Partida Rol por web

Yasutora había perdido su tiempo pese a sus esfuerzos, ya comenzaba a pensar que todo cuanto había soñado nunca se cumpliría si no conseguían recuperar las mercancías robadas. Apenas podía respirar de solo pensar en la vergüenza en fallar en su servicio, en no poder escalar políticamente en las filas del clan, en no ser recordado por sus congéneres, en no ser mirado con orgullo nunca mas por su familia y ancestros...todo eso conmovió el corazón de Yasutora mientras lentamente con pasos temerosos recorría el último par de docenas de metros que lo separaban de Akira.

Pudo ver a su compañero cruzar agitado palabras con un tendero y a este recoger la mercancía pese a lo temprano del día...de ser otra persona no le habría echado cuentas, de ser otro samurai habría achacado dicha actitud al clan, como algo evidente.Mas siendo Yasutora quien era y habiendo visto lo que había visto sobre Akira sabía que aquel hombre era bastante tranquilo y sosegado para los estándares de su gente...y de la juventud de la que el mismo formaba parte.-Eh?.-El destello le asaltó a los ojos durante apenas un instante y frenó el paso curioso que mantenía ante los puestos hasta reducirlos a un casual paseo¨Un arma? tras akira? !Cuidado¡¨ pensó en gritar una advertencia a su compañero...pero, ¿y si no era lo adecuado? ¿y si su compañero estaba obteniendo una información útil?.

No lo pensó demasiado, Yasutora era un samurai cangrejo y fue criado para actuar y educado con la grulla para llevar a cabo sus acciones con belleza y educación...y pese al fuerte latir de su corazón, los nervios que lo atenazaban y al pequeño gusano del temor a la muerte que se escondía tras su honor.-Yasutora...controlate.-Musitó para si mismo mientras cruzaba en línea recta junto a la multitud los pasos que lo separaban hasta el grupo de personas que había a las espaldas de Akira y donde seguro se escondía el hombre armado para intentar interceptarlo por el costado o la espalda, utilizando la confusión del grupo entre el que caminaba y el echo de que caminaba de forma despreocupada y con un par de pinchos ensartados de dulces de arroz tal vez ayudase para desviar la atención del probable asesino de Akira de su persona, al cual sorprendería chocando inocentemente con él e intentando iniciar una conversación insustancial mientras su compañero se encargaba del tendero.

De repente el tiempo sufre uno de esos momentos extraños, y aunque todo va a cámara lenta pasa súper rápido.

El tendero, asustado y sin contestar al iracundo Akira san abre los ojos como platos, cuando tras la espalda del samurái un heimin ataca con un tanto el cuello del samurái.

Pero el cazador era una presa.

En el momento en el que va a golpear a Akira, Yasutora, aparecido como por arte de magia interviene, golpeando rápidamente al asesino y evitando el mortal golpe.

La gente se da cuenta de lo que pasa, y empiezan a gritar, al tiempo que corren.

El asesino, un hombre de complexión media vestido con harapos, y con un trozo de tela sobre el ojo derecho se encara a Yasutora mostrando los dientes.

Akira se gira para encararlo también cuando el comerciante, dejando toda posesión, de valor o no, emprende la huida intentando poner tierra entre él y los samuráis que seguramente acaben con su vida.

Yasutora tropieza contra el sucio heimin mezcla entre la premeditación y el tropiezo por los nervios convirtiendo su derribo con un casual tropiezo con fuerza. Akira y Yasutora cruzan miradas durante un instante mientras el tendero corre, Akira preparado para matar y Yasutora con los dulces en la mano.-Ve a por el tendero, yo me encargo.-Le dijo a este mientras terminaba de masticar los dulces de arroz que tenía en la mano, bajó la mano a la katana y se posicionó en postura de duelo.-Ríndete.-Le ordenó al asesino como oportunidad de salvar su vida antes de morir bajo su espada, era joven e inexperto en la vida y en la guerra...pero tenía bastante claro en que era bastante eficaz a la hora de matar campesinos armados con cuchillos.

Antes de irse a por el tendero le comentó para que no lo pasase por alto .-¡La tiara!-. La tiara estaba entre los articulos que habia dejado a medio recoger aquel vendedor cuando se disponia a investigarlo. Tan molesto como estaba se dispuso a dar una pequeña ayuda en la captura de aquel asesino aunque solo fuese por la oportunidad de herir a quien le iba a causar una muerte tan ruin

Agarró un saco de arroz que había en una tienda justo al lado de donde había acabado por la sorpresa de la refriega y lo lanzo con todas sus fuerzas por encima de su cabeza en dirección a donde estaba situado el hombre con el tanto.

