Derecha, izquierda, derecha, izquierda…Poco a poco Hilda fue pasando la cuerda hasta llegar al otro lado. Las palabras de Astrid la habían motivado, pese a haberle contrariado en un primer momento. Bastante asustada había estado al caer. Así pues, cuando finalmente sus pies tocaron tierra en el otro extremo miró a la bárbara, sonrío y le asintió con la cabeza en forma de agradecimiento.
Una vez hechos los gestos pertinentes, ambas mujeres se prepararon para la batalla con ganas. Hilda hizo un rápido barrido visual de la escena y se percató de que Dirk, un poco más allá, estaba en apuros.
- Estupendo – murmuró entre dientes mientras sus manos iban adquiriendo un color rojizo y empezaban a soltar chispas – Ahora empieza lo bueno.
Y apuntó, certera, al draugr que atacaba al pícaro.
Y apuntó, certera, al draugr que atacaba al pícaro.
Utilizo Manos ardientes contra el draugr que está atacando a Dirk.
Otto parecía haberse librado de la primera embestida. Su puntería parecía intacta y deseaba que siguiera así. La suerte en estas cosas se acaba de un momento a otro, y cuando eso pasa las consecuencias suelen ser fatales. Al otro lado de la grieta, Ash parecía seguir a salvo. La situación en este costado era totalmente opuesta.
El primer draugr se abalanzaba sobre Dirk, al que había lastimado un virote surgido de la nada. Otros dos muertos vivientes se empecinaban en cargar sus ballestas de nuevo. El explorador comenzaba a comprender qué pasó con el antiguo Rey enano que habitó en esas minas. Aunque el pícaro parecía en problemas, el resto del equipo había ido en su ayuda, así que el montaraz se empecinó en distraer a los dos ballesteros enemigos.
En un segundo realiza una voltereta hacia un lado, intentando alejarse del draugr armado. Es un movimiento que le ha salvado la vida en muchas situaciones, mecánicamente carga otro virote y apunta a la cabeza del arquero más cercano. Deja escapar el aliento para disminuir los latidos del corazón en busca de mejor precisión y aprieta el gatillo. El dardo sale disparado.
"Ladroooo...ooones" La verdad es que las voces de esos seres daban pavor, no a Astrid, claro, ella solo pensaba en que visto lo visto, menos mal que no había encontrado nada que llevarse de aquella pila de cadáveres, no hay mal que por bien no venga. La maga había conseguido salvar el pescuezo y se había unido ya a la batalla, un verdadero alivio, la bárbara no estaba preparada para admitir que lloraría un poco la pérdida de aquella joven hechicera, diremos entonces que se había preocupado un poco. Astrid advirtió entonces la libertad de movimientos que le brindaba el hecho de que todos se encontraran ya juntos y brincando en el suelo se animó a sí misma para darlo todo.
De un furioso salto Astrid se colocó en primera línea de batalla dispuesta a dar y recibir con tal de dar un respiro a los compañeros que lo necesitaran.
-¡Eh sacos de huesos, venid a luchar contra alguien que pueda haceros frente a la vez! -Su rostro enrojecido dejó salir una voz furiosa pero llena de valentía.
Su presencia era grave, socarrona y provocativa, con un poco de suerte los Draurgs irían a por ella. Estaba feliz de poder luchar cuerpo a cuerpo mientras chispas, virotes, y destellos cruzaban de un lado a otro y adornaban el momento, disfrutó de todo eso hasta que poco a poco se entregó a la ira y tan solo era capaz de distinguir blancos y aliados. Se disponía a blandir su gran hacha, esta empezó a cortar el aire cuando la tierra comenzó a temblar bajo sus pies. "Vaya, ahora que comenzaba el baile". Pasara lo que pasara aquella batalla se tenía que librar, así bajó con fuerza el hacha hacia el cuerpo de sus enemigos, había estado esperando ese momento y estaba dispuesta a ignorar que la tierra se viniera abajo.
Motivo: Constitución
Tirada: 1d20
Resultado: 2 [2]
Motivo: Constitución
Tirada: 1d20
Resultado: 16(+3)=19 [16]
Astrid sigue en Furia: Ataque temerario. Confío en mi constitución.
