Partida Rol por web

Era una noche tranquila.

Aunque vista desde las cristaleras de la cafetería que había al pié del enorme edificio de la corporación, podría parecer una tranquilidad confusa... incluso postiza. Y que el señor Millers, tu jefe, te citara a esas horas de la noche no contribuía demasiado a tu particular estado de tranquilidad.

Los números de la empresa gozaban de buena salud, aunque algo se cuece en Wall Street. Y es que al parecer hay una mayoría de empresas productoras norteamericanas con superproducción. Y la corporación Millers no está excenta de este problema. Confías en el buén juicio de tu jefe, aunque tus calculos no son demasiados optimistas.

Millers Corp. dominaba la mitad de negocios del estado de Nueva York. Desde compañias de Taxi hasta pequeñas industrias metalúrgicas. Pasando por talleres de confección y multitud de variados sectores productores.

De repente se acerca el camarero. Lo conocías. Era Jack, el barman del complejo.

-Vaya Harvey...- Te dice acercandote un vaso de Bourbon. -...Hoy te hacen trabajar tarde.-

Le miro y sonrío ante su simpatía.
Es lo que toca, un esclavo de la aritmética... digo en tono ameno Que menos que un buen vaso de Four Roses para digerir tanta suma junta, compañero
Dicho esto levanto el vaso en forma de brindis e ingiero un largo trago.

El tipo te sonríe amablemente y se dirije de nuevo a sus quehaceres tras la barra.

Miras tu reloj, ya es la hora. Sabes que al señor Millers no le gusta que le hagan esperar. Asi que decides no demorar más tu visita.

Las puertas del ascensor se abren pesadas, con el chirrío característico de la plataforma tras llegar al nivel del suelo que pisabas. Al cabo de unos instantes llegas a la planta décima donde se encontraba el despacho del director, Glen Millers. El cual te esperaba sentado frente a su escritório.

Siempre habías admirado la refinada decoración del lugar y el buén gusto de tu jefe. Ese despacho era enorme y muy acogedor. Dos grandes tapices decoraban la pared del fondo, mientras dos librerías forraban otra pared repletas de tomos de economía y multitud de diferentes títulos.

Doy un paso y me decido por saludarle de forma cordial:
Llego tarde, caballero? pregunto quitándome el sombrero.

A su vez camino con parsimonia y elegancia mientras disfruto de tal decoración y me acerco hasta la butaca del invitado.

-Hola Harvey...- Dice el hombre y dobla su cuerpo para sentarse en una silla forrada de cuero. -... pasa, te estaba esperando.-

Notas algo extraño. Quiza en su tono... quiza en su mirada... algo le preocupaba.

Algo habia ocurrido.

-El otro dia me comentaste que algo iba mal...- Dice trecostándose en la silla. -...espero que puedas explicarme con claridad lo que sucede... te conozco demasiado como para no hacer caso de una de tus observaciones.- Comenta tras una pequeña pausa.

Te sorprende no ver a Gina. La hija de Glen solía estar con su padre a esas horas. Una joven encantadora que hacía las delicias de los empleados con su simpatía.

Decidí sentarme, con calma mientras suspiraba por lo bajo para no causar ninguna sospecha.
Tenía toda la razón y no quería hacer gala de todas mis preocupaciones así pues decidí explicarle solo la cúspide de tal iceberg.
Verá, en cuanto a la bolsa... trago saliva y me propongo atensar mi voz no va del todo bien últimamente. Puede que sea por el bienestar general, que los ciudadanos se hayan apuntado a esa tendéncia llamada"consumismo" o puede que sea por el mal funcionamiento de títeres superiores...pero si algo saco en claro es que si no cambia el sistema, cambiará nuestra economía a un nivel degradante en cosa de un año...
Callé y le miré. Eran suposiciones, pero él me creía y yo tambien.
...Aun así queda mucho para ello y todo puede cambiar... decidí añadir.

-En efecto... Harvey... Todo puede cambiar...- La mirada de aquel hombre era distinta a la que habías visto otras veces.

De repente se abre la puerta lentamente atrayendo la atención de los dos. Ves como Glen abre los ojos y contiene un gemido al ver entrar a su hija. Gina, a su vez, andaba con algo de dificultad ayudada por un empleado de las oficinas. Parecía que la chica hubiese sufrido algun percance aunque, y de eso te diste cuenta, no perdía su peculiar sonrisa que le caracterizaba.

-¿Como te encuentras cariño?- Le preguntó mientras le ayudaba a tomar asiento en una mullida silla a su lado.

-Estoy bién padre...- Dice con su dulce voz.

