Partida Rol por web

No te despidas tan pronto hechicero, os acompañaré al castillo, dice mientras monta su tienda a la joroba de uno de los camellos que llevareis, como bien dice el muchacho - Dice señalando a Rhaztamel - podemos charlar por el camino, pero no convendrá pasemos mucho tiempo al sol si no quereis que se os termine de derretir el cerebro.

Después atiende a Sutu - Su sacrificio salvó tu vida, no soy su siervo ni su vasallo, tan solo era un ciudadano de Zalas, y ignoro tus tratos con ella y lo que ella estuviera dispuesta a hacer por destruir a Alaszor y devolver el equilibrio mágico perdido a Has'sara

De todas formas, si Milaszor te prometió que encontraría a tu familia.... hiciste bien en darle la espalda, rara vez cumple su palabra, yo mismo perdí a mi mejor amigo cuando le envié fiándome de sus tratos.

Camina por la arena, mientras aún seguís desesperados por la traumática noticia, tal como sospechais, la muerte de la Bruja acarreará muchas consecuencias, tanto a nivel personal para cada uno, como para la ciudad entera. Llega hasta el poste donde su velocirraptor descansa y lo desata haciendo que éste se ponga en pie y lance un espeluznante alarido y empiece a patear el suelo, mostrando que está dispuesto para partir, mientras escucha a Willem y se encara a él, sin acercarse y frenando a su impetuosa montura

No sé muy bien a qué vamos la Bruja, me lo explicó muy por encima, ella suponía vosotros lo sabríais mejor

Habló de esa gema, y el guantelete de hierro que conseguisteis para Milaszor, debían estar juntos

Ahora que el poder de Milaszor ha desaparecido, no hay nada que temer, y me reservo el derecho de vengar la muerte de Eremy empalando a ese repulsivo orco que tantos años ha tenido vetado el acceso a las montañas, aterrorizando y asaltando cualquiera que se metiera en su territorio

¡¡Yijaaa !! - Vadrian encabeza la marcha en su veloz montura

Rhaz asiente ante las palabras de Vadrian. Despues su mirada se dirige a sus compañeros. - Compañeros, amigos, como sabeís hemos superado muchas pruebas, muchas batallas juntos, hemos demostrado nuestra valía en muchas ocasiones y por lo que se vé tendremos que seguir demostrando de lo que somos capaces. Es mas que un placer estar con vostros y si os soy sincero en el lugar donde quiero estar. Mientras estemos juntos nada podrá detenernos. No es momento de preguntarse porque, ahora debemos ir a Raivah, es momento de cumplir y terminar nuestro cometido. Sutu, no te preocupes amigo mio, mientras halla un atisvo de que podemos encontrar a tu familia yo te ayudaré si así lo deseas. Willem, tengo que confersarte que al principio pensé que eras un cobarde y eso me ponia de muy mal humor. Poco a poco fuiste demostrando que la valentía esta presente en ti igual o mas que en cualquiera de nosotros. - El picaro asiente con la cabeza a modo de gracias. - Habib, tu has demostrado el gran corazón que tienes y por ese motivo te he mostrado mi apoyo incondicional, dije que te ayudaría en tu gesta y aquí me tienes igual que a los demás. No tiraremos la toalla ahora. Así que camaradas, vayamos a Raivah cojamos el guantelete y terminemos con esto de una maldita vez - Normalmente Rhaz no era muy hablador pero le había cogido aprecio a sus compañeros y no sabía que se encontrarían en Raivah. Fuera lo que fuese, en ese momento tuvo la necesidad de dar ese discurso. - Habib, Willem si Sutu esta de acuerdo vosotros dos que estais en peores condiciones ireis encima de los camellos y Sutu y yo tiraremos de las rienda -

Habib escuchó a sus compañeros. Sutu y Willem tenían motivaciones individuales que él respetaba. Por suerte, Rhaz pudo dar una luz en este asunto. El cambio que se había obrado en todos había sido enorme desde que se conocieron. Rhaz lo había comprendido. Le hizo un gesto de sumo respeto y afecto con una palmada en su hombro. Un gesto viril y claro como el agua que querían hacer volver a la tierra.

