Partida Rol por web

Red Larch es un pueblo ubicado en "La Larga Ruta", debido a que es un camino utilizado entre Neverwinter y Waterdeep, pero sin ir por la costa, sino más bien por un camino paralelo, aunque más largo obviamente.

Este pueblo esta ubicado a un par de días al norte de Waterdeep, como así también pero hacia el sur de Triboar.

Es el lugar preferido para aquellas caravanas que desean descansar y reparar su carretas. La hostería, Swinging Sowrd, como así también la taberna de Helm at Highsun son muy conocidas en esta ruta, tanto como el buen trato de la primera como las grandes historias de peleas y la cerveza de la segunda.

Todos ustedes llegan gracias a una caravana que salía de Waterdeep y necesitaba una escolta hasta aquí, trayendo provisiones y materiales para intercambiar.

Después de unos días arduos de caminatas, aunque tranquilos ya que no fueron atacados por nadie, se hicieron de un par de monedas y ya están libres para poder descansar un poco.

Waterdeep no había estado tan mal. Todavía le resultaban incómodas las multitudes aunque, si eran ciertas algunas historias que había oído, lo que había experimentado en Waterdeep no eran multitudes de ninguna manera.

Se encontraba más cómodo en la caravana. Siempre había ahí algo de trabajo para él: miembros torcidos o magullados, catarros, orzuelos, ampollas en los pies. Se le daba bien la medicina, aunque las mujeres a las que había tratado ya hacían circular el rumor, un tanto jocoso, de que era un poco pulpo. Era guapete, aunque de cuerpo enjuto, y la calma que siempre mantenía, silenciosa, ayudaban a desmentir esos rumores ante maridos o amantes celosos que se hubieran podido meter con él. Además, era el médico, y era valioso. Contaba con que, al menos hasta cierto punto, el maestre de la caravana le defendería, y ser devoto de los dioses siempre ayudaba.

Una vez más un agujero maloliente lleno de gente apilada una sobre otra, pensó al encontrarse en medio de la plaza de Red Larch, donde la caravana se iba a instalar. Pensamiento exagerado para cualquiera, ciertamente, pero así lo veía él.

¿Dónde nos hospedaremos? Preguntó un poco al aire, sin dirigirse a nadie en particular.

Al fin de vuelta. A Galmor no le había gustado la ciudad. El ruido de metal contra metal era de los pocos que el enano podía soportar. Demasiada gente, demasiados carros, demasiado polvo, demasiado barro, demasiada luz… demasiado de todo. Alistarse como escolta de una caravana era un modo seguro y remunerado de poder volver al clan. El fornido enano no tuvo problemas en encontrar pronto alguien que confiara en él su seguridad. El perfil lo daba… (y de qué manera). Durante los pocos días de trayecto apenas habló con el resto de escoltas salvo para decidir a quién tenía que proteger cada uno, de qué  flancos se encargaban, cómo se repartían las guardias y ese tipo de cosas. No hacía falta más. Los compañeros que le habían tocado eran muy peculiares:

   mira el humano éste… ya tenemos reclamo por si alguien nos ataca, llamando la atención vestido de rojo y más delgado que un palo. Cualquiera pagaría por tenerlo como rival en una batalla… Y la chica, que dice que es una guerrera ¿ Dónde se ha visto una guerrera sin barba…? Y qué me dices del tal Anru… Anru… Anru… Del gnomo. Que es druida dice el tio. Pero si en las profundidades de la tierra no hay árboles ni pajaritos a los que cuidar. A mí no me la da. Los de su raza son todos  hechiceros o  ladronzuelos y aún no le he visto utilizar la magia… El único que da un poco de miedo es el Heskan ese, aunque a mí que no me venga con esas miraditas de perdonavidas, que todos sangramos por los mismos sitios…

Al llegar al pueblo Galmor no dudó por un momento dónde sentaría sus posaderas de inmediato. Alguien habló de la buena cerveza que se servía en la taberna de Helm at Highsun, suficiente reclamo para un amante del buen beber como él.

¿Dónde nos hospedaremos?

Escuchó que preguntaba el humano. Y con su grave y ronca voz le contestó
- Seguro que en la taberna te pueden aconsejar…   Y sin decir nada más se encaminó en busca de su deseada cerveza.

