Partida Rol por web

Los doce pergaminos negros

3.- El Lago Rojo

Cargando editor
13/05/2018, 08:41
Director

El pescador primero responde a Hidenaga la morada de Tsuruchi-sama se encuentra a dos horas a pie andando por el camino desde mi aldea, mi aldea está a media hora andando desde aquí.

Después se gira hacia Kaori no sé que clase de espíritu es pero puede andar sobre las aguas.

Al llegar a la aldea ya es de noche y pensáis que es mejor pasarla aquí antes de ir a ver a Tsuruchi-sama. El aldeano os ofrece su humilde morada y os da comida y bebida. No tiene mucho pero lo poco que hay os lo ofrece.

La noche pasa sin incidentes. 

Notas de juego

Tirar inteligencia (hechicería) dificultad 25

Espero que hagáis la tirada y luego prosigo.

Cargando editor
13/05/2018, 11:20
Shiroi
Sólo para el director

Shiroi pasa gran parte de la noche despierta, sola, mirando al lago.

- Tiradas (1)

Motivo: Inteligencia+Hechiceria+vacio

Dificultad: 25

Tirada (4): 1, 2, 6, 4

Guardados (4): 6, 4, 2, 1

Total: 13, Fracaso

Notas de juego

Desde luego no es lo mio XD

Cargando editor
13/05/2018, 13:49
Tameiki

Mientras el grupo se dirigía a la aldea, Tameiki se fue rezagando al tiempo que les hacía un pequeño gesto al Unicornio y a Shiroi, como indicando que ralentizaran su marcha junto a ella...

...una vez llegados a la aldea, Tameiki miraba en todas direcciones, como tratando de estar atenta a cualquier movimiento o persona sospechosa, desde una casa con mucha actividad a un grupo de transeúntes. En lo que a ella respectaba, no sabía mucho de aquel lugar, y no se fiaba de los lugares desconocidos, menos aún de aquellos quienes gobernaban la región.

Conforme fueron entrando a la casa, Tameiki siguió preparada para cualquier cosa, y cuando finalmente estuvieron dentro, dio una pequeña vuelta por la sala en la que se encontraban, como repasando cualquier rincón sospechoso. Sólo en ese momento se permitió soltar una bocanada de aire y sonreír. Introdujo sus brazos en el kimono y los cruzó bajo este.

-Gracias por su hospitalidad -dijo, con una leve inclinación de cabeza. Algo le inquietaba, y no sabría decir qué era. Apenas escuchó parcialmente la conversación que estaban manteniendo, Tameiki seguía atenta al entorno.

- Tiradas (1)

Motivo: Inteligencia

Dificultad: 25

Tirada (3): 3, 3, 9

Guardados (3): 9, 3, 3 (Se tiran de nuevo solo los dieces guardados)

Total: 15, Fracaso

Cargando editor
13/05/2018, 18:52
Togashi Kaori
Sólo para el director
- Tiradas (1)

Motivo: Inteligencia + Hechicería

Dificultad: 25

Tirada (3): 9, 1, 2

Guardados (3): 9, 2, 1

Total: 12, Fracaso

Cargando editor
14/05/2018, 07:03
Hidenaga
Sólo para el director
- Tiradas (1)

Motivo: Inteligencia

Dificultad: 25

Tirada (3): 2, 8, 8

Guardados (3): 8, 8, 2

Total: 18, Fracaso

Cargando editor
14/05/2018, 08:11
Moto Valkai

Saber que por la zona se había abierto un pergamino dejaba un espíritu inquieto en Aswad, que lo observaba todo a su paso mientras cabalgaba a la retaguardia, protegiendo al grupo. Tenía el arco sobre su regazo, pocos sabían tirar con arco desde el caballo, pero para los Unicornio era un honor y una práctica habitual. Mientras cabalgaban, el Unicornio iba cavilando que podía ser que sucedía en el lugar, pero se le escapaba algo, era como si su mente estuviese demasiado dispersa, dedicada a proteger, dedicada a observar, pensando y.... esas ronin, son hermosas...

A pie? Eso significa que yo bodría llegar en tal vez 20 minutos... Pensó el Moto observando la distancia entre el pueblo y el Kyuden, pero de poco serviría que él llegase si fuese solo. Entonces el Moto observa a Tameiki llamar y se retrasa. 

- Tiradas (1)

Motivo: Inteligencia/Hechicería, Vacío gastado

Dificultad: 25

Tirada (4): 2, 5, 9, 7

Guardados (4): 9, 7, 5, 2

Total: 23, Fracaso

Notas de juego

Tan CERCA!!! 