Queridos compañeros, yo también me ofrezco para buscar a tu familia, Sutu. Cuando acabemos con esto, podré dedicarme sólo a ello si es necesario. Willem, no sé si lograremos una recompensa en oro en el castillo del hechicero, quizá lleguemos antes de que todo sea saqueado, o no, pero un héroe que ha salvado al mundo no puede quedar sin recompensa. Tu fama te precederá allá donde te dirijas. Todos te respetarán y nunca te faltará de nada. Este mundo ha necesitado héroes desde hace tiempo. Ahora tiene cuatro. Es una nueva época que, seguro, traerá prosperidad a todos, pero más todavía a quienes la han hecho posible. Por ello no podemos fallar ahora. Debemos encontrar el guantelete y traer el agua a este yermo donde vivimos y morimos.

Vadrian, agradezco tu compañía. Estoy seguro que tu ayuda nos será valiosa.

¿Pero de donde han salido estos tipos? ¿Se habrán dado algún golpe fuerte en la cabeza cuando eran pequeños? ¿Saben realmente el mundo en el que vivimos? ¿O es que el calor y los golpes les han acabado de volver tontos de remate? Además si hubiese tenido otra alternativa os habría dejado tirados hace ya un tiempo… pero no tenía ganas de enfrentarme yo solo ni a los lacayos del rey brujo ni al viejo este. En cuanto lo dejemos todo terminado me largo y espero no volver a veros. Es malo para los negocios y peligroso para la salud pienso haciendo un esfuerzo para mantener una expresión neutral y que mi asombro no se note en la cara. Estuve tentado de preguntarles si hablaban en serio, pero al final me contuve al pensar en que aun nos quedaba camino por recorre juntos y no sería la mejor opción.

Tenéis razón compañeros, debemos de acabar con esto lo antes posible para que así pueda alejarme de vosotros de una santa vez así que no perdamos el tiempo y partamos hacia el castillo de Raivah. En cuanto a quien ira sobre los camellos, si Sutu no tiene ningún inconveniente iremos como habéis dicho como comprenderás no me voy a quejar sabiendo que voy a ir sentado todo el viaje.

Sutu se encontraba confundido. Luchaba con los sentimientos enfrentados de la rabia por no ir a recibir el pago por algo que no solo lo había llevado hasta las facues de la muerte, si no que encima le exigia más sacrificio, y la vengatiba emoción de querer darle al impío Milaszor su merecido por los actos de maldad que se habían gestado dentro de su castillo, y que se hubieran seguido gestando de no ser por ellos.

Miró con seriedad a sus compañeros escuchando las palabras de Rhaztamel y por fín, habló.

-Muy bien. Os tomaré la palabra. Mi ira ya no puede caer sobre esa bruja, puesto que está muerta, y no hay nada que pueda hacer por ayudarme. Y ese hombre. Está claro que como ha dicho, cualquier trato que nos uniera a la bruja, no nos une a él. Solo me queda continuar mi camino en busca de mi familia, o tomar ahora la palabra que me dáis. Y la tomó. Os ayudaré a cumplir aquello que os habeis propuesto hacer, pero la deuda que contraeis conmigo, habrá de ser pagada. Sentenció el bárbaro con su imperturbable rostro dejando claro, que bien podían cuidarse de romper su palabra.

-Vayamos pues. Tal vez, indiréctamente, al actuar de esta forma, ya esté salvando a mi familia de la tragedia que se cernirá sobre Zalas si no hacemos lo que Vadrian ha dicho.

El trote del camello es mucho mejor que caminar, son diez leguas largas, el sol aprieta pero Vadrian lleva agua suficiente para todos, para refrescaros incluso con un cuero mojado, no podriais jurarlo, pero parece que el viejo haya vaciado toda su fortuna para traeros toda esta agua y los camellos, así el viaje era muchisimo más fácil.

Ya anochece cuando llegais a las puertas, el sol ha desaparecido hace apenas unos minutos pero el cielo aún está claro, días atrás, esta era la hora en que caíais rendidos sobre la arena y quedábais dormidos sin más, ahora os encontrais frente al castillo de Raivah, la puerta doble está abierta de par en par.

