Partida Rol por web

Tras despediros de vuestros mentores, os meten en el ascensor y comienzan a descender. Pasáis la planta de la sala de los entrenamientos y bajáis varias plantas más.

Al abrirse las puertas, os está esperando un coche por distrito. Cuando estás los 24 montados, arrancan. No están en marcha mucho tiempo, no más de 10 min, que se os hacen eternos.

Cuando salís del coche, os encontráis ante doce puertas, cada una con el número de vuestro distrito, por la que entráis. Allí os dan un paquete con vuestra ropa para la arena: unos pantalones verde militar, una camiseta de un verde más claro, un cinturón plateado y una chaqueta negra con capucha.

Después de que os hayáis vestido, os señalan unos tubos en los que no habías reparado. Son las plataformas que os llevarán a la arena, la que os llevarán a la muerte... Salvo a uno de vosotros. Os subís y, tras unos segundos, las plataformas comienzan a ascender.

Tras unos instantes de oscuridad, el sol os ciega. No está muy alto, así que no ha pasado la mañana. Ante vosotros, podéis ver la Cornucopia. Es una pirámide muy alta y plateada, a juego con el color que está tan de moda en el Capitolio.

La base de la Cornucopia no está en el mismo nivel del suelo en el que os encontráis. A unos pasos de vosotros, hay un socavón que, aunque no es excesivamente profundo, sí lo suficiente para que tengáis que bajar trepando por la pared del mismo para llegar a la base, ya que allí se encuentran 25 mochilas. Una parte de la pirámide no tiene paredes, sólo unas columnas en las esquinas que sostienen el monumento. Bajo la pirámide, se encuentran esas mochilas. Están marcadas con las letras del abecedario, de la A a la Y.

Tenéis que esperar 60 segundos en las plataformas. Si salís antes, moriréis. El tiempo se hace insoportable.

"Tic, tac". Cuento los segundos mientras el contador realiza su cuenta regresiva hacia 0.

"Tic, tac". El profesional que se ha asociado con el del distrito 12 esta a mi derecha.

"Tic, tac". Resuena en mi cabeza.

"Tic, tac" la chica del cuatro esta a mi izquierda, no parecía ser una profesional.

"Tic, tac" Si no reacciono a tiempo la plataforma también estallará

"Tic, Piiiiii" Suena la corneta y salen los perros de cacería. 

En mi distrito me enseñaron a sobrevivir, un buen superviviente sabe hacer sus propias herramientas. No me hacía falta entrar en esa carnicería. Salgo corriendo en dirección contraria a la Cornucópia tan rápido como puedo. Todo el tiempo que consiga será mi ventaja principal.

Cierro los ojos para obligarme a parar de temblar y, de paso, evitar que ese maldito sol siga incrementando mi dolor de cabeza. Sé que es una tontería pero me da la sensación de que, con ese movimiento, juego a la ruelta rusa con la bomba que tengo bajo mis pies.

Creía que estaba preparada para este momento, pero desde que Annie se ha despedido de nosotros las dudas y miedos han crecido exponencialmente. Estoy preparada para morir pero, ¿para sufrir? No, no estoy lista para aguantar una muerte lenta y dolorosa. Y, por desgracia, algo me dice que es lo que me está esperando. Sobre todo si tenemos en cuenta que, por lo pronto, mi intención es correr hacia la Cornucopia para hacerme con una de las mochilas.

- Keara, eres estúpida - pienso. No es necesario haber visto muchas Cosechas para saber sobre la carnicería que se organiza al inicio de cada edición. Por otro lado, sé que necesito algo más que mis manos e inteligencia para salir adelante, si quiero durar al menos hasta el tercer día.

Mientras el tiempo pasa analizo mi estrategia. Avanzar rápido, esquivar a los oponentes, hacerme con una mochila y salir cagando leches de ahí. Visto así, parece fácil. - Ya veremos cuando toque cumplirlo.

Finalmente suena el aviso y salgo escopeteada de mi puesto. Cuando piso tierra firme y estoy segura de que no voy a salir volando en mil pedazos suspiro aliviada. A pesar de que voy directa hacia una matanza siento que he dado un paso muy importante. - Vaya consuelo - me digo con sarcasmo.

Su corazón latía a toda prisa cuando por fin salió al deslumbrante sol de la mañana, con unos pensamientos caóticos rondando su mente. Y aunque pareciera absurdo, aunque fuera ridículo, podía aceptar que iba a morir pero no soportaba la idea de morir la primera.

