Partida Rol por web

Me habían despertado tan cariñosamente como siempre. Con un zarandeo y una patada en el culo. 

-Buenos días a ti también Iopus.- Refunfuñé mientras salia de la cama de abajo de mi litera. Mi hermano mayor me miraba con cara trémula mientras me vestía con mis pantalones viejos y me ponía mi camiseta holgada.- ¿Que pasa? ¿Por que me miras así?

Mi hermano se dedicó a señalar el desgastado calendario que adornaba el salón. Mi buen humor desapareció de golpe.

-Dioses, la ropa de los domingos no...- Con gesto de fastidio abrí el pequeño armario empotrado donde guardábamos las pocas cosas valiosas que nos quedaban a mi hermano y a mi. Ropa mas o menos presentable, un par de fotos de nuestros padres unas herramientas y los últimos ahorros que habíamos logrado atesorar. Muy a mi pesar bien doblada y preparada estaba la ropa del día de la cosecha.

Mi hermano ya la tenia puesta y lisa con un pequeño pañuelo que le tapaba la cicatriz del cuello. Llevaba ya mas de dos años sin oirle hablar.

-Vamos, no pongas mala cara. Ni que nos fuera a tocar ni nada por el estilo.- Tras quitarme la ropa me puse los pantalones y la camisa blanca. Picaban mucho. Preferiría mil veces mis ropas de trabajo que este royo de ropa. 

Normalmente me pasaba el día trabajando en los talleres como el resto de personas del distrito mientras mi hermano estaba en la escuela. Tenia 4 años menos que yo y desde hacía dos años me dedicaba a cuidar de el. Mis padres hacían lo que podían pero con mama en papa en prisión por robar herramientas no había mucho dinero entrante en casa. De modo que por las noches hacia mi propia ronda por las calles del distrito mientras buscaba algo de interés en los bolsillos ajenos.

Para cuando ya estaba vestido le froté la cabeza a mi hermano pequeño y sonreí para que viera que no había problemas.

-Venga, vamos a acabar con esto rápido ¿Vale?

El desayuno fue escaso, pero tampoco había mucha hambre, de modo que nos fuimos juntos relativamente pronto. Mi madre nos dijo la noche pasada que se reuniría allí con nosotros. La dejamos durmiendo en casa, que falta la hacía.

Era una cálida mañana en el distrito, me encontraba lavando mi cuerpo con la poca agua que mis padres lograban reunir de los pozos que se hacían con la lluvia. Intentaba aprovechar la poca agua que tenía, así que me sentaba en un pequeño banquillo y usaba una vieja esponja para humedecer mi piel y así limpiar un poco el barro y olor a oxido que  siempre se me impregnaba debido a mi trabajo en la fábrica.

Frotaba con ligereza la esponjilla por mi hombro hacia mi cuello, mientras la exprimía un poco para dejar correr unas gotas de agua por mi espalda, luego deslizándola hacia mi pecho delicadamente humedecía mi busto uno por uno con movimientos circulares y exprimiendo un poco en la esponja para dejar correr el agua sobre mi pocho y que recorriera mi abdomen en un movimiento ondulatorio  hasta llegar a….

-LEVY!  Muchacha distraída apresúrate a vestirte que vas a llegar tarde- Me gritaba mi madre  desde la ventana.

- Ya voy madre.-  Respondí  rápidamente, mientras tomaba un viejo pedazo de tela que usaba como toalla y me dirigía a mi habitación.

Ya allí sobre mi cama estaba puesto, algo desgastado pero no tan mal presentable, un viejo vestido blanco con unas zapatillas y un listón. Rápidamente me vestí y  me dirigí hacia la entrada donde me esperaba mi madre, pero antes, me detuve en la habitación de mis padres a saludar a mi padre.  – Buenos días Papá,  ya hoy comienza ese fatídico día que tanto nos atemoriza y nos entristece a muchos, gracias a Dios he podido librarme de ser víctima de este  carnicería a la cual llaman juego por los últimos dos años, pero hoy siento que qué no tiene sentido vivir en la miseria. –

Mis ojos se tornan acuoso y mi voz se entre quiebra un poco – Pero la verdad no creo poder seguir así, hoy he decidido ofrecerme como tributo pese a que lo que pueda decir Mamá –

Esta vez mis ojos emanan lagrimas que recorren mis mejillas y una cálida sonrisa adorna rostro- Se que podría ser muy doloroso para ella, pero tu siempre me decías, “A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante”. Y limpiando mí rostro, me acerco a un pequeño altar y le doy un beso a la foto de un joven que se encontraba enmarcada allí.- A dios Papá. te prometo lograrlo -  me despido y salgo de la habitación. Y dirigiéndome hacia la puerta, al encuentro con mi madre en mi rostro se enmarcaba una radiante sonrisa y en mi mente meditaba una frase. No moriré, pero de no lograrlo, entonces podremos reunirnos por primera vez  después de quince años Papá.  

