Partida Rol por web

La tarde es diez veces más calurosa que el trayecto de la mañana y Willem llega al castillo a rastras de Rhaz, Sutu apenas puede dar un solo paso más y Habib ha terminado cargando con todo el equipo, prácticamente os desmayais a las puertas del castillo y es  el enorme ogro cubierto de cicatrices quien recoge vuestros cuerpos y los lleva a la sombra del patio interior.

El carromato de Vadrian sigue atado al ciempiés, y sobre él, en una viga de madera de las escaleras del patio interior cuelga Eremy, su piel no es visible, totalmente teñido de sangre cuelga de ambas manos desde la barandilla del primer piso, bajo él, un charco de sangre aún húmeda que el ciempiés lame con siniestra avidez.

El descanso dura muy poco, otros tres orcos se unen como escoltas al enorme ogro que se queda en la puerta mientras los pieles verdes os suben por las escaleras, pasando por el pasillo donde cuelga Eremy hacia el patio interior y entrando de nuevo en la sala de Milaszor.

Esta vez los tres orcos entran tras vosotros, formando una linea tras vosotros, se les ve tensos y juguetean nerviosos con las hachas apoyadas en el suelo.

Frente a vosotros se encuentra el rey brujo orco Milaszor, y junto a él, sigue el escuálido y viejo humano que le acompaña

Milaszor sonríe cuando ve el guante en vuestro poder y llamando por señas a uno de sus orcos que pasa junto a vosotros haciendoos llevar precavidos las manos a las empuñaduras. Va junto a Milaszor y arrastra un cofre hasta delante vuestro que abre algo temeroso revelando una enorme cantidad de oro

Dos mil piezas de oro por el guante tal como acordamos

Si preferís llevároslo en el cofre con vuestro carro, sino os puedo dar unos sacos

El orco avanza hacia vosotros a fin de recoger el guante prometido.

Se os ve agotados y heridos, si así lo deseais puedo haceros un rincón en mi casa para que descanseis esta noche, pero tendréis que salir con el ocaso de mañana, no me gusta tener invitados

Hace un gesto interrogante y añade con una extrañada mueca

Uhm.... ¿Donde está Odros? ¿Donde está mi siervo de mayor confianza? ¿Qué ha pasado con él?

El hombre enjuto alza la vista escrutando vuestros rostros y esperando vuestras respuestas, parece mucho más atento y parece importarle mucho más lo que vayais a añadir que lo que le pueda importar al rey brujo

Nos hacen entrar al casillo, junto con nuestra carga. Ya no podemos más con nuestra alma. Resulta inquietante que Eremy esté colgado y ensangrentado en lo alto de una viga. ¿Ese será nuestro final?

En presencia del Rey Brujo nos premia con el oro convenido y nos pregunta por su secuaz, el semigigante.

Señor Milaszor, gracias por este oro y por ofrecernos su hospitalidad para descansar. Odros, creemos que debe estar muerto. La última vez que lo vimos, enarbolaba su mandoble en la entrada de la cueva. Nosotros logramos salir por otra salida. Sabíamos que debíamos salir de ahí lo antes posible, ya que estaban a punto de aparecer muchísimos guerreros hombres-serpiente. Si nos hubiéramos quedado, hubiéramos perecido casi con toda seguridad y el guantelete se hubiera perdido para siempre. Quizá Odros se sacrificó por la misión, permitiéndonos la huida, o no nos vió salir por la otra salida y fue en busca del guantelete por creer que habíamos fracasado. No lo sabremos ya. Lo que estoy seguro es que era un sirviente leal.

Hago una pausa larga para ver si el hechicero acepta o no nuestra respuesta y el enclenque adivino que verifica si mentimos o no, le confirma que he dicho la verdad.

Tras el penoso largo camino de vuelta, la fuerzas empiezan a fallarnos cada vez mas, - Venga Willem un esfuerzo mas - dice Rhaz al explorador, hasta que por fin llegamos a la entrada del castillo, - Pobre destino - piensa mientras ve a Eremy, despues el gigante y unos inmundos orcos nos acompañan hata la presencia del rey brujo. El rey brujo nos da nuestra recompensa tras entregarle el guante y nos pregunta por Odros , cuando iba a hablar Habib se adelanta y espero a ver el comportamiento del brujo tras las palbaras de clerigo.

