Partida Rol por web

—Lord Cleesten, ¿consentís eso? —le preguntó directamente y no sin sorpresa.

—Lo que creo, Lord Ralph, es que ha de existir una diferencia entre obrar de mala fe y confesar, y obrar de mala fe  y no hacerlo.— Opinó con gesto serio.

—También que el primer paso hacia la redención es la confesión, milord.— Añadió. —Y no dejo de preguntarme si no será el precepto más importante de un caballero la obediencia para con su señor...— Reflexionó para hacer una ligera pausa, dejando claro que tal vez sus actos o quizá parte, habían ocurrido siguiendo órdenes y no deseos propios —...o quién es más responsable de la muerte de un inocente; si la espada o el brazo que la blande.—

Alternó entonces la mirada entre Gabe y Ser Greggor. —En este caso me parece bastante evidente quién es el brazo y quién la espada.— Fijó de nuevo la atención en Lord Ralph asintiendo —Con eso en mente y su confesión...Sí, consiento— Terminó por confirmar.

Al ver cómo se confirmaba su absolución parcial el interfecto suspiró aliviado. Sin embargo Lord Buckler hizo caso omiso de aquello.

—Está bien —concedió antes de dirigirse esta vez a ser Greggor—. Por favor, esperad a vuestro señor en el campamento que aún tenemos otros temas a tratar.

Una vez confirmó que la puerta se cerraba, volvió a hablar:

—Rhae Errol… ¿Qué hacemos contigo? —La preguntó—. Aunque manipulado, vuestro padre cometió traición, más no es justo que los hijos paguen los pecados del padre, máxime si como en este caso, nada tuvieron que ver con la traición y son sólo víctimas.

*Ahora

Nathan ejecuto una formal reverencia, antes de hablar calmadamente. Esta vez, sus palabras iban no solo a uno en particular. Por eso modulo su tono para ser lo mas claro y firme posible, pero sin intentar imponerse.

-Creo que tengo una propuesta que puede no solo solventar esta situación, sino aliviar los problemas del feudo en general por un tiempo, lord Buckler, e incluso ser beneficiosa a largo plazo. Solicito el permiso de los presentes para exponerla.

Lo que tenia que decir era un poco extenso, pero sobre todo difícil de meditar. Quería hacerlo pues bien, con el beneplácito de todas las partes. Ambos lores debian entender que no eran las palabras de un advenedizo castellano, sino de alguien que pensaba en el bien común.

—Me atrevería a decir por lo que he visto antes... Qué tienes parte de la culpa de lo que hemos visto ahora. Así que, por favor hablad libremente.

Dicho asi Nathan no pudo evitar relajar un tanto sus facciones en una sonrisa muy breve; claramente, era cierta esa afirmación. Seguidamente, inspiro con fuerza, , y expuso su idea paulatinamente, comenzando con una recapitulación de la situación.

-Mis señores; a raíz de los eventos de estas jornadas, 3 casas han caído. Las casas Errol y Blackstorm arruinadas, y la casa Horpe en manos de una jovencita con un bebe aun por nacer como todo heredero. No solo es necesario hacer justicia, sino reorganizar la estructura de la región para evitar que cunda la anarquía. Mi propuesta es, pues, la siguiente.

Suspiro y fue dividiendo parte a parte sus pensamientos.

-La casa Buclker y la casa Gower se repartirán las tierras de la casa Blackstorm; despojados de sus señores de la forma mas indigna, creo que es lo mejor si las manos de dos firmes lores se encargan de restaurar el orden en las mismas y reencauzarlas.

*Y de este modo ambos reciben un buen pedazo de torta para sus respectivas ambiciones.

-La casa Horpe no puede considerarse extinta o suprimida hasta tanto nazca la criatura que espera lady Gella, e incluso después seguirá siendo el legitimo heredero o heredera. Propongo que se nombre entretanto un regente para llevar las riendas de la casa; lord Cleesten aquí presente bien podría hacer ese trabajo, en honor y memoria de lord Cleon y a la amistad que siempre hubo entre las dos familias.

*Así los Thalassos tendrán una década o más para reestructurarse y combinar sus recursos con esa casa mayor y quien sabe si no más...

-Por ultimo, pero no menos importante, esta el asunto de lady Errol. Considerando todo lo que ha sufrido, por los 7 que seria lo justo hacerle una restitución de lo que por derecho le pertenece. Sin embargo, devolverle su nombre a la casa también traería malas memorias y habladurías en el pueblo. Propongo pues crear una nueva casa caballeriza en Paso Pajar, y que esta tome el nombre de quien despose a la joven Rhae. No dudo que habrá quien de el paso al frente y tome los desafíos que esto implica. *una esposa mancillada, un feudo cuestionado y dañado... pero aun asi, tan valioso como para sucitar toda esta tragedia. De esta forma enterraríamos dignamente el pasado, para que pueda darse un nuevo comienzo.