Cargando editor
14/05/2018, 11:35
Shiroi

Al llegar a la aldea, Shiroi escrutó el lugar con interés, peor lo único que vieron sus ojos fueron casas de pescadores, humildes y sin nada de especial. Desde luego, si la pista del Pergamino estaba oculta entre esos heimin, entonces estaba bien escondida. Sin embargo, no dijo nada acerca de sus pensamientos, y acompañó al resto del grupo a la morada del pescador que los había guiado hasta allí. Debían descansar, y hacerlo bajo techo, incluso bajo uno humilde, era mejor que utilizar las estrellas como manto.

El resto se acomodaron lo mejor que pudieron en el pequeño recinto, y poco a poco fueron cediendo al sueño. Pero ella se mantuvo despierta un largo rato junto a una ventana, con sus grandes ojos oscuros reflejando la luz de la luna que había atrapado su mirada. En su interior, la inquietud por el misterio que tenían frente a ellos se mezclaba con la rabia que aún la quemaba por dentro desde hacía unos días y que quebraba su habitual calma, como si un viento barriera la superficie de un estanque y le impidiera serenarse.

Tras un buen rato, se levantó de su lugar de contemplación. Sabía perfectamente que le resultaría imposible dormir en ese momento, por lo que tomó su espada y salió de la casa. A la escasa luz que se dignaba a proyectar Onnotagu, la aldea parecía muy distinta que la que había visto a la luz del día. Pero eso apenas la molestó, puesto que ya tenía un rumbo. Lentamente, se encaminó hacia la orilla del lago maldito.

Cargando editor
14/05/2018, 11:35
Shiroi

Cuando llegó junto al lago, se detuvo al borde mismo del agua, con sus botas hundiéndose ligeramente en la blanda tierra que marcaba la orilla. La noche era tranquila, sin que ningún viento rompiera la quietud de la atmósfera, y la superficie del agua no estaba alterada. Todo el lago parecía un gigantesco espejo que reflejaba la luz de la luna, como si la luz emanara en realidad de las profundidades del lago.

Shiroi observaba mientras sus pensamientos acudían una y otra vez al lago. ¿Había querido Hirokai que fuera ella quién llegara aquí? ¿Existía algún lazo que la relacionara a ella con el lago y su misteriosa maldición? ¿O tal vez con el espíritu que hundía los barcos? Sus ojos recorrían la superficie del agua, como si esperara que algo surgiera de ella para responder a las preguntas que no formulaba en voz alta.

Se mantuvo así, inmóvil junto a la orilla, durante un periodo de tiempo indefinido. No podría haber asegurado si habían sido segundos u horas. La quietud que transmitía el lago se había apoderado de sus sentidos. Pero entonces, Shiroi miró hacia abajo, y se encontró con su propio reflejo.

Había pasado un largo tiempo desde la última vez que Shiroi había tenido la oportunidad de contemplar su propio reflejo. Los espejos, como tantos otros lujos, habían quedado atrás cuando su vida se convirtió en la de una simple ronin. Sin embargo, la calma superficie del lago, iluminada por la luz de la luna, reflejaba su imagen con dolorosa viveza. Con curiosidad, la bushi se contempló a sí misma.

El rostro que aparecía en el agua era el mismo que había visto en su juventud muchas veces, tan hermoso y sereno como el de la pintura de un artista. Sin embargo, también comenzaban a reflejarse en él algunos signos de cansancio y dolor, testimonios de unos años de vida de dureza y sacrificios. Aunque esos signos, lejos de restarle belleza, parecían complementarla, convirtiendo el rostro de una niña en el de una mujer.

Pero no fue eso lo que provocó que Shiroi exhalase un suspiro de asombro. Fue su pelo. Habitualmente negro como el ala de un cuervo, la luz de la luna obraba una curiosa ilusión en la superficie del agua. Arrancando un brillo espectral, el rostro de la mujer en la superficie del agua estaba enmarcado por una melena del color de la más blanca plata. Como una vez había sido. Tan sólo sus ojos, negros como la noche, conservaban su color, pero de pronto parecían mirarla con desprecio.

¿En qué te has convertido? ¿Quién eres?

La espada saltó de la vaina en un movimiento que escapó incluso de la vista. Con un giro cegador, Shiroi golpeó su propio reflejo en el agua, dejando escapar en ese golpe toda la rabia que había acumulado desde su visita a Kyuuden Doji. La hoja cortó el agua justo en el lugar en el que se había reflejado su garganta, destruyendo el reflejo y levantando a su alrededor una infinidad de gotas que brillaron como estrellas a la luz de la luna antes de caer de nuevo al agua.