Pese a su fortaleza y envidiable físico, a Sutu le costó tanto como a los demás llegar a las puertas del castillo de Raivah y aunque le dolió hacerlo, agradeció la ayuda prestada por los sirvientes del brujo cuando estos ayudaron al grupo a entrar, pues se encontraban todos en las últimas.

Al igual que sus compañeros, lanzó una mirada al pobre Eremy, que colgado desde una viga, servía como tentenpie al ciempíes que los había traido hasta aquel rincón del mundo.

Triste final para un hombre... Pensó a pesar de no sentir ni un ápice de lástima por él.

Pronto se encontraron frente al brujo, que parecía muy dispuesto a cumplir con su parte del trato viendo lo que en ese momento ponía al alcance de la mano de los aventureros, pero por desgracia para Sutu, aquella no era la recompensa que esperaba recibir. Meditó sus palabras y cuando fue a hablar, Habib se le adelantó respondiendo a su pregunta acerca del siervo que los acompañó a la que fue la tumba de Matrirna.

-Es tal y como dice mi compañero. Si ha sobrevivido, de seguro volverá aquí, supongo que conoce mucho mejor que nosotros estos parajes.

El hombre estirado hace una mueca de repulsión a las palabras de Habib y susurra algo al oido de Milaszor, el orco frente a vosotros aún espera el guante y hasta Milaszor se pone ya en pie. Ahora advertís junto a él el cofre que llevaba Eremy, está abierto y por el suelo se ven algunas gemas, alguna pisoteada hasta ser convertida en polvo.

Bien pues, podeis tomar el oro, Zufra - señalando un orco tras vosotros - os enseñará vuestros aposentos para descansar, si hay algo más que necesiteis por esta noche hacédselo saber.

Ahí teneis el oro, podeis entregarme el guante y descansar tranquilos mientras repartís vuestro botín

El hombre larguirucho no quita los ojos de encima a Habib, y con las manos ocultas en sus mangas manosea algo a su vez envuelto en mantas con mucho cuidado y nerviosismo, el orco hace ademán de tomar el guante gigantesco de las manos de Sutu mientras en vuestro interior algo os reconcome diciendoos que esto no es lo correcto, pero tampoco teneis alternativa, si no visteis posibilidad de huir del Rey Brujo cuando estábais en el desierto mucho menos podreis huir ahora que estais en su propia sala,

El guante pasa a sus manos quien lo deja cuidadosamente en el asiento que él mismo ocupaba antes, los orcos os llevan por el pequeño castillo y os instalan en varias habitaciones... a Rhaztamiel y Habib les dejan durmiendo en el pajar que forma la cuadra del jardín interior, con un par de jergones les ponen lo más cómodamente posible.

A Sutu, lo instalan en una habitación bastante lujosa del primer piso, con salida directa al patio interior, mientras que a Willem lo instalan en una habitación bastante normal en la planta baja, exactamente junto a las habitaciones de los orcos y el ogro. Todas las habitaciones tienen un pestillo fácil de forcejear... excepto las cuadras... claro, y sin más lo que queda de tarde hasta la noche lo pasais todos en el patio a la sombra de Eremy contando vuestro botín y pensando en si habeis hecho lo correcto

Desde el pajar, en compañía de Rhaz, siento que estamos perdiendo la oportunidad de enterarnos de para qué es el guantelete.

Rhaz, voy a hablar con el hechicero. Sé que arriesgo mi vida, pero prefiero morir que vivir sin saber si hemos hecho bien o no. Quieres acompañarme? Si no quieres, lo comprenderé.