Esta vez, su mirada se sostuvo sobre lord Buclker. ¿Seria necesario añadir más o comprendería a lo que iba a llegar? De seguro su esposa sí, y esperaba que recordara ahora el trato que habían hablado antes hacia apenas un par de noches… asi como su propio beneficio ante la situación presentada.

Aquellas palabras, una forma por la que su destino estaba decidiéndose sin contar con su opinión como si volviese a ser mercancía hicieron que Rhae quisiera decir unas palabras pero la voz grave de Lord Buckler la detuvo:

—Por lo que a mí respecta, los Gower se pueden ir a tomar por culo... No es que hayan hecho muchos méritos para la resolución del caso salvo darme el coñazo con los matrimonios —declaró abiertamente Ralph Buckler mientras empezaba a sopesar las palabras del castellano martilleando con los dedos su mentón.

—En cuanto a lo demás...

Lady Catelyn por su parte sonreía al oír aquella insinuación del Castellano, era consciente de las ambiciones que él tenía. Entonces dirigió una mirada a los que quedaban allí de la familia Thalassos y que habían permanecido mudos, Lord Cleesten y dos de sus hijos. 

También debía valorar la opinión de aquella pieza del tablero, casi como una reina del ajedrez magullada y mancillada pero igualmente valiosa. Y algunos necios no valoraban aquello prefiriendo una doncella.

El rostro serio de Cleesten se difuminó en una risa que trató de disimular con la mano tras la primera afirmación de Lord Ralph sobre los Gower.

—Tal vez entonces milord,  podríais considerar conceder a nuestra casa una parte de los dominios de los BlackStorm— Sugirió. A fin de cuentas negar que todas las casas tenían en mente tener acceso a una parte de Pazo Pajar sería ilógico. Aunque no hizo mención a la cuantía, dejando en manos de Lord Ralph dicha decisión en caso de aceptar. No pudo evitar pensar en aquello como en una manada de lobos y Lord Ralph como el lobo alpha; el que come primero y las partes más tiernas, pero no por ello deja al resto de su "manada" sin un bocado.  Por otro lado, la propuesta de Nathan habría sido una buena opción de no tener Cleesten unos hijos reacios a los matrimonios que su padre considerase oportunos. Y sin duda desposar a alguno de sus hijos con la joven viuda sería un gran avance para la casa, pero tampoco estaba por la labor de convertirse él mismo en la segunda historia de parricidio. Una parte de aquellas tierras era algo inmediato y tangible, algo que mejoraría las condiciones de la casa de forma inminente. El futuro...ya se vería. 

No por ello negó la posibilidad de regentar de forma temporal los dominios de los Horpe, pero como hombre que había conocido necesidades, bien sabía que más vale pájaro en mano...

Atiendo a lo que dicen y presto especial atención a las palabras de Rhae, su situación a pesar del final en el que parece que su situación va a mejorar sigue siendo terrible, sin ninguno de sus seres queridos con vida para poder volver a disfrutar de los agradables momentos que solo puede darte la familia.

Poco a poco se va relevando todo y siento un profundo desagrado cuando hablan de perdonar a Ser Greggor, lo hizo por dinero pero aun así sus actos fueron terribles y por mucho que su confesión ayude, creo que no se va a hacer justicia del todo si él sale indemne de todo esto. ¿Qué pensará Rhae de esto? ¿Le bastará con esta justicia?

Sigo escuchando, aunque cuando empiezan a hablar de cómo se repartirán unas tierras mi atención empieza a decaer y las palabras de Nathan empiezan a sonarme cada vez más lejanas, hasta que dejo de escucharlas y empiezo a contemplar el exterior por una de las ventanas.

Entonces mi padre, que está a mi lado, vuelve a hablar y suelto un suspiro cuando me doy cuenta que es para continuar con el tema de la repartición de tierras, con lo bien que estaríamos volviendo a casa y teniendo que preocuparnos de lo mínimo posible. Suficiente hemos tenido ya.

Lo cierto es que en esta conversación poco tengo que aportar, excepto una preocupación que tengo desde hace ya un buen rato, Rickard no ha aparecido. Cada vez me empieza a inquietar más que no haya venido a esta reunión, nuestro padre siempre cuenta con él para todo esto y nadie parece haberse preocupado de ello.