(se me había olvidado poner el modificador y he repetido la tirada...) ¿Esta tirada vale? :S perdón
Si alguno de los zombis me derrota diremos que ha sido un acto anticonstitucionalista. (Jaja...ja) :S
Tras unos segundos angustiosos por fin os encontráis todos juntos del otro lado de la brecha. Hilda ha conseguido llegar hasta vosotros, quitándole a Astrid un gran peso de encima. Esta última no puede aguantar las ansias y desata la cuerda que se enrosca a su cintura con una rapidez pasmosa. La soga que le unía a su compañero cae lánguida hasta quedar colgada del otro extremo.
Los draugrs os hacen frente con tesón pese a ser superados en número. El entrechocar de los aceros retumba entre aquellas galerías y las sombras de los combatientes se dibujan contra las paredes en un combate frenético. Dirk y Amber hacen frente a uno de los cadáveres, pues el segundo ha puesto pies en polvorosa y se aleja galerías abajo para ocultarse en la oscuridad. Pese a su estado de conservación aquella criatura parece manejarse relativamente bien y consigue desviar la mayoría de los golpes de su rival. Dirk hace lo propio, bloqueando las estocadas de su enemigo con ambas espadas. Entonces, aprovechando que el draugr se encuentra lo suficientemente distraído, la maga susurra palabras arcanas aprendidas largo tiempo atrás. El enano nota el calor de las llamas cuando éstas brotan de las palmas abiertas de su compañera. El draugr no tiene a dónde ir y parte de su rostro cae sobre las escalinatas convertido en cenizas. Cenizas a las cenizas.
Del otro lado del campo de batalla Otto, Kara y Astrid luchan contra otro de los muertos en vida. Esta última, lanzando un grito cargado de ira, golpea con su hacha hendiendo la vieja armadura y perforando la carne reseca. Sus compañeros aprovechan ese instante para rodear a la criatura y obtener una línea de visión clara sobre los otros dos apostados en la oscuridad. Los virotes y las flechas vuelan de uno a otro lado. Varias puntas emplumadas decoran el pecho de uno de los draugrs, pero a diferencia de los vivos, un pulmón perforado no resulta un impedimento para él. Los antiguos cadáveres asestan sendos golpes con sus proyectiles. Uno de ellos, con un disparo certero, clava un virote en uno de los antebrazos de Kara. Un hilo de sangre gotea hasta el suelo. El otro impacta contra el hombro de Otto, haciéndole trastabillar y golpear con su espalda la espalda de la criatura que se encuentra detrás. Con un crujido espeluznante la cabeza del draugr rota sobre su cuello y un par de ojos fulgurantes se clavan en el avezado explorador. Segundos después es un hacha lo que se clava en costado del avezado explorador. Otto gruñe de dolor y un segundo gruñido aún más salvaje se oye en la distancia. Tras ver a su compañero sangrar Ash no puede mantenerse ajeno y brinca desde el otro lado de la grieta enseñando los dientes. Desobedeciendo una orden directa de su amo se arroja contra el draugr y clava sus colmillos en él. Los viejos huesos no pueden soportar el peso del lobo y ambos caen contra el suelo.
Mientras tanto, del otro lado del abismo, el repiqueteo de las armaduras llega hasta vosotros. Flint se vuelve y de pronto podéis ver a otros tres draugrs asomando sus rostros enjutos. El guerrero empuña su hacha y hace frente a uno de ellos. Los otros dos apuntan sus ballestas contra vosotros desde el borde.
Segundo asalto fuera. Este sí ha sido doloroso:
- @Kara sufre 10 puntos de daño perforante (¡ouch!)
- @Otto sufre 5 puntos de daño cortante y 1 de daño contundente (¡uy!)
- @Astrid sufre 1 punto de daño cortante tras aplicar su resistencia (Meh…)
- Tras combatir a estas criaturas sabéis que tienen una CA 16. Las corazas desgastadas y escudos astillados no dan para más.
- El draugr que se encuentra entre Astrid, Otto, Ash y Kara está tumbado (las tiradas de ataque cuerpo a cuerpo contra él tienen ventaja y las a distancia, desventaja).
