Partida Rol por web

El entorno es tan real, que no solo podéis escuchar a la fauna o sentir el viento, su humedad y temperatura, sino que también han logrado reproducir hasta los olores peculiares de la selva, cada grupo toma una de las bifurcaciones, quedando los cuatro solos en medio de tanta vegetación...

La vegetacion era tan espesa que podia resultar claustrofobica o confusa a la hora de orientarse. One, sin embargo, estaba algo mas familiarizado con la caza y pesca, alla en su tierra, asi que mantuvo la calma y observo bien para famirializarse con el ambiente.
- Dios mio! He ahi unos arboles grandes de verdad! Me recuerdan a las fotos de sequoyas que se ven por internet

- Veamos. - digo. Necesitamos saber que habilidades tiene cada uno y cuál es su limitación.

- One, sabemos que puedes volar pero ... ¿A que velocidad? ¿Altura? ¿Por cuanto tiempo?

- Ivy, además de saber Artes Marciales, ¿cual es tu poder mutante? Tienes que tenerlo ya que eres una X-Men.

Ivy puso los ojos en blanco. Estaba claro que los grupos estaban decididos y volvía a sentirse como carnaza. Se mantuvo callada, sin embargo. Podía haberse quejado, podía haber optado por cambiar de grupo, por decirles adiós a todos ellos y salir de allí para volver hacia atrás e, incluso, volver a Nueva York y hacer como que nada había pasado. Pero, ni ella misma se creía que tenía esa opción ni, qué demonios, la quería.

Suspiró una vez más y se adentró con el resto del grupo en aquella selva. La humedad le golpeó la cara, y los pulmones se le llenaron de aire limpio. Notó cómo el pelo se le encrespaba y la piel se le volvía pegajosa.

-Dichosa humedad- murmuró Ivy, agarrándose el pelo y colocándoselo sobre un hombro-. Quiero mi ciudad de cemento y cristal- añadió, nostálgica.

Alzó la mirada cuando la chica rubia la mencionó. Recordaba su nombre, pero quiso fingir que no lo conocía, por el mero hecho de no mostrar que era más inteligente que todos juntos… o así le gustaba pensar a ella.

Sin embargo, frunció el ceño y sus ojos se oscurecieron cuando instó a que Ivy repitiera sus habilidades.

-¿Es que acaso estás sorda?- preguntó de malas maneras, con desdén-. Lo he dicho antes, querida- señaló por encima de su hombro, como si ahí mismo estuviera la sala donde antes habían decidido los grupos-. Lo dije bien claro. ¿Qué coño estabas haciendo tú?

La mirada fría y escrutadora permaneció en el rostro del Ivy durante unos instantes. El hecho de que hablara y no fuera escuchada le ponía muy nerviosa y le enfurecía. Le recordaba a sus años de colegio e instituto y la furia volvía a ella como si le recorriera un virus por todo el cuerpo.

Trató de relajarse y sonreír, aunque la mirada fría no desapareció.

-No importa- dijo con voz dulce-. Controlo los sentimientos de la gente. Eso es todo- resumió, encogiéndose de hombros, mirándola fijamente, advirtiéndola de que no se olvidara la próxima vez o que, directamente, escuchara a la gente con la que hablaba-. A una persona muy, muy enfada le puedo hacer que cambie a ser lo más manso del universo- trató de bromear.

Parece que ya estamos metidos en harina, así que es la hora de ponerse serios.

- No creo que sea la forma más adecuada de responder a la pregunta de un compañero señorita Winter. Supongo que usted nunca olvidará nada y siempre estará atenta a todo. Digo con claro resquemor.

Si hay algo que detesto es a la gente que no tiene educación con sus compañeros.

- Como sabes yo puedo ayudarte en combate cuerpo a cuerpo. Puedes contar conmigo para lo que sea necesario Shara. Creo que es hora de avanzar, y ver que nos han preparado. 

Realmente, se estaba conteniendo. Quería colaborar, dejar de ser tan egoísta y pensar tan solo en sí misma, pero no le estaba resultando fácil, y menos cuando la gente se metía en conversaciones ajenas.

Miró a aquel tipo con cara de pocos amigos y el ceño fruncido, la mirada ardiente y una chispa eléctrica que los atravesaba. Frunció los labios y quiso responderle de malas maneras, decirle que quién era él para meterse donde no le llamaban y que, al final, había reculado y había contrestado de manera dulce, pero que, al parecer, eso él ni lo había visto.

Ivy, aconsejó una vocecita en su interior. No es ni el momento ni el lugar.

Respiró hondo, expulsando el aire de sus pulmones y asintió con la cabeza.

-Efectivamente, yo no olvido y siempre estoy atenta a todo- repitió, cansina, dándole la razón, poniendo los ojos en blanco y cediendo para evitar un conflicto. Su psicólogo estaría orgulloso. Era un gran progreso. Meses atrás, Andrey habría acabado con la nariz rota.

Se mordió el labio inferior y caminó por aquel lugar, siguiendo el sendero, o lo que parecía in sendero, poniéndose a la cabeza, en un alarde de liderazgo, aunque deseaba no tener que hacerlo. Podía ser líder de sí misma y guiarse, pero, ¿a otras personas? Ni de coña. ¿Y si fracasaba? ¿Y si los metía en algún lío? No se lo perdonaría.