La mención de la palabra "taberna" hizo rugir su estómago. Un enano sabrá dónde encontrar buena comida. Decidió seguirle, dado que desde que tenía recuerdo, el hambre era una tortura para él. Aunque siempre llevaba comida de la que hubiera sobrado en algún rincón de su túnica, en estos días las raciones de viaje eran tan magras (reconcentrado, se suponía, pero a él lo único que le saciaba era la cantidad) que en estos momentos no tenía nada de nada, lo que le hacía sentir el alma vacía y huera, como si los dioses se hubieran olvidado de la gente y estuvieran echando unas cervezas.

Vale. Susurró, como solía hacer. Parece usted una persona experimentada, los dioses puedan bendecirle, permítame acompañarle en su investigación, se lo ruego.

Nadie sabía dónde iba a parar lo que comía con aquel cuerpo enjuto que gastaba. Era un misterio. Pero los misterios no solucionaban su apetito.

Waterdeep había sido como un sueño para Atala que se había gastado casi todo el oro que tenía en comida y mejorar su equipo, y no pudo rechazar la oferta que le hizo aquel mercader para proteger su caravana. Esa gente parecía gente honrada, pero no estaban preparados para una batalla y sintió la necesidad de ayudarles, y de paso llenar la bolsa de algunas monedas.

Después de llegar a Red Larch, Atala se sintió aliviada de volver a la civilización, puesto que al fin podría comer algo más decente que las raciones del viaje. Atala sentía fascinación por la buena comida, y, aunque estuviera acostumbrada a que la comida no fuese demasiado sabrosa, siempre que podía intentaba comer en la mejor taberna que pudiera pagar con sus escasos fondos.

Vio como el enano se dirigía a la taberna, seguido de cerca por el sacerdote, y decidió seguirlos pensando que por lo menos en la taberna podría comer algo decente.

Vamos a la taberna esa haber que se cuenta por aquí. Y si podemos conseguir una comida rica mejor.

Conocía los nombres de sus compañeros, menos el del gnomo con nombre impronunciable por cualquiera que no supiese su lengua. Durante las noches con la caravana habían tenido que decidir como hacer las guardias y se aprendió los nombres con relativa facilidad, aunque no tuvo tiempo más que de compartir un par de vivencias con alguno de ellos.

Durante el camino entre Waterdeep y Red Larch, Atala había mantenido una pequeña conversación sobre la magia con Heskan que la había fascinado. No entendía muy todo lo que le había explicado la criatura. También se había entretenido con Fadrique, aunque le pareció que en cualquier momento le iba a saltar al cuello y, según lo que le habían contado las damas de la caravana, no era la única. El monje había demostrado ser de mucha utilidad curando cualquier cosa durante el transcurso del viaje y parecía que en momentos de dificultad podría ser de gran ayuda. Por el contrario se había acercado lo menos posible al gnomo puesto que no le agradaba demasiado ese pueblo tan extraño para ella.

Por último, estaba Galmor, el enano. Atala siempre había oído la enorme capacidad de los enanos para excavar y sentía cierta admiración por ellos. También, había escuchado historias sobre los poderosos guerreros enanos y tenía ganas de aprender de él.

Galmor escuchó la respuesta del enjuto humano y por un instante pareció frenar su marcha. Frunciendo el ceño le contestó - Investigación dices...? Si para encontrar esa taberna hay que hacer una investigación es que no es una buena taberna... 

Y  desde  la encrucijada principal del pueblo se quedó observando los carteles que pendían de las construcciones que tenía a la vista a ver cual de todas sería la taberna...

Waterdeep no era lo que Heskan esperaba. Acostumbrado a la naturaleza aquello le había parecido una prisión. Demasiada gente, malos olores. La primera vez que entró en una taberna había sido un suplicio, no podía casi hablar por el escándalo. Se sentó en la barra y allí degustó su bebida hasta conocer a un semielfo algo locuaz, al final de siete cervezas conectaron y quedaron para ir en la caravana pero allí sólo se quedó, quizás demasiado bebido para levantarse después de aquella noche.
Y ahora estaba allí. Había diferentes personajes que no conocía y otros si. Permaneció el resto del viaje en silencio junto a una serie de peculiares personajes que había conocido, especialmente aquel escuálido individuo de la cabeza rapada, era locuaz pero le resultaba divertido. O ese de un escaso metro y medio y poblada barba, hacían un duo muy pintoresco. También esa mujer de facciones duras o aaquel otro personaje cuyo nombre había sido imposible de reproducir...Avanzó tras ellos, hablaban de otra maldita taberna, humo, gente, ruido, malos olores...pero era un buen sitio donde buscar algún trabajo y algo de acción. Necesitaba también un descanso, el viaje había sido agotador. Le rugía el estómago y una comida copiosa sería bienvenida. Siguió a los compañeros de viaje hacia el interior.

