Partida Rol por web

En un momento dado me debatía por terminar con aquel hombre y al siguiente la calma se había apoderado de mí. Ahora lo veía todo más claro. No entendía el por qué, pero estaba atacando al hombre equivocado. El enemigo era el otro, aquel soldado que había llegado en compañía de Alex y Burlat, el que seguramente los traicionaría una vez que hubiera acabado con el poderoso líder.

Sin dudar más, comencé a formular una nueva bola de fuego, aunque esta estaba destinada a Tormus. Aquel hombre no merecia seguir viviendo. Con velocidad, mi boca conjuró las palabras del hechizo que permitía crear el proyectil y sin dudarlo lo lancé contra el jefe de la guardia. -Muere maldito!- sin embargo, al hacer aquello, algo en mi interior no se sintió bien. ¿Por qué estaba atacando a aquel que se suponía era nuestro amigo? No! no es nuestro amigo! el líder lo es... Él es a quién debemos respetar y obedecer, a él debemos proteger

Alex empuñó la daga buscando el punto débil de Tormus. Ahora el lider le había mostrado la verdad del camino a seguir por lo que Tormus debía morir. Aprovechando la bolita de fuego que se acababa de comer y que estaba aturdido por el impacto, Alex buscó el hueco en la armadura. 

Kraull cogió su arma dispuesto a atacar a Tormus, no sabia porque lo hacia pero su cuerpo se movia completamente solo. Intentaba resistirse pero era como en un sueño que no puedes controlar nada de lo que ocurria a tu alrededor.

Pero por una u otra razon parecía poder controlar aldgo de sí y desvio su propio ataque para no dar a Tormus..debía salir de ese encantamiento, debía matar al lider.

Desprevenido por el puñetazo de Burlat, la puñalada de Alex y la potente bola de fuego de Lalaith, el pobre Tormus no puede reaccionar a tiempo y cae al suelo, de rodillas, jadeante y escupiendo sangre. Como buenamente puede, trata de levantarse para haceros frente pero no puede ni levantar su espada. No dejéis que os domine, vosotros sois más fuertes...
Atenas dame fuerza. Observáis cómo tras su pequeña plegaria su piel se torna grisácea y la herida que había sufrido a manos de Alex deja de sangrar.

Alex veía cada vez el cuerpo de Tormus más hundido. Exactamente igual que su estoque, el cual, encontró el hueco entre la armadura de Tormus y lo hundió hasta la empuñadura, para luego volver a sacarlo limpiamente. Aquel ser impío que actuaba contra su lider iba a morir allí mismo sin que nadie pudiera hacer nada por él. Así debía ser. 

Yo puedo, puedo... -pensaba mientras aún estaba bajo el influjo-, puedo salir de... de...

Pero ahora, transcurridos unos segundos tras la primera actuación contra Tormus, Burlat le concedió otra sopresita, otro puñetazo en el estómago. En lo más profundo de su corazón no quería hacerlo, pero su cabeza le obligaba a hacerlo, le dictaba aquella norma sectaria...

BBOOM!!! -puñetazo.

La voz de Tormus llegó hasta mi corazón, más mi cuerpo no quería obedecerme. Sentía que lo que estaba haciendo estaba mal, pero sin embargo, todo mi ser quería obedecer al lider de aquel siniestro culto.

Sin responder a las palabras que había pronunciado el guardia, fijé la vista un poco más allá, buscando concentrarme. Tormus debía morir, yo iba a asegurarme de que ello ocurriera.

Mientras las palabras del hechizo se dibujaron en mi mente, una saeta congelada se formó entre mis manos y con un veloz movimiento la liberé, dando en el blanco, como debía. Poco a poco, el malévolo elfo estaba ganando la batalla gracias a nosotros.

Alex y Burlat siguen castigando físicamente al jefe de la guardia, pero observan como sus golpes se estrellan sobre la piel de Tormus sin causar daño, como si golpearan una dura roca. No obstante la dulce y joven Lalaith desata la furia de los elementos en forma de una saeta de frío hielo que penetra la dura piel de Tormus, haciendo que grite de dolor.

La resistencia pasiva que hasta ahora había utilizado comenzaba a ser insuficiente. Ya está bien, si no atendéis a razones por las buenas, tendré que pararos los pies con el poder de los dioses. ¡Atenas, yo libero tu furia! Acto seguido, Tormus emite una luz cegadora que finalmente se libera en forma de explosión. Una onda expansiva os golpea y sentís cómo os tira para atrás.

