Partida Rol por web

Alatia bufó, cada cual quería hacer lo que le diera la gana, eran un grupo totalmente descoordinado. Quizás había sido su culpa, por ser el oficial de más alto rango del grupo, pero había decidido que no iba a imponer ninguna autoridad y así iba a ser.

- Mal vamos si cada uno quiere hacer lo que quiera, pero no voy a obligar a nadie a hacer lo que no quiera. Yo no creo que estemos en condiciones de enfrentarnos a todos los bandidos, posiblemente licántropos, que hay en el fuerte y ni siquiera conocemos el poder del líder o los lugartenientes del mismo como para enfrentarnos a ello.

- Sí, mi idea inicial era rescatar al Dragon Hada y al hombre lagarto. Necesitamos una prueba sólida para pedir al ejército que actúe. Ha sido una sorpresa ver que había más prisioneros y, ciertamente, no esperaba encontrar una forma de comunicarnos con los animales.

- Creo que ahora mismo tenemos la responsabilidad de la vida de estos prisioneros en nuestras manos. Atacar a ciegas es un suicidio y no, no me hace gracia dejar los huevos del Dragon Hada, pero intentar rescatarlos puede significar perder todo.

- El más sensato que veo aquí es Hrönn, estoy con él que debemos salir de aquí con los que hemos rescatados, pedir ayuda y resistir lo que podamos en el puerto. Para huir necesitamos una distracción.

- Como ya he dicho, puedo volverme invisible y volar, pero si Lya quiere hacer el trabajo de iniciar el fuego por mi no hay problema. Una de las dos debe acompañar a los prisioneros en su huida, ocultarlos e intentar llegar con ellos al pueblo o a un sitio desde el que puedan llegar a sus hogares. Me da igual si quieres iniciar el fuego o proteger a la gente, lo que tú no hagas lo haré yo, así que elige.

- Y Eladamri, no creo que tengas poder o capacidad para hacer lo que pretendes, pero no te voy a parar. Elige lo que consideres que debes hacer, pero no nos pongas en riesgo. Si lo que quieres es rescatar a todos los prisioneros, los huevos, atacar el fuerte y matar a todos los que están dentro... tú mismo... pero espera a que los prisioneros que tenemos aquí estén a salvo.

- Resumiendo, este es mi plan: Lya o yo creamos una distracción, un incendio en las caballerizas por ejemplo. En la confusión Lya o yo, la otra, junto con Hrönn, huimos con los prisioneros a un lugar seguro. La que se haya quedado también aprovechará la confusión para escapar por sus medios del fuerte. Eladamri esperará o aprovechará la confusión para intentar el rescate del resto de prisioneros y... no se... cumplir sus planes. Eso o se une al grupo de huida para protegerles si son descubiertos de una posible persecución.

- Si lo veis bien solo queda decidir quien de nosotras dos inicia el incendio, Lya o yo.

- Yo iniciaré el fuego y si despues puedo en la confusión intentaré liberar a los prisioneros de arriba. Si Eladamri me quiere ayudar con esta segunda parte, se lo agradeceré, pero igualmente entenderé que se marche con vosotras para proteger a estos prisioneros.
- Con el fuego si os ven huir con los prisioneros mandaran a pocos bandidos para perseguiros, si es que mandan alguno, pero si lo hacen eso me ayudara aqui a mi y dudo que a vosotros os supongan un problema.

¿Libre? ¡Libre! ¡Dulce libertad! ¡Ábreme! ¿Sí?

Ves como la desplumada monstruosidad canta en un extraño modo de felicidad mientras le da picotazos a la puerta para que le abras

Notas como tu magia de hablar con animales se va desvaneciendo, sientes como podrás hablar un poco más, pero no te queda demasiado tiempo*

El dracónido con un ataque mal dado ha dejado su posición al descubierto, y el lagarto aprovechándose de su ventaja le propina dos potentes golpes, dejando al dracónido casi en sus últimas, aunque parece que va a seguir dando pelea, ya que está volviendo a inhalar aire y sangre preparando lo que tal vez sería su último aliento de fuego

Alatia asintió a Lya.

- La lucha arriba está terminando. Lya, puedes empezar, en cuanto se inicie el tumulto saldremos a descubierto para huir por el bosque.

- Hay que reunir a los prisioneros que vayan a huir cerca de la puerta secreta para salir en cuanto se pueda. Hrönn, controla a las bestias y explícales más o menos lo que vamos a hacer.

Alvina toma altura para poder mirar las murallas de la parte de la puerta secreta y seguir el combate aunque con menos detalle.

Nornas carraspeó, recordando a todas que aún estaba ahí.