Respirando agitadamente, la bushi envainó su hoja sin dejar que su pulso se viera afectado por la tormenta de emociones que seguía rugiendo en su interior, y se reprendió a sí misma por haberse dejado llevar hasta ese punto. El pasado no debía afectarla de ese modo. Todo lo que una vez hubiera sido, estaba muerto.

Ella era Shiroi. Ella era el Trueno.

Con sus emociones ya bajo control, aún pasó largos minutos frente a la orilla, contemplando el lago nocturno, antes de dar media vuelta y regresar a la cabaña. Aunque fuera un poco, debía descansar. Fue entonces cuando reparó en la presencia de la otra ronin cerca de la orilla.

Notas de juego

Aunque no tenga importancia en la trama, narro esta parte porque creo que es importante para Shiroi.

Cargando editor
15/05/2018, 15:28
Tameiki

En cuanto el ambiente se tranquilizó, Tameiki trató de conciliar el sueño cuanto antes. Al fin y al cabo, tenía que aprovechar para descansar cuanto pudiera en aquellos viajes para estar lista y preparada cuando hiciera falta.

No obstante, un rato más tarde, algo perturbó su sueño. A menudo, las enseñanzas de su maestro consistían en peleas a oscuras o en ataques en mitad de la noche, por lo que Tameiki aprendió a mantener cierta atención incluso dormida. Abrió los ojos lentamente y miró a su alrededor en silencio, tratando de deducir las figuras que había a su alrededor, contándolas para ver si había algún intruso... pero se encontró con que faltaba alguien: el cuerpo junto a la ventana, Shiroi. Rápidamente tomó la katana y el wakizashi y, vestida como se encontraba, con su kimono de viaje, salió del habitáculo tratando de no llamar la atención ni respetar al resto.

Cuando cerró la puerta tras de sí, la luz de la luna le permitió visualizar varios metros más allá a su compañera, y la siguió silenciosamente unos metros mientras se alejaba del pueblo...

Cargando editor
15/05/2018, 15:32
Tameiki

Descalza, Tameiki se deslizaba por la hierba que rodeaba la enorme extensión del lago sin ser detectada. Desde una distancia prudencial siguió a su ahora compañera, sin querer llamar su atención, más movida por la curiosidad infantil que por su honor bushi. Lo que allí vio, no obstante, le desconcertó. Observó a Shiroi, tan esbelta como era, al borde del lado, posiblemente incluso besada por la orilla, observando su propio reflejo con aspecto pensativo. La veía de espaldas, y desde aquella distancia no podía escuchar si estaba susurrando algo, pero entonces...

...la katana salió como poco más que un destello de la noche en dirección al lago, e hizo restallar su superficie al tiempo que la sangre acuosa del mismo saltaba en todas direcciones. Antes de que las gotas volvieran a su hogar, la katana estaba de nuevo en su saya, sin que aparentemente nada hubiera perturbado a Shiroi.

-Shiroi-sama -dijo en voz baja, lo suficientemente alto como para alertarla- ¿Puedo unirme a vuestra vigilia? -preguntó. Lo cierto es que el deber que Tameiki había recibido iba mucho más allá que la mera protección de las almas y el cuerpo de los truenos, ella consideraba que también tenía que mantener en paz sus mentes- No quiero resultar descortés, pero os he notado pensativa estos días, desde... -dijo, sin querer completar la frase, pero antes de que le respondiera- Y quiero deciros que un samurai tiene que tener preocupaciones, pero no es debilidad librarse de ellas permitiendo a otros cargar con el peso de las dudas -comentó, como tratando de calmar los ánimos de su interlocutora. No sabía el contexto de todo aquello, pero desde luego, la imagen de ver a aquella espadachín blandir su katana de aquella manera le había hecho plantearse en que situación actuaría ella de la misma manera.

Cargando editor
15/05/2018, 21:42
Shiba Kyoshiro

Kyo siguió al grupo en silencio.- "Si Isawa-sama estuviese aqui, sabría que hacer." - se dijo mientras en su cabeza recopilaba toda la información obtenida.

La aldea parecía tranquila, el fénix dió un pequeño paseo por ella antes de ir a la casa del pescador. A su paso fue escrutando a cada uno de los viandantes que se cruzaba, tratando de encontrar algún samurái o a alguien que portase un arma visible, y pudiera suponer un peligro para el grupo.

Tras el paseo volvió a la choza, agradeció la comida que se le ofreció y se dispuso a preparar unas plegarias a sus ancestros antes de irse a dormir.

