Partida Rol por web

Han pasado dos días desde el día de la caza. Dos días en los que un velo de luto y amargura se instaló en Pazo Pajar. Durante este tiempo el difunto estuvo en manos de dos Maestres, la familia Buckler aportó el suyo en una muestra de generosidad y colaboración para con la Casa Horpe. Mientras que el Maestre Roland de los Horpe fue llamado traer en medio de la noche. 

Para cuando dieron el veredicto de la autopsia las ojeras estaban tan acentuadas en ambos hombres que casi se podía intuir la faz cadavérica tras la fina piel que hacía de máscara. El finado Lord Cleon Horpe murió como todos sabían por una sección de la arteria carótida en su estómago encontraron vino en abundancia en el cual al analizarlo encontraron restos de leche de amapola. 

Algunas de las piezas comenzaron a encajar: la leche de amapola de color blanquecino sería fácilmente reconocible, ahora bien diluida en un vino fuerte no se notaría ni su color ni su sabor. Sin embargo lo más extraño de todo es que lo más que provocaría aquella mezcla era la somnolencia y pérdida de reflejos. El asesino lo había confiado todo a un golpe de suerte en la cacería.

Sin embargo aquellas últimas sospechas nunca fueron pronunciadas ni confirmadas  oficialmente. Flotaban simplemente como el polvo de la habitación donde descansaba el cuerpo en una capilla ardiente. Aquello era una mera formalidad pues su cuerpo iba a ser trasladado de un momento a otro de vuelta a su tierra. Se había decidido que su hijo bastardo lo escoltase de vuelta a su hogar donde le esperaba la viuda. Mientras tanto el recientemente nombrado Lord Benjamin Horpe se quedaría un día más como cortesía atendiendo así a la solícita petición de su anfitrión. Después marcharía para presentar sus últimos respetos a su progenitor. Así había sido dispuesto y así se haría.

-Amigos míos. Hoy estamos todos aquí para dispensar el último adiós a nuestro colega y amigo Lord Cleon Horpe. -El que hablaba no era otro que Lord Ralph Buckler. -Vino aquí para celebrar y desafortunadamente su lealtad a acabado por tener un final aciago. 

La teoría que todos compartían flotaba nuevamente en el ambiente.

-Es por ello que he decidido que debe hacerse justicia. Así que mientras no se encuentre un culpable, los terrenos de Pazo Pajar pasarán a ser de la propiedad de la Casa Horpe. -Acompañó aquellas últimas palabras con un gesto con la mano abierta señalando al interfecto quién devolvió aquel gesto con una leve reverencia de cabeza expresando agradecimiento. -Si se demuestra la culpabilidad de alguien... Serán sus terrenos los que serán confiscados y respetaré el acuerdo inicial de Pazo Pajar entre los demás.

-Que los siete nos guíen en su sabiduría hacia la justicia.

Cleesten asistió a la capilla junto con su primogénito y un atuendo sencillo de ropas oscuras. No pareció sorprenderle la presencia de Lord Ralph. Tampoco sus palabras, pues asentía levemente mientras éste las decía. Sin duda estaba convencido de que aquellas palabras alentarían algún murmullo, pero desde luego no saldría de su boca. Tras el anuncio del Lord se dirigió con paso sosegado y todo lo solemne que el velatorio de un difunto requería, hacia el recién nombrado Lord. Tomó su antebrazo a modo de saludo mientras su otra mano se posaba un instante en el hombro de Ben, como muestra de afecto y cercanía. Un saludo de condolencia sin romper el protocolo de manera desmesurada. 

- Lord Benjamin, en nombre de mi familia y del mío propio permitidme transmitiros mi más profundo pésame por la perdida de vuestro señor padre.- Asintió con resignación. -Sabéis ya, que Lord Cleon era muy apreciado entre los Thalassos. Le tendremos presente en nuestras oraciones.- Una sonrisa apenada se dibujó en su rostro como intento de consuelo y apoyo a sus palabras. 

