Partida Rol por web

Lo que una vez fue

Érase una vez... Una pluma sin tintel.

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14/12/2016, 13:02
Agatha Wissenschaft

-Gracias-. Respondió la bruja. jamás nadie le había dicho que su sombrero era precioso, pero ella realmente lo pensaba y era agradable que por fin alguien se lo dijera.

Agtha vió como el grupo partía. Le hubiera gustado ir con ellos, socializar, vivir aventuras, ver mundo eran los motivos por los que había decidido dejar su cabaña, los pasos previos que ella suponía que debía dar para encontrar a su gran amor. Pero ahora su sentido de la responsabilidad le impedía dejar allí a la estrella. - Que tengan un buen viaje-. Dijo la bruja y hecho un ultimo ojo al principe Patrick todavía con la rosa en la mano y suspiro. Agatha era como una adoloscente a veces.

Una vez hubieron marchado miró a la estrella. -Digame, ¿Quiere que la ayude a volver? Creo que será lo más seguro para todos.

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15/12/2016, 19:58
Cuentacuentos

Fantaghiro bajo su disfraz de rata de calabozo, encontró el modo de trepar la piedra de los muros que ya solo encerraban el aire, después arañó con sus uñitas para hacerse con la cima del metal que unía pared y viga y al llegar a la madera, se movió de viga en viga hasta que el techo se fusionaba con la pared de lo que parecía ser los limites de la escalinata en el piso superior.

Si quería seguir Fantaghiro tendría que volver al suelo y superar uno por uno hasta llegar a la planta superior.

Y de llegar a decidirse a hacerlo, la ratita encontraría el último peldaño comido por una nueva puerta cerrada a cal y canto.

Muy detrás de ella, o al frente, quedaba la chica de ojos de mar, subiendo escaleras sin despegar las manos de la pared y con las piernas temblorosas desde las rodillas a los pies.

Notas de juego

No te preocupes :) Todos tenemos altibajos.

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16/12/2016, 02:56
Príncipe Patrick

Parecía mentira, pero de todos los presentes quien más parecía haber reaccionado a mis palabras era la extraña montura de «Caballero Número Uno», librándose incluso del peso de una de esas tazas para seguirme más deprisa. Bueno, aunque a mí nunca me había pasado no era raro que los caballos tuvieran más claro adónde ir que sus jinetes, aunque estaba claro que era algo en lo que tendríamos que trabajar con aquel extraño hombrecito.

Observé entonces cómo el pobrecito trataba de complacer a la anciana sin demasiado tino. Estaba claro que, después de una voz como la mía, todas las demás estaban faltas de color. La verdad es que, pensándolo bien, me daba un poco de pena. El pobre había visto cómo yo encontraba cómo encontrar mi Amor Verdadero, y claro... Había decidido empezar a buscarlo él. ¿Pero empezar por una mujer arrugada? Desde luego había mucho que trabajar con él.

Apenas me entretuve un instante más, el justo para responder a los buenos deseos de la anciana con una leve inclinación de cabeza. Lo suficiente para ser encantador, pero no tanto para convertirla en una reverencia. No me sorprendió que no dijese nada con respecto a mi presentación. Ahora que sabía quién era, se había quedado sin palabras. Y no era para menos.

Después la dejé de nuevo diciendo aquellas tonterías. No sería de extrañar que, si volvíamos unas horas más tarde, la encontrásemos hablando con un árbol o algo similar. Era una pena que la gente del pueblo llegase a ese estado al alcanzar la vejez. Seguramente les pasaba por esas cosas que estaban empeñados en hacer, como madrugar demasiado.

Y al darme cuenta de que yo mismo me estaba entreteniendo volví a alzar el brazo, dispuesto a ponernos de nuevo en marcha.

—¡Vamos! —repetí, antes de repetir también lo que había entendido de las palabras de la estrella—. ¡El destino nos espera hasta medianoche!

Y sin más que decir por el momento monté sobre Valiente y comencé a avanzar por el camino. En otras condiciones me habría pensado ir andando junto a Vera, con uve, Alce Bribón. En otras condiciones... De pulcritud. Porque aquello llamar a aquello camino era por mi parte, cuanto menos, generoso, dado lo sucio que estaba todo en aquel bosque.

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16/12/2016, 12:56
Duermevela

Me estaba enredando los dedos en el pelo cuando sonó la clarérrima voz de Príncipe Patrick llamándonos a nosotros, sus caballeros, a continuar con nuestra misión. No tenía más que mirarle para darme cuenta de que tal vez el Destino me estuviera echando un cable. No es mal tipo, el Destino; no le importa nada, o eso parece, pero tampoco quiere perjudicar a nadie. Simplemente... es.

