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Los reinos del norte

Crónicas de la Tierra Media

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06/04/2012, 01:27
Tegilbor

El Señor de la Guerra

"Uno de los principales males a los que se tuvieron que enfrentar los reinos del Norte fue el conflicto con Dargorhir, también conocido como “el Señor de la Guerra”.

En el año 1644, cuando los reinos del norte comenzaban a recuperarse poco a poco de los desastres ocasionados por la Gran Plaga, un contingente de orcos y trolls encabezados por Dargorhir, “el Señor de la Guerra”, irrumpieron desde el norte en las tierras de Cardolan, arrasando todo lo que encontraban a su paso. Nadie sabe de donde procedía, aunque se sospechaba que su origen se encontraba al norte, en el malvado reino de Angmar. Los cantones libres de Faerdor así como el principado de Dol Tinereb fueron los primeros en sufrir su azote. Aprovechando que parte de las tierras al norte de Cardolan estaba despobladas como consecuencia de la Gran Plaga, se infiltraron sin oposición, y no fueron detectados pasado bastante tiempo, tras dejar parte de las aldeas que se encontraban todavía habitadas destruidas o dañadas seriamente, y gran parte de su población muerta. Faerdor y Dol Tinereb a duras penas les pudieron hacer frente, aunque se dio la circunstancia de que ambos territorios se encontraban desde hacía tiempo en conflicto, dado que Dol Tinereb había ocupado parte de las tierras de Faerdor, por lo que, a pesar de estar debilitados, tanto por la Gran Plaga cómo por la guerra, sus tropas estaban movilizadas, por lo que pudieron reaccionar a tiempo evitando el desastre, consiguiendo con esfuerzo rechazar al ejército que se les echaba encima. La baronía de Girithlin poco más pudo que replegarse y aguantar las embestidas por parte del ejército oscuro, mientras iban perdiendo terreno poco a poco, esperando a que llegase la ayuda por parte de Arthedain, dado que Girithlin era vasallo suyo y les había solicitado desesperadamente que les enviasen auxilio. Cuando parecía que todo estaba perdido para ellos, el ejército de Arthedain, al mando del príncipe Minastir irrumpió desde el norte en ayuda de su vasallo, rechazando a las tropas del Señor de la Guerra, y con la ayuda de Dol Tinereb, consiguieron dejar sitiado y aislado al ejército oscuro en los montes de Creg Durga y en los territorios limítrofes, que incluían tierras que fueron arrebatadas a Dol Tinereb y Girithlin.

Así transcurrieron dos años, durante los cuales un nuevo señor había surgido en el centro de Cardolan. Todos los intentos por parte de los señores de Cardolan de acabar con Dagorhir fracasaron. Era evidente que Dagorhir no tenía la fuerza suficiente para acabar con los señores de Cardolan, y mucho menos con Arthedain, porque sino ya lo habría hecho, pero también era verdad que tanto la Gran Plaga como la guerra había debilitado a las gentes de Eriador, por lo que cada intento por expulsar a Dagorhir reducía los escasos recursos que tenían los diferentes señores de Cardolan, siendo muy difícil que alguno de ellos acabase con él. Además, la desconfianza, asentada en Cardolan y entre los diferentes señores desde hacia siglos, estaba creciendo cada día que pasaba entre los diferentes principados y baronías, ya que había sospechas de que alguno de ellos había establecido tratos secretos con Dagorhir, proporcionándole ayuda a cambio de no ser atacados o de proporcionar información obtenida por los espías del “Señor de la Guerra” que les permitiesen estar por delante del resto de señores de Cardolan, por lo que era muy posible que tarde o temprano estallase una guerra entre los señores, que acabaría por debilitarlos aún más o incluso destruirlos, cosa de la que Dargorhir y Angmar sacarían un gran provecho.

Ante estos hechos, y en vista de que por separado los diferentes estados de Cardolan no habían conseguido acabar con Dagorhir, el rey Argeleb de Arthedain, apoyado por el príncipe Hallas de Dol Tinereb, promovió una reunión entre los señores de Cardolan para tratar la amenaza que se cernía sobre ellos. Aunque Dagorhir no ponía en peligro a Arthedain, al rey Argeleb no le gustaba la idea de tener a un posible siervo de Angmar cerca de sus territorios, además, si se daba el caso de que prevaleciese sobre los señores de Cardolan, podría convertirse en una seria amenaza, poniendo en peligro las fronteras del sur de Arthedain.

Los intentos de mediación realizados por Argeleb y Hallas obtuvieron su fruto, y los señores de Cardolan decidieron dejar de lado sus disputas y crear una alianza para derrotar al “Señor de la Guerra” y si no lograban acabar con él, como mínimo expulsarlo de Cardolan. La alianza estaba compuesta por el reino de Arthedain, con el príncipe Minastir al mando de las tropas de la Dagorwaith Aran que el rey Argeleb asignó para esta campaña; el principado de Dol Tinereb, con el príncipe Hallas al mando y su hijo Lord Celebdur como comandante de sus tropas; la baronía de Girithlin, que aunque era vasallo de Arthedain tenía bastante autonomía propia y cuyo regente, Aervellon, aportó la ayuda que le fue posible; y los cantones libres de Faerdor (aquellos que no estaban ocupados por las fuerzas de Dol Tinereb) con el comandante Baumyakund al frente de sus tropas. A esta alianza también se unieron las gentes de Tharbad, con un representante nombrado por las autoridades de la ciudad, el cual se encargaría principalmente de reclutar mercenarios y proporcionar apoyo logístico y manutención para las tropas, así como el principado de Dol Caladir y el reino de Saralainn, dado que ambos habían sufrido pérdidas territoriales a manos de Dagorhir, a pesar de que Saralainn se encontraba en plena guerra civil y poca ayuda podía ofrecer.

Lo primero que hicieron fue crear un ejército permanente que no dejase entrar ni salir a ningún contingente de Creg Durga. Este ejército estuvo formado principalmente por tropas profesionales mercenarias, así como algunos contingentes de los propios ejércitos de Arthedain y los señores de Cardolan. Aún así hubo que recurrir a mercenarios a sueldo, que aunque eran menos de fiar, sí que se encontraban todavía en gran número.

Al principio la alianza poco pudo hacer más que mantener al ejército de Dagorhir en las tierras que habían ocupado. Durante cuatro años la situación no cambió mucho, la alianza no conseguía expulsar a Dagorhir y sus recursos cada vez eran más escasos. En vista de la situación, y de que sino se tomaban medidas drásticas era cuestión de tiempo de que la alianza fracasase, el Ernir de Dol Tinereb, Hallas, organizó una gran ofensiva. Si tenían éxito posiblemente podrían decantar la guerra a su favor e incluso acabar con Dagorhir y su ejército, sino, posiblemente sería el final de los principados y baronías de Cardolan. La propuesta de Hallas no fue apoyada por todos los miembros de la alianza, pero sí por los suficientes para que saliera adelante. Dejaron unas guarniciones mínimas en los campamentos y lanzaron una gran ofensiva contra el ejército de Dagorhir. Éste estaba al tanto de los movimientos de la alianza, por lo que los esperaba con el grueso de su ejército. El choque fue brutal y durante todo un día ambos bandos estuvieron batallando, sin conseguir una victoria clara, hasta que al final, la caballería de Dol Tinereb, encabezada por el príncipe Celebdur irrumpió por la retaguardia del ejército de Dagorhir, consiguiendo debilitarlo lo suficiente para que la alianza se impusiera. La mitad del ejército de Dagorhir fue exterminado ese día, mientras el resto huía hacia Creg Durga.

Desde entonces, el sitio a Creg Durga es más riguroso, pero la alianza, a pesar de la gran victoria que había obtenido, continuaba sin poder vencer a Dagorhir. El invierno estaba cerca y era necesario obtener una victoria total, dado que pasar otro invierno en guerra debilitaría aún más al ejército, además, comenzaban a surgir de nuevo desavenencias entre los aliados, lo que dificultaba realizar acciones de forma coordinada. Si no se daban prisa, Dagorhir podría aprovecharse de la situación y contraatacar, acabando con la alianza y con las posibilidades de liberar a Cardolan de una seria amenaza...."

"De las tierras del Reino Reunificado de Gondor y Arnor" Tegilbor, cronista del rey Eldarion. Annúminas, 123 de la Cuarta Edad

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11/08/2012, 00:34
Tegilbor

Las tropas mercenarias en el conflicto del “Señor de la Guerra”

Durante el conflicto contra el Señor de la Guerra, el uso de tropas mercenarias fue muy frecuente, debido principalmente a que la mayoría de los principados y baronías no disponían de tropas propias suficientes como para realizar campañas a gran escala. Los efectivos de los que disponían se usaban principalmente para realizar labores de vigilancia y control de las vías principales de comunicación, garantizar el orden y vigilancia y defensa de las principales plazas de cada territorio.