- Sabed también que contáis con mi apoyo. Y si en cualquier cosa podemos seros de ayuda, haremos cuanto esté en nuestra mano. Y os ruego que hagáis extensibles mis palabras a vuestro hermano y al resto de vuestra familia, pues también son destinatarios de ellas- 

Volvió a estrechar su antebrazo, como antesala de despedida. - Os dejo ahora, Lord Benjamín. No quisiera que las palabras de un viejo nostálgico interrumpiesen más de lo necesario vuestro duelo. Que los Siete velen por vuestra familia y os otorgue consuelo en estos momentos y prosperidad en los venideros.-    

Se hacía extraño tratar ahora a Ben como un Lord, oficialmente ahora correspondía a su padre tratar con él. Por lo que aguardo a que su padre diese las condolencias, para reafirmar el mensaje de apoyo. -Lord Benjamin -se inclino levemente como gesto de respeto y saludo - Vuestro padre era un gran hombre, apreciado por todos, no imagino quien pudo urdir un plan así pero entiendo vuestra indignación a tan nefado acto. 

Por favor contad conmigo para cualquiera cosa que pueda ofreceros. 

Las miradas eran torvas y expresaban desagrado. No sólo se encontraban en un funeral cosa de nulo gusto para nadie, si no que para encima las buenas perspectivas de futuro que todos tenían se habían diluido en un momento dejando únicamente un poso desagradable en su boca.

Al avanzar la pareja percibieron cómo algún que otro murmullo se hizo de notar en el silencio de la sala. El huérfano les agradeció a ambos su gesto con una palmada en su antebrazo al tiempo que con la otra mano estrechaba su mano en señal de agradecimiento. Su boca esbozaba una media sonrisa triste.

-Descaro el vuestro. Thalassos. -Musitó Alfric Gower en cuanto se los cruzó en el camino. Sus ojos parecían más pequeños que nunca.

Irónicamente venía acompañado de la más joven y apetecible de sus hijas, parecía un ávido jugador de póquer dispuesto a dar la vuelta a la partida jugándosela con una última apuesta.

-Lo siento mucho milord. Son trágicas noticias las de vuestro padre... No sé qué haría si perdiese al mío... -Escucharon la pareja de la Casa Thalassos que decía la joven, sin embargo Lord Alfric no parecía tener prisa en acudir a su lado...

En el gran salón los pendones de las casas habían sido sustituidos por algunos viejos paños que debieron ser la bandera de alguna casa ya extinta. El servicio parecía haberse apresurado en teñir aquellos viejos trapos que colgaban con la dignidad que daba el paso del tiempo para acabar de darles el aspecto oscuro que requería el momento fúnebre que estaban viviendo.

Para cuando el hijo bastardo del difunto señor de la Casa Horpe llegó al lugar, unos cuantos de los invitados de Lord Ralph Buckler, señor de Puertabronce parecían estar rodeando al nuevo señor de la Casa. No así Lord Cleesten y su hijo quienes parecían estar teniendo un pulso de miradas con el señor de la Casa Gower. 

Marcus Storm, no se fijó en nada de eso y se encaminó raudo a donde su medio hermano se encontraba. Susurró unas palabras a su oído que fueron correspondidas con un asentimiento. Entonces se aproximó al féretro del difunto donde posó su mirada durante lo que se antojó como un largo instante.

Una mirada de arriba a abajo como el que observa a un despojo, fue toda la respuesta que obtuvo Lord Alfric ante su comentario. El que no pudiera guardar ni un instante el decoro, ni tratándose de un velatorio, era evidencia suficiente de su patanería y no parecía muy dispuesto a caer en provocaciones y ponerse a su nivel, con Lord Cleon de cuerpo presente. Era tan poca su sutileza y falta de cualquier cosa parecida al respeto que simplemente había enviado a su más agraciada hija, Falia, a dar el pésame. Ahora que los Horpe eran poseedores de aquellas tierras, seguramente Lord Benjamín era mucho más apetecible para una de sus hijas que el día anterior. No sería de extrañar que incluso si él se había percatado de aquel torpe movimiento, no lo hubiese hecho más gente, incluído Ben. La muerte de la esposa de Lord Alfric, le había supuesto a todas luces, una pérdida enorme de sensatez y de buen gusto. Una lástima, sin duda.

La entrada de sus dos hijos, hizo que se aproximase a ellos. No comentó nada. Sólo hizo un gesto sutil en dirección a Ben, Lord Benjamín ahora, colocándose tras ellos para acompañarlos aunque manteniéndose a cierta distancia, pues tanto él como Rickard ya habían dado el pésame. Lo propio con su llegada es que ambos hiciesen lo mismo.  Sin duda Cleesten estaba satisfecho por la llegada de sus dos hijos, pues aunque él y su primogénito hubieran bastado para mostrar respeto y aflicción por la Casa Horpe, la familia al completo era un gesto que reforzaba aquella idea.

