Partida Rol por web

 Una sonrisa aparecia en sus labios a cada paso que daba en direccion contraria a donde se encontraban sus "compañeros". Ahora tenia algo mas importante que hacer, y era ver a aquel que le habia pedido el medallon.

Pensando en ello, mete la mano por entre su armadura acariciando el medallon que Lalaith tan amablemente y confiada le habia dado. Ya pondria alguna escusa de porque no lo poseia a la mañana siguiente.

- No creo que el oso de un druida se preste a ser domesticado. Mejor enterramos a Lacross en tierras salvajes y dejamos a su oso con él. Que él mismo decida si quiere ser libre o permanecer con su antiguo amo. - miro al leal oso con tristeza - No sería la primera vez que un animal muere por lealtad.

Cuando Kraull se va le observo alejarse.

Tanto le habrá afectado la muerte del druida? O habrá pasado algo que no nos contó?

Me acerco al druida con cuidado de no molestar a Nobu.

- Tienen algo para taparlo? Una capa sería perfecta. Hasta que lo enterremos. Burlat, ayúdame a cargarlo y llevarlo algo más lejos. - miro al oso - Seguro Nobu nos seguirá

-Toma mi capa de viaje. No lo cubrirá al completo pero servirá-. Miré como se alejaba Kraull por la calle en sentido opuesto a la posada. Como bien decía Alex, yo tampoco tenía sueño. Sin embargo necesitaba un rato para mí sola, dónde ordenar las ideas y poder digerir la muerte de Lacross y el peligro que nos acechaba desde que nos embarcáramos en la misión.

-Partamos cuanto antes. Pueden aparecer guardias y no tenemos buenas respuestas que justifiquen lo que estamos haciendo aquí y por qué nuestro amigo yace allí muerto. Más tarde nos reuniremos con el jefe del gremio de los ladrones, pero ahora yo también necesito poner mis sentimientos en su lugar y quitarme el miedo de encima.

 Envolvéis el cuerpo sin vida de Lacross en la capa que os ha prestado Lalaith y entre Burlat y Alexander cargan con él. Nobu sigue vuestros pasos tremendamente apenado. Camináis por las oscuras calles del barrio más pobre de la ciudad y a pesar de ello no encontráis ningún sobresalto. Cuando estáis llegando a la salida del barrio marginal veis de lejos cómo se acerca una pareja de guardias. Ellos no dan señales de haberse dado cuenta de vuestra presencia, al menos por ahora...

 Caminas de vuelta hacia el escondite de Earm. Al principio te resulta un poco dificil ubicarte dentro del barrio marginal en el que te encuentras ya que todas las calles, con sus respectivas chabolas, te parecen igual. Pero sabes que el antro de tu nuevo jefe se encuentra por aquí cerca. La noche es cerrada y hace un poco de frío, a parte el silencio resulta ser un poco incómodo. Tras llevar al rededor de una hora deambulando de aquí para allá por fin das con una callejuela que reconoces y, más importante, con el escondite de Earm.

Te abre la puerta uno de los hombres fortachones que te encontraste esa misma mañana en el burdel, te dice que pases y quedas esperando en la sala grande donde se encontraba la celda, ahora vacía aunque con restos de sangre y ropas rasgadas en el suelo. En un momento aparece Earm por la puerta de oficina, malhumorado y con cara de pocos amigos pero al verte su mirada se ilumina y el elfo se acerca a ti dando saltitos.

Kraull Dark!! El largo brazo del caos por fin viene a mis dominios... y espero que con buenas noticias. Cuéntame cómo te ha ido...

Con paso firme y sin decir palabra el paladin oscuro entra en la sala y espera a su señor Earm. Cuando éste aparece y le mira cambiando el gesto de su rostro, una sonrisa torcida y macabra aparece en la cara de Kraull.

- Mi señor Earm, como os prometí os traigo el medallon, no fue dificil...esos seres a los que llamo "compañeros" son faciles de manipular.

Su mano se dirigió a su pecho y sacó el medallon que le faltaba a Earm, su objetivo estaba cumplido. El paladin cuando se proponia algo, lo cumplia sin error.