Las tropas mercenarias se podían dividir en dos grupos, las compañías profesionales de mercenarios, compuestas principalmente por contingentes organizados de soldados experimentados, curtidos en guerras y en conflictos, y bajo el mando de un capitán, que era quien negociaba los contratos. Solían ser muy profesionales, disciplinados y de un alto valor, dada la experiencia de la que gozaban, por lo que para disponer de sus servicios, había que disponer de una buena cantidad de monedas, ya que sus servicios eran caros, siendo contratados principalmente por reyes, príncipes o la alta nobleza. Normalmente los miembros de estas compañías se conocían desde hace mucho, por lo que la coordinación entre ellos era inmejorable, siendo en su mayoría antiguos compañeros de armas y teniendo la misma nacionalidad, aunque podrían encontrarse también miembros de otras nacionalidades, aunque normalmente en menor número. Las principales compañías profesionales mercenarias eran la Ragh Crann-Sleagha, también conocidos como Raggers, compañía formada por los descendientes de la clase militar Dúnedain de Cardolan, siendo la compañía mercenaria más conocida; la Cruaidh Maraich, no tan potente militarmente como la anterior; la Troich-Armcheleasah, “Los Enanos Guerreros”, creada en torno a un núcleo de duros enanos; y la Forak-Eiginn, o los violadores de Forak, de cuyo capitán, Forak, pocos se fían a pesar de tener un currículum lleno de éxitos, siendo un mal necesario ya que los violadores son los únicos en la zona que poseen una máquina móvil de asedios y sus zapadores son unos ingenieros muy buenos en su trabajo.

El otro contingente de mercenarios eran los llamados mercenarios libres. Grupos de soldados independientes, entre los que había desde guerreros muy experimentados y disciplinados hasta jóvenes aventureros que se habían enrolado para obtener fama y fortuna y cuya experiencia podría ser poca o nula, siendo en ambos casos de las más variadas nacionalidades y procedencias. Normalmente se les organizaban en compañías bajo el mando, en la mayoría de los casos, de alguien al servicio de la personalidad que los contrataba, o en ocasiones bajo el mando de algún mercenario famoso, cuya experiencia y reputación le reportase el mando de alguna de estas compañías. Su fiabilidad era dudosa, ya que muchos de ellos eran meros criminales o antiguos miembros de algún ejército extranjero que desertaron, por lo que no era de extrañar que en alguna ocasión, si veían que su vida corría peligro, abandonasen el campo de batalla, o incluso cambiasen de bando para obtener mayores recompensas y botín. Por tal motivo, este tipo de compañías, eran las primeras que se enviaban contra el enemigo, reservando para el final o para momentos clave de la batalla, a las compañías profesionales, las cuales rara vez habían incumplido algún contrato. En tiempos de paz, muchos de estos mercenarios, ya sea en solitario o agrupados, se convertían en bandoleros y forajidos, por lo que muchos de los príncipes y reyes que los habían contratado para la guerra, luego tenían que destinar recursos a combatirlos en tiempos de paz.

"De las tierras del Reino Reunificado de Gondor y Arnor" Tegilbor, cronista del rey Eldarion. Annúminas, 123 de la Cuarta Edad

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23/08/2012, 11:34
Tegilbor

De los acontecimientos de Edirey

En todo conflicto bélico las potencias beligerantes, o aquellas que sin estar involucradas de forma directa en el conflicto intentaban obtener algún beneficio de él, procuraban influir de cualquier manera en el escenario bélico que se había desarrollado. Una prueba de esto es lo que recogen las crónicas de Dol Tinereb, dónde se hablan de los sucesos que rodearon a la guarnición de Edirey durante el conflicto bélico del “Señor de la Guerra”.

La aldea de Edirey en su tiempo fue un puesto fronterizo oriental de Hîr Girithlin, siendo posteriormente gobernada por Saralainn hasta que cayó en manos del “Señor de la Guerra”. El príncipe Minastir de Arthedain expulsó a su guarnición de orcos y humanos tras su victoria en el Cruce de las Tierras Altas en agosto del 1650 de la Tercera Edad. Los supervivientes se refugiaron en el fuerte de Edirey, una antigua fortificación de la aldea, siendo retenidos allí por una guarnición mercenaria cardolaniana de unos cien hombres, pagada por Dol Tinereb, enviada para controlar el lugar al mando de la cual se encontraba el capitán Eric, un eriadoriano con experiencia en campañas militares. Aunque Edirey no era un lugar estratégico de primer orden, pronto fue reclamada por Dol Girithlin, con el apoyo de Arthedain dado que Dol Girithlin era vasallo suyo, y el Reino de Saralainn. Dol Tinereb se comprometió a devolver la plaza a quien correspondiese, ya fuese Dol Girithlin o Saralainn, en cuanto la situación militar estuviese controlada. Dol Tinereb pretendía con esto evitar que Dol Girithlin y Saralainn entrasen en conflicto por la posesión de Edirey, dado que la relación entre los aliados ya era de por sí bastante tensa.

Tras la ocupación de Edirey la función de la guarnición fue patrullar la zona por si había incursiones procedentes desde Creb Durga. Al principio todo fue bien, la guarnición realizaba su labor con esmero y eficacia, mientras mantenían el sitio del fuerte de Edirey. A pesar de que aparentemente superaban en número a los asediados, los intentos por conquistar el fuerte fueron infructuosos, dado que los medios de asedio de que disponían eran bastante limitados y el fuerte, a pesar de los daños que presentaba, era fácil de defender.

Al poco tiempo comenzaron a llegar informes procedentes de la guarnición arthadan del Cruce de las Tierras Altas y del campamento de Minhiril, que hablaban de la presencia de pequeños grupos de orcos y mercenarios del “Señor de la Guerra” procedentes del oeste, informes que cada vez fueron siendo más habituales, indicativo de que posiblemente el flanco occidental podría estar comprometido, signo inequívoco de que las tropas de Edirey no estaban realizando la labor con la eficacia que se esperaba de ellos, o de que algo pasaba en esa posición. Ante estos acontecimientos se enviaron mensajes a Edirey solicitando información, obteniendo poca o ninguna respuesta. Cuando se dignaban a informar sólo era para decir que no había novedades, se continuaba con el asedio del fuerte y que todo transcurría con normalidad, mientras las quejas por parte de Arthedain fueron en aumento.

Ante estos acontecimientos y sospechando de que algo podía estar pasando en Edirey el príncipe Hallas de Dol Tinereb, aprovechando el envío de un contingente de tropas de refresco y provisiones, envió a un grupo de soldados para evaluar lo que estaba pasando allí y si fuese menester tomar el mando de la guarnición. Al frente de este grupo se encontraba el noble sureño Lord Camiel, uno de los señores de la aldea de Soders y vasallo de Hallas, apoyado por el enano Talin, hijo de Thalin, un enano de las Ered Luin al servicio de Lord Camiel, el elfo silvano Mellongaladh del reino de Lindon, al servicio de Hallas y dos personajes recién llegados a las tropas mercenarias de Hallas, un enano llamado Tharkin procedente de Moria y Maeglin, un elfo silvano procedente de Lindon el cual había sido capturado tras cometer varios robos y sentenciado a servir forzosamente en las tropas de Hallas para pagar por sus delitos. La idea del príncipe Hallas era que mientras que Lord Camiel, Talin y Mellogaladh de forma abierta evaluaban la situación de la guarnición, Tharkin y Maeglin, de forma encubierta, intentaban averiguar más cosas por su cuenta. Lord Camiel tenía autorización por parte de Hallas para tomar las medidas necesarias, incluso de tomar el mando de la guarnición, pero si hay indicios de traición, se tenía que intentar capturar vivos a los traidores para su interrogatorio y juicio.

Tras partir del campamento del Refugio y hacer una noche en el campamento de Minhiril, donde pudieron corroborar que la situación seguía siendo la misma y que seguía habiendo presencia de patrullas del enemigo procedentes del oeste, la expedición partió a la mañana siguiente. Parte de su ruta les llevaba a atravesar territorio enemigo, por lo que se esperaban posibles hostilidades. No se equivocaron, a medio camino detectaron presencia enemiga, una pequeña patrulla compuesta por cinco mercenarios del “Señor de la Guerra”, que tras un breve combate fue completamente eliminada, salvo uno de los mercenarios que fue capturado herido, pero vivo, para su interrogatorio. Éste les confesó que procedía de Creg Durga y que sólo les estaban vigilando. Durante la refriega Maeglin fue herido de gravedad, aunque pudieron salvarlo, pero sus gritos de dolor les acompañaron hasta que llegaron a Edirey.

