Partida Rol por web

El implacable sol toma posesión de la bóveda un día más, un jirón de una nube rasgada pasa como una centella desvaneciendose en un suspiro, las calles están desiertas, vuestras sandalias suenan en eco al caminar por las enormes baldosas que alfombran las calles enarenadas de Zalas, una gota de sudor cae de vuestra frente y se evapora con inquietante sonido al entrar en contacto con el suelo. La suerte de Zalas, es encontrarse al amparo de las montañas, el viento refresca las calles dejando unas temperaturas diurnas de 40º.

Caminais hasta el final de la calle, de las ventanas del orfanato de Zalas asoma un niño al que rapidamente una mano oculta en la sombra echando una persiana, pasais a la sombra de la pequeña arena, un lugar de combate en el que los más desesperados se baten a duelo por todo o nada, a un lado la biblioteca en la que tan solo hay un puñado de pergaminos pútridos amontonados en una esquina de la zona más oculta del bosque de estantes vacíos, y al final de todo, la taberna del Último Aliento.

La taberna del Último Aliento es el lugar idóneo para quien quiere vivir un día más, un edificio más en Zalas, de piedra y de dos plantas, ocupa toda una manzana, sus habitaciones no son seguras, aunque siempre ofrecen mayor cobijo que las docenas de casas abandonadas que hay en Zalas. En el Último Aliento, se puede comer y beber lo necesario para vivir un día por el módico precio de 10po. un precio abusivo.... el mundo es injusto

Entrais en la taberna, todas las mesas están ocupadas, en una de ellas, dos orcos observan boquiabiertos como un duérgar en su misma compañía bebe con satisfacción de su odre de agua. En la barra está Marl "Buena Vista" y Luna de la Tierra, el semiorco propietario del lugar y su mujer orca, dos ciudadanos considerados bajo el amparo del poder de la bruja. Recorreis la vista y podeis ver como cuatro humanos y un semigigante han juntado sus ahorros para comprar un odre de agua, y ahora se lo juegan a las cartas, matando así la sed y el aburrimiento.

El tablón de anuncios está plagado de propuestas, tirada por el suelo bajo él está Sabina "La Vagabunda", una joven semigiganta asidua de la taberna famosa por su hipotimia y depresiones crónicas, sin embargo, es una ciudadana con sus derechos sobre el agua, por lo que está condenada a aprovechar lo que le queda de vida.

Rhazt observa hasta el ultimo rincón de la posada, para que no se le escape ningun detalle, la diplomacia no es su punto fuerte, así que, directamente pasa de saludar a nadie, como siempre semblante serio, su cicatriz del ojo izquierdo denota antiguas batallas. Aunque hay algo que le llama la atención, el tablón de quehaceres, ese es su punto fuerte. Sin más se acerca, lo suficiente como para no estorbar a la semigigante, e intenta leer el tablón. Cualquier cosa con la que adentrarse en una aventura y como no, ganar dinero, este es su objetivo en vida.

Recorro la ciudad, lo que es un bálsamo para mí. La sombra de sus casas, la brisa entre sus calles son como llegar a casa. Al pisar las baldosas voy dejando polvo de arena de mi calzado. He llegado justo a tiempo, pues había acabado mi odre. Aunque todavía me quedan dos.

A estas horas no suele haber mucha gente, así que busco una sombra y doy de beber a mi querido Crik.

Compañero, ya hemos llegado.

Cruak, ya estamos, ya estamos. Quiero agua. Prometer a Crik. Cruak.

Jejeje, toma, lo prometido es deuda. Pero sólo un poco. Le doy de beber su pequeña ración en su cuenco. Ahora vamos a la taberna. No quiero que hables mientras estemos allí, de acuerdo?

Tú decir siempre mismo. Sigue bebiendo.

Al poco entro en la taberna y veo que hay mucha gente. Saludos. Maldita sea, no tengo dinero para dormir esta noche en cama. Tendré que buscar un grupo que esté igual de pobre y hacer guardias en cualquier casa abandonada. Observo alguien mirando los anuncios. Un posible aventurero, eso está bien. Pero será de fiar? A saber! Me acerco a leer los anuncios. Cuando me pongo a su lado, le hago un gesto típico como mover hacia arriba la barbilla y enarcar una ceja. Gastar saliva nada más llegar y sin motivo ya es un esfuerzo que suelo tomar con desconfianza, así que no lo reproduzco.

