Partida Rol por web

Si Rhae acepta no tengo nada más que decir, es su decisión, aunque parece que no tenía otra opción se podía haber encontrado la forma de tenerla. La miro realizando un gesto de conformidad.

Luego escucho a Lord Buckler y como va repartiendo las tierras después de todo lo acontecido en Pazo Pajar, se podía saber perfectamente quienes salimos victoriosos de todo esto, incluso mi familia gana bastante o eso creo, tampoco estoy muy segura de que todo esto sea bueno. Unas tierras que no me importaban y que ni siquiera quería, supongo que a mis hermanos les gustaría.

Me acerco a Nathan, pronto dejaría de ser nuestro castellano y supongo que como mis hermanos, algo como esto es lo que él desearía desde su infancia. -Felicidades, cuida bien de Rhae, tú mismo sabes mejor que nadie por lo que ha pasado.-

Tras un rato, Lord Buckler se acerca para animarme y me recuerda el asesinato del pobre muchacho que fuimos incapaces de resolver, aunque ya teníamos una ligera sospecha de quien había sido. Levanto los hombros con indiferencia. -Nunca pensé que creyera que hubiéramos sido nosotros.- Luego miro a mi padre, él debe de estar contento por todo esto. -Sí, supongo que debería alegrarme por la gente que me importa, mi padre, mis hermanos y Nathan. Ellos se lo merecen.- Digo mirando de soslayo a Nathan y a Rhae, sigue sin parecerme bien del todo, pero quizás estar con la persona que le ha salvado sea algo que le gustase.

Pero las noticias tristes acaban por llegar, Rickard había muerto, por hacer una estupidez y actuar de manera impetuosa, aun así fue algo que me ha roto el corazón. La perdida de mi hermano mayor es algo demasiado grave y aun sigo llorando su marcha.

En un futuro, Samuel tendría que encargarse de todo puesto que yo no deseo nada de lo que hemos conseguido en estos días en Pazo Pajar. Mi único sueño es conocer otros lugares, visitar el lejano norte y el gigantesco muro que dicen que se alza para defendernos de criaturas de fantasía, la cálida Dorne y sus gentes, las riquezas de las tierras del oeste o incluso la Ciudades Libres, desde Lys hasta Braavos. Hay demasiados sitios que aun me son desconocidos para querer quedarme en los dominios de los Thalassos, las tierras de mi padre, estoy segura que mi hermano será feliz en ellas y espero que no se le ocurra organizar ninguno de esos torneos, ya ha visto como acaban.

Todo eso aun es algo muy lejano, ahora debemos prepararnos para dos asuntos realmente importantes, el entierro de mi querido hermano Rickard y la boda de Nathan y Rhae. Eventos contrapuestos, uno lleno de tristeza por la pérdida de alguien tan joven y otro que esperemos que traiga felicidad y una larga y prospera vida a la pareja que ha surgido de lo poco que quedaba de Pazo Pajar.

¿Qué puede pensar o sentir un hombre cuando sus deseos se cumplen? Quizas una breve semblanza, seria a como cuando uno se sumerge en agua caliente tras un largo dia de trabajo, y siente como esa misma calidez se cuela en su interior, limpiándolo de las fatigas y pecados que halla cometido.  Esto se prolongaría mucho mas en el tiempo y mas hondo que un baño por supuesto; era lo que implicaba el cambio de hombre a señor. Y de soltero a esposo de una muchacha que había sufrido lo indecible, que no era menos. Nathan acepto las felicitaciones con reverencias marcadas y apretones sentidos, pero ato su lengua para no desbordarse. Ya habría tiempo para hablar.

Claro que los siguientes días no fueron los mejores; la caza y posterior ejecución de los Horpe, y la muerte de su alumno Rickard, quien al final acababa pagando caras sus imprudencias, eran golpes sensibles.  Lord Thalassos quedaba con una muchacha díscola y un jovencito emotivo como todos sus herederos. Pero quizás, las ganancias de estas jornadas, tanto materiales como en experiencias, sirvieran para enmendar en parte el pesar y reencaminar a la casa que había servido hacia su merecida gloria. Pero esta vez seria sin su ayuda; el tenia que abrir un nuevo sendero.

Ese camino empezó a abrirse poco después, cuando el reciente caballero tomo por esposa a lady Rhae de Pazo Pajar, ante los 7 en una boda privada. Las celebraciones fueron modestas, en honor al luto por los caídos y a los pesares de la región. Pero se invito a todos los señores y familias que permanecían en la región, tanto amigos como los Buckler y Thalassos, como las que no tanto tal cual los Gower. El nuevo señorío empezaría con buena disposición hacia quien lo quisiera, dejando en el pasado cualquier rencilla o malestar. Se comió y se bebió y esa noche cuando se juntaron bajo el lecho, el nuevo lord acurruco en sus brazos a la muchachita que habían dejado como su esposa. La conforto y se sincero con ella, confiándole sus deseos y sueños… y recién entonces, cuando ella entendió y se abrió en reciprocidad, la tomo como mujer. Algo por lo que sin duda no podía reclamar ser el primero, pero no le importaba; no si era el último…

Y lo que paso después es otra historia…