Partida Rol por web

El goblin intenta desabrocharse disimuladamente sus armas antes de salir del charco, dejando que se vayan al fondo y sale a la superficie escupiendo barro.

-¡Oh no,no,no,no,no!-dijo lloriqueando mientras levanta las manos, indefenso retrocediendo atemorizado-Yorick no daño. Yorick ezcapa de Eon ezcondido en carreta muy lejos. Elloz no quieren Yorik. Dicen que roba. Yorik zolo roba para comer. Yorik bueno. Yorik marcha y tu no ver Yorik nunca máz.

- Cogedlo - ordena un hombre encapuchado vestido de negro desde el fondo - Nos sera útil en el ritual. Y os pagaré por supuesto - añade.

Los guardianes de la carreta desenfundan sus armas, mientras Flog se levanta puede ver detrás de ellos a otras 8 personas sacar varias dagas. Aún más atrás ve al hombre de negro flanqueado por cinco esqueletos de pié totalmente inmóviles.

Ante la superioridad numérica del oponente, Flogdegnurt piensa en escapar. Comienza a retroceder despacio para ver cual es la reacción de sus enemigos. Estos echan a correr, ante lo cual el goblien hace lo propio en un intento imposible por ponerse a salvo, pero acaba siendo reducido cuando uno de los tipos se le echa encima derrobándolo. El goblin queda sumergido bajo las aguas del pantano. Instintivamente intenta gritar pero lo único que consigue es tragar agua. Sus forcejeos son inútiles. No puede respirar y su captor es más grande y más fuerte que él. Siente sus pulmones a punto de reventar. Finalmente, todo se vuelve negro y el pequeño goblin pierde el conocimiento dándose por muerto.

Nada más perder la carreta de vista Abot se dirige a sus compañeros

- Señores, tenemos que conseguir caballos todos lo antes posible. O una carreta y azuzarla al máximo.

A continuación se gira hacia la ciudad y busca a un comerciante cercano al que preguntar dónde pueden conseguir caballos. El comerciante atento le da instrucciones para conseguir que el grupo llegue a un establo con suficientes monturas para todos.

Abot se dirige al dueño y le explica la situación:

- Tenemos indicios de que se va a producir un ataque a propiedades de la reina en el camino a la montaña. Y tú tienes la posibilidad de ayudarnos proporcionándonos caballos para llegar a tiempo a impedirlo. Si tienes buen ojo podrás ver que esto puede ser una gran oportunidad si al evitar el ataque y volver a palacio mencionamos tu nombre a las personas adecuadas.

Bastia comenzó a seguir la carreta tratando de ocultarse como buenamente podía en un camino como aquel pero, llegado el primer cruce de camino, otro carromato distinto pasó a toda velocidad junto a ella y casi la arrola.

¡Mira por donde vas! - le gritó el conductor según pasaba.

Bastia, entre una nube de polvo, comenzó a toser y tuvo que detenerse, perdiendo de vista su objetivo.

Bastia corre detrás de la carreta y dos de los guardias se giran para mirarla arqueando la ceja. Finalmente no se preocupan mucho cuando la brinchie cae desfondada a pocos metros de la puerta. Mientras la carreta con Flog enganchado debajo se aleja parece que uno de lo guardias se toca varias veces la sien y parece decir: "Están locos estos brinchies"

Mientras tanto, con bastante coste para su bolsa, Abot logra reunir un grupo de caballos.

Varag no era muy ducho montando a caballo, pero para ir por el camino esperaba que valiese. Se montó en uno de los caballos que había conseguido Abbot y se puso en marcha con el resto de Exploradores. 

Esperemos que Flog haya podido dejar algun mensaje para saber donde estan - dijo

Montado en los caballos de Abbot los exploradores no tienen demasiado problema para seguir a la carreta. Las marcas de las ruedas son claras y de vez en cuando en el medio de ellas hay un tercer surco, como si alguien dejara una espada clavada durante un rato.

Por desgracia la pista lleva directamente a un pantano mal-oliente y empieza a cruzar por charcos, zonas sumergidas durante varios metros y suelo barroso que rápidamente pierde las marcas. Al poco de entrar en el pantano, la pista se hace muy difícil de seguir.

Las huellas de la carreta se hacían cada vez más difíciles de seguir. Seguían viendo algunos surcos, algunas ramas rotas y alguna marca de Flog de tanto en cuanto. Pero a veces recorrían media milla sin encontrar ni el menor rastro.

Afortunadamente en aquellas ocasiones contaron con la complicidad de una suave brisa que transportó el olor de los caballos y la carreta al tiempo que dispersaba la hediondez del pantano. La suerte les acompañó y Yabiz supo hacia donde avanzar para encontrar la siguiente señal corroborando que iban en la dirección correcta.
 

La tarea de seguimiento parecía fácil... en principio. Cuando el camino seco se va adentrando en el pantano la cosa cambia 

- ¿Esta es la ruta esperada? ¿Sabíamos algo de hacia dónde debían ir?

Y además el agua del pantano dificulta la pista...

- ¡Agua estancada! ¿Qué Dios pensó que sería una gran idea mezclar eternamente agua, hierba y tierra para conseguir este asqueroso limo. El agua se hizo para fluir libremente hacia y en el mar...

El orco se quitó el casco, husmeo el aire y siguio al goblin, llevando el caballo de la brida. Aunque no hubiese marcas en el suelo,  el camino que habian seguido los guardias era tan claro como si los tuviesen enfrente

Bastia agradeció cuando vio al grupo llegar a su posición con los caballos. Aunque tampoco es que se hubiera alejado bastante, la verdad.

Al llegar al pantano, gruñió al ver la cantidad de agua frente a ella, acostumbrada como estaba a vivir en las arenas del desierto, pero parecía que sus compañeros comenzaban a localizar rastros de la carreta sin demasiada dificultad.

El grupo se introduce en el pantano guiados por el olfato de Yabitz y Varag. El resto solo huele un amplio espectro de olores desagradables y no pueden evitar la sensación de estar perdidos. Durante el viaje muchas veces el agua les llega a la rodilla.

Finalmente al empezar a subir una pequeña (y seca) colina encuentran la carreta y junto a ella los dos caballos muertos. No tienen tiempo de examinar el lugar cuando oyen un grito proveniente del otro lado de la colina al que le sigue una especie de cántico de tonos muy bajos.

Yabiz descabalgó y avanzó todo lo rápido que podía sin hacer ruído hacia lo alto de la colina para poder ver lo que pasaba.

Yabiz logra asomarse a la colina sin ser visto y echa un vistazo al otro lado.

Un grupo(*) de cultistas canta y se mueve en circulo, con las manos en alto, en algún idioma extraño. En otro lado un hombre vestido de negro revuelve en los cofres de la carreta, seleccionando las gemas y mirando de vez en cuando hacia el ritual.

Mientras en una esquina cinco esqueletos en un inhumana posición de firmes totalmente inmóvil y armados hasta los dientes custodian a un grupo de personas atadas y arrodilladas en el suelo. Yabiz reconoce fácilmente a Flog y cree que el resto deben ser los guardias de la caravana.