Vadrian baja también del velociraptor y tirais de las riendas de vuestros dóciles animales mientras que Vadrian usa una fusta para mantener a su animal controlado. Al pasar al patio interior encontrais una docena de orcos, echais mano de vuestras armas pero Vadrian alza la mano dejandoos con la duda de si cortarle a él también

Los orcos están cargando un carro, llevan muchos muebles y mantas, unos barriles, su interior parece agua, sobre el carro hay otra media docena de orcas y niños orco que os miran desafiantes, todos se han detenido suavemente dejan las cosas en el suelo y sujetan sus armas pero antes de que nadie desenvaine nada Vadrian pregunta

Solo buscamos a Milaszor

Los fieles siervos del Brujo señalan el primer piso y os miran recelosos mientras anudais vuestras monturas a un poste junto a la de Vadrian, y ellos terminan de cargar su carro para abandonar este lugar.

Subís las escaleras al primer piso, pasais junto a la habitación de Odros, el semigigante, está abierta y no hay nada ni nadie en ella, atravesais la misma puerta que pasasteis para tener audiencia con Milaszor y en su mullido lecho de cojines y alfombras podeis verle, su aspecto es lamentable, su falta de carne deja ver como la piel apergaminada, amarillenta y arrugada se pega a sus huesos, sus ojos se ven blanquecinos y su pelo canoso cae en sucias greñas sobre sus hombros, su piel manchada cubre un cuerpo tendido que no puede moverse.

Al deteneros a unos pasos de él, levanta una mano, pero el peso es demasiado y su brazo cae de nuevo entre los cojines, asi que tan solo puede hablar con una voz abismal, envejecida y asmática.... Vadrian desenvaina su espada corta aún sin avanzar hacia él, por si aún teneis algo que decir, pero con la mirada fija, dispuesto a llevarse su vida

Asi.... que ya habeis vuelto.... ggggggggg...... aquí llegan.... el viejo de Zalas.... el hombre agostado.... el pícaro impaciente..... mi siervo.... y el hombre que siempre llega tarde ....... gggggggggggg...... cuantas cosas podríais haber ganado ..... gggggggggg

Cuanto hubiéramos ganado todos..... ggggggggg.... os han engañado amigos......

La voz de Milaszor se ahoga entre moco y saliba que amenaza con atragantarle y quitarle la vida de un momento a otro

El picaro mira a Milaszor con rabia pero rapidamente su mirada de lastima, estaba claro que estaba totalmente indefenso y no mericía la pena levantar un arma contra él. Rhaz se apoyó con su espalda en una de las columnas como si con el no fuera la cosa y se dedicó a observa y escuchar las palabras de aquel moribundo mas cerca de la muerte que de la vida y la de sus compañeros.

No es necesario que lo jures pienso ante las palabras de Milaszor sobre que hemos sido engañados ya me di cuenta de eso hace tiempo. Hemos salvado el mundo a cambio de unos puñeteros agradecimientos. ¡Mira, estamos felices y contentos pero mañana vamos a morir de deshidratación porque pese a que casi la palmamos más de una vez no nos han dado una mísera moneda! ¡Qué ilusión ser recordados como los mayores pringados de la historia!

Miro con indiferencia el moribundo cuerpo del que fuera el “poderoso rey brujo” ¿y para que nos has hecho venir hasta aquí? Está claro que no le queda mucho tiempo de vida. ¿No querrás que lo enterremos?

Habib miró con desprecio a Milaszor. Era un ser derrotado, abatido y a punto de morir, pero, incluso en esos momentos, aunque fuera porque ya no le quedaba nada que perder que valiese la pena, demostraba una gran arrogancia. Pretendía hacerles creer que habían sido engañados y que si hubieran sido capaces de seguir sus consejos, todos hubiesen ganado. Quién podía creérselo?

Es que no os abandona la ambición ni siquiera en estos momentos? Pretendéis hacernos creer que el hechicero cruel que obtenía su poder del cuerpo de su padre animado, el que pretendía dominar todo lo existente sin más motivo que verse coronado como el más poderoso de entre los poderosos, en realidad necesitaba engañar, matar y consumir la vida de este mundo por fines benignos y en interés de los muchos en vez de sí mismo? Al menos podríais ser humilde y rogar por vuestra alma si es que disfrutáis todavía de ella. Hemos venido a restituir lo que arrebatasteis a la naturaleza si es que aún es posible. Dinos donde está el guantelete y pensaremos que antes de morir intentaste redimirte.