Su sueño era ligero, siempre lo era, estaba acostumbrado a estar siempre alerta ante un posible ataque.-"Son demasiados años defendiendo a la embajadora, esperando el peligro en cualquier lugar."

Escuchó a Shiroi salir del lugar, a Taimeko seguir sus pasos instantes después. Le dió igual, seguramente algo tramarían, pero no era responsabilidad suya... Si tardaban en volver, empezaría a preocuparse y se levantaría para ver que había sucedido.

Cargando editor
16/05/2018, 07:53
Moto Valkai

Aswad no podía dormir, aunque estuviesen en una aldea, no significaba que estuviesen a salvo. El Unicornio prefirió mantenerse despierto, sentado contra la entrada a la choza mientras trabajaba en sus flechas. Cuando las respiraciones de los demás se hicieron calmadas y pausadas, el Unicornio se levantó tranquilamente y buscó a Khulan.

Cargando editor
16/05/2018, 08:05
Moto Valkai

A media noche, cuando todo esta en calma, Aswad, que se había quedado fuera de la choza como guarda improvisado, decide dar una vuelta con Khulan en los alrededores, para realizar un sondea de los alrededores, una inspección de lo que sucede. El Moto se asegura de observar que sucede entorno al lago, si hay aves o animales que se adentren en él y salgan de él, así como cualquier persona que parezca tener un interés especial en el lago. Cualquier cosa fuera de lugar. 

- Tiradas (1)

Motivo: Reconocimiento de la Zona, Percepción/Cazar

Dificultad: 0

Tirada (6): 2, 3, 5, 2, 9, 3

Guardados (3): 9, 5, 3

Total: 17, Éxito

Cargando editor
16/05/2018, 10:36
Shiroi

El cuerpo de la ronin se relajó perceptiblemente después de las palabras de Tameiki, aunque la joven samurái no habría podido asegurar en qué momento su compañera se había tensado. La expresión corporal de Shiroi, como casi siempre, estaba reducida a una mínima expresión.

-Por supuesto que puedes unirte a mí en mi vigilia, Tameiki-san. A partir de ahora las noches pueden resultar peligrosas, y una buena compañía es a menudo un tesoro difícil de conseguir. -Respondió mientras sonreía con amabilidad, y se acercó a ella. -No lograba abandonarme al abrazo de Yume-do, así que vine hasta la orilla con la esperanza de adivinar qué trataba de decirme Hiroaki en mi sueño. Pero nada he encontrado. El lago parece dormir.

-No es nada, sólo... -Añadió en respuesta a la pregunta de su compañera. La ronin controlaba su voz a la perfección, pero la luz de la luna delataba que sus emociones estaban a flor de piel a través del extraño brillo de sus ojos negros. -Este lago encantado puede jugar malas pasadas a la vista en una noche como ésta. Mientras observaba sus aguas, creí ver algo imposible. Una grulla blanca como la nieve me devolvía la mirada bajo la superficie. Golpeé para asegurarme de que se trataba de una ilusión, y no me equivocaba. Cuando las aguas se calmaron, la Luna sólo devolvía el reflejo de un trueno.

-Supongo que el cansancio del viaje comienza a jugarme malas pasadas. -Añadió, dando a su voz un tono apagado. A pesar de que lo estaba expresando de forma indirecta, una mente despierta podría sacar de sus palabras poéticas la verdad que contenían. Y estaba absolutamente segura de que Tameiki poseía tal talento. Shiroi no acostumbraba a fallar en sus juicios. Al fin y al cabo una duelista incapaz de juzgar a los demás era rápidamente una duelista muerta. -Al fin y al cabo, Kyuuden Doji tal vez fuera el último lugar en mi camino en el que podría haber descansado mi espíritu adecuadamente, pero ahora a sé que mis pasos no me llevarán de vuelta allí. Pero no te preocupes, también a ese cansancio podré acostumbrarme.

Notas de juego

Escrito y editado desde el móvil así que espero que sepas disculparme si es un poquito más flojo xD

Cargando editor
16/05/2018, 10:49
Tameiki

La mirada de Tameiki estudiaba los gestos y facciones de Shiroi, aparentemente inmutables. Aquel camino realmente había sido tortuoso. Si bien la intuía como una hábil duelista, había demostrado ser una más que capaz conversante, digna de los mejores ejemplos del Clan de la Grulla. Tameiki nunca había gozado de las características naturales de su clan de origen, pero no podía decir que su nuevo camino estuviera resultando tortuoso por sus inicios, sino por lo que estaba conllevando. El destierro, abandonar un hogar... aquellas cuestiones no eran solo cuestión de palabras, eran heridas abiertas y sangrantes que podían tornar los caminos más cortos en largos peregrinajes y que, como Bayushi-sensei solía decirle, A menudo acaban por destruir el alma y el espíritu de quien los recorre.