Sin ni siquiera pararse a contemplar el resultado de su lanzamiento se movió en carrera contra aquel tendero estupido que imaginaba que no supondría un gran desafio y menos con la ira que le hacia volar sobre las calles que más tendría que precuparse por contenerse y no matarlo por el conjunto de atropellos sufridos.

Yasutora ofrece al hombre que se encara contra él una posición clara de duelo, pero con una tranquilidad que hace que muchos de los que miran desde la seguridad de la lejanía se pregunten porque esta tan resuelto ante un hombre armado.

Está claro que ninguno sabe quién es Yasutora, y lo que puede hacer.

Justo tras las palabras, o más bien las ordenes que ladra al asaltante para que se rinda, un saco de arroz vuela sin que este sea consciente hasta la cabeza del mismo haciendo que se vaya de boca al suelo. Quedando en el suelo a merced de la espada del Samurái.

Por su parte Akira emprende una carrera sorteando puestos y personas para seguir al tendero que intenta escapar. Inconsciente este del devenir del hombre al que tiene tanto miedo, y sintiendo solamente que tienen un perro de caza tras sus pies.  

Implacable Akira, corrio suponiendo que su fisico superior le daría ventaja y lo conseguiría atrapar. En su carrera algunas dudas empezaban a aparecer en su mente sobre lo que debía hacer. ¿Realmente querría atrapar a aquel hombre y enfrentarse a su deber dandole muerte, cosa que se contradecía con su deber de obtener información para la investigación? Incluso en el bushido tenía sus dudas porque la compasión chocaba con lo correcto en las cosas ambiguas, y aunque lo hiciese por las ofensas no se sentiria muy contento por haber ejecutado a un pobre heimin.

Sus interrogantes pesaban más que su enfado y aquella carrera parecía que iba a ser muy dura, pero no podía evitar la responsabilidad que sobre el recaía por ser samurai.

Tsk.-Chasqueó la lengua decepcionado y dirigió una mirada a Akira, concretamente a sus espaldas mezcla entre reproche y agradecimiento, por evitarle tener que empuñar su espada contra un sucio asesino y reprochándole el haberle impedido practicar su kenjutsu con aquel deleznable ser. Lamentablemente Akira nunca sabría esto, dado que ya se hallaba a muchos metros corriendo por llevar a cabo un suceso mas importante que los anhelos de ese pequeño samurai.

Caminó un par de pasos y pateó la mano armada del asesino, acto seguido desenfundó la katana y la apoyó en su cuello.-Habla perro y si de tu boca sale la verdad, cuando te envíe con el Enma-O sabrá juzgar esa última obra honorable de tu existencia.-El acero mordió la carne de su garganta haciendo correr unas finas gotas de sangre a medida que la hoja se apoyaba bajo su nuez.-Insisto, carezco de paciencia ni tiempo que perder.
 

La vida en Rokugán era dura, muchas veces mortal. Aquel día prometía que sería ambas cosas. El hombre en el suelo, no tenía escapatoria.

Ante las amenazas de Yasutora, no solo no dijo nada, sino que giro el cuello y escupió al samurái.

La espada de Yasutora cerceno la cabeza con una pasmosa facilidad. El hombre había muerto poco después de intentar degollar a un Samurái cangrejo a manos de otro. Fuera como fuera, o supiera lo que supiera, era un rufián.

Mientras, varios puestos más allá, la gran mano de Akira agarro el kimono del tendero haciéndolo correr en el aire.

Ya lo tenía, el hombre, que mira al Samurái, lo hace con miedo, y las lágrimas acuden a sus ojos, pero ya no va a ningún lado. 

Akira lo llevó al suelo con fuerza impositiva pero sin demasiada violencia. Ahora más que furioso el control de la situación le hacia sombrio y fatalista. Incluso mostraba un tono respetuoso.

