Partida Rol por web

No todo era lo que parecía en aquella ciudad. Vuestra embajada era un lugar precioso, en un distrito limpio y ordenado, y no por ello se había evitado un robo flagrante, y una ofensa tan grande como haber prendido fuego a las caballerizas.

Vuestro trabajo, y tesón, y la inestimable colaboración de los hermanos cangrejos había producido un buen resultado y habías resuelto el misterio.

Las posesioné estaban en casa de un magistrado local del clan escorpión, que había cometido el error de tenerlas allí el tiempo suficiente para que vuestros sagaces olfatos los localizaran.

Ahora, os encontrabais en las puertas de la embajada Unicornio, y vuestros compañeros de clan, os saludaban con orgullo, mientras los pocos caballos que volvían de la muerte eran introducidos, junto con los regalos que habían de ser un presente para los altos dignatarios Hida.

Un par de soldados se hicieron cargo de Obito de manos de los guardias cangrejos, y comunicasteis vuestra presencia para que vuestros superiores pudieran saber que habíais vuelto.

Los hombres que seguís pasan el control hacia la zona del distrito Noble. Sin duda, ayudados por una repentina falta de guardas en una de las puertas.

Fueran quienes fueran los que movían los hilos, tenían contacto con gente bien posicionada.

Finalmente, la banda de siete hombres, disimulan en una esquina, a menos de treinta metros de la embajada unicornio.

No es extrañaría que alguno de ellos, o incluso todos, hubieran  intervenido en el robo y el incendio de la noche anterior.

Parecen esperar algo.

Os posicionáis, no demasiado lejos, pero en otra esquina, cubiertos por una frondoso árbol decorativo, para observar.

Al tiempo, veis llegar a vuestros compañeros, vienen con los caballos y unas cajas, que muy probablemente trae en su interior las joyas robadas.

Parece que finalmente habían salvado sus preciadas pertenencias. Ambos iban acompañados de sirvientes, pero os llama la atención que van escoltando a un hombre con una máscara blanca con puntos negros como ojos.

Sin duda, escorpión, aunque por su forma de moverse, parece uno de tantos sirvientes.

Los hombres, se ponen nervioso al verlos pasar, pero uno de ellos, con el pelo largo, los convence para estarse tranquilos.

Están esperando algo. O a alguien. Aun no estáis seguros. 

Siento vergüenza al admitir que fui un ingenuo al consideraros un hombre de poco honor, sama.-Se inclinó estupefacto ante Gotan, ya era demasiado tarde para rectificar el error pero no para percatarse de las virtudes del honor de aquel hombre que como tantos otros habían caído presa de los vaivenes de la política cruel de su país.-Me honra haberos conocido.-Se despidió de este con una nueva reverencia y acudió junto con Akira el resto del camino en silencio, meditabundo y con la mano apoyada en la katana de cuando en cuando con cierto nerviosismo.

No tardaron mucho en ir hilando los cabos que los llevaron a percatarse de que habían comenzado a matar a hombres lo bastante bien conectados con las altas esferas de la política como para caminar bien pertrechados por el barrio noble sin ser detenidos ni interrogados.-Akira, es una pena que no tengas tu Ono contigo...lo haría todo mas fácil.-Dijo saltándose la etiqueta abiertamente, para Yasutora aquello era como una guerra en la que no se podía permitir los lujos de las formalidades convencionales y en su interior se atenazaban hasta estrangularse los contradictorios sentimientos del miedo y la ansia de matar a aquellos hombres.-Mira, son Shinjo-san y Otaku-san.-Susurró mientras los señalaba a ellos y a su comitiva en la que figuraba un misterioso samurai, escorpión a todas luces por su siniestra máscara.