Miré tímidamente a mi Príncipe... ¡no! ¿Mi Príncipe? No podía ser, él iba en busca del amor verdadero, de una dama que no era yo y a la que habíamos visto gracias a la Estrella. Puede que el Destino fuera cruel después de todo.

- Perdón, Príncipe Patrick - le dije con suavidad -. ¿Vamos a dejar a Estrella el Aerolito aquí? ¿O a esta buena señora de sombrero picudo?

Estupendo, iba a parecer que tenía prejuicios hacia las brujas y su astrofagiafilia... ¡precisamente yo! el Destino estaba jugando conmigo, y estaba siendo muy, muy malévolo.

- ¿Puedo montar? - pregunté también. A nadie en concreto. Patrick era tan dulce y amable que me ofrecería su corcel, sin duda, pero no quería ponerle en el compromiso de preguntarle directamente, ni insultar al amable extranjero extrarealitario diciendo directamente que prefería cabalgar con Príncipe Patrick.

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20/12/2016, 03:19
Príncipe Patrick

Ya montado sobre Valiente comencé a avanzar, y lo hice manteniéndolo al paso, con el porte erguido y la cabellera al viento. La gente no era consciente de lo importante que era fijarse bien en todos los detalles, sobre todo en momentos como ese. Cuando uno iba al galope, por ejemplo, todo era más fácil: la propia postura y la velocidad hacían la mayor parte del trabajo. Y no era que necesitase concentrarme para estar estupendo, evidentemente... Era sólo que uno debía ser consciente de la imagen que estaba dando. Y asegurarse de que era la mejor posible, por supuesto.

Mis oídos finos y avispados captaron una disculpa, una de las mejores del último día. Al fin alguien estaba aprendiendo cómo dirigirse a mí, eso estaba claro. Una petición de perdón con tres Pes, y las tres mayúsculas... Eso sí era apropiado. Centré mis ojos en Vena —con uve— Ante Mirón al escuchar su voz, y no tuve que reflexionar más que un instante antes de responder.

—¡Por supuesto que la dejaremos aquí! —dije como si no hubiera otra idea posible. Entonces me dispuse a explicar una de esas cosas que todo Príncipe debe saber, y que ni siquiera recordaba cuándo había aprendido. Probablemente lo había sabido desde siempre—. Las estrellas duermen de día. La pobre estará cansada después de haberse caído —aseguré señalando lo evidente, disculpando con mi sonrisa a la pobre por su ignorancia—. ¿No querréis hacerla caminar en ese estado?

—Lo mejor es dejarla aquí, y a la señora... —empecé a decir, aunque la verdad es que no supe muy bien qué opinar con respecto a ella. Con lo desorientada que estaba era capaz de hacer que nos perdiésemos si la llevábamos con nosotros. Por otro lado alguien tan anciano seguro que sabía un montón de cosas sobre el destino y todas esas cosas complicadas. Después de todo ya habría vivido la mayoría del suyo.

Sin embargo no me hizo falta decidir, porque la propia Veta me dio algo más a lo que contestar. O más bien me lo había dado antes, pero yo me di cuenta en ese momento. Por un instante dudé, claro. Después de todo ella era sólo una viajera, con sus ropas de viajera, su suciedad de viajera, su olor de viajera... Pero finalmente me decidí. Un príncipe Príncipe tenía que ser, ante todo, generoso, y Valiente lo perdonaría. Además, nunca se sabía quién podía estar escribiendo.

—Por supuesto, subid conmigo —la invité tendiéndole la mano como habría hecho con cualquier dama. Al menos en tiempo pasado. Ahora era un hombre comprometido. Aún más, un Príncipe comprometido. Sin embargo mucho más inapropiado que compartir caballo habría negárselo a una dama, por más que estuviera a punto de convertirse en Caballero. Y más inapropiado todavía que eso habría sido dejarle mi sitio y llegar a ver a mi Amor tras pisar ese camino que parecían haber llenado de polvo a conciencia.

—Se llama Valiente —enuncié una vez la muchacha se subió al caballo. Pensándolo bien me sorprendió un poco que ahora decidiera montar conmigo, pero no tardé en comprender por qué: ahora que iba a ser Caballero empezaba a darse cuenta de que debía cambiar de vida. Y ese era, desde luego, un buen principio. Tras un par de segundos, añadí algo más al recordar esas arduas y complicadas lecciones de ortografía.

