaba su labor.

Una vez concluido el mismo busqué la bolsa donde tenía el dinero para entregarle un koku, después de todo a pesar de que no iba a morir, el trabajo que hizo me permitía volver a estar mejor mucho más rápido de lo que hubiera creído.

-Así lo haré, le agradezco su ayuda-

Nakato estaba al lado de sus compañeros  en silencio, seguía pensando que solo 3 guardias para aquella importante embajadora era de por si un insulto y ese pensamiento le llevaba a pensar que quizá sus superiores estuvieran detrás de esta charada.

Al menos parecían muy tranquilos al respecto, les habían presionado bien poco. ¿Que habrían hecho para ofenderles si fuera así? Y ahora ambos sus dos compañeros preferían ir por libre y desembarazarse del problema que suponían los grullas, había sido demasiado confiado y al ser el último en mover le tocaba cargar la piedra más pesada.

Estarán bien si no cometen la estupidez de  separarse.

¿Habrá que ir en pos de los grulla nuevamente? bufó con gesto cansado Tomate todo el tiempo que precises, Kyo-sam.  Escluyó de aquella frase a Okita con explicita intención para apurarle

Vamos a seguir haciendo de niñeras. Se dijo dando la vuelta y marchando por donde habían venido, vinieron 3 y ahora volvía uno ¿Quien le atacaría primero los que atacaran a Okita o los grulla? Todo podía pasar y nada era cierto, aquel pensamiento le divirtió y rió al cruzar las puertas. 

"La suerte y el azar son siempre una ilusión y los que ganan saben alimentar esa ilusión y manipular las cosas para salirse con la suya" se recordó a si mismo, pero eso no hizo que sus perspectiva y esperanzas mejorasen.¿Sería capaz de encontrar a los grullas nuevamente?

Al intervenir Midori, callo, y asiento a sus palabras, mientras observo al barquero, con un rostro imperturbable.

No suelo llevar samurais... Eso implica que a veces sí lo ha hecho... Menos mal que Midori ha actuado... Su tacto me ha ido bien... Ha calmado mi carácter... Estaré atento a lo que dice, y como nos engañe, haré que su cabeza ruede hasta el agua... Maldito barquero arrogante.

La brisa del medio día en los jardines llevaba consigo aroma de las flores exóticas cautivaba a Okita, y no pudo evitar el símil entre ciertas flores y la misma Momoji –sama, que pese a tener belleza y delicadeza puede ser peligrosa como el más nocivo de los venenos.

No sabía bien de que crimen era culpable el heimin que con un rostro paralizado entre el miedo y la angustia seguro pedía en su fuero interno a todas las fortunas que lo sacaran de allí.

Por un momento Okita se sintió extrañado  al no ver de rondando al Jojimbo de Momoji-sama, cuando recordó al grulla que la acompañaba anteriormente,  es un detalle que quedaría en su memoria.

Okita permaneció en silencio, aunque claramente sabía que Momoji-sama se había percatado de su presencia. No era su sitio interrumpirle ni hablar primero. Y entonces, tal como la etiqueta lo demandaba permaneció silencioso como una sombra en una reverencia en espera de que su señora le diera paso a hablar.

-Solo espero que desquite su furia con el heimin y no conmigo- Pensó Okita mientras su vista se clavaba en los complejos adoquines del suelo y el juego de luces y sombras que estos proyectaban por las nubes que adornaban el cielo.

Ojos abiertos y super atento de toda la situacion, no hay un segundo donde Haku no inspeccione con su mirada cada rincon del lugar, calles peligrosas y nunca se es lo suficientemente precavido en lugares asi.