Al llegar a Edirey pudieron comprobar que la aldea presentaba un estado lamentable, encontrándose desolada como consecuencia de la guerra. Su población huyó o fue muerta cuando fue ocupada por el “Señor de la Guerra”, mientras que todos los edificios presentaban daños o estaban completamente destruidos. Los edificios que quedan en pie son meramente funcionales, habiendo sido reparados parcialmente para dejarlos en condiciones mínimas de habitabilidad. La aldea está rodeada por una empalizada de madera, la cual había sido reparada en su totalidad.

A unos trescientos metros de la aldea se encontraba el fuerte de Edirey.  Consistía en una torre de piedra rodeada por una muralla de madera. Dentro se tenían noticias de la existencia de varios edificios, consistentes en un establo, un almacén y un edificio destinado al alojamiento de tropas. Durante la incursión de Arthedain y la ocupación de Dol Tinereb, el fuerte sufrió daños, habiendo sufrido varios incendios en su interior. La muralla sufrió daños aunque fue reparada por las tropas asediadas desde el interior. Aunque no se sabía el número exacto de soldados del enemigo que habían conseguido refugiarse en el fuerte, se calculaba que habría entre veinte y cuarenta soldados entre humanos y orcos.

Tras llegar a Edirey pudieron comprobar que la apatía y el desencanto rodeaban a la guarnición, habiendo la sensación de que los soldados no estaban a gusto. Tras presentarse ante el capitán Eric éste les puso al tanto de la situación, que seguía siendo la misma. Accedió a ponerles al día de la situación de las tropas, del asedio y de las labores que allí realizaban. Todo seguía igual, habían realizado dos intentos de romper el asedio durante las dos últimas semanas sin éxito y seguían con sus labores de patrulla del territorio. Ante la petición de Talin de mostrarle el estado de las cuentas de la guarnición, éste abrió el cofre dónde se guardaba el dinero destinado a las tropas, estando completamente vacío, según Eric hacía dos meses que no les llegaba su paga, hecho que fue corroborado posteriormente por Tharkil al hablar con alguno de los soldados allí destinados. Éste pudo notar cierto malestar y pesimismo entre los soldados, ya que aparte de no cobrar, se encontraban en el mismo puesto desde que ocuparon la aldea, y de la situación no tenía aspecto de cambiar. Durante la conversación con Eric, aunque mantuvo una postura seria y firme durante todo la conversación, se le detectaron ciertos indicios que indicaban que se encontraba nervioso ante los agentes de Hallas.

Las tropas de refuerzo fueron distribuidas entre varias de las casas libres que aún quedaban en la aldea, mientras que Lord Camiel, Talin y Mellongaladh fueron alojados en una casa aparte de sus tropas, aunque no lejos de dónde se encontraban. Las casas se encontraban en un estado deplorable, no habiendo mucha diferencia entre dormir en su interior o dormir al raso.

A partir de ahí los acontecimientos se fueron desarrollando rápidamente, primero quedo claro que algo pasaba, las patrullas se realizaban pero no de la forma que tocaba, por lo que las sospechas se encaminaron a que la guarnición había pactado con los asediados para mantenerse cada uno en su lugar sin importunar al otro, aunque posteriormente parece ser que estas sospechas se descartaron. También se barajó la posibilidad de que alguien estuviese interceptando la paga de los soldados para desmotivarlos. Luego llegó un grupo de cuatro comerciantes al lugar, que aparecían cada cierto tiempo para comerciar con pieles, ropas, comida, utensilios, etc., de los cuales se comenzó a sospechar que pudiesen estar comerciando con alguna materia ilícita con las tropas, ya sea con o sin su conocimiento, que les embotase el juicio, mientras se detectaban indicios de cierto nerviosismo por parte de algunos soldados hacia los recién llegados, e incluso de algunos soldados estaban dispuestos a desertar.

Lord Camiel, ante la situación de la tropa, dispuso que esa noche cenasen bien con las provisiones que había traído y que a la mañana siguiente se realizaría un ataque total contra el fuerte. El capitán Eric accedió, no sin antes presentar ciertas objeciones y sugiriendo retrasar el ataque hasta dentro de dos días, sugerencia que fue rechazada.

La noche anterior se detectó a un comerciante de nombre Pegmar hablando con tres soldados, los cuales, ante la presencia de Tharkin, mostraron indicios de estar ocultando algo. Tharkin comenzó a seguir a uno de ellos, siendo posteriormente perseguido en toda regla por Talin, con el cual acabó luchando. Talin, haciendo gala de su maestría  y su poca delicadeza, dejó malherido al soldado, el cual falleció de una manera poco clara tras reconocer que había atacado al enano, aunque hay rumores a que apuntan a que le plantó cara al verse acosado por él. Tras estos hechos fueron arrestados los otros dos soldados quienes reconocieron que pensaban desertar, ya que un comerciante, Pergmar, les había asegurado que si lo hacían serían recompensados y que en Dol Girithlin obtendrían refugio, así como que no eran los únicos que pensaban hacerlo, aunque no dijo quienes más tenían la intención de “renunciar”. Ante estos acontecimientos se decidió arrestar a Pegmar para su interrogatorio, el cual no dio resultado alguno.

A la mañana siguiente se realizó el asalto al fuerte con un éxito rotundo, acabando con toda la guarnición enemiga. Durante el asalto una treintena de soldados desertaron, mientras que Pegmar aprovechó para fugarse.

Se interrogó a los tres comerciantes que quedaban de los cuales lo único que se obtuvo en claro es que los cuatro llevaban juntos desde hace unos dos años, cuando se asociaron para viajar juntos dada la inseguridad que había por los caminos. A pesar de este tiempo su relación era meramente profesional, teniendo sus diferencias, normalmente por las rutas a seguir, el reparto de bienes, etc. Por lo demás, no solían meterse en las vidas de sus compañeros, salvo que fuese perjudicial para el negocio y poco o nada saben sobre lo que sus compañeros hacían antes de asociarse. Fueron liberados ya que no se detectaron indicios de que estuviesen implicados en la trama.

Tras estos acontecimientos, Lord Camiel y sus acompañantes regresaron a el Refugio e informaron al príncipe Hallas de lo ocurrido. Hallas le confirmó que no había podido pagar a los mercenarios pero que tenía pensado en hacerlo en cuanto le fuese posible.

De botín se obtuvo poca cosa, de la patrulla neutralizada cinco caballos, 49 monedas de bronce y varias armas y equipo, mientras que de la guarnición había principalmente equipo y un total de unas 115 monedas de bronce. Todo esto fue requisado por el príncipe Hallas para su posterior reparto. Se sabe que se quedó con los cinco caballos, aunque la parte proporcional que le correspondía a Lord Camiel y a las tropas de Hallas del botín se le fue dado en metálico.

No se sabe para quien trabajaba Pegmar. Se sospechó en un primer momento de Dol Girithlin, pero aunque es una opción bastante probable, se corría un riesgo enorme de romper la alianza y se sabe que Dol Girithlin prefiere antes ver caer al “Señor de la Guerra” que pelearse por un puesto como Edirey. Posteriormente también se barajó la posibilidad de que fuese una artimaña dispuesta por el mismo “Señor de la Guerra”, Arthedain para debilitar la posición de Dol Tinereb o incluso Saralainn, aunque esto último es poco probable por los problemas internos que estaba padeciendo el reino. Lo que sí se sabe es que los desertores fueron capturados y tras su interrogatorio ajusticiados en Dol Girithlin antes de que les llegasen noticia de lo sucedido en Edirey y que tras enterarse de lo que pasaba, exigieron la devolución de la aldea o un cambio de guarnición por tropas con una lealtad inquebrantable, o al menos que hubiesen demostrado ser leales. Lo único que se hizo fue una investigación en profundidad de la guarnición, logrando descubrirse a varios soldados que tenían la intención de desertar. Se sospecha que también el capitán Eric pensaba en hacerlo, aunque no se obtuvieron pruebas concluyentes, aunque fue retirado de su cargo y enviado a otro destino. Se sospecha que hubo más miembros de la tropa que tenían intención de desertar, y de que hay ciertos hechos que no se han conocido. Para evitar asperezas con Dol Girithlin se ha permitido que en Edirey se asiente una guarnición pagada por la baronía.

Tras estos acontecimientos se volvió a la normalidad. Las tropas de Edirey localizaron un amplio contingente de tropas del “Señor de la Guerra” al oeste de la aldea, las cuales fueron neutralizadas. Tras esto, cobró más fuerza  las sospechas de que la deserción de las tropas de Edirey fue una maniobra promovida por el “Señor de la Guerra” para debilitar el flanco occidental, conseguir reunir un contingente de tropas y con ellas realizar un ataque procedente desde una posición que en teoría estaba protegida, aunque no se tienen pruebas definitivas. Pegmar sigue estando desaparecido y se le ha puesto precio a su cabeza.

"De las tierras del Reino Reunificado de Gondor y Arnor" Tegilbor, cronista del rey Eldarion. Annúminas, 123 de la Cuarta Edad.

