Partida Rol por web

El callejón se encuentra desierto salvo por las dos figuras presentes. Una en un extremo del callejón y otra a mitad de él, pero acortando distancias.

No se ve a nadie más ni hay luz alguna salvo un farol de aceite en el principio y en el final de la calle.

Mientras vas haciéndote el borracho ves como la figura parece escuchar algo tras la misteriora puerta pero tras un instante parece percatarse de tu presencia y se dirige directamente hacia ti como si te hubiera visto sin ningún género de duda.

Mientras te diriges con determinación hacia la misteriosa figura te parece distinguir como se tambalea, como un borracho más de los que pueblan las calles del puerto a estas horas de la noche.

Pero algo, no sabes qué, de sus movimientos no terminan de encajar.

Su paso seguía siendo sigzagueante, y se detenía cada dos casas para apoyarse en la pared, parecía que le costaba mantener el equilibrio. Miraba hacia el piso casi todo el tiempo, mientras susurraba una canción con palabras ilegibles - .... priña bonitha, que belliosh ojosh ...- Sin duda a este ritmo no llegaría a destino antes del amanecer, si es que lo conocía.

Al acercarse al borracho tambaleante, Aeged no tuvo más remedio que reconocerlo. No esperaba ver a Mored justo en este momento, aunque no lo demostró. La buena sorpresa era conocerlo, así como la duda de la honestidad de su estado etílico.

Sin separarse del muro de piedra, la figura envuelta en cuero oscuro se acercó al borrachín, deteniendo sus pasos junto a él pero sin mirarlo directamente.

- ¿Has visto alguien más..? - preguntó en voz queda

Mored siguió tambaleante con la mirada en el piso - No te reconocí con la capucha - susurró en voz baja, con perfecta claridad. Cuanto tiempo había pasado? ya no lo recordaba, pero esto era una prueba mas de lo pequeño que era el reino o de lo obstinado que era el destino, o tal vez de ambas cosas, después de todo había recorrido mas lugares que la mayoría de los mortales y era aún mas afortunado que muchos de los viajeros a los que acompañaba.

Luego con un movimiento torpe apoyó una de sus manos en el hombro del encapuchado - Canthe conmigooo, shiii?- dijo   en voz alta y  bajó la mirada nuevamente - solo a la mujer y al elfo que entró en la puerta, puedo ayudarte en algo?- volvió a susurrarle aún mas bajo y a centímetros de su oído. Un gran eructo hizo eco en las paredes del callejón por unos segundos. 

Apenas habíais tenido tiempo de saludaros y comenzar a hablar cuando la puerta de aquella casa se abrió y una figura con capa y capucha echó a correr hacia vosotros con una espada en la mano. Os recuerda al hombre que ha entrado hace nada en la casa. Y no hay duda de que os ha visto.

El callejón se encuentra desierto salvo por las dos figuras presentes. Ambas parecen estar hablando en voz baja, como si se conocieran.

No se ve a nadie más ni hay luz alguna salvo un farol de aceite en el principio y en el final de la calle.

Mored no esperó la respuesta, cuando vio salir al encapuchado de la casa, soltó el hombro de Aeged y se desplazó un metro hacia el costado. Aún tambaleante y con movimientos torpes pero imprevisibles, alzó la cabeza hacia quien venía y con voz confusa dijo - Hey, cuantha prisha...  amigouu-

Thaegen se detuvo al ver a los dos desconocidos en el callejón. Estaba confuso y le preocupaba hallarse indefenso ante dos desconocidos en un lugar apartado. El que parecía estar borracho se dirigió a él. -Saludos y que las estrellas os sean propicias, comenzó. -Estaba buscando al hombre que hace un momento se acercó a aquella casa, dijo haciendo un gesto hacia el edificio. -¿Es alguno de vosotros?

Cuando Mored trastabilló torpemente, alejándose, la figura encapuchada de Aeged se volteó. Observó con desconfianza la figura de amplias túnicas que se acercaba por el callejón, sobre todo el arma que blandía abiertamente.

Sus manos se encontraban ocultas bajo su oscura y pesada capa, sus ojos relampaguearon al hacerse visibles y encontrarse con los del elfo. Su capa se movió suavmente para revelar una de sus manos enguantadas portando una vaina negra, y el destello de un filo metálico.

