Partida Rol por web

No, entendemos cosas sueltas -le respondí a Munro -. Cuanto más hablan, más palabras vamos pillando.

Y más lío me voy haciendo, pensé también.

Estaba claro que quería que los siguieramos, y eso hice, aunque por el camino, le di vueltas al galimatías que nos había soltado esta última vez.

jan o kute. mi mute li wile e ni: jan lawa li toki e jan sewi sin.

Había muchas palabras que no entendía, que no habían dicho más veces, pero siendo jan = persona, y sewi = dios o algo parecido, daba la sensación de que querían que viéramos a su dios o a su líder. Eso tenía sentido.

Yo creo que quieren que hablemos con su jefe -dije en voz alta.

Harry estaba intrigado con aquellos nativos, parecían bastante amigables y receptivos. Jan Harry oh. Dijo presentándose, aunque ni siquiera sabía si lo estaba pronunciando bien.

Cuando les hicieron señas para seguirles Harry no lo dudó ni un momento, pero en cuanto Donald pronunció la palabra "canibal" se quedó pensativo, ni se le había pasado por la cabeza. Esperemos que no lo sean. Contestó Harry.

Antes de llevaros a la tribu se presentó Harry Davies. Si Bonifacio les provocó una reacción de curiosidad, con este último sucede justo lo contrario. De hecho, incluso preguntan:

jan seme li mama pi jan Pali? En la tribu, o en el pueblo, las cosas son diferentes. 

Lo que sin duda llamaríamos "la tribu", consiste en un pueblecito hecho por unas pocas decenas de casas. Mejor dicho, de chozas. En la isla no parece haber nadie más, pero está en un sitio alto y fortificado. Y las casas no están sobre el suelo directamente, tal vez sea una buena idea para evitar los "pipi" -los bichos-. ¡Incluso domestican animales dentro del poblado!

La tribu está dividida por un riachuelo de agua dulce en dos, y hay una casa mucho más grande en lo alto de la fortificación (que presumiblemente es del líder).

James nunca había el más listo de los hombres. Al ver que sus amigos comían, el también lo hizo hasta saciarse, pero todo el resto era totalmente confuso—el sol les ha hecho mal a la cabeza— susurró para sí. Sus compañeros balbuceaban incoherencias que sin embargo los salvajes parecían entender—. Jan James o— fue lo único que atinó a decir, y solo porque Kaiser se lo había indicado directamente. El resto del viaje lo pasó en silencio. No sabía si era el hambre, la sed o el sol, pero seguía aturdido y le dolían las piernas, por el momento solo tenía energía mental para pensar en dar un próximo paso. La modorra de la comida tampoco había ayudado.

Ahora, frente al poblado, Quicksilver lanzó un silbido de admiración. El lugar era ciertamente bonito— Yo pensaba que los salvajes vivían todos en cavernas. Bueno, si saben construir, quizás puedan aprender un lenguaje de verdad ¿No?— dijo, casi sin percatarse de que era el único que no había pescado ni una sola palabra. 

Se dio vuelta hacia uno de los nativos.

—¿Dónde podemos dormir?— le preguntó, señalandose a él y al resto de los náufragos. Luego gesticuló el apoyar la cabeza sobre una mano a modo de almohada e hizo sonidos de ronquidos.

Ese fue el detonante de que las cosas no podían estar tan claras. De todos los extranjeros extraños que habían conocido, James no les gustó. Ni un pelo. Podían soportar a Harry, más o menos, ¿pero a James?

jan Jen o tawa. Lunali te detiene cuando ve que silbas al entrar en el poblado. poka soweli.

Y te señala a los monos, que en ese momento están haciendose gestos raros los unos a los otros y riéndose. Pero no dejan de vigilaros, e incluso de señalaros. 

Me había perdido. No entendía nada de lo que estaba sucediendo, aunque claramente era algo malo. Parecía que James no les gustaba, pero desconocía el motivo. También me fijé en la gran casa que había al final del pueblo, el lugar en el que sin duda, descansaría su líder, su jefe, y por supuesto, al que nadie que no estuviese invitado podría ir.

Pero cuando señalaron a los monos, fue como si nos estuvieran advirtiendo. ¿Serían peligrosos?

-ona mute li ike ala ike tawa mi mute -le pregunté, señalando a los monos.

El Kaiser contempla el lugar.

Le extraña un poco la salida de James. Al fin y al cabo, de niños todos hemos construido chocitas en alguna ocasión. armados con palitroques y con algun cordón en todo caso. No es de extrañar que un adulto fabrique una choza un tanto mejor que un niño.

El le repite a Lunali sus palabras

"jan seme li mama pi jan Pali... SEME?"

"Jan Seme..." Si, eso suena a una pregunta. Como si dijese "¿Esa Persona? ¿Ese "Jan"?"
Pero no entiende ni papa del resto.

Con todo, a los aldeanos simplemente se presenta como ya sabemos: "Jan Kaseli Oh"

El capitan iba en silencio contemplando y tratando de aprender lo mejor que podia sobre lo que habia en su entorno. Parecia que algo habia alterado a aquellas buenas gentes, que de momento solo los habian agasajado, alguna risa habia habido, pero nada especialmente ofensivo.