-Papá, sé que estáis hablando de cosas importantes… pero tengo que preguntar por mi hermano.- Digo excusándome. -Lord Buckler… A mí algo me preocupa y con todo lo que está pasando… ¿Sabe si alguien ha visto hoy a mi hermano Rickard?- Pregunto, no solo a él, sino al resto de los que quedan en la sala.

La pregunta de la joven Myria resultó anticlimática pero el propio Lord Buckler la contestó, otra cosa hubiera sido irrespetuoso:

—Ayer tampoco estaba con vosotros. Lo lo sé la verdad.

Aquel momento fue aprovechado por Rhae para hablar, pues todos parecían estar decidiendo su destino sin contar con su opinión.

—Agradezco que me devolváis las tierras de mi padre. No obstante, el con quién quiera desposarme es asunto mío —contestó con delicadeza—. ¿No creéis?

La intervención de Rhae sorprendió un poco a Nathan. Por un segundo, casi le pareció escuchar el tono de Myria detrás de aquel pedido. Aunque desde luego era mucho más oportuna y moderada en lo que pedía. En este caso particularmente, sin embargo, clavaba una espina a la delicada conversación.

-Debería ser así, si.- sonrió con amabilidad a la muchacha, replicando en tono suave. Su mirada busco los ojos de ella.- Haz madurado mucho en poco tiempo, a merced de estas circunstancias... No tengo dudas en que lo pensarías bien, ya que es una decisión que afectara a muchos, además de a ti.

Sin embargo, era solo una chica; apenas tenia peso en si misma para imponer nada. Estaba a merced de los demás en aquella sala aunque no se diera cuenta. Volvió la mirada a lord Buckler, quien de seguro también lo comprendía y no debía estar contento. Pese a esto, impuso el caballero a lo demás.

-Concuerdo en que al menos debería escucharse su opinión en este asunto, milord. No hay necesidad de forzar más disgustos ni resentimientos.

La respuesta del Lord solo provocauna creciente inquietud en mí, que va creciendo desde el centro de mi pecho y expandiéndose lentamente. ¿Dónde se habrá metido? Bajo la mirada decepcionada y me quedo mirando hacia el suelo de la sala hasta que escucho la voz de Rhae.

Me muevo para atenderla mejor y no puedo sino asentir a lo que dice, tiene toda la razón y no hace falta que diga mucho más para que esté de su parte, de hecho por su trágica historia ya sentía desde antes una gran simpatía por la joven.

No tarda en responder Nathan y lo hace antes de que pueda mostrar mi apoyo a Rhae. -Y hacerse.- Corrijo al castellano refiriéndome a sus palabras sobre que debería considerarse su opinión. -Se supone que es la señora de la casa Errol, de Pazo Pajar, el lugar donde nos encontramos y ha pasado por demasiado como para que ahora no pueda decidir el futuro que desee, por mucho que afecte a otros, la decisión que tome será la correcta, sea cual sea.-

Hasta ahora no me había pronunciado mucho ya que no me interesaban los detalles, pero tras la intervención de la joven, no podía quedarme callada. Sus intereses son los mismos que los míos y aunque mi padre hasta ahora se ha portado de manera excelente, no puedo quedarme impasible si ella desea elegir su camino al igual que yo. Al menos tendrá alguien que la apoye ya que se ha quedado sola, sin su familia.

Doy unos pasos y me acerco a ella, mostrándole una amable sonrisa e intentando afianzar mi apoyo a la joven Errol. Tras ponerme a su lado, miro hacia Lord Buckler esperando las palabras que pueda añadir.

Las palabras de la joven sólo detuvieron momentáneamente a los asistentes, nadie parecía estar de acuerdo con lo que ella pensaba a excepción de Myria, dos mujeres rebeldes que no conocían su lugar.

Iba el propio Ralph Buckler a contestar cuando le detuvo su mujer, Lady Buckler.

–Lamento si mi marido os ha transmitido una idea errónea. La verdad es que no tenéis la opción de desposaros con quién queráis. Si no con quién mi señor valide. Si es un candidato que resulta idóneo para las casas que aquí están, estaremos conformes.

Sonrió con aquellas palabras que aún siendo pronunciadas amablemente escondían una amenaza velada.

–Sois joven Rhae, y también débil. Lo siento pero eso es culpa de vuestro padre que os dejó sola y en esta posición precaria. Es precisamente por un acto de bondad y por cortesía que se te permite mantener estas tierras. Así que os aconsejo tomar un hombre fuerte que ayude a este lugar a resurgir fuerte. Sólo así, podréis tener la voluntad de mandar y de tomar decisiones.