-El hombre más sabio que llegué a conocer siempre me dijo que no pertenecemos a donde creemos, sino que tenemos que buscar nuestro verdadero reposo -dijo Tameiki, desviando ligeramente su mirada a los pies de ambas, donde la diferencia de edad y tamaño parecía más evidente aún; mientras que Shiroi era, a todas luces, una mujer hecha y derecha, lo que podría significar el orgullo de un clan y un perfecto partido, Tameiki era poco más que una niña, alguien que apenas había llegado a su edad adulta de forma algo prematura debido a una habilidad aparentemente inusual- Y el hombre más inteligente que conoceré me dijo que sólo llegaría a recuperar mi verdadero nombre si hacía de mi camino mi saya -murmuró, antes de introducir sus brazos en el kimono, como habitualmente hacía, y sacar uno de estos por el cuello del mismo para rascarse levemente el cuello- Puede que siempre hayamos confundido el lugar al que queríamos llegar, Shiroi-sama, y puede que Kyuuden Doji no fuera más que un espejismo que os impide ver vuestra verdadera felicidad -argumentó, levantando levemente su mirada hacia su interlocutora.

Notas de juego

No te preocupes, ¡está genial! Me cohibes jajaja

Cargando editor
16/05/2018, 14:08
Shiroi

Las palabras de Tameiki, cargadas con una sabiduría que casi parecía impropia para su edad, sorprendieron a Shiroi, si bien su sorpresa tan solo se tradujo en un casi imperceptible alzamiento de cejas. Sin embargo, a medida que la ronin más joven hablaba, una sonrisa comenzó a tomar forma en los labios de la samurái. Se trataba de una sonrisa natural, sin ser contenida en absoluto por su On. Una sonrisa que mezclaba a partes iguales cierta ternura y una profunda tristeza.

A pesar de que en ningún momento había dudado de su decisión, cada día que pasaba la hacía estar más convencida de que había acertado encomendando a Tameiki la misión de ser la protectora incorrupta del resto de Truenos. Durante unos largos segundos, Shiroi se mantuvo en silencio con los ojos cerrados.

-El hombre más noble que he conocido murió por culpa de mi arrogancia y mi ceguera, que me hicieron pensar que podía solucionar cualquier cosa con el filo de mi espada. -Respondió finalmente mientras abría los ojos. En ellos brillaba el dolor de una herida vieja, pero aún sangrante. –Perdió su vida en mitad de una escaramuza sin sentido que yo misma había provocado.

-El hombre al que debía mayor respeto fue quien me privó de mi nombre y me convirtió en ronin. -La mirada y el tono de Shiroi se habían vuelto más firmes, como si de algún modo estuviera orgullosa de su condición de hombre-ola. -En esa ocasión estuve de acuerdo, porque sabía que era mucho lo que el mundo debía enseñarme. Pero siempre creí que era un viaje que me devolvería a mi hogar.

-Y el hombre más fuerte que he conocido es quien hace unos días me privó del derecho y la esperanza de regresar a mi hogar. -En esta ocasión, fue una punzada de rabia la que hizo que la voz de la mujer vibrara como el tañido de la cuerda de un arco a punto de ser disparada. -Por tratar de ayudarlo. Por intentar que comprenda la necesidad de la misión en la que estamos inmersos. Por ayudar a mi clan y al Imperio… por ser de nuevo quién una vez fui.

-Una vez, llamé hermanos a esos tres hombres. –La voz de la samurái había adquirido la dureza del acero, y su mano se deslizó hasta su espada, retirando delicadamente la tela que cubría la tsuba. A la luz de la luna, una grulla sosteniendo en su pico un copo de nieve, exquisitamente tallada, brilló en tonos de plata. El símbolo de la familia Doji, de su misma línea sucesoria. -Ahora, de la joven que fui sólo me queda esta espada. Pero será esta espada la que corte la garganta de Fu-Leng.

-Aunque después de escucharte, Tameiki-san. –Añadió finalmente la mujer, sonriendo. Toda la dureza que había transmitido su voz hacía unos instantes se había evaporado por completo. De nuevo volvía a ser melodiosa y amable. -Dudo de si los dos últimos merecen tanto respeto y son tan fuertes como yo había creído. Tal vez tus maestros te hayan enseñado bien, y haya sido yo quien se ha equivocado volviendo tan a menudo la vista atrás. Nuestro camino es de una dirección ahora, y no podemos sino vivirlo plenamente. Y estoy segura de que serás capaz de recuperar tu nombre cuando cumplamos nuestra misión. Entre otras cosas, fue por eso por lo que te propuse como nuestra guardiana.

