Partida Rol por web

El hombre estaba muerto, y emprendiste la carrera detrás de su compinche, te había tomado cierta delantera, pero podías seguir el rastro de caos originado por la carrera loca que había emprendido en la huida de tu espada.

Detrás de ti seguías oyendo sonidos de gente corriendo, pero no te preocupaban del todo, aun estaban lejos.

Una calle, después otra, gente que miraba estupefacta hacia otra dirección te decían hacia donde había marchado tu presa.

El problema fue al llegar a una intersección de cuatro calles a una pequeña plaza cuadrada en la que no había nadie.

No sabias hacia donde había marchado. Seguiste tus instintos y corriste por una calle unos metros, sospechando que encontrarías de nuevo el rastro fácilmente, pero no fue así. Desandando tus pasos volviste a la plaza, y hiciste lo mismo con otras dos calles.

Definitivamente no sabias hacia donde había ido. Era posible que conociera tu presa tan bien aquella zona, o había sido solo suerte.

Pronto los pasos de tus perseguidores se escuchaban más fuerte. Era el momento de moverse o esperar.

Akira tuvo un segundo de indecisión al ver a la mujer y sintío como le reconcomía la culpa .-Ha sucedido algo. Es mejor que me permitais pasar para que podamos hablar con más calma. Vuestro marido quiso que viniese-. Su tono de voz era bastante suave para ser la de un cangrejo con su fisico .-No debemos estar en la puerta-.

La mujer parecer titubear al oírte, y niega con la cabeza. 

Lo siento, pero no puedo dejaros pasar si no esta mi marido, no seria apropiado. Debo insistir en que os marchéis. 

Sin duda aquella mujer tiene un ataque de nervios, porque no te mira, sino que mira a todos lados y a ninguno. 
Lo cierto es que deberías de explicarle lo sucedido sin pasar, o pasar por la fuerza. 

Sin alzar la voz ni perder los nervios ante aquella mujer le dijo.-El asunto es muy grave. De no serlo habria venido vuestro marido y no un samurai a vuestra puerta. Más inapropiado es que desconfieis de la honorabilidad de quien tiene causas más que justificadas y que sin duda acallarian al más osado en expandir rumores. Debo insistir en el grado que haga falta aun con la desventaja de que esto sea en menor agrado que el que confieis en mis buenas intenciones-.

Yasutora apretó los dientes con resignación e ira, una ira que lo quemaba por dentro a medida que exhalaba ese veneno de rabia que lo corroía por dentro como un ácido a medida que sus pasos le hacían ver que había fallado.-Mierda!.-Pateó la tierra con violencia una única vez y apretó los puños hasta que sus nudillos se pusieron blancos. El paso de hombres corriendo hacia su posición lo alertó del probable peligro que esta vez no podría evitar¨Relajate, respira hondo y adopta una postura ventajosa¨ Le indicó su instinto entrenado por la espada.

Así permaneció, quieto en mitad de la calle con el cuerpo levemente ladeado hacia el lado contrario de donde portaba las espadas y la mano apoyada en el daisho, tanto por si una revelación divina le indicaba el camino, como si aquellos que corrían hacia él no fueran amistosos.

La mujer, lejos de parecer ofendida tras aquellas palabras, duras y presurosas del samurái, no hace otra cosa que moverse inquieta.

Negó una y otra vez con la cabeza. Y antes de que pudieras decir nada más. Salió por la puerta de la calle y echo a correr.

Tu primer instinto fue seguirla y detenerla, pero una sombra, quizás algún reducto de tu instrucción como guerrero te aviso de que había un peligro cerca.

Desde dentro de la casa, salió un tanto volando contra tu persona. Afortunadamente, no tenía fuerza suficiente para atravesar tu armadura, y cayo con un ruido sordo al suelo bajo tus pies.

Dentro, en la penumbra, se movía algo. Peligroso. 

Tras unos breves instantes, un grupo de guardias de la ciudad irrumpen en la pequeña plaza.

Al ver tu posición se colocan lentamente a tu alrededor.