El picar se sorprende ante las palabras de Habib, - Estas loco? quieres ir a preguntar al hechicero en su palacio que para que sirve el guantelete o que poderes tiene?? Crees que te va a decir algo? - Rhaz agarra el brazo de Habib - He venido hasta aquí en contra de mi voluntad, y desde luego no va a ser para arriesgar la vida tontamente, hubiera preferido uir y buscar la información de ese guantelete en otro sitio,  te pido que no seas temerario, pero no puede obligarte a quedarte - dicho esto le suelta el brazo y busca un sitio comodo para dormir.

Quizá debí haberte hecho caso, pero ahora ya es tarde, amigo Rhaz. Pero a quién quieres que le preguntemos por el guantelete? A su rival, la reina hechicera? Emplearé toda mi astucia, pero sospechan de mí. Lo sé. Lo he visto en los ojos del adivino. Debo saberlo. Digo mientras me dirijo a la puerta de la cuadra. En el último momento, me giro.

Puedes confiar en que no os pondré en peligro.

Salgo y camino pensando en cómo intentar sonsacar esa información y salvar la vida.

Llegas a la puerta de Milaszor, antes de entrar la vista del patio puedes ver junto a la entrada al semigigante Odros tumbado y con algunas heridas, junto a él, otro orco está embalsamando y vendando sus heridas, al entrar en la sala de Milaszor este rie de manera demencial con el guantelete en la mano y "el adivino" está junto a él desviando la mirada hacia ti cuando te asomas.

Un orco te sujeta del brazo de sopetón y te invita a entrar con violencia cerrando la puerta tras de ti y Milaszor tarda unos segundos en recobrar la compostura y acercarse hasta un par de metros de ti para hablarte

Ssssiii . Es el auténtico, realmente mereceis la recompensa y salir de aquí con vida

Vuestro.... emmm compañero  sssii, las gemas que esperaba de él no eran lo que quería, intentó estafarme

Pero vosotros me habeis traido el guantelete que buscaba, podreis iros sssssiii

¿A qué has venido? ¿Te han sabido a poco las dos mil piezas? ¿Qué más quieres?

Crik salta de tu hombro volando lejos de ti cuando el orco se acerca un poco más, vuela hasta una estrechísima ventana y queda en el borde huyendo de la presencia del brujo que ahora está tan cerca tuyo que puedes oler su piel bien perfumada de exquisiteces que no todos os podeis permitir

Ese cuervo es tuyo ssii.... manejas la magia.... ¿Tal vez quieras trabajar para mí sssii ? ¿Tal vez has venido a eso?

Señor Milaszor, (digo inclinando levemente mi cabeza en señal de respeto, a lo que sigo hablando ya erguido) como decís manejo la magia, aunque sólo sea un pricipiante para usted. Me alegro de que estéis contento con el artefacto. Tuve la oportunidad de examinarlo, pero mis conocimientos son escasos y poco pude conocer de sus poderes. Sólo sé que es muy poderoso, sólo digno de alguien como usted. En mi ignorancia imaginé el guantelete formando parte de una armadura completa, pero sé que sólo es mi imaginación.

Señor, lamento que Eremy intentase engañarle. Nosotros sólo fuimos contratados para escoltarle. No entiendo cómo pudo atreverse a semejante ultraje. Ahora mismo estamos sin trabajo y si cree que puedo o podemos serle útiles de nuevo, sería un honor, mayor si cabe, del que ya nos ha hecho.

Rhaz gira el cuello y mira a Habib - Ten cuidado amigo - son la ultimas palabras de este antes de que Habib se vaya.

El Rey Brujo sonríe al escuchar tus palabras y aprieta los labios pensando meticulosamente cual será su siguiente respuesta, el orco de tu lado le mira con la misma cara interrogante que tú mismo y finalmente el Rey Brujo te pone una mano en el hombro y hace ademán al hombre flaco que mientras el primero habla, va hasta un cajón y recoge unos instrumentos que pondrá en su mano.

Sssssi sí me puedes ser útil aún, ese Vadrian me ha enviado unas gemas falsas, pero tú me traerás las auténticas

La bruja las tiene, lo sé sssssí, ella las tiene

Saber saber saber, saber está sobrevalorado, me traerás las gemas y después hablaremos acerca del guante ¿Sssssí?

