Partida Rol por web

Si realmente no fuera… así aquel orco no… se tomaría tantas molestias… en recuperarlo digo mientras me agacho para comprobar algo que había visto en el suelo. Después de un rato observando detenidamente, mis temores se convierten en realidad. No se si por… el techo, por la… puerta o cavando una… salida, pero será mejor… que nos demos prisa. La sala esta… llena de pisadas… demasiadas para solo dos… hombres lagarto. Y no… me gustaría estar aquí cuando… vean lo que les hemos… hecho a sus amigos. Cojamos… ese maldito cacharro y salgamos… de aquí.

Sí, hay que irse lo antes posible.

Lleno mis odres (uno vacío y otro casi vacío), cargo todas las monedas de plata que puedo y pemprendo la subida.

Sutu, tomas el artefacto?

Empiezo a subir si no me dicen que les ayude con alguna cosa.

El saco entero de monedas pesa 5lb. (un poco más pero no va de ahí) alguien se lo tendrá que anotar para contar y repartir cuando tengais más tiempo

Sutu miró las pisadas del suelo mientras se colocaba la armadura, pero no dijo nada.

Cuando terminó de ajustarse aquella prenda de batalla que sustituiría a su perdida armadura de cuero tachonado, recogió la cimitarra que se encontraba junto a él en el suelo y la sopesó en su mano, como ya lo hiciera antes con la armadura, estudiando su manufactura.

La hizo girar letálmente en su mano para comprobar su equilibrio y sonrió ante lo que acababa de comprobar.

-Bien. Movámonos. Dijo escuétamente mirando a Willem. De acuerdo, yo llevaré esa cosa extraña, pero espero recibir una buena parte del botín, que saquemos de aquí. Le respondió a Habib, y acto seguido, corrió a coger el guantelete, para subir las escaleras tras el hechicero, despues de asegurarse de llenar también sus odres.

El picaro cogio la cimitarar, todas la monedas y virotes si hubiere que podia llevar y subió por la escalera hasta la salida de la cueva con rapidez. - Rapido!!! - dijo este mientras subia.

Al igual que el mago llene mis odres de agua en lugar de ponerme a rebuscar entre los escombros. En la situación actual el agua valía más que la más grande de las gemas. Además de que me encontraba demasiado cansado como para preocuparme de cualquier otra cosa que no fuese salir de aquella condenada cueva.

Una vez los odres vuelven a estar rellenos del preciado líquido, subo por las escaleras detrás del resto, sin mirar atrás, temeroso de que si lo hiciera algo apareciese de la nada y me arrastrara al interior a una muerte segura. Visto lo sucedido, había conseguido escapar con el más preciado de los tesoros, mi vida.

Las escaleras suben hasta un desfiladero situado sobre la montaña en la que encontrasteis la entrada de la cueva, arriba entre la roca viva, Willem puede ver arañazos en la mismísima piedra, y gotas resecas por el suelo entorno a la entrada a la sombra.... por un lado, podeis intuir la dirección en la que dejárais al semigigante Odros, quien debía llevaros de vuelta al castillo de Raivah.

Sea como sea, a esta madriguera deben estar por acudir ciento y la madre, será mejor salir de ahí antes de que esas lagartijas hayan dejado de holgazanear en el solarium que hayan encontrado en esta olla de calor que es el desierto de Has'sara

Con la punta de lanza sierro la escalera de mano, la enrollo y se la doy a Sutu.

Compañero, puedes con algo más? Jejeje. Si no, no importa, pero no tenemos cuerdas y de aquí podemos sacar dos.

Otra cosa, compañeros. Vamos a darle este artefacto sin saber qué es? Quizá podamos enterrarlo antes de que nos vea Odros y decir que no lo vimos, que se lo han llevado. O quizá huir por otra dirección y hacer creer que no salimos vivos de ahí. Eso sí, deberíamos irnos de la zona lo más lejos posible. Será peligroso y un poderoso hechicero como él, nos encontraría.

...O puede alguien ponérselo en una mano y ver qué pasa. Aunque eso puede ser tan peligroso para el que se lo ponga como para los demás.

Bien, qué queréis? Pero vámonos de aquí mientras lo decidimos.

Sutu frunció el ceño ante la petición de Habib.

-La llevaré, pero no te confundas mago. No soy la bestia de carga de esta compañía... Y diciendo aquello agarro lo que este le daba, y se tomó el tiempo necesario para guardarlo entre el resto de su equipo mientras Habib continuaba hablando.

Cuando terminó se incorporó y dijo.

-Estoy de acuerdo. Nunca me he fiado de ningún Rey Hechicero, y seguro que no trama nada bueno. Pero este es el camino que parece que necesito recorrer para recuperar a mi familia, y pienso recorrerlo. El modo es otro cantar. Ahora movámonos antes de que esto se convierta en un hervidero de lagartijas.

Sutu comenzó a caminar alejándose el lugar que habían empleado para salir de la gruta.

-Siendo el hechicero que es, no tardará en encontrarnos si intentamos jugársela y no quiero vivir el resto de mis días vigilando por encima del hombro. Por otro lado, yo soy un hombre de palabra, y espero que ese anciano orco cumpla la suya, voto por entregarle lo que nos pidió y exigirle su parte del trato. Lo que no se, es si sería prudente fiarnos y llevarle el guantelete antes de que nos haya dado lo que queremos.