-Hola Harvey, siento haber interrumpido la conversación...-

-Tonterías...- Le interrumpe Glen. -...ten en cuenta que serás tú quién dirija esta empresa cuando yo no esté, de manera que debes estar presente en las reuniones importantes...- Dice ahora mirandote directamente.

-Y cuando Harvey esta preocupado, es importante...- Dice dibujando una leve sonrisa.

Seguro que estás bien...? repito dirigiéndome a la joven ...o tal vez mejore la situación cenando fuera?

El detalle estaba servido, y mantengo mi pose estática y seria, a la espera de lo que pueda pasar.

Las mejillas de la muchacha toman un precioso color rosado y observas divertido como desvía la mirada hacia el suelo.

-¡Por supuesto!...- Exclama Glen entrecortando una carcajada. -...estoy seguro que Gina estará encantado de que la lleves a cenar en cuanto se recupere de lo sucedido esta mañana...- Dice ahora endureciendo su expresión. Sabías que a Glen le encantaría que un tipo como tu tomara la mano de su hija, en mas de una ocasión lo había insinuado. Crees que te consideraba el hijo que nunca tuvo. Te apreciaba, no cabía duda. Y ese aprecio se traducía más allá de lo profesional. -Siempre es agradable saber que hombres de tu calibre se interesan por Gina, el problema es que demasiado amenudo el entendimiento de las jovencitas de hoy en día vive en las nubes...- Notas un atisbo de punzante sarcasmo en sus palabras. También lo notas con la expresión de creciente enfado de la chica al ruborizarse aun mas... Se trataba de un mensaje encriptado hacia ella.

Vamos, Glen, no creo que sea un caso del todo individual, es una ... tendencia digo con delicadeza para no parecer entrometido En todo caso, no sé por donde van los tiros y solo quería entretener y alegrar un poco a la "señorita" concluyo mirando a los ojos de Glen.

-Si me disculpan...- La muchacha se despide antes de salir de nuevo por la puerta. En ese momento ves como Glen da la vuelta a la mesa y se acerca a tu lado antes de seguir hablando.

-Estoy preocupado por Gina...- Comenta absorto. -... ayer por la mañana fué victima de un tiroteo entre mafiosos en el barrio de la pequeña italia...- Dice ahora mirandote directamente. -... y eso es algo, amigo mio, que me preocupa mas que los numeros de la empresa...-
-Se que no es asunto tuyo, Freeman...- Dice tras una pequeña pausa. -...Pero me gustaría que alguien velara por ella... alguien de confianza...-

Asiento y me compadezco.
Le entiendo, créame que le entiendo, pero cree que puedo yo ser ese hombre? me cuestiono No tengo dotes con las armas sinó con la aritmética

Dicho esto espero su respuesta, al no saber si era ese su pensamiento.

-Eres muy perspicaz...- Te dice acercándose. -En efecto pensé en ti.-
-Vamos Harvey!- Exclama colocando una mano en tu hombro. -Eres como un hijo para mi, confío en tí plenamente...- El hombre hablaba mirandote directamente a los ojos. -... ¿Quien mejor que tu para cuidar de mi única hija?-

Se me arruga el entrecejo ante tal situación.
Señor...eso es lo que usted espera de mí? pregunto algo asustado No se lo negaré pero es por mi estima hacia usted por la cual le decía que otra persona sería...mejor.
Dicho esto le miro de forma penetrante.
Espero que te des cuenta...

-¡Maldita sea, Freeman!- Exclama Millers apartandose súbitamente. -Se trata de mi hija... mi única hija...- Dice el hombre con un tono potente. -... y hoy le han herido esos perros de la mafia...- Tras decir esas palabras se calma considerablemente. Como si hubiese tomado consciéncia de repente.
Mientrastanto, ves salir el sol por los grandes ventanales del despacho de Glen Millers y la estancia se llena de sombras rojizas.

 Haré lo que haga falta concluyo mientras me retumbo en la silla, abatido La protegeré en la mejor medida, entiéndame. No es lo que mejor sabe hacer el servidor...

No supe que más decir, le miraba incesante, de forma incisa, esperando su dictamen, su frase imperativa.

El hombre asiente y oyes un pequeño suspiro de alivio.
-Lo unico que te pido es que en caso de peligro, avises a la policia... nada mas...- Dice Millers mientras vuelve despacio hacia su asiento al otro lado de la mesa. -Loca juventud...-
-Ve con ella, hoy ya me ocuparé yo personalmente de las finanzas...- Te comenta volviendo la vista hacia los papeles que había encima del escritorio.

 Sin abrir boca decido encaminarme hacia la salida, con paso decidido y pensando en donde llevar a su querida hija.

Al llegar a la puerta me despido con un vigoroso adiós y cierro la puerta con extrema delicadeza.