Partida Rol por web

-Si no te importa, no me des la espalda. -Dijo totalmente airado el recién llegado al tiempo que tomaba una de las extremidades del señor de los Thalassos impidiéndole alejarse. -Crees que después de las últimas tierras que me arrebataste junto al arroyo amarillo esto queda olvidado. Así conseguís las cosas. A traición y robando palmo a palmo... Como si no fueseis más que vulgares piratas.

-Maravilloso-. Se escuchó una voz interrumpiendo aquel conflicto.- Ya me ha dicho Brandon que habéis llegado. ¡Justo a tiempo! -Dijo el anfitrión quién acababa de llegar acompañado de su mensajero a quién apenas le habían dado tiempo para asearse tal como revelaba su calva sudorosa. El señor de los Gower dio un par de pasos medio avergonzado de haber sido cazado en un renuncio, sin embargo Ralph Buckler no parecía haber oído las amenazas.

-Temía que tuviéramos que empezar sin vosotros, sin embargo habéis llegado a tiempo para el anuncio. ¡Bienvenido Clessten! -Le dijo con un abrazo. -Ya veo que te has traído a tus hijos... ¿Dónde está el joven Rick? -Preguntó mirando en derredor, al buscarle se topó con el rostro severo del Castellano. -Por supuesto ¿Nathan no? Siempre es bienvenido. 

Cuando me saludes con respeto, haré yo lo mismo, Alfric.  -dijo, tranquilo, sin quitarle el brazo que lo sujetaba.

Esas tierras son de Lord Buckler y Lord Baratheon para repartir, y si ellos decidieron dárselas a mi abuelo en agradecimiento a su apoyo es su prebenda.  Si tienes algún reclamo, sugiero vayas a decírselo tu mismo a Stannis o al presente Lord Buckler, ¡gusto de verlo milord!  -cambió de una frase a la otra sin chistar, y respondió al abrazo dado con gusto.  Era un buen lord Ralph, generaba lealtad con su trato.

Si, mire, le presento.  Están aquí mi hijo Samuel, y mi hija Myria.  -extendió la mano, claramente orgulloso de sus críos. 

Rickon nos alcanzará dentro de poco, está terminando una batida contra unos bandidos que atacaron unas rancherías.  -En su tono mostraba también orgullo de lo responsable que estaba siendo su heredero, y la seriedad con la que tomaba el ir restaurando el orden en sus tierras otrora tan desafortunadas.

Samuel, Myria, Lord Buckler.

Me bajé la capucha e incliné levemente la cabeza para presentarme al Lord. -Encantada Lord Buckler.- Esta reunión cada vez parecía más aburrida, así que empecé a mirar distraída a mi alrededor, esperando ver algo que valiera la pena y deseando poder irme de aquí lo antes posible.

¿Cómo estaría Almendrita? Seguramente haberla acompañado a los establos hubiera sido más entretenido que ver todo esto, un montón de nobles que no conocía y tampoco tenía el mayor interés en hacerlo, pero aun tendría un poco de paciencia, al menos hasta que pudiera irme tranquilamente a mirar que más había por este castillo y tal vez descansar un poco.

Una cosa tenía bien clara, odiaba al gordo ese de Gower, era muy desagradable, se quejaba del arroyo que habíamos visitado esta mañana, no conocía los detalles de todo ese asunto, pero estaba segura que no dejaría beber a Almendrita de ahí si fuera suyo, así que prefería que eso siguiera como estaba.

Me acerqué a mi hermano y le susurré. -No aguanto a ese hombre.- Refiriéndome al noble que con la llegada de Lord Buckler se había echado a un lado y moderado notablemente. Entrelacé mis manos y las dejé sobre mi vientre, esperando a que las presentaciones terminaran.

