Partida Rol por web

Que bien, entonces creo que toca empacar. - comento despreocupado mientras observo a los miembros del gremio relajarse y empezar a beber.

Carne cruda, pues al cliente lo que pide, voy a la cocina a ver que tenemos hoy para servir y buscaré el trozo más grande para ti, aunque creo que vas a necesitar más que eso para lidiar con ese perro, en verdad tiene muy malas pulgas y no ha sido muy colaborativo, pero al menos es buen vigía. - le digo a la dasharii mientras me pongo en pie y me dispongo a ir hacia la cocina.

Si me necesitaís voy a estar atendiendo el salón, por cierto hay ciertas personas que creen que los bandidos fueron contratados por Crullfeld para incordiar al pueblo, pero lo dudo un poco, pues según un cazador local, ellos se alimentan de los animales de la zona. Bueno, ahora sí, vuelvo en un periquete con tu carne. - añado para finalmente marcharme a por el pedido.

Estás acostumbrada a mirar y a analizar los comportamientos ajenos, y el comportamiento de Berta no te pasa desapercibido; parece buena chica, aunque ha sido muy poco sutil en sus gestos, probablemente, debido a que aún es jóven, y esos sentimientos son complejos de manejar. Sabes que los ojos de Berta se han puesto en tí nada más que le has ofrecido la mano y hablado con Eladamri en el melodioso élfico. La mirada que te ha echado a ti ha sido de análisis, mirándote, intentando adivinar tus intenciones, y después su mirada ha ido hacia el elfo, intentando adivinar algo en él

¡¿Carne cruda, en un plato?! ¡Espero que no sea un chiste y no se la des al perro Eladamri!

Te dice el chaval con la cara un poco descompuesta.

Yo se la pongo claro claro. Coge con presteza un cuchillo y te corta un buen cacho. No puede evitar ponerle un poco de hierba de cocina por encima para decorarlo.

Cuando coges el plato ves cómo mira el filete con una cara trágica, mientras que los otros platos se estaban terminando de realizar.

Al salir ves como Berta va con las bebidas hacia la mesa, uno de los que estaba comiendo en la taberna, ha puesto el dinero sobre la mesa y ves cómo se está despidiendo con la mano. La otra persona es una señora que la has visto ya varias veces por la taberna, parece que ya no os presta demasiada atención, ya que un libro se ha llevado toda la que tenía.

Sí claro, tenemos un poco de vino blanco que por la zona, si... Te voy a traer un poco para que lo pruebes. También tenemos la cerveza especial de la Jarra Roja, es cerveza que afrutamos nosotros mismos. Pero te traigo el vino.

Le responde a Lya

Una cerveza para Roli y... 

Va tomando nota, y de repente siente un pequeño respingo del tirón de Hrönn, y a su susurro le responde con una sonrísa, recogiéndose los mechones de pelo detrás de la oreja.

Sí, claro, tenemos algo especial. Pero tengo que ir a por ello, no lo guardamos aquí, dame un momento por favor.

Mira a Alatia, esperando su comanda, pero decide tomar iniciativa y traerle una de las cervezas especiales

De las cocinas podéis oler un delicioso aroma a venado cocinado, mezclado con diversas hierbas y especias. Aunque las raciones del camino os quitaron un poco el apetito, pero el aroma proveniente de la cocina os hace salivar un poco.

La joven vuelve con dos jarras de cerveza de un color de tonos rubio arrojado. Y con una copa que tiene un poco de vino. Una de las jarras la puso delante de Alatia, y la otra la puso en el asiento vacío. La copa de vino se la puso a Lya. Al instante vuelve Eladamri con un plato con un trozo grande de carne cruda, que tiene hojas y hierbas de cocina esparcidas por encima como si de carne cocinada se tratase.

No te preocupes Ela, no hay mucha gente ahora mismo. Voy a la bodega a por algo más fuerte. Dice mientras esconde un poco su sonrisa y mira a Hrönn.

Cuando ella abre la puerta para salir Roli entra en la taberna con aire calmado dándole unos toques en el hombro a Berta. Toma asiento al lado de Hrönn.

Menos mal que los caballos esta vez han sido más rápidos. No veas los malditos goblins, eh Nornas. Y coge la jarra y comienza a beber mientras le da unas palmadas en la espalda a Hrönn. Cuenta saldada eh.

Oís unos fieros ladridos de perro y un consecuente cerrar fuerte de puertas. Nornas y Eladamri parece que no les ha sorprendido en absoluto ese ruído.

En cuanto Eladamri le pone el plato por delante a Hrönn, ella puede ver fugazmente como la cabeza de un joven se asoma desde la cocina vigilándole. Su rostro tiene cierto aire dramático, y puede ver cómo se va metiendo poco a poco en la cocina. No te preocupa, ya que el chaval llevaba un delantal puesto, y parecía el cocinero, no te era algo extraño ya que la gente al pedir cosas como carne cruda te mirasen extrañados

Nornas andaba meditabundo. Al comentario de Roli respondió con un bufido y media sonrisa mientras le daba un trago a su cerveza negra. Miró a Hrönn. Ya la había visto alguna vez por el Gremio y se había fijado en ella. Era imposible no hacerlo con esa cabellera incendiada en llamas. Nornas se vió entonces reflejado en la copa oscura y gruñó. Liquidó la cerveza de un trago y se puso en pie. 

-Voy a ver al chucho. A ver si lo convenzo para que se haga mi amigo.

Alatia bebió de su cerveza no pedida. Estaba buena y tenía sed, apuró algo más de la mitad de la jarra.

