Partida Rol por web

El bandido conforme te ve lo último que es capaz de ver son tus decididos ojos cargados con decisión; nota con sus piernas tiemblan y sus ojos se cierra irremediablemente, cayendo su cuerpo contra el suelo con un seco plof

Escuchas los gritos de ánimo de aquellos rufianes hacia el combate

Lanzas una bola de fuego tras otra, no tienes dificultad alguna, y la paja parece recibir de buena manera al fuego, casi como si se complementasen.

Te sientes envalentonada por aquellas bolas de fuego y la facilidad del mismo, te daría tiempo a escapar, y antes haber montado un buen alboroto. Pero los relinchos y las miradas nerviosas de los caballos junto con un golpe seco proveniente del pasillo del que aquel bandido se tenía que haber ido, te distraen antes de lanzar la última bola, y sientes como tu cristal arcano comienza a temblar como otro fallo. Apoyas los pies contra el suelo con fuerza...

La palabra del semielfo que dice en élfico antes de dar la palmada es sencilla:

Mordedura

En el momento en el que los jóvenes se transforman ves como Eladamri ha ido justo detrás de aquel bandido protegido por la sombra.

Ves como los jóvenes-ratas comienzan a lanzarse mordisco y dentadas brutales la unas a las otras. La sangre corre y pinta toda la arena. Parece que una de ellas está dominando a la otra. Mientras tanto los bandidos están allí lanzando gritos de ánimo a ambos contrincantes

…y salí volando hacia atrás aterrizando sobre el culo gordo que había adaptado de aquel tipo. Sacudí la cabeza para desaturdirme y me guardé rápidamente el cristal en la manga; mejor dejarlo ya y salir de allí cuanto antes.

Me puse en pie y proseguí con mi plan de largarme de allí antes de que llegara gente.

Caes hacia atrás golpeándote con el trasero contra el suelo.

Notas el golpear de tus dientes, aunque el golpe ha sido contundente y te ha dolido, no ha sido lo suficientemente fuerte como para causarte un daño real. Te mueves un poco en el suelo y mirando hacia el tunel por el que se fue aquel bandido al que copiaste su identidad. Y allí lo ves, con su cuerpo tirado contra el suelo y una sombra amenazante encima del cuerpo.

De un fuerte sonido ves como alguien idéntico a aquel bandido cae sobre el suelo mientras estás encima del bandido debatiéndote internamente acerca de qué hacer, está mirando hacia tu dirección.

Ouch.

Suficiente.

Me puse en pie negando con la cabeza.

Oh maldita sea.

A ver… opciones para esa sombra… Eladamri… si es él se dará cuenta de que va a matar dos veces al mismo bandido y se parará antes… si es alguno de los prisioneros que se ha escapado… más de lo mismo… y si es otra cosa… más de lo mismo… Mejor quedarme con este aspecto. Solo espero que no sea otro de los bandidos matando a uno de ellos por una venganza o algo así…

Avancé lo que pude hasta la puerta para observar sin que me vieran. No tenía tiempo, pero podía tomarme unos segundos para asegurarme de que estaba viendo.

Observo al bandido recién llegado y me giro hacia él, sin perder tiempo saco el látigo y me dispongo a atacar.

Dime dónde están los prisioneros y te dejaré vivir. - digo en forma amenazante mientras me apresto para descargar sobre él un violento golpe de cadena si es que siquiera intenta dar la alarma.

¿Y bien vas a hablar o prefieres morir? - pregunto con todos los músculos en tensión, listo para atacar. El otro bandido tardaría lo suyo en despertar, así que, con suerte podría cargarme a este y conseguir mi objetivo, pero sin duda mi situación se había complicado y mucho.

Viendo claramente que se trataba del elfo di un paso a la luz dejando ver claramente al "hermano gemelo" del bandido que yacía a los pies del mago. Las manos bien en alto en señal de rendición.
- Eladamri, soy yo, Lya. Corre de aquí que está que arde. Yo voy arriba. - confiando en que ahora me reconocería a pesar del aspecto salí y empecé a dirigirme hacia el pasillo para regresar a la zona que cominicaba con la parte alta de la fortaleza, primero despacio y luego a paso normal cuando me aseguré de que no me iba a atacar mi propio aliado.

¡Diablos Lya, te dije que esperaras!  - rezongo de mala manera mientra bajo el látigo y saco el estoque para acabar con el bandido y robarle la capa.

El combate recién inicio y los otros prisioneros están justo en esta zona, teníamos tiempo de sobra. - añado mientras desabrocho la capa del bandido y le atravieso el cuello con el estoque asegurándome que no pueda gritar.

Luego cargo el cuerpo y lo meto en un barril vacío tapándolo con la cubierta de otro.

Bien vamos por los prisioneros.

-No, no había tiempo. Había aquí una mujer que en cuanto me vio como Senit se fue corriendo por esa puerta - señalanado una puerta que probablemente conectaba con la arena - Eso me hizo pensar que fue a avisar a alguien y que pronto habrá compañía no esperada aquí. Por eso tenemos que movernos rápido. - le explicó mientras le ayudaba para tardar menos y poder ir hacia la zona de los otros prisioneros.

¡Mierda! Tenemos que largarnos ya entonces, no hay tiempo para más, la ilusión se rompe si sabes que existe. ¡Vámonos ya mismo! En cuánto den la alarma estaremos sentados a la mesa de Corellon en Arvandor. - digo mientras observo a Lya con seriedad.

Acto seguido me dispongo a correr hacia la salida, listo para hechizar a cualquiera que se nos pusiera al frente.

Veis como el fuego está comenzando a comer la paja, suponéis que en unos cuantos minutos habrá un buen fuego por aquí. Los caballos, que están justo al lado de la ardiente paja, están haciendo ruido pero con el propio ruido de la arena sus nerviosos relinchos quedan opacados.

Tenéis varias rutas por las que paseáis rápidamente los ojos: la puerta por la que la mujer escapó que da al edifico de tres plantas, el cual parece que conecta tanto la arena como aquellas improvisadas caballerizas. Podéis ver otras puertas, que han de llevar a alguna zona dentro de las torres tanto suroeste como noroeste, ambas lucen sin actividad interna.

Con las vueltas que dio Sephiroth, pensáis que para subir a la zona de los vigías deberíais subir a las galerías desde los accesos a alguna de esas torres. 

Pero aún tenéis unas cuantas rutas de escape. Tenéis tanto la puerta principal, sin tener que volver a pasar por la arena. Como también la puerta secreta, la cual os obligaría a pasar de nuevo por delante de aquel sangriento espectáculo.

- Ocúpate de los vigías. Yo me encargo de los prisioneros. Acuérdate de intentar salir por la parte noroeste. – le dije a Eladamri antes de dirigirme a la puerta que daba al edificio de tres plantas.

Ahora que el hombre al que suplantaba estaba fuera de combate me sería más fácil mantener mi mascarada. Con la confusión del fuego tardarían horas hasta encontrarlo.

Si el elfo le hacía caso o no escapaba de su control, pero confiaría en que haría lo que creía mejor para todos, para él, para ella y para los amigos que estaban ayudando a escapar.