Partida Rol por web

Los confines de la galaxia

El Cuervo

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17/01/2019, 00:18
Director

Cosmo 1, ese era el nombre oficial del cuartel general de la URI, uno de los mayores logros jamás concebidos. Cuando la Unión de mundos creó la URI, se aseguraron de dejar claro que ninguna de las especies tendría el control absoluto sobre la organización. Una idea noble que creo problemas diplomáticos de inmediato. Si la organización solo iba a responder ante la Unión de Mundos, no ante sus miembros por separado, el simple hecho de encontrar una ubicación neutral podía suponer una pesadilla. La solución más evidente era situarlo en alguno de los sistemas más concéntricos, pero los que disponían de planetas o satélites en zonas habitables ya habían sido colonizados y terraformados. Alguien sugirió, probablemente como broma fruto de días de negociación, crear un planeta de la nada en el maldito centro de la Unión. Desde luego como idea podía ser bastante mejorable, pero tras tantos años de guerra habían aprendido a pensar a lo grande. Encontraron una joven estrella ubicada en sitio preciso. Sus planetas orbitaban en zonas que los hacían completamente inhabitables, por eso no habían sido terraformados, así que hizo falta muchísima tecnología para mover uno de ellos, el más pequeño, a la distancia correcta. El tiempo era un factor importante, la tecnología no iba a bastar por sí misma, pero también contaban con magia que permitió poblar la superficie con toda clase de plantas realmente eficientes a la hora de generar oxígeno. No fue sencillo, pero al final tenían su propio planeta. Una auténtica muestra del poder conjunto de la unión y nadie podía alardear de ello. Tan solo el alto mando de cada uno de los miembros y, evidentemente, la propia URI, conocía la existencia de Cosmo 1.

Los miembros del equipo habían llegado allí pocas horas atrás. Para algunos era la primera visita, otros tal vez lo habían visto en sus primeros días, cuando los árboles apenas levantaban unos centímetros del suelo y los edificios eran poco más que agujeros en el suelo donde plantar sus cimientos.
Echo, como le llamaban los humanos, Greeny y Billy, eran de esos que ya conocían el terreno. Hacía menos de dos días* que les habían informado de su nuevo destino. Iban a tripular la nave más nueva de la URI, la joya de la corona. Evidentemente tanta premura implicaba que ya había una misión en el horizonte, pero no era de extrañar. Por su experiencia en la organización, casi todas las misiones llegaban de forma repentina. Tal vez les hubiesen elegido por sus capacidades, tal vez simplemente eran quienes estaban disponibles en el momento oportuno. Probablemente conocían otros compañeros que habrían matado por estrenar el Pegasus, pero los elegidos habían sido ellos.
El transporte de James prácticamente acababa de llegar. No solo era la primera vez que pisaba Cosmo 1, era la primera vez que escuchaba hablar del planeta. Sus superiores habían intentado endulzarle un poco el trago diciéndole que tendría la oportunidad de pilotar la nave más avanzada de toda la Unión, pero en última instancia también le habían recordad que no le estaban dando a elegir.
En el mismo transporte había llegado Rod. Al igual que su compañero humano nunca había oído hablar de Cosmo 1, claro que en su caso tampoco sabía que iba a tripular el Pegasus. Tan solo sabía que conocería al resto del equipo en unos momentos.
Jack llegó por separado. Podía decirse que viajaba bien acompañado. Lo malo era que la compañía eran guardias encargados de custodiarle. Su primera parada una vez en el planeta había sido lo que los oficiales llamaban la zona de motivación. Allí una teniente de sonrisa agradable le había explicado que tenía una oportunidad para hacer algo mejor con su vida. Le había dicho que empezaba de cero, que podía dejar todo el pasado atrás para labrarse un futuro brillante. La charla pocas veces inspiraba a nadie, por eso después llegaba el momento de ponerse serios. En una habitación tan iluminada que era imposible abrir los ojos sin deslumbrarse, había notado corriente eléctrica recorrer cada uno de sus músculos, y un pequeño pinchazo en mitad de la espalda. Un capitán Ziriano, raza también de aspecto animal pero de un tamaño aproximado de medio metro de altura, le había dado la versión realista del asunto. Desde luego era mucho menos agradable que la teniente. Los Zirianos tenían una tecnología precaria en comparación con el resto, pero su dominio de las artes místicas era simplemente aterrador. El renacuajo de pelaje azul y vestido tan solo con una túnica negra que le cubría todo el cuerpo menos el hocico, le habló de “la marca”. Un implante en mitad de su sistema nervioso que se comunicaba vía telepática con la central. Si intentaba escapar, si atacaba a alguno de sus compañeros, el implante se activaría y le enviaría directamente a la prisión de Cosmo 1, atravesando medio universo si era necesario.

De un modo u otro, todos se encontraban en el pequeño transporte que les llevaría del puerto espacial directamente a la Pegasus. Con ellos viajaba el general X’erz, un espécimen de la raza X’anh. Como todos los suyos eran grande, dos metros y medio de musculatura y exoesqueleto recubriendo brazos y piernas, de piel marrón, ojos realmente pequeños y tan solo dos pequeños orificios en la parte superior de la cabeza que funcionaban igual que los oídos humanos. Su uniforme no era demasiado distinto al resto de la URI, con la mayor parte del torso blanco, los pantalones y las manas de color azul muy oscuro, y un identificador en la parte izquierda del pecho que indicaba su graduación. Curiosamente solo los oficiales de alto rango solían llevar uniformes. No es que el resto de la URI no los tuviese, pero solo eran obligatorios en actos oficiales.
X’erz había sido militar toda su vida. Había participado en la primera batalla de los suyos contra el imperio Youdu, una derrota aplastante, y había estado allí en las mayores victorias de la Unión. Fue el primer militar en presentarse voluntario para la URI. Un hombre tosco al hablar, directo, y con una carencia total de sentido del humor.

-Allí tienen a la dama – Dijo mientras el transporte giraba para aterrizar, permitiéndoles ver por primera vez el Pegasus. - Es la nave más rápida que tenemos. Su blindaje está casi a la altura de un acorazado X’anh, y tiene espacio para 4 cazas y dos vehículos de tierra.-

-El doctor Nathan- Continuó mientras el transporte aún maniobraba -Es uno de nuestros mejores arqueólogos. Hace cuatro meses le enviamos a Sima Z3, un planeta minero, a investigar el hallazgo de lo que los nativos describieron como un templo cavado dentro de la montaña-

Con nativos, X’erz se refería a los humanos que habían colonizado el planeta. No era extraño encontrar restos de civilizaciones anteriores en los planetas colonizados por la Unión. Incluso si era necesario terraformarlos, siempre se encontraban en las zonas habitables de cada estrella. Algunas de esas civilizaciones habían poseído tecnología muy avanzada, así que el protocolo estándar era avisar a la URI para investigar la zona antes de que nadie pudiese activar una bomba planetaria por accidente. No sería la primera vez.

-El doctor Nathan y su equipo llevan tres semanas sin comunicarse con nosotros. No es raro en él, pero hace dos días recibimos una transmisión de emergencia de prioridad 1-

El general activó una pequeña grabación. La imagen solo mostraba estática, ni un solo fotograma servía de nada. De forma entrecortada se podía escuchar a un hombre adulto, aunque el audio también estaba dañado.

-Van a…. con…. Demasiado peligroso…- Una pequeña explosión interrumpió las palabras durante alrededor de diez segundos. -No pueden… ¡tenéis… impedirlo!-

La grabación terminó sin más.

-Sima Z3 está demasiado cerca de la zona Youdu- Dijo X’erz rompiendo el silencio. -Incluso en una dama como la Pegasus tardaréis al menos dos días en llegar. No sabemos qué vais a encontraros, pero sea cual sea el problema, arregladlo.- El transporte ya había tomado tierra. El Pegasus abrió unas pequeñas compuertas circulares en la panza, y un rayo de tracción se proyectó desde cada compuerta a modo de ascensor. X’erz miró a Greedy, se cuadró e hizo un saludo marcial de forma exageradamente enérgica. -La nave es suya, capitana-

Notas de juego

*Obviamente el concepto de día es bastante poco adecuado en este contexto, pero es más sencillo usar medidas de tiempo que ya conocemos.

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17/01/2019, 14:54
Greeny

El viaje, aburrido como siempre, había dejado de impresionar a Greeny mucho tiempo atrás. El mismo viejo planeta artificial con los mismos viejos y artificiales edificios rodeados por los ligeramente no tan viejos árboles y arbustos mágicos y normales que habían sido apenas semillas cuando ella había llegado por primera vez a Cosmo I. Incluso el baño de damas seguía exactamente igual. No es que Greeny necesitase ir al baño, claro, pero se había convertido en una costumbre entretenida ir a visitar "los depositarios" de los externos e intentar espiar las extrañas necesidades de sus cuerpos...eso siempre la ponía de bueno humor antes de una misión; y había que admitir que las mejores reacciones de sorpresa siempre se encontraban en las pobres oficiales desprevenidas de Cosmo I.

La verdad es que la kurdziana había llegado con tiempo de anticipación para hacer repaso de todos los lugares que recordaba del planeta, o al menos aquellos que recordaba con agrado. Sin embargo no pudo concentrarse en los jardines, ni en las graciosas lucecitas de la máquinas máquinas expendedoras de los distintos casinos del recinto, ni mucho menos en su aventura improvisada a los baños. Había sido llamada para una misión a bordo de la última adquisición de la Unión y las apuestas habían empezado a correr entre los pocos seres que mantenían contacto con ella de manera regular (eso sin contar la expectación de Kurdzo respecto a lo que sucedería hoy. "Un pequeño paso para Greeny, un gran salto para el nido" o algo así habían sido sus palabras)...y eso solo significaba una cosa: uniforme.

A pesar de ser bendecida con una baja tasa de invitaciones a eventos oficiales, el cargo de la kurdziana exigía que este tipo de eventos fueran vivenciados estrictamente de traje oficial. Gracias a su particular fisionomía, al igual que muchas de otras especies de la Unión, la chaquetilla de bonita tela blanca y mangas en azul no corría para ella; en su lugar, el uniforme era remplazado por un cordón intrincadamente adornado que comenzaba desde uno de sus pétalos y terminaba en un engarce sujetado a una de las raíces que le servía de extremidad inferior. Colgado del cordón blanqui-azul, pendían el parche que mostraba el rango de Greeny: dos bandas y una estrella. Todo esto rematado por una especie de boina en su pétalo superior que transmitía más la imagen de una niña exploradora y no de una mayor.

El cordón picaba, la insignia pesaba y se sentía poco natural. Odiaba la boina y aún no entendía cual era todo el revuelo por esto de los rangos... en su planeta jamás había habido nada parecido y habían vivido de manera apacible desde que Kurdzo tenía memoria.

Grenny caminó cabizbaja e incomoda al transporte y lo vió... un verdadero Plex-Rho. Sus músculos metálicos, su cara brillante y de acabado mate, su cuello demasiado grueso para ser orgánico y sus ojos demasiado brillantes como para tener vida. Apenas contenía la emoción mientras daba pequeños temblores, tamborileando el suelo con sus raíces. Por supuesto, otros Glom'Oran Kuryi ya le habían mencionado que esta esquiva raza tenía un representante en la URI (y Greeny lo había confirmado tras horas de incesantes preguntas a su último capitán)...solo no creyó tener oportunidad de verlo por si misma. Además, al lado del sintético se encontraba un viejo bípedo de aspecto cansado y sombrero de ala ancha que reconoció enseguida como el viejo Billy Dee. No se habían conocido aún pero el humano se había formado una reputación como explorador en la URI; fama que había llegado hasta los oidos de Greeny gracias a un par de amenazas tras ganar una apuesta a Ozem, un bulkuriano de su última tripulación que aseguraba que la encontraría, así tuviera que pagarle a Billy por el placer de su cabeza... típico comentario de noche de karaoke.