—Con uve.

Finalmente me giré hacia nuestro otro compañero, el de la montura extraña y el nombre sencillo. No era de extrañar que ahora ninguno de los dos pisase el suelo: empezaban a aprender.

—¡Vamos! —le insté una vez más. Entonces dejé que mi brazo señalase la ruta que debíamos seguir. No estaba seguro de dónde estaría el calabozo más cercano, ni tampoco el más adecuado, pero seguro que mi dedo no se equivocaba al estar guiado por el destino. Hasta medianoche, al menos—. ¡Por allí! —aseguré señalando al Este.

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02/01/2017, 15:13
Fantaghiro

Ya cuando llegó a ese punto en el recorrido, no quedaba mucho más que hacer, y ahora que lo pensaba, debió transformarse en algún bichito, con alistas, así podría moverse más libremente, pero ya era, estaba en forma de rata y era mejor evitar nuevos uso de magia por si debía buscar la forma de escapar si las cosas se ponían feas. 

Detrás de ella, escuchaba a la chiquilla que dejó libre, no sabía si podría salir de ese terrible lugar, pero en lo profundo de su corazón, esperaba que sí, que pudiera, mientras que ella intentaba escuchar u olfatear algo, necesitaba dar con la pluma cuanto antes. Bajó hasta los fríos pastelones del suelo, y siguió moviéndose, olisteando el aire de tanto en tanto, intentando no toparse con un peligro que le costaría la vida. 

Al terminar de subir las escaleras, se topo con esa puerta, tendría que usar sus artes para abrir la dichosa puerta, aunque buscó alguna ranura o algo que una arañita pudiera pasar, no sabía si habían guardias al otro lado o no, y abrir la puerta podría abrir todas las alertas. 

magnum transformatio - su vocesita chillona conjugó su magia para ahora transformarse en una pequeña araña, y así meterse por la rendija de la puerta, debía tener cuidado de otras arañas y bichos que la vieran como la cena. 

- Tiradas (3)
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11/01/2017, 00:07
Niño

El niño abrió mucho los ojos con el título que la joven princesa guerrera le había dado y por el modo en como hinchó el pecho y colocó en jarras sus puños bien parecía haberlo tomado como una verdad. Pero todo aquel posado se perdió rápido con las preguntas de Helga que le obligaron a encogerse de hombros y mirar a otro lado buscando en el aire las respuestas que no tenía sobre ropas y princesas así que rápidamente se lanzó a la que podía responder.

Pero antes de que salieran sus palabras se escopeteó una risa por el nombre de la bruja.

¡El Hada madrina puede hacer cualquier cosa! —exclamó sin esconder su admiración— Menos cosas malas, claro —aclaró—. Pero también es muy mandona.

Se colocó el cubo de nuevo en la cabeza e hizo un gesto con todo su brazo invitando a su nueva amiga a acompañarle.

Por aquí Princesa cuerda.

Notas de juego

Volvemos =D

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12/01/2017, 00:00
Cuentacuentos

La estrella cerró los ojos a la pregunta de Agatha mientras el Principe, el Hada y extravagante jinete de una mesa de té se alejaban hacia el Este, recuperando el camino recorrido. Probablemente.

Fue para cuando aquellos visitantes habían desaparecido que la estrella Estrella abrió de nuevo los ojos de diamantes y negó con voz somnolienta — [color=#FFB5C5]Más seguro que esté justo donde estoy. Más seguro es que no uses ese tintel conmigo[/color].

La voz espero a que Agatha comprendiera que ella había visto todos los futuros posibles de su suerte —[color=#FFB5C5]Solo puedes ayudarme a volver con esas tres cosas que he pedido: un niño nacido sin nombre, un ave dorada y un telar [/color].

— [color=#FFB5C5] Con ello, mi tinta no causará problemas, Bruja Agatha Wissenschaft[/color].

Notas de juego

Volvemos :)

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12/01/2017, 03:07
Helga
Sólo para el director

-Con una reverencia, como vuecencia desee, su majestad  -y sonríe mientras se pone en marcha tras lo pasos del pequeño brujo que tan jugosa comida le había regalado.  

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14/01/2017, 22:19
Agatha Wissenschaft

Agatha miró al cielo y sacudió la cabeza. Si esa era la unica forma lo mejor que podía hacer era ayudar a esos tres a encontrar las cosas que había pedido la estrella pero ya se habían ido... ¡Y a caballo! Bueno a caballo y a mesa de Te. Lo mejor que podía hacer era salir cuanto antes.