Bueno, susurró Fadrique al enano mientras comenzaban a andar por la calle, usted, sin duda, restará importancia al hallazgo de un lugar donde reponer fuerzas, pero no yo. Y una investigación es una investigación, lo mire por donde lo mire.

Vio que otros miembros de la compañía se habían unido a la búsqueda. Se irguió ligeramente al ver a la moza, fuerte y joven. ¿No lo creen así ustedes?

Unirse a la pequeña caravana incorporo una afluencia de nuevos problemas al pequeño gnomo, el eludir las ciudades drow por el Espinazo del Mundo cubriendo la distancia hasta Mithral Hall, subir desde la infraoscuridad y bajar hasta Longsaddle , podría decirse que lo había considerado algo necesario, sin embargo el encontrarse en medio de tantas personas en Waterdeep represento un enorme esfuerzo para su paciencia, la gente allí parecía conocer a todo el mundo y tuvo que quitarse a más de un importuno de encima, unirse a la caravana como escolta era lo más sensato que se le había ocurrido, al menos ahora solo lidiaba con un grupo más pequeño y mucho menos entrometido.

Para el gnomo todos sufrían el defecto de hablar demasiado, Galmor se parecía bastante a los enanos que le habían dado la pauta de cómo llegar a Waterdeep, sin embargo le veía con cierto recelo, poco importaba, aquel viaje duraría poco. –Todo era mucho más sereno en casa, trabajo, trabajo y más trabajo, todo lo que un gnomo debe hacer, en este lugar la gente parece querer perder todo el tiempo del mundo en cosas inútiles y que no ayudan a nadie. Pensó mientras recorría con la mirada al grupo de pintorescos compañeros. –Al menos no pierden el tiempo en preguntarme continuamente la razón de que me encuentre en la superficie. Concluyo.

Sostenido en su vara camino con las pequeñas zancadas que le permitían su tamaño justo hasta donde se encontraba el resto, inclino levemente la cabeza en señal formal de saludo, justo antes de dar su opinión. - No me agradan los lugares concurridos y ciertamente no me es necesario el entrar a una taberna para encontrar comida, pese a todo estoy seguro que Galmor sabrá guiarles a la mejor taberna de lugar y de momento me gustaría solicitarles que me permitan acompañarles.

El grupo comienza a caminar siguiendo los carteles que van apareciendo a su paso. No les cuesta mucho más de 10 minutos encontrar la.... ¿taberna? ¿En serio? ¿Eso es una taberna?

Ya desde fuera de la misma alcanzan a ver un edificio muy destartalado, de los 4 postigos que debieran tener las 2 ventanas, solo hay uno y está a medio camino del piso y a que la bisagra superior se desprendió y quedó colgando. Varias manchas de sangre reseca puede observarse en las paredes de la misma y la puerta es más moho y podredumbre que madera. Por los vidrios poco puede verse ya que parece como si hiciera una centuria no los limpiaran... o siquiera le pasasen un dedo al menos.

Con la punta de la bota el enano mueve la puerta que se abre y deja a la vista el interior. El espacio es muy grande, aunque con poca luminosidad, que suponen se debe a la cantidad de tierra pegada en las ventanas, el penetrante olor a cerveza y borrachera impregna completamente el ambiente. Todavía es temprano y no se ve mucho movimiento, aunque hay unas 5 personas tiradas sobre el único y largo tablón comunitario que hay en el lugar.

Claramente aquí no van a encontrar una comida refinada. 