No obstante, a medida que X'erz hablaba y mostraba la nave, la emoción de Greeny solo creció hasta apenas poder contenerse. La inmensidad de la nave, sus potenciales nuevos amigos, incluso la misión sonaba como la clase de cosas por las que Greeny se había enlistado un siglo atrás. Para cuando el X'ahnz se cuadró ante ella, como era el protocolo, y le entregó el mando de la nave, la kurdziana ya no cabía más en su felicidad. Irguiéndose levemente para quedar a la misma altura de X'erz, hizo un saludo marcial impasible; notando la complacencia dentro de la mente del hombre a medida que ella irrumpía con voz chillona de emoción*:

Muchisimas gracias señor! Tenemos una nave!! La cuidaremos muy muy muy pero muy bien, o sea...la cuidaré y haré que ellos hagan lo mismo. Es un honor, un honor. Yo venía pensando que sería un trabajo médico como cualquier otro, con una tripulación aburrida sobre una nave nueva...pero no. Es preciosa! puedo cambiarle el nombre? puedo? puede llamarse unicornium? Ya sabe, por la virilidad...subiría la moral de la tripulación. No, mejor dejemoslo como está...sería un enorme embrollo de papeleo después de todo. Bueno, no importa. Traeré a su doctor geo-lamerocas de vuelta sano y salvo... No puedo creerlo, mi propia nave! Ozam me debe un montón de monedas brillantes por esto. Quiero decir, aceptamos.... a-cep-to el cargo con honor y dedicación para cumplir con el deber de la URI y la paz dentro de la Unión... Pero bueno, creo que es momento de que deje de ser tan elocuente conmigo y me entregue los papeles de embarque y las fichas técnicas de la tripulación, sabes?

El saludo marcial se había extendido por unos sólidos 3 minutos de silencio sin que ocurriese nada aparente. Greeny miraba fijamente al X'ahnz mientras este intentaba mantener su compostura a medida que su cara demostraba cierto desagrado. Finalmente, Greeny abandonó el saludo e irguiéndose hasta casi alcanzar los 3 metros dió un paso al frente, dejando una nube de polvillo brillante mientras caminaba.

Som...Soy Glom'Oran Kuryi, mejor conocida como Greeny ya que la mitad de mi planeta tiene mi mismo nombre. -resonó con tono alegre la voz de la kurdziana dentro de la mente de sus compañeros- pero bueno, los detalles ya los preguntarán más adelante, no? Antes que cualquiera pregunte: si, tengo entrenamiento como médico. Si, soy una chica...o sea, chica-nochica, o sea... hmmm... es como...complicado. Bueno, siguiente!. Si, soy una kurdziana.

La voz de la capitán se torno súbitamente seria

Como es costumbre en mi planeta y así a sido mandatorio en todas las tripulaciones en las que he sido asignada para asegurar la confianza entre nosotros, necesito pedirles que cierren los ojos y aspiren profundamente...a la cuenta de tres... uno, dos.... .... ... tres!

Notas de juego

*esto solo lo escucha el oficial X'erz...las maravillas de la telepatía.

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18/01/2019, 02:46
Billy “Nueve Manos” Dee

Cosmo I. Aquel planeta le inquietaba. La vida salvaje tendía a regularse por sí misma. La naturaleza era sabia, media sus riesgos y reajustaba su entorno cuando era necesario. Cosmo I podía parecer un planeta vivo, y lo era. Pero se le antojaba como un hijo deforme, una aberración creada por un científico loco. Uno brillante, pero totalmente chalado. La naturaleza tenía un origen que se fundía con el propio del universo, o el de la vida. Crear de la nada todo un planeta, mezclar la vida al antojo de unas mentes que no eran más que parte de la pirámide de la vida, era peligroso. Obraban con fuerzas que no conocían. Creían que su ciencia, o su magia, había creado un hermoso jardín. No era así. Allí no había habido una selección natural, una evolución. Las fuerzas primarias que moldeaban los mundos habían estado ausentes. El jardín artificial y controlado. “Como ver un zoo, pero a lo grande”.
Terraformación, siempre le ponía triste. Al mirar Cosmo I le daban ganas de llorar. “Y lo llaman progreso”. Lo peor era que trabajaba para esos tipos. Ya pensaría en otro momento comno había terminado así. Hechó un último vistazo y se reunió en el punto de encuentro.
Le habían asignado al Pegasus. Aquella nave debía de ser lo más de lo más. Para él era un pedazo de chatarra. Otros se hubieran muerto de satisfacción al contemplar las finas líneas de la nave, al escuchar el ronroneo de sus motores. Había gente capaz de amar esas cosas. Para él solo era una herramienta. Una de las buenas, pero herramienta después de todo. Si les daban los mejores recursos es que iban a enviarles a un infierno de tres pares de narices. Y no se engañaba. Él no era el “soldado” perfecto de la URI. Había tenido sus roces y sus fracasos. Otra señal de que el viaje sería más movidito de lo debido. Su presencia no le traía suerte a nadie. “Pero sin acción no hay diversión ¿Y qué es la vida sin diversión?”
Se reunió con sus compañeros. Quizás debería haberse leído los informes que le habían ido entregando sobre ellos pero, por propia experiencia, un trozo de papel no era buena forma de conocer a sus compañeros. Los informes de la URI tendían a resaltar un montón de datos inútiles que no dejaban entrever la realidad del ser. Aún recordaba parte de su informe; grosero, indisciplinado, malhablado. No habían captado para nada su esencia, joder.
Tras un primer vistazo pensó que no estaba mal. “A falta de mujeres, claro”. Y solo una máquina. Esas cosas le asustaban tanto como el propio Cosmo I. No podía sentir nada en ellos. Estaban vacíos. Eran oscuridad y nada más. Y sin embargo se movían, hablaban e interactuaban. Eran como marionetas. Podía ver sus movimientos, pero no quien movía los hilos. Para una persona normal sería como hablar con un cadáver. Se tenía que recordar a si mismo que era un programa, una mente artificial creada para imitiar la vida. Igual que Cosmo I. Un artefacto sin alma.

Le habían entregado un uniforme, pero se había encargado de perderlo por el camino de forma poco decorosa. Nunca le invitaban a un acto oficial y cuando lo hacían, bueno, aún recordaba el último. O al menos lo recordaba hasta la cuarta botella de champagne Asiriano. Prefería vestir de paisano. No le pagaban por disfrazarse. Y el blanco no era buen color para un explorador.
El general X’erz les mostró la nave. Era un viejo conocido. Militar de carrera, tran predecible como el amanecer. La chatarra voladora no estaba mal, suponía. Lo primero en lo que pensó es cuánto tiempo iba a tardar en abandonarla para disfrutar de un entorno de verdad. Era una lata. Una muy bonita, pero una lata en la que sentirse atrapado.
Pegasus era su nombre. No, una vez había cabalgado sobre algo similar a un pegaso. Aquello no tenía nada que ver. Era otra mentira a través de lo artificial.
El general habló sobre el blindaje y sobre la capacidad de carga; cuatro cazas y dos vehículos de tierra.
—Así que hay sitio para guardar todo mi tequila—masculló.
El general pasó a informarles sobre la misión. Aparentemente estaba distraído pero prestó atención a la grabación. Había alguien en apuros. Un problema sin conocer, un arqueólogo asustado. Y un misterio. “Esto está mejor, chico”. Quizás hasta podría hacer algo bueno por el universo antes de terminar la semana.
Dado que el general X’erz no le había reído la primera broma se permitió callarse una segunda. Aunque para broma tenían el informe previo de la misión. No tenían nada. La URI actuaba así. Enviar a un puñado de prescindibles a un lugar donde no sabían que estaba sucediendo pero en el que se intuía el peligro. Una vez recabasen datos de sus cadáveres podrían enviar al equipo de verdad. Joder, tanto optimismo le estaba asustando.

Y entonces le presentaron a su capitana.
—Oh, vaya no sabía que finalmente íbamos a tener chicas aquí…—dijo mirando a un lado y luego a otro, colocándose bien su ajado sombrero Se tragó sus palabras como un escupitajo que finalmente no puedes esputar cuando comprendió. “La planta es la chica. Y la jefa. Interesante”. Y había algo más. Algo que no se podía apreciar en ningún informe. La chica ocultaba ramificaciones, conexiones, estaba allí pero a la vez formaba parte de algo más grande. Su esencia se dividía y se volvía a dividir, esparciéndose más allá de las estrellas pero estando también allí, al alcance de su mano. Era tan compleja como radiante. Era preciosa.
La capitana se presentó. No sonaba como otros oficiales. Su tono era cercano. Sus palabras, casi infantiles. Había nerviosismo en su voz. O quizás una emoción desbordante. A veces la URI tenía esas sorpresas, te permitía conocer "personas" interesante.
La capitana les pidió que cerrasen los ojos cosa que él nunca hacía a no ser que estuviera en la tercera cita esposado a los barrotes de la cama. Billy miró a sus compañeros. Aquella era su oportunidad. La capitana no había llegado a contar hasta dos cuando Billy ya se encontraba corriendo hacia la nave. Cuando alcanzó el rayo de tracción que lo subiría a borde sonrió a sus compañeros.
—¡El que primero llega, elige habitación!
Solo tenía que encontrar el cuarto más grande y tirar su macuto en él.

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18/01/2019, 15:07
Echo

IA de Echo

Inicio de ciclo…

Ciclo número 5641…

Ubicación…

Cosmo 1…

Cuartel General de la Unidad de Reconocimiento e Investigación de la Unión de Mundos…

Diagnóstico de estado de la Unidad…

Iniciando…

Unidad operativa…

43/43 sistemas principales en estado óptimo…

131/131 sistemas secundarios en estado óptimo…

347/347 sub-sistemas en estado óptimo…

20869/1869 rutinas primarias sin problemas de ejecución…

50796/50796 rutinas secundarias sin problemas de ejecución…

706091/706091 sub-rutinas sin problemas de ejecución…

0 fallos detectados…

0 problemas detectados…

Diagnóstico finalizado…

Rendimiento operacional actual de la Unidad Autónoma Multipropósito Plex-Rho 05E17A para la Exploración en Territorio Orgánico al 100%

 

Desde que había embarcado una de las naves Plex-Rho de Desplazamiento Interestelar Tipo 2 de la estación en la que se encontraba tras haber recibido hacía dos días la designación de su nuevo destino por parte del Mando Central de la URI, Echo había descargado de la Red Plex-Rho los datos actualizados sobre el estado de Cosmo 1, así como también cualquier información, noticia o rumor que pudiese producir un despliegue de la URI… todo lo cual le llevó varios segundos a causa de la amortiguación de la conexión causada por la velocidad de la nave. Tras ello, realizó diversos cálculos de probabilidad para dar con el motivo de su nueva designación, lo cual le llevó menos de un minuto.

 

96.695% designación a escuadrón para misiones prioritarias…

2.402% designación a patrullaje estándar…

0.542% designación para intercepción de actividad Youdu…

0.361% restante correspondiente a otras 43 posibles opciones

 

Habiendo concluido que lo más probable era que hubiese surgido algún problema o incidente que requiriese de sus capacidades, Echo se pasó el resto del viaje realizando simulaciones sobre posibles misiones, estudiando sus datos operacionales y revisando continuamente la Red en busca de nuevos datos.