Abro los ojos con sorpresa. ¿A dicho Mark? No no creo... Y sin embargo, los que me rodean me miran y se partan como si estuvieran ante un cadaver. Veo a mi hermano pequeño Iopus me mira con los ojos como platos llenos de sorpresa y lagrimas, ¿Como puede ponerse a llorar ahora? Veo que va a abrir la boca y antes de reaccionar le doy un capón.

-Tu chiton, Iopus. Ve con mama. Vamos.

Me vuelvo al escenario y dejo escapar el aire. Avanzo lentamente. No recordaba si tenia que decir algo. ¿Esperan que levante la mano y diga presente como un borrego en la escuela? No. No diría eso... Quizás incluso no diria nada. Llegue al estrato y me quedé mirando a la estrafalaria muj... cosa que manejaba las urnas.

-La misma conmoción de todos los años, algunos lloran y otros se alegran, la verdad no sé si estoy haciendo bien, pero ya estoy decidida.- Y tomando fuerzas me aproximo a la pobre joven que se encontraba hecha un mar de lágrimas, se inclina un poco para susurrarle al oído  -No llores, esta vez no tendrás que preocuparte por este insensato juego.- Con una cándida sonrisa se levanta y en tono fuerte me dirigí a los promotores. 

-¡¡DISCULPEN!!...

Quisiera ofrecerme como tributo en nombre de la joven Ive Blazai.

Al terminar mis palabras, mire a mi madre que se encontraba a un costado con todos los demás padres. Pude percibir en su mirada el dolor de las palabras que había oído, pero ella conocía mi convicción y sabía que cuando tomaba una decisión por muy dolorosa que fuese no la cambiaria. Ella intento emular una sonrisa en su rostro y con la mano algo tembloroso me envío un beso, como para darme a entender que todo iba a estar bien,  pero pude apreciar una  sutil lagrima que se deslizaba por su mejilla.  

Fue algo doloroso también para mí, el dejar así a mi madre pero sentía que debía hacerlo. Y sonriéndole un poco gesticule un . GRACIAS MAMÁ - me dirigí hacia la tarima.

¡Qué increíble! ¡Sube, joven, sube! gritó Hide refiriéndose a Levy, que se acercó a su ritmo.

Muy bien, muy bien. ¡Qué coraje has tenido al presentarte por esa niñita! dijo tras plantar un beso en la mejilla a la chica.

Estos dos de aquí serán los tributos del distrito 3. ¡Que la suerte esté siempre, siempre de su parte! dijo, esperando que el público la corease.

Muy bien, queridos, entrad por esa puerta os señaló una Allí podréis encontraros con vuestros padres y hablar con ellos para despediros. ¡Sólo por si las moscas! ¡Jajajaja!

Bajé de la plataforma buscando a mi familia con a mirada, pero los agentes de seguridad me arrastraron a dentro del edificio a empujones. Al final me dejaron solo en una sala de lujo. Estaba flipandolo con los cuadros para distraerme cuando mi familia entro por la puerta.

Mi hermano y mi madre lo eran todo para mi. El pequeñajo Iopus con su pelo despeinado y su cara triste, mi madre Tsara, con sus ojeras y el mono de trabajo. Los abracé a ambos con fuerza.

-Tu ya sabes donde esta guardado mi tesoro Iopus, encargate de encontrarlo ¿Vale?- Siempre estaba buscando formas de distraer a mi hermano pequeño, y la ultima era que tenia un tesoro escondido en alguna parte de la casa. Hasta ahora ya habia desconchado las pardes y puesto todo patas arriba intentando encontrarlo. Me gire a mi madre. La trabajadora y recia mama que siempre estaba seria ahora tenia una cara tan triste que era dificil de soportar. Simplemente la abracé.

-Volvere.- Dije a su oido. Mi madre bien sabe que jamas rompo mi palabra.

-Hola, disculpe que no desea charlar, pero deseo dormir un poco.   Estas fueron mis únicas palabras  al oírle. Podría usted ser tan gentil de indicarme donde se encuentra mi dormitorio- digo con  un ademan cortes y una sonrisa  a mi muy bien vestido mentor.  

Contemplo el lugar con abierta curiosidad. Era desde luego un lugar bonito. La moqueta, las paredes, los adornos. Tantas cosas cubiertas de dinero sobre dinero me dejaban impresionado. Luego me fijé en el hombre que escribia. Era un tipo guapo, hasta yo sabria verlo. Tambien estaba aqui mi suspuesta conmapañera, pero por lo visto no queria hablar. Me encojí de hombros. Mi vida depende de este tio, asi que...

-Me llamo Mark. Y quiero ganar estos juegos.- Digo sentandome lo mas enfrente posible del hombre.

Entiendo que estés cansada, pero como no te tumbes en algún asiento, no podrás dormir. El viaje no durará mucho, llegaremos de noche al Capitolio e iremos directamente al hotel, donde podrás descansar hasta el día de mañana dijo Jack mientras servía un poco de agua a Levy y se acercaba hasta ella, dándole el vaso. Supongo que esto te dará un poco de fuerza añadió con una gran sonrisa cautivadora.

