Partida Rol por web

La Antártida es, sin duda, un lugar fascinante. Sus enormes llanura sheladas, sus montañas blancas al sur y el aroma de un mar inexplorado que arrastra el viento del norte os hacen sentir en paz y en armonía con el entorno. Por unos instantes llegais a olvidar que estais solos, guiados por algo que no llegais a comprender y que las únicas personas que os pueden devolver a vuestra casa están secuestradas por unos fanáticos teutones en el campamento que habeis dejado atrás.

A medida que avanzais a través de la llanura, las agujas de la giro-brújula (si, es así como se llama), señalan cada vez más en una posición descendente, hacia el hielo a vuestros piés, lo que os hace pensar que estais acercandoos a vuestro destino. Desgraciadamente, el tiempo parece empeorar repentinamente; el cielo se cubre de nubes color plomo y una brisa helada va aumentando hasta convertirse en una ventisca que os hiela hasta los huesos. La visibilidad se reduce a unos pocos metros y solo podeis avanzar a ciegas en la dirección marcada.

Pero un minuto después de comenzar la repentina tormenta, os encontrais de bruces con unas figuras que caminan en dirección opuesta; Parece que ellos también os han visto y levantan los brazos a modo de saludo mientras se acercan. Cuando los teneis más cerca os dais cuenta de que son un grupo de militares vestidos con los uniformes típicos de la marina alemana de la segunda guerra mundial. Parecen confusos, agotados y poco preparados para el clima antártico. Su capitán os saluda en alemán.

Lucius los mira extrañado y, al ver sus uniformes, por un momento se le ilumina la cara, permitiendo aflorar sus sentimientos a sus ojos: ¿Serán verdaderamente soldados de la 2º Guerra Mundial, perdidos aquí? ¿Se habrá visto cumplido su sueño, el sueño de todo historiador... hablar directamente con el pasado? Se dirige a ellos en un tono amistoso, pero guarda rapidamente la giro-brújula para que no la vean.

- [en alemán] Buenos días, amigos. ¿Estáis bien? ¿A dónde os dirigís? Hace mucho frío. Podemos compartir algo de comida si tenéis hambre y ganas de charlar un poco.

El rostro agotado y algo desesperado del capitán cambia hacia una expresión parecida a la alegría cuando oye a Lucius hablando en su lengua nativa.

-Saludos, viajeros... ehmm... llevamos mucho tiempo atrapados en esta ventisca y hemos perdido toda la orientación. Todavía nos queda algo de comida, pero nuestras ropas no son las adecuadas para este clima. Si fuesen tan amables de guiarnos hacia alguna zona habitada...salvarían nuestras vidas.

La determinación en la voz del capitán no tiene nada que ver con el rostro desolado de sus acompañantes, que le observan conversar sin participar y limitandose a sostener el limitado equipo que poseen, entre el que veis algunas latas de comida como las que habían en el submarino. Sus ropas no solo son antiguas sino que no permitirían sobrevivir a un ser humano en estas condiciones ni una sola hora.

Al ver tan singular compañía, Gabriel se les queda mirnado atentamente por si alguno tuviera aviesas intenciones mientras dejaba que fuera Lucius quein llevara la voz cantante en esta ocasión.

Lucius se les queda mirando un momento.

- [Alemán] No hay nada habitado en cientos de kilómetros a la redonda, ni siquiera una sola aldea... ¿Cómo han llegado hasta aquí? ¿Para qué vinieron?  Aquí solo hay hielo. Y... - se queda pensativo un momento, preguntándose la mejor manera de hacer la pregunta - ¿En qué fecha llegaron?

El confuso capitán parece estar haciendo un gran esfuerzo para recordar la fecha y mira a sus marineros que se limitan a evitar su mirada.

-Naufragamos el... y conseguimos salir a los... ¿Cuatro dias? Por lo tanto llevamos caminando...

La mirada del capitán muestra un atisbo de tristeza y mira a Lucius fijamente.

-Digame la verdad... ¿Ha terminado la guerra ya? ¿Hemos ganado?

Alison que hasta ahora se habia mantenido en silencio mira a Lucius. Apenas ha entendido la conversacion pero la palabra guerra hace que se ponga en alerta. De que guerra hablan? Seran parte del grupo que ataco el campamento?

"Ah, mierda, y después de los kartoffen convertidos en palitos de pescado aparecen éstos vivitos y coleando. Y con esa ropa. Esto es una puta locura", piensa.

Sin entender una mierda, Norman se separa poco a poco del grupo, intentando rodear a los recién llegados sin perder de vista sus manos. Lentamente desliza una de las suyas entre la pesada ropa invernal para tener a punto el arma en caso de que las cosas se pongan feas mientras guarda un hosco silencio.

Lucius mira al capitan con un atisbo de tristeza y le pone la mano en el hombro.
- (aleman) Perdieron la guerra... Hace 46 años. No se como ni por que llevan tanto tiempo vagando... Pero al menos no han sufrido el horrible destino de sus compañeros en el submarino. No recuerdan nada? Ni siquiera que venian a hacer aqui?

El hombro del capitán está tan frio que Lucius lo nota a través de los guantes. La noticia, más que entristecerle, parece revelarle algo que se había negado a crees durante muchísimo tiempo. Mira a su tripulación y éstos le miran sin expresión.

-Así que perdimos... hace 46 años... perdidos en el hielo...