Leo todos los anuncios por si veo algo interesante.

He caminado un largo trecho para llegar hasta la taberna.  Vivo en esa ciudad y es difícil a veces transitarla, mi casa queda a las afueras de la misma. El trabajo a veces no alcanza,  y bueno, las voces de mis padres muertos a veces se oyen en mi cabeza una y otra vez, vivieron lo suficiente para dejarme viva y abandonarme, si no fuera porque, bueno de repente comencé a ver que tenia habilidades  poco comunes para los míos, y sin embargo debo trabajar en algo..

Solo sé que soy rara.

Esta ciudad es mejor que muchas que he visto y sin embargo la ruina se cierne en muchas partes. Camino curiosa frente a las casa mirando los rostros. Muchos me conocen, otros, son solo seres que se esconden en la oscuridad.

No se puede confiar en nadie

Mi altura de 1.70 acuerpada, no se logra diferenciar dado que mi cabeza está cubierta por una  capa desgastada pero suficiente...

Abro la puerta del lugar. El trinar de la madera se escucha, y ya ahí miro alrededor. Por fin me quito mi capa  y dejo ver mi rostro verdeseo, mis ojos amarillos y mis pequeños colmillos inferiores sobresalir, Mi pelo es violeta y es recogido por una alhaja que hice yo misma como herrera, nada del otro mundo.

Mi cuerpo es grueso, nada delicado, y sin embargo tengo un collar con algunos símbolos que pocos conocerían. Nada valioso, es solo chatarra deformada.

Me siento cerca a la barra y saludo a la orca dueña del lugar, la cual conoció a mis padres.

Saludes señora Luna, señor Marl.

Atravesé lentamente la ciudad, observando con detenimiento cada una de las sombras y de los rincones de las calles, tratando de memorizarlos por si acaso. Si lo que aquel viajero le había dicho era cierto, en cualquier esquina te pueden tender una emboscada. O puedes tender tu una a algún incauto pensaba al pasar por un par de puntos que de noche debían de estar casi en la más absoluta oscuridad, donde mis ropas oscuras servirían de perfecto camuflaje.

Pese a ser mi primera vez en la ciudad, mis pasos tenían un destino claro: la taberna “El Último Aliento”. Al parecer era la única taberna decente en toda la ciudad. ¿Cómo la había llamado aquel chalado? ¡A si! La ciudad de la bruja. Creo que el exceso de sol le había sentado mal al pobre sonreí sarcásticamente al recordar aquel encuentro y las alocadas historias del viajero.

Finalmente llegue a la taberna. Entre sin vacilar, con la espada larga tintineando en su vaina en mi costado izquierdo y la espada corta en el derecho. Eche un rápido vistazo al interior, observando a todos los que se hallaban en el interior de la taberna. Luego me apalanco en una esquina, esperando mientras me acaricio la negra barba de pocos días. Si algo había aprendido con el paso del tiempo era que en las tabernas había que ser paciente, siempre se presentaba la oportunidad de “conseguir” algo bueno.

Hacía mucho tiempo que habían desaparecido. La luz del día murió con lo poco que Sutu tenía para seguir viviendo el día a día en aquel erial que era el mundo en el que les había tocado vivir. Sólamente un día de caza más, como cualquier otro, lo había separado de su familia. Su mujer y sus tres hijos no estaban cuando volvió aquel anochecer y entre los restos de un hogar destrozado y manchas de sangre, lloró su pérdida. Pero lejos de dejarse llevar por la desesperanza, aquello le dio unas increíbles fuerzas para querer seguir viviendo un día más, con la esperanza de reencontrarse con los suyos.

Sí, hacía mucho tiempo de aquello, y movido por la búsqueda abandonó las tierras periféricas de la gran ciudad para volver al pozo de decadencia que era la civilización de la ciudad de Zalas, en busca de los esclavistas que, estaba convencido de ello, se habían llevado a su familia.