-Uno de ellos ha muerto, el elfo Lacross, el dueño del oso, ha caido en las pruebas. poco a poco, si es su menester, matare a cada uno de ellos, si es un estorbo para vos, mi señor

Dijo, deseoso de que su respuesta fuera positiva, hacia tiempo que no derramaba sangre con manipulacion y miedo. 

Excelente dice Earm cuando le muestras el amuleto. El elfo chasquea los dedos y sin decir nada más, uno de sus hombres se adentra en su oficina y al momento sale con una bolsa repleta de oro y joyas por valor de 500 monedas de oro.

 Matarlos dices? No, no creo que sea necesario... si como dices son manipulables, tal vez nos puedan servir para obtener nuestros fines, nos ayudarán a generar más caos lo que llevará a una completa destrucción .-dice Earm con una expresión totalmente macabra.

Has dicho que uno de ellos ha caido en "las pruebas"... eso quiere decir que tratáis de entrar en el culto de Bahamuth, ya que ese diabólico recorrido fue ideado expresamente para ese fin... Earm se acaricia la barbilla mientras piensa durante unos segundos cual serán sus próximas palabras. Finalmente sonrie Pues que así sea. Seguir con el plan de adentraros en el culto... si tanto quieren investigar sobre la muerte de ese mago, tendrán que poner a prueba algo más que sus facultades físicas... Márchate ahora mi querido abanderado del mal, pronto nos volveremos a ver y te daré más instrucciones.

- Guardias! Que no nos vean, Lalaith distráelos un momento mientras nos llevamos a Lacross y a Nobu.

Hago una seña a Burlat para que venga conmigo, volviendo sobre nuestros pasos en busca de un sitio donde dejar el cuerpo.

- Nobu nos va a delatar, llama demasiado la atención, no podemos andar por ahí cargando con un cadaver y el oso. Necesitamos encontrar un carro o una carretilla para llevar a Lacross más oculto. Al menos así no lo verán de lejos y dudo que un guardia resulte demasiado curioso cuando vamos con un oso suelto.

  Al ver en el horizonte una pareja de guardias, busco atentamente con la mirada algo donde poder dejar el cadáver de Lacross. Alexander también se había dado cuenta y decía de buscar algún carromato o carretilla le sigo rápidamente mientras intento encontrar una carreta.

 Burlat y Alexander tratan de buscar algún carro para esconder ahí a Lacross pero no ven nada que les llame la atención, aunque no muy lejos se encuentra un callejón.

- A ese callejón - digo a Burlat señalando el callejón que se ve a la distancia - Dejamos el cuerpo allí hasta que pasen los guardias y cuando se vayan intentaré encontrar un carro, ustedes se quedan con el cuerpo. Si no encuentro un carro cerca vamos a tener que seguir caminando y con ese oso atrás no vamos a llegar a ningún lado.

Este asunto de Lacross... no tengo paciencia para estas cosas... ¿soy enterrador? noooo...

-Iré a pedir ayuda a los guardias para llegar a la posada. Aguarden a que salgamos caminando para el otro lado para salir con el cuerpo de Lacross. Nos vemos en un rato.

Después de asegurarme que mis compañeros no se veían desde donde me encontraba, rápidamente me acerqué a la pareja de guardias.

-Disculpen oficiales- me paré cerca de ellos de forma tal que estuvieran dando la espalda al callejón donde aguardaban Alexander y Burlat. -Iba de camino al Caldero Negro* y me he extraviado. ¿Podrían desviarse por favor unos cuantos metros y acompañarme hasta las inmediaciones? Es que es muy tarde y me da un poco de miedo transitar por estas calles sola.

Intenté parecer desvalida y temerosa, algo que no me costó mucho porque aún me sentía débil a causa del veneno que me habían inyectado y las emociones vividas aún hacían mella en mis nervios.

Cuando veo que Lalaith se acerca a los guardias para entretenerlos, cojo con más fuerza el cuerpo de Lacross y lo llevo con cuidado hacia el callejón.