Notas de juego

Crónica de la partida jugada el 22 de agosto de 2012 en casa de maese Raúl, con algunos añadidos a la historia que todos conocéis.

Los jugadores presentes fueron:

-Raúl (Lord Camiel)

-Iñaki (Talin hijo de Thralin)

-Raquel (Mellongaladh)

-Andreu (Thakin)

-David (Maeglin)

Si hay alguna errata, no dudéis en decírmelo. Ni que decir que la partida no fue como se esperaba, pero fue :-D.

Entre los momentos célebres, los gritos de dolor del personaje de David (¡¡¡duele, duele!!!) o la nueva habilidad usada por Raquel (Achicería y Ocultismo) para acechar y esconderse :-D

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29/08/2012, 11:27
Director

La Compañía Negra

Era práctica habitual en los diferentes reinos y señoríos, que en época de guerra y cuando escaseaban los hombres con edad suficiente para empuñar un arma, se utilizase no sólo a mercenarios, sino a otro tipo de gentes, voluntarios forzosos que se conseguían a través de levas, normalmente campesinos o gentes sencillas que poco o nada sabían de las artes de la guerra pero que se veían obligados a luchar por sus señores. Ahora bien, en ocasiones se usaron a otro tipo de voluntarios, de clase y condición social baja, aunque algún caballero o noble caído en desgracia podía encontrarse entre ellos, que se veían obligados a luchar para librarse de prisión.

Entre las gentes que luchaban contra el Señor de la Guerra se encontraba la “Compañía Negra”. No eran mercenarios, ni tropas experimentadas de alguno de los príncipes o barones, sino que estaba formada por asesinos, ladrones, estafadores, violadores y otro tipo de gentes de baja ralea, que para expiar sus crímenes habían aceptado luchar contra el Señor de la Guerra, algunos de buen grado, ya que la otra opción que tenían era la horca o la mutilación.

Dada su procedencia el resto de soldados los llamaban los “Ratas” y así eran conocidos en el campo de batalla, y por ese motivo se les enviaba en primera línea, por lo que pocos eran los que volvían tras la batalla, al no ser que fuesen experimentados guerreros. De esta manera las prisiones no estaban tan saturadas, se conseguían soldados baratos y conseguía librarse de un importante número de gentes que disfrutaban con apropiarse de los bienes o las vidas ajenas.

Aquellos que tenían crímenes menores pero su condena era superior a un año, podían servir en la Compañía Negra durante el tiempo destinado a su condena, tras lo cual, si sobrevivían, se les licenciaba libres de cargos. Lo mismo se aplicaba a aquellos cuyo crimen era más grave, ahora bien, debían de servir hasta el final de la contienda. También se aceptaban voluntarios entre los presos, aunque su crimen fuese tan menor que su condena en prisión fuese inferior a un año. Aún así la mayoría de miembros de la “Compañía Negra” eran voluntarios forzosos, especialmente cuando la necesidad de soldados era acuciante.

Su estancia se comenzaba a computar para finalizar su condena a partir de su llegada al campamento. Si durante la marcha hacia el mismo, alguno de los presos intentaba fugarse, o si lo conseguía se le capturaba, se le ajusticiaba allí mismo delante de sus compañeros. Si tras llegar al campamento y comenzar a servir en la guerra intentaba huir, se seguía aplicando el mismo castigo, aunque se posponía hasta el final de la contienda, aunque si tras ser condenado por desertar, el preso en cuestión daba muestras de valentía y buen servicio, se le podía conmutar la pena de muerte si conseguía sobrevivir, aunque no había ninguna garantía de que esto fuese a ocurrir hasta llegado el final de la contienda, por lo que muchos siguieron intentando desertar. En tal caso, si volvían a ser capturados no había aplazamiento alguno y se les daba muerte en el acto.

Durante su servicio tenían garantizados el alimento y el alojamiento, aunque este dejaba mucho que desear, más aún comparado con el del resto de soldados, los cuales no vivían ni en la abundancia ni gozaban de grandes privilegios. Si estos vivían en condiciones lamentables, la “Compañía Negra” se encontraba en condiciones pésimas y muchos caían enfermos o morían a consecuencia de la insalubridad de su alojamiento o del mal estado de la comida que les daban. No tenían paga ni derecho a botín, salvo el que pudiesen obtener por su cuenta y riesgo sin que sus superiores, o sus compañeros, se diesen cuenta. Si descubrían que habían obtenido botín, eran duramente castigados y se ampliaba su tiempo de condena.

"De las tierras del Reino Reunificado de Gondor y Arnor" Tegilbor, cronista del rey Eldarion. Annúminas, 123 de la Cuarta Edad

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05/12/2012, 11:32
Tegilbor

Misión a Moria

Durante el conflicto contra el “Señor de la Guerra”, tanto Arthedain como Dol Tinereb realizaron una labor diplomática ingente entre otros reinos para intentar de conseguir recursos y tropas que les ayudasen a ganar la guerra. Una de estas misiones diplomáticas tuvo lugar poco antes de los acontecimientos de Edirey, teniendo como protagonistas al principado de Dol Tinereb y el reino enano de Moria.

El príncipe Hallas, aprovechando que su casa ostentaba desde hace siglos el título de “Amigos de los Enanos”, decidió enviar a su nieto, Barahir Orodram, a negociar la ayuda de los Enanos de Moria. Esta ayuda consistiría principalmente en avituallamientos para la guerra, principalmente armas, dada la habilidad de los enanos en la forja del metal, y si era posible en conseguir tropas, que podrían inclinar la balanza de la guerra a su favor.

Barahir partió del campamento de Dol Tinereb al frente de un contingente que incluía a una veintena de caballeros de Dol Tinereb, que formaban su guardia personal, así como la compañía mercenaria de Ragh Crann-Sleagha, también conocidos como Raggers, y un pequeño grupo de sirvientes encargados de las mulas que llevarían las provisiones de la expedición. A este grupo se unieron dos personajes bastante curiosos, según se lee en algunas crónicas, un elfo procedente de Lindon llamado Mellongaladh y un enano, Talin hijo de Thralin, el cual a su vez estaba al servicio de uno de los vasallos de Dol Tinereb, los señores de Soders. La intención de Barahir al llevar a estos dos personajes era que les asesorasen cuando tuviesen lugar las negociaciones con Moria y si hubiese que negociar el paso de regreso con los elfos de Lórien por un lado, y también como muestra del prestigio y poder de Dol Tinereb ante los enanos de Moria, al tener a un elfo y a un enano al servicio del principado, especialmente el primero, ya que los enanos desde hacía siglos habían vendido sus servicios a otros pueblos, y no era la primera vez que trabajaban para Dol Tinereb.

La expedición partió hacia Tharbad, donde permanecieron un par de días reaprovisionándose y decidiendo la ruta que seguirían. Tenían tres opciones, el paso del Norte, complicado por encontrarse en territorio de Rhudaur, el paso del sur cerca de Isengard, una ruta que les llevaría mucho tiempo, o el paso del Cuerno Rojo, más directo y corto, pero también más peligroso por la dificultad del terreno. Al final se decidió por esta opción.

Tras partir de Tharbad, la expedición se adentró en las tierras de Acebeda, el antiguo reino élfico de Eregion. Allí encontraron restos y ruinas de las construcciones de sus antiguos moradores. Durante una noche, la expedición fue atacada por un grupo de Rhudaurrim, que fueron vencidos sin muchas complicaciones y con muy pocas pérdidas. Esto demostró que el brazo del “Señor de la Guerra” y de Angmar era más largo de lo que se pensaba, y que habían estado al tanto de sus movimientos, dada la rapidez con la que los Rhudaurrim enviaron a un contingente de tropas para atacarles.

La expedición prosiguió su camino y cruzaron el Paso del Cuerno Rojo con unas pocas pérdidas de hombres, llegando al valle del Arroyo Sombrío, llamado Azalnubizar por los enanos y que gran renombre alcanzaría a finales de la Tercera Edad. Tras acampar fueron a hablar con los Guardianes de la Puerta Este de Moria para pedir audiencia con el rey Báin I. La expedición de Dol Tinereb se vio obligada a esperar varios días hasta obtener la respuesta del rey Báin I, el cual los recibiría, pero con la condición de que entrarían en  Moria un grupo de no más de diez hombres completamente desarmados.

Barahir Orodram y sus acompañantes vieron la grandiosidad y majestad del reino enano. En las crónicas que el mismo príncipe escribió en Fornost, al final de su vida, relata las maravillas que contempló y a ellas me remito.

Las negociaciones se desarrollaron como estaba previsto y Moria prometió enviar ayuda a Dol Tinereb, no sólo con avituallamientos, sino también con un contingente de tropas, que les acompañarían de regreso. También permitieron que la expedición cruzase Moria, evitando así tener que volver por el Paso del Cuerno Rojo o dar un amplio rodeo por el sur. Tras varios días de preparativos, la expedición partió hacia Dol Tinereb.

