Partida Rol por web

Rápidamente y alertados por la muerte de otro ciudadano de Ryoko Owari los soldados se desplazan hasta donde está el otro samurái cangrejo.

No le preguntan nada, puesto que Yasutora ya ha expuesto de manera clara los crímenes de aquella mañana. Aunque se ve que los soldados, no están nada cómodos con lo allí ocurrido.

Tras un poco de jaleo, los Eta recogen los cadáveres y se los llevan de allí, con lo se reanuda buena parte del tránsito de mercancías y personas de aquel lugar.

Finalmente en una de las calles de salida del lugar, los dos solos. Con la Tiara, pero sin el resto de los objetos robados, y sin pistas excesivamente solidas.

Había que trazar de nuevo un plan de acción.  

Yasutora suspiró hastiado mientras estiraba un poco el cuerpo.-Decidme, que habéis sacado en claro Akira-Dono?.-Le preguntó a este mientras le tendía la Tiara a él, pues de seguro estaría a salvo bajo su custodia.-Los escorpiones se pusieron nerviosos al escuchar la historia y ver lo que le había ocurrido al tipo, así que es probable que estén implicados de una u otra forma.-pensó el joven cangrejo mientras se pasaba una mano por el cabello, distraído.-Espero que Shinjo-san y Otaku-san hayan tenido mas suerte que nosotros...pero no podemos dejar este asunto así, tenemos que recuperar el resto de las joyas como sea y al precio que haga falta.-Hizo hincapié en el echo de obtenerlas a cualquier coste, fuese cual fuese.

.-Aquel heimin no sabia gran cosa, pero fue interesante lo que me dijo sobre que no querian ganancia economica de la venta. Le dijeron que las vendiese sin darle mucha importancia al precio. Eso me lleva a pensar que los motivos del asalto no fueran los de un simple robo. Esta venta bien parece una forma de ocultar razones distintas. Siguen el procedimiento de un ladron y lo ponen en el mercado en vez de arrojar las joyas al río. Si malvendiesen las joyas es de imaginar que pasar los caballos Unicornio que son mercancia más delicada... Quizas sería momento de informar a Kaiu-sama para que con su sabiduria nos ilumine-. Su gesto se volvio más sombrio .-Además asi podre recoger mi Ono. Las palabras del heimin antes de morir indicaban que si fracasaba en la venta su mujer moriria a manos de "ellos". Puesto que he dicho que el heimin ha muerto con honor, si los escorpion estan implicados deduciran a traves de testigos que efectivamente me ha contado más de lo que debia. ¿Por que no suponer que cumpliran su palabra? Quizas debamos esperarles donde vive esa heimin y cobrarnos unas cabezas que podrian ser de alguien incomodamente conocido-. Como cosa que se le habia olvidado por la prisa .-Ah. Perdonad que no os haya agradecido más formalmente vuestra intervención Yasutora-Dono. La urgencia me ha hecho perder las buenas formas. En cualquier caso sabed que no lo he ignorado-.

Yasutora permaneció inmutable mientras Akira hablaba, explicándole que había ocurrido con aquel tendero y tras terminar de hablar Yasutora tomó su decisión en cuanto su compañero habló de volver a la embajada.-Concuerdo contigo, mi sensei me dijo que debía de mejorar mi técnica con el arco.-Afirmó tranquilamente mirando a su compañero como el bushi que era desde que se habían cruzado por primera vez.-Será todo un honor derramar la sangre de los indignos a tu lado, nuestros ancestros se sentirán orgullosos.-Había alguna clase de oscuro brillo en los ojos de Yasutora que no auguraba nada bueno tras aquellas palabras ¿podría ser que su compañero ansiara asesinar a alguien mas?.

Akira se quedo pensativo. Estaba tan ansioso como su compañero por resolver todo aquello .-Tal vez no deberiamos arriesgarnos a ir hasta la embajada. Ademas de la necesidad de proteger a la heimin empiezo a estar un poco cansado de perseguir fantasmas. Tenemos una oportunidad y sería un pena dejarla pasar. He visto que vuestros movimientos son propios de alguien con un buen manejo del daisho. Se que puedo confiar en esa virtud tanto como confiaria en mi ono ¿Que decis?-.