 

Nave Plex-Rho de Desplazamiento Interestelar Tipo 2

Cuando finalmente llegó a su destino, Echo re-actualizó sus datos sobre Cosmo 1, pues aunque ya había “visto” su estado actual mediante los datos de la Red,  consideraba que eso no era tan correcto como captar con sus propios sensores el lugar… y desde la última vez que Echo había pisado Cosmo 1, este había cambiado considerablemente, puesto que al fin y al cabo, en ese momento el planeta solo resultaba habitable para un 0.0401% de las especies orgánicas registradas que existían en la actualidad, y ninguna de ellas era ni tan siquiera consciente. Por suerte para la Unión, eso no suponía ningún inconveniente a las Unidades Plex-Rho, por lo que la ayuda de estas les permitió rebajar considerablemente los costes iniciales de la recolocación y terraformación del planeta. Y al mismo tiempo que sus sensores captaban todo lo posible del planeta, Echo aprovechó para conectarse a los sistemas del Cuartel General a los que tenía acceso... o más bien a aquellos para los que le habían concedido el acceso, pues en realidad no le hubiese costado demasiado tener acceso a muchos otros, sin embargo, una de las primeras cosas que los Plex-Rho habían comprendido es que los orgánicos no confiarían en ellos si no seguían sus protocolos de acceso.

Este también era el motivo de que, conforme descendía de su nave, la coloración exterior del cuerpo de Echo variase drásticamente, del habitual gris azulado uniforme a una combinación de azul #002366 en las cuatro extremidades y blanco #FAFBFD en todo el torso exceptuando la zona superior izquierda, donde había “dibujado” los identificadores correspondientes a la graduación que la URI le había asignado.

Dado que el momento de su llegada, tal y como había previsto con un margen del 2.86%, la óptima para poder empezar en su nueva designación de inmediato sin perder el tiempo por llegar demasiado pronto, Echo no tuvo la oportunidad de pasear por el lugar… claro que también era cierto que Echo no necesitaba pasear por el Cuartel para observarlo, pues entre lo que captaban sus sensores y los datos que obtenía de los sistemas a los que se conectaba, a pocos lugares hubiese podido ir que no estuviese observando ya, por lo que se dirigió directamente al transporte designado. Seguramente por ese motivo, a excepción del general X’erz, nadie más había llegado aún al transporte cuando entré en el… los orgánicos y su falta de puntualidad.

Por suerte, tan solo 134 segundos después llegó el primer orgánico, y tras él, fueron llegando el resto mientras Echo iba analizando sus respuestas a su presencia, bien fuesen de curiosidad, de rechazo, de indiferencia o de una fingida ignorancia. Dos humanos y un Thonod, especies con las cuales Echo había trabajado durante la guerra, aunque no con ninguno de los presentes. Un Khaali, especie que hasta el momento solo había podido observar en otros escuadrones, pero con la que aún no había interactuado de manera directa. Y por último, un ser que, tras una rápida consulta en la Red, concluyó que había un 97.4% de probabilidades de que fuese un Kurdziano. En el caso de los tres primeros, descargó de inmediato los datos sobre cultura, rasgos sociales, comportamiento y características de cada raza para así maximizar la eficiencia de la cooperación… el en último caso, también, pero dado que los Plex-Rho no había tenido más que contactos indirectos y estudios lejanos con dicha especie, también empezó a subir a la Red cada dato que recopilaba sobre el Kurdziano en cuestión.

Forma, movimiento, pigmentación, reflejos corporales, los espasmos que parecía tener al observar a Echo, alteración de gases por su respiración, interferencias bio-eléctricas emitidas, resultado del bio-escáner no intrusivo… cada qbit de información era inmediatamente incorporado a la Red. Y por supuesto, al tiempo que recopilaba toda esa información de manera pasiva y la agregaba a la Red, también registraba cada palabra que el general iba diciendo al respecto del motivo de su convocatoria y la misión a la que serían asignados. También escuchó el comentario de uno de los humanos respecto al almacenamiento de una bebida alcohólica, pero dado que dicho comentario no tenía sentido, lo clasificó, con una probabilidad del 43.8%, como una broma, archivándolo para más tarde. Ventajas de la alta capacidad multi-procesacional de las IA Plex-Rho.

Parámetros y objetivos de la misión recibidos, General X’erz.  He de informarle que en función del cálculo del área interna de la nave Pegasus y de los probables sistemas y sub-sistemas de los que debe disponer, estimo que el número de miembros actuales no alcanza el número optimo necesario para un manejo eficiente de la nave. ¿Somos los aquí presentes los únicos del escuadrón asignado a la Pegasus, o faltan miembros por llegar?

La voz sintética de Echo resonó en el lugar 3.71 segundos después de que la Kurdziana -genero actualizado-, identificada como Greeny realizase un saludo tras ser designada como capitana de la nave. La voz, evidentemente artificial y carente de emoción, pero en cuya base parecía tener múltiples voces “orgánicas”, o más bien sintetizadas a partir de voces orgánicas, las cuales daban a su voz un tono único, inconfundible… y hasta vivo.

También le informo que voy a solicitar los datos e información que estimo necesarias para aumentar la probabilidad de éxito de la misión.

 

Solicitud de acceso….

Datos e informes del doctor Nathan, su equipo y de la excavación…

Datos e informes de Sima Z3, población, sociedad e información militar…

Datos e informes de patrullas en sectores cercanos con una antigüedad de 6 meses…

Datos e informes de actividad Youdu en la zona…

Datos e informes de personal de la tripulación asignada a la Pegaso…

Datos e informes de la Pegaso…

Acceso de Nivel 1 al ordenador y los sistemas de la Pegaso…

Solicitudes realizadas…

Esperando respuesta

 

Mientras Echo esperaba respuesta a sus solicitudes, se reposicionó para quedar de cara frente a la Kurdziana que había sido designada como capitana de la nave, escuchando su presentación… y, al igual que había ido haciendo con cada gesto o movimiento que había ido haciendo hasta el momento, siguió subiendo también sus palabras, el análisis de las construcciones de sus frases, su entonación y otros 173 parámetros más con respecto a lo que decía a la Red.

 

Actualizando datos...

Kurdziana…

Denominación: Greeny, Glom'Oran Kuryi...

Estatus: Capitana de la Pegasus…

 

Saludos Greeny Glom'Oran Kury.

Soy la Unidad Autónoma Multipropósito Plex-Rho 05E17A para la Exploración en Territorio Orgánico, pero, basándome en las 2461 interacciones previas hay un 98.6% de probabilidades de que dicha denominación resulte poco eficiente de usar y prácticamente imposible de recordar por los orgánicos. Por ello os informo tanto a ti como al resto de miembros de este escuadrón de que también podéis referiros a mí como Echo.

Actualización de capacidades con “entrenamiento médico” recibida. Solicito aclaración de estado de chica, chica-nochica.

Informo de que esta Unidad carece de sistema respiratorio para realizar una aspiración, además de que dicha costumbre supondrá un retraso mínimo de 5.37 segundos en el inicio de la misión.

De nuevo, la voz sonaba desapasionada, y de nuevo, si uno se fijaba, parecía si tener cierta emoción en el fondo, aunque era difícil descifrar cual era, si era solo una… o si en realidad había algo así ahí. Aunque bien podía haber habido un indicio de suspiro de reproche al final. Y mientras Echo decía eso, uno de los dos humanos salió corriendo rápidamente hacia la nave al tiempo que hacía mención sobre una elección de alojamientos basada en el orden de ingreso a la nave… algo completamente sin sentido.

Capitana Greeny Glom'Oran Kury, informo que, si bien el entusiasmo y la premura por iniciar la misión pueden beneficiar al escuadrón en ciertos momentos, un comportamiento espontaneo e individual como ese aumenta enormemente el riesgo y la probabilidad de fracaso en una misión. La implementación de un nivel básico de disciplina es un medio ampliamente aceptado para minimizar dicho problema.

Mientras hablaba, y sin necesidad de girarse ni de dejar de “encarar” a la Kurdziana, Echo señalaba con una mano y gran precisión a Billy a pesar de estar moviéndose a espaldas de este, pues no necesitaba “mirarle” para “verle”. Y respecto a su voz, en este caso, sí que resultaba más fácil identificar el indicio de emoción en el fondo de las palabras de Echo, y era una evidente desaprobación... o al menos, todo lo evidente que podía ser cualquier tipo de emoción en una “voz” como la suya.

Notas de juego

Todo lo que está en cursiva son comunicaciones internas con sigo mismo, con otras maquinas, redes u ordenadores, y evidentemente sucede a su velocidad... vamos que vosotros ni os enterais

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18/01/2019, 19:25
Rod Grazemann

La vibración del metro y el tintineo de las barandillas no hacen más que adormecerme. El metro se vacía poco a poco según se aleja de la ciudad en dirección a las afueras. A unas 4 o 5 paradas de donde tengo que bajarme el tren sale del túnel haciendo que el sol entre de una manera casi violenta en el vagón. Miro por las ventanas y veo como se desdibujan los grandes edificios de la metrópoli dando paso a edificios industriales y almacenes, y, después, estos a suburbios de casas elegantes. La idea es acercarse a la base lo más que sea posible y de ahí me recogerían para llevarme a no sé muy bien donde a no sé muy bien que. Tal y como estaban las cosas no le importaba qué hacer mientras tuviera que hacer algo. Además el viaje hasta Cosmo I me lo habían pagado. Las últimas 2 paradas las hago de pie con el cigarro en la boca sin llegar a encenderlo. Miro por el cristal y me aseguro la bolsa al hombro cuando el tren comienza a reducir su marcha frente al anden. Ya dentro, en la estación, veo a un militar que cuando me ve usa mi apellido a modo de pregunta. Asiento mientas entro en el trasporte.

Tras el viaje, que no hago solo, llegamos a un complejo. Una serie de edificios militares, industriales y almacenes que rompen con la naturaleza calmada y pacífica del planeta. Poco a poco nos van presentando. La capitana pertenece a una especie que no había tenido la ocasión de conocer nunca también hay una IA y un par de humanos. En el caso de estos les tiendo la mano, saludo que es considerado correcto entre sus miembros. Con la, ahora sé que así se llama su raza, kurdziana me limito a hacer una pequeña inclinación de cabeza con mi mano izquierda en el centro del pecho. Un gesto habitual de los Khaali, sutil, pero de muestra de respeto cuando no se conoce la manera de interactuar con una especie desconocida. La IA se pone un poco repelente con una ingente cantidad de datos.

Me presento ante mis compañeros

-Rod... Rod Grazemann. Pero pueden llamarme solo Rod. Un placer.

Segundos antes de que lo planteé el androide hace la misma pregunta que me ronda la cabeza a mi. Somos pocos y esta nave tiene mucho que reparar por que si no se mantiene entre la gente suficiente se romperá tarde o temprano.

Bromeo con la IA, ya que está obsesionado con el cumplimiento de la misión esta.

-El 84% de los individuos orgánicos se agobian con una cantidad elevada de datos. Alguien agobiado no puede ser eficiente en sus tareas

Mirando a la capitana y con un cuadre casi militar digo:

-Capitana con todo el respeto. Acabo de conocerla. No voy a hacer terapia de grupo tan pronto.

Y sigo al humano que corre hacia la nave, percatado de que aún tengo el cigarro sin encender. Me lo saco detrás de la oreja y le grito.

-Tienes pinta de tener fuego

 

Notas de juego

Outfit: 

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18/01/2019, 21:39
James Dunn

El viaje hasta Cosmo 1 había sido rápido. O al menos eso le había parecido a James, que había dormido como un bebe gran parte de él. Desafortunadamente para sus acompañantes, era el único que había podido hacerlo, porque por mas que él lo negara enérgicamente, roncaba como un condenado.