- En las calles de Emerisia las espadas brillan más que las estrellas - respondió al saludo esbozando una sonrisa socarrona.

- Si pretendeis hablar, enfundad vuestra arma... - terminó bajando la voz pero sin señales de cambiar su gesto.

-¿Arma?, preguntó el elfo y entonces se dio cuenta de que había estado corriendo con el arma desenfundada. Era una hoja típica de Aefisea, de bella manufactura y exótica aquí, para los ojos de los habitantes de Thealia.

Guardó la espada con un gesto torpe. No era un gran espadachín, y le costaba disimularlo. -Ruego me disculpen la descortesía, dijo e hizo una leve reverencia. -Mi nombre es Thaegen na Thalor, de Aefisea, añadió acostumbrado a que esas palabras le facilitaban mucho las cosas, aunque ya se estaba acostumbrando a que no era así fuera de sus tierras. -Y ... ¿qué es Emerisia?

El elfo que estaba frente a ellos parecía refinado, muy cordial en sus palabras y muy descuidado en sus gestos, al menos el saludo amigable espada en mano resultaba algo contradictorio, le parecía inexperto en el trato. Cuando Mored vio la ornamentada espada, de excelente calidad, sus ojos se clavaron en ella, casi con una hipnótica lujuria, deseando lo que era inalcanzable, lo cual intensificaba aún más el goce. 

Thaegen parecía mas desconcertado que él, no se había dado cuenta de que llevaba un arma y la guardó con torpeza, como si la hubiese desenfundado ese mismo día por primera vez, y parecía desconocer incluso dónde se encontraba. Rió de modo grotesco, con un hilo de baba entre los labios - Perho hombreee, no shabesh ni dónde esssstais, eshta ciudad esh Emertrixia... y yo pehnze que el deeespistaado era yo - dijo apenas pudiéndose poner en pie. - Shon hermanos ustedesss? Taeyen, Aeyed... pero uno tiene las orejash mas largas- dijo señalando al recién llegado, mirándolo con incredulidad.

El encapuchado respondió al gesto del elfo haciendo desaparecer el arma bajo su capa mostrando ambas manos, con un gesto relajado. Los comentarios de Mored lo hicieron reir.

Corriéndose la capucha, dando luz a su rostro, Aeged habló por el ebrio 

- Lo que quiere decir Mored es que el puerto austral más grande es Emerisia, me refiero a esta ciudad - enfatizó desplegando los brazos y mirando alrededor - Es curioso como un extranjero puede llegar sin haber escuchado el nombre siquiera una vez... -

- Sobre vuestra pregunta, visitante de Aefisea, mi nombre es Aeged y precisamente desde aquella dirección provengo, aunque es un misterio qué asuntos os llevan a buscarme, pues yo simplemente caminaba hacia allá... - señaló con el pulgar hacia su espalda.

-Rara vez mis pasos me han alejado de Aefisea, el reino de las Nueve Casas y lugar de maravillas sin igual, confesó el loari aliviado al ver cómo desaparecían las armas de Aeged, y por la cortesía que le mostraba al hablar, aún con las insinuaciones y sospechas que contenían las palabras. -La invitación de un amigo me ha traído hasta aquí, pero no he podido dar con él y creí haberos visto junto a la entrada de la casa y por eso he salido a preguntar. Por si conocéis al hombre a quién busco, o si habéis visto algo fuera de lo común en esta calle. Su nombre es Ascal, y también viene de Aefisea, aunque reside aquí desde hace bastante tiempo.

- Adefesio? y dishes que es un lindo lugar? dónde eis esho?- preguntó extrañado y algo aburrido. No estaba seguro siquiera de dónde estaba, apenas podía distinguir la dirección en la que venía caminando hasta el encuentro tripartito - Hey, leis gushta hablar en los caiejones? yo prefieeerrro una buena poshada... yo invito al cabaleiro y a la dama - dijo con sus ojos apuntando a la larga cabellera negra del elfo, de piel delicada y finos modales, que a estas alturas le parecía de una belleza sin igual.