Miró la Cornucopia durante unos instantes, dudosa entre sus opciones de huir hacia el bosque o armarse hasta los dientes. Tenía más posibilidades de sobrevivir de entrada yendo hacia el bosque pero en teoría ahora tenía una alianza con algunos distritos, los cuales seguro que irían hacia ahí. ¿Desaprovecharía esa unión temporal? Sería estúpida si lo hiciera puesto que al menos le permitirían tener equipo.

Sin más, echó a correr como alma que lleva al diablo hacia el socavón y empezó a descender.

En cuanto la plataforma llega a su destino, mis ojos comienzan a recorrer todo el terreno, buscando a lyah y viendola justo al otro extremo de la zona de comienzo, algo que esperaba.
El tiempo goteaba lentamente y el minuto de espera pareció una hora todos los nervios e inseguridades volvieron a mi ser, entrando por cada poro de mi piel y haciendo que durante una fracción de segundo pensara en salir antes de la plataforma para llegar a las mochilas antes que nadie, sólo fue una fracción de segundo, pero el miedo a lo que habia estado a punto de hacer acabo de llenar el hueco que quedaba junto a los nervios e inseguridades.
El tiempo seguia goteando, ¿cuanto habria pasado?¿10, 20, 50? era dificil saberlo, pero cuando empezaba ya a desesperar, sonó la sirena.
Una oleada de adrenalina, placer por el combate e instinto de supervivencia arrolló a mis anteriores sentimientos, convirtiendome en un cazador, en un luchador de los Juegos.
Mis piernas me impulsaron de dos rapidas zancadas hacia la zanja, debía evitar que los Profesionales llegaran hasta las armas, mi cuerpo era mi única arma y eso jugaba en mi ventaja, por lo que me descuelgo rápidamente por el borde de la fosa y comienzo a descender

Al sonar la sirena que anuncia el inicio de los juegos y el fin de la agonica espera, salgo disparado hacia las mochilas tratando de escalar la pendiente hacia esa dirección.

Al bajar del ascensor, un coche nos estaba esperando. Nos llevaría al lugar de comienzo de los juegos.

El camino se me hizo eterno aunque apenas había durado unos poco minutos, unas pocas gotas de sudor se podían ver en mi frente, los nervios se hacían cada vez más presente en mi rostro.

Bajamos del coche y nos encaminamos a unas habitaciones con nuestros números, allí nos vestimos con la ropa que nos dieron para sobrevivir a los juegos, deje mi chaqueta a medio cerrar, no me gustaba subir la cremallera hasta arriba del todo, nos colocaron en unos tubos, una especie de plataforma, era sin duda la que nos había mencionado Bernard. Recuerda no debes salir hasta que den la señal, me dije al montarme en ella. 

La plataforma se desplazo hacia arriba, una compuerta se abrió dando paso a la claridad del sol, el cual me cegó durante un instante, cuando pude abrir los ojos tenía delante de mi una pirámide, era magnífica, plateada, los rayos del sol hacia que brillase, unas columnas sujetaban la base de la pirámide y podía ver un grupo de bolsas que se situaban bajo la pirámide. Es la Cornucopia, exactamente como me dijo el abuelo. Ya me había contado el abuelo que ocurriría al principio y lo que debía de hacer, esas bolsas me salvarían la vida por lo que debería de coger una y escapar lo más rápido posible.

Entonces los vi, la pirámide había centrado toda mi atención y no me di cuenta del circulo de tributos que formábamos alrededor de ella, esto esta apunto de comenzar. Preparado.

Y entonces sonó la señal, era el sonido de un cuerno, presto me dirigí a por una de las bolsas pero ante mí estaba el primer obstáculo, una pequeña caída que debía bajar para llegar a ella, no es que fuera muy alto pero los nervios me podían jugar una mala pasada, mire a ambos lados para saber que iban a hacer el resto de tributos y me dispuse a bajar.

Cuando termino de hablar con Thomas vienen a buscarnos y nos meten a Emily y a mi en un coche. Veo que el resto de los tributos son distribuidos por Distritos hasta que llegamos a un edificio con 12 puertas.

Entro por la número 12 y una vez dentro me pongo la ropa que me entregan y me dispongo a entrar en el cilindro.

Cuando llego arriba observo que estoy entre la chica del 2 y el chico del 9. Si Max ha hecho bien su trabajo no debo de preocuparme por la chica pues estará en nuestro equipo. No obstante estaré atento a sus movimientos por si acaso.

Veo la Cornucopia y me preparo para salir hacia ella en cuanto suene la señal.

