Partida Rol por web

La victoria no necesita explicación, la derrota no la tolera.

-Táctica imperialis, edición calixiana.

Trece. Un número de mal fario. Funesto era la palabra apropiada aquel dia. Trece, de ciento noventa. Eso era lo que quedaba del 101º de Eolo. Todos los demás...caídos en combate. Era el estatus formal; había otros adjetivos que los describirían. Asesinados, exterminados...traicionados.

Apenas estaban a dos kilómetros de Ishmael, la oscuridad aún duraría dos horas más, o eso podían deducir de sus cronos, pero cada vez hacía más frío, la temperatura bajaba justo antes del amanecer; en todos los planetas del Emperador, y en los de más allá. Era lo que les faltaba. Las ropas empapadas en la ciénaga no habían logrado secarse, ni había habido tiempo para el descanso más allá de la pequeña caverna en la que se ocultaron tras la masacre de Zona Cero y muchos estaban tiritando de frío, por mucho que se contuvieran por no hacerlo, también podría ser miedo. Alguien podría echárselo en cara. Apretar los dientes y seguir andando. El coraje era lo único que ahora les mantendría con vida. No quedaba mucho hasta Ishmael, si es que realmente existía, y si era cierto que estaba en manos amigas. Allí podrían descansar y secar sus ropas. Tal vez incluso comer caliente y sentirse a salvo. Todo aquello era muy duro para su primera batalla. Su bautismo de sangre. Mucha sangre.

La noche se iluminó con un destello anaranjado. Poco después se oyó una explosión, no una granada o un misil, sino algo más tosca; seguida de otras menores y los destellos de las armas láser, más explosiones de menor envergadura, a menos de 400 metros. ¿Quién combatía?

Karras aflojó la espada sierra en la vaina mientras comprobaba el nivel de combustible del lanzallamas.- Parece que han empezado sin nosotros. - dijo, de manera casi casual. - Y creo que todos nos hemos quedado con ganas de tumbar a unos cuantos traidores más. Me equivoco, señores? - Sin esperar respuesta, Karras avanzó directo a la fuente del ruido. Alguien estaba reventando traidores y no era él: Esa era una situación que debía ser rectificada.

Los señores no se que dirán - dijo mirando de soslayo a Sanaia - pero las mujeres de verdad queremos ir a reventar a esos hijos de puta - comentó Venria visiblemente enfadada, la soldado solo quería luchar como se debe y acabar con su enemigo

Hace un kilómetro que me arrastro por el camino apoyado pesadamente sobre el hombro de mi asistente Silon. No puedo dar un paso más sin derrumbarme, me temo que mis heridas sean más graves de lo que me parecieron allá atrás, llevado por la premura de abandonar el pantano.

- "Chicos, apenas soy capaz de dar un paso más, pero hemos de seguir avanzando.

Silon, Flavion, Drake, Grish, Mark, Phi-Rho 87 y su servidor, conmigo. Seguimos al Capitán Septus hasta el objetivo.

Venria, Sanaia, Padre Karras, Markus, misión de reconocimiento. Averiguard qué diablos está pasando ahí delante e informad ahí delante. No travéis combate a menos que sea necesario. ¿Entendido?" -

Estoy completamente blanco por la pérdida de sangre y mi voz suena algo entrecortada, pero apenas aparento la debilidad que siento mientras me apoyo más fuerte sobre el hombro de Silón y sigo avanzando hacia Ishmail...

     Grish se alegró de no ser él el que se arrastrase por el fango en esa misión de reconocimiento. Después de la larga caminata y el peso de su equipo estaba exausto y jadeante. Lo único que quería era dejarse caer y hacerse un ovillo, pero tal parecía que el Emperador tenía otros planes para ellos. Otro combate en ciernes para aderezar las penurias del grupo.

¿Señor? - Venria se quedó estupefacta ante la idea de irse de reconocimiento cuando ella es la que llevaba el bolter pesado y Grish tenía más aptitudes de explorador que ella, con aquel armatoste de veinte kilos - Flavion, échale un ojo al sargento que parece que le han dado en la cabeza... no puede haber ordenado lo que acaba de ordenar

El tecnosacerdote seguía pareciendo que estaba fuera de lugar. Todo eso de luchar y disparar... era peor que el peor de los novatos. El peor novato del regimiento sin duda; pero sabía algo que tenía que informar.

-Si encontráis rifles láser de los traidores quitarles las células. Las nuestras están saboteadas para que los disparos sean con menor cantidad de energía y, por tanto, menos letales -tras decir esto comenzó con su típico parloteo en binario, como si estuviera rezongando mientras paseaba.

Y en realidad así era.

- "Venria, si hubiera un Comisario en nuestro grupo ya te habría pegado un tiro en la cabeza por insubordinación. Recuerda que eres un Guardia Imperial.

