Partida Rol por web

¡Lord Horpe! - jeje, dijo con gusto.  Pues ese era el único momento en que podríamos cargar con éxito; ¡era ese momento o nunca!  Y si bien recuerdo, ustedes cargaron justo detrás nuestro, y lo se pues de no hacerlo, no estaría yo aquí a punto de degustar un delicioso banquete, jeje.  Lo abrazó con la camaradería de viejos guerreros que han combatido juntos. 

Mucho gusto joven. -saludó a Ben Horpe-  No dudo que sea tan valiente como dice su padre, este viejo -palmeó en el hombro a su amigo Cleon- nunca ha escatimado con las flechas de la verdad, ni a propios ni a extraños.  

Por cierto, les presento a mi hija Myria y a mi hijo Samuel.  -interrumpió solo un poco la plática que hacía la hija de Lord Gower para presentarlos.  Falta Rickon, que no tardará mucho, mañana estará aquí, estimo. 

Joven Gretchel, cómo ha crecido.  -la saludó cortés, amable.-  Déjeme decirle que cada día se parece más a su muy extrañada madre.  -y qué bueno, porque la alternativa no hubiera sido nada halagueña. 

Nathan sonrió parcamente, pero alzo la ceja derecha en un gesto de inteligencia. Aunque su afición a esas diversiones era secreta, no quería quedar mal ante el par, por lo que fácilmente podía simular interés abierto en esos temas.

-Comparto el brindis. +dijo, alzando también su jarra+ Tanto por el ambiente como por los proyectos que la noche traiga. Que los nobles gasten sus lenguas lamiéndose…“las botas” entre si, nosotros sabemos donde ocuparlas mejor.

Bebió y después tomo un buen trozo de carne, para masticar un bocado antes de continuar.

-¿Quién creen que se agachara más? Todos quieren su tajada, pero el pastel no es tan grande que yo sepa… 

-Brindo por eso... ¡Me ha gustado! - Exclamó mientras apuraba el néctar espirituoso. -¡Moza! ¡Esta jarra llegó vacía rellénala! Le exclamó a una joven mofletuda con un par de pechos que destacaban en su cuerpo como sus mejillas.

-No es quién se agacha más, si no quién tiene la polla sacada para meterla antes... -Dijo socarronamente tras limpiarse los labios en los cuales aún permanecía restos de la bebida, en sus labios se encontraba dibujada una sonrisa. -Y ese desde luego que no es vuestro señor. -Su faz tornó seria. -No te ofendas pero, servís a alguien pequeño... Y a un crío no le das un mandoble... Los Horpe y los Blackstorm por otro lado... Qué coño incluso Gower si se pone... 

-Venga confiesa, por qué le servís con tanto ahínco. Estoy seguro que ofertas no os han faltado.

-Joder ser, tú si que sabes amargar una fiesta. -Contestó mientras levantaba la jarra al tiempo que guiñaba a quién lo había traído. -Desde luego que los óleos del septón no dan tacto.

-Sí... Soy Gretchel... -Respondió con timidez. -Me han dicho ya varias veces lo de que me parezco a madre... Padre no tanto la verdad. Encantada Myria, Samuel... Lord Clesten. -Tomó un breve bocado del pan que permanecía sobre la mesa como si buscase hacer tiempo. 

-Creía que esto sería más de caballeros, sin embargo mi padre insistió en que viniese.

En ese momento un par de sirvientes de cocina dispusieron una mesa en el centro del gran conjunto de mesas para a continuación ser seguidos por otra pareja quienes portaban una bandeja de plata de tamañas dimensiones sobre el cual descansaba un venado asado, o al menos lo que quedaba de éste una vez retiraron su cabeza. 

La llegada de la gran bandeja fue acogida por una gran algarabía y el alzamiento de varios puños engarzados con joyas en sus anulares mientras alzaban copas brindando por la maravillosa pieza que acababa de llegar al tiempo que se escuchaban algunas expresiones de alegría.

El cuarteto de ayudantes de cocina empezaron a despiezar la gran fuente para empezar a afanarse sirviéndola cuanto antes a los diferentes invitados empezando por el anfitrión. Quién la probó como marcaban las leyes de la cortesía de Poniente antes de darla a probar a sus invitados. Una costumbre que tal vez hubiese llegado desde los tiempos de los ándalos para confirmar a los invitados que el anfitrión no buscaba envenenarle en ningún momento.

-Vaya si esa es una buena pieza. Si puede ser, prefiero la zona del costillar, es mas jugosa. -Le indicó a la persona que recogió su plato para servirle a continuación una pieza. 

-Gabe, parece que eres de cuanto más mejor. -Dijo a quién se sentaba a su lado mientras le traían una buena porción del muslo del venado. Desde donde el trío se encontraba no podían adivinar apenas el perfil del interpelado, sin embargo por sus palabras parecía tener a su lado a Gabe Blackstorm

Nathan frunció el labio en una media sonrisa, ladeando el rostro hacia un lado.