- Los draugrs con ballesta se encuentran a 40’ por delante de vosotros y a 20’ por detrás y el draugr expulsado se encuentra a 50’, desarmado y huyendo.
Observó satisfecha cómo parte de la cara del draugr se reducía a cenizas, y esto daba a Dirk un pequeño respiro para reponerse y atacar. Escuchó un alarido salvaje y se volvió para ver cómo Otto se llevaba la mano al costado con cara de dolor, un draugr quedaba tirado en el suelo, tumbado por Ash, que había saltado la grieta con un furioso aullido. Kara también recibía un fuerte impacto, y Astrid no parecía estar mucho mejor.
Todo estaba pasando muy deprisa, y la adrenalina hizo que Hilda no tuviese tiempo de analizar en detalle los hechos que acontecían.
Se volvió hacia los draugrs que estaban un poco más alejados, cerca de la galería, y volvió a pronunciar el conjuro, murmurándolo, apretando los dientes. No había llegado hasta aquí para que esos bichos que ni siquiera debían estar vivos le arruinasen la fiesta. Los draugrs habían tenido y perdido antaño su oportunidad. Ahora les tocaba a ellos.
Se volvió hacia los draugrs que estaban un poco más alejados, cerca de la galería, y volvió a pronunciar el conjuro, murmurándolo, apretando los dientes.
Lanzo Manos ardientes (nivel 2) contra los draugrs que están al fondo de la galería (no contra los del otro lado de la grieta. Esos que se apañen con Flint)
El draugr se abalanza hacia Dirk, atacándolo con el hacha. El enano se las arregla para defenderse con la espada que sujeta con la mano izquierda, y luego la utiliza nuevamente para detener un segundo ataque. Dirk está pensando que necesita una ayuda cuando un haz de luz casi cegadora golpea la cara del draugr y calcina la mitad de su rostro. El pícaro sonríe, momentáneamente aliviado.
Empieza a intentar moverse alrededor del muerto viviente, intentando obtener algún tipo de ventaja. De repente, con un salto rápido, logra colocarse a la espalda de su enemigo. Sin embargo, justo cuando lanza una estocada para atravesarlo, el draugr gira la cabeza para mirarlo, dando media vuelta con un sonoro chasquido de su cuello. El sonido y la visión del único ojo restante del engendro bastan para distraer a un horrorizado Dirk, cuyo envite no logra atravesar la armadura podrida. Su segundo ataque es detenido nuevamente por el escudo del draugr.
- ¡Maldito bicho! - exclama.
Kara pensó en utilizar otra de las tonadas de su cuerno. Pero corría el peligro de alertar a otras criaturas cercanas a ellos . No necesitaban más compañía a estas alturas del espectáculo.
En lugar de ello, desenvainó su espada. Ignorando el intenso dolor de su brazo, asestó un mandoble dirigido hacía el draugr más cercano, que yacía en el suelo. No convenía que se revolviera mucho. Notó como su ataque daba en el blanco gracias al repugnante sonido que siguió al tintineo de su espada. Kara no pudo evitar una pequeña arcada.
Una súbita llamarada impactó en el draugr más cercano antes de que pudiera atacar a Dirk. Un conjuro salido de las manos de Hilda había calcinado la cara de la bestia, que se deshizo en cenizas y se mezcló con el polvo centenario de las escalinatas.
Ante esa visión tan desagradable, Amber estuvo a punto de encontrarse mal, pero un grito de dolor de Otto y un gruñido amenazador de Ash la devolvieron a la cruda realidad. Vio como Dirk, con una rápida voltereta, se ponía detrás del muerto viviente para atacar, pero éste se giró hacia el pícaro dispuesto a clavarle el hacha en el cuello.
Amber reaccionó con la velocidad de un rayo. Tomó el martillo de su cinto, lo levantó en el aire y, con toda la fuerza que pudo, arremetió contra el cráneo del cadáver animado. Se escuchó un fuerte crujido de hueso rompiéndose y el esqueleto se bamboleó. Sin embargo, se mantuvo en pie.