-Encantado Lord Buckler- dije repitiendo el saludo de mi hermana. Hice también un leve gesto, quizás ahora que no estaba aquí nuestro hermano la situación de que no hubiese venido se notaba menos correcta. Lo cierto era que me encontraba también algo aburrido por ahora por la reunión y mirando a mi hermana tampoco ella estaba demasiado interesada. Me gustaría saber que se iba a discutir también. Escuché lo que me susurró mi hermana y le dije en voz baja -yo tampoco, yo tampoco- 

La respuesta de nuestro padre había sido muy buena, ninguno de nosotros había caido en una provocación como temía mi padre, asi que por ahora parecía ir todo bien para nosotros. Quedaba ver ahora que sucedería con la reunión. 

-¿Persiguiendo bandidos?- Preguntó sorprendido pero sin perder su compostura. Devolvió con una sonrisa los saludos de la pareja de jóvenes. 

-Bueno, no retrasemos lo importante. -Dijo con decisión mientras empezó a ponerse en marcha palmeando suavemente a Lord Gower quién se había quedado en segundo plano. -Seguro que tendréis curiosidad acerca de por qué os he convocado aquí y no en Puertabronce.

El volumen de sus palabras hacía pensar que éstas parecían haber sido dichas más al aire que a ningún otro interlocutor. Fuera lo que fuese, las numerosas almas que estaban esparciendo por el exterior abrieron un camino cediendo así el paso a su anfitrión quién dedicó un par de saludos en cuanto reconocía algunos rostros: "Lord Damien, te veo con ganas de empezar", "¡Ben! ¡Ben Horpe!, no te había reconocido con esa barba, me recordáis a vuestro padre de joven" "Ohhh Falia, me alegra veros por aquí" estos y otros muchos fueron sucediendo acompañando de algunos gestos afables.

En cuanto Ralph Buckler cruzó el umbral, el resto de las almas que habían asistido aduladoramente al desfile se pusieron en marcha. Algunos gestos fueron hechos mientras que palabras fueron susurradas en tonos apenas audibles para otros que no fuesen sus destinatarios. La coordinación existente entre todas las familias hacía creer que se movían como si fuesen alguna parte del engranaje de algún artilugio fabricado por los mejores maestres de Antigua se tratase.

Cuando los miembros de la Casa Thalassos cruzaron el umbral fueron testigos de la actividad que se desarrollaba bajo la techumbre de grandes vigas de madera policromada que cubría el gran salón: multitud de almas afanándose por ultimar todos los preparativos, unos cargaban grandes candelabros de bronce que posteriormente depositaban con mucho celo mientras que otros depositaban flores recién cortadas en un espacio equidistante entre los candelabros.

Las tareas eran incontables y todas giraban en torno a una gran mesa que en realidad estaba formada por numerosas mesas de roble de gran tamaño las cuales se habían colocado formando una C. Y el lugar central era el de honor, tal y como delataban los respaldos de mayor tamaño, desde los mismos se podía vislumbrar casi cualquier punto de la mesa mientras que en el extremo abierto estaba previsto para que los sirvientes fuesen entrando y saliendo.

Repentinamente las tareas se ralentizaron, un par de retoques y todo parecía estar listo. Sin perder su sonrisa pretendiendo mantener algún misterio de algún tipo, Lord Buckler tomó sitio mientras que a ambos lados lo tomaron su esposa y su hijo. Y al otro lado de éste Ser Brus, Castellano de Puertabronce. Aquello era la señal para tomar sitio, un aviso que no tardó en ser secundado cuando todos empezaron a tomar sitio. No era el momento de remolonear e ir escogiendo pues sería señal de desconfianza...

Me apresuré a buscar un sitio, y en particular separar una silla a mi lado para que Myria pudiera sentarse junto a mi. Me imaginaba que si tenía que quedarse y encima estar rodeada de extraños, luego tendría a mi hermana reprochandomelo. Si podía ubicarme junto a mi padre, mejor aún. 

Tras saludar con una reverencia firme a Lord Buckler, Nathan había mantenido silencio, observando bien a aquel hombre que ponía las cosas en su lugar, con un suave toque carismático. Claro que esto le hacia sumamente desagradable a sus ojos, mucho mas que lord Gower, una impresión que se incrementaba por momentos.