Tras Marcus Storm me aproximo al féretro, donde descansa su padre. Me alegra que al final haya podido entrar, este era su lugar ya que él también lo quería tanto como su hermano, al verlos juntos mirando a su padre, siento que haberle pedido que entrara con nosotros ha sido una buena idea.

Antes de acercarme al lugar de descanso del difunto, asiento al gesto que nos hace nuestro padre y continuo  caminando con las manos entrelazadas y apoyadas sobre mi vientre, este sí era un lugar en el que había que guardar respeto, lo tenía bien claro.

Espero a que los dos hermanos tengan su momento de intimidad antes de acercarme y mirar a Lord Cleon Horpe, inclino la cabeza para ver su rostro. Pobre… ¿Por qué lo habrían querido matar? No me detengo mucho ante el féretro, tampoco lo conocía y solo me he acercado por respeto, tras unos segundos, me vuelvo y me alejo en silencio. Mis pasos me llevan hacia un lado de la sala, esperando a que mi hermanito haga lo propio.

Mientras su hija se aceraba al féretro se mantuvo a una distancia prudencial como acompañante. Echó un vistazo a su alrededor sin mucho afán, a todas partes y a ninguna en concreto. Más bien inmerso en sus propias reflexiones en el silencio requerido por la situación. Por su cabeza rondaban las palabras de Lord Ralph. Sin duda se había visto obligado, en cierto modo, a compensar a los Horpe por tan desafortunado incidente. Aquello era una mancha que no podía dejar estar sin más, tanto por su imagen como por la de su propia casa. Pero en el fondo no creía que ese fuese realmente su deseo. Casi nos había invitado a que los demás miembros de las otras casas, buscásemos a los culpables y había dejado claro con sus palabras, con aquello de que serían "sus terrenos los que pasarían a formar parte de la casa Horpe", que creía que el responsable era alguno de los allí presentes. En ningún caso un agente externo.

Evidentemente era consciente de que su compensación era a costa del detrimento del resto de casas. Aquella compensación realmente la hacían los demás y no él. Una jugada hábil pero a la vez peligrosa, pues puede que la próxima vez que Lord Ralph llamase a las armas al resto de señores, no acudiesen tantas espadas como cabría esperar. Y seguro que era consciente de ello. Por otro lado, no era lo mismo repartir aquellos terrenos entre todos sus vasallos que dárselo a uno solo. Eso iba a provocar una enorme mejoría en todos los aspectos para los Horpe y, junto a un matrimonio bien concertado para Ben o Marcus, podría suponer una situación donde quizás los Horpe ya no necesitasen ser tan vasallos y pudieran rivalizar con los Buckler.  No creía Cleesten que aquel fuese el legado que Lord Ralph quisiese dejar a su joven hijo.

Iba a ser realmente complicado encontrar pruebas de quién andaba detrás de todo aquello. Puede que incluso si los Siete les fuesen favorables, tuvieran la posibilidad de descubrir al responsable. Las pruebas eran harina de otro costal, pero al menos sí que rondaba por su cabeza el tener cierta certeza de quién había orquestado todo aquello. No había podido dejar pasar por alto el certero disparo de Marcus al copero. Era evidente que aquel pobre diablo que casi se había cagado encima incluso antes de iniciar la huida, no podía haber planeado todo aquello. Y también lo era que no habrían tardado más que un instante a galope para prenderle. No creía incluso que hubiese hecho falta hierro incandescente para que hubiese cantado como gorrión en mañana soleada. Un disparo muy oportuno quizás... 

No era de la creencia de que, en caso de tratarse de la descendencia de Lord Cleon, el motivo fuese la avaricia como podía haber llegado a afirmar su primogénito. A fin de cuentas, tarde o temprano, Ben llegaría a ser Lord. Y que el asesinato hubiese sido casi como un golpe de suerte evidenciaba que no había sido planeado con frialdad. Puede que incluso con remordimiento. De tratarse de Ben y/o su hermano, debía de haber un motivo que los hubiese impulsado. Un motivo mucho más fuerte. 