-¡Por la Fragua Divina! ¡Menudo hueso más duro de roer! -exclamó, mientras se preparaba para golpear de nuevo.
Tomó el martillo de su cinto, lo levantó en el aire y, con toda la fuerza que pudo, arremetió contra el cráneo del cadáver animado.
Con el martillo bendito (Bendición de la Forja: +1 al ataque) le hago 10 puntos de daño contundente.
Miró entorno a ella y vio las consecuencias de la batalla que se estaba luchando a su alrededor pero en la cual en apariencia estaba ausente. A Astrid el primer contacto con aquel enemigo no le había hecho ni cosquillas, lo que le resultó tremendamente decepcionante ya que cuando se unía a la batalla esperaba una lucha plena y con honor aunque en el fondo, tras esa primera capa de mezquindad sabía que se lo debía a su resistencia y esto le alegró igualmente, a veces se le olvidaba que lo importante era salir de una batalla victoriosa y sin que se notara que había participado en una. Poco tiempo tuvo Astrid para seguir con sus pensamientos al ver cómo su compañero Otto recibía un gran impacto en el cuerpo.
Siguiendo la acción de Ash que se había avalanzado hacia el enemigo, aunque con menos fidelidad hacia Otto que la que tenía su amigo peludo, Astrid -que admiró la valentía del animal- se giró inmediatamente y avanzó hacia la criatura que parecía tener serios problemas con el wargo. Gracias al rápido movimiento de Ash, el draugr estaba en una posición bastante vulnerable. La bárbara hizo bailar su gran hacha para cambiar su dirección con una sola mano. Le gustaba presumir pero esta vez no había tiempo para ello así que con la inercia que había conseguido y apuntando al cuello del ser sobrenatural dejó caer el hacha con fuerza y con la misma suavidad con la que un cuchillo élfico se hundiría en la más tierna mantequilla durante un desayuno en la campiña en una mañana de domingo, la cabeza del Draugr se separó de su cuerpo aunque con poco espectáculo ya que yacía en el suelo pero pareció ser suficiente ya que causó que la criatura cesara su intento de zafarse de Ash.
-¡Buen chico, sí señor, buen chico! - Astrid intentó darle unas palmadas a Ash en el lomo pero este la ignoró para ir rápidamente a comprobar en qué estado se encontraba su amigo.- ...chucho.
Rojo. Rojo es el color de las manos de Otto tras palparse el costado y notar cómo la cálida sangre de enano fluye a través del tejido de su capa, empapando la lana y goteando en el suelo. Rojo es el color de las baldosas adyacentes. Rojo es el color de la saliva del explorador, cuando escupe en el suelo. Rojo es el color de las patas de Ash, tras ignorar la orden de su amo y cruzar la grieta. Rojo es el color de los ojos inyectados en sangre de un furioso explorador, que pese a su hombro malherido vuelve a empuñar la ballesta hacia el enemigo. Rojo fue el color del corazón del draugr, antes de ser un muerto viviente, gris y parco de vida, un espejismo de lo que fue en vida y que en breve acabará en el infierno. Rojo es el color del infierno. Otto dispara al mismo malnacido.
- Ash, escucha - el explorador sale por un momento de su trance sanguinario y mira a su lobo. - Deja a ese draugr, creo que Astrid y su hacha lo tienen controlado. Ve en busca del que se ha escapado, no dejes que huya y traiga refuerzos.
Ash sale en pos del Draugr huido, dispuesto a hincar el diente en jamón reseco...
Los pasos renqueantes del draugr se alejan en la oscuridad. Si bien no suponía un peligro inmediato no podíais arriesgaros a que aquella criatura diese la voz de alarma. Otto da la orden. Y como si entendiese cada una de las palabras de su dueño, Ash se lanza como una centella en pos del draugr huido. Ambos desaparecen entre las sombras y se pierden de vista.
Las articulaciones del draugr caído rechinan cuando éste intenta incorporarse, pero el peso de una bota lo sujeta contra el suelo. Astrid, cerrando un ojo, deja caer con toda su fuerza el hacha sobre el cuello de aquella abominación. El cuerpo y la cabeza se separan con un restallido y ésta va a dar a los pies de Kara. Lejos de estar acabado el cuerpo se agita bajo los pies de la princesa Copperforge y la cabeza sisea junto a la trovadora. La hoja de la espada no tarda en penetrar la cuenca ocular del muerto en vida y éste, tras un par de estertores, deja de moverse al fin.