El éxito de la expedición elevó el prestigio de los príncipes de Dol Tinereb. Pocas veces los enanos se involucran en guerras que no les afectan directamente y este fue uno de esos casos. Más adelante se pudo comprobar que su ayuda su primordial en los acontecimientos que tendrían lugar posteriormente, no sólo durante la guerra, sino también más tarde.

 "De las tierras del Reino Reunificado de Gondor y Arnor" Tegilbor, cronista del rey Eldarion. Annúminas, 123 de la Cuarta Edad.

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27/02/2013, 19:27
Tegilbor

 

La batalla de Dol Gorf

En noviembre de 1650, se produjeron unos hechos inesperados en el conflicto armado contra el “Señor de la Guerra”. Durante ese mes el príncipe Hallas de Dol Tinereb, acompañado por su nieto Barahir, regresaron a Metraith quedando al mando de los ejércitos de Dol Tinereb su hijo Celebdur. Celebdur quería acabar con este conflicto cuanto antes, por lo que reforzó sus fuerzas con soldados alistados en Tharbad o Metraith, así como más miembros de la “Compañía Negra”, a los que se les sumaron refuerzos enviados por los vasallos de Dol Tinereb. En este tiempo las escaramuzas entre las tropas de la alianza y del “Señor de la Guerra” aumentaron considerablemente. Se pensó que era muestra de que el “Señor de la Guerra” comenzaba a encontrarse desesperado ante la presión ejercida por los aliados del Norte, y su avance, que aunque lento, no dejaba de dar frutos. Aún así, lord Celebdur no bajó la guardia ni se confió, reforzando sus posiciones y aumentando las patrullas de vigilancia, por si el “Señor de la Guerra” pasase al ataque.

Un suceso insólito levantó el ánimo a las tropas aliadas y fue la llegada de refuerzos procedentes de Lindon. Se trataba de un pequeño contingente de elfos de la frontera, una treintena, liderados por Andovon Pathdal, hecho insólito hasta el momento, dado que las gentes de Lindon no habían querido involucrarse en la guerra de forma directa, salvo en muy contadas ocasiones cuando los senderos élficos estaban en peligro por la presencia cercana de los ejércitos de Dagorhir, limitándose a aportar información procedente de las compañías élficas que cruzaban esos senderos para llegar a Mithlond y abandonar la Tierra Media, así como consejo. A los elfos de Lindon se les sumaron en poco tiempo algunos elfos procedentes de Rivendell, que no sin ciertas dificultades, habían conseguido llegar al campamento tras cruzar las peligrosas tierras de Rhudaur, para ayudar en la lucha contra Dagorhir. Estos últimos eran en su mayoría Noldor, y sobre ellos hubo habladurías de todo tipo en el campamento. Su líder era Fëabeleg Erchamion, llamado así porque le faltaba la mano derecha, y se mostraban apartados y silenciosos, juntándose sólo con sus parientes de Lindon para las acciones bélicas. Luego se supo, gracias al elfo Damrod de Rivendell, que servía a las órdenes de Celebdur, que eran elfos de la casa de Celebrimbor, nieto de Fëanor, supervivientes a la caída de Eregion, expertos guerreros y que habían jurado luchar contra la Sombra hasta su completa derrota o caer en el intento. Damrod había tratado con ellos en alguna ocasión, especialmente porque también era seguidor de Fëanor.

Tras varios días de calma aparente, un mensajero llegó a caballo procedente de Quiel con noticias apremiantes, el campamento de Dol Gorf estaba siendo nuevamente atacado y necesitaban ayuda para poder levantar el sitio. Ante estas noticias, lord Celebdur decidió partir con la mitad de las fuerzas de “El Refugio” para ayudarles. Con lord Celebdur partieron sus caballeros, sus vasallos de Faerdor con sus hombres, las tropas enanas de Moria, los elfos de Lindon y Rivendell, así como varias compañías de reclutas y un contingente de miembros de la “Compañía Negra”, en total unos 450 hombres.

Al poco de partir la compañía se dividió en dos, una de las facciones al mando de la cual se encontraría el capitán Berethorn de Mithhelm, avanzaría y exploraría las tierras que se encontraban en el flanco izquierdo en la ruta que debían de pasar, dónde podían ser víctimas de una emboscada, mientras que el resto de la tropa avanzaría hacia Dol Gorf. La facción del ejército encargada de cubrir su flanco no tardó en encontrar tropas de Dagorhir, con las cuales entabló batalla. En la vanguardia se encontraban miembros de la “Compañía Negra” y de los reclutas, los cuales soportaron la fuerza del ataque del ejército de Dagorhir, llegando a retroceder, pero con el avance de Berethorn y sus hombres el ejército de Dol Tinereb acabó por imponerse, acabando con la mayoría de las fuerzas y provocando la huída de los pocos supervivientes.

Tras recomponer sus fuerzas, el contingente de Berethorn avanzó hasta unirse con el resto del ejército, tras comprobar que no había fuerzas hostiles en su camino. Tras avanzar durante unas horas, por fin llegaron cerca de su objetivo. A lo lejos se veía humo en la posición de Dol Gorf por lo que Celebdur ordenó avanzar a paso ligero.

Al llegar cerca de Dol Gorf, contemplaron como un ejército de unos 200 orcos y humanos, junto con dos grandes trolls, se encontraban atacando la posición de Dol Gorf, mientras los defensores se defendían como podían. A simple vista y desde su posición lejana daba la sensación de que las defensas del campamento no aguantarían mucho, por lo que Celebdur ordenó de inmediato avanzar.

Las fuerzas de Dagorhir, tras ver que un contingente enemigo avanzaba hacia ellos fueron a presentar batalla, pero no eran rivales ni para los arcos élficos, ni las hachas enanas, ni la determinación de los Candolirrim. Celebdur distribuyó sus fuerzas en compañías. Los enanos avanzaron entonando su grito de guerra, los elfos se preparaban para atacar a distancia y el resto de fuerzas iban avanzando poco a poco. Los arqueros comenzaron a disparar contra el enemigo, y las fuerzas élficas acabaron con los trolls sin problemas gracias en parte a su pericia y la potencia de sus arcos, mientras que los enanos pasaron por encima del enemigo, seguidos por las tropas de Dol Tinereb, mientras los defensores de Dol Gorf, aprovecharon para contraatacar. Las tropas enemigas vieron como de pronto las tornas cambiaban y se encontraban atrapadas entre el yunque y el martillo, siendo aplastados sin dificultades. Pocos fueron los que sobrevivieron y menos aún los que consiguieron escapar.

Tras finalizar la batalla, Celebdur pudo comprobar que sus apreciaciones eran ciertas y que habían llegado justo a tiempo para impedir la caída de Dol Gorf, ya que el enemigo estaba a punto de superar sus defensas. De inmediato comenzaron a reforzar las defensas en previsión de un nuevo ataque por parte de Dagorhir, mientras se iban haciendo cargo de los heridos. No había pasado un día cuando llegaron noticias desde “El Refugio”, habían sido atacados por las fuerzas del “Señor de la Guerra” con la ayuda de una compañía de mercenarios que estaba al servicio de Dol Tinereb y que los había traicionado.

De inmediato Celebdur se preparó para partir de inmediato. Dejó en Dol Gorf a dos de sus vasallos, Grond, señor de Dolwulf, y Beobearn, señor de Gurland, los cuales junto a sus hombres reforzarían las fuerzas que habían sobrevivido al ataque de Dol Gorf, dejando al campamento con más fuerzas de las que había antes del ataque.

El ejército de Dol Tinereb, tras abandonar Dol Gorf, se encaminó rápidamente hacia “El Refugio”. Al llegar pudo comprobar el alcance de los daños mientras era informado de lo sucedido. Al anochecer del día de su partida, un ejército de orcos, trolls y humanos, al frente del cual se encontraba el mismísimo Dagorhir, atacó “El Refugio” por sorpresa. Arahad de los “Harapientos”, que se encontraba al mando, comenzó a organizar la defensa, pero a duras penas habían empezado los defensores a prepararse para el ataque cuando la compañía mercenaria de “Los Hermanos Muertos de Harran” se volvió contra sus compañeros y les atacó, mientras abrían las puertas al ejército de Dagorhir. Los defensores a duras penas pudieron hacer frente a los atacantes, y si no llega a ser por la Ragh Crann-Sleagha, que se enfrentó a los trolls y consiguió rechazarlos, y por el resto de tropas mercenarias, que junto a los “Harapientos”, contuvieron a las fuerzas de Dagorhir, el campamento podría haber caído. Aún así los daños fueron numerosos, la mayoría de las provisiones habían sido destruidas o robadas y muchos soldados habían muerto, especialmente reclutas y miembros de la “Compañía Negra”, de la cual, en total, no quedaban más de una docena de hombres, a cuya pérdida se sumaba la traición de la compañía mercenaria, que huyó con las tropas supervivientes de Dagorhir. Celebdur se mostraba muy serio a medida de que era informado de lo sucedido, mientras caminaban por el campamento, rodeado de los cadáveres de atacantes y defensores, y del resto de los incendios que habían tenido lugar, pero dicen que sus ojos ardían por la furia y la rabia.