Por eso, después de entrar a la sala donde al parecer todos comerían juntos, Nathan retraso la marcha y se alejo de la familia Thalassos, para buscar asiento en una de las puntas, entre los caballeros e invitados de menor jerarquía. (asumiendo que los nobles buscarían estar cerca del centro, junto a los Buckler). Así estaría lo mas lejos posible de los lores, pero en un buen lugar para pescar rumores.

Lord Thalassos se sentó a un lado de Myria, del otro lado de Samuel.  Eso le permitiría observar todo y comentar con sus críos si algo interesante surgía.  Se quedó observando todo.  No era extraño que los enemigos atacaran cuando se reunía la gente.  Así que con un ojo puesto al gato y el otro al garabato, esperó el anuncio sobre Pazo Pajar.  

Saludaba Cleesten a la gente que conocía mejor con un gesto de mano o una sonrisa.  Tenía ideas para compartir, pero quizá no era el momento.  A la vez, buscaba entre los más razonables y abiertos de los nobles a ver quien tenía hijos e hijas en edad casadera.  Le diría luego a su mujer que buscara hacer más ligas con ellos e invitarlos para que fueran conociendo a los jóvenes Thalassos.

Observé como Lord Buckler iba saludando a todos los asistentes  con bastantes amabilidad, al parecer nos habíamos topado con los  extremos nada más llegar, nuestro desagradable rival y el carismático anfitrión, aunque sinceramente ninguno de los dos me gustaba, yo prefería estar sola, sobretodo antes que estar rodeada de todos estos nobles.

Enseguida pude ver como mi hermano cogía sitio y reservaba una silla, en la cual me dejaban a mí entre mi padre y Samuel, al parecer me iban a tener bien vigilada, yo que quería aprovechar y escaquearme un poco alejándome a alguno de los extremos, pero parece que no sería así. Miré resignada el asiento y me dirigí hacia ahí, al menos comería bien, no tenía mucha hambre pero tampoco iba a desaprovechar el banquete que se servía en Pazo Pajar, ya tendría tiempo para salir de ahí más adelante.

Me senté y solté un suspiro mientras bajaba la mirada, sin cruzarla con ninguno de los otros comensales, hoy iba a ser un día largo, de eso no tenía dudas y con lo bien que había empezado, pero al parecer hoy no quedarían muchos momentos para la diversión. Esa era la impresión con la que me estaba quedando y era una verdadera lástima.

Samuel se acomodó y aprovechando que tenía a su lado a su hermana, le dijo en voz baja: 

-Espera a terminar la comida, y dile a nuestro padre que no te sientes del todo bien o dale alguna excusa, no creo que te haga quedarte. Sino yo le diré que hoy no te sentías muy bien en el viaje así lo convencemos- le sugerí a mi hermana, esperando animarla un poco con la perspectiva de irse a dar una vuelta por ahí. 

-Veo que tampoco has buscado estar junto a la casa a la que sirves.- Una voz le sorprendió en el momento en que se sentó, la voz pertenecía a un hombre aparentemente más joven. No tardó en reconocerle como Marcus Storm. -Padre es familia sin embargo... Al menos parece que por aquí no habrá tanto protocolo ni tanta gente con un palo metido por el culo. -Añadió con una sonrisa.

-Brindo por ello. -Respondió Ser Gregor, caballero leal a los Blackwood. Se sentaba justo al lado del bastardo y no había podido evitar oír lo que decía su compañero mientras se sentaba. -Podremos beber hasta hartarnos y para cuando estén demasiado entretenidos, marchar de putas. -Entonces asintió como buscando que se acercasen, como si fuese a revelarles el mayor secreto de sus vidas.