Se giró cuando Mark habló y se metió las manos en los bolsillos. Me parece estupendo, ese es el espíritu, así podrás llegar al final.

No me esperaba que nuestro "entrenador" fuera así. Le habia visto de pasada por el distrito pero jhamas me habia fijado en como seria moralmente. Si era un simple enbaucador no me caería bien. Pero de alguna manera había vencido en uno de los juegos pasados y queria saber como.

-¿Como ganaste? ¿Algun consejo rapido antes de que lleguemos a la capital?- Queria aparentar tranquilidad pero estaba deseando que esto empezase. No por que quisiera gloria o empezar a abrir craneos. SImplemente por que lo que antes de empieza antes se acaba.

Fabriqué una trampa para matar a unos cuantos dijo sin mirarte a los ojos. De hecho, fue al grupo de los profesionales. Me uní a ellos para dar caza a los otros. Mientras, yo iba creando una pequeña bomba con cosas que me encontraba, que nos enviaban los patrocinadores... Cuando dimos caza al último, me encargué de que murieran rápido Una sonrisa triste se dibujó en su rostro cuando levantó la mirada. ¿Un consejo? No desaprovechéis nada, todo es útil cuando tu vida está en juego.

Mirando sin nada de emoción la inmensa ciudadela . -De verdad que es un lugar bello, es una lastima que lo usen como epicentro de tal barbarie - Pienso mientras aprecio las estructuras. Y dándome vuelta para atender al llamado del señor Larson - Muchas gracias por el Agua, me fue muy reconfortante- digo mientras le regreso el baso de cristal. - Si no es molestia me retirare a mis aposentos, con su permiso. -  con una gentil ademan me despido y me dirijo a mi habitación. 

Medite un segundo la respuesta del patrocinador. Se habia desecho de los profesionales con una mentira y una trampa. Me caia bien.

-Ojala pudiera recordarlo...- Me encojo de hombros al sentir un escalofrio. Quizas acabaria usando esa estrategia. Era un buen consejo que archivé.- Gracias... supongo.

Me quede embobado mirando las vistas. Muy a mi pesar el capitolio era realmente asombroso. Tanta luz y tanto color eran cegadores. Me dirigí a mi cuarto tras despedirme del hombre y de la otra chica. Preferiria no tener que intimar con ella. Si al final acababamos matandonos los unos a los otros no queria tener la carga de matar a un conocido.

El sol fue el que os despertó tras una noche de sueño. Os resultó extraño despertaros en unas camas tan suaves y mullidas comparadas con la que teníais en vuestra casa. Incluso os dieron ganas de levantaros para empezar a trabajar hasta que os disteis cuenta de que no estabais en vuestro Distrito. Ahora os tocaba trabajar para sobrevivir a esa batalla.

Tras poneros algo, salisteis a la sala central. Allí la mesa estaba atiborrada de comida para serviros un buen desayuno. Vuestro mentor estaba tomando un café mientras seguía toqueteando su aparato eléctrico cuando os vio y os sonrió.

Buenos días. Espero que hayáis dormido bien. Desayunad bien, empiezan los entrenamientos. Es un proceso clave: Los patrocinadores estarán allí. Os observarán y calificarán. Ellos serán los que os ayuden en la arena con obsequios, así que hay que impresionarles.

Debemos hablar de lo que sabéis hacer. Si no queréis que vuestro compañero se entere, podemos ir a una habitación aparte. Pero es necesario para saber qué hacer en el entrenamiento.

No habia dormido bien. Las camas eran muy mullidas y aun estaba muy emocionado por todo lo que habia visto el dia anterior. 

-Mucho lujo mucho lujo pero estas camas son como la arena.- Dije mientras salía de la habitación medio dormido con un sencillo atuendo compuesto por un pantalón pirata lleno de bolsillos y una camiseta ajustada de color verde oliva.

Nada mas llegar al comedor saludé con un gesto de cabeza al entrenador. Aun seguia rumiando la información de anoche en la que habia reconocido como habia volado por los aires a todo el grupo de los profesionales. Estaba a punto de responderle cuando me fije en el enorme monton de comida que habia sobre la mesa. Sin pensarlo dos veces me lancé de lleno a comer. En nuestra casa nunca habia tanta comida, y a diferencia de el tema de las camas los cocineros del capitolio sabía lo que se hacian. Tras varias raciones de tostadas, leche con cacao y otros manjares mire al entrenador.

-¿Como podemos impreisonarles? ¿Que esperan de nosotros? 

Eso es complicado de saber, Mark. Los patrocinadores no siempre son los mismos y a cada uno le gusta una cosa. Debéis destacar, pero os aconsejo que no mostréis vuestra mejor baza hasta la sesión final, que es sólo para los patrocinadores. Si se te da muy bien nadar y lo demuestras, los otros tributos se darán cuenta y tomarán nota de ese punto fuerte. Ahora, si quieres entrenar el nado, puedes hacerlo, pero no lo hagas tan perfecto como siempre.