Partida Rol por web

Salís en persecución de Fabiano. Jimmy sigue a Steve y Greg en retaguardia a sus dos hermanos menores. La lluvia cae fuerte y os empapa como una mortaja negra y húmeda. Hace bastante frío, pero de momento la adrenalina tapa esa sensación. Os moveis siguiendo a Steve paralelos a la biblioteca. Segundos después la biblioteca queda atrás y unos metros más allá vislumbrais un nuevo edificio. Es de la misma altura, pero más tosco. No hay vidrieras y las ventanas están tapadas con contraventanas, a imagen y semejanza del edificio principal. A la izquierda el descuidado jardín deja paso a una explanada, y un poco más alejado el bosque, con sus árboles agitados por el viento, entonando una melodía dramática.

Corres veloz, presa del pánico, hacia el bosque. Cualquier lugar es mejor que cualquiera de los edificios malditos que han puesto tu mente al borde del colapso. Cruzas el jardín descuidado rozándote con algunos setos secos, pero no importa. Nada importa. Solo huir importa. Tal vez más allá de esos árboles haya una salida, quizás un lugar desde donde poder ver luces... de casas... un pueblo... gente...

Corres y corres sin casi cansarte. Eres casi un deportista de élite y no te cansas. Te adentras entre los troncos, pisando ramas y hojas húmedas que amortiguan tus pasos. Tus pulmones sienten el frío del aire helado que entra por tu boca. La garganta seca. Algunas ramas bajas se enganchan con tus ropas, desgarrandolas, como si los árboles intentaras cogerte o impedir que siguieras tu camino. Tú ni te enteras. Solo necesitas salir de allí. Escapar de muñecas satánicas, llantos de ultratumba y fantasmas en pasillos.

Tu carrera te saca pronto de la arboleda. Sales al otro lado del bosquecillo, a una extensión de terreno llana. Se te cae el alma a los pies cuando contemplas la visión. A tu espalda los árboles, que se agitan intranquilos por el viento. A tu derecha más árboles. A la izquierda un pequeño camino que lleva a una pequeña colina entre más árboles. Enfrente tuya lo que parece ser... ... ... un cementerio. Decenas de tumbas silenciosas aparecen aquí y allá de manera desordenada, encabezadas por una lápida de piedra coronada por una cruz. La lluvia cae sobre tí como una mortaja oscura, húmeda y fría.

Estás a punto de enloquecer.

Jimmy sigue a Steve forzando el paso para no perderlo en la oscuridad. El vaho de su respiración se dispersa desde su boca en volutas y apenas en unos momentos puede notar el pelo mojado y lacio pegándose a su nuca.

¡Steve para cojones! Rick está pirado tío, al final nos perderemos todos, joder si no llevamos ni una luz, para...¡me oyes!

Mientras camina en la oscuridad trata de convencer a su hermano de que se detenga. Rick esta pirado, ya volvera, piensa el más joven de los Skilton que añora su silla junto a la chimenea.

La huída trae poco del consuelo que Ricky esperaba y donde mira no puede dejar de ver horror. Por alguna razón los árboles le aterrorizan, incluso más que las blancas lápidas que anuncian muerte con poca sutileza.

Vuelve a oir el llanto del niño, tan aterradoramente tangible como la primera vez. El grito fantamal está en su cabeza y como una pesadilla recurrente vuelve a asaltarle por propia iniciativa de su dolorido cerebro. El sonido no es real, tan solo está en su mente... pero eso lo diferencia muy poco del aullido que sí pudieron oir todos sus compañeros. Si viera la calmada cara de Mark, la despreocupación de Jimmy ante un sonido que no existe, Ricky tendría alguna posibilidad de evitar la locura y ver la verdad.

Pero está solo y en esas circunstancias las quimeras de su mente son exactamente igual de reales o irreales como todo en esa casa maldita. Quizá sea un poco peor.

Tan solo puede ver niños muertos y monjas a su alrededor cuando, inconscientemente, elige una dirección y continúa la carrera. Las sombras de los siniestros árboles se mueven en el límite de su campo visual y Rick se jura a sí mismo que no son reales, aunque tiene la misma certeza de la existencia de esto como de sus pies, que observa trastabillar y tropezar con piedras por el camino de la colina.