Cargando editor
16/05/2018, 14:25
Tameiki

Escuchó atentamente la historia de la ronin a la que estaba comenzando a admirar y con la que, en cierta manera, se identificaba. Aquella historia desgarradora y familiar daba un nuevo sentido al camino que Shiroi había tomado, y tenía un nuevo significado toda vez que entendía el contexto de su viaje a Kyuuden Doji. Cuando llevó la mano a la espada, Tameiki se puso en tensión unos instantes, pero se relajó al tiempo que se inclinaba levemente para disfrutar la ornamentación de la empuñadura: artesanos Grulla. Sonrió al tiempo que volvía a mirar a la ronin, alegrándose de que su consejo le hubiera sido de ayuda, sintiéndose reconfortada al mismo tiempo por las últimas palabras que le había dedicado.

Realmente la admiraba, Tameiki nunca había pensado, en esta vida o en la anterior, en la posibilidad de enfrentarse a Fu Leng, ni mucho menos se sentía capaz de augurar ningún resultado, pero Shiroi no parecía dudar. Su determinación parecía no tener límites, en ese filo tan arriesgado que a veces comprendía el verdadero espíritu del guerrero para con el Bushido.

-Haré lo posible para honrar a mi maestro, del que nunca supe su nombre o rostro -comenzó. El que para ella fuera la persona más preparada que había conocido era, irónicamente, una sombra. Todos los gestos de la katana, todos los engaños, todos los pasos con la parte delantera del pie para confundir a los oponentes, todo... todo había sido enseñado por una sombra a la que profesaba un respeto casi religioso- Debo hacerlo por la memoria de Shoju-sama -dijo, con la voz parcialmente quebrada- El Imperio no lo entiende, ni lo entenderá, pero no es como todos pensáis... Shoju sabía lo que ocurriría, y me encomendó esta misión -expuso, al tiempo que su mano hacia sobresalir el lugar del kimono donde debería haber un mon y no había ninguno- Él me insto a ser quien soy, y él me pidió que llegado el momento dejara de serlo -prosiguió, algo confundida. Antaño, Tameiki había sido poco menos que la espada ejecutora de su dojo y, en algunos casos, de su daimyo... ¿por qué cambiar el camino de la katana por el de la saya?- Pero tienes razón al afirmar que cumpliré con mi deber, honraré sus nombres y recuperaré el mío -zanjó, sonriente, haciendo una leve reverencia con la cabeza, con sus cabellos cobrizos cayendo por todas partes.

Dio un par de pasos hacia atrás, como tratando de volver a la aldea. Entonces, volvió a encararse hacia la ronin.

-Shiroi-sama -comenzó de nuevo- Antes de que volvamos... hay algo que llevo largo tiempo queriéndoos preguntar -dijo únicamente.

Cargando editor
16/05/2018, 15:02
Shiroi

Shiroi asintió, aparentemente complacida por la forma en la que Tameiki había interpretado sus palabras, especialmente las últimas. No obstante, también se alegraba de que la joven no hubiera podido entrever todos sus pensamientos. De todos los Truenos, la única que iba a tener la oportunidad de regresar a una vida normal era precisamente Tameiki. El resto, tocados por la Mancha, tenían los días contados, y jamás podrían volver a ser Rokuganeses de pleno derecho. Héroes, quizás, recordados por toda la eternidad, salvadores del Imperio... pero su destino no era otra cosa que la muerte. Manchada como estaba, Shiroi jamás podría dejar un linaje que perdurara su nombre. Jamás tendría hijos. Lo más parecido a alguien que conservara su legado era precisamente...

-Por supuesto. -Contestó a la pregunta no formulada de la otra ronin. -Puedes preguntar lo que desees, e intentaré hacer lo que esté en mi mano para darte una respuesta. La noche aún es larga.

Cargando editor
16/05/2018, 22:13
Tameiki

Cuando Shiroi dijo aquello, Tameiki respiró profundamente antes de comenzar a hablar. No la estaba mirando, sino que se encontraba de perfil a poco más de un metro de ella. Se agachó, quedando en cuclillas, cuan diminuta era, apoyando los dedos de su mano izquierda sobre el césped frío de la noche. Cerró los ojos, como tratando de medir sus palabras, y suspiró levemente antes de comenzar a hacerlo.

