Partida Rol por web

La niña se apoya en la pared de piedra que se alza tras ella, levemente sonrojada por la magnitud de lo que acaba de ocurrir.
Sin embargo, sabe que no puede distraerse. Su mirada color miel se mueve a lo largo de la arena observando los movimientos del resto de personajes, y alcanza a ver como unos cuantos logran recoger armas.
Por el rabillo del ojo capta movimiento, a tiempo para ver a la joven de traje azul llegar a la cueva un par de metros a su derecha.

Desde el lugar donde me encuentro echo un vistazo alrededor, viendo cómo todo se ha puesto en marcha de repente. Con un suspiro hago un gesto hacia la zona 2b, asegurándome de que quien me vea sepa que le espero dentro de la cueva.

Luego entro con las manos vacías tras un momento de duda, tratando de salvar mi vida de lo que parece que será una carnicería.

Observo cómo un grupo considerable se dirige al agujero que había a mi espalda. Entre ellos no se me escapa la presencia profesional. Además, parece que Julieta se siente ligeramente excluida. 

Si las alianzas al romperse sonaran, estoy segura de que la Cornucopia entera sería una fanfarria. 

Un poco más tarde, observo cómo el Dr. Jekyll también entra por uno de los agujeros. 

Por ahora, el peligro más inminente para mí es Yocasta con la jabalina. Espero no ser considerada una amenaza tan pronto teniendo en cuenta que hay hasta un caballero galopando por la Cornucopia. 

Momo miro a su alrededor y solo se encontro con un pesonaje vestido de azul, parecia vestir bien y ademas habia cogido unos dibujos del suelo

-Quieres que huyamos juntos?? Al ser de los mas pequeños nos podemos ayudar entre nosotros - Su voz sono suave mientras con un ojo miraba a Casiopea por si indicaba algo de lo que podia avecinarse.

Viendo que ya está en la boca de la cueva, entra son mirar atrás. El plan de coger todo lo que se pueda y después huir ha quedado revocado al ver lo que se les viene encima con tantos armados y tantas personas queriendo hacerse con algo. No teme a adentrarse en un mundo desconocido, ya lo ha hecho antes, así que da los primero pasos siguiendo al Conejo Blanco hacia la Reina de Corazones o hacia un mal aun peor que ella.

He fracasado. Frunzo el ceño molesta, aunque enseguida dejo a un lado esos pensamientos. Lamentarse no sirve para nada, es para débiles. Hago un ligero gesto a Limbo para que me haga caso. Al menos él ha conseguido hacerse con el agua. Sabía que no me decepcionaría.

 - Consigue la tienda de campaña. Y recuerda, no dudes en matar a quien te encuentres. Menos a Deckard. Él es amigo. De momento.

Por mi parte, me concentro en avanzar y hacerme con alguna de las mochilas, mientras inspecciono mi alrededor. Necesito encontrar a Deckard.

¿Cómo he podido olvidar la espada? - Piensa en el momento en que, tras coger la mochila, nota la presencia de la armadura andante a su lado. Sin pensarlo siquiera unas décimas de segundos alarga la mano a por una cantimplora de agua y huye de aquel lugar. Quedarse mucho rato en el gran libro a la vista de todos y cerca de esa "cosa" no le parece la mejor idea. 

En su huida, capta por el rabillo del ojo como la emperatriz infantil sigue a la chica del vestido azul hacia el interior de la cueva que antes se encontraba a sus espaldas. - Demasiada gente- Descartando su idea inicial en la que se veía a ella misma como la ocupante de esa cueva, echa a correr hacia la pared de enfrente, donde puede percibir dos pequeñas grietas de bordes irregulares abiertas en ella. Durante los pocos segundos que pasa en el libro, antes de alejarse, no deja de mirar al suelo por sí el destino quiere que Aguja vuelva de nuevo a sus manos. Aunque en su interior sabe que está luchando por una causa perdida. 

Cargada de nervios, echo a correr cuando el marcador llega a cero hasta mi querido Holmes. ¡Por suerte Miss Marple también avanza a la misma velocidad que yo! ¿O soy yo que alcanzo su velocidad? Qué más da, sigo corriendo mientras echo a gritar como una histérica, balanceando las regordetas manos de un lado para otro por encima de mi cabeza.

“¡¡No quiero morir, no quiero morir!!”

La oscuridad se disipa un poco al llegar junto a Holmes y el tipo para nada simpático de antes. Parece que finalmente va a dejar de fantasear y se une a nosotros. No puedo decir que no me alegra, se le ve un tipo capaz. Más que algunos de los presentes.

Holmes carga con Miss Marple y yo tomo algunas unidades de agua, tal y como me pide. Tras ello, echamos a correr de nuevo pero esta vez hacia la grieta que nos señaló el tipo al que todos llaman Doctor.

“Directos al infierno… ¡¡No quiero morir!!”

Robin sube por la montaña de libros y coge el arco mientras ve como Rincewind salta hábilmente y baja. Odiseo llega a la cima un poco después que Robin y coge el estoque. En la base Juana coge el escudo restante y Frodo desaparece. Don Quijote se pone en pie sobre el caballo y cabalga de nuevo hacia el montículo de libros para coger la lanza de caballería de un salto. Hábilmente vuelve a caer sobre su caballo.

Momo y el Principito parecen hablar y salen corriendo hacia la grieta que había detrás de Robin, donde la tortuga de momo les espera caminando lentamente hacia dentro. Mientras Kvothe se queda en la zona en la que esta y coge un cuchillo y su laud.