Milaszor se arruga y emite un gruñido interpretable como una risa ahogada para responder señalando con la mano desde el suelo a Habib - Gggggggggg llevas mi marca, llevas mi ojo, y siempre lo llevarás - Después escupe a un lado, la saliba resbala por su propia mejilla, está claro que no os va a decir donde está el guante, pero un rápido vistazo en la sala revela un evidente montón de cojines, que al apartarlos podeis verlo, ahí lo tiene, en su propia estancia, sin ninguna protección -ggggggggggg - ríe aún, de manera demencial, completamente ido.

Vadrian se arrodilla junto a él, clavando la punta de su espada en el pecho, dejando que un hilo de sangre empiece a fluir, mientras se agacha y susurra algo a sus oídos, su rostro se arruga en odio... que se torna ira cuando clava su espada en el pecho del brujo, después la desclava y la vuelve a clavar al menos cuatro veces para después quedar unos minutos en silencio antes de ponerse en pie y echarse a un lado para ver el cadáver de su mayor enemigo.

Alguien pica en la puerta abierta, un orco desarmado carraspea antes de hablar apesadumbrado

Hace cuatro días, Milaszor capturó a una mujer y un niño.... están en las mazmorras, queríamos llevarlos con nosotros al oeste y no dejarlos aquí pero... tenemos miedo de la mujer, tal vez vosotros podais salvarles

Podeis bajar por las escaleras que bajan desde el patio principal, el orco se marcha, la carreta de orcos que han servido durante años, como vasallos forzados de la tiranía de Milaszor parten hacia el oeste en busca de una vida.

Milaszor se encuentra muerto frente a vosotros, contemplais el enorme guante, de nuevo, metálico, lleno de cachivaches que lo hacen horriblemente imperfecto, con hendiduras en cada uno de los nudillos, donde podria encastarse perfectamente la gema azul

Al fin llegaron a la morada de Milaszor despues de otro caluroso viaje. Sutu empezaba a pensar que despues de todo, el desierto era su hogar, y no estaba en disposición de quejarse por afrontar su destino sobre sus arenas. Aceptaría mil muertes en aquela naturaleza inhospita, antes que una sola entre la decadencia de la civilización.

La llegada al castillo fue algo agitada por la presencia de los orcos de la entrada. Con todos los sentidos en alerta, el bárbaro tensó sus músculos ante la perspectiva de otra batalla, pero esta no se produjo, y se adentraron en el hogar de Milaszor tras el encuentro con aquellos que lo abandonaban.

Finálmente llegaron ante el moribundo orco, que entre estertores de agonía les habló de cuan equivocados habían obrado al rechazarlo, y trabajar para la bruja de Zalas matando a su padre, origen del poder de Milaszor.

Sutu no dijo nada. Hizo una mueca de desprecio ante la mugrienta criatura, una vez llena de poder, y ahora reducida a un despojo envejecido que recordaba vágamente al brujo que una vez fue. Pero en su mente, el conflicto y la dudad volvieron a aparecer ante las palabras pronunciadas por el orco.

Observó la escena. Lo hecho, hecho estaba y no iba a echarse atrás. La bruja de Zalas había muerto ¿Qué otra cosa quedaba? No podría cobrarse venganza alguna. Ni pedir recompensa. Y el orco que estaba frente a ellos ahora, pronunciaba sus últimas palabras. No quedaba nada salvo esperar el final de todo aquello, y continuar su camino. Su búsqueda.

La mención de la marca impuesta sobre Habib lo alertó. Sutu miró a su compañero desde su posición tras él.

Eso no ha tenido nada de tranquilizador. Pensó. Solo los dioses saben qué tipo de brujería habrá obrado sobre Habib. Si eso provoca que el hombre se vuelva contra nosotros... Sutu apretó los puños, tratando de no echar mano de su enorme hacha. Si tiene que ocurrir. Ocurrirá. Hasta entonces, nada debe sembrar la duda entre nosotros.

El bárbaro miró en la dirección en la que se encontraba el guantelete, ignorando la ejecución del brujo en manos de Vadrian y se acercó a recogerlo pero se detuvo a medio camino, cuando un orco apareció en la estancia comunicando algo que lo hizo quedarse paralizado donde estaba.

-¿Que... ¡¿QUÉ?!

No podía creerlo. ¿Podría ser?