Pero la ciudad no es un buen lugar para alguien que renegó de la misma cuando pudo conocerla, y Sutu llevaba muchas semanas perdido entre mercadillos, tabernas de mala muerte y gente "civilizada" que veía en él alguien fácil de engañar, opinión que se les borraba de la cabeza en el momento en el que los nudillos del enorme Sutu, les rompía la nariz.

En muy poco tiempo, Sutu se ganó el apodo de El Desolado. Por la amarga desesperanza que lo embargaba ante la ausencia de sus seres queridos y la cada vez más lejana posibilidad de volverlos a ver.

El día anterior, había sido otro frustrante viaje a la corrupta alma de la ciudad en busca de pistas que le indicaran el paradero de su familia y Sutu, desolado una vez más, caminaba por las calles de la ciudad sin un rumbo fijo, buscando algún lugar en el que seguir en pos de su familia, mientras en la lejanía, la imponente estructura del circo de gladiadores se imponía como una amenaza que le recordaba el lugar en el que más temía que pudieran estar los suyos.

De esta forma, se encontró de bruces con la el Último Aliento tras la siguiente esquina.

Otro agujero de decadencia más, como todos los otros. Pensó el enorme bárbaro al verlo. Pero puesto que no lo conocía, se acercó y entró en el lugar con curiosidad. Tal vez allí pudiera encontrar lo que aún no había encontrado.

Los parroquianos vieron entrar al musculoso hombre, de piel broncínea a causa del sol, y cabeza rapada que se aventuró en el local. Su sudoroso cuerpo, brilló en la luz que se coló a través de la puerta en aquellas partes que no cubría el cuero tachonado, y la enorme y poderosa hacha que llevaba, contrastaba con su delicado arco corto.

El enorme humano, lanzó una mirada despectiva al lugar y sin decir nada, se acercó al primer taburete que vio libre, apartado del resto de la gente, descolgó el hacha para mayor comodidad, y apoyando las hojas en el suelo, acomodó una de las manos en el pomo.

Sutu, observó a los parroquianos y los estudió con detenimiento sin esforzarse en aparentar lo contrario. Cualquiera que pareciera tener información que le fuera de utilidad, pronto sería su próximo objetivo.

Una bella mujer envuelta en sedas se ha levantado desde un lugar cercano a la puerta para comenzar a rondar entre susurros melosos al oido del vigoroso y bronceado hombre que ha entrado en último lugar por la puerta. Captando su atención comienzan una conversación en crípticos susurros, a juzgar por la expresión de la mujer, de tono tan cálido como la mañana de hoy.

El tipo que le precedía observa el lugar y se mantiene cauteloso y a la espera, desapareciendo entre los parroquianos sentándose en una mesa compartida por otros dos humanos que apoyándose sobre sus propias manos esperan que la sombra de la muerte llegue a ellos sin más cháchara que ofrecer.

La mujer orca ha entrado, mirando de reojo a los dos harapientos aventureros que observan el tablero de trabajo y saludando al tabernero que girándose en la barra desplaza su brazo por ésta para saludarla con un familiar apretón.

Buenos días Matrirna, ¿Ya has encontrado trabajo? A mí se me agotan las reservas de agua, no sé si mañana tendré algo para vender, apenas me queda medio barril

Han puesto un anuncio de escolta de una caravana hasta el Castillo de Raivah, pero yo no arriesgaría el culo a entrar allí

El tabernero no disimula su tono de voz, y su conversación es audible para todos, más a nadie parece importarle lo más mínimo, un tipo, en una silla tiene la cabeza echada para atrás, con la boca totalmente abierta y los labios encostrados y sangrantes, posiblemente haya venido esta mañana para morir, y su corazón ya no lata.