El capitan se detuvo observando a los monos y a Lunali de hito en hito.

Iba mirando las formas femeninas de la joven indígena, cuando oí a ese que nos guiaba decirle palabras secas a Quicksilver, y me detuve en seco, a mirar lo que ocurría, entrecerrando los ojos por el maldito sol.

No me extrañaba, a mí nunca me cayó bien del todo ese James. Una vez le ofrecí un remedio para las manos resecas del salitre y el viento, pero no le hizo el efecto deseado. ¿Qué podía saber yo?, tal vez le hizo alguna reacción, pero no fue para que se pusiera así.

Estaba claro que los indígenas le calaron. Y señalaron a los monos, a los cuales observé. ¿Estarían comparándole con ellos, nos estarían llamando bárbaros o ladrones...?, o peor, ¿nos comparaban con ellos porque pensaban comernos?. Un escalofrío recorrió mi cuerpo.

-Oiga, señorita Swan. ¿Qué significa "towa" y "soweli"?. Ésto es de locos. -Me rasqué la cabeza intentando comprender.

"Compañero, no es de locos" dice El Kaiser, intentando llamar al orgullo del buen compañero Dolan

"Somos la raza elegida por el altísimo. Si no podemos dominar una lengua tan sencilla como esta, no somos mejores que estos primitivos seres. Y un amo solo puede serlo, si es mejor que el esclavo"

Le dedica una mirada, de esas de desafío, como cuando los marinos se retan a beber, o a ver quien seduce a una mozalbeta en una taberna (Sin saber que es la mozalbeta quien ya les ha seducido a ellos dos, y a los tres marinos detrás de ellos). La mirada de "No hay huevos, compañero"

Miré a Kaiser mientras me hablaba, con los ojos aún entrecerrados y torcí el morro ligeramente.

-Señor Kaiser... No me gusta esa mirada. -Le apunto con el dedo, sonriendo. -Cada vez que me mira así, acabamos por los suelos y con una terrible resaca. 

Le he preguntado, creo, si es que no les gustamos a los monos. Tawa sería algo así como "hacia". De todas formas, todo lo que digamos o escuchemos tenemos que no tomárnoslo muy mal porque es solo cuestión de tiempo. 

Me detuve y miré a mis compañeros.

Nos han traido comida y bebida, se han presentado, y nos han pedido que vengamos a su poblado. No son peligrosos y sí que parecen muy inteligentes.

"Sus casas, de otra forma, si que parecen primitivas"

El Kaiser mira, si por un casual tienen cosas como jarros de barro cocido, cerámica varia, metales, como encienden el fuego y por supuesto, como navegan

"Hay cosas que tenemos, que podrían convertirnos en practicamente deidades. Algunos filosofos incluso que el Zeus griego no era más que un navegante con artefactos modernos"

Dicho esto, rebusca en su chaqueta ¿Puede haber salvado algun puro, y su mechero de cuerda?

La reacción de los nativos a James fue del todo inesperada para Harry, y al no comprender del todo lo que decían se quedó quieto y en silencio.

A lo mejor el silvido molesta a los monos. Comentó Harry encogiendose de hombros.

James rio socarronamente, divertido por la idea de haber molestado a los monos. No era el mayor hijo de puta de toda la historia, pero a veces podía ser bastante mezquino

—Pobres monitos, si les molesta que silbe se volverán locos cuando cante.— James cantaba muy mal y lo sabía, pero nada le impedía hacerlo, salvo el ocasional golpe del compañero harto de soportarlo.

Kaiser no estaba hablando con él, y no era a él a quien había desafiado. Pero así y todo asintió seguro con la cabeza, aceptando el reto. James Theodore Quicksilver no iba a ser menos. No habría mejor lengua en el mundo que su amado inglés, pero si era necesario para ser superior, aprendería esta bestialidad que hablaban los salvajes. Y si en el proceso terminaba a los golpes o ebrio en el suelo como Munro sugería, mejor. Quizás no fuera tan terrible entonces.

Lo de los monos no son gestos raros. Os parece haber visto eso en alguna otra parte, quizás en vuestra amada metrópolis...

¡Es lengua de signos!

o tawa! o tawa!

Lunali le dice (le ordena) a James que se vaya. Y le señala los monos. ¿Habrá hecho algo raro?

Por otra parte, entiende perfectamente la pregunta de Verónica: si los monos son peligrosos para nosotros

ike ala. ona mute li jan anpa, taso ona mute ken toki kepeken luka.

James está extrañado. Es cierto que no le tiene miedo a los monos, pero los locales enojados son otro cantar. Asique sin hacer más aspaviento, decidió retirarse a donde le indicaban. Era mejor no molestar a los tipos que luego te van a servir.

—mi ike seme?

James no tenía muy claro qué estaba diciendo, pero pretendía preguntar que había hecho mal ¿Fue silbar? ¿Fue "dormir"? Se encojió de hombros, no tenía idea.