Partida Rol por web

Willem se acercó hasta el bicho y aunque no consiguió ninguna proeza si parece que hizo que esta se tranqulizara. Despues Habib pregutó que debiamos hacer, y le resultaron graciosas las palabras de Willem al decir que decidiera Sutu que era el unico herido - Pero que le pasaba a estos, él llevaba con una fea herida desde el combate con el duende de arena y no habia podido recuperarse nada. Seguia sangrando por la herida y el dolor se hacía insorpotable - Pero desde luego no estaba dispuesto a pedirle a nadie nada. - Deberiamos partir y ya, aquí podemos ser victimas de ataques tras ataque de a saber que criaturas - dijo este de forma contudente.

El bárbaro dejó hacer a Willem y este pareció conseguir que el animal sintiera al menos la suficiente curiosidad como para no alejarse de ellos. Necesitaban más que eso, pero al menos habían conseguido algo.

Luego, respondió a las preguntas que vinieron despues.

-Estoy cansado de la pelea con el jinete de esa bestia, pero la brujería de Habib ha sanado mis heridas. Dijo Sutu. Yo también voto por seguir adelante, pero despues de este ataque, un pequeño descanso no nos vendría mal antes de proseguir.

Habib escuchó a sus compañeros. Cada vez eran más un equipo, se notaba. Ya no sólo pensaban en ellos mismos sino en el grupo.

Está bien, compañeros. Partiremos pues. Sutu, no te preocupes, descansa mientras recogemos todo. Te lo mereces.

Bien, enterremos el cuerpo y no dejemos señales delatoras, ni siquiera las ropas.

Se puso a hacer un agujero grande con las manos en la arena. Cuando terminó, metió los restos del infeliz orco y lo tapó.

Rhaz, cómo andas de tus heridas? Necesitas curación?

Rhaz sonrie a Habib - Tu que crees querido amigo - dice este enseñandole la herida del costado que seguia sangrando.

Oh, vaya, porqué no has dicho nada? Esto está muy mal y apunto de infectarse con el sudor.

Habib, empezó a imponer sus manos con poderes pequeños pero seguros.

Soy el canal de tu curación...

Repitió la operación 5 veces y la herida mejoró como para no preocuparse de que sangrara o se infectara.

Tendrás que tener cuidado todavía, Rhaz, mañana o esta noche si no ocurre nada, podré examinarte de nuevo.

Vaya, parece que el bárbaro no era el único herido… bueno, tampoco es que pase nada, yo sigo entero y de una pieza que es lo que importa. Vaya, no me había dado cuenta de que tu también estabas herido en el fragor de la batalla digo un poco azorado rascándome la parte de atrás de la cabeza. Pues entonces creo que ya hemos decidido todos, ¿no? Si es así creo que no tenemos tiempo que perder.

Tal y como le había sugerido Habib, Sutu se dedicó a recuperar el aliento. Sentado con las piernas cruzadas y su enorme hacha sobre ellas, observaba el horizonte mientras los otros se dedicaban a recoger el campamento.

No era la mejor manera de vigilar, pero despues del encuentro con el escualido orco y su montura, todos parecían haberse relajado un poco. Indudáblemente no sería el último encuentro hostil al que deberían hacer frente, pero sería mucha casualidad que los atacaran en esos momentos de recuperación tras el último combate.

Una vez Habib volvió a usar su brujería para sanar, pero esta vez con Rhaztamel, y todo fue recogido, el bárbaro se levantó, ahora más descansado, procediendo todos a reanudar la marcha con la curiosa y reptiliana bestia tras ellos.

De nuevo la magia del mago sano las heridas de Rhaz - Gracias Habib, ahora ya no me duele parece que esta completamente curado - Rhaz asintio con al cabeza a modo de agradecimiento. Luego dirigió una mirada al resto del grupo - Bien compañeros en cuanto esteis preparados podemos continuar, yo ya estoy listo - dice el picaro ajustandose el carcaj a la espalda, cubriendose la cabeza con la capucha de la de capa y comprobando que la ballesta esta en plenas condiciones.