Rhaztamel y Habib se encuentran ambos cara a cara leyendo el tablón de anuncios en el que algunas hojas desgarradas adornan el marco mientras que sobrepuestos se encuentran los infolios mal garabateados

 Vanor compra bestias de todo tipo, mucho oro fácilmente

Por Orden de la Reina Bruja se Busca a Seru, Vivo o Muerto, Recompensa 5000 po

                              Se buscan cinco Mercenarios para escolta hasta  el castillo de Raivah, preguntar por Eremy  

Sus pañuelos resbalan por tus hombros captando toda tu atención a sus verdes e hipnóticos ojos, hechas un vistazo a tu alrededor pero no parece que nadie repare en la escena, ni parece que haya nadie dispuesto a aprovechar esta situación, tus manos pasean por tus pertenencias precavido mientras la mujer sube su barbilla por su hombro y habla entre murmullos

Eres tú, el Desolado.... ¿verdad?

Asientes casi inconscientemente, pero pronto das un golpe de hombro quitándotela de encima, y sin embargo te das la vuelta para no quitarle los ojos de encima, sus brazos se abren invitándote a escucharla, su mirada observa tu cuerpo, no es de extrañar que en su interior la lascivia se relama pues la fuerza es el atributo más buscado en un hombre y no hace falta tener muy buena vista para darse cuenta que eres uno de los hombres más fuertes de todo Has'sara.

Me llamo Haki, tal vez tú y yo tengamos cosas que hablar, tal vez tú y yo tengamos algo que compartir

De nuevo su mano roza tu antebrazo buscando un gesto que denote cierto interés por la muchacha que tan sumisamente se ha rendido ante una imponente presencia

Tal vez tú y yo...

Raivah, nadie que entra, sale para contarlo. Si es hasta allí prefiero no entrar, aunque luego siempre lo intento, jejeje. Espero que la paga valga la pena. Preguntar por Eremy. Umm. Y ese tal Seru, quién será. Si lo busca la bruja, no debe ser cualquiera. Seru, umm.

Miro al rostro del aventurero que tengo al lado. Hola, sabes quién puede ser Eremy? Voy a enterarme, necesito trabajo. Espero respuesta del hombre y miro al tabernero. Quizá él lo sepa.

Perdonad, tabernero, conocéis a Eremy? Es por el enuncio. Por cierto, quién es Seru? Qué ha hecho para que ofrezcan tanto oro? Gracias.

Mientras, miro alrededor pues hay mucha gente y no sé quién puede llamarme la atención. Parece que hay mucho harapiento como yo. Quizá no sea difícil buscar un grupo para montar guardias. En eso que me percato del que puede estar muerto. Algunos no quieren morir solos en este mundo desolado.

También me fijo en la semiorca. Me llama la atención, pues no me parece normal. Le echo un vistazo de vez en cuando, mi curiosidad gana a mi prudencia.

Un individuo se acerca hasta donde me encuentro, - parece que este tambien viene en busca de trabajo - piensa este. Tras un leve saludo de éste respondo de la misma forma, luego este rompe el silencio y me hace una pregunta - La verdad es que no, como puedo comprobar al igual que tu, vengo en busca de trabajo, quizas seria conveniente que preguntaramos al tabernero - Cuando este se lanza a realizar la pregunta y espero pacientemente las respuestas del tabernero.

Varios personajes mas han entrado y uno de ellos - es curioso porta un gran hacha, parece ser un tipo duro, o por lo menos es lo que quiere aparentar - cuando una leve sonrisa se dibuja en el rostro de Rhazt.

Su ballesta corta, junto a su juego de virotes y su espada corta en su cinto cantinean con suaves sonidos al andar camino de la barra de la taberna. Una daga pegada al muslo derecho deja relucir su brillo cuando las luces del local enfocan la hoja de esta. Tras la capa con capucha, la armadura de cuero ajustada define la esbelta figura del picaro.

Leo el papel

 Vanor compra bestias de todo tipo, mucho oro fácilmente

Por Orden de la Reina Bruja se Busca a Seru, Vivo o Muerto, Recompensa 5000 po

No señor, aún nada de empleo. Suspiro. ¿Escoltas has dicho? a ese lugar del que nadie sale, me quedo pensativa ¿valdra la pena arriesgarse? Y miro al rededor hablando con el tabernero bajo. ¿Sabe acaso porque están buscando a Seru?

Creo que me va tocar comenzar a  cazar.

-¿Qué es lo que quieres mujer? Preguntó con brusquedad el bárbaro tras asentir a la pregunta sobre su nombre y escuchar lo que la bella hembra le decía casi en susurros.