Tras mirar a ambas, Rhae y Myriam, dio un par de pasos más aproximándose a Nathan.

– Véase alguien que ha ayudado a desentrañar este asunto y os ha puesto donde estáis. Nathan de la Casa…

De todas las cosas que había previsto, planificado y tramado, aquel detalle que surgía en el último instante era de los pocos que no había considerado.  Pero es que en cualquier momento previo, habría sido perder tiempo en un devaneo, y necesitaba concentrarse en lo que estaba frente a si.

Su mano descanso en el cinturón mientras acomodaba la postura, buscando las palabras para responder, y rozo su bolsa. El familiar contacto fue la inspiración que necesitaba, al sentir su duro contenido. Si, la verdad es que mucho del éxito se lo debía a ellos. Pero también…  Las palabras se unieron al fin, en un sentido con las resonancias adecuadas.

-Goldlitter. +dijo despacio primero, tras unos tensos segundos se silencio.+ Casa Goldlitter. +repitió, mas firme, irguiendo su pecho mientras asumía el peso de lo que significaba.

Siempre había querido ser un caballero. Era la espina en el costado, la deuda pendiente con su padre, el sueño tanto tiempo arrinconado en la almohada… Ahora lo era y mas aun, a merced de la circunstancia que había aprovechado; un señor. Bien, se haría cargo de toda la carga que conllevaba. De la reconstrucción de Pazo Pajar. De la creación de su propia familia. Y de una cosa mas.

-Nathan y Rhae, de la casa Goldlitter. +dijo finalmente, intercambiando una mirada con la muchacha en torno a la cual habían girado tantas cosas, tantas desgracias… Una vez más, le tendió la mano abierta. Probablemente ella hubiera preferido alguien mas joven o apuesto, pero el destino había decidido que los dos se unieran. Muy bien. Entonces también se haría cargo de su felicidad.

Lady Catelyn sonrió al percibir las dudas del ya ex-castellano. En cuanto escuchó su elección se dio la vuelta y volvió a ocupar su lugar cediendo con esa ceremonia el turno de palabra a su esposo más en su lugar se hizo el silencio.

—Mi señor, Nathan Golditter. Acepto vuestra propuesta— terminó por confirmar finalmente Rhae. Con aquello todos los flecos quedaban resueltos, tan sólo quedaría el reto que tendrían por delante.

Lord Ralph y Lady Cathelyn aplaudieron aquellas palabras.

—Con esto creo que podemos dar por concluidas toda esta sucesión de incidentes—. Un sustantivo quizá no muy elegido apropiadamente, pero permaneció ajeno a ello y en su lugar optó por adelantarse. Entonces pronunció unas palabras que terminaron por sintetizar todo lo tratado en aquella reunión:

—En unos pocos días mi primo volverá con los Horpe presos. Viendo que aquí se cometió el delito y pronunciada la sentencia, serán colgados aquí. Desde entonces Lord Cleesten de la Casa Thalassos asumirá su deber de regente durante la minoría de edad del infante no nato que aguarda en el vientre de Gella Horpe.

Miró entonces al interfecto antes de seguir hablando.

—Las tierras de los Blackstorm han sido oficialmente confiscadas por lo que ningún Blackstorm puede declararse poseedor de las mismas y sus banderizos deberán buscar otras casas a las que servir —bajó entonces el tono de voz para cambiar el carácter de sus palabras-. Pronto hablaremos Lord Cleesten para resolver los últimos flecos del reparto, pero estoy seguro de que encontraremos un acuerdo que resulte beneficioso para ambas partes.

—Nathan Ostlitch pasa desde hoy a ser conocido como Nathan de la Casa Goldlitter, se le cederá un escaso terreno de un acre para acreditarlo como poseedor de tierras y con derechos de explotación sobre las mismas. 

—Finalmente, restauraremos a Lady Rhae como legitima señora de Pazo Pajar y pronto como Lady Goldlitter. Con esto, se levanta la sesión.

Finalmente terminó por suspirar como si se hubiese quedado sin aire. Su rostro en cambio estaba radiante, no sólo había esclarecido todos los acontecimientos, si no que había logrado alinearse con una Casa que aparentemente parecían capaces y en el camino había logrado acrecentar sus propiedades.

Descendió entonces las escalinatas para felicitar a sus interlocutores, al llegar a Lord Cleesten le dedicó unas últimas palabras:

—Estoy seguro de que Lord Alfric ya no ve con tan malos ojos el enlace de vuestros vástagos. Felicidades por partida doble Lord Cleesten. Felicidades por vuestro próximo enlace Lord Nathan y Lady Rhae. Myria alegra esa cara, todos habéis ganado aquí... ¿Quién nos lo iba a decir cuando os acusaban de asesinato de ese pobre diablo?