Habib pudo comprobar que las heridas habían mejorado mejor de lo que esperaba.

De nada, Rhaz, somos compañeros. Bien, marchemos pues.

Habib tomó sus bártulos, se cubrió la piel lo más que pudo y se puso a caminar.

Espero que no tengamos más combates hoy, camaradas. Si alguien desfallece, le montamos en el camello. Jejeje.

Dijo con buen humor.

Cuando todo estuvo listo, el grupo se puso de nuevo en marcha, y el bárbaro, sin decir nada, se incorporó, sopesando el hacha entre sus fuertes manos, y apoyándola sobre su hombro antes de echar a andar sin quitar el ojo de encima a la enorme bestia reptiliana que los seguía de cerca.

Ese animal puede sernos útil, pero hasta que nos ganemos su cofianza es mejor tenerlo vigilado. No me gustaría acabar en sus tripas por un descuido y mal arrebato de la bestia. Pensó desconfiado y sin poder bajar la guardia tras el último ataque recibido por el grupo.

Al pisar, la arena se deslizaba a los lados, cada tropiezo interrumpía el monótono caminar recordandoos la fragilidad ante el implacable y enorme sol que batía la tierra haciéndola añicos, cociéndola con la enorme energía que desprendía, la cabeza os colgaba y hacia ya días que no salibábais y la lengua reseca provocaba un sonido rasposo al pasar por vuestros labios.

"El puño arrugado y verde golpeó un tapiz, en su bola de cristal se reflejaban dos cazadores de las arenas perdidos y un tercero muerto, sus músculos flaccidos se tensaban mientras todo su cuerpo caía hacia atrás en hiperextensión y gritaba poseído - ¡¡Inútiles, son todos unos inútiles!! ¡Odros! - El semigigante a su lado se inclinó sobre la figura vieja y arrugada que ahora volvía a sentarse - Prepara la defensa del Castillo de Raivah, desde hace siglos este castillo ha pertenecido a mi familia y así seguirá siendo

El adivino viejo que siempre permanecía con él lanzó una aviesa mirada a la bola de cristal - ¿Puedo hacer algo por vos, señor?

En la mano de Milaszor apareció un arma fucsia iridiscente e inmaterial que atravesó el cuerpo viejo, y éste cayó al suelo, entendiendo que ahora serviría a un mal mayor, y que debería haber sido cazador como su padre. Milaszor empezó a sacarle las tripas con las que, en el suelo, empezó a dibujar un complicado círculo lleno de runas mientras entonaba una macabra canción"

William lleva por las riendas al lagarto, quien tan solo se deja llevar por él aún sin fiarse de que pueda montar sobre él. Habib, quien lleva las riendas del camello, siente un tirón de este, que se inquieta, y al alzar la vista, todos podeis ver tras la siguiente duna la cercana necrópolis de Ok'Ragna, los edificios son altos y gastados, derruidos en su mayor parte, enterrados otros.

Bajais por la última duna mientras la cúpula de un edificio asoma por la arena, al llegar abajo os encontrais una ciudad enarenada, sucia y manchada y, para vuestra sorpresa, con signos de vida animal, el sonido de una rata que se escabulle, los restos níveos de excremento de ave, y medio cuerpo que se acerca a unos metros de vosotros reptando por la arena y gimiendo de manera penosa.

Habeis llegado, pero esto solo es el principio, cuando partisteis sabíais que no habían muchas posibilidades de salir de aquí vivos, pero ahora que estais, no os sentís tan sobrecogidos como pensábais, y sin embargo, la preocupante sensación de que algo mortalmente peligroso va a saltar sobre vosotros desde cualquier esquina en cualquier momento, empieza a crecer en vuestras mentes

Sutu gruñó ante lo que se mostraba ante ellos, y su nariz se arrugó levemente en una muestra de desprecio, o tal vez de asco.