Déjale el bolter pesado al tecnosacerdote y mueve el culo. Nada de heroicidades, saber lo que está pasando y ya está.

Padre Karras, está usted al mando de la misión de reconocimiento. Tráigalos a todos de vuelta." -

¿Cómo? Mis ojos se abrieron como platos. Como parte de la fuerza aerotransportada había recibido entrenamiento tanto teórico como practico y aquello me sonó a locura de manual. ¿Se encuentra bien sargento? Le pregunté en voz baja al ver lo que estaba haciendo e intentando que no sonara como una duda, ante todo la moral del grupo. Dios todo poderoso... Pensé al ver que mandaba de exploradora a nuestra artillera pesada y ordenaba comandar la exploración al sacerdote. Es como si pidiera que Grish operara a corazón abierto... no tiene sentido. No es que dudara de sus habilidades desde luego, pero lo cierto es que Venria debía permanecer junto al arma en todo momento para proporcionar fuego de cobertura en caso de... cualquier caso. Negué con la cabeza mientras resignado me ponía de rodillas y apoyaba la carabina contra mi pierna a la ver que me metía entre la armadura perforada y la espalda una mano que extraje manchada de sangre. Mierda... Murmuré dolorido. Drake, largo de aquí, alejate de mi siempre cinco metros. Le dije apartandolo de un empujón. ¿Quieres que una granada nos mate a los dos a la vez? Maldita sea...

Sin decir más, sigo avanzando cojeando. Tenemos que llegar a ese maldito puente como sea.

Pues no hay un comisario, fíjese - dijo empezando a andar hacía el frente - me niego a dejar mi bolter en manos de nadie que no sea yo, parece que ha olvidado la instrucción ¿Eh? esta es mi arma y mi responsabilidad - estaba furiosa, muy furiosa - inútil de mierda - pensó enfadada adelantándose al grupo y perdiéndose de vista cargando con la pesada arma con la ayuda de su inestimable amiga Sanaia 

Asiento, me parece lógico que no quiera desprenderse de su arma. No hay nada más que añadir, no a menos que el Capitán tenga otras órdenes.

Por unos segundos me pongo tenso, aquella situación no había sido nada bueno, nuestra compañera había desobedecido la orden y el oficial había dejado que corriera. ¿Donde quedaría su autoridad cuando las cosas se torcieran? Era sin duda una situación complicada. Los planes que habían salido mal, las heridas que teníamos todos nosotros, el cansancio y la frustración... Entendía también a Venria por lo que correspondía a las órdenes. Todo muy complicado. Acomodé el equipo médico sobre mis caderas y reajustando las cinchas de las mochilas tomé la carabina y me puse en movimiento.

Artillera, ya ha oído al sargento. Muévase y explore, su arma estará con nosotros cuando vuelva.

El capitán convino con las órdenes del sargento o tal vez, pensaron algunos, no quiso generar discordia en la unidad mientras estaban en esa crítica situación.

Los demás le seguiremos cien metros por detrás. Puede que sea alguno de los nuestros.

Me siento al borde de la inconsciencia y apenas soy capaz de concentrarme en poner un pie delante de otro para dar un paso más, pero agradezco las palabras del Capitán con un asentimiento.

- "¡Vamos, vamos, vamos! Tenemos una misión que cumplir." -

Hijos de puta - casi lo gritó, pero no, se mordió la lengua y paladeó el sabor de su propio veneno, no quería aguantar más a esos incompetentes. - muy bien genio, envía a la especialista en armas pesadas de avanzadilla y dejala sin su arma... uno retrasado y el otro... - bufó sin acabar la frase mentalmente. Les dedicó una mirada asesina para luego mirar al infinito. Le dejó el bolter pesado al tecnosacerdote y se marchó asiendo con fuerza la carabina láser - Vamos Padre, tenemos que explorar

- "Recordad, un vistazo rápido e informad. Nada de heroicidades. Nada de disparos.

El resto os alcanzaremos enseguida." -

Karras, que se había adelantado al resto en su afán por quemar gente, se encontró a sí mismo esperando a que su monagillo el equipo de armas pesadas se le uniese.- Hum. Los caminos del Emperador son misteriosos. - Enarbolando el lanzallamas, abrió camino.- Habla, hija. - dijo el padre Karras a Venria, que acabaría sangrando si seguía mordiéndose la lengua.- Que dudas te afligen?

Karras, Venria y sus acompañantes se separaron del grupo, avanzaron con la rapidez que pudieron, siguiendo la carretera por la cuneta, agazapados entre los árboles. El combate se oía muy próximo, a menos de sesenta metros. En cuanto subieran la contrapendiente en la que estaban verían con claridad qué estaba pasando.

Cuando Karras pregunto a Venria qué le afligía una bala perdida zumbó sobre sus cabezas y terminó incrustada en un árbol, a unos dos metros por encima de Sanaia.