Aunque había aminorado el paso para poder ser alcanzado por sus hermanos, Diamante continua sin pausa la busqueda de Rick sin saber muy bien que era lo que más le había impulsado a salir tras él...la preocupación por su amigo o el mero hecho de salir de aquella biblioteca donde había tenido que escuchar aquel llanto. A decir verdad, en su fuero interno sabía de sobra que la segunda opción era la que había predominado, estaba dispuesto a irse de allí de todas formas así que digamos que encontrar a Rick era una buena excusa para ello.

De repente se detiene. No porque haya obedecido a su hermano Jimmy ni mucho menos. Parecía haberse puesto en marcha una especie de piloto automático activado por el miedo o el instinto de supervivencia que actuaba por él y que ni siquiera Steve podía manejar con precisión, así que las recomendaciones de sus dos hermanos poco podían hacer en este momento. Se detiene porque, a pesar de no llevar ninguna luz como bien dice Jimmy, el edificio que encuentra ante él es lo suficiente grande como para que destaque sobre la negrura.

La silueta del quarterback, piernas ligeramente abiertas y brazos colgando a ambos lados de su tronco con la forma del cuchillo sobresaliendo en su mano izquierda, se recorta en la noche frente a la puerta de ese edificio, mirandola con atención sin hacer nada...

Greg acelera la marcha para dar alcance a sus dos hermanos. Su ropa se empapa en cuestión de segundos, y para cuando está a la altura de sus hermanos, ya está completamente calado.

¡Maldita sea, Esteve! ¿Crees que salir de la biblioteca es lo mejor, con el tiempo que hace? Vamos, volvamos adentro. Rick ya regresará- mientras intenta convencerlo, Steve se detiene, mirando el edificio que aparece frente a ellos.

¿Al menos sabes si ha venido hacia aquí? ¿Habrá entrado en ese edificio?- Gregory mira al suelo, buscando alguna huella que pueda indicar el paso del amigo de su hermano.

Steve se para bajo la lluvia en la negrura de la noche con el gran edificio a mano derecha. Es un poco más pequeño en longud que la biblioteca, y tiene el mismo fondo. Las ventanas aparecen cerradas a cal y canto con contraventanas, al igual que la puerta. El suelo está lo suficientemente embarrabo como para formar charcos que impiden ver huellas. No hay indicio alguno de que Rick haya pasado por aquí. Tampoco hay pista alguna de lo que puede ser el edificio.

El graznido de un cuervo rompe la noche, partiendo la oscuridad en dos con su agudo graznido.

Los tres hermanos Skilton permanecen parados y empapados bajo la lluvia, a la espera de acontecimientos y sin saber muy bien qué hacer.

Durante unos segundos contemplas el cementerio que se extiende a tus pies. El agua te corre por la cara y te empapa el cuerpo. Miras hacia la izquierda y ves la colina. Inconscientemente asocias un lugar alto con un lugar protegido, con una posición ventajosa.

Tragas saliva y emprendes de nuevo la carrera.

El golpe te sorprende absolutamente. Te da de lleno en el abdomen dejándote sin aire y tirándote al suelo. Algo te ha golpeado fuertemente y sin piedad. Estás desorientado en el suelo pensando si ha sido una rama, una animal o qué. Cuando escuchas un jadeo humano asumes que el enemigo es tangible y parece volver a la carga sobre ti, indefenso en el suelo. Percibas la ira y el peligro.

- No teneis que venir si no quereis- responde a sus hermanos cuando llegan a su altura, a pesar de ser consciente de que se siente mucho más seguro con ellos- pero alguien tiene que buscar al grandullón, no? que hago? lo dejamos solo?- mientras hablaba, estaba más pendiente de la puerta que de la reacción de sus hermanos, comprobando si estaba cerrada o no, empujando y tirando de ella para intentar abrirla- Volved a la biblioteca y cuando lo encuentre voy yo para allá. Así de paso le decís a Rubí que no se preocupe, que yo me encargo de todo, vale? Prometo no tardar...- y, tras una fugaz sonrisa dirigida a Greg y Jimmy, descarga un tremendo plantillazo a la altura de la cerradura

Con las manos levantadas en señal de stop trata de que su hermano atienda a razones.