El capitán susurra para si mismo al darse cuenta de su terrible destino y con un movimiento firme, saca su pistola y se dispara en la cabeza. El disparo suena amortiguado por la ventisca pero su cuerpo no hace ningún ruido al caer. Los marineros parecen aliviados y se acercan al cuerpo; Uno a uno realizan el saludo militar y se desvanecen en el aire. Su capitán no aceptó la muerte y su deber fué permanecer a su lado pero ahora son libres por fin. Cuando el último marinero desaparece, el cuerpo del capitán apenas es visible en el suelo helado.

La ventisca se detiene tan repentinamente como comenzó y no deja ni rastro de lo que ha sucedido. Por un momento pensais que no ha sido más que un espejismo.

- Jo...der- digo, incapaz de asimilar lo que ha pasado- Ahora viene cuando me despierto y descubro que me he quedado dormido encima de la barra después de una cogorza ¿no?

Alejó la mano de la culata de su pistola, ya no era necesaria.

- ¿Y ahora qué? ¿Rezamos o algo?

Gabriel da un paso atras mientras echa mano a su arma rápidamente al ver que el capitan desenfunda su arma pero este último es mas rápido y solo puede ver como el alemán se vuela la tapa de los sesos. Perplejo observa como al poco toda evidencia de los ocurrido desaparece y la ventisca se detiene como por arte de magia.

- Que coño acabamos de ver- pregunta casi fuera de sí a sus compañeros sin para de mirar alrededor, buscando algún resto. - Esta misión cada vez me está poniendo los pelos mas de punta de lo que ya estaban-

Lucius mira con la boca abierta en dirección al lugar donde estaban los hombres, el brazo aún algo levantando por el gesto que tuvo con el capitán. Parece que se ha quedado sin palabras, pero tras unos minutos reacciona.

-Es... Es imposible. Eran... N-no puede ser. - Mira a los otros, preguntándose si ha sido una alucinación, si solo lo ha visto él. Las caras de los demás delatan la experiencia compartida - C-creo que vamos a encontrar cosas que-que no nos van a g-gustar aquí fuera -Mira a Gabriel - I-igual no estaría de más rezar una plegaria....

A pesar de haber visto con sus propios ojos lo que ha pasado, no puede creer lo que acaba de presenciar. Con un monton de interrogantes en su cabeza mira a Lucius.

-Pero quienes eran? Que te han contando y sobre todo..., que has dicho tu para que el capitan se haya disparado un tiro?- confusa niega con la cabeza- Todo esto escapa a mi compresion, la ventisca se ha esfumado igual que esos hombres, es como si lo hubiera soñado todo.

En sus ojos se ve claramente que esta preocupada.

-Deberiamos seguir adelante. Y por encima de todo debemos estar preparados para cualquier cosa, esta expedicion se ha convertido en un mal sueño del que quiero despertar cuanto antes.

Algo confusos por el extraño encuentro, seguís avanzando a través del hielo guiados por la brújula que cada vez señala más hacia el suelo. Finalmente llegais a un punto en el que el hielo es más oscuro que antes y en el que la brújula señala directamente hacia el suelo. Con unos minutos de inspección del terreno, rápidamente os dais cuenta de que en un punto en concreto hay una "mancha" oscura bajo el hielo a no demasiada profundidad. Parece ser que las temperaturas estivales y el calentamiento global os van a ser de ayuda.

Señalo la mancha oscura.

- Aquí está el platillo volante ¿No habéis visto esa película en la que sacan un marciano del hielo y se lo llevan a una base ártica? Se los acaba comiendo a todos.

En realidad es lo único que nos falta, encontrarnos con extraterrestres, como en la última de Indiana Jones.

- Si nadie tiene un par de benditos cartuchos de dinamita, creo que nos va a tocar perforar... AQUÍ.

Gabriel asiente mirando la brújula y luego a la mancha negra debajo del hielo y tras dar un par de patadas sobre el suelo se vuelve hacia Norman.

- Hay que trabajar deprisa, no creo que los alemanes tarden mucho en aparecer. Norman tu eres el músculo ¿ Crees que tardarás mucho en abrir un agujero en el hielo?- pregunta al exmilitar.

Se encogió de hombros y sonrió.

- Si no viene el fantasma de Adolf a tocarme los cojones, antes de que tengas tiempo de peinarte -masculló- Además, me vendrá bien el ejercicio, así entraré en calor.

Y se dispuso a perforar, una de sus aficiones más queridas.

Ni corto ni perezoso, Norman se hace con el equipo d eperforación y comienza a abrir un agujero en el hielo justo encima de la mancha oscura. Al principio e sfácil retirar la nieve pero al cabo d eun rato el hielo está tan duro que el trabajo se ralentiza considerablemente. Pero Norman es más duro que el hielo y pica sin parar hasta llegar  aun punto en el que el hielo adquiere un color azulado. Cada vez estais mas cerca, hasta que el pico golpea una superficie que no suena a hielo.

Cavando alrededor, desenterrais lo que parece ser el techo de algún edificio alto y estrecho, parecido a una torre. Habeis alcanzado el punto más elevado de algo que se halla a decenas de metros bajo el hielo azúl.

Estos sois vosotros, flipando con el agujero que ha hecho Norman.

Entre cansado y satisfecho por el enorme agujero que tengo ante mí, contemplo el vacío intentando darle un sentido.

- ¿Esto es lo que estábamos buscando, verdad? ¿Alguien sabe cómo se entra a esa cosa?