El bárbaro no pareció mostrar miedo o inquietud ante aquel paraje, pero sus supersticiones comenzaron a aflorar al recordar todo aquello que había llegado a oir de aquel lugar, pese a no ser mucho. Miró a Habib, y de alguna forma se sintió más seguro al tenerlo de su lado, pero cierta desconfianza apareció en Sutu ante la presencia de aquella atmosfera lúgubre y tétrica.

Este lugar emana fétida brujería. Es una suerte tener a un brujo como compañero en esta empresa, pero esperemos que sus artes no nos muestren a un Habib ladino y traicionero cuando llegue el momento de más necesidad. Pensó, y en el fondo no sabía el motivo de aquellos pensamientos, puesto que el mago había mostrado ser merecedor de una total y absoluta confianza, y respeto por parte del bárbaro, pero en aquel lugar, las supersticiones más profundas de Sutu, habían aflorado y salido a la luz apoderándose de él. Espero que no hayamos errado en la decisión de venir aquí. Concluyó para si mismo antes de hablar para los demás.

-Bien, aquí estamos. Ahora no debemos demorarnos más puesto que cuanto más cerca estamos del peligro, más se ahota nuestro tiempo, pero ¿Con que recursos contamos? Yo sigo herido, pero me encuentro en condiciones de presentar batalla, ¿Y vosotros? No me hace gracia la idea de parar a descansar cerca de este lugar, pero peor será cuando nos internemos en él, de modo que estaré de acuerdo si así lo decidimos.

Habib había estado durante el viaje con la mente en el futuro. Un futuro incierto y, sin duda, lleno de peligros. Un poderoso hechicero pretendía la muerte de él y sus compañeros; venían de una ciudad donde, por tener agua, les desollarían en cualquier esquina; además, un comerciante también quería vengarse por algo que no tenían ninguna culpa. Su única protectora, la bruja ciega y anciana, estaba más por morir que por luchar, aún así era de agradecer tener algún aliado y más con ese poder. Sin embargo, al llegar a la necrópolis, todos los pensamientos, ya de por si, poco optimistas, se convirtieron en pesadumbre.

A dónde nos ha arrastrado el destino? No estamos preparados para esto.

Sutu expresó su malestar sutilmente. Estaba herido todavía.

Compañero, no lucharemos sin estar completamente curados.

Se acercó al guerrero y pasó sus manos por las heridas aún sin cicatrizar.

Soy el canal de tu curación.

Luego miró a sus camaradas de fatigas.

Amigos, no sé si saldremos de esta, pero me siento orgulloso de estar con vosotros aquí. No somos ninguno poderosos como los héroes, pero tenemos el alma de un héroe dentro. A veces eso es lo más importante. Sé que sin vosotros ahora estaría muerto. Tenéis mi amistad y lealtad. Es el momento de enfrentarnos a nuestro destino y no podía estar mejor acompañado para ello.

Creo que nuestro mejor recurso somos nosotros mismos, pero está bien planificar las cosas. Tengo una poción que permite trepar como una araña por las paredes y techos, también una de invisibilidad. Contamos con la mayoría de los viales de curación que nos dio la bruja, tenemos cuerdas, armas, antorchas, contravenenos, los excelentes fuegos de alquimista, nuestras armas y armaduras, y no sé si me olvido de algo. No estamos indefensos, pero no podremos bregar con todos los montruos y aberraciones que encontremos. No hemos venido a limpiar el lugar de muerte, sólo a destruir el cuerpo del padre del brujo. Eso es lo único que necesitamos realmente, lo que nos venga regalado, eso aprovecharemos.

Quizá deberíamos inspeccionar el lugar antes de entrar y decidir por dónde hacerlo, a dónde dirigirnos, si entrar de día o de noche y cómo. Tenemos dos exploradores excelentes. Vosotros mandáis.

No pude evitar lanzar un pequeño gemido al observar el lugar en el que habíamos acabado. Pese a la dureza del viaje durante el había albergado alguna esperanza de volver con vida, pero todas se evaporaron al sentir la opresión del lugar. Y para colmo el otro soltando el discursito. ¿Qué sin nosotros estaría muerto? ¡Pues yo si no os hubiera conocido ahora estaría tranquilo y relajado en la ciudad, no a punto de enfrentarme a una muerte inevitable!