-Sigamos avanzando- dijo Ivy, mirando por encima de su hombro-. Será mejor que quedarse aquí con tanta cháchara.

Todos estáis decidiendo que hacer, algunos en silencio y otros no tanto, pero en vuestro ser sentís la fatiga que os está causando las altas temperaturas de la selva, que se vuelven abrumadoras compaginada con la gran humedad que abunda  en el aire, os cuenta incluso respirar con facilidad, la ropa se os pega al cuerpo del calor, y eso que solo lleváis un rato allí.

One para su sorpresa, se siente bien, no le está afectando el clima como a sus compañeros, ¿A que se deberá esto?…
 

- Relájate preciosa. - respondo a Ivy. La siguiente falta de respeto no quedará exenta de represalia.

Luego me giro al resto mientras cojo la pistola de la pierna y compruebo que el Claymore está perfectamente en su sitio correspondiente así como el resto del equipo de abrir cerraduras, ganzuas, tarjetas y demás elementos de decodificación de cerraduras electrónicas.

El calor se hace agobiante. Más de lo que pensaba.

- Encended los comunicadores. - digo activando el mío. One, mira a ver si puedes elevarte para ver donde está la base enemiga. Pero ten cuidado de no ser visto. Manchate el uniforme con barro pues de lo contrario serás terriblemente fácil de localizar por los enemigos.

- Ivy, sería genial que también pudieras localizar a la gente por su estado de ánimo pero claro, eso sería facilitar mucho las cosas. - añado con una ligera sonrisa.

- Andrey, ¿que armas has traído contigo? - pregunto al agente de SHIELD.

El calor es agobiante, casi incluso asfixiante. Me quito la americana y la dejo en el suelo. Hago lo propio con la corbata que dejo doblada sobre la americana. Con un poco de suerte cuando esto termine estarán donde las dejé. Me remango las mangas y aún así hace un calor pegajoso que es horrible...

Pero no pasa nada, por fin la cosa se pone interesante. Shara ya está haciendo lo que mejor se le da, y como siempre... de manera impecable. A su pregunta me encojo de hombros y levanto mis puños.

- Como siempre supongo, no me gustan las armas, al final siempre terminas usándolas para matar a alguien. Y eso lo puedo hacer con mis puños en caso de ser necesario.

Lo cierto es que después de casi un mes de vacaciones ya tenía ganas de algo interesante y no los mediocres maleantes que quedan en la madre patria, y si Ivy es capaz de lo que dice... sin duda esta notando que estoy ligeramente emocionado con esto.

- Si lo que ha dicho es cierto señorita Winter... me alegro de tenerla en nuestro grupo. Está bien tener a alguien con esas capacidades. Termino diciendo refiriéndome a su primera frase.

One asiente con la cabeza Si, jefa! y busca algo de barro y tierra con los que disimular el naranja de su traje. Mientras se cubre de lodo se acuerda cuando jugaba a Rambo con Mark y no puede evitar que se le encoja un poco el corazon. Al cabo de un rato, se eleva hasta alcanzar las copas de los arboles. Antes de asomar mas quiere comprobar que la base no se vea ya desde alli.

Por más que se apartara el pelo de la cara y se despegara la ropa del cuerpo, Ivy moría de calor. Resoplaba y se frotaba la cara, notando la humedad llegando hasta los huesos, traspasando la piel y volviéndosela pegajosa. De todos los climas, la humedad era la que más detestaba.

Por eso nunca voy a la jodida playa, coño, pensó, maldiciendo, pasando la mano por el brazo y frunciendo el ceño al notárselo húmedo y pegajoso.

Puso los ojos en blanco ante el comentario de Shara. Desplantes como ese eran el pan de cada día para Ivy. Sabía que le fallaban las formas, que era demasiado directa y una persona con un carácter muy áspero y difícil. Realmente, si había querido seguir con aquello y había aceptado el estar allí era porque quería cambiar. Cambiar de verdad, por fin. No con meras ideas, asentimientos de cabeza y volver de nuevo a estropearlo todo con una mera tontería, sino ser capaz de estar con más gente, ser paciente, aguantar su ira y responder de forma educada, normal, como una persona corriente más.

Por ello, aceptó la petición que le hizo la mujer, asintiendo con la cabeza, y esbozando una tímida sonrisa. De hecho, se sorprendió pensando en que deseaba no fallar. Así como asintió ante las palabras de Andrey, tomándoselo como un halago, aunque no pudo evitar buscar un deje de ironía en su voz.

Calma, Ivy, pensó, no busques diablos donde no los hay.

Suspiró y siguió con la mirada al hombre cuando comenzó a volar. Lo envidió mientras no despegaba sus ojos de él. Sacudió la cabeza y continuó andando.

-Será mejor que nosotros sigamos por aquí- sugirió-. One nos puede alertar de los peligros que pueda haber por el camino y así tendremos margen para poder actuar en consecuencia- pensó en voz alta.

Subes hasta la altura de la copa de los árboles, y ves que no es altura suficiente para diferenciar algo entre tanto horizonte verde... pero quizás sea muy arriesgado elevarse más, pues no sabes que riesgos acechan, cuando decides comunicárselo a vuestros compañeros ves como Ivy está avanzando y sin darse cuenta está a punto de pisar a una serpiente...