.-¿Sabeis a que tipo de samurai se ha intentado enfrentar "mi asesino"? Es de suponer que moriria antes incluso de que yo te haya atrapado. En nuestro paso por el mundo tomamos decisiones dificiles-. Parecía que lo decisiones dificiles lo dijese muy sentido .-Esas decisiones nos definen. ¿Que quereis que se diga de vuestra persona?¿Que estuvisteis del lado de los criminales, deshonrasteis a los vuestros y muristeis como un animal sacrificado? Desde el primer momento os he dado una oportunidad a pesar de sentirme insultado y ahora ha llegado el momento en que penseis en vuestra familia, en las personas que os respetan os quieren. Las decisiones que tomasteis os llevaron a esta situación. Debeis decidir ahora contarme la verdad o enfrentaros a la alternativa-. Incomodo no queria mirar las lagrimas que brotaban en el rostro de aquel hombre

Sintió el poder recorrer sus entrañas, aquella sensación de calor ascendiendo desde sus manos...lo sentía, ahí estaba ¨El placer de matar¨ dijo esa oscura parte que todos los hombres llevan dentro. Yasutora sacudió la cabeza lentamente para echar afuera esas oscuras sensaciones de su corazón, que como mandaba el bushido debía de mantenerse puro y sereno.

Escupió a la dura tierra y de una rápida sacudida lanzó la sucia sangre de aquel asesino lejos de su espada.-Moriste sin honor.-Le dijo a la cáscara ya vacía de aquel alma sin honor mientras enfundaba la katana y se giró hacia el puesto¨Akira me dijo algo sobre una joya...una tiara, eso era¨ Recordó mientras se acercaba al puesto a coger la joya, mas antes de inclinarse sobre este para recoger la mercancía robada miró a unos y otros de quienes estuvieran cerca de él, o incluso mirasen curiosos y de haber algún samurai diría.-Mi señor me encomendó recuperar un objeto robado y este es...mi alma no necesita satisfacerse con los bienes materiales.

Dejas el cadáver entre los puestos de la plaza, y empiezas a registrar, encuentras la tiara, uno de los objetos robados, pero no encuentras nada más. El resto de los objetos robados no están ahí.

En ese momento, unos guardias de la ciudad, dos escorpiones y un unicornio llegan a la zona, y te piden que les enseñes las manos y te expliques.

Mientras tanto, el tendero contesta como puede a Akira.

Señor, señor, yo no quería engañarlo, pero si no hacia lo que me decían iban a matarme a mi, y a mi mujer. Ella está en peligro, de verdad que lo siento señor. Pero esa gente iba a quitarme la única familia que tengo. Sé que no tengo honor, pero no podía saber de donde eran los objetos, solo querían que los vendiera rápido.

Sin duda el hombre esta hecho un guiñapo. Estaba asustado, y con razón, pues su castigo era la muerte. 

.-Había esperado una historia como esa no lo crea. En nada se distingue de otras que lleven a esta situación. Los heimin sois muy maleables. ¿No supone que se tomaron tales molestias para hacerle vender las mercancias porque supusieron que esto sucederia?¿No se le ha ocurrido pensar que quien ha actuado con tan poco honor no puede garantizar la seguridad de su mujer?-. Akira levantó al hombre del suelo. En su mano aparecio una botella de sochu que alargó al hombre .-¿Para que hacerlo dificil?. No me agrada la necesidad de acabar con su vida y creo que debe estar ya entendiendo que su mujer tiene más valor para quien busca la justicia o el bushido le invite a cuidar de los inferiores en el orden, que para quien actua de tal modo-. Le hizo que se moviese a un lado de la calle para reducir las miradas de la gente y devolver la apacibilidad a la via .-Cuentemelo todo-.

Yasutora mira el puesto con rapidez en busca de los objetos robados mas solo encuentra la dichosa tiara.-Maldita sea.-Maldice en voz baja y recoge la tiara mientras unos apresurados pasos se acercan a sus espaldas, pero como samurai confiado y parsimonioso que era Yasutora se deja llevar por las apariencias para lentamente guardar la tiara en su obi, aunque dejando que esta resaltase un poco a la vista.