El líder aguanta la embestida de la explosión y se mantiene en pie, no obstante el daño producido por la magia desatada de Tormus hace que se desconcentre.

NOOOO! le oís gritar y enseguida sentís cómo volvéis a ser vosotros mismos.

Kraull siente la embestida de lo que fuera que habia heco Tormus y salió del embotellamiento que sufria su cabeza tras el hechizo del lider. Y se dió la vuelta mirandolo con furia.

- Moriras! nadie osa entrar en mi cabeza y controlarme...y menos una sabandija como tu!

Se avalanzó hacia el lider de la secta, con su mandoble en mano y se dispuso a golpear.

La furia contenida y el haber sido manipulado de tal forma hizo certero el golpe del paladin y golpeo con enervación al lider de la secta.

Parecía como si Burlat esperase una tremenda reacción de Tormus, y quizá por eso, justo antes de la explosión, se percató que algo sucedería, por lo que estuvo preparado como para no caer o salir despedido. Pensó que entre el desconcierto podría intentar golpear al enemigo una vez más...

Esta vez sí -pensó Burlat antes de descargar su furia contra aquel infame líder sectario-. ¡Acabaremos contigo! -gritó el monje justo antes de formular su Danza Ki con innumerables patadas y puñetados combinados.

Ataqué sin dudar un segundo a Tormus, impactando de lleno. Sin embargo, aquella victoria no me producía satisfacción. Aunque mi cerebro me decía que aquello estaba bien, mi corazón dictaba otra cosa y el sabor que me quedaba en la boca, tras cada hechizo, era cada vez más amargo.

El jefe de la guardia se dio cuenta de que no podría resistir mucho más si seguía resistiendo pasivamente. Con pena, vio que era el momento de tomar cartas en el asunto y liberar el gran poder que la diosa Atenas le había concedido. La explosión desatada me golpeó, lanzándome al suelo y dejándome fuera de combate por un rato. Sin embargo estaba agradecida por ello. El golpe me había liberado de la influencia del líder y volvía a ser yo misma y mi corazón y mi pensamiento volvían a correr en el mismo sentido.

Mientras me ponía en pie, Kraull y Burlat, ambos mejores guerreros que yo, ya pasaban al ataque. De esta sí que no se libraría ese maldito. Se la haríamos pagar bien caro.

Al liberaros del control del líder, atacáis con más fiereza que nunca. Kraull blande su mandoble y le asesta un potente tajo que le hace sangrar profusamente. Mientras que Burlat comienza a bombardearlo con una tremenda combinación de patadas y puñetazos. Por su parte, Lalaith no consigue soportar la embestida de la onda expansiva que había creado Tormus y cae al suelo.

El escuálido elfo retrocede unos pasos ante vuestros ataques. Con el frasco que momentos antes había recogido en la mano, grita. ¡Por la gloria de Bahamut, os destruiré con su poder!
Lo abre y comienza a bebérselo. Pero en cuestión de segundos veis como empieza retorcerse de dolor y a toser sangre,  quedando plenamente a vuestra merced...

kraull se quedó quieto casi con una mirada sadica observando como el lider de la secta se retorcía de dolor. y no lo dudó ni un instante para agarrar su mandoble e ir directamente a su cuerpo, para cortarlo en dos si hacia falta.

-Bahamut no esta contigo ahora bastardo!

Levantó su mandoble y lo dirigió hacia la carne del elfo en busca de derramar cad gota de su sangre.

Las brumas de la mente se despejan. La percepción de la realidad regresa. Tormus tiene una herida muy fea y tal vez no le quede mucho de vida cuando el pícaro se da cuenta de que la sangre de Tormus es la que corre libre por su hoja y mancha su mano. Contempla un momento el colgante que guardó en el bolsillo para no perderlo y lo arroja contra el suelo. El lider de la secta ha perdido parte de su poder, o al menos parece estar ocupado en estos momento por lo que el picaro no se lo piensa dos veces. Un paso a la derecha, se agacha para pasar por debajo de la espada del paladín, luego otro paso a la izquierda, la mano centellea como un demonio, la hoja sale disparada directa hacia el lider y se incrusta entre las costillas- Alex la retira rápidamente listo para volver a atacar.