Era cierto que los hombres de la edad de Lord Cleon, y de la suya propia, no estaban irremediablemente avocados a no poder engendrar más descendencia. Pero también era cierto que con el paso de los años se perdía cierta vitalidad. Y aunque no imposible, sí le sorprendía el rápido atino de Lord Cleon para dejar en cinta a su joven esposa. No pudo evitar pensar que tal vez, ese hijo que esperaba la muchacha, fuese obra de alguno de los descendientes de Lord Cleon y no del propio Lord Cleon. Y eso...eso sí sería un motivo lo suficientemente premiante como para tratar de acelerar lo que  la naturaleza o una batalla irremediablemente traería consigo en un momento o en otro. 

No sería descabellado que tras un tiempo prudencial, la muchacha volviese a ser desposada por Ben. La chica era joven. Y además sería un gesto claro de no dejarla en desamparo, a ojos de la familia de la muchacha. Amores prohibidos y vergüenza al escándalo...Un motivo fuerte, sin duda. Aunque conjetura de viejo desconfiado por el momento.

Rickard solo ve como posible beneficiado de todo esto al nuevo lord y su hermanastro, no entiende muy bien como pero es lo único que le encaja, aunque siempre podría ser parte de algo más elaborado. Por ello no presta toda su atención a los gestos y palabras del nuevo Lord Busca percibir la sinceridad de ese dolor o si solo es una postura. 

Posteriormente y todo lo contrario a lo que la situación requiere Lord Alfric resulta un patán irremediable, ¿realmente es incapaz de ver como de todo esto es él quien peor parado sale? qué si todo ha sido orquestado para señalar a los Gawer como asesinos, están logrando que todo el mundo reafirme esa idea ¿de verás es tan incapaz?

A la provocativa increpancia responde con el sólo y sutil gesto de saludo inclinando la cabeza ante el Lord, recuperando sobre sí mismo ese halo de autoridad que de forma natural le acompaña a su compostura y buen hacer.  

Después a la llegada del hermanastro vuelve a fijarse atentamente, los bastardos no son de fiar, eso se dice y algo de razón puede haber. 

Luego mientras sus hermanos se aproximan a dar las condolencias decide acercarse a Gabe Blackstorm. Abre la conversación buscando encontrar pistas en su actitud, si algo realmente complejo esta pasando por aqui entonces Gabe tiene que estar detrás de ello. -Resulta espantoso, ¿no era esto una celebración de la paz restaurada con la sangre de todos? ¿no combatimos todos juntos para poner estas tierras en orden? 

Las piezas se encontraban dispuestas sobre un tablero imaginario, así lo estaba viendo Lord Cleesten desde su posición silenciosa desde la que observaba como un ave de presa los movimientos de los demás.

Estaban por un lado los daminificados y también ganadores de aquella situación, a su lado se encontraban los aduladores, o al menos un adulador detestable que vendía a su hija cual ramera de burdel con un único interés era lograr una unión fructífera que se beneficiase de aquel imprevisto. Negocios en el dolor… Y los Blackstorm, el anciano parecía ignorar lo que Lord Gower había orquestado y se llevó al primogénito a algún lado para soltarle algún tipo de retahíla más propia de los que están viendo escudriñando el rostro del séptimo dios bajo la atenta mirada de su hijo quién no podía reprimir una sonrisa irónica. A éste último se acercó Rickard.

Una comedia, era en lo que se había convertido aquel lugar, gracias a la batuta de sus anfitriones quienes quisieron desviar el escándalo para evitar quedar a malas con la Casa Baratheon… Y allí estaban invitados los Thalassos. Quisieran o no.

-Padre. En qué estás pensando. –Preguntó su hijo quién había acudido a la llamada junto a su hermana.

-Esto es cuanto menos dantesco.- Respondió medio divertido Gabe. –Fíjate en cómo un bufón como Gower hace lo posible por sobrevivir para que padre, que está más para allá que para acá, sin coscarse de nada le joda el plan.- Dijo a modo saludo en cuanto le sintió llegar. El comentario severo que hizo el recién llegado le hizo ponerse en guardia y tornó su semblante por otro más severo.

-Tiene gracia lo que dices, te recuerdo que a primera vista, vuestro padre es el mayor sospechoso de esto. –Le dijo sin hacer grandes aspavientos, Lord Cleon desde donde se encontraba no adivinaría de qué estarían hablando. -Yo si fuera tú, me preocuparía por eliminar toda prueba que me pudiera incriminar. O en su defecto demostrar que otros son los culpables. –Añadió señalando a la escenografía que se estaba desarrollando en aquel momento.