Los segundos se sucedieron y nada ocurrió mientras la comitiva sobrepasaba la posición de aquellos criminales dándole la impresión de que esperaban para cumplir la promesa de muerte echa por uno de sus superiores, aquel al que el mismo persiguió por medio distrito antes de matarlo certeramente con su wakizashi.-Tengo la impresión de que esperan mi aparición o tal vez esperen a algo mas importante..¿tienes alguna idea?.-Inquirió a su compañero mientras lo miraba con los ojos ensombrecidos por el ansia de guerra que todo samurai llevaba dentro.

.-Sabes tan bien como yo, que su objetivo son los Unicornio. Las fortunas son caprichosas aunque nos cueste admitir que tanto-. Apretó los dientes .-Van a emboscar. No esperan ser emboscados. Cuando se acerquen a ellos los atacaremos por la retaguardia con toda la fuerza del cangrejo. Con tal confusión y sorpresa dudaran sobre el numero de atacantes y sobre toda la situación en general. Quizas huyan o quizas tiemble su pulso. De uno u otro modo creo que es lo correcto. Aunque me sorprende que no veamos a Gotan y sus hombres-.

Deberíamos de atacarles antes de que la comitiva los sobrepase, que nos vean llegar los unicornios y vean nuestras intenciones...que se preparen para derramar sangre impura.-Aventuró Yasutora ahora con la mano en la katana, preparado para matar, ansiando derramar las extrañas infectas de aquellos criminales por el suelo.

Vuestros compañeros entran en la embajada, y los hombres no se mueven. Parece que están buscando un momento más propicio a pesar de lo arriesgado de su maniobra.

Dudáis incluso de que hacían allí, si no fuera porque tenias claro que iban armados y eran peligrosos.

El tiempo pasaba, y los hombres parecían cada vez más ansiosos. Pero seguían a la expectativa. 

.-No me gusta. ¿Porque se han arriesgado a dejarlos entrar en la embajada?-. Su mirada se clavaba en aquellos hombres .-Otra vez esta todo demasiado bien planeado para tratarse de estos... La entrada al barrio noble. El conocimiento del recorrido. Ese escorpión no es la cabeza sino otra pieza a sacrificar. Ahora lo han visto en la embajada y si lo liberaran las consecuencias serían más negativas que positivas...-. Tal vez pensaba, debía ir a hablar con los unicornio si podia resultar discreto entrando en la embajada.

A pesar de haber encontrado a los animales y las joyas, Otaku no se sentía orgullosa, aquello no había terminado.

Tenían simples pistas de algunos implicados en el asunto pero par incendiar los establos, llevarse los caballos para un lado, las joyas para otro...debe de haber muchos implicados y una razón para ello y no la tienen. Se les ordenó investigar lo sucedido peo solo han dado con lo robado que, aunque es algo grandioso pues son cosas y seres de gran valor para su clan, no han terminado con su cometido.

Quizás Obito podía decirles alguna cosa pero puede que siendo solo un mandado no supiera más que lo que al magistrado le interesase que supiera, al igual que estuvo haciendo con ellos antes de decidirse a enseñar su almacén.

No obstante esperaría a sus superiores para escuchar las nuevas órdenes.

Otaku miró a Obito con muy malos ojos, mientras esperaba junto a sus compañeros de misión a que llegasen sus superiores.

Si los han dejado pasar es por que esperan algún acto que les han de comunicar desde el interior, tal vez.-Aventuró Yasutora encogiéndose de hombros.-O tal vez nos esperen a nosotros, no crees?.-Dio un paso y se giro hacia Akira.-Y si despejamos las dudas entrando en la embajada? si nos quieren muertos lo sabremos y si no podremos entrar a informar adentro.

Se presentaron en la zona de la entrada los cabezas de clan de los Unicornio acompañados del jefe de los cangrejos.

Asintieron satisfecho al ver que habíais traído de vuelta prácticamente todo lo robado.

Shijo Yoshifusa hablo con vosotros.

Habéis obrado bien, pero aun quiero conocer el nombre del culpable.

Es acaso este hombre que traéis con vosotros.

Su pregunta era sencilla, y su mirada era un arma que de poder desenvainarse hubiera sesgado la vida Obito de un solo golpe.