Willem señala silencioso el horizonte, Crik grazna Gigante, gigante

Odros el gigante avanza con un enorme espadón desde el lugar en que os dejó, cruzando la pequeña explanada de arena que os separaba de la cueva hacia la entrada de la misma en pos de vuestros pasos, han pasado horas desde que entrárais, es ya media tarde y no habeis comido nada, ahora Habib plantea diversas opciones a hacer el trabajo acordado, pues lo que teneis entre manos.... segun dice haber visto Habib, no es precisamente un caprichoso juguete

Rhaz, se acaricia la barba a modo pensativo y despues de escuchar a sus compañeros los mira - No le daremos el guantelete al hechicero y tampoco vamos a enfrentarnos al gigante, en nuestro estado solo seriamos piñatas para él, asi que nos vamos por el camino contrario al de él, no podemos perder mas tiempo charlando - hace una breve pausa - Huyamos - termina diciendo este mientras se pone en marcha.

Sí, huyamos y luego escondemos el guantelete en un lugar de referencia. Dijo el mago entusiasmado ante la posibilidad de tener tiempo para averiguar qué es esta cosa.

¿Escondereis el guante en algun lugar de éste páramo que podáis recordar y luego iréis al castillo de Raivah?

¿Huireis directamente a Zalas? Señaladme donde iréis una vez escondais el guante y si lo escondeis

-Un momento. Dijo Sutu con el semblante muy serio. Si ese Señor Hechicero es tan poderoso como todos los demás, con su brujería sería muy capaz no solo de encontrarnos, si no también de conseguir leernos la mente o algo peor. No me gustan los brujos, pero tampoco voy a arriesgarme a perder lo único que tengo para recuperar a mi familia, además, soy un hombre de palabra, de modo que espero que si escondemos este objeto, sea para asegurarnos una forma en el que el hechicero cumpla con su parte del trato, de lo contrario no apoyo la idea.

A Sutu no le hacía mucha gracia contrariar al que los había contratado, no sólo por que su vida pudiera peligrar en ello, si no por que podía hacer que todo aquello por lo que había pasado no sirviera para nada.

El picaro se para en seco y mira a Sutu - Grandullón sinceramente crees las palabras de ese brujo? Te diría mas, el gigante que nos ha guiado hasta aquí creo que tenia dos misiones, una guiarnos y otra quitarnos el guantelete y matarnos - dijo apuntando con el dedo en la direccion del gigante, - Para así no tener que llenarse las manos el brujo, ésta, de seguro es la forma de actuar de ese tipo - seguidamente se acerca hasta Sutu estira el brazo y le pone la mano en el hombro - Creo que eres bueno en tu trabajo y seria un desperdicio que murieras despues de haber arriesgado la vida por este objeto - despues le quita la mano del hombro y le da la espalda dandole entender así que no volveria a la ciudad del brujo, algo le olía mal - de todas formas no puedo obligarte a que no lo hagas, tienes que decidir tu amigo mio, pero siempre hay otra opción, no podemos entregar esto sin saber que poder aguarda en su interior, primero deberías saber que es lo que tenemos - termino diciendo girando la cabeza con la capucha de la capa puesta para mirarlo con el rabillo del ojo.

-No tengo motivos para pensar lo contrario. Respondió Sutu. No me fío de ningún brujo, pero yo tengo intención de terminar el trabajo por el que se me ha contratado, de una forma u otra, y desde luego que también tengo la intención de cobrarlo. Poco me importa a mí lo que ese orco quiera o deje de querer de esta cosa. Meneo el guantelete. Si considerais acertado ocultarlo para asegurarnos de recibir lo que nos corresponde, adelante, pero si no me priváis de cumplir mi palabra y de conseguir lo que quiero de ese brujo.

El bárbaro quería dejar claro que para él sólo había una cosa importante, y no era aquel objeto, si no lo que deseaba conseguir recuperándolo para el señor de Raivah.

- Y bien, Habib, Willem que decidis vosotros? - pregunta el ladrón al resto de sus compañeros.

Tienes razón Sutu, si hablamos con el hechicero, descubrirá cualquier mentira. Si no se lo damos, entonces, habrá que huir a Zalas y de ahí ya veríamos. Si se lo damos, es sencillo. Pero espero que no lo use para el mal o nos mate nada más entrar por la puerta. Una vez vallamos, estaremos a su merced. Y, de acuerdo con lo que dice Rahz, no nos podemos fiar de un rey-hechicero... Ummm, es una difícil decisión, pero creo que si huimos con el artefacto o lo escondemos, tendremos tantas posibilidades de morir a manos del hechicero como si se lo damos, puede que unas pocas menos.

Pero si lo usamos es otra cosa. Sutu, dámelo, voy a probarlo. Sé que ninguno os atrevéis, así que lo haré yo. Si muero, llevádselo a él, qué más dará. Si no muero, al menos sabremos qué hace y podremos tomar una decisión en firme.

Es un guantelete de tamaño enorme, sin embargo al meter la mano, un interior mecanizado se ajusta al brazo de Habib, alcanza hasta el codo y un poco más haciendo muy dificil el movimiento con él, en su interior hay unas teclas en cada dedo, pero al tocarlas no ocurre absolutamente nada, ninguna sensación ni efecto. El peso exagerado lo hace muy dificil de llevar y totalmente imposible de manejar con fluidez.

Llevarlo empuñado significa no poder llevar nada más en esa mano, no poder ejecutar componentes somáticos con la mano ocupada, ni poder manipular o manejar algo en la otra mano debido al desequilibrio, y aparte de un Habib claramente ladeado por el peso no ocurre nada más al empuñar el extraño y gigantesco guantelete.