Desde donde Rickard Thalassos se encontraba, advirtió cómo Gower se encontraba molesto y agarraba fuertemente por el codo a su hija. El joven Lord Horpe seguía escuchando los consejos de Lord Blackstorm, los que una vida repentinamente segada impidió que le pudieran ser transmitidos por su padre. Un poco más allá el bastardo se encontraba saliendo del lugar para a continuación dar paso a los criados que sirvieron a Horpe en vida.

Ahora le servirían en muerte transportando el cuerpo al carro que le llevaría a sus tierras donde disfrutaría finalmente del descanso eterno.

Ante mí había un montón de nobles, cada uno con su tema, seguramente poco preocupados realmente por los hermanos, el bastardo con el que había hablado un momento me había parecido bastante agradable y a mí sí me entristecía su perdida. Pero aparte del tema principal del funeral que era lamentar la pérdida del Lord, quizás podía escuchar algo entre la multitud, no era lo que más deseaba hacer pero necesitábamos averiguar algo más.

Así que una vez he cogido fuerzas para acercarme a algunos de los nobles, me decido a moverme hacia ellos lentamente, intentado que sus conversaciones se vuelvan más nítidas para mis oídos. Poco a poco me voy acercando a los aduladores con cuidado de que no se notara mucho mi presencia, mi principal objetivo era acercarme a aquel que cometía el acto tan detestable de ofrecer a su hija, al menos para mí lo era, quería escuchar su voz, tal vez pudiera ser el culpable, aunque solo se beneficiaba de la muerte si conseguía casarlos o quizá ya estaba sacando provecho. No lo sabía, pero escuchar un poco más nunca estaba mal, al menos mientras no se dieran cuenta.

Disculpa no prentendía sonar así, como bien dices resulta dantesco -luego se fija en Gyles, quiere observar eso que Gabe le ha señalado, por ver que es lo que le resulta gracioso pero sin duda entre la torpeza natural de los Gower en artes sociales y la sombra que proyecta su padre ahora mismo Gyles lo tenia dificil para quedar bien. 

- En que quizás sea más afortunado de lo que pienso por tener los hijos que tengo.- Contestó a Samuel , más como una conclusión de todo lo que se le había pasado por la cabeza que como un pensamiento en sí. Y aunque aquellas palabras parecían reales y salieron de forma natural, sin duda cubrían la necesidad de discreción y lo inoportuno del momento, por las personas presentes, para explicarse mejor.

Observó un instante a Myria mientras comenzaba a deambular entre los asistentes de forma casual, para poco después volver a fijar la mirada en Samuel, comenzando a caminar despacio de forma tranquila. Una invitación a ser acompañado probablemente a zonas más discretas de aquella estancia.

-¿Y qué hay de ti, Samuel?. ¿Qué piensa respecto a todo esto el más joven de los Thalassos?.- Preguntó en tono bajo, discreto. Nada fuera de lo común en situaciones de luto, donde lo que dicta el protocolo, aunque no siempre fuese así, era la carencia de excesos que no tuviesen que ver con la pena o el dolor. Excusa perfecta para alejar la atención de oídos no invitados a las conversaciones.

*Padre se separo unos pasos conmigo para estar en un lugar un poco mas discreto dentro de la pequeña habitacion bajo la atenta mirada de los 7, por primera vez, padre me pedia opinion sobre lo que estaba ocurriendo en este lugar..., al principio lo mire extrañado, pero luego se me escapo una leve sonrisa de satisfaccion ante la situacion..., poco a poco iba cumpliendose mis objetivos de ser util en la casa..., mire una vez mas a los invitados para cerciorarme de que ningun otros oidos salvo los de nuestra familia estaria escuchando y le dije con discrección...

Sinceramente padre... no entiendo como se arriesgan a sufrir un castigo de los 7 por tal ofensa, no respetan el descanso del muerto... hacen negocios pensando en sus futuros sin tener respeto por el presente... acaso no le enseñaron modales en sus casas??

*Deje un instante de silencio y acontinuacion prosegui....

