Partida Rol por web

Me siento un poco más tranquilo ante la respuesta de mi compañera de distrito. Lo cierto es que temía que me rechazase directamente. Toda la situación es demasiado extraña.

- Así es. - respondo un poco más seguro, con la boca ligeramente pastosa - La gente... - comienzo, sin saber cómo encauzar el tema - De verdad van a matarse. - afirmo, como si fuera algo ajeno a nosotros.

Juana asiente. 

Me parece justo, la Cornucopia ya es una fuente suficiente de imprevistos.

-Muchos aún no han dado señales de vida aún, la magia atrae a la magia. Veamos, mi plan no es combatir en el despliege inicial, somos magos y necesitamos tiempo para preparar conjuros.-medito un momento- Lo que sí me gustaría es que todos los practicantes de magia, supervivientes, nos buscásemos y nos reuniésemos, tendremos más posibilidades de tender emboscadas a los guerreros si nos damos acceso los unos a los otros a los materiales arcanos que encontremos. Pero en enfrentamientos unitarios, estaríamos perdidos, aunque podamos quitarnos a uno de ellos encima.

Le doy un minuto para que piense en ello. 

-Vamos, que mi oferta es una alianza, de magia contra espadas, ya que a ellos, a los guerreros les están animando a colaborar. 

Tras obtener la aprobación de Juana, se dirige a la joven con gesto serio. 

Estamos tratando de convencer al resto de profesionales de ir a por los especimenes mas peligrosos e inconvenientes durante la cornucopia. Tu compañero de distrito esta entre ellos, y bien alto en la lista. Por lo que he podido entender, quien ha organizado esto no va a sentirse complacido con su actuación. 

Cuando la matanza termine, Juana y traicionaremos la confianza de Ulises y añadiremos su cadáver a la lista. Es posible que para entonces estemos heridos. Y cabe la posibilidad de que su compañera de distrito de problemas después de eso. Aun tenemos que reunir mas aliados, pero lo que esta claro es que no podemos dejarle con vida. 

Hay dos opciones, y esto lo dejo a tu elección. Podemos presentarte al resto de profesionales como aliada, o podemos mantener nuestro pacto en secreto para evitar posibles desplantes por parte del resto. 

-Entonces me temo, querido que parece que nos mueven las mismas motivaciones... - digo, con una suave y melodiosa carcajada, siguiendo aquel comentario.- Lo cierto es que, en nuestro caso, parece que a los tres nos mueve más la astucia que el músculo... Y eso podría ser una baza interesante, al menos para seguir vivos de aquí a la hora del té...  -efectivamente, parece que tras mi apariencia cándida, también se esconde un cerebro pensante- Además, pensándolo bien, nuestra mayor virtud será nuestro mayor defecto a ojos de aquellos que están más interesados en la fuerza bruta, y eso hará que incluso puedan considerarnos... Inofensivos. Quizás podríamos ayudarnos de eso para intentar... hacer que nuestros objetivos se conviertan también en los suyos, no sé si me siguen...

En resumen: hacernos los tontos e indefensos y manipular a todo aquel cuya inteligencia sea tan nimia como para pasar por alto que, si estamos allí, es porque tenemos alguna posibilidad para sobrevivir. Mi mirada se posa entonces en Sherlock y, como antes sucediera con Jekyll es como si, de repente, hubiera algo que pasa por mi mente, haciéndome adoptar una expresión astuta.

-Sin embargo, para poder hacer eso... Creo que sería conveniente saber que podemos confiar los unos en los otros, ¿no creen? No me gustaría ir por ahí con dos caballeros que aprovecharían la mínima oportunidad para apuñalarme por la espalda... Literalmente. ¡Imagínense! ¡A mi edad!

Los miro a los dos, con cierto escándalo, que acabo suavizando con un gesto amable. Quiero saber hasta qué punto puedo confiar en aquellos dos jóvenes de apariencia astuta e inteligente.

Acabar con Ulises no es mala idea, pero el resto no se quedará de brazos cruzados viendo cómo lo matan. 

- Si me presentáis al resto de profesionales, tendréis que decir de qué forma puedo ser útil. No creo conveniente que más personas sepan qué es de lo que soy capaz, así que no sé cómo puedo serles de interés. El único que lo sabe aparte de vosotros es Kvothe. Pero, dadas las circunstancias, no veo que sea un problema. Respecto al plan, me parece correcto. El problema será qué harán los demás. Que, por cierto, ¿cuántos y quienes son?

Los profesionales son Ulises, Yocasta, Rick Dekard, Susan, Juana aqui presente y yo mismo. Tuve a bien incluir al pequeño mediano, Frodo Bolsón, pues puede ser útil. 

No creo que nadie se lamente de que los tributos helenos queden fuera de juego pronto, sobretodo después de algunas de sus palabras. De todas formas, tienes razón, quizá sería prudente tantear a los demás. 