Victoria coge una mochila y se dispone a huir pero entonces ve como Yocasta empuña su jabalina para atacarla. Victoria intenta evitar el ataque pero Yocasta es mas hábil que ella y consigue clavar la jabalina en el costado de Victoria. Julieta, Deckard, Miss Marple, Bridget Jones y Sherlock llegan a donde están Romeo y Jekyll. Por el camino Sherlock recoge el paquete de tabaco, Julieta y Bridget un contenedor de agua cada una y Deckard un cuchillo. Jekyll y Romeo son los primeros en pasar por la grieta.

Susan coge una mochila mientras su robot se hace con una de las tiendas de campaña para luego girarse hacía donde estaba Arya con intenciones agresivas, quien para su fortuna ya había empezado a correr hacia la grieta que había detras de Romeo con una cantimplora en la mano.

- No es necesario Robin de Locksley - le digo mientras termino de escalar la cima y tomo el estoque manteniendo el escudo siempre entre Robin y yo - Quienes comprenden quién es el verdadero enemigo deberían vivir. Haz tu trabajo y yo protegeré la cima, si lo ves bien, pero aleja esas flechas de Epicasta.

Desde la cima miro hacia abajo y a los lados para reconocer el sitio, lo que guarda y a aquellos que puedan subir.

Robin, envuelto en el aura que le hacía invulnerable, se encontró cara a cara con Odiseo. En la cima de aquella montaña de libros, casi aislados de aquella extraña escena, el bandido señaló con la cabeza a la enorme aglomeración que se había formado delante de una de las grietas antes de apuntar en esa dirección con el arco.

¿Los vamos a dejar escapar?

Miro con clara molestia a mi alrededor. Las dos niñatas han desaprecido. Una pena, eran fáciles de hacer desaparecer. Tampoco veo a Deckard. Otro contratiempo. Por suerte, tengo todo lo que pretendía coger (*).

Hago un gesto a Limbo para que se acerque a mi. Es hora de marchar. Haré un útlimo intento por encontrar a mi compañero. Si no lo consigo, seguiré mi camino.

Veamos.. prioridades:
A) Si alguien me ataca, coger mochila y huir por la grieta en 3c (Asenath) (defensa completa ¡En la cara no!)
B) Si nadie me ataca, moverme a 2b y coger el papel enrollado, si alguien lo coge antes, me pillo una mochila.
 

Unidos en un gran grupo hemos alcanzado la grieta, pero no todos cabemos a la vez y Miss Marple empieza a destrozarme mi flexible espalda. Necesitamos salir cuanto antes de aquí y lo único que me reconforta, además de que estemos vivos y en un grupo bastante considerable de aliados, es que he conseguido el tabaco. ¿Me quitaron la pipa antes de entrar en la arena? Realmente no lo recuerdo, tal y como estaba de centrado en los posibles devenires de esta partida mezcla de ajedrez y de circo romano.

Continúo, camino de la grieta. Algunos tributos ya se están atacando entre ellos.

- Salgamos de aquí antes de que seamos los siguientes en ser perseguidos. Sigamos al doctor. Confiemos en él.

Continúo, sujetando a Miss Marple con el mayor respeto posible en mi espalda sin que se me caiga. En cuanto salgamos de esta especie de invernadero sangriento otro gallo cantará. Miro a Julieta, quien nos ha advertido antes de que la siguiéramos. Se merece ir primero.

- Las señoritas primero, lady Julieta.

Posiblemente esta muestra de caballerosidad y temeridad a partes iguales sea algo que no se esperen. Aprovecharé que somos los siguientes para observar bien el escenario que vamos a abandonar.

Mientras le susurro a mi querida compañera.

- Observe bien todo esto, lady Marple, antes de que nos vayamos. Puede que nos estemos dejando una pista importante.

Entrecierro los ojos y no me dejo ningún sitio al que mirar.

Eres capaz de cualquier cosa, Moriarty. Y si hay que regresar aquí más adelante no dudes que lo haré. ¿O acaso estás disfrazado de uno de los tributos? Ojos en todos lados, pistas a descubrir en cualquier mota de polvo. No te me escaparás.
 

Respiro con alivio al ver que todos nos hemos reunido rápidamente. Todos menos el caballero, pero montando a caballo no creo que tarde en alcanzarnos.

Durante un instante miro a Deckard con cierta desconfianza. Lo último que supe de él es que se iría por su cuenta. Sin embargo, comprendo de sobra que quiera abandonar este lugar cuanto antes, y que prefiera hacerlo acompañado. Ya nos separaremos más adelante si es necesario.

Paso un ojo por la cornucopia antes de salir. Me da bastante rabia ver que los profesionales ya han comenzado a atacar a los demás, pero no voy a detenerme. No serviría de nada, y probablemente acabaría muerto.

Asiento ante las palabras de Sherlock. - No sé adónde vamos, pero será mejor que quedarnos aquí. - respondo, antes de comenzar a avanzar.

Rápido. Ya casi está.

No puedo creer semejante golpe de suerte. Me he quedado solo en mi zona. Motivado por esto, salgo corriendo esta vez hacia la mochilla para colgármela de un hombro y seguir mi carrera hacia la salida más próxima.

Echo un ojo a Robin por si se dispusiese a dispararme alguna flecha, en cuyo caso vincularía la punta de la misma a mi cuchillo, y trataría de desviarla.

Si cualquier otro viene a por mí, intento aprovechar mi situación de distancia al estar solo en mi sector para ganar distancia huyendo de él. Si aún así fuese a atraparme, me preparo para luchar con mi cuchillo.

Evidentemente, corro hacia la salida más cercana y viable desde donde esté después de coger la mochila.