A Galmor se le revolvieron las tripas al ver las ventanas desvencijadas y fuera de su sitio. Por un instante el enano se quedó observándolas por si pudiera colocarlas en el sitio, pero pronto se da cuenta que están prácticamente inservibles y desiste de la idea. Al abrir la puerta permanece unos segundos observando el cochambroso lugar. Duda en entrar un momento, pero finalmente y tras oler a cerveza, empieza a avanzar intentando pisar en las zonas más limpias y sin tocar nada si no es necesario.

La cerveza debe estar realmente buena si hay gente capaz de entrar a esta pocilga ...

Se acerca hacia la mesa y dejando un metro de separación con el último de los clientes, se sienta esperando a que el tabernero le atienda. 

¡¡¡¡¡¡¡ TABERNERO !!!!!!!!  Cuando éste se acerca, Galmor le dice en un tono que a cualquiera menos a él le sonaría desafiante - Ponme una jarra de cerveza y espero que sea verdad lo que dicen sobre su calidad, porque no veo ningún otro motivo por el que estar aquí....

Cuando entró al local Atala inspeccionó detenidamente cada esquina de la habitación a la que habían entrado y se quedó asombrada por la cantidad de suciedad que se acumulaba en aquel lugar. No dejo de mirar un monton de basura por el que en cualquier momento podía salir cualquier tipo de alimañana asquerosa. Esto se unía a un ambiente de suciedad donde apenas se podía respirar.

Esto no es una taberna, es una pocilga. Aquí no vamos a encontrar nada de provecho. Ni siquiera esa cerveza que según el enano  es muy buena.

¿Qué este lugar tiene una buena cerveza? No maese enano. Este lugar tiene una buena cantidad de mierda. Vamonos de aqui antes de que salga una rata o algo peor de ese montón de basura. Dijo Atala señalando una gran montaña que estaba en una esquina de la estancia.

No me gusta estar aquí, resumió Fadrique en un susurro dirigido a nadie en particular, quizá expresando con pocas palabras los sentimientos de muchos. ¿Podríamos buscar otro lugar? Dio un rápido vistazo profesional a los heridos. Nada que hacer hasta que desperataran. Sin duda necesitarán hidratarse cuando despierten, pensó.

Menuda pocilga de taberna por los dientes de Ashak. Aquello no podía tener nada bueno. Había telarañas por doquier y la mugre devoraba la madera de los muebles. El moho parecía tener vida propia y el olor a suciedad inundaba sus dos orificios. Realmente comer y beber allí era más arriesgado que luchar contra un troll enojado. De repente perdió todo el apetito que pudiera tener. ¡Que asco de lugar! Si eso era civilización prefería el aire puro de los bosques y forestas.

Si preferís ir al otro lugar... yo no creo que tarde mucho en tomarme esa cerveza. En cuanto termine con ella me acercaré allí.

Vaya con la guerrera... si le asustan las ratas qué pasará si nos asaltan orcos...

Ratas a la brasa sería un manjar para este lugar. En  las cavernas es de lo poco con patas allí, las tomamos a menudo y no están mal. Seguro que el gnomo las ha probado...

No tengo nada en contra de las ratas si no están rebozadas en sus propias heces, señor Martillo de Plata, como sin duda estarían aquí. En todo caso el sitio sería un lugar excelente para los estudiosos de la biología, pensó mirando el lugar con más atención. Luego, desde donde estaba (el umbral del edificio) se dio la vuelta para mirar la calle.

Tocó el hombro de Heskan y le dijo al oído. Señor, parece que veo ahí otro establecimiento. Tiene una espada colgando de la puerta, o algo parecido. Swinging Sword, o algo así ¿verdad?

El gnomo estaba acostumbrado a la tierra, pero no a la suciedad. En su rostro se dibujó la lástima que le provocaba el estado deplorable de la construcción. -Mientras más tiempo paso en la superficie más me doy cuenta que, las criaturas de la luz, son absurdamente ignorantes del bienestar que les procuraría respetar la naturaleza y vivir en comunión con ella, en lugar de destruir sus árboles para que terminen como tablas podridas. Pensó al tiempo que caminaba al interior de la pocilga que Galmor llamaba taberna.