Se fue enterando de que la cosa iba de planetas secretos, arqueólogos desaparecidos y formar parte de una tripulación cuanto menos peculiar. Las buenas noticias eran que iba a pilotar una belleza de nave, y eso nunca estaba mal. Las malas eran que según lo que había entendido, iban a estar demasiado cerca del imperio Youdu para su gusto.

En el viaje fue con quien se había identificado como Rod, y James se preguntaba si era muy pronto para hacerle bromas caninas. Una mirada a su actitud en general lo disuadió, al menos de momento, en llamarlo Firulais o similar. Era muy pronto para hacerse enemigos dentro de la nave. Pero por todos los dioses, cuando vio a la tripulación de la que iba a formar parte fue difícil contener la compostura. ¡Algunos incluso llevaban uniforme!

- A ver, X’erz, señor, no soy el soldado mas brillante de la Unión, pero enviar un grupo conformado por un convicto, una tostadora, una planta y un par de indeseables mas no es lo que se dice alentador. ¿Nos envían para evaluar los riesgos, verdad? ¿A ver en cuantos pedazos nos cortan? Porque la transmisión que escuchamos claramente amerita una misión con algo mas de "músculo", ¿no? 

No esperaba una respuesta coherente, sólo la orden de embarcar y listo. Estaba acostumbrado a eso. Pero nada le impedía quejarse. Lo que no llegaba a comprender era por que los enviaban en esa belleza. ¿Sería un prototipo y querían evaluar como se comportaba en una misión suicida? ¿Tendría una IA capaz de volver sola cuando todos fuesen descuartizados para mostrar la grabación de la matanza? Sólo había una forma de averiguarlo.

Avanzó con el resto de los condenados hasta que la "capitana", y no había forma en la mente de James de quitarle las comillas a esa palabra cuando estuviese relacionada con la kurdziana, les pidió permanecer ahí para una especie de rito de sabe Dios que cosa.

El tal "Nueve Manos" duró en posición marcial menos que un suspiro, y el khaali o como se llamara lo siguió en menos de lo que canta un gallo. Jim se quedó de brazos cruzados tratando de encajar toda la información respecto a sus compañeros, mirando fijamente a la kurdziana, tratando de discernir si todo aquello se trataba de una broma o iba en serio.

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19/01/2019, 01:38
Billy “Nueve Manos” Dee

—Claro amigo, tengo para dar y tomar —respondió al Khaali.
Hizo un movimiento de muñeca y una mechero plateado apareció en su mano, ya encendido. Un truco de manos sencillo. Encendió el cigarrillo, sacudió la mano e hizo desaparecer el mechero.
—Un minuto más de etiqueta militar y no hará falta que me maten en Sima Z3, yo mismo me pegaré un tiro —sonrió, con humor —. ¿Qué opinas? ¿Crees que la URI no sabe lo que hay en Sima y nos envían a nosotros como avanzadilla o crees que lo saben y nos envían porque somos prescindibles? En ningún caso suena alentador.
Desde la distancia podía observar a su capitana. Una extraña elección. Una raza no muy conocida. Sería complicado hacer equipo entre miembros tan diferentes, pero la supervivencia iba a depender de eso. La unión hace la fuerza, decían en su hogar. Si no podías confiar en los tuyos, ya podías darte por jodido.
—La grabación. El tipo estaba a punto de morir pero parecía más preocupado por enviar el mensaje. ¿Qué puede ser más importante que la vida propia?—arrugó el rostro, pensativo —. Algo gordo, amigo. Esta no es una misión de rescate al uso. Casi puedo sentirlo en el aire.

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19/01/2019, 13:18
Rod Grazemann

Tras la calada larga al cigarro mirando al grupo suelto el aire y suspiro.

-Creo que necesitan carne de cañón... pero si tenemos un grupo así será por que todos tenemos alguna habilidad especial que les encaja... Esto tiene de oficial lo que yo árbol... Miré hacia la capitana y pienso voy a tener que cambiar ese refrán. Sea como fuere... Tendremos que sobrevivir... 

-Después de pillar cuarto me voy a dar una vuelta por la nave. En un monstruo como este se nos pueden colar polizones o alguna avería cojonuda... 

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21/01/2019, 15:45
Jack

- Joder tío, menuda mierda de semana… primero ese ogro verde y asqueroso, el tal Pax que mide casi 4 metros y tiene a media cárcel acojonada, ya sabes, el tipo ese enorme, con cara de pocos amigos y el brazo robótico, seguro que en las peleas ilegales que montáis habéis apostado más de una vez por él… no os culpo, todo el mundo lo hace, yo incluido. Pues no va y me dice que el Slurm no tenia el sabor que él recordaba y que la lata olía a mierda? Y que se esperaba? Lo había entrado por el culo de un novato, un gusano enorme, ese Jabra… Jawa…ga como se llame, seguro que sabéis a quien me refiero… pues eso, allí cabe de todo tíos, cuando me pasaron el chivatazo no me lo podía creer, tuve que untar muy bien al que hacía las entradas ese día, si le veis con una nave nueva, ya os podéis imaginar quien ha financiado la mayor parte. Pero eso sí era un buen culo, casi parecía un almacén: latas de Slurm, armas, PADs no rastreables, incluso una tele! Os lo creéis? Una puta tele en el culo del bicho ese… eso si, me pagaron una auténtica fortuna para entrarla, supongo que ya sabréis quien la pidió, poca gente en ese sector tiene tanto poder. Pues eso, Pax cabreado con ganas de partirme en dos, otros tantos del mismo pedido, pidiéndome que les limpiase la mercancía o que les devolviese el dinero… Y UNA MIERDA! Jejeje. Pero eso no es lo peor, estoy acostumbrado a tratar con clientes descontentos, el tema es que otro de los novatos sabia más de la cuenta y no tardó mucho en soltar el bombazo: la nueva recompensa que puso Comet a mi cabeza… ya sabéis, Comet, el Pirata… somos… bueno, éramos antiguos socios y un trato no acabo muy bien… cosas de los negocios, ya me entendéis. Y ya os podéis imaginar el resto cuando algo así se expande como la pólvora… el primer día intentaron matarme 3 veces, y eso que el chivato ese entro a última hora de la tarde. Al final tuve que tirar del plan B… cuando te acostumbras no se esta tan mal en la cárcel, 2 comidas diarias, ejercicio, broncas casi a diario, y si no estas de por medio, es bastante entretenido de ver… y si eres de utilidad para la gente adecuada, todo va sobre ruedas, pero cuando esa misma gente te quiere muerto… la cosa cambia, así que tuve que aceptar este trabajillo. Con un poco de suerte, me pondrán a servir bebidas para los pijos estos de la URI una temporada hasta que consideren que he pagado lo suficiente y me liberen.  Vosotros que pensáis? No sois muy habladores, no? Os pagan por no hablar o solo es porque vuestro cerebro no da para tan… – fue en ese momento que la paciencia del guardia que tenía al lado se agotó y me propinó un buen puñetazo en el estómago. Casi saqué el almuerzo… entre el golpe, el zarandeo del vehículo y que me había pasado un poco bebiéndome las existencias de alcohol que me quedaban en el escondrijo de la celda.

El resto del viaje no mejoró, pero al menos creo llegué a escuchar la melodiosa voz de alguno de mis acompañantes – ¡CALLATE DE UNA PUTA VEZ! –me pareció entender entre patada y patada o quizás fue una especie de rugido, tengo un poco borrosa esa parte. Pero al final aterrizamos y las puertas se abrieron. El olor a sudor que tenía el interior de la nave secuestrado empezó a mezclarse con los suaves aromas del hangar, combustible, soldaduras, circuitos quemados… pero una leve sonrisa apareció junto con un risueño soplido, casi parecía como si hubiese echado de menos esos olores que a tantos otros les debían producir arcadas.

La luz artificial hacía resplandecer el traje naranja de presidiario y los grilletes nuevos que me habían puesto para el viaje, no me había contado mucho sobre mi destino o que iba ha hacer, pero era algo sobre la URI y había que aparentar que el agujero del que me habían sacado, era de lo mejorcito. – VAMOS, MUEVETE! – esta vez si que pude oír bien el berrinche de uno de mis nuevos colegas con los que tanto habíamos compartido, mientras me empujaba con amabilidad para que iniciase la marcha. A plena luz su aspecto era bastante grotesco con cara de aspecto porcino, crestas de mohicano y unos colmillos que sobresalían de sus bocas. Me sacaban un par de cabezas y otras tantas de ancho, con el uniforme de guardia impoluto, seguro que ellos también iban de estreno. Las placas de refuerzo del exoesqueleto exterior del traje relucían lisas y brillantes, como si nunca hubiesen encajado un golpe. No como las botas, aunque como habían dado en blando, no se apreciaba ninguna muesca o desgaste. Y lo mismo pasaba con el resto de sus complementos, hasta los fusiles de pulsos parecían recién salidos de fábrica. Pero al final llegamos a nuestro destino, y me dejaron en una especie de sala de formación con varios pupitres encarados hacía la misma pared, fue entonces cuando me di cuenta de que todo se acaba, y esa bonita relación de amistad que había surgido un par de días atrás, justo cuando empezó el traslado, había llegado a su fin y aunque se hicieron los duros marchándose sin mirar atrás ni despedirse cuando me soltaron los grilletes, sé que me echarían de menos.

Notaba las manos y los pies entumecidos por la falta de riego sanguíneo causada por los grilletes, el olor de la habitación era rancio, como si no la hubiesen utilizado ni ventilado en días. Estuve esperando un par de horas hasta que llegó una mujer ha soltarme el típico sermón para rehabilitarse bla bla bla, empezar de cero bla bla bla, realización personal, bla bla mierda… estaba casi dormido, o del todo cuando noté un fogonazo de luz muy intenso, tan fuerte que me quemaba las pupilas. Intenté taparme los ojos, pero estaba esposado a la silla y sin darme un instante para articular palabra, llegó la descarga eléctrica motivacional más fuerte que había recibido hasta la fecha seguida de un pinchazo en la columna – Joder… veo que habéis hecho los deberes – iba a decir algo más, pero la siguiente expiración fue seguida del almuerzo gourmet a base de capsulas de proteína deshidratada con sabor a tierra que había tomado unas horas antes. Mientras intentaba recuperar la compostura, el Ziriano acabó de explicarme todo el asunto. No pude hacer otra cosa que tragar saliva, ácida y amarga con sabor a bilis, de esa que rasca la garganta y te deja ese regusto inconfundible, mientras él permitía el lujo de bromear – Vaya, ya no pareces tan animado… se te ha comido la lengua un Golnax? – pero “la marca” era algo con lo que no contaba y no parecía una broma, menos viniendo de un Ziriano.

Una nueva escolta me llevó hasta un transporte llena de especímenes a cada cual más raro que el anterior. Allí ese tal General X’erz, soltó un nuevo discurso al grupo, directo al grano y sin perder el tiempo. Joder, casi prefería hacer equipo con los guardias y sus “caricias” que embarcarme en una misión suicida, pero si me llevaban de vuelta a prisión me estaba esperando el mismo destino, así que me limité a callar mientras observaba en silencio la nave que teníamos delante y acababa de escuchar los últimos detalles junto con la grabación.

Capitana? En serio? Esa alga gigante? – había oído hablar de esa especie pero era la primera vez que veía a alguno y era cuanto menos inquietante. Los movimientos casi hipnóticos de las ramificaciones flotando en el aire, el contorneo de los tentáculos que utilizaba como patas, los colores de su… cara?

Había visto cosas raras a lo largo de mi vida, pero esta se llevaba la palma, aunque la estampa que debíamos formar como grupo no se quedaba atrás. Un par de humanos, un Sintético, un Khaali, esa kurdsloquesea y un convicto. Hasta de vacaciones, las posibilidades de sobrevivir eran más bien tirando a escasas.