- No te preocupes, joven Storm; creo que la falta de tacto no siempre es mala, al menos cuando es verdadero lo que se dice. Es cierto que sirvo a la casa más pequeña, pero tiene sus ventajas. Como las libertades al hablar y obrar que un lord mas estirado, o como dicen, con un palo metido…, no me daría.  

Bebió pensativamente un pequeño trago antes de continuar. Su mirada ni se desvio a donde estaban sirviendo el ciervo, concentrado en sus interlocutores. Estando en la punta, serian de los ultimos en probar la pieza, y ademas queria cazar algun bocado mas importante.

-Ustedes sirven a dos señores de buena reputación. ¿Tienen carta abierta para obrar y decir cuanto piensan, o deben seguir el protocolo? Salvando las confianzas que da el parentesco, claro. +apunto rápidamente, mirando a Marcus al decir esto.

-Nosotros nos enteramos hoy, así que no sabíamos por qué era esto realmente bien hasta que estabamos de camino- respondí diciendo algo no del todo cierto pero tampoco del todo falso, como para darle charla a la hija de aquél gordo desagrabable. Vi que llegaba la comida, mi hermana estaría feliz dado que quizás al terminar de comer pudiera irse. No dije mucho más y esperé a que el hombre de la comida se acercara para tratar de servirme algo. Ahora que veía aquello me estaba dando un hambre terrible, dado que no comía desde hace muchas horas.

Miré a Gretchel y sonreí, mientras en voz baja le decía unas palabras. -A mí tampoco me ha hecho mucha ilusión venir… no sé si me han entendido porque aquí estoy.- Luego solté un suspiro resignada.

Enseguida llego la comida, la gente empezaba a pedir, yo tenía un poco de hambre, además sabía que cuando se acabara esta comida seguramente podría irme de aquí, así que estaba deseando empezar.

Por lo que me dirigí al sirviente que estaba repartiendo la comida. -A mí póngame la parte más buena, por favor.- Le dije educadamente. Seguí esperando a que llegara mi plato, una vez acabado todo este banquete tenía la confianza de poder salir.

Cuando tuve al fin la comida en el plato, empecé a comer sin hacer mucho caso a lo que decían los demás, tenía prisa por acabar, pero encontraba que me habían puesto demasiado.  -Gretttcheel…- Dije con la boca un poco llena, esperé un momento a acabarme la comida de la boca y continué. -¿Qué te gusta hacer?- Tenía la esperanza de que fuera interesante, si no se podía quedar aquí cuando terminara la comida.

La sonrisa no tardó en tornar en mueca cuando oyó su apellido como único nombre. -Bueno eso según a quién le preguntes, padre y mi medio hermano han sido buenos conmigo. Sin embargo ahí acaba la cortesía. -Subrayó sus palabras apurando un trago de cerveza mientras alguien anónimo dejó algunas porciones del gran venado en sendos platos.

-Sin embargo no me va mal, mucho mejor que a otros bastardos que no salen del campo creyendo que su padre era el rey. Al menos le conozco y sirvo a una buena familia.

-Bueno... -Dijo buscando cambiar de tema. -La verdad es que eso de lo que hablas me importa una puta mierda. Si me piden que haga algo, lo hago. Si me pagan, y todo lo demás... ¿Protocolo? No habíamos quedado en que no tenemos el palo metido por el culo. Todo lo demás tiempo libre para que me coman la polla mientras me pongo ciego de cerveza.

-¡Por el oro, y que se quite todo lo demás!- Dijo Ser Gregor al tiempo que alzaba su copa chocándola con estruendo.

-Milady... No sé si es apropiado. -Dijo de repente el hombre que se sentaba al lado de la joven en quién no habíais reparado. Fue entonces cuando advertisteis que se trataba de Ser Royland Swygert, el menor de una larga camada de una familia menor el cual parecía haber alcanzado sus mayores posibilidades. -No creo que vuestro padre...

La joven se giró y dedicó una mirada que quedó oculta para sus interlocutores al encontrarse al otro lado de la escolta

-Disculpadme. Mi padre cree que necesito escolta sin embargo no tuvieron a bien dejarme un sitio. -Subrayó sus últimas palabras con un gesto en dirección a donde éste se sentaba, al otro lado del conjunto de mesas hablando animadamente con el hijo de Lord Backstorm. Suspiró un instante antes de continuar. -De qué hablábamos... Ah sí ¿Qué me gusta hacer? No sé exactamente a qué te refieres... Supongo que la costura. Este vestido me lo cosí yo. -Dijo con una sonrisa totalmente orgullosa de su labor.

Sonrió con sorna, asintiendo al nuevo brindis con suavidad.