-EJEM! ¿Qué quieres que haga yo, niña?

¿Por qué pensará que soy un hombre? –pensó mirando de reojo ala elfa –... Mis pechos son más grandes.

–Este... pollo también quiere salir. Si queréis podemos encargarnos Nornas y yo de llevarnos a los prisioneros, y vosotras acompañáis al elfo, a ver si encontráis al resto de cautivos. Me fastidia tener que perderme la diversión, y al chucho ni te digo... Pero es lo que hay. No os arriesguéis en demasía.

La dasharii se viró para coordinarse con las primeras bestias y criaturas que subirían.

Alatia miró a Nornas, no le había dicho nada acerca de qué hacer. Había estado callado ayudando con la apertura de las celdas.

- No deberíamos quedarnos muchos por aquí o nos descubrirán. De verdad, me gustaría salvar a todos los prisioneros pero quiero asegurar a éstos y además proteger al pueblo si es posible.

- Yo dejaría la misión de incendiar la fortaleza a Lya y todos los demás nos iríamos a proteger al pueblo y cuidar de los prisioneros. En el pueblo podemos luchar y preparar el terreno. Incluso si Lya juega sus cartas no tendría ni que huir, podría permanecer infiltrada entre los bandidos.

- Eladamri creo que mejor vendría con nosotros, pero hará lo quiera independientemente de lo que diga. Hrönn - ¿porque pensaba en ella como un hombre? quizás su porte tan fiero le había confundido -, Nornas y yo protegeremos a los prisioneros. Al principio crearé una ilusión para cubrirnos, pero aunque el fuego distraiga a los bandidos no tardarán en darnos caza. La idea es que tengan que dividirse para buscarnos e incluso si Lya está infiltrada puede crear confusión que nos de más tiempo.

- Pero no creo que lleguemos al pueblo sin luchar con alguno de los bandidos. Ahí es donde Hrönn y Nornas tendrán su misión principal, luchando y comandando a los animales. No soy buena luchadora. Si Eladamri viene con nosotros su ayuda será también crucial para proteger a los prisioneros, pero si se queda aquí podrá intentar liberar a los restantes en la confusión.

- Los pasos a seguir, por tanto, son: primero Lya debe irse ya, camuflarse e intentar llegar a las caballerizas. Una vez allí crear un fuego. En la confusión saldremos por la puerta secreta todos mientras yo creo una ilusión que nos cubra por si queda algún vigilante o ya me haré cargo de él. Mientras Eladamri habrá tomado su decisión de quedarse e intentar luchar por los prisioneros restantes o acompañarnos.

- En la huída Hrönn y Nornas cubrirán vanguardia y retaguardia, como deseéis mientras que Alvina y yo iremos creando pistas falsas y retrasando a los posibles perseguidores, junto con Eladamri si nos sigue.

- Lya y Eladamri (si se queda) crearán confusión aquí en la fortaleza. La idea es retrasar lo suficiente a los bandidos y lo mejor sería hacerles creer que los presos se ha fugado sin un plan concreto, por lo que los buscarán por el entorno de la fortaleza. Mientras, si hemos alcanzado al pueblo prepararemos las defensas.

Ya había hablado bastante. La defensa del pueblo no iba a ser fácil, ni mucho menos, pero todo llegaría a su tiempo.

- Por tanto, quien inicia el ataque es Lya. Puedes salir cuando quieras. El resto llevemos a todos los prisioneros frente la puerta secreta para salir en cuanto se inicie el incendio.

Muy bien Alatia si deseas irte, pues adelante, yo intentaré sacar a los demás prisioneros, si la cosa se complica huiré y le prenderé fuego a las mazmorras, no pienso esperar a que la pelea termine o a que ustedes huyan, tampoco voy a armar un alboroto en el fuerte para atraer atención hacia mi.

A la primera señal de riesgo me largo, no soy idiota, sé que esta es una pelea que no puedo ganar, pero tampoco puedo dejar a los demás prisioneros atrás, por eso quiero aprovechar mientras los bandidos están distraídos con su coliseo para investigar el lugar y de ser posible rescatar a los demás prisioneros. - respondo mientras me dispongo a ponerme en movimiento.

Nornas entrecerró los ojos. Había dudado de las capacidades de liderazgo de Alatia desde el principio pero ahora estaba demostrándolas de manera satisfactoria. Nornas estaba encantado de obedecer a un líder decidido, así que se preparó para proteger a los prisioneros.

–Sea pues –dijo Hrönn, asintiendo al definitivo plan.