Y así fue como concluyeron los acontecimientos que sucedieron en Pazo Pajar, juro ante los siete que todo lo que he recogido en este manuscrito pasó tal y como lo he relatado. Únicamente me queda recoger por escrito lo que acaeció en los siguientes por tener relevancia y resultar en consecuencia directa de lo que aquí se ha expuesto:

Como ustedes se imaginarán, dos días fue el tiempo que tomó a ser Brus dar alcance a los dos hermanos. Lo que reveló al volver fue que el bastardo lo intentó, aún con sangre artera y traicionera resultó en alguien valiente a su manera. Su medio hermano y heredero legítimo actuó con cobardía y suplicó por su vida. Ni siquiera cuando la soga fue apretada en torno a su cuello dejó de suplicar. Más nuestro señor es sabio y justo, y como tal aplicó las leyes de los hombres terminando así con el parricida.

Sin embargo no todo fueron buenas noticias las que trajo ser Brus. El joven Rickard, heredero de la Casa Thalassos fue encontrado muerto en las mazmorras del castillo donde los hermanos se ocultaron. Según logramos entender entre los balbuceos de Ben Horpe, Rickard quiso por su cuenta resolver el asunto de la traición a su padre y marchó con dos de sus hombres a las tierras de los Horpe esperando encontrar algo. El joven era valiente pero impetuoso y le traicionó su inexperiencia. Fue la última vida que tanto Ben como el bastardo Marcus se cobraron.

El resto de los acontecimientos que acaecieron en la semana siguiente, así como la boda que tuvo lugar en Pazo Pajar... Dejaré que sean las propias palabras de sus protagonistas las que describan lo que sucedió:

Lord Cleesten estuvo atento a las palabras que en aquella reunión se sucedieron tras su intervención. El que Lord Ralph accediera a concederles una parte de las tierras de los Blackstorm, iba  a revitalizar la maltrecha economía de su casa, así como elevarlos un peldaño en la posición que ocupaban entre los nobles de la región. La regencia de la casa Horpe, no era menor recompensa, pues le daba la oportunidad de crear lazos fuertes con la joven señora y su casa.

No pudo por menos que sonreír y felicitar a su castellano. Nathan se merecía eso y mucho más. Lamentaba en su interior, la pérdida de alguien como él a su lado, pero sin duda se alegraba por su dicha y por su parte, la alianza de ambos sería lóngeva. No dudó en dedicar con cierta confidencia unas palabras a Rhae.

—Que vuestra dicha sea diaria a partir de ahora, señora de Pazo Pajar.— Dijo haciendo una reverencia para reconocerla como tal. —Pues han sido restaurados vuestros derechos y se hará justicia. Puedo también aseguraros, que seréis desposada por un gran hombre y amigo y que pronto os serán tan evidentes sus virtudes como lo son para mí en este mismo momento.—

Para Nathan no hubo palabras, sólo un apretón de manos seguido de un abrazo formal, no carente de afecto cohibido por el protocolo, pero que en la intimidad de una reunión futura, de seguro sería mucho más efusivo y acompañado de una charla entre amigos.

El comentario final de Lord Ralph, levantó una sonrisa en Cleesten, asintiendo a sus palabras.

—Aunque ahora milord, dada la nueva situación, tal vez las condiciones cambien. O haciéndome eco de vuestras palabras, "por mi parte, los Gower se pueden ir a tomar por culo".— Bromeó con su señor.

Todo aquel ambiente de dicha y buenos motivos, se vio rápidamente truncada tras las noticias que traían consigo la muerte de su heredero. Aquello fue un duro golpe que le obligó a tomar asiento unos instantes. En su mente no pudo evitar sentir culpa por ello. La inocente madurez que sus hijos habían querido mostrar, había acabado con su heredero muerto y con su segundo hijo postrado en un camastro recuperándose de sus heridas. Había augurado una bofetada de realizad para sus vástagos, pero no de semejante magnitud. La vida volvía a demostrarle que a pesar de los años y la experiencia y su ya inminente entrada a la vejez, no estaba exento de cometer errores. El suyo había sido ceder a las exigencias de unos hijos aún poco hechos, verdes cual limón recién salido de flor. Pero aún le quedaba un hijo y una hija con los que rectificar dicho error y a partir de ese momento seguirían las indicaciones de su padre y señor de la casa. Se acabaron las concesiones absurdas y los debates estériles. Acatarían sus decisiones, o dejarían de ser Thalassos...