- Por lo menos dos de esas mochilas son mías. - pienso al verlas. Y si pueden ser más mejor.

Finalmente la señal suena y me lanzo rápidamente hacia la Cornucopia. Llego a la base del socavón y empiezo a trepar para llegar a mi destino.

Jonas tuvo que atarse los cordones cuatro veces antes de hacerlo bien. Quería aparentar seguridad pero sabía que su hora estaba cerca. Finalmente, dio el último tirón del cordón muy fuerte, reforzando así su determinación de seguir vivo todo el tiempo que pudiera.

Cuando salieron a la arena el corazón se le salía del pecho. Intentó serenarse y analizó la situación. La chica del 12 estaba a su derecha y la del 8 a su izquierda. En ese sentido pensó a priori que tuvo suerte, si hubiera sido alguno de los tributos profesionales podría haberle puesto un blanco virtual en su pecho. 

No vio a Faile por ningún lado, probablemente se encontrara del otro lado de la Cornucopia. Lo que vio fue una situación peligrosa en potencia, pero no para él sino para chico del 11. Estaba al lado del chico del 1. Si Jonas podía trataría de ayudarlo, pero dudaba que el plan que había intentado llevar a cabo hubiera llegado a buen puerto, no había que confiar en eso.

Evaluó sus propias posibilidades para llegar a las mochilas de abajo. La bajada parecía fácil pero él no era ningún experto, y la probabilidad de caer y quedar a merced de alguien mas fuerte era demasiado alta. Calculaba que la mitad o más haría lo que él, darse vuelta y correr hacia atrás, dejando la totalidad de las mochilas en poder de los muchachos del 12 y del 1, a priori los mas peligrosos, pero no había que confiarse, no conocía las verdaderas habilidades de nadie: Mas de una chica podía darle una desagradable sorpresa.

Finalmente se decidió. Haría seguramente lo mismo que suponía que harían las chicas a ambos lados, correr hacia atrás, lo que también le daría la ventaja de ver que había detrás de la vegetación.

Cuando enfocó su atención en la cuenta atrás, ésta estaba terminando. Se puso en posición de correr hacia la Cornucopia.

8..  7.. 6..  5..  4..  3..  2..  1..

Cuando sonó el aviso, comenzó a correr en dirección opuesta, mirando a ambos lados para no perder de vista que hacían sus competidores, la hora de la verdad había comenzado.

Segun llego a mi plataforma parpadeo varias veces para que mis ojos se acostumbren antes al brillo cegador del sol.

Inspiro profundamente tratando de relajarme, mientras observo a mi alrededor al resto de mis enemigos. Chicos y chicas fuertes o rápidos, incluso algunos parece que ambas. Estan lejos para poder evaluarles y no hay tiempo para hacerlo ahora mismo, nos hemos visto en los entrenamientos pero nada es concluyente. Un exceso de celo o una autoconfianza exagerada puede significar mi muerte en pocos instantes. Me concentro en mi tarea, mi objetivo. Asiento levemente en la distancia al cruzar mi mirada con la de Theod. Estamos preparados y nuestra voluntad es fuerte. Tal vez estamos mas unidos que el resto y eso tambien nos da fuerza. Donde grupos se abandonaran a su suerte, nosotros permaneceremos juntos.

Aprieto con toda mi fuerza todos los músculos de mi cuerpo, manteniendolos en tensión unos instantes antes de relajarlos. Es una vieja táctica de relajación que aprendí hace tiempo. El cuerpo facilita la relajación despues de la tensión, asique procedo a repetir el ejercicio con cada parte de mi cuerpo ahora por separado, empezando por las piernas, para el dificil descenso que tengo por delante. Empiezo con la izquierda y paso a la derecha, despues es el turno de los brazos, en el mismo orden. El cuello, tambien es importante antes de terminar con los abdominales.

El tiempo se hace insoportable, pero me acerco un poco al borde de la plataforma buscando el mejor sitio para descender.

La estrategia es fácil, bajar rapidamente y saltar los últimos metros para llegar antes, recoger varias mochilas y acercarme a mi hermano lo posible para evitar los primeros ataques ya juntos

Cierro los ojos al entrar en el tubo. Mi corazon va a cien pulsaciones por minuto, o quizas por segundo, no lo se. El tiempo se ha dilatado tanto que no soy cosciente del tiempo que paso sobre la plataforma antes de que comience a moverse. Durante ese tiempo, mil imagenes pasan por mi cabeza. Esas colinas que jamas volvere a ver, la sonrisa de mi familia, mis amigos, los compañeros de trabajo en la clinica...