Dirk, mientras tanto, siente cómo las fuerzas le fallan. Aquel duelo estaba durando demasiado y le estaba costando seguir el ritmo. Estocada, parada, contraataque, parada. Aquel cadáver debía de haber sido un gran guerrero en vida, porque de otro modo no se lo explicaba. Estocada, parada, estoca… ¡Bum! Donde el bribón se esperaba un hachazo en su lugar se encontró con un escudo en las narices. El olor a sangre lo invade todo. Un hilo cae por su barba. El muy desgraciado le ha fracturado la nariz. El draugr se detiene y carraspea. Si no fuera porque lleva muerto siglos diríais que se ríe. Pero la risa acaba pronto cuando el martillo de Amber cae sobre su nuca y el cráneo (y el resto de él) va a dar contra el suelo. Su escudo y su hacha salen disparados hacia uno y otro lado.
Otto continúa disparando contra los ballesteros mientras éstos recargan sus ballestas. Hilda, aprovechando la distracción, se aproxima a ellos con las manos chisporroteando con llamas mágicas. Pero los draugr retroceden y ocultan tras una columnata en el momento en el que la maga hace llover fuego sobre ellos. Cuando el humo se disipa ambos salen con sus armas cargadas y las descargan contra Hilda. Una punzada de dolor le atenaza el brazo cuando un virote golpea contra su armadura. Pero no es nada en comparación al dolor que siente cuando un segundo virote se clava en su pecho. La joven Goldstaff puede oír el latido de su propio corazón.
Astrid no ha tenido tiempo de saborear su victoria cuando dos penachos se clavan en su espalda. No hay dolor. Pero el orgullo es otra cosa. Los draugrs del otro lado de la grieta disparan sus ballestas sin que podáis hacer nada para evitarlo. Flint está demasiado ocupado intentando no morir como para echaros una mano. Entonces escucháis un grito lejano. Un alarido que se aproxima y va aumentando en intensidad. Flint mira hacia algún punto en la galería que sube. Luego os mira y sonríe.
Las barbas greñudas de Willow asoman por encima del abismo que os separa. El anciano carga contra los draugr y, de un martillazo certero, hace caer a uno de ellos y lo envía de vuelta a las entrañas de la tierra. Sin esperar para recobrar el aliento el viejo explorador se enzarza en un duelo con el segundo ballestero, haciéndole retroceder.
- ¡La montaña! - exclama entre martillazo y martillazo - ¡La montaña se viene abajo! Alguien ha tocado algo que no debía haber tocado. Debéis salir de aquí antes de que sea demasiado tarde.
Tercer asalto concluido y mucha sangre por los suelos. Veamos:
- @Hilda está en aprietos. Ha sufrido 17 puntos de daño perforante.
- @Dirk ha sufrido 7 puntos de daño contundente en el orgullo.
- @Astrid, tras reducir el daño con su resistencia, sufre también 6 puntos de daño perforante.
- @Ash y el draugr expulsado están fuera de vuestra vista, dentro de la niebla de guerra. A saber qué pasa con ellos.
- El draugr tumbado ha fenecido, así como uno de los ballesteros que se encuentran del otro lado del abismo. Eso que os quitáis de encima.
Dirk escupe sangre, intentando recuperar la orientación antes del siguiente golpe del draugr. Sin embargo, este nunca llega. En cambio, solo escucha un desagradable y a la vez satisfactorio "¡Crac!" cuando el martillo de guerra de Amber golpea el cráneo de la criatura, derribándola al suelo; sus armas ruedan por el suelo, alejándose de ellos. Antes de que los dos enanos puedan aprovecharse de la situación, oyen a alguien gritar:
- ¡La montaña! ¡La montaña se viene abajo! Alguien ha tocado algo que no debía haber tocado. Debéis salir de aquí antes de que sea demasiado tarde.
