Partida Rol por web

Puerto Velen tiene sus partes poco recomendables, y el callejón del TOlete está en ellas. Es pequeño, sucio y claustrofóbico. A la entrada sorteáis una partida de dados,tirados en el suelo, que celebra lo que parece una banda de macarras o mercenarios venidos a menos. Está en juego un curioso lagarto metido en una jaula de hierro. Dentro de la tienda, llena de tarros con partes de monstruos, os recibe el dueño, tan cubierto de harapos que cuesta distinguir su especie.

Siendo indiscreto y directo, Blarc encaró al hombre.

- Una vieja amiga mía compró una dentadura aquí hace algunos días. Me dijo que esta tienda era de confianza y podía conseguir mercancía como ninguna otra. Dime ¿Estoy ante el lugar y la persona correcta? - Le preguntó inquisitivamente al hombre. Si era uno de negocios, probablemente cedería. Y si iba en contra de la ley, probablemente lo descubriría igual de pronto.

Rebás alejó a Zook un momento.

-Intenta detectar si hay algún rastro de magia así Blarc y yo hablamos y observamos- le propuso en susurros, para luego avanzar.

Se puso junto al guerrero, pero observando las reacciones y los alrededores. Miró las mercancías exhibidas, y esperó la reacción del vendedor.

- Pues sí, caballero. Tengo aquí unos dientes de tiburón...- busca entre sus cosas y saca una maza de la tropical Chult, un pedazo de madera al que clavaron algunos colmillos de escualo para darle más pegada.- Puede comprarlos por separado, si quiere.

La tienda parece contener más que nada componentes de animales exóticos en más o menos buen estado y recuerdos de tierras lejanas.

- De hecho, estaba buscando algo más exótico. - Retrucó con firmeza el caballero, acercándose un par de pasos más hacia el turbio vendedor. - Estaba buscando... Colmillos de Licántropo. - Dijo sin ningún miedo, en una peligrosa cercanía y tono reducido pero muy serio.

Rebás casi sonrió ante lo directo que era el caballero. Claramente era un buen cazador. Él también observó al tendero, y una mano fue sutilmente a su arma, por si era necesario sacarla a la poca luz que había en ese callejón.

Si no había resultado, tendrían que preguntar específicamente por el caso concreto...

- ¿... De licántropo? Uf, ya quisiera. Me los quitarían de las manos... Aunque ahora que lo pienso vendí hace algún tiempo un collar de dientes de lobo.

- Necesito uno. Y nuestro cliente aquí está dispuesto a ofrecer la paga que sea. - Dijo posando la enorme palma de su mano sobre la cabeza de Zook. Normalmente atinaría a hacerlo sobre su hombro o espalda, pero el gnomo era demasiado bajo como para ello.

Acto seguido, se le acercó aún más al hombre.

- Si no posees uno, necesito que me digas quién es tu proveedor, o tu cliente. Estoy seguro aceptará con gusto nuestra renegociación. - Le propuso al extraño mercader. Se estaba conteniendo por dentro en no blandir su espada y tratarlo como la verdadera escoria que probablemente era, ya que el resultado de esta negociación podía ser definitivo en su búsqueda y no podía sino agotar todas las opciones primero. Blarc no era un buen mentiroso ni tenía una lengua de plata, mas su aspecto sí era intimidante y quien se atreviera a ver a través de la rendija de su casco, podrían ver los ojos de un hombre que había atravesado por un sin fin de oscuridades.

- Bueno, vino un tal Nat que aveces trae cosillas... Es un ladronzuelo de pacotilla... No se nada más de él, los chicos de fuera son amigos suyos, creo.

Rebás continuó en silencio. Blarc llevaba bien el interrogatorio, y por ahora no parecía necesario meterse. Quedaba saber dónde podrían encontrar a ese tal Nat, o a sus amigos, pero no le parecía que fuera la misma persona que había mencionado el espíritu. De todas formas, una pista era una pista, y por ahora seguían tirando del hilo...

- Sé más específico ¿Quiénes son estos 'chicos de fuera'? ¿Qué aspecto posee este Nat? ¿Bajo qué horarios ha venido a comprar? - Continuó preguntándole, ya más corto de paciencia. Y continuaría hasta que le diese una respuesta satisfactoria. Por las buenas o por las malas.

Zook sequia pensativo y intentando ver como adentrarse en aquella conversacion, pero la enorme mano de Blarc le habia sacado de su ensimismamiento, cuando escucho ...

- Necesito uno. Y nuestro cliente aquí está dispuesto a ofrecer la paga que sea

 Por un instante sentia que no comprendia que ocurria hasta que su mente surgio un rayo de comprension, el era el comprador, jajaja, era dificil imaginarse, pero claro, un diente de licantropo para un guerrero no seria evidente pero alquien tan estranvotico como el con su tunica y demas seria mas creible. Zook tan solo pudo poner ojos de interes y rostro de tio con dinero, tal ve regular, pero eso seguro que le hacia aun mas estranbotico, un comrpador ideal de bagatelas exoticas como un diente de licantropo.

- Si si, y sino diganos quien fue el que le compro el collar de dientes de licantropo, de seguro que podre llegar a buen trato con ese hombre por al menos uno de ellos ... jijiji - rie de forma de persona con dinero, recordando al noble que habia visto esa misma mañana

- Nat es un ladronzue'o escuchumiraro de pacotilla. Un datero. Un jhusma. Viene po¡aquí con cosuelas que... en fin, de cosas roba'as o mal adquiri'as. No pregunto. Siempre m'viene como si vendaba la varita de Elminster el Archimago, pe'o es solo un palo salido de un otiugh. Uste'es me'ntienden...