Me aproximo a los representantes del distrito 4. No he acabado de entender las extrañas historias que me han contado sobre ellos, hay cosas difíciles de concebir para un hombre simple como yo. Pese a todo, parecen buenas personas. 

Hola, me gusta conocer a aquellos que van a luchar a mi lado. Se me conoce como Robin, Robin Hood. 

- Lo malo de los helenos es que ya han experimentado la muerte. Eso a mi parecer, les hace más peligrosos. Como bien han dicho, no la temen. Al menos, Ulises. Ya se ha jactado de haber ido al Hades y haber vuelto. Quizá podáis venderles el miedo de ser traicionados a los otros profesionales. Su alardes de grandeza pueden tener doble filo.

- Siendo honesto, creo que ese plan está destinado a fallar. Hay aquí demasiada gente dispuesta a la matanza como para que funcione. Primero deberíamos convencer a cada uno para que se unan y luego vencer a los dioses que aquí nos reunieron. Dioses que aún cuando no sean tan poderosos como el gran Zeus son sin duda más poderosos que quienes aquí estamos, incluso en este mismo momento deben de tener espías invisibles entre nosotros. Cada palabra de seguro no les pasa desapercibido.

Me detengo para observar a todos, algunos se han reunido con otros y hablan apartados así como nosotros mismos.

- No deseo el mismo destino que Belerofonte, pero quizás si logras que algunos dioses se pongan de nuestra parte seamos más los que podamos sobrevivir. Si logras convencer a un número suficiente entonces tenme en cuenta y quizás podamos sobrevivir más de uno a esta ordalía. Quizás quien te haya introducido a las reglas de este juego te haya dicho quiénes de aquí tienen el favor de los dioses, deberían ser ellos quienes se encuentren de nuestra parte.

- Epicasta, hay quienes no desean luchar y en su lugar desafiar a los dioses. Algo así nos pondría en el lugar de Belerofonte y de seguro no ganaríamos más que volver a la morada de Hades. Sin embargo, me parece a mi que son estos mismos quienes son más dignos de confianza y eso es lo que necesitaremos al principio. No sobreviviremos sin nos unimos a traidores y criminales. De seguro aquí todos tienen algo que ofrecer, pero creo que deberíamos buscar 2 cosas entre aquellos que estén de nuestro lado. Lealtad y el favor de los dioses. Qué piensas? Intentamos formar un grupo de leales agraciados por los más poderosos?

El joven dejó escapar un inevitable suspiro.

-Como he dicho, yo tampoco creo que todos vayan a unirse. No obstante, esto sirve para comprobar la naturaleza de cada uno de los presentes, y posibles rivales. Lo que aquí os propongo, es un plan de alianza tanto de un modo como de otro.

Los miro primero a uno y luego a otro, asegurándome de que entienden el significado de mis palabras.

-Tanto si este utópico plan pudiese salir adelante, como si no, os propongo una alianza entre nosotros, que sabemos que somos gente dispuesta a desafiar lo necesario. En el peor de los casos, os propongo mantenernos unidos cuando empiecen los juegos y trabajar en equipo, aunque así sea contra aquellos otros 'tributos' que deseen eliminarnos para sobrevivir.

Evalúo con la mirada una vez más a mis acompañantes.

Supongo que tendré que darles algo.

-Usted, señor -digo, fijándome en el Dr. Jekyll- dice que no es capaz de sobrevivir por usted mismo, ya que no es hombre de acción. Este plan es lo mejor que tiene por ahora, siendo así.

Después, desvío la mirada hacia el imponente Ulises.

-Y usted, guerrero, campeón y héroe, vistas sus hazañas, sois posiblemente el hombre más capacitado para esto. Tal es su potencial, que está dispuesto a alzarse contra los dioses. -decido dejar una pausa para que el halago haga algo de efecto, y después sigo con mi discurso- Y yo, guerrero, tampoco cojeo en habilidades ni hazañas. Sería bueno mantenernos juntos para nuestro objetivo, y proclamarnos como potencia más a tener en cuenta por encima de los demás. De esta manera, otros se nos unirán, y tal vez podamos llegar a mejor término cuando, inevitablemente, el número de participantes se reduzca vistas las intenciones de otros tantos.

Paseo la mirada por ambos, y alzo las cejas.

-Una vez más, señores; me llamo Kvothe. ¿Consideráis buena la idea de unir nuestras fuerzas, de una forma u otra?

Tenía razón, no podíamos fiarnos de los profesionales, estarán igual de capacitados como nosotros, pero no todos seran leales. No puedo fiarme de ellos...

- Esta bien, tienes razón. ¿A quienes propones? Por que yo no veo a muchos que tengan esas 2 cualidades.