"¿Willow?", piensa Dirk, antes de mirar hacia el otro lado de la grieta y comprobar que el anciano enano se había unido al combate. Sus ojos se encuentran con los de Amber y, sin palabras, llegan a una decisión: deben asegurarse de que el draugr está muerto antes de correr, porque sigue siendo un peligro.
Así, Dirk lanza su peso hacia abajo, utilizando la espada de su mano derecha para atravesar la espalda del draugr. Luego le clava también la otra espada, que se aloja en las costillas del muerto, y finalmente, con un grito cargado de ira, vuelve a enterrar su hoja en el cadáver.
Primero fue el chasquido, seguido de un intenso dolor en el brazo. Aún resonaba en el aire su grito cuando un segundo chasquido dio paso a aquel infierno que le invadió el pecho y le hizo trastabillar. Dirigió su mano hacia el lugar donde la flecha le había atravesado la armadura y notó de inmediato la calidez de la sangre cubriendo el dorso.
De pronto todo empezó a emborronarse a su alrededor, pero intentó sobreponerse. Todos continuaban luchando, fieros. Quería demostrar a toda costa que no era una niña. Quería tratar de terminar lo que había empezado.
Iba a dirigir otra ofensiva mágica contra los draugrs cuando oyó una voz familiar, que no había esperado volver a escuchar en mucho tiempo, y menos ahí dentro.
Se volvió para comprobar sorprendida cómo Willow Ironwood arremetía contra un draugr con fuerza, al tiempo que gritaba:
- ¡La montaña! ¡La montaña se viene abajo! Alguien ha tocado algo que no debía haber tocado. Debéis salir de aquí antes de que sea demasiado tarde.
Debido a su estado, un tanto aletargado debido a su esfuerzo por lidiar con el dolor, tardó unas milésimas de segundo más en comprender el mensaje de Willow. Alguien, no pudo acertar a identificar quién, lanzó un grito de retirada, e Hilda reaccionó. Sacó su martillo del cinto por si alguno de esos bichos se interponía en su huida, y comenzó a correr, no sin cierto esfuerzo, galerías abajo. No era la heroicidad que tenía prevista, desde luego, pero tampoco estaba dispuesta a morir…todavía.
Amber se dio la vuelta al oír la voz de Willow retumbando en las cavernas. Por unos instantes se quedó mirando como el anciano luchaba con uno de los draugr con la fuerza y agilidad de un enano cincuenta años menor.
El sonido de la espada de Dirk enterrándose entre las costillas del muerto viviente la devolvió a la realidad. Cuando se giró vio como el pícaro, con la cara llena de sangre que brotaba de su nariz, clavaba una segunda espada en el enemigo.
-Tenemos que encontrar una salida -gruñó Amber con urgencia- ¡y rápido!
Dirk desencajó sus armas del tórax del cadáver animado y se puso en pie con presteza, listo para salir corriendo. La sacerdotisa se dispuso a seguir a su compañero cuando, por el rabillo del ojo vio que el ser en el suelo aún se movía débilmente. Levantó su martillo por encima de los hombros y lo dejó caer con todas sus fuerzas sobre el pecho del draugr.
-¡Vámonos! ¡Que Øverste Ild proteja nuestro camino! -exclamó, mientras volvía a apretar su amuleto dentro del puño, y añadió en un susurro- Vamos a necesitarlo...
Levantó su martillo por encima de los hombros y lo dejó caer con todas sus fuerzas sobre el pecho del draugr.
Con el martillo bendito (Bendición de la Forja: +1 al ataque) le hago 7 puntos de daño contundente.
El temblor no se hizo esperar. Las galerías retumbaron con un sordo sonido que penetró en sus oídos. Cómo si un ser primigenio despertase tras siglos de letargo.Todos sabían lo que ese sonido significaba...volver sobre sus pasos ya no sería una opción. Kara miró hacia el frente. La verdad es que el camino a seguir tampoco resultaba muy esperanzador. Parecía que aún quedaba algún draugr dispuesto a entorpecer la marcha del grupo. Flint estaba enzarzado en una ardua lucha con uno de ellos y parecía que Willow ya corría en su ayuda. Decidió confiar en ellos.