-Shiroi-sama, lo que os voy a revelar es de una gran importancia para mí, por favor no os toméis mis palabras a la ligera -dijo apresuradamente, como pensando que abrirse a otra persona fuera, a todas luces, mostrar un punto débil. Así es como eran los samurai, al fin y al cabo, guerreros incluso en las conversaciones. No había que ceder, pero con Shiroi...- Sólo Bayushi-sensei, mi sensei, sabe esto. Desde que comencé a perfeccionar mi arte del filo, tuve claro cual era mi Ikigai, y mi Bayushi-sensei me instó a que lo consiguiera. Con el fin de conseguirlo, perfeccioné su propio estilo y lo hice mío, y comencé a hacerme un nombre -dijo, casi como recitando, sin querer dar más detalles de los necesarios- Sin embargo, Shoju Bayushi-uesama decidió que lo más prudente sería que no participara en el Campeonato Topacio previo a mi gempukku... -agregó, con cierto pesar en su voz. Aún no había abierto os ojos, y sus dedos seguían apoyados calmadamente sobre la hierba- Y cuando lo pasé, comenzaron los deberes, el honor y... casi noté como mi Ikigai se escurría entre mis dedos -contó, cerrando lentamente su mano, para volver a guardarla dentro del kimono- El mismo día que pasé a ser Tameiki, hablé con mi maestro. Me dijo que si quería cumplir mi Ikigai debía... -abrió los ojos lentamente y giró su rostro hacia su interlocutora.

¿Qué pensaría de ella ahora que le estaba diciendo todo aquello? Se puso en pie sin alterar su figura, con la espalda recta, con sus piernas aparentemente quietas, como si ni siquiera hubieran estado encogidas ni un segundo. Sus brazos, impasibles dentro del kimono, sus ojos clavados en los de Shiroi y sólo su larga cabellera cobriza ondeando a su alrededor movida por el frío aire nocturno.

-Voy a ser la mejor espadachín de Rokugán, incluso de su historia -dijo simplemente, con sus ojos impasibles mirando a los de su interlocutora- Mientras entreno me recito la lista de nueve personas que debo derrotar para poder llegar a serlo, una de las cuales me ha sido arrebata por el destino -expuso- Doji Satsume, caído en Otosan Uchi; Kakita Toshimoko, considerado el mejor duelista del Imperio; la Ronin Blanca, de la que he oído poco más que rumores; Mirumoto Hitomi, Togashi Yokuni y su hijo, Hoshi, los tres dragones; Akodo Kage, aunque supongo que ya no tendrá tal nombre; Hida Kisada, daimyo del cangrejo; y Mikio, otro ronin -enumeró, contando con los dados bajo el kimono, como no queriendo dejarse ningún nombre de la lista- No os he dicho todo esto para que sepáis mi objetivo o para que me ayudéis a completarlo -aclaró, tragando saliva- Pero soy consciente de que no soy todo lo hábil que podría haber sido de haber seguido con mi maestro... -las palabras casi se le entremezclaban, y notó como un rubor comenzó a encender sus mejillas- Y desde que os vi reconocí una postura y una gracilidad tocadas por los kami y... necesito que me toméis como vuestra discípulo -dijo finalmente, inclinándose tres veces al tiempo que sacaba los brazos por las mangas para hacer el saludo completo- Por favor, Shiroi-sama, sé que mis motivos pueden resultar egoístas y esta no es la forma más honorable de pedíroslo, pero... necesito cumplir mi Ikigai -insistió.

Notas de juego

Lamento el tochacho y acabar con algo tan anticlimático...

Y no, no sé quién eres, ya sabes que fallé la tirada para reconocerte :P

Cargando editor
17/05/2018, 10:07
Shiroi

A medida que Tameiki hablaba, Shiroi se maravillaba de la forma en la que en la joven se mezclaban la determinación, la ambición y la ingenuidad de la juventud. Al comparar a la joven ronin que tenía frente a ella con la arrogante Grulla que había sido en su juventud, sintió una punzada de vergüenza, pero también de orgullo por la petición que acababa de recibir. Tal vez las dos poseyeran una destreza similar, pero Tameiki merecía mucho más que ella alcanzar su destino.

-Una lista ambiciosa, sin duda. –Dijo finalmente, pensativa, mientras analizaba a los rivales de Tameiki. Se trataba de un grupo que le traía muchos recuerdos. A algunos los conocía bien, otros incluso habían sido sus propios maestros. Sólo un par eran desconocidos para ella. –Tu maestro debía conocer muy bien a todas esas personas, y confiar mucho en tu talento, para sugerirte que te enfrentaras a ellos. Sin embargo, hay muchas formas de derrotar a alguien, y no todas tienen que ver con cruzar espadas. Además, algunos de los que has mencionado son maestros del duelo, y otros del combate. ¿Planeos derrotarlos en ambos campos?