-Cuentan que Lady Errol está viva y vendiéndose al mejor postor... De hecho no muy lejos de aquí, sin embargo nadie ha podido demostrarlo. -Se alejó un poco y recuperando un estilo más ruidoso añadió:

-Vaya como vaya, ganaremos algo: el oro o la plata entre pata y pata. -Tras ello rompió a reír alzando la jarra buscando que le acompañasen en sus risas.

-¡Lord Clessten! -Exclamó Lord Cleon de la Casa Horpe con una sonrisa sincera que se vería acompañada por sus ojos risueños de no ser por unas ojeras especialmente marcadas que cortaban aquella conexión en su cara. -¡Me alegro de veros! No os veía desde que cargasteis contra los Errol después de la lluvia de flechas. Veo que te acompañan tus hijos. Nunca había conocido a vuestra hija -Entonces aprovechó el tema para introducir a quién le acompañaba. -Creo que recordaréis a mi vástago, tiene mas huevos de los que he tenido sin embargo eso le hace demasiado impetuoso.

-Papá. -Protestó el joven.

-Deja a los mayores hablar. -Le silenció. -Bueno... ¿Qué tal van las cosas por vuestras tierras?

Mientras aquella conversación se desarrollaba, al otro lado una joven tocó suavemente al hombro de Myria

-Perdona. Dijo una voz demasiado tímida. -He llegado demasiado tarde y parece que sólo hay un sitio a vuestro lado milady. ¿Puedo sentarme? -Preguntó, al ver cómo su interlocutora se giraba se quedó medio petrificada. Claro estaba que por ella el enfrentamiento entre familias tampoco había pasado en balde. Sin embargo era la primera vez que hablaban con ella...

-Y si sigo mucho más tiempo aquí, quizás sea cierto.- Le susurré a mi hermano poco antes de que otro noble del que no sabía nada se presentara, lo miré y escuché como contaba que mi padre había cargado después de que se lanzaran montones de flechas.

Menos mal que no le paso nada.

-Encantada Lord…- No era verdad, llevábamos poquísimo tiempo pero todo esto se me hacía realmente agotador, al parecer quería que solo hablaran los mayores, mucho mejor así podía dejar de prestarle atención a su conversación.

Iba a decirle algo más a Samuel, pero de pronto sentí como alguien me tocaba el hombro, me giré para ver quién era.

Era una chica y parecía de edad similar a la mía, la sonreí contenta, entonces recordé que los Gower tenían una hija de mi edad. ¿Era esta la hija del gordo maleducado?  Si lo era, me daba igual no parecía tan descortés como su padre, así que no me importaba si se quería sentar a mi lado. -¡Claro! No te preocupes, siéntate.-

-¿Cómo te llamas?- Le pregunté curiosa, luego me di cuenta de que no me había presentado y tras una extraña mueca adornada con una leve sonrisa, me alcé ligeramente de hombros y le dije. -Soy Myrna, un placer.-

-Y este de mi lado es mi hermanito Samuel.- Después miré a la mesa. Ya podían servir la comida pronto… Solté un suspiro de resignación. -Esperemos que sirvan pronto la comida.-

Sonreí al comentario de mi hermana, porque me la imaginaba en esa situación. Pronto llegó el Lord de la casa Horpe con su hijo. Probablemente por lo que contaba de él, Rickon se hubiese sentido más a gusto con él. No sabía como iba a hacer mi padre para contarle a todo el mundo que su heredero estaba resolviendo un asunto de bandidos y por eso no estaba en la cena. No me parecía del todo bien eso, pero me quedaba callado mejor, él solo se había metido en esa situación. 

-Encantado Lord Cleon- dije al ver al Lord allí, luego noté que mi hermana se giraba a hablar con alguien y miré bien. Por el emblema debería ser la hija del Glower. ¿Sería otra víctima la hija del gordo maleducado?. Observé a la niña y miré hacia dónde estaba Lord Glower, era raro había llegado temprano el tipo para insultarnos pero no había llegado su hija rápido como para conseguir un lugar?. 

-Hola, ¿qué tal?- pregunté a la joven. No tenía intención de tratarla mal o ser desagradable por su padre.