Se arremangó ligeramente la falda del vestido y comenzó a correr en la dirección en la que se habían ido -¡Eh! ¡Esperenme!-. Gritaba con la esperanza de que la oyeran, pues era muy consciente de que no los iba a pillar en carrera.

Notas de juego

¿Tirada de ser percibida? xD

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17/01/2017, 00:18
Niño

El pequeño estiró el cuello alzando más su cabeza de sus hombros divertido y encantado de ser un emperador reconocido. Pero poco le duró el porte de sofisticada seriedad pues cuando la hilera de flores volvió a separar sus pies, su mano se elevó como empujada por un resorte al cubo y sus pies se juntaron de un salto a la izquierda del camino de flores andantes. Luego fueron a la derecha, luego a la izquierda otra vez y así siguió hasta que vio un árbol con polvo brillante a su alcance. Corrió entonces a este y empezó a recogerlo en su cubo.

Mira-mire princesa — señaló con un dedo una casita de madera de un solo piso y con un pequeño porche que se encontraba en mitad del camino y era donde las flores daban la vuelta— Allí vivía antes de ser emperador.

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17/01/2017, 00:33
Cuentacuentos

Hacia el Este. Esa fue la dirección que los tres heroes y sus monturas tomaron.

Hacia la cuna del sol, bosque adentro, más allá de los caminos y los claros. Habían elegido una dirección que conducía directamente al bosque marchito, un bosque cuyo suelo estaba cubierto por más ramas que su cielo, en el que respirar era más complicado que encontrar buena poesía en labios varones y que podía acobardar las mentes más despiertas.

Al Este habían ido Sombrerero, Príncipe y Elfa y al Este fue Agatha.

Notas de juego

No hace falta que tires, están parados así que te junto en el próximo post.

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17/01/2017, 04:19
Helga
Sólo para el director

Apacible morada su majestad, aunque supongo que no es adecuada para los asuntos de un imperio- rie, luego se acerca hasta el arbol- deja que te ayude -y sacudio las hojas mas altas para que el polvo cayese para que el chico lo pudiese recoger al vuelo en su cubo. 

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20/01/2017, 17:06
Niño

El niño abrió los ojos al escuchar la apreciación de Helga como si acabara de caer en algo que hubiese despertado preocupación en él.

vaya... ¿Un imperio tiene asuntos? —se quedó pensativo y rumiante —. Supongo que le pasaré el título a otro —se encogió de hombros y retomó su tarea de recoger el polvo—.

Casi con el cubo lleno levantó sus ojillos castaños a su nueva amiga y le sonrió feliz por su ayuda —Corramos a llevarselo al Hada Madrina, seguro que nos regala algo por el esfuerzo —propone cargando el cubo a la cabeza y cogiendo la mano de Helga para no perderla en su planeada carrera—.

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23/01/2017, 23:35
Cuentacuentos

Fantaghiro se convirtió en una pequeña arañita con la mucha más simplicidad que la transformación en rata. Era una araña bien formada, proporcionada, ágil y discreta. No era ni demasiado grande para asustar a las damas de palacio, ni demasiado chica para acabar en la red de una mayor.

Desde ese cuerpo era muy fácil escalar la puerta y salir por el ojal de la cerradura, filtrarse por el delgado espacio que dejaba la llave puesta en la cerradura y huir por la pared castillo adentro.

Pero había algo que Fantaghiro descubriría de hacer tal hazaña, y era justamente que la mano pegada a esa llave que buscar abrir la puerta pertenecía a Sal Maldora. Puede que tuviera la pluma encima, o podía ser justamente la oportunidad de Fantaghiro para llegar a ella ahora que nadie parecía vigilarla, estuviera donde estuviera.

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24/01/2017, 03:27
Fantaghiro

La suerte estaba del lado del semiféerica, la astuta araña que al pasar por el ojo de la cerradura se encuentra con una llave y luego con aquella que buscaba, debe actuar rápidamente, y empezó a barajar sus opciones, como, por ejemplo, atacarla, tomar su forma humana y comenzar a usar su magia para someterla, pero bien su madre decía, era una bruja peligrosa que había encontrado las artimañas suficientes para poder poder robar los poderes de otros, de seguro ya le había robado los poderes de esa pobre hada, así que ella no era una buena opción, porque a pesar de haber sido instruida desde casi el nacimiento en la magia, y su sangre feerica, solo era la mitad de poderosa que su madre, así que debía actuar con astucia. 