Todas estas muertes padre... tienen que tener algun tipo de patron que se me escapa padre..., alguien esta sacando partido de todo esto..., y no se bajo que mente fria y retorcida se esta maniobrando todo..., pero debemos tener mucho cuidado..., esta ocurriendo en nuestra propia casa y... debemos enterarnos cuanto antes de quien esta detras de todo esto... antes que se adelanten... y suframos las consecuencias de sus planes..., que podemos hacer al respeto... sospechas de alguien padre??

Las primeras palabras de Samuel hicieron que su padre asintiese despreocupado. Seguramente conforme con aquellas afirmaciones pero poco ofendido por aquel proceder.

- Bueno... Los senderos de los Sietes, son enrevesados e incomprensibles, hijo. Y normalmente confiarles la prosperidad, sin hacer nada al respecto, suele ser un error. Y bien es cierto que todos acudimos aquí pensando que abandonaríamos el banquete con más riquezas de las que vinimos. Intentó explicar sin justificar los actos. Más bien tratando de exponer que había un por qué y que no era más que una forma de adaptarse a la nueva situación. Aunque era cierto que había maneras más discretas y acertadas, y otras más atropelladas y descaradas.

Las siguientes palabras de Samuel hicieron que su padre frunciese ligeramente el ceño en un gesto casi divertido, de sorpresa incluso, ante la extrema suspicacia de su hijo. Balanceó entonces la cabeza de lado a lado en claro gesto de duda.

- Quizás, quizás...- Aquellas palabras ya indicaban que Cleesten no compartía aquella visión, no al menos enteramente, aunque nunca cerraba la posibilidad a nada. En su vocabulario era mucho más frecuente la palabra "improbable" que "imposible".

- Pero tal vez, no se trate de una mente tan fría o retorcida, o al menos, no muy experimentada.- Dijo con intención de seguir explicándose.

- La somnolencia, es dejar demasiadas cosas al azar. Hoy estamos en un velatorio, pero perfectamente podríamos estar ante un banquete en el que estuviésemos riendo de la divertida anécdota de como Lord Cleon se quedó dormido bajo un árbol durante la cacería. Por otro lado, por mucho que conozcas los animales, nuca puedes saber con certeza absoluta cómo reaccionará un animal salvaje. Bien podría haber huido en lugar de atacar, o haberse topado con flecha o lanza de alguien especialmente atento y no haber culminado su objetivo, como lamentablemente ocurrió.- Asintió a sus propias palabras. - Primerizos, sin duda-

- Es sabido, Samuel, que las lágrimas de Lys, aunque de difícil obtención y alto coste es lo más indicado para éste tipo de cosas. Pero si de lo que se habla es de obtener un señorío, bien podría merecer el esfuerzo.- Terminó por argumentar.

- Además, Samuel, nadie podía saber cual iba a ser la reacción de Lord Ralph con total certeza. Podría perfectamente haber compensado de otra forma a Ben y su familia. Apoyar un importante enlace con otra casa, por ejemplo. O simplemente la firme promesa de encontrar a los responsables...quién lo puede saber.-

Evidentemente, Cleesten no estaba convencido de que todo aquello hubiese sido orquestado por ambición. No al menos la ambición que conducía a quedarse con la recompensa que eran aquellas tierras en su totalidad.

- Si buscas quién se está beneficiando de todo esto, hijo, no tienes que buscar mucho más lejos.- Estaba claro que los Horpe eran los beneficiados. Pero ya había intentado aclarar, que creía que aquel beneficio no había sido premeditado ni calculado, sino circunstancial.

- Pero demos por buena, durante un instante, la posibilidad que lanzó al aire tu hermano, acerca de Ben y Marcus. Tampoco tendría sentido el tratar de precipitar lo inevitable; que Ben, como primogénito, acabaría siendo el señor de la Casa. Y sin duda el oportuno y preciso disparo de Marcus al copero, que nos dejó sin posibilidad de indagar más en un interrogatorio, invita a la suspicacia. Pero aún así, tendría que existir una razón de mucha más fuerza que la avaricia, Samuel. Un motivo que precisa de mucha más inmediatez en ser saciado y capaz de hacer que los hombres cometan actos de esta envergadura de forma atropellada e incluso en contra de sus creencias o de su propia seguridad. Y sólo hay dos motivos que puedan llevar a tal punto. Más si ambos están presentes. El amor y el miedo.-  Explicó al joven.

- Y en este caso podrían estar presentes ambos...-