Yasutora meditó durante unos instantes pensando en lo evidente de las palabras de su compañero que desgraciadamente no había recibido la misma estricta educación que él, sino que había sido criado en la ancestral tarea de su clan de defender el imperio de las amenazas de Jigoku.-Está bien, corred cuanto podáis hacia la embajada, sois un atleta avezado por lo que pude ver.-Admitió al recordar como lanzó aquel saco y luego corrió en post del campesino.-Id en busca de vuestras armas yo iré a vigilar de lejos la casa del heimin, así podré comprobar la identidad de los asesinos...y encargarme de ellos.-Sonrió y retrocedió medio paso.-No os preocupéis Akira-san, contendré mi espada si es demasiado arriesgado mas no tardéis en acudir a mi encuentro.-Exigió.

Corriste como alma que llevaba el diablo. La mansión de los Cangrejo no estaba tampoco muy lejos, pero había mucha gente a aquella hora de la mañana deambulando de un lado para otro, así como llevando mercancías en carros y otros que pasaban a caballo.

Cierto era que sin Yasutora, podías ir y volver mucho más rápido. Pero pensar en tu compañero solo te espoleaba para hacer tu carrera mucho más rápida. No estabas seguro de que el plan hubiera sido el mejor, pero estas eran las decisiones de un samurái. Las que convertían al niño en hombre. 

Con los datos que te ha dado tu compañero, no te cuesta encontrar la casa, aunque si te cuesta un poco llegar, porque para salir de la Plaza Esplendorosa has tenido que esquivar mucha gente, pues es una mañana llena de actividad, de compras y de ventas.

Finalmente, localizas la casa, como te habían dicho, era una casa más pequeña, de una sola planta, entre  dos casas con un piso más, y tenía un faldón azul sobre la puerta.

La tenías a unos 30 metros. Y había unas 15 personas caminando por la calle en un sentido y en otro. Nadie especialmente sospechoso, pero tampoco sabias quien podía ser parte del grupo de ladrones y asesinos.

Lo que te llevaba a preguntarte, si no los tenias en tu espalda. Pues parecía que era precisamente su forma de proceder. 

Corres tan rápido como puedes, esquivando personas y animales, al llegar a la entrada del distrito noble, una carreta aparece taponando la calle, pero tu, no aflojas el paso.

Saltas apoyándote encima de unos fardos apilados en la calle, y pasas por encima de la carreta. Dejando el obstáculo atrás, sin haber bajado el ritmo.

Pasas las puertas del distrito noble, y te detienes lo justo para identificarte a los guardias, corriendo de nuevo hacia la embajada Cangrejo.

En el distrito Noble, aunque hay mucha menos gente, esta mas vacio, y no te cuesta apenas tiempo llegar hasta la embajada.

Una vez allí un sirviente se acerca para interesarse por vos, y vuestra llegada corriendo. 

.-Debo hablar con Kaiu-sama con gran urgencia-. dijo jadeante. .-Que se prepare inmediatamente el sirviente con mejor fisico de la casa. Ha de llevar mi ono y las pertenencias de Hida Yasutora que sirvan para combatir. Armaduras y objetos pesados o que requieran preparación deben dejarse-. Dijo tratando de recuperarse de la carrera. Si al menos el peso del ono lo cargaba un sirviente llegaria menos cansado en caso de que sucediese un combate inmediato.

El sirviente no termino de encajar tus palabras, y dudo un par de segundos precioso, antes de que dijeras nada mas, contesto.

El señor no se encuentra en la embajada, salió esta mañana temprano. Siento ser portador de tan malas noticias. Pero nadie sabe exactamente donde está.

Por otro lado, ningún sirviente se atrevería a tocar las pertenencias de ningún samurái sin su consentimiento, ¿qué es exactamente lo que necesitáis mi señor?