Sus patitas se movieron rápidamente, bajando de la puerta, y buscar la oscuridad para poder meterse en las ropas de la bruja, casi como se había colado en ese castillo, en la bota de la paladina, ahora buscaría esconderse entre las ropas de la bruja, subir y poder ver a donde iba esconderse hasta poder dar con la pluma que quizás cargaba con ella, si era sí, la robaría en el acto y desaparecería como el aire... No, esa bruja no era su asunto, ni los que había apresado, no... esa chiquilla tonta tampoco era su asunto. Buscó ocultarse y esperó los movimientos de la bruja...  

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08/02/2017, 12:12
Sal Mandora

Fantaghiro convertida en una pequeña arañita no podía ser vista por Sal Mandora, esa bruja, al contrario que la heroína de nuestra historia jamás hubiese previsto que el poder pudiera residir en una cosa tan pequeña y discreta.

Fue fácil, por la vanidad de Sal Mandora, ocultarse en sus faldas. Fue más fácil todavía mantenerse en ellas, la bruja se movía con calma, no parecía tener mucha prisa por comprobar lo que la había arrastrado a visitar el calabozo.

Y fue desde esas ropas donde Fantaghiro pudo ver a Sal Mandora encontrarse cara a cara con la muchacha rubia.

La chica todavía se encontraba subiendo aquellas escaleras que Fantaghiro ya había sorteado cuando Sal terminó de abrir la puerta y tres miradas se encontraron, aunque ninguna de las dos mujeres fue consciente de los ojillos de la araña.

Sal Mandora apretó entonces el paso, bajo dos escalones y tomó a la joven de jazmín por el cuello — No creo que hayas terminado de hilar —le dijo y sus pasos la hicieron retroceder en lo que Sal avanzaba hasta encerrarla de nuevo en el calabozo—. Y ahora, si me disculpas...

Se giró hacia la celda de enfrente, aquella en la que esperaba encontrar la paladina y al verla vacía sus puños se cerraron con tanta fuerza que sus nudillos quedaron blancos y su rostro coloreado.

¡¿Es que tengo que hacerlo todo yo?! —gritó enojada como si hubiese olvidado que era su hechizo el que había fallado en la captura de la chica guerrera.

Entre sus ropas no había escondida la pluma dorada, de hecho, no había absolutamente ningún objeto, ni siquiera la llave con la que acaba de encerrar a la otra chica.

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09/02/2017, 09:19
Helga
Sólo para el director

¡Sabia decision su alteza! -sonríe la joven. -Te sigo -mientras irremediablemente queda atrapada por la mano del niño que le arrastra de un tirón en su frenética carrera.

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14/02/2017, 09:19
Cuentacuentos

El niño, olvidado ya de su título de emperador, marchó con Helga de la mano y con la magia guardada en el cubo en la otra mano llevada a su cabeza.

El pequeño se movía ágil y determinado, sabía dónde iba como sabía que cualquier piedra, lagartija, rama o flor podían distraerle y por ello evitaba toparse con los detalles del bosque.

La guerrera hecha princesa y el niño hecho guía dejaron atrás la casita de madera, recorrieron un acogedor sendero que empezaba a mostrar alguna que otra seta azulada del tamaño de un gato, de un ganso, de perro grande y de una ternera; y finalmente llegaron a un castaño que necesitaría al menos ocho personas para ser abrazado cubierto por una enredadera que vestía todos los colores que uno pudiera imaginar, cambiantes y tintineantes como el reflejo del cristal.

El niño soltó entonces a Helga y empezó a escalar la enredadera que se perdía más arriba de las nubes.

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14/02/2017, 10:02
Helga
Sólo para el director

Helga nunca había estado en un lugar así, todo era maravilloso incluso irreal, si no era por la mano que tiraba de ella se hubiese detenido a admirar ese paisaje, o quizás nunca hubiese llegado hasta el el castaño. 

hubiese comentado algo, aunque no tuviese claro el que decir pero el niño ya había empezado a trepar aquella enredadera y lo cierto es que perder el aliento en palabras no parecía muy inteligente ante la perspectiva que se perdía entre las nubes. así que callo y comenzó a subir por aquella planta. 

Supuso por como lo hacía, que el niño subía por ahí frecuentemente pero aun así prefirió seguirle por debajo para intentar agarrarlo si caía.