- Somos nuevos aquí y puede que los dioses aún no tengan favoritos, por lo tanto deberíamos elegir bien e intentar decidirnos por quienes a nuestro parecer serán los favoritos. Los dioses premian la valentía, la belleza y la fuerza, has de pensar quiénes han sido los favoritos en el pasado. Aquiles, Heracles, Perseo, Teseo, Orfeo y Perséfone. Dejaría fuera por poco confiables, débiles o cobardes a la niña inglesa y a la pálida, Alicia y Arya Stark, a la extraña rubia Bridget Jones, a la delirante Juana de arco, a la anciana Marple, al ridículo Rincewind y al enamorado Romeo. Creo que quienes puedan ser más dignos de confianza son el anciano Quijote si nos asociamos a la bella Julieta, el extraño Dr Jeckyll, el pequeño príncipe de las estrellas, el joven de cabellos de fuego y el tal Robin de Locksley.

Hago una pausa para recuperar el aliento y mirar a los demás

- Si tomamos a Julieta para nosotros tendremos a Romeo y el Quijote, pero debemos saber que su lealtad estará siempre con ella y no con nosotros. Julieta es además bella y ello podría granjearle el favor divino como a Perséfone. El hombre del sombrero extraño, el tal Sherlock Holmes, parece ser inteligente pero no creo que sea de confianza. De los demás, Allan Quatermain, Arsenath Waite, Susan Calvin, la Emperatriz infantil, Momo, Rick Deckard y Victoria D'Ascoli, aún no me hago una idea. 

Sabias palabras, Victoria. Además, creo que podemos contar con un exceso de confianza por su parte. Pensará que con esa demostración de bravura habrá amedrentado a los rivales más fuertes. Le podemos sacar partido, pero hay que ser rápidos. Probablemente intente liderar por sí mismo el grupo. Debemos conseguir alianzas firmes antes de que haya consolidado las suyas o la inferioridad táctica y numérica será inevitable. En un entorno tan reducido como la Cornucopia, las posibilidades de supervivencia serían bajísimas.

El Principito se vio inmerso en esa trifulca de palabras a las que no estaba acostumbrado en absoluto. Se sacudió un poco el polvo de la ropa, y con una mueca de curiosidad se fijó en cada uno de los asistentes. Variopintos y coloridos, le habrían provocado una sonrisa si no fuese porque uno de ellos llevaba un sombrero parecido a una boa que se había comido a un elefante, y esa idea no le gustaba en absoluto. No quiero un elefante dentro de una boa. Las boas son sumamente peligrosas y los elefantes embarazosos. Lo que necesito es un cordero.

- Sabe alguien dibujar un cordero?

Lo dijo en voz bajita, ocupando poco espacio y deslizando suavemente cada sonido.

La chica que se dirigía hacia él le pareció tan bonita como para activar a su pequeño volcán. Cuando acabó de dirijirse a la multitud, le regaló una sonrisa antes de contarle.

- Mi casa es muy pequeña, y todo lo que hay en mi casa es muy pequeño. Tengo tres volcanes, uno está inactivo, pero nunca se sabe... - con un gesto pensativo, decidió proseguir, ya que la Emperatriz infantil parecía confiable - También hay malas hierbas que tengo que ir quitando, y una rosa a  la que aprecio mucho. Estaba viajando, pero no recuerdo como he llegado aquí... ​Ella tiene pinta de saber como es el cordero que quiero Me gustaría que me dibujes un cordero, por favor.

Miro al niño que se me acerca mientras me peino mi bigote manteniendo mi habitual postura honorable. Está claro que viene a pedir ayuda y yo como buen caballero lo protegeré, como haré con Dulcinea. Sancho y yo nos encargaremos de ello. No entiendo porque han convocado a un niño de más o menos cinco años para luchar contra las hordas del mal. Ha debido ser un error, pero no hay vuelta atrás.

-Buenos días hombrecito. Puedo ayudarle?-Le pregunto como si no supiera a lo que viene.

Mantengo mi pose erguida pese a los comentarios en contra de mi plan. Está claro que no son guerreros curtidos en la batalla, si no no hablarían así. Pero no puedo obligar a que vengan con Dulcinea, con Sancho y conmigo.

-Mis buenas señoras, entiendo vuestras objeciones, pero les ruego se lo replanteen. Cuando la pelea por el bien y el mal comience muchos de nosotros caeremos. Los que escapemos, si no nos organizamos, seremos cazados uno a uno por el mal.

Hago una dramática pausa mientras me pongo a andar erguido entre ellas.-Es muy posible que el mal se separe para cubrir más terreno y dar con los buenos que quedemos antes. Ahí es donde entra nuestro plan en acción. Ellos estarían separados y les superaríamos en número por mucho. No tendrían ninguna posibilidad. Pero si permitimos que los sirvientes del demonio nos encuentren sin estar todos unidos... me temo que no tendremos ninguna posibilidad.

-Esta bien, ¿pero como haremos para juntarles a todos ellos? Ya as visto que Robin se quiere juntar con los profesionales y será dificil convencerle de formar un grupo con gente "peligrosa" como dijo el. ¿Cual es tu plan?