.-Teneis razón-. Dijo respondiendo a la idea de no tomar las pertenencias de yasutora. Las prisas no eran escusa para insultar a un compañero de clan con actos de ese tipo .-Solo sera mi ono. Que se cargue como si fuese para viajar*-. Levanto ante si la tiara .-Esto debe ser entregado a vuestro señor. Decidle que fue encontrado a un mercader del Clan Tejon, y que fue forzado contra su voluntad para hacer la venta. Tambien que se me ha intentado asesinar en el mercado y que probablemente el asalto a la embajada Unicornio no haya sido para obtener beneficio economico ¿Habeis comprendido la importancia de que estas palabras sean transmitidas con la mayor fidelidad?-.

Yasutora partió con premura de la plaza del mercado y observaba por el rabillo del ojo a todo aquel que se cruzase con el, viendo la suerte que casi corre su compañero Akira ahora que estaba solo tendría que vigilar bien por los dos, al menos hasta la vuelta de este.

Cuando visualizó la casa lo primero que hizo fue fijarse en la calle, las casas y edificios que había para así poder localizar un lugar desde el cual vigilar cómodamente la casa y sus aledaños, para evitar fallar en su deber y de paso prepararse por si le atacaban a él.-Hmm.-Se agachó apenas un instante fingiendo colocarse bien las sandalias y aprovechó la parada para observar a la gente que lo rodeaba, se puso en pie y caminó hasta un pequeño puesto de la calle, allí se acercó a uno de los bancos y pidió algunos dulces y un fuerte té con el pretexto de que necesitaba despejar la mente de los excesos del Sake.

Con parsimonia sacó su Kiseru y llenó la cazoleta hasta que la hubo rellenado a su gusto, respiró hondo y le prendió fuego con un fósforo.-Gracias.-Le dijo al hombre mientras se sentaba frente a la casa, sacaba las espadas para dejarlas a su lado y se afanaba en aparentemente disfrutar del paisaje mientras observaba las idas y venidas de los viandantes y ante todo las entradas y salidas de la casa¨Espero que sea la tradicional casa Heimin con una entrada y apenas una ventana¨.

El sirviente, extrañado de que el samurái pidiera un arma que era suya, y que se la envolviera para llevar, hizo lo propio.

Siempre después de anotar el mensaje que le habían dado.

Akira se quedo en la sala de recepción de la embajada Cangrejo, que estaba bastante silenciosa, mientras el sirviente hacia lo que le había pedido.

Unos diez minutos más tarde estaba de vuelta con un hatillo, en el que estaba guardada su arma. El sirviente entrego esta al samurái, y espero alguna orden más.

Yasutora se desarma y se sienta frente a la casa en un intento de pasar desapercibido, aunque no lo consigue mucho, todo hombre o mujer que pasaba, le dedicaba alguna mirada de soslayo. La zona de viviendas próximas al mercado eran bastante pudientes, en términos generales, y la gente parecía incomoda al ver a un samurái allí sentado.

Sin embargo, la charada del cangrejo no debió de durar mucho, puesto que un par de hombres, uno grande y otro calvo, mas menudo y flaco, se asomaron mientras charlaban en voz baja.

Aun lejos de la casa, estos dos hombres se pararon en seco mirando al guerrero, y sin decir nada, ambos se dieron la vuelta y echaron a correr.

Yasotura estaba afanado entre nubes de suave humo que lo rodeaban en ocasiones entre pausadas caladas mientras observaba la calle, sabía que era el centro de atención de los viandantes, pero que le iba a hacer si nunca fue adiestrado en las lides del subterfugio y menos aún en las de la discrección cuando una pareja de hombres pasaron cerca de él por la calle y este sin disimulo alguno se puso en pie rápidamente olvidando el kiseru y las cosas ahí aparte del daisho que recogió con su mano zurda para salir corriendo en post de los hombres, rápido aunque no incauto por que debería de tener cuidado al cruzar las esquinas.-Alto ahí!.-Le gritó a uno de ellos.

Los hombres no se detienen, y empiezan a callejear, o haces un esfuerzo para seguirles, o es posible que los pierdas.

Vas a tener que correr más rápido.