El encapuchado hace un esfuerzo para mejorar su habla nerviosa. Interrumpe sus raros chasquidos vocales (esos apóstrofes intercalados son un chasquido como el de los idiomas africanos).

"En fin... Hará unos meses me vino con un collar de dientes. Una docena de colmillos afilados colgando de una cuerda, poco más. Todos de la misma dentadura. Me dijo que era un monstruo famoso, nosequé de una herencia... Sus típicas paridas. No le hice mucho caso. Iba claramente de resacón de loto amarillo, y estaba buscando pagarse la siguiente juerga. Así que le regateé al máximo.

"Se fue muy contento con un puñao de oro, a pulirse la monedas con sus amigotes. Esos niñatos de ahi afuera. Se las dan de banda macarras. 

"Los colmillos me los compró una maga. Para hacer dientes para personas, o algo así. Es una mujer que viene a veces a buscar cosas. No muy a menudo.

Cuando ZOok menciona un comprador, le sale la vena avara:

"Si tienes dientes, yo tengo comprador... Hace unos días vino un tipo cn pinta de criado de rico a buscar cosas así. ¡Pagaba con lingotes de plata! Pero ya no tenía nada. Intenté colarle otras cosas, pero no. Quería colmillos de lobo como esos. Dame el diente y cuando vuelva le sacó tres lingotes. ¡Una para vos, otro para mí!

"No me dijo para quien curraba. Tenía pinta de manejar, eso sí.

Sobre los chavales:

"Ya les digo. No se nada de Nat. Es un proveedor, na más. No me gusta tenerlo por aquí, porque creo que ha intentando mangarme varias veces. Pregunten a los chicos. Pero no les digan que les he mandado yo.

- Andando. Perdemos el tiempo aquí. - Le dijo a ambos compañeros. Aunque insatisfactorias, eran todas las respuestas que podían obtener.

Era momento de salir a recorrer las calles, preguntar en sus voces, vagabundos, matones de poca monta. Hasta que uno escupiese el nombre de Nat y les señalase dónde hallarlo.

-¿Recuerdas si tenía algún tipo de uniforme? ¿Alguna figura, color, dibujo?- preguntó Rebás antes de retirarse -Algo que le hubiese llamado la atención-

Les hizo un gesto a Blarc y a Zook que ya se iban, para que lo esperaran un momento.

-Deberíamos hacer una búsqueda más... sutil- dijo el joven una vez se reunieron y no había oídos indiscretos -Si vamos de aquí para allá metiendo miedo, tarde o temprano quienes están detrás de todo esto se darán cuenta y puede que desaparezcan toda pista que podamos encontrar- agregó mirando a Blarc -Y no dudo de tu efectividad, pero en este caso, creo que tenemos que ser más discretos-

Se pasó la mano por el cráneo rapado.

-Conozco algunas personas que podrían ayudarnos a encontrar lo que buscamos, ¿nos encontramos más tarde?-

Podría tocar algunos contactos, reconectar con los bajos fondos donde sabía moverse como uno más, y además con la red de arpistas que seguramente algo podrían saber, aunque fuera de refilón.

El comerciante no recuerda nada destacable de la apariencia de Nat.

Rebás se separó de los demás y luego de asegurarse de que nadie lo siguiese, fue a buscar a su contacto de los Arpistas. Tenían que saber algo al respecto, y si no era así, tal vez podría conseguir ayuda.

Luego de visitar a su contacto, ubicaría en los bajos fondos al tal Nat. No le haría nada, sólo encontraría dónde dormía, o dónde encontrarlo de ser necesario. ¿Habría que seguirlo? Estaba dispuesto.

Y luego buscaría al noble. Eso no sería difícil si una moza de taberna sabía quién era. La parte difícil sería ver si podía entrar de alguna forma a la seguramente mansión que tuviera.

Dejas los retorcidos callejones que huelen a col hervida y a pescado pasado. Basta de estibadores humildes y tenderos mugrientos. Es hora de hablar con gente mejor.

En el bonito barrio del Acantilado del Capitán, la baronesa Miiltan dirige un salón* donde hay todo tipo de poetas y autores. Hoy está lleno. Se habla de cómo decorar las calles y engalanar los templos. De procesiones populares y obras de teatro conmemorativas... Algo se cuece en Puerto Velen.

Pero tu vas a lo tuyo. Conoces una cantante semielfa, una de las mantenidas del Duque de Velen. Bailas con ella al son de varios músicos y le susurras algo al oido. Sonríe y aprieta contra ti su esbelta (y a la vez bien redondeada) figura. "La calle del Susurro apagado" te murmura en tu idioma. Y en voz más alta, comenta que hace tiempo que no la visitas en su casa. Quiere probar una receta nueva. Muy picante. Al estilo muhorandiano.

Le dices que pronto y vas a la calle del Susurro. SOlo hay una puerta y llamas. Allí está tu contacto.

Tras comentarle tu caso. Te dice que la región de Cabo Velen fue víctima de una criatura , el Acechante. Un asesino canibal que atacaba pueblos y ciudades, y también barcos grandes. No pocas personas desaparecieron en la noche, o de abordo de barcos. Algunos cadáveres aparecieron medio comidos por alguna bestia. Tres marineros recibieron el mandato del dios Valkur para acabar con él. Fueron en su barca a buscarle. Volvieron con el cadáver de un semiorco que, al parecer, tenía indicios de haber sido el asesino, poseído por algun demonio. Se sospechó la intervención de magia negra o licantropía.

Respecto a Nat, no sabe nada.