- Nuestra misión es ir a saber donde a rescatar a un que? Un arqueologo? En serio? Esta bastante claro que esta muerto… cerca de la zona Youdu… no hace falta ser un lumbreras para relacionarlo – pero no dije nada, renegué con la cabeza aceptando mi destino. Al menos iba a elegir si morir en un tiroteo con los Youdu o que me decapitasen mis compañeros de celda para entregarle la cabeza a Comet… con un poco de suerte, nos derribarían incluso antes de aterrizar.

Tras la petición de la “capitana”, seguí al humano y al Khaali en dirección a la nave – Lo siento, pero no me pagan para estas chorradas – comenté mientras me alejaba del grupo más disciplinado con una bolsa que me habían entregado con algo de ropa y un equipo básico. Al menos en la URI eran considerados y habían llegado a la conclusión que ir a una misión suicida con un mono naranja, era ponerle las cosas demasiado fáciles al enemigo.

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21/01/2019, 23:28
Director

En la distancia comenzaron a escuchar el ruido de otro transporte. Aún había un invitado más a la fiesta, un humano llamado Garret. Otro presidario cuyos pecados debían lavarse trabajando en la URI. Otro hombre con una segunda oportunidad. Al igual que a Jack, le hicieron pasar primero por la “zona de motivación”, donde la misma teniente le recibió con la mejor de las sonrisas para explicarle que podía enmendar su camino, que podía tener una vida si se esforzaba en la URI. Del mismo modo, después le llevaron con el mago, le implantaron “La Marca”, y le explicaron que cualquier intento de escapar sería completamente fútil. En realidad era el procedimiento estándar con todos los presos. Mostrar el lado amable primero y luego el aterrador.

Mientras tanto el general X’erz aguantó de forma estoica la verborrea mental de la nueva capitana. Aquel hombre había leído la ficha de cada miembro del equipo, sabía lo que cabía esperar de cada uno. De hecho era previsible en cierta medida que Greeny se emocionase con el nuevo cargo y la nueva misión. En cierta forma eso pareció alegrarle. Greeny notó algo similar a la aprobación, incluso el respeto. Un militar como X’erz siempre iba a alegrarse de encontrar a reclutas ansiosos por cumplir su papel. De hecho incluso desde fuera pudo verse como esbozaba algo que, en cierta forma, recordaba a una sonrisa. Sin embargo no perdió la compostura.

-Toda la información que necesita está en el ordenador de la nave- dijo en respuesta a su petición. -No son una tripulación fácil. Necesitará paciencia, capitana. Tiene la mejor nave de la flota, esa es la parte buena, pero poner orden será mucho más duro.-

No hablaba por hablar. Pocos miembros de la Unión habían visto más acción de X’erz. Sabía bien lo que era encontrarse rodeado de extraños, de gentes de otras razas, y aún así seguir avanzando. Sí, sabía que no estaba pidiendo nada imposible. Era el propio general quien había dado el visto bueno a la tripulación a pesar de las dudas del resto del alto mando. Los demás querían cadetes prometedores y ambiciosos, una tripulación capaz no solo de obedecer órdenes, también de elevar la imagen de la URI allí donde fuesen. X’erz quería tripulantes que pudiesen arreglárselas en las peores circunstancias aunque en uniforme les quedase peor. Lo cierto es que de haber estado allí, los otros oficiales habrían lanzado unas cuantas miradas inquisitivas a X’erz. Echo fue el primero en exponer sus dudas. No eran suficientes tripulantes para toda la nave.

-Con la llegada de nuestro último invitado, sí, ya están todos los miembros para esta misión. No hay tiempo para reunir más gente.-

Al menos Echo había preguntado de forma más “educada”. Una ventaja de trabajar con inteligencias artificiales, sin duda. James fue bastante más directo, lo cual hizo que el general arquease una ceja.

-¡Soldado!- replicó con su vozarrón firme y grave. -Uno de nuestros mejores arqueólogos ha lanzado un mensaje de emergencia de prioridad 1. La última vez que ignoramos un aviso semejante pereció la mitad de Etali-. Etali también era una colonia pequeña. Alguien había encontrado lo que parecía ser un laboratorio de investigación con más de cincuenta mil años de antigüedad. La URI había enviado científicos al lugar. Estos inmediatamente habían pedido protección en la zona porque no dejaban de entrar piratas, curiosos, e incluso niños para jugar. Prioridad 1. Los refuerzos tardaron en llegar porque ¿Cómo puede ser prioritario un laboratorio tan viejo? Cuando la primera nave de la URI había llegado, la mitad de la población había muerto gracias a un nanovirus que se adaptaba a las características de cada especie. Esa había sido la última vez que se habían tomado a la ligera una situación similar. -La Pegasus es la nave más rápida que podemos enviar, pero no tenemos tiempo para reclutar a nadie más. Yo no soy su antiguo general, así que ¡No me toque las pelotas!-. Dado que los X’anh tenían tres pares de testículos, se tomaban esa expresión mucho más en serio que la mayoría de especies.

En la nave, Echo había procedido a descargar la situación que consideraba relevante para la misión. De hecho los datos se transmitieron a los terminales de cada camarote a una velocidad de vértigo. La Pegasus era un auténtico prodigio tecnológico en todos los sentidos.
El doctor Nathan North era humano. 52 años, casado y con tres hijos. Su familia vivía en uno de los planetas más próximos al centro de la zona humana. Él también vivía allí, obviamente, pero era habitual que pasase meses fuera cada vez que alguien encontraba ruinas de civilizaciones ya extintas. Era uno de los mayores expertos de la Unión. Tan solo había interrumpido su labor arqueológica durante la guerra, donde había servido como soldado de infantería. Tenía dos condecoraciones. Desde luego sabía cuidarse por sí mismo.
Sima Z3 era una pequeña roca muy rica en metales pesados. No había grandes asentamientos, así que la población de todo el planeta no superaba un par de decenas de miles de personas, la mayoría humanos. Carecía de ejército o milicia, pero las grandes compañías mineras tenían sus propios cuerpos de seguridad privados, algunos de ellos muy bien armados. Dada su proximidad al territorio Youdu, era habitual que pasasen algunas naves de la flota, aunque la “frontera” era demasiado extensa y el crucero más cercano, el Amateratsu, estaba a una semana de distancia, y eso si decidiesen forzar la marcha.
Evidentemente había presencia Youdu en la zona. De hecho el Amateratsu había informado de cuatro “incidentes” durante los últimos dos años. Casi siempre se trataba de alguna nave de uno de los dos bandos acercándose demasiado a la zona neutral. Una incursión en los mundos fronterizos no era rara. En muchas ocasiones las autoridades locales preferían ceder a las exigencias de las tropas Youdu, sobornarles, antes que pedir unos refuerzos que llegarían a tiempo para descargar una tormenta de fuego y venganza, pero tarde para salvar a nadie.

Todos pudieron comprobar que no les habían engañado al hablarles del Pegasus como la mejor nave de la flota. Tenía una enfermería que podría competir con los mejores hospitales de La Unión. Estaba dotada de la mejor tecnología de comunicaciones existente. Podían sentarse en la mesa de la sala de oficiales y entablar una conversación holográfica con el alto mando, incluso con quienes utilizaban medios místicos en lugar de tecnológicos para comunicarse. También tenían acceso a toda clase de información… menos a información clasificada de La Unión o de la URI, claro, eso requería un rango que ninguno de ellos tenía. El armamento no estaba a la altura de un crucero de guerra, pero sí muy por encima de una nave de esas dimensiones. En caso de combate ambas alas desplegaban dos potentes cañones de antimateria. Necesitaban alrededor de treinta segundos para recargar y consumían demasiada energía, pero eran un arma devastadora. Para suplir sus carencias, el morro de la nave también se abría para dejar salir torpedos de fotones. Llevaban diez abordo. También disponían de un cañón láser frontal y uno trasero.
En cuanto James se acercó al puente de mando, este le escaneó. Inmediatamente buscó en la base de datos de la Unión el expediente del piloto. A continuación el sillón, los terminales de control, la disposición de los sensores… todo, comenzó a reubicarse e incluso a adaptar su forma, convirtiéndose en un puesto realmente similar al de los cazas que James solía pilotar. Era tan parecido que ni siquiera iba a requerir instrucciones para hacerse con la nave.
Por supuesto había otras muchas comodidades. Sala de descanso, una cocina que daría envidia a cualquier chef, sala de entrenamiento y, más importante, camarotes individuales para cada tripulante.

El viaje les dio algo menos de dos días para poder conocerse o ignorarse mejor. Pronto llegaron a su destino. Orbitando alrededor de Sima Z3, pudieron ver lo que decían los informes. Un planeta pequeño, no mucho más grande que la Luna de la vieja Tierra. No había sido terraformado pues era apto para la vida de forma natural. El clima era bastante seco en toda la superficie, casi desértico. En lugar de grandes océanos o mares, tenía pequeños lagos distribuidos muy al norte y muy al sur. Al lado de cada uno de ellos podían encontrar asentamientos mineros. Ninguno albergaba más de cuarenta o cincuenta familias. Sin importar el asentamiento al que fuesen, todos estaban regidos por la compañía que había abierto la mina más cercana. En lugar de alcaldes tenían supervisores. Naturalmente estaban sujetos a las leyes humanas y de la Unión, pero no era difícil intuir que algunos tenían las manos demasiado largas, que engañaban incluso a sus propias compañías. La vida autóctona, vegetación y animales, vivía bajo la superficie, donde era más sencillo encontrar agua y protegerse del sol.

Roal era una compañía minera bastante grande. Tenían explotaciones en cualquier planeta en el que estuviese permitido extraer material. Su mayor asentamiento en Sima Z3 tenía el estúpido nombre de Roal S-Z3. Cuando una compañía levantaba miles de asentamientos en la galaxia, tendía a poner nombres que hiciese fácil distinguirlos. Allí había ido Nathan según sus informes primero había pedido permiso para explorar al supervisor de Roal en la zona, Vic McGon, varón de 65 años, sin familia conocida.
Tras recibir la clase de mensaje que había enviado el doctor Nathan, cabía esperar encontrarse un panorama apocalíptico, o como poco una zona de guerra. Nada más lejos de la realidad. El asentamiento parecía intacto. La mayoría de adultos estaban trabajando en las minas, los pocos niños del lugar aún se encontraban en clase, y los taberneros estaban preparándose para recibir a la clientela dentro de pocas horas. Era una situación tan normal que casi resultaba decepcionante. Por el contrario, según los sensores del Pegasus, no había rastro de Nathan ni de su equipo en todo el asentamiento. El informe de la misión ni siquiera decía dónde estaban las ruinas que habían estado investigando. Lo que sí sabían es que se había alojado junto a su equipo, seis hombres y cuatro mujeres, incluyendo a su hija mayor, en el único hotel del polvoriento pueblo. Lo único parecido a una emergencia era que el doctor no estaba allí.

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25/01/2019, 01:37
Greeny

En cuanto el viejo humano Bill comenzó a correr hacia la transportadora, la adrenalina de Greeny comenzó subir aún más. No solo estaba emocionada por se capitana, la habían invitado a su propia carrera competitiva para elegir habitación: el viejo rito humano llamado pi-ja-ma-da que solo era reservado para amistades cercanas y ocasiones especiales entre las crías no del todo maduras de su especie. Sus tentáculos hicieron un movimiento involuntario para comenzar la carrera en persecución, sin embargo Kurdzo seguía demasiado atento a sus movimientos.

Si, si...capitana, lo entiendo...ca-pi-ta-na... habrá más oportunidades para pi-ja-ma-das -pensó para si misma, algo triste intentando mantener la compostura mientras el resto de la tripulación intentaba inventarse una excusa para adelantarse a la nave.