Pero había al menos otro de esos cadáveres putrefactos que no estaba dispuesto a dejar que eso pasara. Antes de lanzarse a correr túneles abajo, Kara decidió que tenía que evitarles más heridas a sus compañeros. Apuntó con su arco al draugr que se preparaba para atacar desde la lejanía. Ignorando el dolor que atenazaba su cuerpo, Kara apuntó como pudo a ese despojo de la naturaleza. Un sonido ahogado fue la respuesta que recibió.
Sin saber si había dado en el blanco, Kara echó a correr lo más rápido que su cuerpo magullado le permitía.
No reproduciremos aquí lo que bramó dijo Astrid al verse atacada por la espalda. Se giró lentamente en dirección al ataque, palpó su espalda y en una zona salpicada ya de sangre encontró los proyectiles que se arrancó de un manotazo, mientras cogía aire para rugir a aquellos desvergonzados y furiosa se proponía arrojar una de sus hachas en aquella dirección (idea muy mala, aunque Astrid lo ignorara, ya que no le iba a ser fácil recuperar las armas) cuando alguien vino a aguarle la fiesta.
-Maldición... - Había que dejar el lugar. La bárbara estaba demasiado concentrada en lo suyo como para caer en la cuenta en ese momento de que era Willow el volvía a estar entre ellos. Dirigiendo una última mirada de advertencia a los draugrs cerró la comitiva que se apresuraba a dejar aquel lugar.
Astrid se percató de una cosa: Quizá era más que conveniente tener en cuenta el camino por el que se estaban metiendo ya que estaba claro que aquellos seres todavía podían aguardarles en cualquier parte, entre otras cosas... Sin embargo, aunque Astrid quiso ser observadora todavía estaba furiosa y su cabeza no dejaba de darle vueltas a batallas, ataques, venganza y adrenalina.
Parece ser que alguien había tocado algo que no debía. ¿Es posible que aquella mercenaria estuviera rondando el lugar? La posibilidad de sacar las hachas a pasear contra aquella espantosa gente le cortó un poco el mal humor a Astrid que empezó a correr con una ligera sonrisa. Aunque su temperamento seguía bastante crispado. Uno de sus últimos pensamientos se dirigió a Flint sintiendo cuánto admiraba a aquel guerrero que estaba lidiando él solo una batalla.
Motivo: Percepción del camino
Tirada: 1d20
Resultado: 8 [8]
Astrid también puede ser cuidadosa, especialmente si hay que hacerle trencitas a Mollig aunque no se le de bien.
Quiso estar atenta pero falló, está demasiado confusa, al menos no se ha atacado a sí misma...
- ¡La montaña! ¡La montaña se viene abajo! Alguien ha tocado algo que no debía haber tocado. Debéis salir de aquí antes de que sea demasiado tarde.
Otto no podía creer lo que veían sus ojos. El anciano había aparecido de la nada empuñando un martillo que a duras penas podría cargar Astrid y empezó a repartir a diestro y siniestro. Si salían vivos de estas iba a tener una larga larga charla frente a una chimenea junto a su pariente, y varios cuernos del mejor hidromiel.
De vuelta a la dura realidad un estruendo no anunciaba nada bueno. Tocaba poner pies en polvorosa y alejarse lo más rápido posible de aquello. Unos sanguinarios muertos vivientes no eran nada frente a verse aplastados por toneladas de rocas y barro. El explorador estaba intranquilo, Ash había desaparecido entre la penumbra y el humo que se generaba al fracturarse la piedra. Aunque el lobo era muy capaz de valerse por si mismo la situación no era la más halagüeña.
Por un instante sus heridas abiertas habían pasado a un segundo plano. Con la mente más calmada que en el instante anterior, decidió ayudar a Willow con los ballesteros antes de salir corriendo. Cargó en su ballesta otro virote más, cerró el ojo izquierdo y disparó al draugr que rondaba al viejo Ironwood. Sin llegar a ver si había impactado, salió corriendo tras Ash.