Ahora quedaba simplemente contar lo averiguado.

Shinjo, hacía tiempo que tenía en mente mandar a aquel hombre a los torturadores eta. Y pidió tras explicar de quien era sirviente que le autorizaran hacerlo.

Siempre que Otaku san no tuviera nada que añadir. 

El joven shinjo estaba sumido en sus pensamientos hasta que su señor entró en el lugar y como buen samurai se inclinó respetuosamente ante él esperando sus palabras que no tardaron en llegar . 

Shijo Yoshifusa sama , este hombre es el sirviente del propietario del almacén donde encontramos las pertenencia , un samurai escorpión y magistrado esmeralda ante el cual Otaku san y yo no tenemos autoridad . Con vuestro permiso , me gustaría enviar a este hombre a los torturadores eta para sacarle toda la información posible sobre el robo , su señor , y la trampa en la que nos metió y de la cual salimos impunes de nuestros agresores . 

Dijo respetuosamente a su superior y esperó las ordenes de este para ver que decidía y saber que podían hacer sobre el escorpion , aunque temía que este delegara todas las culpas en su sirviente y con su posicion no sería dificil que esto pasara sin más . 

Los hombres honorables que teníais delante asintieron aunque se les veía algo desencantados. Un magistrado sería algo peligroso, o puede que incomodo.

Empezaron a andar de nuevo hacia la embajada cuando el señor Unicornio se giro y contesto a su hombre.

Si, enviadlo donde creáis.

Acompañadnos, haremos llamar a ese magistrado, y podréis ser valedores de la verdad.

Parecía que por fin las piezas empezaban a encajar, y las cosa rodaba sola, aunque se os aventuraba que podría ponerse igual de peligrosa al nivel de etiqueta un poco más adelante.

Shinjo Kai dio indicaciones a unos guardias para que llevaran al hombre hasta su destino, y trajeran cualquier información que pudiera decir el asistente.

Los hombres asienten a vuestras palabras y se llevan al detenido hasta la cárcel del distrito para averiguar lo que sepan.

Y vosotros quedáis en entrar hacia el gran salón y terminar de dar la información que os soliciten.

Os preguntáis donde están vuestras contrapartidas Cangrejo, hace ya muchas horas que no los veis. 

Mientras decidís si hacer saltar la emboscada a o no, la cosa se reactiva. Los hombres parecen nerviosos y el que está al mando da una orden.

Se empiezan a mover por la calle, como si no fueran todos juntos, mientras unos guardias unicornio escoltan al tipo de la máscara blanca.

Sin duda van a atacar a los guardias. Sea quien sea ese hombre, parece que van a salvarlo. O puede que a liquidarlo.

Lo que es seguro es que pronto correrá la sangre, y en aquellas calles silenciosos del barrio más acaudalado de la ciudad, no había nadie para solventar el problema, nadie excepto vosotros dos. 

Respiró hondo y suspiró aliviado, las cosas eran tan sencillas como el esperaba.-Akira-san....desenfundad vuestra espada.-Yasutora con una sonrisa siniestra en los labios hizo lo propio y bajó la mano a la katana, abriendo su saya.

Primero fue un paso, luego otro y finalmente fueron rápidas zancadas las que dió para dar alcance a las espaldas de los criminales, apenas esperó a que el primero de ellos desenfundase su arma contra los unicornio para centrarse en su columna, desenfundó y buscó cercenar al hombre en dos.

Akira estaba bastante confundido, pero no podian retrasar su intervención .-¡Por el Honor y la Justicia!-. Exclamó como un distintivo para definir un bando reconocible ante aquellos que pudieran estar confusos por la refriega. Hubiera preferido darles el aviso antes del ataque pero la anticipación de Yasutora lo hizo inevitable.

Su espada en su funda deslizó en el momento del ataque siguiendo el estilo Rokuganes, aunque no con tanta elegancia como otros pudiesen hacerlo.