Sssssí, te daré algo que te ayude ssssí

Las herramientas que el humano pone en manos de Milaszor son un cálamo, unas agujas y él sostiene un pequeño vial de tinta negra, Milaszor pasa tras de ti y baja tus ropas por los hombros, disponiendose a hacer un tatuaje en tu espalda, a la altura de los hombros.... si te dejas, aunque claro, llegados a este punto, poco puedes negarte.

La Reina Bruja tiene las gemas ssssí, una para cada dedo del guante, ella está ciega, yo la dejé ciega, antes podía ver más allá de su ciudad, podía ver el desierto entero pero ya no, es débil y vieja ssssí

Su tiempo ha terminado y ahora Milaszor se convertirá en el Rey Brujo de todo Has'sara

Mientras va a comenzar a hacer "su obra" de la que no espera resistencia ninguna escucha lo que aún debas decir

Señor, es un honor trabajar para usted. No sé cómo le podré quitar las gemas a la reina bruja, señor. Tiene un plan que me pueda contar? Sólo intentaré hacerlo lo mejor posible. Es quizá este tatuaje parte del plan? Digo algo nervioso ante la posibilidad de que sea un tatuaje mágico que pueda controlar mi voluntad. Sólo quiero decirle que haré lo posible por cumplir con la misión que me encomienda, señor.

(espero su respuesta si la hay)

Señor, una cosa más si me lo permite. Mis compañeros son mercenarios, trabajan por una recompensa, seguramente me serán de buena utilidad si les ofrece alguna forma de ganarse la vida. Les he visto luchar y son unos supervivientes natos y lo dieron todo en aquella cueva. Son gente de confianza. Serán útiles, señor. Pero claro, no quiero causarle molestia, tómeselo como una recomendación, mi señor.

Esa pregunta sobra Habib el Cuervo - Empiezas a notar la punzada de las agujas por debajo de la nuca mientras sigue- Si fuera un tatuaje para dominarte... ¿crees que te lo diría? ¿O tal vez te diria la verdad?

Te diré que no, no es un tatuaje para dominarte, yo siquiera tengo ese poder, pero con él, para bien o para mal, podré estar contigo

Tras un rato de aguijonearte la espalda te pasa un óleo por ella y te la cubre con una venda atada por debajo de los sobacos, el hombre delgado a entrado y salido de la habitación por una puerta lateral en un par de ocasiones trayendo una pequeña mochila que ahora Milaszor abre delante tuyo mostrándote un par de pociones

Ssssí, esto, sssí, me traerás las gemas

Esta poción te volverá invisible y esta otra te permitirá infiltrarte trepando por los muros como si fueras un gusano ssssí

El hombre delgaducho susurra algo al oído de Milaszor y este baja la voz mirando de reojo a la puerta

Si me traes las gemas te daré tantísimo oro que no podrás contarlo en toda tu vida, joyas y tesoros como jamás hubieras imaginado, objetos escondidos que llevan sin ver la luz desde hace décadas, y que en manos de alguien talentoso como tú podrían convertirte en el nuevo Sr de Zalas sssssí

Puedes prometerles cuanto oro y agua quieran, tengo de sobras de ambas.... y ahora ve... dile a tu amigo que si vuelve a pegar la oreja en las puertas de mi castillo procuraré rebanarle la cabeza entera

Le sigues hasta la sala de Milaszor, todo está en calma, y en el interior a través de la puerta puedes escuchar una larga conversación de casi una hora, acerca de los compañeros de Habib, acerca de promesas de oro, acerca de unas gemas y de la autenticidad del guantelete.... antes de que llegue a una hora los pasos te indican que la reunión ha terminado, y corriendo vuelves al pajar, a la espera de que vuelva Habib

Sí, señor. Gracias, señor. No quedará decepcionado.

Todavía me pregunto si lee mi mente el flacu... el adivino... o sólo sabe si digo la verdad.

Me marché de allí con la extraña sensación de que había sido peor el remedio que la enfermedad. Y encima había implicado a mis compañeros.

Bueno, ellos tienen la posibilidad de dejarlo correr, yo no.