El enano fue el único que confió lo suficiente en su férrea constitución para pedir algo de beber. El resto, como Anrührefelsen prefirió mantenerse sano. –Las ratas terribles no son una mala elección si se les sabe elegir con cuidado, pese a esto suelen tener muchas enfermedades, en alguna ocasión ayude a un par de Kuo-Toa que comerciaban con mi padre, se habían enfermado por comer ratas terribles crudas a falta de otra cosa para comer. Comento al grupo ante la observación de Galmor, mientras pasaba su pulgar por el pedazo de oreja derecha que le quedaba, mientras con más paciencia que entusiasmo, espero a que el enano terminase su trago para salir de aquel lazareto.

De atrás de la barra sale un humano corpulento. No es muy difícil darse cuenta que es una persona forjada a través de peleas y contiendas, ya que sus profundas cicatrices son visibles desde lejos.

- ¡¡BUENOS DÍAS! - dice alegremente - ¡¡Y bienvenidos!! Ahora le llevo su cerveza. Tiene suerte, es el primero en llegar, así que está helada y a punto. - a pesar de ver su sufrida cara rasgada, su carácter se contradice completamente a su ser físico.

Lleva una enorme jarra de cerveza a la mesa, fácilmente 1 litro de cerveza, dorada como el oro y con pequeñísimas burbujas explotando en la superficie. Han visto muchas cervezas en sus años, pero jamás una tan pura y cristalina como la que tienen al frente. Pareciese ser la única luz decente dentro del tugurio donde están sentados el enano y el gnomo.

- ¿Qué esperan? Adelante, adelante. ¿Quieren un par de cervezas también? - le dice al grupo que todavía estaba en duda de si ingresar y contraer alguna enfermedad infecciosa.

El enano le da un trago como de prueba a la bebida y nota como una hermosa connotación de lúpulo y miel juegan en sus papilas gustativas, teniendo una bajada suave por la garganta. El orgullo de los enanos le iba a impedir expresar su opinión abiertamente, pero seguramente si debía ser honesto, esta cerveza podía competir tranquilamente con las mejores preparadas por sus congéneres en las profundidades de las montañas. 

El enano observó con detenimiento la cerveza mientras el posadero se la servía. A primera vista parecía ser buena, pero su paladar era muy exigente. Con una sola mano tomó la enorme jarra. El grueso puño de Galmor se aferró al asa y lentamente se la  acercó a la boca para poder notar su aroma.   parece buena    Tras eso Su blanco bigote se hundió  en la esponjosa espuma y le dio un primer trago no muy largo, pero lo suficiente como para saborearla bien.... Y sus sospechas eran ciertas. Algo bueno tenía que tener un lugar tan asqueroso como aquel para tener clientes.

Sin dejar la jarra en la mesa sentenció: Tengo que reconocer que la cerveza es buena.  Sin duda alguna la mejor que he probado fuera de las montañas ...

Y Galmor volvió a dar otro trago esta vez más largo, llegando a vaciar casi la mitad de la jarra sin respirar. 

AAAAAHHHHHH !!!! Y fresca de veras... Dijo mientras levantaba la jarra mirando a los que se habían quedado en la entrada en señal de aprobación. Pero los demás no parecían muy convencidos. Y dirigiéndose al tabernero dijo: - Creo que si quieres que los demás pasen  a probar tu cerveza tendrás que asear esto un poco... que nos acompaña  una dama.... ( dijo mientras pasaba su antebrazo por encima de la mesa para retirar los restos que quedaban de la juerga anterior)  Y darles alguna otra buena razón para quedarse aquí....

Y el enano volvió a darle otro trago a la cerveza hasta que esta vez sí ,dejó la jarra en la mesa con apenas un cuarto de su contenido original.

El gnomo observo la cerveza y sin lugar a dudas llamo su atención, los largos viajes con su padre le habían educado el paladar respecto a las bebidas, ya que por algún extraño motivo todas las razas que conocía disfrutaban de las bebidas fermentadas, especialmente los enanos. –Agradeceré un tarro igual si puede usted hacerme el favor, buen hombre. Comento mientras se acercaba más a la barra dispuesto a acompañar a Galmor.  

-El viaje ha sido tranquilo Galmor, el pago fue pequeño pero el riesgo nulo, no me molestaría acompañarte si decides escoltar alguna otra caravana hacia Neverwinter o Waterdeep, es mejor viajar con personas en las que uno puede confiar. El gnomo sonrió ligeramente cuando hacia el comentario, quizá el tabernero cogiera el gancho y comentara algo interesante de aquellos lugares, algo como lo que él buscaba…