Después de esa pregunta, hizo una pausa, en la que separó por un momento la mirada de Tameiki y la llevó hasta el cielo, en el que la Luna comenzaba a caer hacia las montañas. Se preguntaba si de algún modo, desde Yomi, sus ancestros estaban observando sus actos.

-Doji Satsume cayó en Otosan-Uchi, si… Y ni siquiera pude acudir a despedirme del hombre al que llamaba padre.-Continuó hablando la mujer, y en esta ocasión el dolor de la pérdida se dejó sentir en su voz. –Pero su recuerdo, y su técnica, siguen vivos en aquellos que lo amaron. Él me entregó la espada que porto. Y Kakita Toshimoko-sensei me enseñó a utilizarla. Cuando mi hoja abandona su saya, nunca estoy sola. Los dos la empuñan conmigo.

-En cuanto a la Ronin Blanca… -Añadió en voz baja, con una sonrisa divertida aleteando en sus labios. Su expresión, ligeramente pensativa, delataba que estaba desenterrando algo en sus recuerdos. –Una mujer que apareció en los caminos sin que casi nadie supiera de dónde había salido. No resulta sencillo ganarse un nombre entre los hombres-ola, ni ella lo buscaba. Pero al parecer, demasiados samuráis de dudoso honor estaban convencidos de que una joven hermosa, sin clan ni apellido, estaba ahí para cumplir sus deseos. Así que ella tuvo que demostrarles que se equivocaban.

-Después de los primeros duelos… -La sonrisa en el rostro de Shiroi se ensanchó con fiereza al recordar esos difíciles primeros días fuera de la familia Doji, en los que había tenido que abrirse paso en el mundo con la fuerza de su espada. –El número de ilusos que creían que podrían aprovecharse de ella se redujo notablemente, pero su fama creció muy a pesar suyo. Fue entonces cuando comenzaron a llamarla por su apodo. Decían de ella que era capaz de cortar a su rival sin que ni una gota de sangre la salpicara, aunque no siempre era cierto.

-Aunque también puede ser… -Concluyó, encogiéndose ligeramente de hombros, mientras conservaba su sonrisa. Que Tameiki hubiese hablado de ella sin darse cuenta de que la tenía justo delante le había resultado realmente tierno por su parte. –Que terminara adquiriendo ese apodo sólo por su propio nombre. Al fin y al cabo, ella nunca ocultó que se llamaba Shiroi.

Se mantuvo un instante en silencio, contemplando la reacción de la joven ante lo que acababa de decirle. Pero una vez lo hubo asimilado, su sonrisa abandonó su rostro para dejar paso a una máscara de seriedad. Había algo más que debía decirle, y no era por completo agradable.

-¿No te has pregunta qué motivos tenía para sugerir precisamente que tú te mantuvieras alejada de la corrupción de Jigoku? –Dijo, y en esta ocasión su voz se había vuelto severa. En ella se adivinaban las sombras de una determinación funesta. -Uno era, precisamente, el protegerte del destino sombrío que se cierne sobre el resto, como ya te he dicho, pero…

Shiroi se detuvo por un instante, y dejó escapar un casi imperceptible suspiro. No le resultaba sencillo decir lo que estaba a punto de revelar. Todo samurái se enfrentaba cara a cara con sus miedos, pero a ninguno le resultaba cómodo hablar de ellos. Más aún cuando se trataba de algo tan horrible. Ella jamás había temido a la muerte, pero…

-Hay otro motivo. –Retomó la conversación con firmeza. Tameiki le había hablado claramente, y no merecía un trato peor. -Uno que, en cierto modo, también podría considerarse egoísta. Y es que el riesgo de que acabe cayendo bajo la influencia de la Mancha es real. Y si eso ocurriera… si mi brazo se vuelve más fuerte con el poder de Jigoku… dudo que ninguno de nuestros compañeros pudiera detenerme. Cualquiera de ellos estaría muerto mucho antes de comprender que mi hoja ha abandonado su saya. Incluso el tetsubo más poderoso es inútil si se encuentra en manos de un cadáver... Sólo una espada tan veloz como la mía podría vencerme. Y la única a la que creo capaz de ello eres tú.

-Así que esa es mi condición, Tameiki-san. Te ayudaré a convertirte en la mejor espadachina de Rokugán… A cambio de que me jures que serás tú quien me detenga en caso de que Fu-Leng reclame mi alma antes de que yo reclame su vida.

Notas de juego

Mientras el Master llega estamos tú y yo haciéndonos la partida a nuestro aire xD