Partida Rol por web

La estancia se me hacia como poco apetitosa, el pensar en tantos manjares no me dejaba dislumbrar bien la prueba que nos acontecía. Intenté centrarme y lanzarme un hechizo de curación, pero el embriagador aroma del jamón me impedía concentrarme. Me comería dos yo solo, y a Nobu otros tantos le daba, estará pasando frio, pobrecito, aguanta un poco, enseguida vuelvo a tu lado.

Escuché a Lalaith hablar sobre las trampas y la moneda, me dispuse a buscar como el resto de mis compañeros, pero tampoco vi nada anormal ni sospechoso en la estancia, aunque estaba seguro que todo era por la misma razón, tenía demasiada hambre y esa habitación no me ayudaba a centrarme en absoluto.

  Todos observáis la estancia por encima y a parte de los muchos botelleros y los gigantescos toneles de bebidas alcohólicas, no parece que nada os llame la atención (salvo a Lacross, que la comida no para de llamarle la atención).

 Desenvaino mi daga y me abalanzo sobre el hombre que viene a por mi. Trato de buscar un punto débil donde poder hacerle bastante daño y encuentro una brecha en sus defensas. Es a la altura de la yugular donde descargo mi daga para rebanarle el pescuezo.

 Austado y viendo el cansancio y las heridas acumuladas, rápidamente intento conjurar una curación para resguardarme de las flechas, pero la sorpresa impide que consiga invocar con éxito el hechizo...

 Los asaltantes habían comenzado el combate y Alexander rápidamente e ignorando el leve cosquilleo que empezaba a extenderse por todo su cuerpo, empuñando su daga consigue hacerle un corte en el cuello a uno de los encapuchados, al cual le arrebata la vida dejándo un gran charco de sangre. Por su parte Lacross intenta curar sus heridas pero bien por la sorpresa o bien por el cansancio se desconcentra y falla su lanzamiento.

Pese a que ya había caido uno de los suyos, los cuatro encapuchados restantes atacan a sus cuatro respectivas victimas. El que ataca a Lacross le lanza un navajazo acertado. Otro va a por el enano y le asesta una cuchillada con su daga en un punto débil. El tercero ve asombrado como la pesada armadura del imponente humano absorbe el daño que podía haberle causado. Por su parte al encapuchado que pretende atacar a Lalaith se le engancha la daga en un pliegue de su traje por lo que su golpe lo único que hace, a parte de cortar inofensivamente el aire, es rasgarle el traje.

Turno de Burlat, Kraull y Lalaith

Ante el inminente ataque comencé a preparar un hechizo mientras uno de los atacantes venía por mí. Por fortuna, poco pudo hacer él, mientras yo me preparaba a atacar.
Con la fluidez que me daba la práctica, una poderosa flecha de hielo se formó ante el enemigo e impactó contra él de forma certera. Esperaba que esto fuera suficiente para haberme librado de él

 Kraull observa a su atacante y sonrie preparando el mandoble y se lanza a por su enemigo, con su espada en sus manos dispuesto a cortarle el cuello.

La situación se había vuelto muy peligrosa, nuestros atacantes, sin ningún tipo de remordimientos se lanzaban hacia nosotros. Con su rápido movimiento intenté esquivarlo, pero era demasiado tarde, concentré la magia en mi cuerpo para lograr curar mis heridas. De repente empiezo a notar un picor que se va extendiendo por todo el cuerpo.

 Los dos primeros habían caido y ahora estaba en mi mano ayudar a alguno de mis compañeros. Me giro hacia Burlat y me acerco hacia su asaltante tan rápido como puedo pero algo extraño me ocurre. A parte del cosquilleo general que tengo por todo el cuerpo, me siento cansado, los músculos los tengo algo entumecidos y empiezan a pesarme los párpados. Aun así intento dar lo mejor de mi.

Ya sea porque me acerco por detrás o por que el enemigo está más centrado en el enano que en lo que lo rodea, consigo asestarle un buen golpe con mi daga.

 Veía a mis compañeros luchar a mi alrededor, intentaba unirme, lanzar algún hechizo de curación, pero me sentía demasiado debilitado, de mis manos no salía ni un ápice de magia.

Nobu, viejo amigo, ojala estuvieses a mi lado, si tan solo pudiese verte una última vez - en estos momentos solo pensamientos pesimistas rondaban mi cabeza, sentía que mi fin se acercaba y no veía el modo de eludir mi cruel destino.

 Los tres encapuchados que permanecen en pie, siguen lanzando sus ataques de manera constante. El atacante de Burlat vuelve a encontrar un punto debil en sus defensas y le lanza una estocada para hacerle el mayor daño posible, ignorando por completo a Alexander.
El asaltante de Lacross también ataca al elfo que por más que lo intentaba no conseguía acertar con sus conjuros.
El encapuchado encargado de Kraull recibe el golpe de su espadón pero consigue permanecer en pie, de todas formas el dolor producido por el ataque del grandullón le hace fallar su ataque.

El encapuchado al que me enfrentaba era bastante habil, de nuevo un rápido movimiento que consigue herirme y otra vez el picor se extiende por mi cuerpo, por un momento las piernas me flaquean y casi caigo al suelo. Consigo reponerme e intento atacarle ya con los mitones de cuero puestos.