Greeny podía sentir las ondas mentales de Bill alejarse hacia la nave, ganando la pi-ja-ma-da, hasta que el pequeño peludo llamado Rod presentó su excusa. Los khaali eran curiosos con todo su dios emperador y pelo por todas partes, les daba un aspecto chistoso y familiar. Por supuesto no era el primer encuentro con esa raza entre los kurdzianos, pero para Greeny era todo un descubrimiento verlo en persona. Ahora, con uno en frente, no eran tan diferentes a ellos...salvo por el pelo, el hocico y lo que sea que sale de su boca tras encender el tubo largo al que le daba caladas. Los tubos seguían siendo un misterio (En especial porque debían encenderse con fuego). Sin embargo, lo que era más importante, Rod había detenido la carrera de Bill... podía ser una estrategía? la estaría ayudando para ganar y establecerse como el alfa de la nave? reconocía así su autoridad como capitana y la ayudaba a derrotar al explorador? Fuere como fuese, Greeny se sentía agradecida y libero un montón de polen a su alrededor que flotó brillante por los aires.

Para cuando Jack terminó de dar su excusa reglamentaria, Greeny apenas creía su suerte. Bill no se había movido, Rod había reeconocido su autoridad y uno de los humanos incluso se había mantenido en su posición sin dar una excusa!

Me los quedo, son preciosos!...muy listos, debo decir, señor... Me gusta el peludito! no lo defraudaremos...no lo defraudaré! O sea, quiero decir, no le tocaremos las pelotas sin importar el número que sean! la tripulación no será problema, sé que seremos muy pero muy buenos amigos para cuando lleguemos a Sigma...Sila...Suma...Sima Z3! Yuuuuujuuuh! Nos vamos de paseooo, bi bi bi en un...

Súbitamente la conexión mental con el general se había cortado a medida que la capitana había salido corriendo hacia los transportadores de la nave, dejando a James y Echo en la plataforma junto al general. Si alguien iba a ganar la pi-ja-ma-da sería ella o nadie dormiría placenteramente esa noche.

La nave era cromada, llena de luces parpadeantes y activadores transformables según la actividad mental de los recipientes. Era como una gran paleta que se acomodaba a tu sabor favorito a medida que le dabas lenguetazos y (De haber tenido una lengua) Greeny estaba más que dispuesta a atragantarse de azúcar...o sea...nave.

Los dos días fueron más o menos aburridos, la pi-ja-ma-da había terminado con todos encerrados en alguno de los camarotes con esporádico contacto entre ellos. El protocolo estándar de la URI indicaba:

"repartir tareas e imponer un orden/escalafón marcial para el buen funcionamiento de la nave en todo momento y el oportuno cumplimiento de la misión. Espacio. Espacio. Línea. Página 173. Fin de página"

Por lo que, después de acomodar las pesadas cajas en su camarote, esparcir la tierra por su letrina, revisar los conductos de aire, juguetear en la cocina y espiar los baños (en caso de que alguna de las oficiales hubiese decidido estrenar SU nave). Greeny se introdujo en la mente de su tripulación con voz mecánica, como recitando de memoria, y comenzó:

Niños! Ejem...es decir...tripulación. Acorde a los estatutos de la URI y la información que la nave provee debo designar a un primer oficial para el mejor cumplimiento de la nave en caso de que no estemos....esté disponible por estar cociendo alguna herida de boom boom en alguno de ustedes...emmm...emmm... denme un segundo...emmm...cómo iba?...si! Este cargo contará con toda mi confianza y su autoridad no será eclipasada por ninguno de los presentes rangos militares mientras la tripulación pertenezca a la nave designada como Pegaso, etc, etc, etc....

La voz dentro de la mente de todos cambió súbitamente al tono ánimado de siempre.

Asiiiii queeee... Echo! Eres brillante y pareces lleno de botones con mucha inteligencia...bienvenido al primer oficial modo, lo siento, modo primer oficial. Para los demás, asumo saben qué hacer...pero pegaré sus tareas en la puerta de sus camarotes por si tienen alguna duda. Que suenen los motores señor piloto!... y vuelta a su programación habitual... 

Horas después, las listas se encontraban pegadas en la puerta de los camarotes de cada uno. Para ellas, Greeny había usado su papel especial con olor a lavanda y sus aún más super especiales pegatinas de flores brillantes. De esa forma todos estarían más animados a cumplir su parte y trabajar como equipo.

Después de eso, se dirigió a la cocina, tomó un tenedor y se le llevo a su habitación; donde se dedicó a agregar el objeto a la colección. A medida que la nave viajaba por el espacio hacia su misión, Greeny activo su humidificador de aire, ordenó, pulió y arreglo sus colecciones a lo largo y ancho de su habitación. Su más temprana adición (el tenedor especial de la cocina de Pegaso) sería agregado a la recién inagurada "colección de objetos sin uso aparente" que quería tener lista para finales de ese año.

Cuando se fueron acercando, Greeny pudo -por fin- ver el planeta. Sima Z3..demasiado cerca de los Youdu para ser un nuevo nido, demasiado muerto en términos vegetales para establecer una colonia anexa y demasiado humano como para ser bienvenida...casi se sentía como en casa. La nube de polvo al aterrizar tampoco era un presagio bueno...necesitaría mucha agua si quería mantener sus pétalos brillantes en esta roca polvorienta.

Greeny esperaba un recibimiento más...acalorado. Aviso de bomba. Tormenta de arena. Gusano devorador de antimateria...algo. Pero no había nada, de hecho, menos que nada, los pueblos fantasmas hubiesen puesto un comité de listones desgarrados pero aquí, en Sima Z3, muy probable que ni siquiera el borracho del pueblo haya levantado su cara del vaso que lo consumía para ver la belleza cromada aterrizar. Algo no iba bien... El nido no tenía información del planetoide, ninguna espóra había sido enviada aquí (ni siquiera los adefecios deformes de Ox'sera tenían presencia en el lugar). El informe de misión no ponía muchas pistas tampoco así que "mejor mamar de la vaca que no mamar" ( o lo que fuera que quería decir el dicho humano). Grenny, sin desanimarse, se reconectó dentro de la cabeza de su tripulación y, con la voz más optimista que su preocupación logró encontrar, dijo:

Llegamos! fue un buen viaje, a que si?... pues bien, veamos...asumo que todos leyeron sus tareas y el informe de misión COMO SE SUPONE QUE HAGAMOS. Estimo que lo más conveniente es bajar al pueblo y ver qué pasa. Quizás la familia del ama-piedras sepa algo, de lo contrario habrá que...bajar...Puaj! De todas formas, necesito al menos tres conmigo al hotel por si alguien sabe algo allí y al menos uno con Vic, el capataz que dió la autorización a nuestro lame-piedras de entrar al sub-suelo....quién dijo yo? A que si terminamos temprano podemos ir a tomar algo lindo a la taberna del pueblo. Ánimo gente!

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25/01/2019, 18:32
James Dunn

James llegó rápidamente a la conclusión de que aquello debía ser una broma de mal gusto. ¿A qué tripulación lo habían asignado? Había formado parte de un hatajo de locos detrás de otro, pero este se llevaba el primer premio con mención de honor.

El día que abordaron la Pegasus la kurdzdiana iba a dar un discurso, o vaya uno a saber que cosa, pero se arrepintió y lo dejó con un robot llamado Echo, que luego para dar la puntada final a aquel viaje lisérgico había sido nombrado primer oficial. Eso quería decir que la URI era brillante o que eran unos improvisados que no tenían idea de nada.

James había mirado de reojo al ser metálico y se había alejado de él sin emitir palabra. A él las únicas máquinas que le caían bien eran las que tragaban y devolvían monedas, y las que podían volar.

Al menos la nave era un verdadero espectáculo. Disfrutó del puente de mando como pocas veces lo había hecho. Los controles respondían de una forma extraordinaria y los sensores daban un diagnóstico inmediato de todos los sistemas y subsistemas. Así daba gusto. Y mas se sorprendió cuando fue a verificar los motores, que evidentemente estaban en las mejores condiciones. También fue a comprobar que vehículos tenía la nave para la exploración terrestre. El contraste entre este aspecto y el de la tripulación comenzaba a preocuparlo seriamente. 

Cuando visitó su camarote encontró una nota en la puerta. Sin leerla la hizo un bollo y arrojó a la basura. En cuanto estuvieron en viaje, fue a ver la cocina. Ese era su lugar. Comenzó a sacar las provisiones y preparó la comida para todos. Bueno, no para todos, el hombre de hojalata y la espantapájaros seguro que no comían. Pero para los demás. Era algo bueno para conocerse. Ayudaba a que el convicto, por ejemplo, no matara y arrojara tus restos al espacio. La comida estaba horrible, pero James pensaba que era deliciosa. En la "cena", preguntó de dónde venían y que sabían hacer. Siempre era bueno conocer a quien viajaba contigo, y saber a quien recurrir para cada cosa. Les dijo que era piloto, que podía encargarse de la mecánica y que no era inútil en un tiroteo.

Sima Z3 no era lo que había pensado. No es que tuviera algo particular en mente, pero al menos esperaba encontrarse, o bien con un asentamiento desierto, o con un recibimiento algo mas...  bueno, con un recibimiento.

Sorprendentemente, coincidió con las órdenes de la "capitana". Había que investigar el hotel y hablar con el supervisor de la Roal.

- Yo quisiera ir a hablar con McGon -dijo, como pidiendo permiso. Al fin y al cabo era un militar, y estaba demasiado enquistado en su personalidad el tema de la cadena de mando. Bueno, hasta que tocaba un límite, claro.

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27/01/2019, 02:42
Billy “Nueve Manos” Dee

Le hubiera gustado poder disfrutar más de aquella maravillaba que les habían entregado como nave, pero era un ignorante con la tecnología. Parecía que la nave sabía adaptarse a cada uno de ellos. Eso estaba bien, porque durante toda su vida había sido incapaz de adaptarse a algo más complejo que a una calculadora. No se dejó ver hasta que la nave había despegado. Siempre le ponía nervioso el hecho de ser arrancado de la superficie de un planeta de una forma tan brusca. Y entonces…el universo, donde apenas podía sentir nada porque nada había a su alrededor. Era como estar casi ciego. Podía escuchar “ecos” distantes, y “ver” brillos en la distancia, pero se encontraban tan lejos de él que solo ayudaban a torturarle un poco. Al menos tenía a sus compañeros. “Será mejor ir a confraternizar”.
Dio una vuelta por la nave; las cubiertas, los almacenes…quería conocer el entorno. Y saber que botones no debía tocar. Terminó en la cocina. El piloto estaba preparando algo, así que se sentó a esperar.
—Eh, Dunn, buen despegue —lo había sido, ya que tenía el tequila de la mañana aún en el estómago. Alrededor de la mesa fueron apareciendo el resto de sus compañeros. Imagina que ni Jack ni Garret serían muy locuaces, estaban allí a la fuerza. El otro era Rod, buen tipo.
La comida llegó. Algo caliente y humeante, suficiente para él.
—Cocinas tan bien como despegas, Dunn. Por cierto, ¿Cuando tú estás en la cocina quien está pilotando? ¿El robot? —devoró con poco decoro su ración y se sirvió algo más. Dunn se presentó, señaló en lo que era bueno —. A mí se me da bien el gatillo, pero es siempre una última opción. Soy…explorador. Me siento cómodo cuando no hay un techo ni unas paredes rodeándome. En la nave soy solo una curiosidad. Ah, y se me dan fatal las máquinas.
Así que se la habían preparado buen con el primer oficial. Las máquinas eran lógicas, sensatas, seguían patrones de comportamiento. Eran todo lo opuesto a lo que debía ser un ser vivo. Eran eficientes para trabajos en cadenas o labores repetitivas, pero nunca había conocido a una máquina que fuese recordada por su creatividad o por su habilidad para improvisar un plan en mitad de un tiroteo. Seguían el manual y el manual era tan obtuso a veces…
—¿Os gusta jugar? Todas las noches, en mi cuarto. ¿Sabéis jugar póker descubierto? ¿Y de tres dedos? ¿Jack-Rojo? ¿Dardos? ¿Dados? Los tengo todos, pasaros, perderemos un poco el tiempo y beberemos algo fuerte. Yo invito a la primera ronda, el perdedor paga la segunda.