Buenos días samurais-sama.¿Han comido arroz hoy?.-Les interpeló a el trio de samurais con el rostro serio, pues dada la cercanía de un criminal y lo crispado de sus nervios ante la simple idea de no cumplir su misión unido al deseo de continuar alimentando la rabia de sus ancestros con mas sangre enemiga lo turbaba de sobremanera.-Disculpen mis modales, Hida Yasutora es su nombre.-Dijo haciendo una referencia a si mismo aunque librándose del descaro y la falta de sofisticación de auto presentarse con llaneza.-aquel es un eta, presupongo dada su condición. Ha intentado asesinar a un noble miembro del clan cangrejo a traición con un cuchillo...!en este mercado¡.-Dijo alzando suavemente la voz al final, para marcar con emoción lo indignado de la situación para con suerte darle un tono mas...trágico.-Por honor me he visto en la necesidad de darle muerte tras sus renovados intentos de no decirme el porqué de su mezquina actitud.-Esta vez, tras dejar de sobreactuar y dando de lado a la etiqueta fue mas directo, concretamente con el unicornio.-Esta joya es una mercancía robada.-Señaló la Tiara y miró al unicornio directamente, algo feo y un tanto censurable mas esperaba que este fuera capaz de percartarse de que había mas información oculta.-Y que no pertenecía al hombre que sin honor alguno ha intentado vender una mercancía que mi patrón como legítimo dueño que es, me ha ordenado recuperar.-Se inclinó y sacó las manos de las amplias mangas del kimono.-Lamento haber tenido que llevar la violencia a vuestras calles, Bayushi*-Sama...si lo desean, de inmediato depondré las espadas y aceptaré un arresto si así es necesario.-Confesó ahora un poco mas calmado tras haber meditado sobre lo inapropiado de la decapitación pública que había cometido...

Pero es que el simple echo de darle muerte, el sentir en sus manos la resistencia de su carne y su hueso ante el implacable avance de la fuerza de sus ancestros solidificada entre sus manos, la sangre salpicar la tierra y sus pies, borbotear de forma espasmódica sangre por doquier mientras el cuerpo tiembla patéticamente como la rata que en vida fue...simplemente fascinó a una parte tenebrosa que Yasutora, al igual que todos los hombres que por primera vez matan tras ansiar durante años la experiencia, ocultaba este tras una muralla de honor. Y es que, es cierto lo que su abuelo una vez le dijo...¨En el corazón de todo hombre hay una pequeña parte de Jigoku que pugna por corromper toda la belleza que Tengoku nos otorga¨

El tendero, que no es más que un representante de un clan menor, no sabe que decir. Parece que la clemencia que le ofrece el Cangrejo es como una espada de doble filo.

No puedo decirle mucho, esta misma mañana, mientras venia a abrir el puesto en el mercado, cuando me asaltaron varios hombres, me dijeron que sabia donde vivía, y que mi mujer moriría si no vendía lo que ellos me pedían.

Uno de ellos se encargaría de vigilarme. Les importaba poco sacar beneficios, porque me dijeron que vendiera los objetos lo antes posible. Tuve claro que eran robados, pero que mas podía hacer.

Ahora seguramente mi mujer este muerta, mi noble señor. Y yo no tengo armas ni se luchar. Que mas podía hacer.

El hombre tenía la cara descompuesta, y os miraba con incredulidad, esperando que la información que os daba diera para salvar su vida.

Solo me dieron la pieza que os mostré, me dijeron que aun tendría que vender varias mas, pero que me las darían de una en una. No sé de donde las han sacado, os lo juro mi señor, yo no quería insultaros ni engañaros, pero no tenia mas opciones.

Los guardias del mercado, comprueban lo que dices. Uno de ellos habla con los testigos, mientras otro pide que se lleven el cuerpo de allí unos etas y limpien el desorden.

Sin duda, tu palabra no ha sido puesta en duda. El unicornio cuchichea algo con el Escorpión de la familia Bayushi, que parece al mando en aquel momento, y luego se acerca a ti.

Espero que vuestra búsqueda sea fructífera. Pero os agradeceríamos si a partir de ahora, contactáis con los guardias del mercado antes de actuar. Muchas gracias por su trabajo.

Estaba claro que las palabras no eran sentidas de verdad, y que aquel hombre del clan del Escorpión estaba molesto con algo, pero, fuera por lo que fuera, no iba meterse en medio.

Ahora quedaba comprobar lo que Akira san había averiguado, tras un poco de buscar, lo viste una veintena de metros más lejos de donde estabas, hablando con el tendero que vendía la tiara robada.