- Está buena esta cerveza - comentó a Berta, con media sonrisa.

Al ver levantarse a Nornas, se puso en pie.

- Te acompaño, además quiero echarle un vistazo al prisionero.

–Me alegra ver que has aceptado esa cerveza, viejo. Por un momento pensé que ibas a marcharte de vuelta sin permitirme saldar esa deuda –dijo a Roli cuando éste por fin se sentaba. 

–¡Vaya olor trae ese venado! ¿Y decís que esos idiotas se fueron de caza en medio de la travesía? ¡Menudos piezas! –dijo al escuchar la historia del venado, tras lo cual soltó una sonora risotada.

Otra carcajada sorprendió a sus compañeros cuando el elfo llegó y posó en la mesa la carne cruda con las hierbas decorando el plato.

–Oh, no hacía falta tanto esmero, aunque le resultará más natural. Creo que aquí ha habido un malentendido. Si, soy del norte, alta y no tengo modales refinados como los del sur. Pero no soy una vil goliath de los picos de las Jade orientales.

Hrönn hizo otra pausa para reír, tras lo cual prosiguió.

–Aunque podamos comerla así si la situación lo requiere, tradicionalmente cocinamos la carne. Ésta es para el perro. Cuando vuelva quiero una como aquella. Poco hecha, gracias –dijo señalando el plato de venado cocinado.

Cuando el clérigo se levantó para ver al perro, ella hizo lo propio agarrando el plato.

–Cuando termines de hacerte con su amistad, déjamelo a mí.

Ahhh no soy yo la que le interesa jajajaja

Chiquilla...

- Mejor tráeme una jarra de cerveza y un poco de ese vino – le contestó alegre.

Probó primero el vino con un leve asentimiento para ser educada y luego disfruto de la jarra de cerveza junto a los demás, aunque no bebía tan rápido como Alatia. No había motivo para ello.

Se levantó junto a los demás.

- Si vais a ver al perro, yo iré con el prisionero. – anunció con su desenfado habitual – Me apuntaré a un buen plato de ese venado cuando acabemos.

Esperad un momento todos, dividiéndose así, no conseguirán nada, lo mejor es que uno sólo vaya con el perro y los demás tengamos una plática con el prisionero.

De ese modo, no habrá intermediarios ni cabos sueltos, la información os llegará directamente de la fuente, sin intermediarios. - digo, levantando la mano para llamar a la calma a los aventureros.

¿Qué decides Alatia? Después de todo, tu estás a cargo.

- Pensaba que estaban juntos. - Alatia quedó dubitativa por un par de segundos. - Yo también tengo ganas de ese venado y no quisiera perder mucho tiempo, así que si no están juntos, dividamonos.

- No se qué información se puede sacar del perro, creo que es más interesante el prisionero. Tengo mis formas de interrogatorio que no suelen fallar, pero también creo que no estoy sola en este tema. - Sonrió a Lya, Alatia parecía que empezaba a relajarse.

- Estoy al mando, pero opinamos todos. Aún no os conozco como para asignar quien debe interrogar a quien. Yo voy con el prisionero, que cada cual vaya donde considere que sus habilidades le permitirán obtener la información que necesitamos.

- Y no nos entretengamos. Quiero pronto otra cerveza y un buen pedazo de venado.

Llamó a Berta con un gesto.

- Quiero un tarro de miel para llevármelo luego a la habitación - le sonrió - por si luego me entra más hambre. Tenlo preparado para la vuelta, por favor, el que tengo casi se ha acabado.

Sí claro. Te responde berta. ¿Algo así? Te dice enseñándote un tarro de unos 20~45 ml

Ahora resultaba que Alatia era una osezna… quizás fuera una cambiaformas. ¿Quién si no llevaría siempre un tarro de miel encima para cuando le diese hambre? Que mira que había cosas que se podían llevar para matar el hambre entre horas…

- Bien. Si quieres te ayudo, Alatia. Hacemos eso de… ya sabes… chica mala y chica buena… o lo de chica mala y chica peor – propuso divertida – El estilo que prefieras.

Salís todos juntos de la taberna, vosotros dos os despedís de vuestros compañeros, quienes van a dar un pequeño rodeo al molino para llegar.

Mientras tanto vosotros simplemente os ha costado girar la esquina de la taberna para llegar a la pequeño patio, donde un pozo protagoniza el centro de la misma. Veis a un perro tirado en el suelo con las orejas atentas, y en cuanto ponéis un pie en vuestra dirección, el perro se levanta del suelo amenazante, mostrándoos los dientes y gruñendo. Parece que está fuertemente encadenado.

Salís a una de la taberna, vosotros tres os despedís de vuestros compañeros, quienes van a ir a ver si pueden sonsacarle algo al cánido.

Eladamri va en cabeza, y habéis comenzado a ir un poco por la linde del bosque hasta llegar a un molino abandonado. Los muros se mantienen fuertes, mientras que la rueda que daba al río está totalmente destrozada, quedando simplemente el eje. Subís por las escaleras hacia la puerta y Eladamri con su llave abre la puerta, una vez que entráis vuelve a cerrarla. Queda muy poco del tejado, y allí véis como hay algunos barriles. El interior está bastante limpio. El elfo se agacha y comienza a quitar algunos maderos y trastos, dejando a la vista una trampilla hacia un sótano.

Tu halcón sigue sobrevolando el pueblo, de momento está tranquilo, lo único que llama tu atención es que Nornas y Hrönn están cerca del perro, pero por otra cosa, no hay nada en especial más allá que algún que otro pueblerino que sale o entra de alguna casa.