Pero melón, ¿no te das cuenta que si Rick hubiera entrado por ahí la puerta estaría abierta? Lo más probable es que haya vuelto a la furgoneta, o a por las cervezas a la cocina.

Cuando Steve golpea la puerta, deja caer los brazos decepcionado.

No jodas Steve, sabes que no te dejaremos solo y a Greg le ha picado un bicho, parece que te importa más el mulo de Rick que tu propio hermano, mierda.

Crack!

La patada lanzada por Steve no abre la puerta, pero el sonido de madera resquebrajada hacen suponer que no resistirá demasiado. Salta a la vista que ahí no puede estar Rick. Los motivos por los cuales Steve desea entrar en el nuevo edificio pueden no ser conocidos ni por él mismo.

Desde el suelo y aún desorientado consigues ver a tu atacante. Se trata aparentemente de una mujer o de un hombre pequeño. Por su indumentaria parece más bien lo primero. Viste una especie de camisón desvencijado, con los pelos desordenados sobre su cara, los ojos fuera de sí y una especie de garrote en una mano. Es posible que tenga alguna arma más en la otra mano, aunque no la distingues.

Jimmy tiene razón… por aquí no ha entrado Rick. Y no te vamos a dejar solo ¿Has visto por lo menos hacia donde se dirigía?

Mientras su hermano intenta abrir la puerta a patadas, Gregory mira alrededor, intentando observar alguna pista de donde pueda estar Rick. Un sonido, un movimiento, una sombra…

¡¡RICK!!- grita el mayor de los Skilton, colocándose las manos en la boca a modo de megáfono, mientras escalofríos recorren su cuerpo entero.

¡NOOOOO! ¡¡Déjala!! ¡¡no te acerques a ella!!

Ricky grita lo que para cualquiera serían incoherencias, con la mirada perdida y expresión demente da golpes al aire sin preocuparse por los recibidos. Sus ojos enrojecidos y las lagrimas a punto de aflorar le ciegan pero los puños no dejan de moverse por ello.

- Sí claro! Una cerveza...yo también pienso en eso cuando se me va la olla- dice algo sarcástico Diamante mientras pone la cara a la altura de la cerradura de la puerta, pudiendo ver como ha deformado algo la madera con su patada...esto lo tiro yo abajo...- Sé que no ha vuelto a la casa, lo habría visto, así que sólo puede estar aquí, se habrá encerrado, porque no creo que haya sido tan gilipollas como para meterse en el bosque- dice mirando de reojo al oscuro conjunto de arboles que danzaban juntos al ritmo del viento. Meterse allí en plena noche sería una locura, aunque viendo la reacción de Rick no sería muy descabellado. ¿Se atrevería Steve a llegar tan lejos en la busqueda de su amigo?- y no vuelvas a decir que no me preocupo por Greg, eh!- recrimina a su hermano descargando parte del enfado en otra fuerte patada sobre la puerta- ¿que hago? ¿me echo a llorar? Encontremos a este chalado y vayamonos! Además, puede que aquí estemos más seguros...¿o ya no te acuerdas de lo que acabamos de oir en la biblioteca?

La atacante apenas se mueve para esquivar tu primer contraataque. Te estás levantando y no has centrado tu objetivo. Pero te mueves rápido. Eres capitán del equipo de rugby, esquivar golpes se te da bien. Y también se te da bien encajarlos. El enemigo falla su siguiente ataque, en este caso con la otra mano, la cual porta un cuchillo de gran tamaño.

¡NOOOOO! ¡¡Déjala!! ¡¡no te acerques a ella!!

Es remoto. Lejano. Pero estás casi seguro que lo has oído. En el bosque... Más allá. Lejos. Su voz apagada por el viento y el murmullo de los árboles.