Entonces siento que la plataforma comienza a moverse. Casi pierdo el equilibrio los primeros segundos, cuando comienza a moverse sin esperarmelo, y en ese instante, me tiemblan las piernas, los brazos, y hasta los pelos de la nuca. Era el momento en el que me habia dado cuenta donde estaba, y que estaba pasando.

Y que iba a pasar.

Aprete los puños con fuerza, apretando los dientes y los labios, asi como los parpados, aguantando las ganas de gritar, de llorar o de quedarme paralizado esperando que llegara lo peor sin remedio. En mi piel, ahora, puedo notar el calor del sol. La brisa, que sopla en mi rostro, y me invita a olvidar donde estoy. Pero cuando la plataforma se para, y abro los ojos, cegado unos segundos por el sol, veo a mi alrededor mas chavales como yo. Mas tributos. Mis enemigos, aquellos que tratarian de matarme, y yo, les devolveria el favor. Solo esperaba no sufrir, ni hacer sufrir a nadie.

Aprete los puños hasta que apenas notaba la circulacion en estas. Entonces abrí los puños, y todo sea dicho, estaba acojonado. Me faltaba las fuerzas incluso para estar de pie, y mire a mi alrededor, buscando a la unica persona importante en mi vida. A Sam. No estaba cerca, pero al menos, no estaba lejos. Esperaba que el miedo no la dejara paralizada en el sitio. Que tuviera una oportunidad. Que yo la tuviera, para protegerla a ella.

Entonces, aquel silencio, fue roto por el pitido que anunciaba que los juegos del hambre, habian comenzado. Mi mente se quedo en blanco unos segundos, sin poder moverme, y fue entonces cuando salte de la plataforma, dando un ligero traspies, con un par de zancadas largas para estabilizarme, asi como usaba los brazos para no perder el equilibrio.

Me lance por la ladera, intentando bajar corriendo por esta mientras mantenia el equilibrio con las manos, con el objetivo de llegar mas rapido sin caerme, que hacerlo con cuidado o destreza. Laderas como aquella habia visto cientos en el districto siete. Y esta tenia la ventaja de que no tenia arboles de por medio, ni maleza.

Tras ese último abrazo a Sean, y forzándome a no dejar que las lágrimas acabenempañando mis ojos, me dejo conducir en coche hasta aquel fatídico lugar en el que se sellara mi destino. Y allí me encuentro ahora, en aquella plataforma, cegada por el sol, después de haber ascendido por aquel tubo que me conduce al exterior.

Entorno la mirada y me tapo los ojos. Demasiada luz, definitivamente. Y miro a mi alrededor, algo desorientada, intentando hacer uso de mi habilidad innata para orientarme y analizar sitios como aquel.

Traguo saliva. La boca me sabe como a sangre, a metal, y no es más que fruto de los nervios. Tengo el estómago encogido y en lo único en lo que pienso mientras estoy en aquella plataforma, esperando a que suene aquella sirena, es en Sean. Miro a mi alrededor, intentando averiguar donde esta, con cierta angustia.

Es entonces cuando suena el aviso. El corazón me late a mil, y está a punto de salírseme del pecho. Ya está, ya ha empezado. Ahora ya nada tiene remedio y la cosa va de matar o morir, asi de sencillo.Salto de la plataforma, casi de inmediato. No quiero saber qué puede pasar si me quedo alli. Y, aunque mi intencion es claramente la de llegar hasta aquellas mochilas, decido no precipitarme y bajar con precaución, aprovechando el paisaje que hay a mi alrededor para ocultarme en la medida de lo posible. No quiero ser un blanco fácil. Y así, aprovechando esas coberturas me voy abriendo paso, poco a poco, hacia aquella pirámide, sin precipitarme.

Se había preparado mentalmente para aquello, muchas veces. Creía estar preparada pero cuanto más se acercaba el momento más le apretaba el nudo que se le estaba formando en la garganta por los nervios y la tensión.

-No seas tonta, si ni siquiera habéis empezado aún- pensó la inocente Clara antes de centrarse y respirar profundamente.

Mientras esperaba el aviso miró hacia abajo, las mochilas. Sin duda parecía el mejor destino, allí podría haber algo de utilidad. Aunque también es donde irían casi todos. Sin duda habría enfrentamientos y sangre por esa zona, pero Clara supuso que tenía que ser valiente y aguantar, aquella parecía la mejor opción.... aunque trepar no era precisamente su fuerte.