El primer asaltante cae casi antes de ser consciente de que hay alguien a su lado.

Los demás se dan la vuelta al ver llegar al otro forzudo cangrejo. Que ataca con fiereza.

Solo quedan 11 hombres, y todos parecen estar sorprendidos, algunos puede que incluso asustados.

Sin duda, fue buena idea pillarlos por sorpresa.

Los hombres se distribuyen por la calle pero su emboscada ya no tiene sentido, un par de guardias Unicornio se posicionan frente a la entrada al tiempo que uno de ellos vuelve a dentro de la embajada con el hombre que presuntamente aquellos asaltantes querían rescatar.

En el momento en que vuestros pies se ponen en el primer escalón de la embajada, uno de los guaridas entra corriendo llevando a Obito con él.

Dad la alarma.

Grita el hombre, Obito, que hasta aquel momento había permanecido sumiso, se desembaraza de la mano del hombre y en cuento está sujeto cruza los dedos de las manos con rapidez mientras habla de manera extraña.

Una lengua de fuego sale de su manga para cubrir el cuerpo del guardia. Si nadie lo detiene escapara de allí.

Aquel no puede ser solo un sirviente, es un hombre peligroso.

Al ver la situación , el joven Shinjo dio una orden rápida a pleno pulmón a cualquier sirviente que hubiera en el lugar para que pudiera oírla . 

! TRAED SASUMATAS ¡ .

Casi de manera instantánea , salió corriendo como el viento directo a atrapar al sirviente que claramente era más de lo que aparentaba , sin duda tretas de los escorpiones . Tenía clara intención de inmovilizar al hombre y evitar que pudiera hacer daño a sus señores y a la par quería mantenerlo vivo para el interrogatorio ; ahora este individuo tenía un delito más sobre sus hombros , intento de asesinato de un valeroso sirviente y quien sabe si tentativa de matar a un miembro importante de un clan mayor , y además era muy probable que fuera él quien provocara el incendio . 

Rápidamente tras el mínimo movimiento de Obito se dio la voz de alarma y Otaku no se iba a quedar atrá. Nunca hay que firse de las mosquitas muertas, aunque Otaku siempre pensó que Obito guaraba algo, pero no pensaba que fuera un Shugenja, ¿cómo podrían acabar con él?

Lo más rápido que alcanzó a hacer fue sacar su Naginata en un intento de atacar al sirviente y hacerle el daño suficiente para que no pueda usar sus poderes, pero poder obtener información de él, siempre que su compañero Shinjo Kai no lo logre antes.

En cualquier caso este ataque complica las cosas pues ya no tenían un simple sirviente a quien sonsacar información, tenían "fuego vivo".      

La situación se hacía complicada por momentos, otra vez, el fuego pretendía invadir aquel pequeño rincón exótico de Rokugan.

Esta vez era un hombre, quien lo creaba, igual que otro Shugenja Unicornio había creado agua para apaciguar el fuego de las caballerizas tan solo unas horas antes.

El primero en moverse fue Shinjo Kai, quien salto a la carrera, giro por el suelo, y uso su cuerpo como arma, o mejor dicho como cepo para que este no tuviera vía libre.

Su contrapartida femenina no estaba ni siquiera lejos de quedarse atrás, salto a la batalla y con una rapidez mortal, indudable muestra del duro entrenamiento de la joven, sesgo con su naginata parte del torso y el rostro del hombre.

Rompiendo de esta manera parte de la máscara del sirviente.

Este al verse sangrando, y con un arma que fácilmente podría atravesarle de parte a parte no se resiste demasiado, pero ya no podéis fiaros, pues a intentado escapar de allí, y ha matado para ello.

Ahora podéis oír claramente el entrechocar de aceros fuera de la embajada, donde sin duda hay también acción. Claramente siendo este el motivo de la alarma del soldado muerto.

Ahora los hombres de la embajada se mueven rápidamente alertados por la señal de alarma, y viendo lo que ocurre fuera se arman y se preparan para la batalla.