Todos sus movimientos y palabras le inspiraban desconfianza, y el recuerdo de su amada esposa seguía latiendo en su memoria, pero la belleza de la chica no dejaba a nadie indiferente y Sutu sintió cómo sus bárbaros instintos despertaban. Sin embargo, llevaba el suficiente tiempo en la ciudad como para saber que no debía, ni podía fiarse de nadie, por lo que mantuvo la frialdad pese al calor que su corazón moribundo anhelaba.

-Ando buscando información. ¿Qué pides tú a cambio?.

Lance un suspiro de resignación tras comprobar que no hay ningún blanco fácil al que poder birlarle fácilmente unas moneditas. Estaba claro que los que estaban jugando a las cartas solo tenían eso, las cartas. El caso de los orcos y el duergar tenía pinta de que podía acabar en bronca, y no quería meterme en medio, más sin estar cien por cien seguro de que iba a sacar provecho. El resto de parroquianos no tenía pinta de tener mucho más. Alguno ya por no tener apenas tenían vida. Lo malo era que seguro que a esos ya les habían quitado todo.

Luego estaba el calvorota musculoso que había entrado justo después mío, del cual pase rápidamente al ver que sus brazos eran casi tan gordos como mi cabeza; el par que se encontraba mirando los carteles, que tenían pinta de estar buscando alguna manera de ganarse el pan como yo y la semiorca que estaba en la barra hablando con los posaderos. A estos los descarte los primeros, si solo una de las palabras de aquel viajero eran ciertas no me convenía meterme con la gente conocida de la ciudad. Y ya que parecía conocer a ambos, descarte también a la semiorca por si las moscas. Vamos, que ni un solo blanco fácil al que “pedirle prestado” algo de dinero en las cercanías. Me veo deambulando por la calle otra noche más hasta encontrar a algún “amable” ciudadano que me “preste” el dinero.

Pero justo cuando peor se ponía la cosa, el tabernero comento que alguien estaba buscando escolta. No era una mala opción. Ya había hecho de escolta antes, y era un una buena manera de conseguir un dinerito. Y algún que otro extra que solían perder los desafortunados de mis compañeros.

Me acerco con interés a donde se encuentra el tabernero. Al parecer a aquellos dos que estaban en los carteles también les interesaba él trabajo y se habían acercado también a preguntar.  ¿Y cuál es ese lugar del que nadie sale? ¿Qué tiene de especial?

La mujer sonrie, una sonrisa que rebosa interés, no malvado, sino de necesidad. Sus manos aprietan los músculos de tus brazos y su lengua se pasea por sus labios insinuante y cambia el tono de su voz a un tono meloso, bobalicón e infantil sensualmente sobreinterpretado

Lo que yo busco es a alguien que sea capaz de darme la seguridad que aquí hace falta, sin ir más lejos hoy no sé si podré beber algo, dices que buscas información.... yo tengo.... ¿Qué quieres saber?

Algunos parroquianos ya desvían sus miradas excitados por el número erótico que la mujer ejecuta a tu alrededor, deseosos de ser ellos el objetivo de Haki, celosos de tu posición pero evidentemente cautelosos en su mirar.

La mujer pasa la mano por tu espalda haciendo sonar el roce de sus dedos con la hoja del hacha, ella va completamente desarmada, no lleva bolsas ni mochilas, tan solo el exuberante vestido de sedas

El gigante musculoso parece haber caído presa de un embrujo arrastrado por el pañuelo de la mujer hacia un rincón más discreto y solitario en el que nadie les moleste. Pero vuestra atención se centra ahora en Marl, a quien habeis bombardeado un montón de preguntas que parecen haber colapsado su cerebro unos segundos mientras la orca Luna se gira alarmada al ver a tanta gente acercarse a la vez a la barra del mostrador.

Cautelosa, la orca coge disimuladamente una vistosa gran hacha, manteniendose a la espera en tanto que Marl rie para ganar tiempo y pensar una respuesta a tantos interrogantes.