Cuando regresó a su cuarto encontró una nota de colores y perfumada pegada en la puerta. La capitana se había esforzado mucho pero distaba mucho de ser una orden oficial. ¿O así era como hacían las cosas en su planeta? No sabía que le inquietaba más, si la falta de doctrina militar en la nave o que aquel papel oliese a lavando. No se sintió con ánimo de arrugarlo y tirarlo a un lado, así que se escabulló, lo pegó en la puerta de Jack y volvió a su camarote.

Sima Z3 era uno de esos sistemas sin alma al que la vida se le había pegado, igual que una bacteria se pega a una herida. No había que ser un gran experto para olerse que había algo raro en aquel lugar. El espeleólogo había desaparecido pero allí no había nada raro. Quizás se había esfumado y los habitantes del planeta no se habían hecho eco de ello. O lo estaban encubriendo. Los sensores de la nave no detectaron nada. Aunque a saber cómo un cacharro como aquel rastreaba.
Su primer impulso fue salir a la ciudad y pasear entre sus gentes, uno podía aprender mucho si sabía cómo y dónde mirar. Supuso que no estaría de más escuchar a su capitana. Dos equipos, uno para investigar el hotel, otro para hablar con el responsable de la explotación. Buscó entre sus bolsillos y sacó una vieja moneda plateada; en una cara se veía el perfil de un hombre anciano, la otra estaba simplemente rallada.
—Cara, me voy de paseo con el amigo Dunn, cruz, salgo a bailar con la capitana —el dólar de plata giró en el aire durante unos momentos, luego se estrelló con el reverso de su mano. Cara —.Entonces, una fiesta solo para chicos.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Cara= Par
Cruz= Impar

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27/01/2019, 22:47
Rod Grazemann

La nave parece segura de momento no había encontrado nada raro. Ni combustible solo de ida, ni latas de comida vacías, ni un explosivo... Todo parece correcto. El contacto con la tripulación era correcto ni excesivo ni demasiado poco. Aunque sea desconfiado no soy, o eso espero, alguien paranoico. Me bajaba a las bodegas a fumar para no molestar ya que siempre estaban vacías a veces solo y a veces teníamos algo de charla. 

El resto del tiempo me lo pasaba en mi camarote haciendo algo de ejercicio o meditando. A la espera de que la capitana nos asignara las funciones a los que quedábamos.

Notas de juego

Cuento con que aún no se ha dicho on-rol el papel de todos. No? Me refiero a que Greeny no nos ha dicho. Tu al almacén tu a las armas y tu... a fregar... 

O si?

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28/01/2019, 20:43
Echo

Aunque la llegada del último miembro de la tripulación no pareció importar a Echo, lo cierto es que, incluso sin mirarlo, se aseguró de registrar su llegada, características y estatus mientras esperaba la respuesta de la capitana a sus palabras… respuesta que no llegó.

Seguramente, de haber estado en el lugar de Echo, la gran mayoría de orgánicos habría pensado que la capitana les había ignorado para irse a la nave, puesto que salió directa hacia la nave sin siquiera contestarle… pero ese no era el caso de Echo, él no se dejaba llevar por las apariencias. Sabía, con un 83.42% de certeza que la URI no habría nombrado a Greeny Glom'Oran Kury como capitana de la Pegasus de ser tan poco responsable, por lo que estaba claro de que el motivo por el que partió fue para alcanzar a todos los que se habían dirigido ya hacia la nave, puesto que al primer humano lo habían seguido rápidamente casi todos los demás miembros, y reprenderles por su actitud, así como también seguramente instruirles en un comportamiento que maximizase la eficiencia del escuadrón… algo que debía de estar haciendo con comunicaciones telepáticas privadas, ya que Echo no captó ninguna comunicación abierta, y por desgracia, incluso con sus sensores, la medición de las alteraciones bioeléctricas del cuerpo no superaban el 23.487% de certeza para captar la existencia de una comunicación telepática privada. Por otra parte, el hecho de que la capitana se marchase sin contestarle se debía deber sin duda a la limitada capacidad de los orgánicos para la realización de múltiples tareas simultaneas.

Por eso, Echo se dirigió también a la nave, adentrándose en ella junto con el resto de la tripulación, solo que, a diferencia de ellos, en lugar de dirigirse primero hacia la zona reservada para los alojamientos de la tripulación, fue directo al núcleo del ordenador de la nave. Al fin y al cabo, aunque había establecido conexión con el ordenador de a bordo en cuanto se acercó a la nave, la conexión directa con el núcleo no era solamente un 0.0043% más rápida que la inalámbrica, y un 0.0032% que la conexión desde las terminales de los camarotes, sino que quería registrar con sus propios sensores la arquitectura del núcleo, el cual no tenía nada que envidiar a los de las naves Plex-Rho más avanzadas… o al menos, a aquellas que no eran en sí mismas un Plex-Rho. Una vez conectado, descargó los planos estructurales de la nave, así como los datos relevantes, tanto de esta como de la misión, al mismo tiempo que verificaba y comprobaba el estado de los firewalls de la nave, todo lo cual le llevó bastante menos de un minuto, y tras eso, se dirigió a la zona de los camarotes.

Los camarotes eran amplios, especialmente para la opinión de Echo, quien pensaba que un simple módulo de descanso era suficiente y permitía un mejor aprovechamiento del espacio, y dado que Echo ni siquiera necesitaba de un lugar para descansar como los orgánicos, el desaprovechamiento de espacio le parecía mayor aun, pero por suerte, los camarotes eran modulares y configurables dentro de ciertos parámetros que, aunque limitados, permitían que se adaptasen a las necesidades específicas de las distintas especies que pudieran usarlos, por lo que reconvirtió la cama en un banjo de trabajo donde poder trabajar en sus armas, la taquilla en un armero, la silla en un contenedor de almacenaje y adaptó el terminal de acceso personal para poder trabajar en él de manera mínimamente optima en lugar de a la velocidad orgánica estándar, después de lo cual se dirigió a ingeniería para comprobar si necesitaría alguna modificación para reparar su unidad en caso de ser necesario, así como a la bahía de carga, donde inspeccionó los cazas y vehículos. Durante el trayecto, terminaría de revisar cada rincón de la nave, pero había clasificado esas comprobaciones como prioritarias, y fue realizando dichas comprobaciones cuando la capitana empezó a transmitir su comunicación.

Asignación de estatus recibida…

Unidad Autónoma Multipropósito Plex-Rho 05E17A para la Exploración en Territorio Orgánico asignada como Primer Oficial de la Pegasus…

Descargando listado de labores y responsabilidades correspondientes al nuevo estatus…

Tal y como Echo había formulado en su hipótesis inicial, la capitana Greeny Glom'Oran Kury resultaba ser una buena elección como líder de la tripulación, puesto que apenas había tardado en llegar a la lógica conclusión que, siendo una IA altamente avanzada, con gran capacidad analítica, procesacional y lógica, Echo era la elección óptima para el puesto de Primer Oficial. Estaba claro que, a pesar de su peculiar forma de expresarse, la capitana era una de esos pocos orgánicos que dejaban que la lógica guiase sus pasos, lo que propiciaría un entendimiento fluido con ella. Y mientras estimaba las probabilidades de que esto se debiese a un rasgo particular suyo o a una característica común de su raza, se acercó al comedor.

Billy “Nueve Manos” Dee, informo que, aunque esta unidad tiene, efectivamente, las habilidades necesarias para pilotar correctamente esta nave, actualmente no me encuentro haciéndolo…- le dijo Echo a Billy, pues justamente entraba al comedor cuando este preguntó quién pilotaba -Actualmente la nave se encuentra operada por el piloto automático de la misma, y mientras no encontremos ninguna anomalía o incidente, no requerirá la presencia de ningún piloto hasta llegar a nuestro destino- le dijo tras conectarse al ordenador de la Pegasus y comprobar el estatus actual de los controles de pilotaje.

También he de informarle de que esta unidad es una Inteligencia Artificial completamente autoconsciente y autosuficiente, por lo que la calificación de “robot” resulta no solo inexacta, sino completamente errónea- añadió, con una, como siempre muy sutil, variación en la entonación que bien podía significar que le ofendía que lo comparasen con un mero robot -Si dicha equivocación es debida a su recién admitida falta de conocimientos respecto a las “maquinas”, puedo instruirle en los conocimientos básicos al respecto durante la duración del trayecto a Sima Z3- le dijo.

Por último, le informo de que, aunque los juegos de azar con fines recreativos y sin apuestas económicas de por medio no están sancionados por el reglamento de la URI, dicha actividad no es recomendable ni productiva- le dijo -Solicito así mismo de información acerca del concepto “bebida fuerte” para poder incorporarlo a mi base de datos- añadió.

Cuando, al día siguiente, terminó de recorrer toda la nave, volvió a su camarote para realizar las comprobaciones necesarias a su equipo de cara a la misión, viendo entonces la nota que la capitana había pegado en su puerta. Evidentemente, el estilo de la nota, incluyendo el aroma que sus sensores olfativos registraron que emitía el papel usado, era completamente diferente de todas las notificaciones oficiales de las que tenía registro, lo cual, sin duda, debía deberse a particularidades de la raza kurdziana, por lo que rápidamente añadió dicha información a la que ya había subido a la Red sobre los kurdzianos. Estaba claro que aquella misión le permitiría obtener multitud de información sobre los kurdzianos, su cultura y el comportamiento habitual de los miembros de dicha especie.

Finalmente llegamos a Sima Z3, y conectado a los sensores de la nave, Echo pudo comprobar de que el estado actual del planeta coincidia con el de los informes que tenían de él… lo cual, en si mismo era un problema, pues tras el mensaje que habían recibido en la URI por parte del doctor Nathan North, el 94.356% de las proyecciones sugería una alteración del orden y del normal funcionamiento de la actividad en el planeta, lo cual, por lo que captaban los sensores, no era así. Y las causas de ello eran, en un 99.987% de probabilidades, todas potencialmente peligrosas en mayor o menor grado, desde una trampa a un error en la localización de la excavación del doctor, pasando por una distorsión espaciotemporal.

Capitana Greeny Glom'Oran Kury, concuerdo con su estimación inicial, el descenso al asentamiento y la formación de dos equipos para establecer contacto con la unidad familiar del doctor Nathan North y con el responsable del asentamiento es el curso de acción más eficiente- le dijo -Dado que la capitana Greeny Glom'Oran Kury liderará uno de los grupos, esta unidad tomará el mando del grupo restante- informó al resto de la tripulación, tras lo cual se volvió de nuevo hacia la capitana -También concuerdo con que la taberna es un lugar adecuado en el 83.27% de las ocasiones para la obtención de información… pero solicito aclaración sobre el concepto “tomar algo lindo”- le preguntó a esta.

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30/01/2019, 16:02
Jack

Sin duda alguna aquella era la mejor nave en la que me había subido, pero antes de hacer un poco de reconocimiento, sentía la necesidad de cambiarme ese asqueroso traje naranja de presidiario.