-¿¡DÓNDE!? ¡¿DÓNDE ESTÁN?! Le gritó al orco cuando salió de su estupor y sorpresa. Al saber la localización, el guantelete y todo lo demás dejó de importar a Sutu. Miró a sus compañeros. ¡TENGO QUE IR A COMPROBARLO!

Y sin esperar respuesta, salió corriendo hacia el lugar indicado por el orco.

Mira, otra razón para alejarme de estas calamidades ambulantes. A saber lo que significa esa marca y lo que puede acarrear. A ver si acabamos ya con esta tontería y puedo irme a buscar fortuna de verdad…  pienso mientras el viejo acaba con la agonía del anciano orco.

Cuando parecía que ya por fin íbamos a poder dar por concluida la misión y descansar en paz un orco entra por la puerta y dice algo sobre una mujer y un niño. Automáticamente el bárbaro perdió el control pensando que era su familia y salió corriendo hacia las mazmorras. Bueno, será mejor que alguien le acompañe comento acompañado de un suspiro de resignación vosotros intentar averiguar cómo funciona la cosa esa les digo señalando el guantelete bueno, al menos gracias al bárbaro estaré lejos del cacharro ese cuando lo activen, así si pasa algo no me afectara.

Habib escuchó la noticia de que había una mujer y un niño en las mazmorras del castillo. Sutu reaccionó inmediatamente. Habib pensó lo mismo que podía pensar cualquiera. Sería su familia? Por fin? Pero y si no era? Sutu debía comprobarlo por sí mismo, pero él no podía separarse del guantelete. Miró a Rhaz y a Willem, pues alguien podía quedarse al menos. También miró a Vadrian, el cual portaba la espada todavía ensangrentada de Milaszor.

Sutu, corre, trae a tu familia aquí para que la conozcamos.

Willem también iba a irse.

Willem, Rhaz, quedaos, por favor, al menos uno de vosotros. Es un momento importante para Sutu, pero también para el mundo. No podemos fallar ahora.

Todavía no habían acabado su misión. El guantelete y la gema de agua estaban en la misma habitación y Sutu salía corriendo. Era el momento perfecto para que alguien los pudiera arrebatar.

Willem y Sutu salen corriendo y Vadrian guarda su espada, se acerca a Habib y mira con tanta curiosidad como el mismo Habib el guantelete metálico, un gesto de no entender lo que puede ocurrir a continuación, y sin pretender entenderlo, aún con la mano apoyada en el pomo de la espada se le ve relajado, tranquilo, sin curiosidad por lo que haya hecho correr al bárbaro, - Esto era lo que la bruja quería consiguiérais, pero no está en mi conocimiento para qué puede servir

Y quien puede saberlo en Zalas.... Vanor.... más vale que no lo vea.

Por si te sirve de orientación - dice señalando el zafiro- Esto sí sé como se usa, o al menos lo que me dijera la bruja, tan solo tienes que exprimirlo como un pañuelo arrugado y el agua manará en una cascada lenta, dijo que era de esta piedra de donde sacaba ella el agua para Zalas.

Pero que sin su poder, no podriais mantener la ciudad, y que por ello era necesario el guantelete.

Bajais los escalones de madera hasta el patio del castillo, el portón del sótano está donde el orco os ha dicho, su carro ya parte, abrís, es pesado, pero cuando Sutu tira de él, a ojos de Willem podria haber sido una portezuela de cartón, hay en el patio un par de antorchas encendidas, Sutu agarra una y el bárbaro baja ansioso, no hay casi profundidad, solo un piso inferior de apenas un metro y medio de alto, tal vez un par de palmos más.

Es más bien un conjunto de habitaciones subterráneas y pequeñas, con paredes de barrotes, pequeñas prisiones individuales, en una cercana siguiendo la pared se escucha un jadeo, y ante ninguna otra señal de vida Sutu avanza hacia allí, hay bastantes huesos por el suelo, finalmente Sutu llega .... hasta su familia, y la antorcha cae al suelo, ruido apagado por el desplome del alma del bárbaro.

Willem llega justo detrás a tiempo para ver la escena

En una habitación bastante más ancha que el resto, encadenados por las muñecas en paredes opuestas, hay una mujer y una niña, la mujer y la hija de Sutu. La mujer se encuentra descarnada, la piel al rojo vivo y ensangrentada, el cabello hecho una maraña de costras, le falta media mandíbula y la piel de su cara cae fláccida.