Los sesenta segundos que debían esperar para ella fueron más del doble porque ya empezaba a brotar la adrenalina, y cuando éstos terminaron se acercó a la ladera para descenderla con cuidado pero sin detenerse en exceso. Quería coger una mochila y debía ser cuidadosa.

-Papá, deséame suerte- dijo en un susurro. Sabía que su padre no la oiría, pero no por ello dejó de susurrar.

Savera mira con atención la arena y mientras el reloj de los 60 segundos cuenta, intenta ver los rivales que están en su campo visual. Ve a Leroy hacia su derecha y con las manos en el pecho, espera que todo salga bien para él. Su siguiente preocupación es su proximidad a Nyx, al fin y al cabo es una profesional. Y un poco más lejos pero igualmente cerca, el tributo masculino del distrito 4.

Habiendo analizando la posición de los presentes, mira cuál es la forma más fácil de huir. Al momento de terminar el contador, Savera corre a bajar por la ladera tomar la mochila que se encuentra más cercana al tributo masculino del distrito 5, para evitar un encuentro directo con Nyx y encontrar su hay armas arrojadizas. Si hay arcos, hachas arrojadizas, todo lo que le pueda servir. Y si hay una espada, la toma. Lo que se cruce en su camino.

Después de tomar lo que necesita, se dispone a escapar en vía al bosque. Ella no pensaba faltar a su palabra pero tampoco pensaba quedarse a matar allí a los profesionales. Primero debía asegurarse de sobrevivir y estar en una posición más ventajosa para poder cazarlos. Intenta cruzar por un momento su mirada con Leroy y con Mark para indicarles por dónde escapar y se dispone a correr.

Max sintió un nudo en el estómago durante todo el camino hasta la arena. Se limitaba a obedecer y a observar todo lo que ocurría como si fuera un mero espectador, más que un tributo más.

Se puso la ropa y fue hasta el tubo, todo pasaba a cámara lenta. El tubo empezó a ascender y Max tragó saliva. Observó la cornucopia y las mochilas, su objetivo.
Esperó como si realmente lo que pasaba no fuera con él, hasta que sonó el inicio de los juegos. No tuvo tiempo de pensar ni de meditar, simplemente salió corriendo lo más rápido que pudo, llegó hasta el socavón y se puso a descender lo más rápido que pudo con la intención de coger las 2 mochilas más cercanas y salir corriendo de allí.

Mientras corría sí tuvo tiempo de plantearse si podría con las dos mochilas o sólo con una, así que tras sus cálculos decidió que cuando cogiera la primera, en función del peso se plantearía coger o no la segunda.

Llegó la hora. Estaba subiendo por el tubo, poco a poco se me hacía eterno ese viaje. Conseguí poder ver una luz a lo más alto. Una vez llegué a la Cornucopia, observé a los demás tributos. Sabía que no podía salir hasta terminar los 60 segundos. Iban pasando los segundos lentamente. Sabía que tenía que coger una mochila e irme rápidamente. 3...2...1... Los juegos habían empezado. Cogí la primera mochila que vi, la que estuviera más cerca de mí, me giré y empecé a correr en dirección contraria de la Cornucopia.

Segundos antes de que sonara la señal, oísteis unas toses. Los que estaban más cerca de Emily habían visto cómo la muchacha se estaba mordiendo su propio pelo. Ahora estaba dándose golpes en el pecho, síntoma claro de que se había atragantado. Empezó a ponerse roja y, sin darse cuenta, empezó a caer hacia delante. La muchacha empezó a agitar los brazos, intentando darse impulso para recuperar la posición. Pero fue imposible. Según rozó el suelo, la tributo del distrito 12 estalló.

Tras este impacto inicial, las alarmas sonaron.

Casi todos a la vez, empezaron a moverse. Keara fue la más rápida, con dos rápidas zancadas alcanzó el borde de la ladera y, como si sólo supusiese un pequeño obstáculo en su camino, bajó, agarrándose de las piedras afiladas y frenándose con sus pies, hasta llegar a la base de la pirámide. Nyx fue la siguiente en llegar a la ladera. Comenzó a descender, aunque intentó ir demasiado rápido. El resultado fue que resbaló, cayó de culo y su espalda derrapó por la ladera, provocando una pequeña herida al nivel de los riñones.