Y así fue! Lo primero fue disfrutar de una ducha sin prisas, ni agua fría a una presión tan fuerte que hacía que saltaran las escamas, ni ese hedor seguramente tóxico que había en los baños, ni la incomodidad de ver los miembros demasiado expuestos de los otros convictos o la posibilidad de entrar en contacto con ellos… casi no recordaba lo que era la libertad ni la intimidad. La botella de agua pura y cristalina que encontré en el mueblebar del camarote casi sabia a gloria, y que decir de la ropa... Era exactamente lo que había pedido en el impreso que me hicieron rellenar antes de salir de la prisión… un simple tramite para asegurar que me alistaba de forma “voluntaria” y sin coacción de ningún tipo, aunque en ningún lado se especificaba el motivo real. Pero lo importante era la ropa. Me esperaba un uniforme cutre y barato, con algo de suerte hasta sería de mi talla, pero aquello… un exotraje completo de color gris carbono con detalles azulados con un brillo peculiar y regulable, dura-piel sintética y refuerzos de nanofilamentos flexibles en las partes adecuadas pero la sensación de llevarlo era indescriptible, casi como una segunda piel. Solo sobraba el puto emblema de la URI en el hombro derecho, pero no todo podía ser perfecto.

Durante las primeras horas de viaje me dispuse ha explorar un poco la nave. Prácticamente era un diamante en bruto y sin aprovechar. Aquella nave tenía potencial para todo, incluso malvendiéndola sacaría una pequeña fortuna, suficiente para unas largas vacaciones, o un intenso fin de semana en New Vegas… joder, en ese planeta estaban todos los vicios que uno se podía imaginar y los que no, también.

Pero el resto del viaje fue bastante tranquilo, iba donde quería y hacia lo que quería… de eso va la libertad, no? Comía fuera de horas, evitaba hablar demasiado con mi compañeros de equipo más allá de un – déjame en paz, come-mierda – o – como encuentre tu sintetizador de voz, te lo conectaré al culo! – incluso tiré al vacío las tareas que me habían asignado - 2 hojas? Se creen que voy a ser su esclavo solo porque vengo de la prisión y no soy general-comandante de algún escuadrón que estuvo al frente de noseque batalla o un diplomático honorable de mi raza? – murmuraba mientras dejaba los papeles en el suelo de la cámara estanca y la cerraba para dejarlos flotar en el espacio para toda la eternidad.

Sin embargo, resulta que ese “contrato” que había firmado, me obligaba a asistir a las reuniones sobre la misión en curso y al final me decanté por intervenir después de conocer los últimos detalles sobre el caso que teníamos entre manos – seguro que se trata de algún secuestro… sabiendo el presupuesto que se gasta la URI, no me extrañaría que lo raptores pidieran una nave como esta… quizás solo tenemos que ir allí para entregarla… sino, para que nos iban a dar todo este equipamiento? Habéis visto el grupo que formamos? Parecemos los protagonistas de una peli de serie Gamma… esas que echan en la prisión los domingos por la tarde y solo sirven para dar vergüenza ajena. Y si hay que dividirse, yo os espero en la taberna del pueblo… es el mejor lugar para buscar información y bebida!

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31/01/2019, 00:35
Director

Aunque la situación no se pareciese nada a la que alguien pudiese esperar tras oír el mensaje, los agentes de la URI tenían un trabajo que hacer. Desde luego no era un trabajo que fuese a gustar a todos. Preparados como estaban para un recibimiento mucho más cálido, para entrar directamente en un campo de batalla, el hecho de encontrarse con unos alrededores tan normales, con un asentamiento tan cotidiano, podría suponer una grave decepción para algunos. Desde luego estaban en el planeta correcto, así lo indicaban tanto el ordenador de la Pegasus como la cartografía que Echo podía consultar.

Eso no iba a desanimar a Greeny. La capitana tenía claro que al menos debían buscar información antes de irse. Acabar pronto y parar a echar un trago en la taberna más cercana parecía un plan magnífico. Para ello primero iban a dividirse en al menos dos grupos. Greeny iría al hotel mientras que un segundo grupo iría a hablar con el supervisor de Roal en la zona. Jack fue el primero en ofrecerse para ir en busca de Vic McGon, Billy no tardó en unirse a él gracias al azar. Echo, evidentemente, sería el tercer miembro. Si iban a separarse lo lógico era llevar un oficial en cada grupo, y los Plex-Rho entendían mucho de lógica.
El resto iría con Greeny. Tal vez Jack tuviese planes distintos, pero la taberna más cercana era la del hotel, así que estaría en el mismo edificio. Rod se unió a la capitana, al igual que Garret. Este último no había dicho palabra desde su llegada, pero lo bueno era que tampoco había puesto ninguna pega hasta el momento.

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31/01/2019, 00:35
Director

Greeny, Rod, Jack y Garret, entraron en la primera planta del hotel. Desde luego no era el más lujoso que uno pudiese imaginarse. La decoración era deliberadamente arcaica, con muebles de madera, o de algo que se parecía a la madera, grandes ventanas que daban al exterior, y una recepción que bien podría tener su sitio en un museo de historia. Algunos reconocieron que la idea debía ser imitar el ambiente de uno de esos viejos “salones” que aparecían en las antiguas películas de los humanos. En realidad no era de extrañar, resultaba bastante típico tanto en asentamientos mineros como ganaderos, prácticamente una tradición.
Contra todo pronóstico el hotel estaba prácticamente lleno. Casi todas las habitaciones estaban ocupadas por tripulaciones de naves de transporte que lelgaban a Sima Z3 o bien en busca de mercancía, o bien para dejar repuestos, medicinas, y toda clase de útiles para los habitantes del pequeño planeta. Otros estaban simplemente de paso, reabasteciendo sus propias naves para poner rumbo a alguna otra roca de características similares.

En la sala contigua a la recepción estaba la taberna, la más grande de todo el asentamiento. Algunos de esos tripulantes estaban allí jugando a las cartas, malgastando sus sueldos, o emborrachándose en su último día libre antes de volver a partir. El resto de clientes eran los mineros que habían terminado el primer turno. Algunos comían allí, otros simplemente mojaban los gaznates antes de volver a sus casas a descansar. No era precisamente la hora de más trabajo. Tal vez por eso solo había una camarera, una humana de veintipocos, pelo largo y bien arreglado, algún que otro kilo de más, y una sonrisa cálida y amable que parecía agradar a casi todo el mundo. La clientela… eso era algo un poco más variado. Jack no se andó con rodeos y entró directamente allí, encontrando una silla vacía pegada a la taberna, justo al lado de los grifos de cerveza.

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31/01/2019, 00:36
Director

Una mujer humana, de alrededor de cincuenta y cinco años, atendió a Greeny y al resto en la recepción. Al principio miró un poco extrañada tanto a la capitana como a Rod. Era poco habitual ver miembros de otras especies en aquella roca, pero Betty, que así se llamaba la dueña del hotel, había visto un poco de todo, al menos de paso. Ciertamente nunca antes se había topado con un Khaali o con una Kurdziana, lo cual podía jugar un poco en favor de ambos, porque tampoco podía tener una idea preconcebida sobre ellos.

-Son ustedes un grupo variopinto- dijo al verles acercarse. -Bienvenidos al Pico y la Pala-. Como nombre para un hotel, no era especialmente creativo. Probablemente habría cientos, miles, de hoteles con nombres similares a lo largo del sector humano. -No nos quedan muchas habitaciones libres, pero estoy seguro que podremos haceros un hueco- añadió mientras les guiñaba un ojo y repasaba los datos de su terminal.

Nuevamente, en aquel hotel no había ningún indicio de una catástrofe inminente. Al contrario, todo era demasiado tranquilo. Demasiado normal.

-Por desgracia no puedo ofrecerles habitaciones contiguas. Unos tipos vinieron hace días y alquilaron casi toda la tercera planta. Es verdad que no han vuelto desde finales de la semana pasada, pero pagaron todo el mes por adelantado… y Jerry dice que su nave sigue en el puerto, así que...- Se encogió de hombros. -la segunda planta también está ocupada casi entera. Otro grupo de forasteros que llegó hace tres días. No forasteros como ustedes, no si se me entienden.- En ese momento bajó la voz para susurrar. -Estos parecían de esos que van buscando líos de planeta en planeta.- Finalmente acabó de repasar la ocupación de las habitaciones. -Puedo ofrecerles una habitación en la segunda planta y dos en la cuarta-

Notas de juego

Naturalmente podéis hacer preguntas o investigar por vuestra cuenta. Es evidente que Betty ha asumido que estáis buscando habitación para pasar la noche.

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31/01/2019, 00:37
Director

Jack no tardó en tener una cerveza delante. La camarera, Mery, le guiñó un ojo mientras se la ponía, antes incluso de que la hubiese pedido.

-A la primera invita la casa-

O bien era una costumbre del establecimiento, o bien Jack tenía cara de necesitar algo de alcohol en sus venas. Por otro lado, ¿a qué iba a ir alguien si no a una taberna? Mirando a su alrededor podía distinguir claramente a los tripulantes de naves de cargas. Normalmente eran gente más bien robusta, pero no amenazante. Bebían, brindaban, intercambiaban historias con los tripulantes de otras naves, y en general creaban un poco de alboroto. Nada realmente molesto, solo una cacofonía de voces de fondo que sonaban un poco más alegres de lo que deberían a esas horas del día. Claro que para alguien que viaja en una nave interestelar, el concepto de día y noche es mucho más difuso. Jack bien sabía que esos pobres bastardos podían estar al final de sus jornadas, a punto de irse a dormir aunque pareciese medio día. También sabía que eran una buena fuente de rumores sobre el sector. Algunos de ellos decían haber visto de cerca un crucero Youdu. Cuando lo describieron, uno de los veteranos de otra tripulación les corrigió, tenía que ser un crucero humano, así que se habían asustado por nada. La respuesta hizo reír a unos y enfurruñarse a otros, pero nadie pareció tomárselo especialmente mal.

En una mesa más apartada, en la esquina contraria a la puerta, cuatro tipos jugaban a las cartas apostando algunas monedas. Esos no eran transportistas. Aunque las llevaban ocultas, Jack notó que algunos de ellos portaban pistolas bajo las gabardinas. Era lógico asumir que si algunos iban armados, todos iban armados. Estaban jugando cantidades de dinero especialmente elevadas. No se trataba de ninguna fortuna, claro, pero recordaba mucho a lo que había visto hacer a otros piratas tras cobrar recientemente. De hecho su conversación hacía referencia al “trabajo más fácil que jamás habían tenido”. Uno de ellos recriminó a los demás que en esos momentos tendrían que estar vigilando. Otro, el más grande del grupo, le respondió que eso era lo que estaban haciendo, vigilar. Los demás se rieron. El grupo no era humano. Jack había visto miembros de esa especie antes. Dungies. Tenían la piel completamente negra, claro que más que piel era una especie de exoesqueleto bastante resistente. Tenían fama de ser bastante fuertes. Sus ojos eran muy pequeños, lo cual siempre les había perjudicado en batallas aéreas porque su visión panorámica era horrible. Sus reflejos tampoco eran especialmente rápidos. Sus manos contaban solo de tres dedos, dos delanteros y una especie de pulgar. Los Dungies jamás habían desarrollado la capacidad de viajar entre sistemas, no por sí mismos. Alguien había dado con ellos siglos atrás, y desde entonces su presencia era relativamente común en la Unión. Se decía que entre sus gentes había grandes artesanos, algunos de los cuales habitaban los mundos centrales. Claro que en los mundos exteriores se les apreciaba mucho más como tripulantes, por sus capacidades físicas, o como matones, porque era realmente difícil derribar a uno solo de ellos*.

Notas de juego

*Imagínate una especie de escarabajo con aspecto humanoide.