Vuestro nombre, y vuestro señor.

Fue lo primero que ladro un guardia, que por tamaño debía de ser un Cangrejo, pero que indudablemente iba vestido como un unicornio, a pesar de llevar una máscara blanca y negra, como si de un escorpión se tratara.

Mientras, el resto de los guardias, armados con lanzas, espadas, arcos y flechas se colocaban a tu alrededor, dos a la derecha, tres a la izquierda.

Deponed las armas, y seréis juzgado con benevolencia. Iniciad el combate, y estaré gustoso de acabar con vuestra vida.

El tipo sonaba en serio, no parecía dispuesto a dejar que salieras de allí por las buenas.  

El ono deslizo de su envoltorio y Akira se movio a un lado de la puerta de la casa para salir del angulo posible de lanzamiento de proyectiles. Cargo su arma como si fuese a talar un arbol en la apertura de la puerta y habló con un tono de burla algo fuerte pero tranquilo .-¡¿De verdad crees que voy a entrar ahi?! ¡Puedes intentarlo ahora o puedes probar más suerte esperando a que vengan más samurai!. ¡Yo por mi le prendia fuego a la casa contigo dentro!-.

De dentro no se oye nada. Aunque estas seguro de que hay alguien dentro, no puede ser de otra manera. 

Pasa un minuto, y no sale nadie, y el Ono esta preparado para talar lo que salga por la puerta. Quizas se este armando, o fortificando dentro, pero hay mucho silencio. 

O sigues esperando o entras. 

.-Ya veo...-. Dijo en voz baja para si el del Cangrejo. Ahora se debia mentalizar para la posibilidad de una larga espera. Guardaria silencio y esperaba que la presión hiciese salir al hombre o tal vez se quitase la vida si es que los Escorpion estaban implicados directamente. Realmente esperaba solucionarlo por si solo pues queria llevar la cabeza como prueba y tal vez esta le sirviese para identificarlo y en consecuencia sus posibles contratantes.

Yasutora permaneció inmóvil mientras lo rodeaban, mirando a quienes tenía ante si, evaluando sus lealtades o buscando en ellos alguna clase de complicidad...sabía que aquello no podía acabar bien para él si decidía matar a alguno de ellos y como buen cangrejo que era sabía que morir inútilmente carecía de gloria u honor.-Sea pues, no tengo nada de lo que arrepentirme bajo la atenta mirada del hijo de los cielos.-Lentamente para no incurrir en la violencia de ninguno de los presentes sacó las espadas del cinto y se las tendió al que solicitó su nombre y el de su señor.-Hida Yasutora es mi nombre.-Se inclinó hasta doblarse a si mismo por la cintura.-Lamento tristemente deciros que el nombre de mi insigne señor será solo confesado al magistrado que me interrogue y asegure que mi integridad no será dañada.-Tras dar las espadas se sentó en el suelo en postura tradicional de servicio* esperando a que lo matasen los conspiradores de seguro presentes o lo guiasen hacia la justicia.

Pero que clase se insulto es este.

Bramo el hombre de la máscara. Mientras daba un paso al frente.

Yo soy el magistrado aquí, y contestaras a mis preguntas, o tu señor tendrá que lamentar tu muerte. Has matado un ciudadano, aquí  eres asesino. Cuida tu lenguaje o hare que tu cabeza ruede por el suelo.

El tipo, sonaba furioso, y su físico era imponente. Allí, de rodillas, su cabeza quedaba muy alto, y no dudabas de que si quisiera podría partirte por la mitad de un solo golpe.

Tenias otra oportunidad para explicarte, antes de que aquel hombre acabara con tu vida. 

Llevabas un rato esperando, y no oías nada. La mujer se había perdido entre las calles, y tampoco estaba por allí.

Un par de personas, al verte se asustaron y se marcharon, sin decir nada.

Cuando llevabas ya unos diez minutos empezaste a oír jaleo, pero no de donde creías, sino del final de la calle.

Parecía que un grupo de hombres venia con rapidez.  