Faile avanzó segura, con la mirada puesta en la pirámide durante demasiado tiempo. Antes de poder bajar la mirada y darse cuenta por dónde iba, llegó a la pendiente, cayendo y rodando. Una piedra demasiado afilada paró su caída atravesando su estómago. Una suerte parecida corrió Levy, que se tropezó descendiendo y cayó con la cabeza por delante, quedando su cuello en una extraña posición.

Liberty atinó a bajarse de la plataforma, pero muy asustada volvió a subirse y a dar pequeños saltos, intentando obligarla a que descendiera. Lo único que consiguió es que la bomba se activara y su sangre regara la tierra.

Sam fue la siguiente en empezar a descender. La chica parecía haberlo hecho con frecuencia, pero en el último momento resbaló. Se agarró a una de las piedras, pero lo único que consiguió es que su mano se desgarrara, viéndose una profunda herida.

Jake y Sasha, los dos más jóvenes, no podían soportar esa tensión. Horrorizados al ver ya varias muertes, se quedaron en su posición. Se lo habían advertido y no hicieron caso. Sus cuerpos se dispersaron por la arena.

Max había visto como la chica que tenía a su derecha ya estaba muerte, así que decidió descender la pendiente con mayor precaución, ya que era mejor llegar ileso para poder coger las mochilas. Así lo hizo, llegando sin ningún tipo de rasguño. No tuvo la misma suerte Kura, que decidió descender de espaldas para asegurar mejor sus pies. No apoyó bien uno y se deslizó toda la ladera con el pecho sobre la arena, clavándose guijarros.

Jerome, adivinando la matanza que podría ocasionar todo eso, decidió que lo mejor era salir corriendo, evitar ese primer enfrentamiento, así que corrió hacia los árboles y se perdió en ellos. Mark, en cambio, arriesgó también por una mochila. Sus vecinos habían muerto, ambos por una bomba, pero eso no le impidió mantenerse sereno y descender sin ninguna dificultad.

Clara estaba nerviosa, y se hizo patente con sus primeros pasos. Ella no tuvo ocasión de acercarse a la pendiente, se tropezó justo antes y rodó por la ladera, haciéndose bastante daño en la espalda.

Theod, con la seguridad propia de su distrito, bajó por la pendiente como si bajara por unas escaleras, sin problema alguno. Mientras tanto, Jonas accedía a la misma estrategia que Jerome, y se internó en el bosque.

Caryl no debió ver la pendiente, pues no hizo nada para evitar caerse. La joven prácticamente voló hasta que cayó en las profundidades, golpeándose las costillas, golpe que le provocaría un gran dolor. Leroy tampoco tuvo suerte. Sus manos sudaban y le fallaron para agarrarse a una de las piedras, golpeándose con otra en el hombro antes de llegar al suelo.

El descenso de Sean fue espectacular. Sólo le faltaba hacer piruetas en el aire mientras cambiaba de una roca a otra. No tuvo la misma destreza Marcus, que una piedra se deshizo bajos sus pies y pudo frenar la caída con el hombro, aunque quedó herido.

Corey no dio signos de responder tampoco, así que estalló, lo que hizo que Dave se asustara tanto que tampoco se viera en condiciones para moverse. Otro más cayó por las bombas.

Savera y Lyah fueron las últimas en descender. Savera se pegaba mucho a las rocas, asegurandose que la gravedad no la arrastrara sin tener un apoyo. Pero acercarse tanto hizo que una roca se le clavara en la pantorrilla, haciendo que un hilillo de sangre le bajara por la pierna. Lyah descendió con seguridad y, a mitad del camino, decidió saltar. Su salto, aunque grácil, le falló al final. Cayó sobre su pie derecho, pero lo hizo mal y se hizo un poco de daño, aunque no parecía nada grave.

Ante vosotros, se encuentra la base de la pirámide, tras vosotros, los cadáveres de algunos de vuestros compañeros. A unos pasos, están las bolsas. Numeradas con letras, hay 25 y vosotros sois 14.

Te internas en el bosque y de momento sólo ves eso, bosque. Árboles altos que, si tuvieran la copa más tupida, no podrías ver el cielo. Por suerte no tapan el sonido, aunque estás seguro que lo amortiguan. El bosque parece tranquilo, no hay sonido de ningún pájaro, lo que le da un toque inquietante.

Te internas en el bosque y de momento sólo ves eso, bosque. Árboles altos que, si tuvieran la copa más tupida, no podrías ver el cielo. Por suerte no tapan el sonido, aunque estás seguro que lo amortiguan. El bosque parece tranquilo, no hay sonido de ningún pájaro, lo que le da un toque inquietante.