La advertencia de Willow no pudo llegar en mejor momento. Segundos después la tierra bajo vuestros pies se agita nuevamente. Esta vez de manera mucho más enérgica que la última. El suelo que pisáis se agrieta y pequeños trozos de piedra caen en la grieta. Hilda, haciendo caso omiso de lo que el anciano os ha dicho, se adentra por el pasillo lámpara en mano. La sacerdotisa tiene razón. El camino de vuelta es impracticable. Hay que encontrar una salida y vuestra única opción ahora mismo es descender por las galerías. El resto os miráis por un instante. Los draugrs, impertérritos, continúan su ataque, ajenos a lo que se les viene encima.
Dirk vuelve a envainar sus armas tras dar buena cuenta del muerto viviente que le había partido la nariz. Sin embargo, en el momento en el que intenta alejarse pasillo abajo una garra se aferra a su bota. El draugr, aún en las últimas, no cede en su propósito, pero el férreo agarre se afloja cuando, con un chasquido, sus costillas ceden ante el peso del martillo de Amber. Un escalofrío recorre la espalda del representante de los Silverblade. ¿Qué hubiese pasado si aquel ser hubiera clavado sus garras bajo su piel?
Otto y Kara vuelven a alzar sus armas en un intento por proporcionar fuego de cobertura a sus compañeros. Astrid, aprovechando el momento se lanza hacia la oscuridad. La ira da paso a la urgencia y corre arrastrando su hacha por delante de los draugrs. Uno de ellos apunta su ballesta hacia la enana, pero una flecha se clava en su sien, haciéndole perder el equilibrio por un instante. La trovadora avanza y tras ella Otto, sin embargo, ellos no cuentan con una distracción y los cadáveres hacen llover virotes sobre ellos. Kara consigue pasar, pero Otto se lleva la peor parte. Uno de los disparos impacta de lleno en la juntura de la rodilla y la punta del virote llega al hueso. El dolor es insoportable, pero no lo suficiente como para hacerle cambiar de idea. Con el penacho aún asomado avanza por el pasillo.
El suelo tiembla nuevamente, haciendo crujir las paredes. Las grietas se extienden bajo vuestros pies y algunas alcanzan la base de un pilar cercano. La montaña se agita una segunda vez, terminando el trabajo. La columna, de al menos 3 m. de ancho y quién sabe cuántos de alto, se desploma contra un costado y cae contra la pared. Del techo caen piedras varias veces más grandes que vosotros levantando grandes nubes de polvo. Los cascotes caen a vuestro alrededor. Mientras tanto Willow y Flint continúan su duelo del otro lado del abismo.
- ¡Corred, enanos, corred! - grita tras asestar un golpetazo al draugr que consigue tumbarlo contra el suelo - ¡No os preocupéis por nosotros! ¡Buscad refugio! ¡Buscad una puerta!
El techo no es capaz de soportar su propio peso y se desmorona sobre vuestras cabezas. El anciano y el guerrero se pierden en la polvareda y no tenéis forma de saber si han salido ilesos o no. Lo único que os queda es avanzar en la penumbra. Adentraros en las entrañas de la tierra. En las profundidades de los Salones del Rey de la Montaña.
Cuarto y último asalto del combate. La cosa se pone chunga y eso que acabamos de entrar.
- @Otto, pobrecillo, sufre 16 puntos de daño perforante. A modo de despedida de los draugr, supongo.
El mundo se os viene encima. Veamos quién es el más rápido (o el más listo). Necesito que hagáis una tirada de iniciativa especial. No se trata de un combate, sino de una persecución. Vosotros sois la presa y la montaña el cazador. Quién más quien menos ha avanzado este turno:
- @Hilda vas por delante. Tiras con ventaja y con un bono extra de +2.
- @Astrid tu vas un poco más allá. Tira con ventaja.
- @Otto, @Kara y @Amber vais justo detrás. Tiráis normal.
- @Dirk te has quedado atrás. Tira con desventaja.
Aquellos que saquéis más de 10 habéis reaccionado lo suficientemente deprisa y no sucederá nada. Aquellos que saquéis 10 o menos sufriréis 2d6 puntos de daño contundente.
Además, necesito que hagáis una tirada de 1d6 y que elijáis uno de estas dos opciones: cara o cruz. Tengo mis razones.