Akira se dio cuenta de que si el hombre seguia vivo y los Escorpion estaban implicados, estos pretenderian utilizar su jurisdicción para someterlo a su juicio, y después de ello toda información que pudiese obtener sobre su identidad podria estar manipulada asi como posiblemente perderia acceso a su rostro para poderlo relacionar.

La razon por la cual estaba esperando a la guardia aquel hombre incluso sin una supuesta posibilidad de supervivencia despues de su intento de asesinato pasaria en realidad por la posibilidad de que aquel hombre tratase de proteger toda información que consigo llevaba.

Akira fingio no haberlos visto a los hombres que venian del fondo de la casa, y entró con el arma en ristre pensando en que quizas el hombre ya se hubiera confiado en su captura.

Kaiu Shinya es mi señor y ese hombre era un asesino, Sama.-Indicó mientras realizaba una profunda reverencia.-Es un honor responderos mi señor.-Dijo Yasutora desde su posición en silencio y con la mirada gacha ante el magistrado, inmovil y sumiso...sabía que su misión y su vida pendían del mismo fino hilo

El hombre que te mira sin parpadear desde lo alto no dice nada ante tus palabras. Está decidiendo algo.

Y los demás guardias no dicen una sola palabra. O bien están muy bien entrenados, o no tienen intención de hablar mientras este aquel Moto hablando contigo.

Notas que la tensión no se ha disminuido en absoluto. Y parece que la explicación que has dado no ha surtido ningún efecto en el hombre que te interroga. 

Tus ojos tardan unos segundos en acostumbrarse a la falta de luminosidad del exterior. Y sin duda el atacante contaba con eso.

El hombre se lanza de nuevo al ataque, con otro cuchillo esta vez.

Muere.

Grita el hombre mientras te ataca. Aunque estas seguro de que no tiene un entrenamiento adecuado, su empuje y determinación pueden ser decisivos.  

El cuchillo topa con tu armadura, y en vez de ser retirado para una nueva acción, el hombre procura empujarlo para intentar que atraviese la misma. 

Akira retrocedio un paso, y cargo su hacha por encima de su cabeza con tanta fuerza que golpeo y rasgo la pared dejando una brecha en la madera para luego con un giro de muñeca descenderla en un arco de potencia inercial y rabia mientras su pie se volvia a adelantar hacia el adversario. La trayectoria iba dirigida hacia la caja toracica del enemigo bajo el brazo alzado de su guardia y en el momento de aproximar contacto su pie volvia de nuevo hacia atras para volver a cobrar distancia en el momento que ataque pudiese fracasar ademas en una postura muy ensayada el mango deslizaba de nuevo hacia atras a su izquierda en una posición girada con respecto al adversario y causando un movimiento desgarrante capaz de desmoronar cualquier guardia que se mantuviese tras su ataque. Sin duda que con su arma se sentia más comodo a pesar de lo reducido de espacio en combatir en el interior de una casa.

Yasutora volvió a pensar en que aquel hombre parecía querer escuchar mas información y dada su situación ya no tenía porqué ocultarla durante mas tiempo.-Shinjo Yoshifusa-sama e Ide Baranato-sama también son mis señores, todo este percance es una deriva a un atentado contra la seguridad del Unicornio y su embajada...por lo que esos hombres contaron con mi eficacia para dar con los criminales.-Terminó de añadir, tal vez el echo de que aquel hombre fuera del mismo clan que su patrón le ayudase a salir cuanto antes de aquel embrollo para poder seguir buscando a aquellos criminales.

El hombre dio un paso atrás, parecía que aquellas palabras le habían llegado, aun asi, ninguno de los soldados dio un paso, o pronuncio una palabra.

Y como sabeis que el hombre al que habeis dado muerte era uno de esos criminales. Esta es vuestra manera de dar justicia a mi clan. Creeis que podeis ir por esta ciudad matando a quien os parece. ¿Eso es lo que hace un hombre justo?

Estaba claro que habías captado su interés, pero no terminaba de estar convencido. Y puede que fuera peligroso soliviantar a un guerrero Moto.