Te olvidas de algo Habib le digo con tono sombrío, contagiado por el ambiente del lugar te has olvidado de nuestro pequeño amiguito señalo al lagarto que había pertenecido a nuestro perseguidor con un poco de suerte esta vez consiga domarlo, y seguro que nos servirá de ayuda.

Repetí el mismo método de la otra vez, acercándome poco a poco al animal con los brazos separados del cuerpo y de las armas para que viera que mi actitud era amistosa y cuando estuve lo suficientemente cerca intente acariciarle la cabeza.

Rhaz había estado muy callado la ultima parte del camino, hablando se consumia energía y de seguro iba a necesitar toda la que pudiera cuando llegara la hora del encuentro final. Tras bajar la ultima duna, el paisaje era lo que toda persona que no fuera normal soñaria, eso hacia pensar al picaro tras las palabras de Sutu y Habib (ante las cuales asintió este), puesto que el no se sentía tan mal en aquellos parajes.

- No soy normal esta claro, que mejor ambiente que el que tenemos enfrente para dar nuestros ultimos alientos de vida. Creo que viene como anillo al dedo - pensaba Rhaz mientras una sonrisa oscura cubria su cara.

- Yo estoy mas que preparado Sutu, como siempre, y estoy contigo las demoras solo nos han traido complicaciones, aunque estoy de acuerdo con nuestro amigo Habib. Deberiamos por lo menos explorar un poco el terreno no creo que nos lleve mucho tiempo. -

Las alentadoras palabras del Brujo eran nobles, pero en verdad todos sabiamos que no saldriamos vivos de allí, o por lo menos no todos. 

Habib veía caras sombrías y dudas, por lo que comprendió que su discurso no había calado del todo en el ánimo de sus compañeros, pero también veía que estaban dispuestos a lo que fuera y que sabían qué hacer.

De acuerdo, Sutu y yo podemos vigilar desde cierta distancia por si os pasa algo. Así podremos intervenir sin demora. Tened cuidado y si véis peligro, avisadnos antes de pasarlo solos, vale compañeros?

Les dijo a todos, especialmente a Rhaz y Willem. Sin duda, Habib cuidaba del grupo y se asignaba ese papel, le nacía del alma.

Rhaztamel se adelanta y empieza a buscar alguna pista que merezca la pena seguir, rebusca entre la arena, con cautela sigue rastros de sangre y mete la cabeza en edificios oscuros y en ruinas, lóbregos y vacíos, continuamente desaparece de la vista buscando por la zona algo que merezca la pena ver, se encarama en un piso bajo y otea la zona para volver a bajar y doblar una esquina, se toma en serio su papel de explorador menospreciando el peligro que entraña adentrarse en un lugar como este....

Los animales tiran hacia atrás de las riendas, con especial energía el camello, ellos huelen la muerte y por alguna razón, la sienten muy muy encima suyo.

El animal comenzó a revolverse inquieto. Algo lo estaba poniendo bastante nervioso. Y no hace falta ser un gran entendido para saber que los animales sienten el peligro antes que los humanos. Algo malo acechaba en las sombras. Quieto, quieto… tranquilo… soooooo… le digo con el tono más tranquilizador que puedo dadas las circunstancias.

El bárbaro observó cómo Rhaztamel hacía su trabajo de exploración de la zona junto a su compañero Habib, y los músculos se le tensaron ante el repentino movimiento que sintió de los animales, cuando estos parecieron ponerse nerviosos ante la presencia de la muerte en aquel lugar, o de tal vez, una nueva amenaza.

Sutu dirigió una feroz mirada a la bestia reptiliana cuando escuchó las palabras de Willem intentando calmarla y luego paseo su vista por toda la zona hacha en manos, buscando un motivo para el nerviosismo de los animales.