Haahahahahaha, cuantas caras nuevas paseando por aquí, conozco a Eremy, es un vasallo de Vadrian

Vadrian es tal vez el ciudadano más rico de Zalas, tiene una gran finca junto a la torre de la bruja en la plaza de la cual oferta sus productos, es un buhonero, tasador y intercambiador, es él quien hace los tratos con las tribus de ogros por el agua que consiguen de su manantial particular en el noroeste, cuentan que en sus arcas posee más oro que la propia bruja.

Seru era hasta hace un mes un ciudadano de Zalas, le llamaban "El Caminante Nocturno" muy vivaracho y contento, hace un mes llegó a la taberna cantando a los cuatro vientos que había matado a la Reina Bruja de Zalas, pero pronto esos rumores fueron desmentidos cuando los golems de la bruja se lanzaron a las calles tras él.

Desde su huida no se le ha vuelto a ver por aquí

Hace una pausa para poder cambiar de tema mientras pasa la lengua por sus secos y rasposos labios

Si es por el trabajo, Eremy está esta mañana en el primer piso, atendiendo a un cliente, primera habitación junto a la escalera

Está esperando que termine de prepararle un par de cosillas para marcharse de nuevo a la finca, así que apresuraos a pillarle si quereis informaros del trabajillo, Vadrian es un hombre legal, mostradle lealtad y respeto y él os recompensará por ello

El castillo de Raivah no tiene nada de especial, solamente está dirigido por un tirano cuya rabia recae sobre el primer viajero que se atreve a poner un pie en el castillo, no hay poder, cargo, ni influencia que proteja contra ese loco, y si algo es seguro, es que no conozco a nadie que haya entrado y salido

Me hace gracia que tanta gente nos hallamos reunido por el mismo motivo en el mismo momento. Tanta casualidad o es una buena señal o es muy mala, jejeje.

Escucho al posadero y me sorprende que su esposa se acerque cautelosa con hacha en mano. Tranquila señora, estamos conversando con su querido marido, al cual agradecemos su orientación. Posadero, tiene una mujer de armas tomar, lo digo literalmente, jejeje. Se nota que le quiere mucho. Sonrío.

Escucho lo dicho por Marl y le contesto.

Gracias, es un placer encontrarme con gente amable cuando regreso del desierto. Pero como no creo que sea así en Raivah, sólo escoltaré hasta la puerta.

Señora, tiene un buen marido, hace bien en cuidarle. Le cuco el ojo al posadero. Gracias, señores, han sido muy amables, me llamo Habib, para servirles. Mi tono es bromista, pero simpático.

Dirigiéndome ahora a los demás: Bien, ya saben mi nombre, encantado, quieren acompañarme a hablar con el tal Eremy? Se nota que exagero mis buenas maneras. Es como si encontrara divertida la situación. Jejeje, no les parece curioso preguntar varias personas a la vez por lo mismo?

Así que lo que dijo aquel loco sobre que no convenía enfadar a la bruja era cierto. Sera mejor que vaya tomando nota de eso. Lanzo una mirada de reojo al hablador viajero. Al parecer él también se había interesado por el trabajo de escolta. Vaya, el tipo este no parece tener nada interesante aparte de su propia vida. Pero depende de en que situaciones eso puede ser de lo más útil.

Este mundo en el que vivimos está lleno de casualidades. Yo te acompañare, a mí también me interesa el trabajo de escolta. ¡Ah!, y mi nombre es Willem, encantado le respondo con tono amable y una amplia sonrisa.

Saludos Willem. Contesto al aventurero. Alguien más se apunta? No creo que esta persona le apetezca repetir lo mismo varias veces. Venga, si se os nota, respiro en el aire la curiosidad. Siempre podéis decir que no.

Trato de ser persuasivo, ya que cuanto mayor sea el grupo, más segura será la noche y el viaje, siempre que aceptemos, claro está.

Aunque, si estáis asustados, mejor subimos Willem y yo. Al fin y al cabo no debe ser un trabajo fácil.

Espero la respuesta, incluso que alguien se ofenda un poco. Son cosas que pasan! Si algo he aprendido en los caminos es que el que más se ofende, es el menos indicado. Me gusta ver de qué está hecha la gente antes de depositar mi confianza. Y si trabajo con alguno, no quiero demasiadas sorpresas desagradables.