Partida Rol por web

Hrönn fue traduciendo a Nornas conforme el perro hablaba.

–¿Qué piensas, sacerdote? Si tienes alguna pregunta, hazla y le traduzco.

–*¿El ser de orejas picudas es el mismo monstruo grande y peludo que os entrenaba?*.

El perro te niega con la cabeza.

*No, el que nos entrenaba se llamaba Olott, Osgoll, o algo así. El de las orejas picudas parecía quien mandaba allí, no sé cómo se llama

Alatia se acercó a sus compañeros con cara cansada.

- Hrönn, Normas, ¿Cómo vais? ¿Habéis conseguido sacarle algo a este animal?

En voz baja murmuró.

- Hay un nombre que quizás provoque alguna reacción en él... "Kilbo"... Ojo, podría matarle.

-Ollot era el nombre del osgo que matamos, sí. Ese elfo (si es que de eso se trata parece ser el líder de verdad). Pregúntale si sabría encontrar el campamento y si nos llevaría allí.

Entonces se abrió la puerta y entró Alatia. Nornas se volvió hacia ella, sorprendido. La escuchó y asintió con la cabeza.

-Algo, sí. Parece que Hönn se ha ganado su respeto y va a colaborar. Está bien, de momento no mencionemos ese nombre. Al menos hasta que hayamos sacado lo que queramos de Dest. 

La refugiada asintió al sacerdote y le hizo una seña al perro para que se tranquilizara cuando llegó la elfa.

–¿Te dijo el bandido quién era esa persona o ser? –preguntó a la elfa. –Según las palabras del perro, entiendo que esos esclavistas pueden estar transformando personas normales en monstruos. ¿El tabernero y la niña cuándo llegaron aquí? ¿Es posible que hayan sido convertidos por esos bandidos y luego escaparon, y por ello que estén ahora buscándolos?

Luego se viró hacia Dest y continuó con su peculiar charla a ladridos.

–*Dest, ya te dije que es una mierda seguir esas órdenes. Pero has renegado de tu libertad, así que si vamos a ser amigos deberás comportarte y atacar sólo a quien te digamos. Eres una bestia lista, así que sigue esas cuatro reglas y todo irá bien. Ahora te voy a quitar esa cadena, parece demasiado ajustada. Prométeme que no vas a atacar a esos dos monstruos*

Hrönn se acercó y con gran temple rodeó con sus brazos la cabezota del can para poder quitar el nudo. Cuando se percató de lo fuerte que estaba hecho el lazo, lo compartió con sus compañeros.

–Alguien fuerte debió hacer este nudo.

–*Bien. Ahora te traeré la pata prometida. Mañana quiero que nos guíes hasta el campamento de los bandidos. Tendrás vía libre para destrozar a cualquiera de ellos, pero no quiero que ataques a los prisioneros*

La pelirroja norteña asumía que el animal los iba a llevar hasta el campamento. Y debido al temperamento del perro y al entrenamiento al que había sido sometido, la muchacha trataba de ser autoritaria pero también darle algún incentivo para que cooperase.

- Si voy a por Nornas para cuando regresemos este ya se habrá muerto y a saber si el tatuaje te lleva a ti también por delante, Ela. – le repliqué en élfico mientras realizaba una llave al prisionero para sujetarlo. No era fuerte, pero tenía maña y había aprendido un par de trucos en las calles en las que había vivido media vida.

- Tranquilo, vamos a hacer que pare, pero te va a doler mucho. Luego te buscaremos la ayuda de un clérigo. Conocemos a uno – le dije sin tener que mentir, aunque ocultando parte de la información. Ella pensaba realmente a Nornas, aunque no podía garantizar que él fuera a ayudarle viendo como eran sus nuevos compañeros; un elfo torturador y una deprimida que le importaba la vida humana menos que la mierda de un perro. Una cosa era matar en la batalla, y otra dejar morir como un perro a un prisionero. Había líneas que ella no estaba dispuesta a traspasar, aunque fuera un mal nacido como este. Cuando comenzabas a hacer esas cosas por buenos motivos tardabas menos de lo que creías en hacerlo por motivos no tan buenos y luego por motivos malos.

- Cuéntame, como es Pharan. ¿De qué hablas con él? ¿Sois buenos amigos? – comencé a hablarle como si quisiera darle conversación para distraerlo del dolor, pero en realidad quería sacar suficiente información como para hacerme pasar por él y que Pharan no sospechara en cuanto cruzásemos dos palabras.

Alatia asintió en silencio a Nornas mientras observaba como Hrönn llevaba el asunto.

A Dest se le erizó el pelaje en cuanto vió a Alatia, había algo en ella que él parecía temer, y enseñando los dientes se lo dejó claro. No parecía que fuesse a presentarle pelea, ya que estaba caminando hacia atrás.

*Tu amiga tiene un olor extraño*

En cuanto te pones a quitarle la cadena te sigue respondiendo

*¿Qué? ¿Para qué la quitas, peleamos ahora?* Te pregunta

*Con tal de que me dejéis pelear,a mi no me importa hacer algo más. Total, con tal de poder luchar. Además, ellos no son amigos míos*

Con la llave de Lya, la fuerza innata que ese bandido estaba utilizando subconscientemente quedó reducida, no sin antes monstrar un poco de problemas.