-Vivimos circunstancias muy diferentes. En mi caso el oro no es problema y tampoco los lazos familiares tienen influencia. El trabajo es mas una cuestión de honor personal… Pero no tengo tiempo libre casi para diversiones, con todas mis tareas. Así que el tener un buen ambiente para obrar se vuelve una necesidad.

Bebe ligeramente, relajando los hombros cuando deposita la jarra.

-Imagino como seria si mi padre hubiera desviado su caballo solo unas millas y enfilado con lord Gower…  Bejh. Vaya tipo. ¿Cómo los recibió a ustedes?

Lord Cleesten saludó con un amable gesto de las manos a Lady Catlyn Buckler y a Ser Brus desde la distancia.  

¿Que tristeza embarga a la señora, aún no se le quita?  

Samuel, mira, aquel caballero a la izquierda de la señora de la Casa, Ser Brus.  El fue quien lidereó la invasión a Pazo Pajar, justo cuando nosotros -involucró a Cleon en la conversación- atacabamos a campo abierto.   El temple que se necesita para atacar un castillo no es para cualquiera.  Cuando puedas busca platicar con él, tendrá mucho que enseñarte sobre mando en circunstancias difíciles.  

Siguió comiendo lo que le habían servido.  La verdad es que si no era pescado, poco le importaba la pieza que le dieran, con que fuera llenadora y no estuviera echada a perder, todo bien. 

-Ahhh.- Dije haciéndome la sorprendida, no tenía mucha ropa y tampoco me apasionaba coser, pero suponía que su esfuerzo era algo admirable. -Muy bonito.- Añadí mientras bajaba un poco la vista para mirar el vestido. Al parecer esta joven iba a ser como cualquier otra noble, aburrida.

Pero algo que había pasado, había llamado mi atención, un hombre había advertido a Gretchel, seguramente para que dejara de hablar con nosotros, que ella lo hubiera ignorado era un punto a su favor, a pesar de que sus aficiones fueran de lo más clásicas.

Entonces mi padre empezó a relatar sus batallitas, suspiré, eso prometía ser aburridísimo, prefería incluso hablar de vestidos con Gretchel.

Seguí comiendo, ignorando la conversación, quizás fuera lo mejor que podía hacer, al no hablar, rápidamente acabé con mi plato y volví a mirar al resto de los comensales, esperando que en algún momento nos permitieran levantarnos, sino seguramente tendría que ir al baño y ya aprovecharía para no volver.

-¿Os ha gustado la comida?- Pregunte a Samuel y a Gretchen, para intentar distraerme un rato más.

Los murmullos de las diferentes conversaciones empezaron a silenciarse cuando la figura central retiró la silla incorporándose. Primero fueron las voces más próximas que se percataron en el momento en que retiró la suya, los que estaban en posiciones intermedias , luego los que se encontraban en posiciones intermedias para acabar delatándose algunas palabras dichas a traición.

-...cabrón adulador. -Se escuchó decir a Ser Gregor. Provocando alguna media sonrisa por parte de algunos que escucharon aquellas palabras dichas a destiempo.

-Hoy puedo afirmar con total certeza, que no me encuentro con señores de otras casas, si no con amigos. -Comenzó el discurso de manera pausada antes de seguir con ardor: -Con amigos míos que acudisteis cuando mi familia se encontraba en peligro. Es por ello que levanto esta copa para agradeceros... Gracias.

Numerosas copas fueron alzadas subrayando las palabras del señor, incluso el joven infante que descansaba a su lado hizo lo mismo mojando apenas los labios.

-Sé que han circulado rumores acerca de por qué estamos por aquí, ¡qué diablos!, es imposible mantener algo así en silencio por mucho tiempo. -Aquello provocó una carcajada general. -Hablé largo y tendido de esto con nuestro Señor Renly Baratheon y hemos decidido... -Un instante de silencio sepulcral que se dilató en el tiempo. -Repartir Pazo Pajar y sus tierras aledañas entre mis amigos quiénes habéis acudido a la llamada.

La reacción no tardó producirse.

-Sí, sí. -Depositó la copa e intentó pedir silencio con ambas manos hasta que finalmente lo consiguió. -No es mi idea premiar el valor de unos, o la celeridad de otros. De nada sirve entregar vasallos a un señor o a otro por lo que hizo en el pasado. Si no por lo que hará en el futuro...

Volvió a tomar la copa y la terminó de vaciar buscando aclarar así su garganta.

-No es un secreto que el reparto beneficiará a unos más que a otros, e innegablemente me corresponderá una parte como principal damnificado. Es por eso que habéis sido convocados aquí. Para ser juzgados como personas legítimas o no, para probar vuestra lealtad y para comprobar si sois los Lores que estas tierras necesitan.

-Sin embargo no es momento para dramatismos, si no de celebración. Sed vosotros y la verdad os escogerá como los más aptos. Mañana al alba organizaré una cacería y al ocaso un valiente de cada casa justará para gozo de todos. Hasta entonces... -Finalmente guardó asiento. -Disfrutad la fiesta