La niña se encuentra en el lado opuesto, agazapado, agachado, encogido, se puede llegar a ellla fácilmente evitando a la mujer, no se mueve, no reacciona a sonidos ni estímulos, y aún si te acercas.... no se moverá.

La mujer en cambio si reacciona cuando el bárbaro dé el primer paso hacia ella, entonces ella se girará, con su alma vacía y su garganta inexistente, y claramente, con una boca fantasmal, Sutu escuchará en su interior la voz del Rey Brujo Alaszor diciendo con sorna: Llegas tarde

Habib miró el guantelete y tomó la piedra de agua en sus manos buscando una orientación en su mente. Probó a hacer lo que le sugirió Vadrian para obtener agua de la piedra. Si logró hacer surgir el líquido elemento, bebió y dio a beber a los demás. Luego se concentró de nuevo en el guantelete. Debía encajar la gema.

Hay cinco huecos. Dónde encajará la gema? Pensó en voz alta.

-No... no... no... Sutu balbuceaba a causa del shock recibido al encontrar a su familia. La antorcha seguía encendida en el suelo, proyectando tétricas sombras que bailaban en las paredes a causa de la luz bailarina creada por las llamas. ¡¡¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!

La cordura del bárbaro se rompió en mil pedazos, como un cristal atravesado por una piedra lanzada con fuerza. Los fragmentos cristalinos cayeron en una profunda sima de su psique, brillando con malevolencia a causa del aura antinatural proyectada por la crueldad de Alaszor, y Sutu creyó que su corazón se rompería en el siguiente latido a causa del dolor que lo atravesó de lado a lado.

El bárbaro abrió la celda. No había lárgimas en sus ojos, y sus labios se contraían en una mueca de salvajismo que mostraba sus dientes apretados de furia salvaje, y animal. Solo la fría determinación de dar paz a la mujer que una vez amó, y de expulsar al demonio que corrompía su cuerpo hizo que la fuerza de la superstición quedara eclipsada, y que la voluntad de Sutu venciera los arcanos temores que lo paralizaban ante la presencia de un despojo ensangrentadao que una vez fue su mujer, y que ahora hablaba en su mente con la voz de un brujo muerto.

El bárbaro avanzó con paso muy lento mientras levantaba su enorme hacha, que golpeó el cuerpo a la altura del cuello, separándolo de la cabeza y dando paz a la mujer según la perspectiva del bárbaro. Luego se giró, y tendiendo la mano a la figura encogida del suelo dijo:

-Ven, hija. Tu madre está en paz. El demonio que se la llevó la ha dejado libre. He vuelto para salvarte de sus garras tendidas ahora hacia tí. Nadie te vovlerá a arrebatar de mi lado.

No pude evitar poner una mueca de asco y sentir pena por el bárbaro al contemplar la escena de su familia. Era de los cuatro el único que tenía una buena razón para realizar la misión, el único que tenía un verdadero propósito, y al parecer era el que con las manos más vacías iba a volver. Se ve que los dioses tienen o un sentido del humor o una manera de agradecer los servicios bastante macabros. Menos mal que yo solo quería un poco de oro y lo único que ha pasado es que me he quedado sin él.

Me quede a la espera en el exterior de la habitación, mas por miedo a que en un acceso de locura el bárbaro me partiera en dos que por respeto para darle intimidad en la despedida de su familia. Espero que a los otros dos les vaya mejor arriba y terminen de una vez con lo que tengamos que hacer aquí sin contratiempos. Necesito llegar a una posada y sentarme entre la seguridad que da saber que el único peligro es que un ladronzuelo de tres al cuarto te abra en canal de un tajo.

Vadrian se encoje de hombros y tan solo te mira con curiosidad desviando la vista al guante sin tener nada que aportar, los artefactos mágicos son cosa de leyendas, alfombras que surcan el cielo, yelmos que escupen rayos... leyendas, nadie entre vosotros tiene ni idea acerca de leyendas.

Todos los agujeros parecen exactamente iguales, cada uno hundido en un nudillo del enorme guantelete, no hay diferencias en su tamaño ni en su cavidad. Cuatro agujeros, al parecer, para cuatro gemas, aunque no hay siquiera leyendas que hablen de otras gemas no teneis duda de que la que teneis ahora mismo va en uno de los cuatro nudillos.