Pharan es... Un elfo... Él nos protege y nos... Aaaaagh... Busca presas, como el viejo ese. Él paga muy bien, deberias... deberías unirte a nosotros... Y así pagar tus deudas... Además te hace tatuajes así de chulos...

Dice entre gritos de dolor, no parece que te estuviese hablando directamente a tí, si no a alguien. Como si esa conversación fuese una conversación con alguien muy lejano.

Gracias a que Lya inmoviliza con destreza a aquel bandido, finalmente puedo extirparle el trozo de piel donde lleva grabado aquel tatuaje arcano con lo cual su vida se encuentra a salvo al menos de momento.

Vaya que costó, pero al menos esa cosa no hará más daño, así que ahora puedes soltar la lengua sin temor. - le digo al bandido mientras arrojo el pedazo de piel a un balde para luego arrojarlo al fuego.

En verdad va a necesitar una buena sanación, aunque de momento sobrevivirá. Ahora responde. ¿Cuántos hombres hay en el fuerte? ¿Hay algún acceso secreto que conozcas? ¿Cuántos puestos de vigilancia hay? ¿Qué tan diestro es Pharan con la magia? - pregunto al tiempo que  aplico presión en la herida para detenernel sangrado y le produzco un poco de dolor, para que vuelva a tomar consciencia de su situación.

Lya, por favor, ve por Nornas, necesitamos que lo cure para poder sacarle más información, de momento está estable, pero sin un tratamiento adecuado, pues podría empeorar y rápido. - sentencio con seriedad.

Al quitar el tatuaje Eldamri y Lya vieron cómo hilillos pegajosos conectaban la piel con el tatuaje.

Al arrancar la piel y echarla a un lado podéis ver por el rabillo del ojo como una fina aura negra la envolvía y parecía que desaparecía.

Para vuestro terror aquella luz púrpura era todavía más intensa debajo de la piel. Eladamri al aplicarle presión a la herida notaba como sus manos se quedaban pegadas a esa ensangrentada piel. 

El elfo las quitó no sin tener que hacer un esfuerzo, mientras los mismos hilillos pegajosos se habían generado e intentaban unirle al preso.

No te puedes enfrentar a Pharan, tonto, él es un mago muy poderoso, y es... Su amigo... Nosotros eramos la guarnición del oeste, guardábamos y cazábamos en está zona, la más tranquila... Ya lo sabes je je je, nosotros tenemos solamente una puerta, aunque los jefes tienen la llave para la otra... Pero Olott guarda esa entrada...

​​​​​​El tatuaje termina haciendo un gran resplandor que ilumina toda la sala, y la cabeza del bandido cae vencida hacia abajo.

A simple vista no parece mostrar signos vitales.

Nornas entró por la puerta, razonablemente satisfecho como cómo se había desarrollado todo. Gracias a Dest mañana localizarían el campamento y, ahora que tenían refuerzos, tenían posibilidades de conseguir un éxito. El sacerdote estaba cansado, asi que se sentó en un banco a disfrutar de una cerveza negra y se sintió mucho mejor.

–*¿A qué te huele? ¿A elfa? No... No vamos a pelear ahora. Pensaba que estarías más cómodo sin él, pero si te sientes más tranquilo y con menos ganas de matar con el collar puesto, te lo vuelvo a poner. Ésta noche no habrá peleas. Mañana será tu gran día, debes descansar* –respondió al animal.

La norteña esperaba no tener que arrepentirse de ello, pues el chucho parecía haber sido criado por y para la matanza, pero con la ayuda de sus dones y un trabajo constante podrían hacer de él un buen compañero de viaje. En cualquier caso lo principal era que los guiara hasta el campamento y, con suerte, que sirviera al menos de distracción y caos durante el combate.

–Nornas, supongo que querrás sacar al viejo de ahí, ¿no? Vamos con el resto. Necesitamos poner en conjunto toda la información y trazar un plan. El chucho me ha dicho que son muchos, cuentan con otros perros de pelea como él y no sabemos si también con algún monstruo.

Nornas le contestó  de camino a la taberna.

-La llave la tiene la chica rata. Si quieres hablar con Nager debemos ir a la posada y hablar con ella. Igualmente, sin explorar el campamento y ver cómo está establecido, poco podremos discutir en términos de estrategia. Debemos localizarlo y analizar cuales serán nuestros pasos desde allí.

- ¿Chica rata? - Alatia puso cara de asombro - Creía que el que era un hombre-rata era Nager. ¿También la posadera? ¿Todo el pueblo? Creo que sería bueno que nos contaseis acerca de los hombres-rata del pueblo y sobre todo si son agresivos.

La muchacha era consciente que no le agradaba al perro, pero no le importaba lo más mínimo. Si el animal quería vivir lo mejor sería se acostumbrase a ella y mantuviera la distancia. No hizo ningún gesto ni nada especial, sobre todo para que el animal siguiera confiando en Hrönn.

- Vamos, ¿está ese Nager en la taberna? Os acompaño.

–El tabernero está ahí dentro. Tendremos que pedirle la llave a la niña, o que venga ella a sacarlo. Ahhh, vamos a ponernos al día con todo esto. Necesito tomar algo, tengo la boca reseca de ladrar... –dijo la dasharii al tiempo que se encaminaba hacia la puerta.