La pérdida de las provisiones hacía peligrar el asedio y era necesario conservar lo poco que se había salvado mientras se intentaba obtener más, aunque a estas alturas del año sería difícil y muy caro, por lo tanto Celebdur se vio obligado a instaurar un severo racionamiento mientras solicitaba provisiones a sus aliados. Asimismo, ordenó que toda misión de reconocimiento, en caso de avistar cualquier animal o bestia comestible, la abatiese y la trajese al campamento, mientras se organizaron misiones de forrajeo por los alrededores. No olvidando la traición de Harran y de sus hombres, puso precio a su cabeza, aunque Tarhad, capitán de la Ragh Crann-Sleagha, así como sus hombres, juraron dar caza a Harran y a sus hombres sin recompensa alguna, dado que perdieron a muchos de sus compañeros a manos de los trolls como consecuencia de su traición, y que su recompensa sería vengar a sus camaradas.

Tras interrogar a algunos prisioneros capturados tanto en la batalla de Dol Gorf, como en el ataque a “El Refugio”, se llegó a la conclusión de que Dagorhir, dado que no tenía fuerzas suficientes para reconquistar posiciones, había planeado destruir Dol Gorf, lo que habría obligado a las fuerzas aliadas a retroceder su posición, y dañar todo lo posible a las fuerzas de “El Refugio” destruyendo sus provisiones, destruyendo el campamento también si fuese posible. No contaba con la ayuda de los elfos, y posiblemente subestimó a los enanos de Moria, lo que hizo que sus planes no alcanzasen un total éxito. Si hubiese concentrado sus fuerzas en Dol Gorf, el campamento hubiese caído, y hubiese podido igualmente debilitar a la alianza con la ayuda de Harran y sus hombres, destruyendo todas las provisiones aprovechando que Celebdur habría partido hacia Dol Gorf. La conclusión es que a pesar de las pérdidas, y que la alianza se encontraba en una situación complicada, la suerte había estado de su lado.

Tras varios días reorganizando las fuerzas que quedaban en “El Refugio” y enviando mensajeros con órdenes e informes al resto de aliados y posiciones, Celebdur se preparó para comenzar a hostigar a Dagorhir. Ordenó que todas las prisiones de Dol Tinereb se vaciasen y todos aquellos que estaban cumpliendo condena, daba igual el motivo, fuesen alistados por la fuerza a la “Compañía Negra”, ordenando que todo intento de deserción fuese castigado con la muerte, solicitando a sus aliados que hiciesen lo mismo, mientras se incrementaron las campañas de reclutamiento; todo esto permitió que en un par de semanas se contase con un centenar de nuevos reclutas para la “Compañía Negra” y unos doscientos para los reclutas regulares. Envió a Berethorn, capitán de las fuerzas de Mithhelm de Faerdor a inspeccionar las posiciones de Quiel y Delvarad, y traer los excedentes que tuviesen de provisiones, mientras Lord Camiel de Soders era enviado a hacer lo mismo al campamento del Cruce de Caminos, Dol Nendim, Barad Esher y Halnen dónde negociaría con el señor del clan local, Chulainn, la compra de provisiones. Por último, tanto Berethorn como Lord Camiel partirían hacia Minhiril, uniéndose a las tropas enanas de Khanil de la Troich-Armchleasah para atacar Deveney. Se acercaba el invierno y Celebdur no estaba dispuesto a permitir que Dagorhir llegase a verlo.

"De las tierras del Reino Reunificado de Gondor y Arnor" Tegilbor, cronista del rey Eldarion. Annúminas, 123 de la Cuarta Edad.

Notas de juego

Crónica de la partida jugada el 4 de diciembre de 2013 en casa de maese Iñaki, con algunos añadidos a la historia que todos conocéis.

Los jugadores presentes fueron:

-Iñaki (Talin hijo de Thralin)

-Raquel (Mellongaladh)

-Laura (Damrod de Rivendell-PNJ)

-Lari (Nolenn Notwins)

Si hay alguna errata, no dudéis en decírmelo. Ni que decir que la partida no fue como se esperaba, pero fue :-D.

Entre los momentos célebres, el personaje de Lari quedó convertido en el nuevo "Hombre Diana" al ser tumbado y quedando en estado de coma en tres ocasiones, casi sin respirar. Lari resumió esta situación con la nueva canción que su bardo acababa de inventar "Las tres muertes de Noleen Notwins).

 

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01/08/2013, 11:13
Tegilbor

De Barad Esher y la traición de Halnen

Por desgracia y a pesar del peligro que se cernía sobre Eriador, en más de una ocasión los diferentes reinos se enfrentaron entre sí o realizaron actos de vil traición. Un claro ejemplo fue alguno de los hechos que tuvieron lugar durante el conflicto de “El Señor de la Guerra”. A pesar de que los principados y baronías de Cardolan, así como Arthedain, se habían unido en una causa común para acabar con Dagorhir, en más de una ocasión primaron sus intereses particulares que pusieron en peligro la alianza.

En noviembre de 1650 un destacamento de Dol Tinereb, comandando por lord Camiel, un sureño al servicio del príncipe Hallas, hizo alto en la torre de Baradh, Esher para una inspección rutinaria y comprobar si disponían de excedentes de víveres. La torre era propiedad de Dol Caladir y había sido tomada por Dagorhir hacía unos años, pero las tropas de Dol Caladir expulsaron a los orcos. Cómo Dol Caladir no disponía de tropas suficientes para mantener la oposición, fue cedida temporalmente a Dol Tinereb y disponía de una guarnición mercenaria de unos cien hombres, la compañía mercenaria del “Hacha Mellada” al mando del capitán Bergond. Tras la llegada de lord Camiel, se pudo comprobar que la desidia había imperado en la torre, ya que ni siquiera se había limpiado la suciedad dejada por los orcos ni arreglado los desperfectos ocasionados por los combates, cosa a lo que lord Camiel puso remedio en varios días.

Durante la estancia, se descubrió que había un espía en la torre, que se comunicaba con el exterior. Tras capturar a varios soldados extranjeros, se descubrió que eran del reino de Saralainn, al servicio de Fiorel, senescal del rey de Saralainn y líder del clan Mactosh, el clan real de Saralainn. Tras varias vicisitudes se consiguió capturar al espía, el cual tenía la orden de comprar la torre a la compañía del “Hacha Mellada”. Presa del pánico Bergond y dos de sus oficiales intentaron huir, quedando claro su relación con la trama, lo cual se confirmó tras ser capturados, interrogados y registrar las pertenencias y aposentos de los sospechosos. Saralainn quería obtener la torre, no se entiende muy bien porqué, ya que esta acción le ponía en contra de Dol Tinereb y Dol Caladir, tal vez era una forma de demostrar al resto de clanes de Saralainn la fuerza o astucia del rey, en unos momentos en que Saralainn se encontraba en plena guerra civil. Para conseguir su propósito introdujeron a un espía en la compañía que contactó con Bergond para conseguir comprar la torre, y posteriormente un ejército de Saralainn se instalaría en la torre junto al “Hacha Mellada”. En principio se contaba con pagar a todos los saldos una cantidad de dinero para lograr su cambio de bando, pero al final Bergond, sin ponerlo en conocimiento a sus hombres, salvo a dos oficiales suyos de confianza, pensaba quedarse con todo el dinero y ordenar a sus hombres que sirviesen a Saralainn. Al ser mercenarios daba igual quien pagase, siempre y cuando lo hiciese. Tanto los soldados de Saralainn, como su espía, así como Bergond y sus dos oficiales, junto a toda la documentación encontrada, fueron enviados a “El Refugio” para ser interrogados y acusados de conspiración y traición.

Otra conspiración de este tipo, aunque tal vez más grave, se descubrió en la aldea de Halnen, una aldea de Saralainn que se había convertido en un importante núcleo comercial como consecuencia de la guerra. Proporcionaba suministros a las tropas aliadas, entre otros servicios, pero se descubrieron grupos hombres al servicio de Angmar, que habían evadido la vigilancia de las tropas aliadas, tras capturar a uno de estos grupos confesaron que transportaban víveres a Dagorhir. Cómo la compañía de lord Camiel tenían que dirigirse hacia Halnen, se le encomendó la misión de investigar si había alguien relacionado con la venta de víveres a Angmar.