–Pero no me gusta la idea de que te quedes aquí, aunque sea camuflada, ni que vuelvas tú sola... o con el elfo al pueblo por el bosque. Intentaremos que haya alguien... o algo que te guíe hasta nuestra posición o te proteja durante el trayecto. Si te parece bien, dirígete a la parte noroeste del fuerte cuando termines –concluyó luego en dirección a Lya.

–Elfo, es muy loable lo que pretendes, no seré yo la que te lo impida. Pero como ya hemos comentado, debemos asegurarnos de que los que hemos rescatado llegan sanos y salvos a lugar seguro. Y debemos asegurar la defensa o la evacuación del pueblo. Ya habrá tiempo de rescatar al resto y ajustar cuentas.

Le empezaban a caer bien la muñequita y el testarudo elfo. Pero la primera era parte del gremio, y había prometido a Lucien que esta vez no habría bajas, al menos no por su culpa. Y el otro era un justiciero ambulante, completamente libre para hacer lo que le diera la gana y elegir el lugar y el modo de morir.

–Kes, ¿podrás llegar tú y tus... amigos acuáticos hasta tu tribu por vuestros medios, o necesitaréis ayuda?* Vamos, es hora de salir.

La dasharii hizo un gesto a los lobos y a la cocatriz para que fueran subiendo sin hacer ruido.

–Siento que mi concentración se desvanece, pronto no podré comunicarme con ellos.

Muy bien, entonces cada quien a lo suyo, con algo e suerte Lya y yo los alcanzaremos en breve. - le respondo a Hrönn mientras le ofrezco mi mano para tomar su antebrazo en señal de hermandad.

La ruda dasharii se había ganado todo mi respeto al igual que Nornas y Lya, por lo que esperaba poder reunirme con ellos en breve para combatir a su lado. - ¡Venga daos prisa! el combate terminará en breve y las cosas se pueden complicar si no tienen otro programado. Lya, si escuchas que inicia otro combate, por favor espera un poco antes de encender el fuego, si la cosa se complica o veo muchos guardias, huiré y enviaré a mi familiar para darte la señal para que inicies el fuego.

Con suerte estaremos saliendo de aquí en unos pocos minutos. - dicho esto me pongo en marcha hacia los niveles superiores en busca de los demás prisioneros.

Alatia miró con indiferencia a Eladamri. Desde el primer momento había demostrado que iba a ir a la suya, solo esperaba que no les delatase y pusiera en peligro la vida de estos prisioneros. Lo mejor era dejarle hacer lo que quisiera.

- Hrönn, intenta que comprendan que han de mantenerse lo más silenciosos posible antes de que pierdas la capacidad de comunicarte con ellos. Alvina está ya vigilando la parte exterior de la puerta. Nornas, parece que tu orientación es muy buena ¿recuerdas el camino al pueblo? ¿puedes liderar la marcha? Yo iré en medio de momento ocultando y Hrönn cierras. ¿De acuerdo?

- El hombre lagarto debe acompañarnos un poco al principio, luego puede ir a su poblado, en cuanto estemos a una distancia segura.

- Os doy el aviso de partir en cuanto se inicie la distracción.

Los dos con sus últimas fuerzas levantan sus espadas, y se enzarzan por última vez con golpes muy violentos. Todo el mundo está expectante, y con ánimos. El último golpe lo asesta el lagarto, cruzando el rostro del dracónido con su arma.

El ser de escamas rojas da unos pasos hacia atrás, y su espalda comienza a desfallecer junto con sus piernas. Una luz verde luminosa lo envuelve. Es Pharan utilizando magia sobre él. El cuerpo cae al suelo, pero parece que sigue respirando. El lagarto cargado de ira se lanza de nuevo hacia él. Pero con un rápido movimiento el Osgo ha saltado a la arena y le ha atrapado el cuello con sus cadenas, llevándolo al edifico principal.

¡Muy bien! 

Dice el líder

Dildris, hoy nos has fallado, pero la próxima vez espero que lo hagas mejor, o ya sabes que destino tendrás. Respecto a ti lagarto... Te daremos un buen uso, tu envío será bien recibido por Kilbo, no te preocupes.

Con un gesto de cabeza se vuelve a sentar.

Id a por los elegidos para el plato principal... ¡Los dos jóvenes de Garedoth!

Después de decir esto el oro, la plata y el cobre corren entre los asientos con voces agresivas, tirones, risas y maldiciones. Mientras vais observando, el dracónido ha subido a las gradas, y está sentado entre los propios bandidos, pero el arma del lagarto se ha quedado tirada y abandonada en la arena.

Si os fijáis en Pharan, un hombre con ropas de la corte ha aparecido detrás de su asiento, acercándose a él y susurrándole algo al oído, y acto seguido, volviendo a desaparecer detrás de aquel sitio mucho más cómodo.