Akira sentía que había llegado a un callejon sin salida pero creía haber llegado a una conclusión interesante. Si estaban intentando sacar las piezas robadas al exterior con el consiguiente riesgo y con despreocupación por el beneficio economico, entonces pudiera ser que la causa del robo no fuese económica y tratasen de ocultar la verdadera causa actuando como lo haría un ladron común, puesto que para deshacerse de las joyas si querian los caballos unicamente bastaba con arrojarlas al rio. Y posiblemente los caballos fuesen mercancia más preocupante que las joyas. Además podrian haber obtenido más dinero de chantajear al mercader que por esas ventas. Quien asaltó la embajada quizás tuvo otras intenciones y ahora este intentando asegurarse de que parezca un robo común. Con las capacidades demostradas en el asalto, y por el desprecio por los bienes materiales, podía intuir que no era una banda de heimin o eta, más bien probablemente fueran ronin con algun resquicio de honor. De algún modo se negaba a suponer que fuese cosa de aquel magistrado escorpión.

Ahora se encontraba ante aquel heimin que poco más podría ayudarle, y cuya muerte era inevitable, pues si bien actuo por debilidad su debilidad pudo repercutir en la muerte de un samurai dado que ni siquiera se molesto en avisarle que tenia detras a alguien de dudoso honor e intereses sobre aquella situación. Pensó que debía llevarlo con vida para que le ayudase a identificarlos, hasta que una vez resuelta la cuestión le diese muerte, pero aquello podía resultar más de lo que heimin soportaría e indudablemente acabaría dando problemas. Para el incomodado Akira había llegado el momento de resolver la situación como era debido.

.-¿Como te llamas tu y tu mujer? Dime la calle y el lugar donde vive y si aun es posible ire a salvarla de ellos-.

El hombre casi se pone de rodillas al escucharos.

Te dio de buen grado las indicaciones para llegar a su casa. No era demasiado lejos del mercado.

Ahora te quedaba ver que habia pasado con tu asaltante y con tu compañero de clan.

Akira se pregunto la razón por la cual habia de ser aquel mundo tan duro. Intentaba convencerse de que aquel hombre tenia una redención pero su error prevalecia. Si los heimin se desviaban del camino por su debilidad los samurai no podrian confiar en ellos y el orden se derrumbaría. Era necesario que el ejemplo prevaleciese para que no hubiese esperanza de salvación tras los actos viles. Aquel hombre mostraba entereza ante la muerte y bondad tratando de salvar a su esposa, pero puso a prueba la palabra de un samurai y lo expuso a morir asesinado.

Ahora llegaba el momento duro. El que había deseado pero no querido evitar por la responsabilidad que le correspondia. No vendria alguien como Yasutora a hacerlo ni debia. Era la primera vez que mataba y le costo un instante arrancarse.

Su katana se deslizo con fuerza de la funda impactando sobre el hombre en un movimiento de un paso. La tecnica no fue perfecta pero el movimiento tuvo la potencia suficiente como para matar no a uno sino a varios heimin de vez. La sucia sangre mancho el suelo y el hombre se desplomo con gran dolor.

Quedo tendido mirando al cielo donde las nubes se arremolinaban creando dibujos oniricos.

Akira lo miro y siguio la mirada del ultimo aliento. Contemplo el tambien las nubes y le parecio que pesar de todo no fue una mala muerte. Limpio con cuidado la sangre de su espada negandose a sacudirla con desprecio mientras los que allí estaban observaban la escena probablemente menos tranquilos.

Una botella de sochu descansaba a un lado del cuerpo y su liquido desparramado.

.-Cometio errores que le llevaron a la muerte, pero murio con honor. Soy Hida Akira en investigación por un crimen y respeto al heimin que he matado-.

Dijo para los que estaban alli presentes mientras recogía la botella pensativo. Si nada lo entretendria iria a ver si Yasutora habia obtenido mayor información del otro hombre que aparentemente podria aportar más a la investigación

Habiéndose salvado del pequeño incidente decidió asentir y agradecer a las palabras del Bayushi.-Agradecemos como siempre su rápida intervención por el bien de la seguridad.-Tras despedirse del Bayushi se acercó al bushi Moto al que alertó con un gesto de la mano mientras se acercaba a él y tras comprobar que ninguno de los escorpiones tenía la oreja encima de ellos dos, decidió hablarle.-Disculpe, Moto-san...Sirvo a los intereses de vuestro clan también para solventar un crimen que se cometió en vuestra embajada, os agradecería de todo corazón que alertéis a vuestros compañeros también de guardia sobre mi presencia y la de mi compañero en vuestro territorio para que de ser posible nos ayuden a hacer pagar a los responsables de aquel insulto a vuestro clan.-Se inclinó educado y marcó con paso lento hacia Akira.

Akira-Dono, como os encontráis?.-Le preguntó a este al ponerse a su altura.