Tras llegar a Halnen y presentarse ante Chulainn, líder del clan local, los hombres de lord Camiel comenzaron las pesquisas. En Halnen contactaron con los supervivientes de la compañía mercenaria de los Piratas, que había escapado de la toma de Deveney por parte del “Señor de la Guerra” y tenían órdenes de ponerse al servicio de lord Camiel.

Entre las cosas que descubrieron se encontraron con Fiorel, el senescal de Saralainn y líder del clan real Mactosh, que había intentado comprar la torre de Barad Esher. Afirmó que todo se trató de un malentendido y tras pedir disculpas por lo sucedido se puso al servicio de lord Camiel para lo que fuese menester. Por lo demás las negociaciones para conseguir víveres no prosperaban, ya que Chulainn pedía un muy alto precio por ellas.

Tras varias indagaciones se descubrió que Chulainn vendía víveres tanto a las tropas aliadas como a los hombres de Angmar y que algunos de ellos habían llegado a la aldea hacía dos días. Tras hablar con Fiorel y mostrarle las pruebas Chulainn fue detenido y los hombres de Angmar capturados, no sin antes presentar batalla. Fiorel, agradecido y para limar asperezas con Dol Tinereb, vendió las provisiones a lord Camiel, en nombre de Saralainn, a un precio mucho más justo.

"De las tierras del Reino Reunificado de Gondor y Arnor" Tegilbor, cronista del rey Eldarion. Annúminas, 123 de la Cuarta Edad.

Notas de juego

Crónica conjunta de la partida de Barad Esher, jugada por aquí y la partida de Halnen jugada en casa de Raquel el 26 de julio del 2013.

En ambas partidas estuvieron presentes:

 

-Iñaki (Talin hijo de Thralin)

-Raquel (Mellongaladh)

-Andreu (Thakin)

-David (Maeglin)

-Laura (Thinion)

 

A los cuales hay que añadir a Raúl (Lord Camiel) para la partida de Halnen. En Barad Esher fue PNJotizado

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19/03/2014, 12:19
Tegilbor

El asedio de Deveney

Uno de los episodios que marcó la caída de “El Señor de la Guerra” fue la reconquista definitiva de la aldea de Deveney. En su tiempo una bonita aldea Saralainn, contaba con una población de unos quinientos habitantes, siendo uno de los primeros lugares en caer en manos de Dagorhir. Durante seis años estuvo en manos de Dagorhir, ocupada por orcos y su población convertida en esclavos, pero en el 1650 de la Tercera Edad Dol Tinereb lanzó una ofensiva y la tomó tras un largo asedio. Se asignó para su defensa a la compañía mercenaria de los Piratas, pero no lograron mantener la plaza por mucho tiempo, en el mes de octubre Dagorhir lanzó un contraataque para reconquistar la aldea, durante el cual el capitán Nar de los “Piratas” fue asesinado y la mayoría de sus soldados muertos o capturados por los orcos.

A partir de entonces parte de los esfuerzos de las tropas de Dol Tinereb se encaminaron a tomar de nuevo la aldea. Su posición estratégica le permitía controlar todo el territorio al sur de Creg Durga, y desde ahí lanzar ataques a la fortaleza de “El Señor de la Guerra”. Khanli, comandante de la tropa mercenaria “Troich-Armcheleasah” (Los Enanos Guerreros) estaba al frente de la operación, y contaba con la ayuda del capitán mercenario Forak, líder de la compañía mercenaria “Los Violadores de Forak”, que a pesar de su aspecto y reputación (algunos decían de él que era un semi orco), era el único de toda Cardolan que disponía de una máquina móvil de asedio y cuyos zapadores eran unos ingenieros con gran reputación. Khanli, con los efectivos que tenía a su disposición, no podía tomar la aldea en un ataque directo, al menos por el momento, por lo que optó por realizar ataques al norte del río que bordeaba al aldea para así cortar su línea de suministros y mantenerla aislada.

En noviembre llegaron refuerzos a la posición de las tropas aliadas. El príncipe Celebdur envió a dos de sus vasallos, lord Camiel de Soders y al capitán Berethorn de Mithhelm que lideraban un contingente de tropas, entre las cuales se encontraban los supervivientes de la compañía mercenaria de “Los Piratas”, que conocían la aldea por haberse ocupado de su defensa antes de caer por segunda vez en manos de Dagorhir, y la compañía mercenaria del “Hacha Mellada”, que sumadas a las de Khanli, le permitían superar, al menos en teoría, a las fuezas asediadas del enemigo. Los hombres de lord Camiel se colocaron al noreste de la aldea y al norte. De esta forma tenían la aldea totalmente controlada. Para motivar a los hombres se les garantizó que podían saquear la aldea a placer, salvo las propiedades de los esclavos que estuviesen allí, las cuales debían de ser respetadas, así como a todo aquel esclavo que se encontrase, con pena de ser enviados a la “Compañía Negra” si desobedecían.

Algunos hombres de lord Camiel realizaron una inspección alrededor de la aldea y encontraron una abertura en el muro que hasta el momento había pasado totalmente desapercibida. Sospechando que pudiese tratarse de un posible acceso se decidió por enviar un grupo de exploración esa misma noche.

El grupo se infiltró en la obertura y pudieron descubrir que se trataba de la entrada a un túnel que acababa justo debajo del pozo que había en el centro de la aldea. El túnel conectaba con el riachuelo que rodeaba a la aldea en su lado oriental, y suministrándole de esta manera el agua que necesitaba. Sin pretenderlo, habían encontrado una vía para tomar la aldea de forma segura.

Pero Dagorhir no se iba a quedar ocioso, mientras el grupo de exploración se encontraba en el túnel, “El Señor de la Guerra” en persona encabezó un ataque al ejército de la alianza. Las fuerzas bajo el mando del capitán Berethorn casi fueron exterminadas, y lord Camiel perdió a un gran número de hombres. Si no llega a ser por la ayuda enviada por Khanli y por Daeros, capitán de la “Cruaidh Maraich”, que detectó el avance de Dagorhir pero no pudo avisar a tiempo, el desastre hubiese sido total.

En vista de las pérdidas sufridas, Khanli optó por retrasar el ataque varios días y reorganizar sus fuerzas. Pasado ese tiempo se produjo el ataque final.

Los hombres de Forak atacaron con su arma de asedio la puerta principal de la aldea, mientras lord Camiel y realizaban un ataque por la muralla norte poco antes del amanecer. Aunque la batalla tendría lugar con las primeras luces del Sol, se pretendía, así que las tropas orcos de la aldea estuviesen debilitadas. Horas antes un grupo liderado por el sargento Wulf se infiltró por el túnel del pozo. Le acompañaban los supervivientes de “Los Piratas” que les guiarían por la aldea. La idea era que en cuanto comenzase el ataque, el grupo tomaría la plaza y ayudaría al contingente de lord Camiel desde dentro, ya que seguramente el grueso de la defensa de la aldea estaría concentrada en la puerta principal.

El grupo de asalto subió por el pozo. Al frente se encontraban “Los Piratas”, los cuales aseguraron la plaza de la aldea mientras el resto subía. Tras ocupar la plaza el grupo de asalto se dividió en dos, un grupo mantendría la posición de la plaza, para así garantizar al huida en caso de retirada, mientras que Wulf, junto con “Los Piratas” y el resto de hombres, se dirigirían hacia la muralla norte para atacar a los defensores y así dar la posibilidad a los hombres de lord Camiel y el capitán Berethorn de entrar en la aldea.

“Los Piratas” fueron los primores en entrar en la aldea, eliminando a varios orcos. El resto de hombres al subir pudieron comprobar que uno de los prisioneros había muerto. Tras tomar posiciones, Wulf decidió llevar a varios de “Los Piratas” y sus hombres, dejando a unos pocos para defender la plaza, la única ruta de escape en caso de que las cosas fuesen mal. Los hombres de “Los Piratas” que se quedaron comenzaron a explorar los edificios, mientras que otro grupo, encabezado por el elfo Mellongaladh, se dirigía a explorar uno de los edificios. Allí encontraron que lo que parecía un almacén, era una enfermería del enemigo y había varios orcos y humanos malheridos, atendidos por varios prisioneros. En la plaza, mientras tanto, se produjo una escaramuza con algunos defensores y se intentaba construir varias barricadas que sirviersen de ayuda para defender la plaza, mientras que el grupo de exploración del almacén, tras buscar refuerzos, tomaron el lugar.

“Los Piratas” regresaron pronto informando de que el asalto a la muralla norte había sido un éxito. Al enterarse de que había prisioneros quisieron hacerse cargo de ellos, pero el resto de hombres declinaron, extrañados en parte por la actitud de “Los Piratas”. Al regresar al almacén, “Los Piratas” quisieron tomar por la fuerza a los prisioneros, ante lo que se negaron el elfo Mellongaladh y sus compañeros el elfo Maeglin y el enano Talin, produciéndose una lucha entre ellos. Un dúnedain bajo las órdenes de Mellongaladh, Thinion, y otro enano, Tharkin, acudieron en ayuda de Mellongaladh y sus compañeros y acabaron con casi todos “Los Piratas”. Al salir vieron que “Los Piratas” eran reducidos mientras se producía una lucha entre los hombres de Wulf y los defensores de la ciudad. Mientras tanto las fuerzas de Khanli tomaban la puerta norte y entraban en la aldea.