 Alto ahí! dice uno de los dos guardias a Lalaith cuando ella se acerca. El guardia desenvaina su espada Pon las manos en alto y no te muevas elfa!

El otro guardia mira a su compañero y le hace bajar el arma. Calmate Mike, solo es una chica que se ha perdido.
Señorita, es peligroso andar por la calle de noche y más por este barrio. Además, debido al toque de queda nadie puede andar por la calle salvo la guardia así que si es tan amable de venir con nosotros, la acompañaremos hasta el cuartel para que pase allí la noche. Mañana podrá regresar al Caldero Negro.

La distracción de Lalaith había surtido efecto y los guardias ni se habían percatado de la presencia de Burlat y Alexander, que seguían escondidos en el callejón aunque podían escuchar la conversación.

-Oh, lo siento, no sabía que estaba infringiendo la  ley. Los acompañaré con gusto al cuartel, cualquier sitio es mejor que estar perdida en la ciudad a estas horas de la noche- con timidez sonreí a los guardias. La medida de distracción había surtido efecto y mis  compañeros habían escuchado cual sería mi destino así que no debían preocuparse porque no llegara hasta el día siguiente. Lamentaba perderme la reunión con el lider de los ladrones, pero era un pequeño sacrificio a realizar por el bien del grupo.

 - Ya nos encontraremos con Lalaith luego. Necesitamos salir de aquí y llevarnos a Lacross y Nobu. - digo al monje - Quédate aquí con ambos, iré a ver si encuentro algo en qué llevar a Lacross. Vuelvo enseguida.

Sin esperar respuesta me alejo buscando algún tipo de carro o carretilla para cargar el cuerpo. No me alejo demasiado, tan solo unas cuantas calles.

 Lalaith consigue alejar a los guardias pero por contra se tiene que ir con ellos, asique ahora tenéis vía libre. Por su parte, la búsqueda de Alexander resulta infructuosa. No hay ningún tipo de carro o carretilla por las inmediaciones, solo casas apelotonadas unas con otras que generan un laberíntico entramado de calles. Lo único que parece llamarle la atención es un gran saco de tela algo sucio y descosido. Da la talla para meter a un humanoide dentro y que aparente ser un saco de patatas...

 Consigues distraer a los guardias pero por contra te llevan hasta el cuartel. Atravesáis el barrio principal de Frencia el cual presenta un aspecto que nada tiene que ver con el que tenía esa misma mañana (a lo lejos ves la luz de la taberna, al lado de las puertas de la ciudad) y tras girar un par de calles más llegas hasta el cuartel de la guardia.

Dentro se encuentra el capitán Lauren. El hombre te mira extrañado y le pregunta a los guardias ¿Por qué habéis traído a esta elfa?

¡La encontramos vagando por las calles, señor! ¡Afirma haberse perdido! dice uno de los guardias con total disciplina

¡Inútiles! ¿No sabéis reconocer a nadie cuando os dan una descripción? Ella forma parte del grupo que nos está ayudando con tema de la secta ¡y tiene permiso para vagar por donde le salga de las narices! contesta Lauren todo encolerizado.

¡Lo... lo siento mucho, se..señor! contesta el guardia que había hablado mientras que el otro agacha la cabeza sin decir nada, aceptando la reprimenda de su capitán

¡Largaos de aquí! le grita a sus hombres que parten raudos del cuartel dejándote con Lauren. El capitán te mira a los ojos y, con la rudez que le caracteriza, te pregunta. ¿Por qué ibas sola por la calle? ¿Dónde están tus compañeros?

Cuando regreso llevo el saco conmigo. No estoy seguro si el monje aceptará meter el cadaver allí dentro, quizás lo vea como un sacrilegio de algún tipo. A mi parecer es un cuerpo sin vida, no necesita estar cómodo. Esperemos que a Nobu tampoco le moleste.

- No había nada más que esto - digo al enano mostrando el saco - Lo metemos dentro y nos lo llevamos? Hay que apurarse antes de que aparezcan más guardias.