La aldea cayó sin problemas y las tropas aliadas pudieron saquearla a placer, aunque poco encontraron tras los continuos saqueos que había sufrido por ambos bandos cuando había sido conquistada y reconquistada. Se descubrió que “Los Piratas” pretendían acabar con los prisioneros para evitar que se descubriese que la aldea cayó en manos de Dagorhir por su culpa, ya que no hicieron nada para evitarlo ni para proteger a la población. El príncipe Celebdur los castigó asignándolos a la “Compañía Negra”. Mientras tanto se liberó a los prisioneros, los cuales deseaban abandonar la aldea pero que de momento tuvieron que quedarse en ella. Los soldados del enemigo sufrieron diferente suerte, los orcos fueron ejecutados y el resto de prisioneros fueron obligados a ayudar a acondicionar la aldea e interrogados en “El Refugio” antes de ser asignados a la “Compañía Negra”.

Con la toma de Deveney, Dagorhir quedaba completamente sitiado. En las semanas siguientes se reparó la muralla y los edificios de la aldea y el acceso al pozo fue reconvertido en una salida secreta por los enanos de Khanli. Se encontraron provisiones que fueron destinadas, al menos aquellas que eran comestibles, para los hombres que permanecerían allí.

La caída de Dagorhir era cuestión de tiempo, aunque el invierno se cernía sobre las fuerzas aliadas complicando esta labor.

"De las tierras del Reino Reunificado de Gondor y Arnor" Tegilbor, cronista del rey Eldarion. Annúminas, 123 de la Cuarta Edad.

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05/09/2014, 14:31
Tegilbor

La caída del “Señor de la Guerra”

Tras la reconquista de la aldea de Deveney, Dagorhir, el “Señor de la Guerra” se encontraba completamente rodeado, por lo que los ejércitos aliados mantuvieron un asedio para debilitarlo, antes de iniciar la conquista de Creg Durga, donde tenía su guarida.

A pesar de la gran desventaja en la que se encontraba Dagorhir, pronto dejó claro que no se rendiría sin luchar, y que tomar Creg Durga sería a un alto precio. De inmediato Dagorhir reorganizó a las tropas que le quedaban y lanzó varios ataques intentando romper el asedio o al menos debilitar a sus enemigos. Aunque el asedio no fue roto, si consiguió causar pérdidas de efectivos a los aliados, que no eran fácilmente reemplazables.

A esto hay que añadir la llegada del invierno. Creg Durga, en opinión de los capitanes, proporcionaba a Dagorhir un magnífico refugio para pasar el invierno, mientras que las tropas aliadas tenían que aguantar su rigor en campamentos y refugios, que en ocasiones dejaban mucho que desear por sus condiciones. A pesar de que los enanos de Khanil y del reino de Moria ayudaron a mejorar los habitáculos, el frío y la enfermedad, sumadas a las pérdidas causadas por los ataques de Dagorhir, se llevaron a un tercio de los hombres de la alianza antes de que se lanzase el ataque final.

Ante esta perspectiva, y tras dos meses de riguroso asedio, a mediados de febrero del 1651 de la Tercera Edad, el príncipe Celebdur de Dol Tinereb planteó a sus aliados la posibilidad de lanzar un ataque final. Sabían que, salvo sorpresa, sus tropas superaban a las del “Señor de la Guerra”, pero que Dagorhir contaba con la ventaja de contar con un refugio difícil de tomar. El tiempo corría en su contra, y si retrasaban el ataque a la primavera, cabía la posibilidad de que estuviesen demasiado débiles para resistir un contraataque de Dagorhir, que aunque no habría podido vencerles, posiblemente hubiese roto el cerco permitiéndole ganar tiempo y obtener refuerzos. Por lo tanto, y a pesar del invierno, Celebdur optó por atacar, siendo secundado por el resto de los señores aliados, aunque hubiese dudas y reservas del resultado.

Creg Durga consistía en un grupo de colinas con una serie de cuevas subterráneas, distribuidas en varios niveles, a las cuales se accedía por una serie de túneles. En los alrededores de las colinas se encontraba una amplia zona pantanosa que dificultaba el avance de las tropas. Antiguamente estas colinas fueron usadas por los Drugghu, un pueblo emparentado con los woses, como zona ritual.

Dado que no disponían de tropas suficientes, decidieron enviar tres grupos, uno avanzaría por las colinas de Creg Durga, otro grupo se dividiría en dos unidades, entrando cada una por un túnel, mientras que el tercer grupo vigilaría el resto de túneles para evitar posibles ataques por la retaguardia y si el resto de grupos tenía éxito avanzar para unirse al ataque final.

El grupo que atacaría por los túneles estaba compuesto por los enanos de la Troich-Armcheleasah de Khanil y los enanos enviados desde Moria, que encabezarían cada una de las unidades, así como el príncipe Celebdur y varios de sus vasallos. En el grupo de las colinas, estaría compuesto por el resto de vasallos del príncipe Celebdur al mando de uno de los señores de Soders, Lord Camiel, y la Ragh Crann-Sleagha, comdanda por Tarhad, mientras que las compañías de la Cruaidh Maraich y la Forak-Eiginn se encargarían de vigilar los accesos. Cada uno de los grupos iría con un contingente de soldados y mercenarios, y los dos grupos principales de asalto incluían en sus filas a todos los miembros de “La Compañía Negra” que irían a la vanguardia del ataque.

El grupo que intentó acceder por los túneles pronto se encontró con la resistencia de las tropas defensoras de Dagorhir, aunque no eran rival para los enanos de Moria y Troich-Armcheleasah cuyo comandante, Khanil, iba al frente dando ejemplo de su valía, mientras los arqueros de Celebdur les apoyaban en la medida de lo posible. Poco a poco los defensores fueron retrocediendo y los atacantes ganaron terreno avanzando a través de los túneles.

Mientras tanto, el grupo que intentaba entrar por las colinas avanzaba lentamente, ya que las colinas se encontraban rodeadas por marismas que ralentizaban su paso. Tras explorar unas cuevas, dónde encontraron a unos trolls que fueron exterminados por el grupo explorador, encontraron una tumba antigua con una armadura de oro, la cual se reservaron para sí. De esto nada dijeron y no fue hasta años después cuando se supo. También encontraron un túnel subterráneo que comunicaba con un pozo cercano, y en las cercanías una extraña inscripción, la cual no lograron descifrar. Tras esto siguieron avanzando hasta llegar a las puertas de Creg Durga. Allí pudieron forzar la entrada y se enfrentaron a los soldados de Dagorhir que custodiaban los niveles superiores. Tras una encarnizada lucha, poco a poco se abrieron paso y acabaron con la resistencia.

Tras limpiar los niveles superiores siguieron hacia los niveles inferiores, encontrándose con el resto de tropas de la alianza que comenzaban a superar en número a las tropas de Dagorhir. El mismo “Señor de la Guerra”, ante esta situación, se vio obligado a luchar, enfrentándose a los soldados que le rodeaban. Uno de ellos, Cuthalion, un mercenario dunedain se enfrentó a él, junto con el príncipe Celebdur, y varios soldados más. Celebdur con su poderosa hacha hirió gravemente a Dagorhir, pero fue Cuthalion quien acabó con su vida, ganando así la recompensa por la cabeza de Dagorhir, aunque en su nobleza, donó la mitad al príncipe, que a su vez la sumó al botín a repartir entre sus soldados.

Pocos fueron los orcos y trolls que escaparon ese día, los cuales fueron perseguidos y muertos durante las siguientes semanas. Se obtuvo un importante botín, y se acabó con una gran amenaza. Aún así, el precio que se pagó fue muy alto. Casi todos los miembros de “La Compañía Negra” cayeron ese día, así como un gran número de soldados y reclutas. Solo la mitad de las fuerzas que lucharon ese día sobrevivieron, y de estas, al menos un tercio de los hombres estaban heridos o malheridos.

Tras la caída de Creg Durga, se mantuvieron las tropas por un tiempo en la zona, aunque poco a poco se fueron licenciando a los soldados. Con la llegada de la primavera se dio por concluida la guerra, y se licenció a las tropas, pero no fue el final de los conflictos entre los reinos, y mucho menos de la Sombra, la cual crecía a cada día que pasaba.

"De las tierras del Reino Reunificado de Gondor y Arnor" Tegilbor, cronista del rey Eldarion. Annúminas, 123 de la Cuarta Edad.